Una de la grandes consecuencias del COVID-19 es que todas las tendencias que estaban en marcha en la industria de inversión y en la gestión de patrimonios se han acelerado. La forma en que se invierte, se asesora o incluso las temáticas que demandan los inversores han cambiado. Hay un ámbito más que también ha evolucionado y del que aún no hemos hablado: la filantropía.
Según una encuesta realizada a 225 perfiles HNW y UHNW (high net worth y ultra high net worth), promovida por la empresa de asesoramiento Vistra, se ha producido un aumento en las aportaciones filantrópicas durante la pandemia. En base a los datos que arroja la encuesta, la compañía explica que igual que se ha producido un cambio en las asignaciones a la hora de invertir, este tipo de inversor también ha modificado el enfoque y planificación de la parte de su patrimonio que destina a la filantropía. Es más, desde Vistra hablan directamente de un cambio en la forma de entenderlo.
«2020 ha sido un año decisivo en más de un sentido. En el ámbito del patrimonio privado, hemos visto a los clientes diversificar su asignación, algunos de los cuales han aumentado sus contribuciones filantrópicas, especialmente en las áreas de salud y medio ambiente. Dicho esto, aunque la pandemia de coronavirus ha alertado a muchos sobre la fragilidad de la vida humana, la importancia de la planificación de la sucesión aún no ha calado en la mayoría de los encuestados”, señala Chris Marquis, director global de Private Wealth de Vistra.
En su opinión, el informe también desvela que no hay un enfoque único a la hora de la planificación patrimonial y del compromiso filantrópico de este segmento de la población, y que varía considerablemente según la región geográfica. “El marco regulatorio que afecta a los patrimonios, las perspectivas o no religiosos y culturales, y la actitud de los gobiernos hacia las fortunas son factores que influyen a la hora de tomar decisiones en las diferentes partes del mundo”, añade Marquis.
Principales conclusiones
Entre las conclusiones que arroja la encuesta destaca un dato: el 36% reconoce haber aumentado su actividad filantrópica durante 2020, siendo la pandemia del COVID-19 un catalizador para ello. Y este aumento tuvo dos temáticas claras, el medio ambiente y la sanidad, que “parecen seguir siendo los principales beneficiarios de las donaciones empresariales y privadas en los próximos 12 meses”, adelantan desde Vistra.
Además, estos inversores con alto patrimonio respondieron de forma más flexible y rápida a la hora de realizar donaciones. “Se ha producido un cambio de tendencia y hemos pasado de una filantropía pasiva a una más activa, algo que la pandemia ha acelerado. Este cambio también se refleja en la participación de los encuestados en la gestión de una fundación, ya que sólo el 24% participa activamente, pero ahora el 57% de los encuestados reconoce que tiene prevista ser más activo el próximo año”, apuntan las conclusiones.
Desde Vistra destacan que la actividad filantrópica de los grandes patrimonios está conectada con la planificación en la sucesión, un aspecto sobre el que advierte que sigue faltando visión. Según los datos de la encuesta, sólo el 52% afirma tener un plan de sucesión, y esta cifra sólo se eleva al 73% entre los mayores de 60 años.
Por último, la firma de asesoramiento señala una reflexión más a la luz de los resultados de la encuesta. “Aunque la familia, los amigos y los asesores tienen una influencia clave, con el aumento de la digitalización, el 48% de los encuestados indica que utiliza las redes sociales para buscar proyectos filantrópicos y el 37% utiliza las búsquedas en internet. proyectos filantrópicos y el 37% utiliza las búsquedas en la web”, señalan. Según su valoración, este comportamiento responde y es coherente con “los tiempos en los que vivimos”, así como una mayor presencia colaboración a través del modelo crowdfunding. Sin embargo, desde Vistra advierten que esta tendencia podría encontrar ciertos límites en las exigencias de la due diligence bajo la que operan estos grandes patrimonios.