Los recursos de la tierra entran en “números rojos” pese al respiro que dio la pandemia
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios
La humanidad ya ha consumido tanta materia prima renovable como la Tierra puede producir en todo 2021. Eso quiere decir que hoy es el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra, también conocido como Overshoot Day. Se trata de un concepto de cálculo complejo, pero con una lectura sencilla: es el día en que «agotamos» los recursos que el planeta Tierra es capaz de producir en un año, es decir, este día nos hipotecamos y entramos en números rojos, consumiendo los recursos de más de un planeta.
“Esto significa que el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra llega este año con un mes de antelación respecto a 2020, que fue el 22 de agosto. Aunque este año, este cálculo está sesgado por las medidas de bloqueo para contener la pandemia del COVID-19, se puede observar hasta qué punto la sobreexplotación de los recursos naturales ha tenido lugar mientras tanto, mirando aún más atrás: en 2000, los recursos renovables para todo el año solo se agotaron el 22 de septiembre”, advierten desde DWS.
Este cálculo sobre los recursos naturales significa que, el resto de 2021, estaremos acumulando deuda ambiental, consumiendo recursos de 1,7 planetas, el capital natural de generaciones futuras. “En 20 años se ha acortado en dos meses. La excepción ha sido 2020, con los confinamientos por el COVID-19, cuando la huella de carbono global se redujo casi 15% respecto a un año antes. En China, las concentraciones de mini partículas PM 2,5 se redujeron en un tercio, a principios de marzo respecto a un año antes. Sin embargo, la tendencia a largo plazo ha vuelto donde estaba. Además, la pandemia ha destacado la contaminación del aire, que se estima mata a siete millones de personas prematuramente cada año”, explica Xavier Chollet, gestor de Pictet Clean Energy.
Ya que frenar la actividad económica es una opción poco viable, desde la industria de gestión, las gestoras apuestan por la inversión socialmente responsable. “Se necesita una transformación mucho más ambiciosa de nuestras estructuras económicas. Al respecto las ciudades están introduciendo ambiciosos planes para incentivar fuentes de transporte más limpias, previendo la prohibición de vehículos movidos por combustibles fósiles a largo plazo. Además, las promesas de emisiones netas cero de los gobiernos y empresas son un buen punto de partida. A ello se añade que la remodelación del sistema tributario global puede desalentar las emisiones de carbono e incentivar la adopción de energías renovables. De hecho las energías renovables y la transformación hacia la movilidad eléctrica, de características a largo plazo, se combinan con el apetito por las inversiones con criterios ambientales, sociales y de gobernanza y una generación más joven que invierte con razonamientos y prioridades muy diferentes, con deseo de impacto positivo. Más aún, estamos al comienzo de un ciclo largo y profundo. En muchos países, es ya más barato producir energía con renovables que de origen nuclear, de carbón o gas y sus costes caen estructuralmente, generando mayores ventajas competitivas”, argumenta Chollet.
En este sentido, la energía es uno de los temas que más visibilidad tiene. Según un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía, se prevé cuatro veces más energía eólica producida en 2030 que en 2020 y 18 veces más vehículos eléctricos vendidos en diez años, 30 millones de empleos creados por la transición energética -dos tercios en energías renovables y automoción eléctrica-. Para 2030 el 80% de vehículos nuevos serán eléctricos, 100% en 2040. Además, también para 2030, el gasto en energías limpias, incluyendo unidades de producción e infraestructuras, así como en sectores industriales, se triplicará. “La mayor parte del aumento de ese gasto se puede producir en esta década que hemos comenzado, generando un aumento del PIB mundial que se estima en 0,4% anual”, añade Chollet.
La energía está totalmente relacionada con la emisión de gases, un reto al que todos los sectores de la economía deben hacer frente. En este sentido, desde DWS destacan el papel que la agricultura y ganadería tiene. Según cálculos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), este día podría retrasarse 17 días si la humanidad redujera el consumo de carne un 50% a nivel mundial.
“Sin embargo, debido al aumento de la población mundial y la riqueza, se espera que el consumo de carne se incremente en otro 75% en todo el mundo en 2050. Si nos tomamos en serio la sostenibilidad, debemos contrarrestar rápida y decisivamente con alternativas proteicas a las de aves de corral, cerdo y ternera”, señala Tim Bachmann, gestor del DWS Invest ESG Climate Tech. El fondo invierte no solo en empresas cuyos productos y servicios mitigan el cambio climático, sino también en empresas que ayudan a adaptarse a las consecuencias del efecto invernadero que ya se están produciendo en la actualidad. «Es probable que entre 150 mil millones y 300 mil millones de dólares estadounidenses fluyan hacia tales estrategias de adaptación cada año», concluye el experto en ESG.