Hasta noviembre, 1 de cada 10 dólares que entraron en renta fija global fueron a fondos ESG

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Pixabay CC0 Public Domain. Hasta noviembre, 1 de cada 10 dólares que entraron en renta fija global fueron a fondos ESG

Los activos bajo gestión en fondos ESG globales están creciendo a un ritmo tres veces superior a los fondos no ESG, lo que demuestra la solidez que está alcanzando la inversión sostenible. Según el último informe de Bank of America, 1 de cada 10 dólares de los flujos de entrada en renta fija global se han destinado a fondos ESG en lo que va de año.

“Eso es sólo una parte de la historia: en Europa Occidental, un 63% de las entradas de bonos han ido a parar a ESG. Incluso en los mercados emergentes, donde este porcentaje se sitúa en el 25%. Sin embargo, en el caso de Estados Unidos, es el país dónde la inversión ESG tiene más espacio para crecer ya que solo el 4% de los flujos de 2021 tuvieron como destino fondos con estos criterios. Los activos bajo gestión de 900 fondos de bonos ESG globales fueron de 500.000 millones de dólares en septiembre, y los activos ESG han crecido a un ritmo 2,5 veces superior al de los activos no ESG”, apunta el informe de Bank of America.

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Teniendo en cuenta los objetivos climáticos que empresas y gobiernos se han marcado, así como el proceso de transición ecológico que se ha iniciado en la mayoría de las economías, es previsible que los activos bajo gestión en fondos ESG continúen aumentando. Por ejemplo, según estima BloombergNEF (BNEF), la inversión necesaria para el suministro de energía y las infraestructuras para hacer frente al cambio climático asciende a 173 billones de dólares hasta 2050, es decir, 5,8 billones de dólares anuales. 

La inversión masiva tendrá que provenir de una combinación de deuda soberana, deuda de agencias y supranacional, préstamos bancarios y bonos corporativos, así como de acciones e inversiones privadas. Esto está impulsando el crecimiento de los mercados de deuda etiquetada como ESG, pero los cambios en los costes de los préstamos también se están produciendo en los mercados convencionales”, señalan desde Bank of America. 

En este sentido, el informe de la entidad señala que el volumen de bonos etiquetados como ESG aumentará y su volatilidad será menor: “Hasta la fecha se han emitido más de 3 billones de dólares en bonos y préstamos verdes, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad, y esperamos que solo en 2021 se emitan 1 billón de dólares. Alrededor del 25% de las emisiones supranacionales han sido etiquetadas en 2021 (hasta septiembre). Casi el 20% de las nuevas emisiones corporativas/financieras en investment grade europeo, high yield europeo y de mercados emergentes han sido etiquetadas este año. Esperamos un crecimiento mucho mayor, especialmente cuando Estados Unidos se suba al carro”.

Pese el volumen de emisiones y de fondos en el mercado, el informe de Bank of America advierte de que los inversores deberían reconsiderar sus criterios ESG y ser más cautelosos a la hora de hacer afirmaciones sobre inversiones verdes/sociales a la luz de las recientes controversias en torno al uso exagerado de la inversión sostenible. Según InfluenceMap, el 55% de los fondos con temática climática y el 70% de los fondos ESG no están alineados con el objetivo del Acuerdo de París (de 723 fondos con 330.000 millones de dólares en activos bajo gestión). 

En este sentido, siguiendo el camino iniciado por la Unión Europea, los reguladores están preparando una normativa más estricta en materia de ESG para evitar el greenwashing. La SEC y el regulador alemán ya han abierto investigaciones por malas prácticas. “Los reguladores mundiales están intensificando la revisión de las declaraciones de sostenibilidad para que se ajusten a la legislación vigente. Nuestro equipo de investigación de renta variable de gestión de activos espera que las cifras de activos bajo gestión de ESG sean refinadas por todos los actores de la gestión de activos a medida que la regulación evoluciona”, indican desde Bank of America.  

Sobre el comportamiento de los inversores, la entidad añade ha detectado que están adoptando un enfoque más matizado a la hora de evaluar el riesgo ESG de sus inversiones. Según explican, “esto significa que ya no se mira la clasificación general ESG de una empresa basándose únicamente en datos de proveedores externos, sino que se considera a las empresas en relación con sus pares basándose en métricas subyacentes. En los sectores que más emiten, como la energía, los servicios públicos, la industria y los materiales, las empresas con menor intensidad de emisiones tienen un coste de capital más bajo que las que más emiten”.

Paul LaCoursiere: “La solución a la descarbonización en emergentes se encuentra en un punto intermedio entre escépticos y optimistas”

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Panel organizado por Janus Henderson Investors durante la celebración de la Cumbre Mundial del Clima, en Glasgow. Panel organizado por Janus Henderson Investors durante la celebración de la Cumbre Mundial del Clima, en Glasgow

En la opinión de Paul LaCoursiere, responsable global de Inversiones ESG en Janus Henderson Investors, existen principalmente dos posturas extremas en relación al efecto de la descarbonización en los mercados emergentes. Los más escépticos sostienen que afectará a las posiciones de deuda del gobierno, a los beneficios de las empresas, a las sociedades locales y será inflacionista. Para este grupo de opinión, describir el proceso de otra manera es simplemente pasar por alto los principales problemas.

En el otro lado del espectro, los más optimistas creen que el mecanismo de financiación sostenible crea una circunstancia única en la que todas las partes deberían salir ganando. La sociedad debería ser capaz de descarbonizar la economía, evitar cualquier impacto en las sociedades locales y los gestores de activos deberían ser capaces de ofrecer un rendimiento sistemáticamente superior a los inversores.

Así, para LaCoursiere la solución práctica, eficiente y viable se encuentra probablemente en algún punto intermedio entre esos dos extremos. Para ello, es necesario determinar cuáles son las herramientas disponibles para atajar el problema de la descarbonización, cuál será el precio desde una perspectiva de costes y pensar en ello desde la perspectiva de la oportunidad. También es necesario pensar en la financiación del proceso, en quiénes deberían ser los principales actores y qué regulación debe existir para facilitarlo. Todos estos puntos se trataron en durante el panel organizado por Janus Henderson Investors durante la celebración de la Cumbre Mundial del Clima, la COP26, en Glasgow, para debatir sobre las oportunidades y retos que representa la descarbonización de las economías en los mercados emergentes.

El panel comenzó con la intervención de la Dra. Nina Seega, directora de research en el Instituto de Liderazgo Sostenible de Cambridge (CISL), quien presentó datos obtenidos en una investigación reciente: en un escenario de cero emisiones netas de carbono habría entre 11 y 14 billones de dólares de activos abandonados. Esta cifra representa que la mitad de los activos empleados para la extracción de combustibles fósiles del mundo se abandonarán en 2036. En este escenario, no cabe otra opción que buscar oportunidades de descarbonización, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes.

Si bien los procesos de descarbonización en los mercados desarrollados es más sencilla, porque es más fácil invertir en Europa o Estados Unidos, sus calificaciones en materia de sostenibilidad son mejores y hay proyectos verdes muy atractivos, en realidad, gran parte del proceso de descarbonización se debe realizar en los mercados emergentes, que tienen un marco de inversión algo más complejo: existe una alta dispersión entre los proyectos y sus calificaciones de sostenibilidad son algo más problemáticas. Sin embargo, según apuntó Seega, existen soluciones que están surgiendo para resolver estos problemas: los bancos multilaterales de desarrollo ya están trabajando en esta cuestión y también se han realizado anuncios como el de la “garantía verde” para empresas, que servirá para cubrir el riesgo soberano de la inversión en los mercados emergentes.

Cuando se habla de inversión en los mercados desarrollados, se parte de una transición que es absolutamente necesaria. Mientras que, cuando se habla de los mercados emergentes, la necesidad es distinta, se trata de adaptación al proceso de descarbonización. En ese sentido, la experta señaló que es necesario pensar en la forma de combinar la transición y la adaptación y en cómo financiar amabas. Por último, pero no por ello menos importante, es necesario trabajar para mejorar los mecanismos de la entrega de la financiación.

Continuó Francisco López, viceministro de Energía en Chile, quién explicó que el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 es un desafío para su país, dada la necesidad de desvincular el crecimiento económico del consumo de energía y reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados. Si bien el 77% de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en Chile están vinculadas al sector energético, también es este sector el que está atajando el cambio climático y proporciona oportunidades tanto sociales como económicas al país. El sector energético está liderando el plan de descarbonización de Chile y el compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050, a través de la inversión en energías renovables. Entre otros, Chile se ha fijado los siguientes objetivos en materia de descarbonización: desarrollar la industria verde de hidrógeno, la retirada de centrales eléctricas de carbón para el año 2040, la sustitución de combustibles fósiles por electricidad en el sector del transporte y el objetivo de tener un 100% de ventas de vehículos ligeros y medianos eléctricos para el año 2035.

Por otro lado, a la hora de modelar la descarbonización desde la perspectiva de operador de activos, Mark Cutifani, CEO de Anglo American Plc, explicó que, en primer lugar, hace más de un lustro, comenzaron a trabajar en su estrategia de minería inteligente, tratando de mejorar la posición competitiva de la compañía. En ese momento identificaron que necesitaban reducir el consumo de energía en un 30%, su estrategia se basó en reducir la huella de carbono incrementando la intensidad de su producción y reduciendo el consumo de energía mediante un cambio en la forma en la que minaban y procesaban su producción. En segundo lugar, trataron de construir asociaciones con empresas de energía renovables, pues éstas proporcionan una base de costes mucho menor en el largo plazo.

En la actualidad, el 36% de la energía que utilizan en sus procesos de minería es renovable y esperan que en 2023, este porcentaje se incremente hasta el 56% en sus operaciones, realizadas principalmente en América del Sur. Además, disponen de una estrategia más a largo plazo para sus minas en Sudáfrica para 2030, año en el que esperan que todo el suministro de energía sea totalmente renovable gracias a la utilización de energía eólica y a través del agua, con unas tecnologías innovadoras que utilizan el agua subterránea como batería de almacenamiento de la energía eólica y solar.

Para descarbonizar sus flotas de producción, Cutifani señaló que consideran que el hidrógeno es la mejor opción. Así el hidrógeno se convierte en la parte central de la estrategia que rodea al espacio de producción y que representa alrededor del 20% de su producción de dióxido de carbono. El hidrógeno se presenta como un combustible híbrido que les permite mantener cierta flexibilidad a la hora de operar sus minas. De este modo, no necesitan supercondensadores o grandes cables de arrastre. A principios del próximo año, integrarán las primeras baterías de hidrógeno de 280 toneladas en un pozo en Sudáfrica, pero también han prometido realizar la misma inversión en otras minas, en los próximos dos años. Así, quieren avanzar en América del Sur, en concreto en Chile. De este modo esperan que entre 2024 y 2034 todas las pistas hayan sido reemplazadas con híbridos de batería de hidrógeno que se alimenten de fuentes primarias de energía renovable.

A continuación, Krista Tukiainen, responsable de research en Climate Bonds Intiative -una organización sin ánimo de lucro que trabaja para movilizar a los mercados de capital de deuda a favor de soluciones climáticas-, mencionó que ya se disponen de 2 billones y medio de dólares de deuda en circulación entre bonos verdes y de sostenibilidad social. Alrededor del 20% de este capital procede de los mercados emergentes, lo que son muy buenas noticias para que la cuota dedicada a estos mercados crezca constantemente. Concretamente, Tukiainen elogió al gobierno de Chile por ser uno de los mayores emisores de bonos verdes de sostenibilidad social, después de China. El caso de Chile fue utilizado por la Climate Bonds Intiative como objeto de estudio para determinar una entrada exitosa en los mercados de capital internacionales, emitiendo tanto en moneda fuerte como en local en su programa de bonos verdes. El espacio de renta fija ya cuenta con unas definiciones y mecanismos de gobierno para garantizar que los proyectos verdes también están proporcionando el tipo de impacto que necesitan tener para ser considerados verdes. 

 

Si desea visualizar el evento completo, puede hacerlo a través de este enlace.

Anatomía de una burbuja

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Foto cedidaRichard Bernstein, de Richard Bernstein Advisors. Richard Bernstein

Se han vuelto populares (o impopulares) por su opinión de que existe una burbuja en los activos de larga duración. Desde Richard Bernstein Advisors, socio de iM Global Partners, investigan a continuación las causas de estas burbujas tan extendidas, sus posibles efectos sobre el conjunto de la economía y las interesantes oportunidades de inversión generadas por la inadecuada asignación del capital en el marco de las burbujas. El siguiente esquema resume la gestación de la burbuja y sus posibles consecuencias para la inversión.

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Un enorme estímulo monetario y presupuestario.

Todo el mundo sabe que la Reserva Federal y el Gobierno respondieron a la pandemia lanzando unos estímulos de magnitud histórica. Algunos economistas han sugerido que habría que mantener estas políticas agresivas por la incertidumbre que rodea a la evolución futura de la pandemia o de la economía, pero casi nunca existen certezas sobre sobre la evolución futura de la economía. Parece razonable sugerir que la burbuja se ha inflado porque la economía no es capaz de absorber todo el estímulo monetario.

La Fed «acapara» el mercado de los bonos del Tesoro estadounidense de 10 a 20 años

Dado que los tipos de interés a corto plazo cayeron al 0 % tras la crisis financiera mundial, la Fed optó por inyectar liquidez adicional mediante la compra de deuda con vencimiento a largo plazo. Por lo general, la Fed controla el tramo corto de la curva de rendimientos mediante la compra y venta de letras del Tesoro a corto plazo. Su nueva estrategia de «relajación cuantitativa» se basó en la compra de bonos del Tesoro y títulos hipotecarios con vencimiento a largo plazo.

Dado que sus compras han sido cuantiosas y prolongadas, actualmente el banco central estadounidense tiene en su balance la mayor parte del mercado de bonos del Tesoro con vencimiento de 10 a 20 años. En efecto, han «acaparado» el mercado de bonos del Tesoro. En el ámbito del mercado, el Corporate Finance Institute define «acaparar» (en inglés, «corner») como «la obtención y mantenimiento/posesión de suficientes valores, activos o materias primas como para controlar de manera efectiva el precio de mercado de dichos artículos.  Esto implica adquirir la mayor cuota de mercado posible sin convertirse en monopolio».

El acaparamiento de un mercado fuerza precios artificialmente elevados o, en el caso actual de la Fed, rendimientos artificialmente bajos. Estos rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo artificialmente bajos han sido un catalizador fundamental en la burbuja de los activos de larga duración.

 

Aplanamiento artificial de la curva de rendimientos

La pendiente de la curva de rendimientos ha sido históricamente un indicador razonable del crecimiento nominal futuro (es decir, el crecimiento real más la inflación). Las curvas más pronunciadas pronostican un crecimiento más sólido, mientras que las invertidas sugieren una recesión.

Uno podría inferir que, si los estímulos monetarios y fiscales fueran eficaces, entonces la curva de rendimientos debería ser muy pronunciada. Sin embargo, la Fed ha aplanado la curva de forma artificial con su acaparamiento del mercado de los bonos del Tesoro a largo plazo. Si observamos el diferencial entre el bono del Tesoro a 10 años y las letras del Tesoro a 2 años, la curva parece notablemente plana en relación con el estímulo histórico.

 

Los préstamos bancarios van por detrás de la liquidez

La curva de rendimientos es también un modelo simple de la rentabilidad de los préstamos bancarios y una curva más plana sugiere la existencia de unos márgenes de préstamo menos atractivos. Los bancos captan depósitos pagando tipos de interés a corto plazo a los depositantes y conceden préstamos a plazos más largos. Por lo tanto, podemos obtener una imagen aproximada de los márgenes de los bancos mediante la inclinación de la curva de rendimientos, es decir, que las curvas más pronunciadas sugieren una mayor rentabilidad.

Históricamente, los bancos seguían prestando en general durante los ciclos anteriores pese al aplanamiento de la curva de rendimientos porque utilizaban el apalancamiento para mejorar la rentabilidad de los préstamos de margen reducido. Las normativas establecidas tras la crisis financiera mundial prohíben un uso significativo del apalancamiento, por lo que el margen representado por la curva de rendimientos resulta ahora más relevante.

Debido a que la Fed ha acaparado el tramo largo de la curva de rendimientos, reducido artificialmente los tipos de interés a largo plazo y aplanado artificialmente la curva de rendimientos, los préstamos bancarios han quedado rezagados de forma significativa con respecto a la liquidez que la Fed intenta inyectar en la economía real. El resultado es que la mayor parte de la liquidez de la Fed se ha quedado atrapada en los mercados financieros y en activos financieros inflados, en lugar de financiar la expansión de la economía.

La Fed solo puede sentar las bases para que el crédito aumente, pero no puede obligar a los bancos a prestar. Los datos de la Fed demuestran que los bancos sí han estado más dispuestos a prestar, pero sus préstamos no van a la par con las enormes cantidades de liquidez que la Fed ha tratado de inyectar en la economía. Sencillamente, la prima de riesgo de los bancos asociada a los créditos de mayor riesgo no es lo bastante grande como para incentivar una concesión generalizada de préstamos.

 

La euforia conduce a una asignación inadecuada del capital

Las burbujas siempre desembocan en una asignación no adecuada del capital. Los inversores inyectan capital excesivo en sectores «calientes», mientras que otros sectores de la economía tienden a quedar desatendidos. Parece que la burbuja actual reproduce ese precedente histórico.

Si observamos la relación entre la inversión fija real y la oferta monetaria parece que la Reserva Federal esté tratando de hacer crecer la economía real mediante un crecimiento excesivo del dinero, hasta la fecha la inversión real va considerablemente por detrás del crecimiento de la oferta monetaria.

Aunque los inversores están eufóricos con la innovación, la disrupción y las visiones del futuro, muchos sectores están actualmente necesitados de capital y acusan una significativa falta de inversión. Episodios anteriores de baja inversión acabaron desembocando en escasez y cuellos de botella en la producción de algunos sectores. Cabe esperar que semejantes condiciones perduren más de lo que los inversores anticipan actualmente debido a la insuficiente inversión en curso en estos sectores.

Las burbujas crean oportunidades de inversión en prácticamente todo lo que esté fuera de la burbuja

Los inversores en burbujas suelen dejarse llevar por la euforia y las historias candentes sobre crecimiento futuro, al tiempo que ignoran la valoración de los activos y, en última instancia, sobrestiman las rentabilidades esperadas. Son las valoraciones de los activos y no la euforia las que marcan las rentabilidades de la inversión, independientemente del desarrollo económico.

Por ejemplo, durante la burbuja tecnológica hubo muchos casos relacionados con nuevas tecnologías que iban a cambiar la economía. Muchos de esos casos se hicieron realidad durante la década posterior a la burbuja, pero el sector tecnológico registró el peor rendimiento del S&P 500® y ofreció rentabilidades negativas en términos absolutos a lo largo de la década.

Parece que los mercados financieros se encuentran ante una oportunidad similar a la de 1999/2000 en cuanto al atractivo que presentan muchos sectores de todo el mundo ajenos a la burbuja. En particular, priorizamos los activos y los sectores que despuntan a medida que se va acelerando el crecimiento nominal: energía, materiales, industria, valores de pequeña capitalización dentro y fuera de EE. UU., mercados emergentes (excl. China),  bonos de baja calidad y materias primas/oro.

Los inversores pueden llegar a volverse verdaderamente miopes durante las burbujas y creer que no hay apenas nada en lo que invertir más allá de los activos inmersos en una burbuja. Para nosotros, estas situaciones presentan enormes y amplias oportunidades de inversión en aquellos sectores relativamente desprovistos de capital.

 

 

 

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La información o los datos contenidos en el presente documento no constituyen en modo alguno una oferta, recomendación o consejo para comprar o vender acciones de las participaciones del Fondo. Los inversores deben consultar la información clave para inversores («KIID») y el folleto del Fondo disponible en https://www.imgp.com para obtener más detalles sobre los riesgos implicados.

 

State Street Global Advisors lanza un ETF que invierte en bonos del Tesoro emitidos por el gobierno chino

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Pixabay CC0 Public Domain. State Street Global Advisors lanza un ETF que invierte en bonos del Tesoro emitidos por el gobierno chino

State Street Global Advisors, la división de gestión de activos de State Street Corporation, ha anunciado el lanzamiento del nuevo fondo SPDR Bloomberg Barclays China Treasury Bond UCITS ETF. Según explica la firma, invertirá principalmente en bonos del Tesoro emitidos por el gobierno de China y ofrecerá «mayor convexidad» en comparación con otros índices de bonos chinos amplios.

Desde State Street Global Advisors añaden que, poniendo el énfasis en la liquidez del vehículo, el índice de referencia del SPDR Bloomberg Barclays China Treasury Bond UCITS ETF se centra en bonos con un importe mínimo en circulación de 100.000 millones de CNY (o algo más de 15 000 millones de dólares) con un vencimiento restante de un año o más. En opinión de la firma, las emisiones de gran volumen son generalmente más líquidas y fáciles de operar en el mercado. Además, sostiene que “esta selección de tamaño igualmente elimina algunos de los bonos más antiguos y de mayor duración para garantizar una mayor liquidez”. 

La gestora argumenta que el mercado de deuda China ha crecido considerablemente y se ha convertido en el segundo mayor mercado de bonos del mundo: “A medida que los bonos chinos continúan su trayectoria hacia la inclusión en índices globales de bonos gubernamentales, los inversores necesitan nuevas herramientas para acceder a ellos de forma transparente y a bajo coste”. El fondo, con enfoque en la liquidez de la muestra, actúa como un elemento fundamental de construcción de carteras para inversores en deuda de mercados desarrollados y emergentes que desean diversificar su asignación, así como medio para obtener exposición al mercado de bonos soberanos chinos. 

En un comentario sobre el fondo, Kheng-Siang Ng, director de Renta Fija de Asia Pacífico en State Street Global Advisors, ha señalado: “Los bonos chinos resultan atractivos al compararlos con los mercados de bonos globales, ya que pueden presentar una menor volatilidad y proporcionar un repunte de los rendimientos cercano a 195 puntos básicos en comparación a una exposición a bonos del Tesoro globales. La duración media también es más corta en comparación con los índices de bonos del Tesoro estadounidenses, europeos, japoneses y británicos. El ETF está diseñado como una herramienta de bajo coste y puede ser utilizado como un componente individual para inversores indexados que quieran incorporar una asignación más táctica a exposiciones a bonos del Tesoro”.

La ESMA plantea una consulta sobre mejoras en la protección del inversor minorista

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Pixabay CC0 Public Domain. La ESMA plantea una consulta sobre mejoras en la protección del inversor minorista

La Comisión Europea ha anunciado, dentro del nuevo plan de acción de la Unión de los Mercados de Capitales de septiembre de 2020, su intención de publicar una estrategia para las inversiones minoristas en Europa, en el primer semestre de 2022.

Según apuntan los expertos de finReg360, con esta consulta, la autoridad europea busca detectar posibles incongruencias en la normativa vigente que no favorezcan la protección al inversor minorista, y explorar nuevas vías para la información y la colaboración entre entidades participantes en estos servicios de inversión. 

Ya en mayo de 2021, la Comisión lanzó una extensa consulta pública de tres meses sobre aspectos relacionados con esa protección, pero ahora, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) ha publicado una consulta para recabar opiniones sobre la protección de los inversores minoristas en el marco de la directiva MiFID II.

La ESMA estudiará todos los comentarios recibidos hasta el 02-01-2022 y entregará su dictamen antes del 30-04-2022. Estas opiniones contribuirán al asesoramiento técnico de la ESMA a la Comisión Europea sobre el desarrollo de su estrategia para la inversión minorista. “La ESMA solicita información a las partes interesadas sobre tres temas: información, información digital, y herramientas y canales digitales”, apuntan desde finReg360. 

En lo que refiere a la información, el supervisor incluye numerosas preguntas sobre solapamientos, lagunas, y redundancias e incoherencias significativas en la legislación de protección del inversor que terminan siendo perjudiciales para los inversores, y, en particular para los minoristas. “En otras palabras, busca: confirmar si estos inversores minoristas pueden tomar decisiones informadas, evitar la sobrecarga o excesiva complejidad de la información y la información excesivamente compleja, y asegurar la protección del inversor”, explican los expertos de finReg360.

Respecto a la información digital, la ESMA ha solicitado la opinión sobre las mejoras que pueden incorporarse en la información digital, adaptando las normas existentes, por ejemplo, para permitir la información por capas. Por último, sobre las herramientas y canales digitales, se solicita la opinión para evaluar los riesgos y las oportunidades de la creciente disponibilidad de herramientas digitales y de los niveles cada vez mayores de participación directa de los inversores a través de las plataformas de negociación en línea y los robo advisors.

Según concluyen desde finReg360, también explora las finanzas abiertas: “Esto es, hasta qué punto deben abrirse las cadenas de valor compartiendo datos específicos de los inversores entre las empresas de inversión y otros  proveedores”.

Ninety One GSF Global Quality Equity Income: un enfoque de calidad que proporciona resiliencia a la inversión en dividendos

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Sedó, M. (2021). Ninety One GSF Global Quality Equity Income: un enfoque de calidad que proporciona resiliencia a la inversión en dividendos. Funds Society AMÉRICAS, septiembre 2021 (nº28), págs. 79-86.. Sedó, M. (2021). Ninety One GSF Global Quality Equity Income: un enfoque de calidad que proporciona resiliencia a la inversión en dividendo. Funds Society AMÉRICAS, septiembre 2021 (nº28), págs. 79-86.

Ninety One GSF Global Quality Equity Income: un enfoque de calidad que proporciona resiliencia a la inversión en dividendos

 

Durante la pandemia, muchas empresas se han visto obligadas a proteger sus balances restringiendo sus repartos de dividendos y programas de compras. Sin embargo, las empresas de calidad, con una naturaleza más defensiva y menor sensibilidad al ciclo económico, se enfrentaron a unos menores recortes y obtuvieron mejores resultados. En este contexto, una estrategia de renta variable que busca generar ingresos y crecimiento de capital en el largo plazo invirtiendo en empresas de alta calidad sería equiparable a una prenda que por sus características de excelencia resiste el paso del tiempo sin desgaste y sigue cumpliendo su propósito. Continuando con nuestra sección de fondos de armario, que se realiza de forma independiente por parte del equipo de Funds Society -utilizando información pública y datos de rentabilidad y riesgo proporcionados por VDOS-, hemos seleccionado la estrategia Ninety One GSF Global Quality Equity Income.

Su equipo gestor está integrado a nivel global y diversificado geográficamente, con distintas sedes en Ciudad del Cabo, Londres y Nueva York

El equipo gestor de la estrategia Global Quality Equity Income de Ninety One, liderado por Clyde Rossouw y Abrie Pretorius, cree firmemente que los dividendos son el motor material consistente y resiliente de la rentabilidad total. En su opinión, las empresas con un historial probado de crecimiento sostenible en sus dividendos poseen un modelo de negocio sólido con un enfoque en la disciplina de capital. Esta filosofía de inversión se materializa en la estrategia Global Quality Equity Income de Ninety One, una cartera de renta variable global concentrada que carece de cualquier tipo de restricción en cuanto a tamaño, sector o localización geográfica y tiene por objetivo generar ingresos y crecimiento de capital en el largo plazo. En la actualidad, tiene 32 acciones en cartera y cuenta con un active share superior al 90%, con respecto a su índice de referencia, el MSCI All Country World Net Return.

Carece de cualquier tipo de restricción en cuanto a tamaño, sector o localización geográfica y tiene por objetivo generar ingresos y crecimiento de capital en el largo plazo

El enfoque de inversión del equipo gestor ha hecho que la estrategia tenga un perfil de rendimientos asimétricos desde su lanzamiento, participando de forma significativa en los mercados alcistas y experimentando recortes menores en los periodos más desafiantes, con un nivel de volatilidad inferior al promedio del mercado en su conjunto. Para ello, se centra en acciones de calidad, es decir, en acciones de empresas que han generado de forma sostenible un nivel elevado de rentabilidad del capital invertido y de flujo de efectivo disponible –los beneficios en efectivo después de tener en cuenta los gastos de capital-. La estrategia sigue un enfoque de gestión activo, seleccionando empresas de calidad que estén respaldadas por unos sólidos fundamentales. Las empresas que son capaces de incrementar de forma constante sus distribuciones de efectivo obtienen unos mejores resultados con el tiempo y están en mejor posición para aumentar el valor para sus accionistas en el largo plazo, al tiempo que reducen el riesgo de incurrir en una pérdida permanente de capital.

La disciplina de compra y venta

Dentro de la cartera existe una competencia constante por la asignación del capital, por lo que la disciplina de venta está directamente relacionada con la de compra. Debido a la naturaleza concentrada de la estrategia, con un posicionamiento promedio que oscila entre 30 y 50 acciones, se realiza una consideración cuidadosa por cada nueva entrada y salida. Estas operaciones sólo se ejecutan si se cree que una transacción mejorará la calidad general de la cartera, su crecimiento o su valoración. En consecuencia, la rotación no suele ser frecuente. Existen principalmente tres casos en los que se podría desencadenar una venta: que la acción haya alcanzado una valoración completa, que haya surgido una idea con una mejor rentabilidad ajustada al riesgo, o que el caso de inversión ya no sea aplicable.

Además, los gestores de Ninety One están profundamente comprometidos con la sostenibilidad, integrando los criterios de inversión ESG en su filosofía y su proceso de inversión, a través de un marco de inclusión de todos los grupos de interés involucrados -sus stakeholders- que garantiza que las empresas en cartera tengan una conciencia real sobre el impacto de su negocio tanto en sus empleados y proveedores como en las comunidades locales en las que operan.

Su comportamiento en los últimos 12 meses

Durante las primeras etapas de la pandemia, muchas empresas buscaron proteger sus balances restringiendo los desembolsos de capital. Los repartos de dividendos y los programas de recompras se pausaron. Los sectores que tradicionalmente representan fuentes de pago de ingresos como, por ejemplo, la energía, se vieron sometidos a una gran presión. Como resultado, los inversores con exposición a estos sectores por sus dividendos se enfrentaron a unas importantes reducciones en sus flujos de ingresos. Sin embargo, los sectores más defensivos -que suelen formar parte de la estrategia Global Quality Equity Income y que son menos sensibles al ciclo económico- experimentaron unos menores recortes y, por lo tanto, obtuvieron unos resultados superiores al…

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Prepararse para un nuevo paradigma de inversión

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Niall Gallagher, director de inversiones en GAM Investments. Niall Gallagher, director de inversiones en GAM Investments

Las economías y los mercados están experimentando un cambio de régimen hacia un entorno de crecimiento más volátil e inflación duradera Según Niall Gallagher, director de inversiones en GAM Investments, las implicaciones de dicho cambio serían complejas y superpuestas. En este contexto, el experto cree que la generación consistente de alfa en el mercado de renta variable requiere verdadera flexibilidad y agilidad.

Las múltiples distorsiones de corta duración derivadas de los cierres inducidos por la pandemia han afectado a una amplia gama de áreas, como el transporte de mercancías, los semiconductores y los mercados laborales. La opinión generalizada parece ser que estas distorsiones se resolverán pronto. Sin embargo, en GAM Investments no están tan convencidos. En la gestora creen que la resolución de muchos de estos problemas podría no producirse hasta el primer semestre de 2022, e incluso hasta el primer semestre de 2023. Y lo que es más importante, creen que la rotación del mercado podría estar señalando algo potencialmente mucho más significativo. Es posible que lo que estamos presenciando represente el inicio de un cambio de régimen en las economías y los mercados, pasando de un periodo de crecimiento bajo pero estable y no inflacionario a un entorno de crecimiento más volátil, combinado con una inflación más persistente. Los factores que impulsan este posible cambio de régimen son numerosos, complejos y superpuestos.

La propia pandemia de COVID-19

Más allá de las dislocaciones a corto y medio plazo, la pandemia y las acciones gubernamentales asociadas pueden haber inducido cambios sociales con respecto a los deseos de los ciudadanos de que el gobierno intervenga y desplazado los límites aceptables entre el Estado y el individuo. Esto se está manifestando en una mayor demanda de activismo fiscal que va más allá de las medidas de apoyo temporal, como los planes de permisos, hacia intervenciones a más largo plazo como la inversión en infraestructuras, la renovación del sector público, los cambios en los acuerdos comerciales, una mayor redistribución y el apoyo del gobierno a las demandas de salarios más altos para la mano de obra de la clase trabajadora (especialmente en el Reino Unido). Podemos ver esto en la mayor urgencia dada a los planes de inversión en infraestructuras patrocinados por el Estado, que se solapan fuertemente con la necesidad de inversiones en digitalización y descarbonización, así como con el aumento de los impuestos y de los salarios.

Datos demográficos

En un fascinante libro titulado «The Great Demographic Reversal» (1), el profesor Charles Goodhart (London School of Economics) y Manoj Pradhan (Talking Heads Macro, antiguo director ejecutivo de Morgan Stanley) han escrito sobre los profundos efectos que la demografía tiene en los mercados laborales mundiales, los salarios, la desigualdad y el crecimiento económico. Escriben que en los últimos 40 años, a partir de 1980 aproximadamente, los efectos combinados de la madurez y la entrada de la generación del baby boom en la fuerza de trabajo, el aumento de la participación femenina, la apertura de China y la adhesión al sistema de comercio mundial, y la caída del Muro de Berlín han duplicado con creces el tamaño efectivo del mercado laboral mundial. Esto ha afectado especialmente a las partes expuestas a los productos comercializados a nivel mundial y ha deprimido fuertemente los salarios en las economías avanzadas de Europa y Estados Unidos. Esta dinámica ha afectado especialmente a las personas de muchos oficios tradicionales de la clase trabajadora, alimentando la desigualdad, pero también actuando para reducir significativamente la inflación al poner fin a la espiral de precios y salarios de la década de 1970 y, en última instancia, impulsando la desinflación en el nuevo milenio a través de salarios deprimidos y estáticos.

Las observaciones de Goodhart y Pradhan son que estos factores demográficos ya se han agotado y están a punto de invertirse. Creen que esto aumentará el poder de fijación de precios de las partes del mercado laboral occidental expuestas a estas tendencias, poniendo fin al período de presión a la baja sobre los salarios expuestos a los bienes comercializados a nivel mundial. El aumento de los salarios y la reducción de la desigualdad salarial pueden ser buenas noticias para la estabilidad de la sociedad si las ganancias no se inflan, pero ejercerán una presión positiva al alza sobre la inflación. Ya podemos ver que esto ocurre, por ejemplo, con la escasez de conductores de vehículos pesados en muchos países y la escasez de mano de obra en las cadenas de suministro, las industrias minoristas y partes de las industrias médicas.

La transición energética

Los responsables políticos han subrayado y articulado los resultados económicos positivos de la necesaria transición energética hacia la energía neta cero. Entre estos beneficios se encuentran la obvia evitación de los costes adversos del cambio climático y el aprovechamiento de las fuentes de energía de bajo coste marginal de la generación solar y eólica. Sin embargo, en la opinión de GAM Investments, lo que no han articulado o analizado es el coste total/verdadero de crear un sistema energético robusto y resistente con almacenamiento y generación de reserva para cuando las renovables no proporcionen suficiente energía. Es probable que el coste real de un sistema energético robusto y resistente -con tecnología de baterías e hidrógeno verde como respaldo y nuclear como carga base- sea mucho más alto de lo que se presupuesta actualmente, sobre todo en algunos países. Además, es probable que los costes de la creación de un sistema robusto y resistente basado en las energías renovables sean asumidos en última instancia por los consumidores y las industrias a través de un mayor coste de la energía.

Quizá para 2040-2050 las economías disfruten de sistemas energéticos de bajo coste marginal. Sin embargo, al menos durante el largo periodo de transición, es probable que los sistemas energéticos sean mucho más caros de construir y operar. Además, es probable que los costes de reducción de las emisiones de carbono en toda una serie de actividades industriales como el acero, el cemento, los productos químicos y la aviación sean muy elevados en las partes iniciales de la transición y aumenten considerablemente los costes. La gestora no cuestiona en absoluto la necesidad de la transición hacia el cero neto, pero sí cree que es necesario un análisis mucho más profundo por parte de los responsables políticos, así como sinceridad con los consumidores y los electores sobre los costes. Además, es probable que la transición hacia el cero neto sea inflacionaria.

Costes energéticos

En relación con los puntos sobre la transición energética mencionados, en GAM Investments creen que los costes de la energía son significativamente más altos en el petróleo, el gas y la electricidad. La inversión de capital en petróleo y gas a nivel mundial ha disminuido en más de un 60% desde 2014, a pesar de que la demanda de petróleo y gas aún no está disminuyendo y puede que no lo haga a nivel mundial durante varios años; potencialmente mucho más en el caso del gas. Es poco probable que las empresas energéticas integradas inviertan en gastos de capital en petróleo y gas de forma seria, especialmente en nuevas exploraciones de hidrocarburos (y ciertamente se les está animando a no hacerlo), pero una combinación de aumento de la demanda y caída de la oferta probablemente hará que los precios suban.

En la opinión de GAM, los responsables políticos y los comentaristas del hemisferio norte/occidental deberían recordar que el crecimiento de la demanda energética procede ahora de países no pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (es decir, en vías de desarrollo) que están muy atrasados en su desarrollo económico (menor PIB per cápita) que los de Europa, Asia desarrollada y Estados Unidos, y es poco probable que les guste que les den lecciones. Además, la transición energética está llevando a muchos países a eliminar (con razón) la generación de energía a partir del carbón, pero a sustituirla por la generación de energía a partir del gas como respaldo a la energía eólica y solar intermitente, sin pensar adecuadamente de dónde procederá ese gas. En última instancia, en la gestora creeen que la solución debería consistir en sistemas energéticos robustos y resistentes que combinen la generación renovable con soluciones de almacenamiento de energía (baterías, hidrógeno verde, etc.), pero en el periodo de transición es probable que aumente la demanda de gas dada la falta de suministro y el aumento de la demanda. En ese sentido, creen que sería mejor reconocerlo en lugar de cargar a las economías con precios del gas innecesariamente altos cuando no hay alternativas obvias a corto plazo.

Perspectivas

Las implicaciones económicas y de inversión de los puntos anteriores son numerosas, complejas y se superponen. Aunque no tenemos todas las respuestas, provisionalmente se sugiere que las economías desarrolladas probablemente entren en un periodo de gasto de capital físico mucho mayor, impulsado por la transición energética necesaria, la digitalización y un mayor activismo fiscal por parte de los gobiernos. Mientras tanto, se espera que la inflación sea mayor y más volátil a medida que las economías desarrolladas entren en una era de mayor crecimiento salarial, mayores costes por el envejecimiento de la población y el aumento de los precios de la energía. Esto tiene serias implicaciones para las carteras de inversión, ya que la inflación erosiona los rendimientos, los tipos de descuento potencialmente más altos reducen las valoraciones y los diferentes sectores/acciones obtienen mejores resultados debido a los diferentes factores económicos.

Es probable que las principales tendencias estructurales, como el aumento de la clase media asiática, la digitalización, la descarbonización, la convergencia de lo offline a lo online y el paso de los pagos en efectivo a los digitales, se mantengan y se potencien. Sin embargo, es probable que los rendimientos individuales de la renta variable sean más dispersos y se requerirá habilidad para discernir el verdadero crecimiento y los valores disruptivos. La época en la que los rendimientos de los bonos, cada vez más bajos, empujaban al alza las valoraciones de los valores de crecimiento, calidad y baja volatilidad podría haber terminado. Sería fácil sugerir que este nuevo entorno desplazará el rendimiento de los valores de crecimiento a los de valor, pero en GAM Investments creen que esto ignora los profundos impactos de la disrupción y el cambio tecnológico que podrían dejar obsoletos a muchos de los llamados valores de valor o llevarlos a un declive terminal. Así, creen que el futuro no es el crecimiento o el valor, sino que está más matizado y es muy específico de los valores.

 

Anotaciones: 

(1) The great demographic reversal and what it means for the economy, https://blogs.lse.ac.uk/businessreview/2020/09/18/the-great-demographic-reversal-and-what-it-means-for-the-economy/

 

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Pictet Asset Management: inflación, mayor riesgo para la renta fija que para la renta variable

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Luca Paolini Pictet AM

Son tiempos difíciles para los mercados financieros globales. Las condiciones monetarias se están endureciendo, mientras que los cuellos de botella de la cadena de suministro están empezando a pasar factura a la economía mundial. Al mismo tiempo, las presiones inflacionistas están resultando ser más persistentes de lo previsto. 

Creemos que los mercados de renta fija se verán especialmente afectados, a medida que los rendimientos se ajustan a una mayor inflación y a la perspectiva de una política monetaria más estricta. Los bonos “high yield” parecen especialmente vulnerables. La renta variable tampoco será inmune al nerviosismo del mercado. Pero, en general, creemos que debería resistir mejor que la renta fija porque el crecimiento económico sigue siendo lo suficientemente fuerte como para que se produzcan sorpresas positivas en los beneficios empresariales.

Pictet AM

Nuestros indicadores de ciclo económico en el mundo se han vuelto neutrales tras un año en territorio positivo. No obstante, siguen indicando que el crecimiento económico se mantendrá bastante por encima de la tendencia a largo plazo, en un 5,9% este año y un 4,8% en 2022. 

Esto concuerda con un aumento de los beneficios empresariales de aproximadamente el 15% el año próximo –el doble del ritmo previsto por el consenso. Las sorpresas al alza de los beneficios son más probables en Europa y Japón, donde a la recuperación económica le queda más recorrido.

Aunque el ritmo de crecimiento de la zona euro parece estar estancado, con la producción industrial lastrada debido a las fricciones de la oferta, las políticas de los gobiernos y los bancos centrales continúan siendo favorables. En esta región, el riesgo de endurecimiento monetario y fiscal es menor que en otros mercados desarrollados.

En Japón, la confianza se está recuperando de unos niveles históricamente bajos y las encuestas sobre actividad empresarial están mejorando. 

Sin embargo, la situación es más negativa en China, donde la actividad sigue ralentizándose en lo que se refiere a producción industrial, construcción e inversión en activos fijos. No obstante, la confianza en torno a un sector esencial, el inmobiliario (que representa alrededor del 25% del PIB del país), parece estar estabilizándose. Esto se debe, en parte, a que el promotor inmobiliario Evergrande, fuertemente endeudado, ha evitado un incumplimiento de pago de cupones en el último momento. Las autoridades de Pekín, por su parte, han animado a los bancos a conceder préstamos al sector inmobiliario. 

Aunque seguimos esperando más estímulos por parte de China, su predisposición ha sido menor de lo que esperábamos en un principio, ya que los responsables políticos han dado prioridad al desapalancamiento sobre el crecimiento a corto plazo. Por lo demás, los bancos centrales están empezando a retirar liquidez, sobre todo la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Japón.  La creación privada de crédito, mientras tanto, sigue en estado de letargo y no está previsto que se recupere hasta el año que viene. Como consecuencia de ello, actualmente las reservas de liquidez entre las cinco mayores economías del mundo han bajado hasta el equivalente al 11,9% del PIB, lo que supone un marcado descenso con respecto al máximo del año pasado del 28,7%. Esto nos lleva a rebajar nuestra puntuación de la liquidez global a neutral (1).

Sin embargo, este descenso debería ser gradual para garantizar que la recuperación siga su curso. De hecho, es probable que los bancos centrales muestren una mayor tolerancia a la inflación, sobre todo porque sus medidas políticas no pueden abordar la causa más inmediata de las subidas de precios –los cuellos de botella en la oferta.

Pictet AM

No obstante, la menor liquidez sin duda tendrá un impacto negativo en las valoraciones, tanto de la renta variable como de la renta fija. Nuestros modelos indican que un aumento de 100 puntos básicos en los rendimientos reales se traduce en una caída del 20% en los ratios precio-beneficio de las acciones. Sin embargo, creemos que la mayor parte de esa fluctuación ya se ha producido.

Aunque la renta variable parece cara comparada con la renta fija, nuestra estimación de la prima de riesgo de la renta variable sigue apuntando a un relativo potencial alcista de las acciones en la mayoría de las regiones. Las cifras de ventas de las empresas están superando las previsiones en menor medida que el trimestre anterior, pero las sorpresas de los beneficios empresariales siguen siendo elevadas, lo que apunta a un apalancamiento operativo positivo (véase la fig. 2). Creemos que, al menos a corto plazo, los márgenes de beneficio resistirán ante el aumento de las presiones de costes de los insumos.

Las valoraciones respaldan nuestra preferencia por los títulos defensivos de sanidad (entre los sectores más baratos de nuestro modelo, en términos relativos) y la cautela en lo referente a los caros bonos “high yield” de EE.UU.

Los gráficos técnicos muestran una estacionalidad positiva para la renta variable, así como tendencias favorables a medio plazo. Algunas encuestas a inversores, como la de la American Association of Individual Investors (AAII), indican un sentimiento optimista. 

En cambio, el ritmo de crecimiento a corto plazo de los bonos se ha deteriorado de forma generalizada. La encuesta a gestores de fondos realizada por el Bank of America muestra que la asignación a bonos por parte de los inversores se sitúa en mínimos históricos. Al mismo tiempo, las posiciones cortas netas en “US Treasuries”, especialmente con vencimientos de 2 y 5 años, han aumentado considerablemente. 

 

Columna de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.

 

Descubra las perspectivas macroeconómicas y de asignación de activos de Pictet Asset Management.

 

Anotaciones: 

(1) Calculado como la suma de los flujos de liquidez oficiales y privados de EE.UU., China, la zona euro, Japón y el Reino Unido como % del PIB nominal, usando las ponderaciones de PIB en USD corrientes. 

 

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¿Tiene sentido el aplanamiento de la curva de tipos? Evidencia versus preocupación

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Pixabay CC0 Public Domain. curva

Las nóminas no agrícolas de octubre sorprendieron al subir en 531.000 y experimentar revisiones al alza sobre las cifras de agosto y septiembre (+235.000). De esta forma, la media móvil de tres meses quedaría ubicada en 442.000 y a este ritmo (con una tasa de participación del 62%) alcanzaríamos el pleno empleo en abril de 2022. La economía aún opera con un déficit de 4,2 millones de puestos de trabajo respecto a donde nos encontrábamos antes del inicio de la pandemia pero podría normalizarse en cuestión de 9 o 12 meses; no obstante, a pesar del regreso a la búsqueda activa de trabajo de casi 300.000 personas (que se mantenían al margen por cuestiones asociados con el COVID), el porcentaje de participación en el rango de 25 a 55 años sólo repunta el 0,1% por el lastre que suponen las jubilaciones anticipadas y el cambio en las preferencias del consumidor, de manera que este excedente puede tomar más tiempo en ser reabsorbido.

El paro se sitúa en el 4,6% pero las presiones salariales continúan siendo evidentes. Salvo en industrias afectadas por factores específicos (distribución minorista, electricidad o minería), el aumento en sueldos es generalizado, con incrementos próximos al 1% (mensual) en hostelería, servicios profesionales, transporte o servicios financieros entre otros.

La remuneración para las rentas bajas (Q1 en la grafica izquierda, sobre datos por cuartiles salariales de la Fed de Atlanta), con la mayor propensión al consumo, disfruta de incrementos del 5,5%. Las transferencias de riqueza desde el Gobierno hacia las familias menos pudientes están mejorando sustancialmente la situación financiera del consumidor. La deuda de las familias, como porcentaje de su renta disponible, se sitúa en los niveles más ajustados de los últimos 30 años; el pago de intereses sobre deuda dividido entre la renta disponible es del 9,14% (8% por debajo de los niveles previos a la pandemia y muy inferior al 13,2% de 2007), el mínimo desde 1970. Asimismo, el 35% del patrimonio neto de los ciudadanos en el percentil 50% a 100% (siendo 100% el más bajo) clasificados por su riqueza, fue acumulado sólo en los últimos 12 meses (2,3 billones de dólares, gráfica derecha más abajo).

Fig 1

Con un balance de situación así de sólido, es de esperar que la campaña de Navidad sea especialmente rentable para los comercios, a pesar del previsible incremento en precios. De acuerdo con la encuesta realizada por Morgan Stanley, la demanda navideña de los estadounidenses será particularmente inelástica, con mas de un 48% de los consultados que no pospondrán sus compras a no ser que los precios se disparen más de un 11%. En esta misma línea se pronuncia Bridgewater (el hedge fund de Ray Dalio) y explica en esta nota las diferencias entre la foto de los 70 (colapso de la oferta) respecto la de hoy (explosión en la demanda, construida por la transferencia de riqueza desde el Gobierno al consumidor para compensar la pérdida de rentas por impacto COVID), dejando como ejemplo el índice de producción industrial en China. La actividad manufacturera se ha disparado un 20% por encima de su tendencia de los últimos 6 años para dar respuesta al gran aumento en demanda global.

Fig 2

En este contexto llama la atención la lectura dispar que bonistas y compradores de renta variable hacen respecto al cuadro macro en el medio plazo.

El aplanamiento de la curva, con el bono 10 años corrigiendo hasta 1,4% (0,5% por debajo de enero 2020), destila la preocupación del inversor en renta fija respecto a un potencial sobrecalentamiento de la economía ante el cual la Fed, para controlar la inflación, tendría que actuar con más celeridad y contundencia, activando el riesgo de contracción económica. También sorprende el diferencial entre los índices de volatilidad de tesoros y S&P 500 que, de nuevo, muestra el nerviosismo de los bonistas.

La evidencia –con el incremento en gasto publico, aceleración económica tras el bache Delta, inflación elevada más persistente, nuevos tratamientos para la contención de futuras olas de contagios, precios de la energía más altos durante más tiempo, paciencia por el lado de los tres grandes bancos centrales a la hora de endurecer sus políticas monetarias y explicaciones recientes de Powell y Lagarde, que deberían haber tranquilizado a aquellos que pensaban en “error de calculo” en el manejo de la política monetaria– apunta incontestablemente hacia tipos largos más altos e incremento en pendiente de la curva.

Adicionalmente, desde un punto de vista mas técnico, identificamos un cambio sustancial en la estructura de vencimientos de deuda soberana EE.UU., que podría incrementar significativamente la oferta de papel en el mercado. La conjunción de un crecimiento por encima de tendencia, un IPC/PCE por encima de la zona de confort del banco central y el drenaje en la dotación del programa de compras de bonos y MBSs, actuaria como catalizador.

Para financiar el creciente déficit, el Gobierno ha estado inundando el mercado de emisiones de deuda de largo plazo. Sólo en los últimos tres meses el importe de bonos y obligaciones en circulación se ha visto incrementado en 696.000 millones de dólares. Desde marzo 2020, el Tesoro ha emitido de media 330.000 millones de dólares en bonos y notas al mes. Por entonces la TIR del 10 años estaba en el 0,67% y ha llegado a cotizar hace unas semanas al 1,7%, a pesar de las compras de la Reserva Federal por un 35% del volumen neto colocado. Asumiendo que el programa de compras quedará visto para sentencia a mediados de 2022, tendría lógica pensar que el mercado exigirá una prima de rentabilidad –sobre lo que venia pagando por el activo el comprador de ultimo recurso– para financiar el cada vez más abultado déficit (presupuestario y de cuenta corriente). De acuerdo con este análisis del Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB), el proyecto Build Back Better en su actual formato incrementaría ese déficit en 200.000 millones de dólares en los próximos 10 años (un 7,29% sobre el monto actual, que supone el 12,2% del PIB).

Este potencial desequilibrio entre oferta y demanda puede verse amplificado. En los primeros compases de la crisis COVID, como ya sucedió al inicio del pinchazo de la burbuja subprime, el Gobierno disparó la emisión de TBills para evitar una eventual crisis de liquidez, paliar la creciente demanda que en momentos de estrés se produce en activos refugio y financiar las primeras iniciativas de estímulo fiscal (de marzo a junio 2020, la deuda publica subió 2,7 billones de dólares, que se financió casi en un 90% con instrumentos de vencimiento hasta 12 meses). Como ya pasó en noviembre de 2008, en un entorno de normalidad donde ya no hay tanto apetito por vencimientos cortos, el Tesoro deja expirar los TBills y compensa pisando el acelerador en la venta de bonos largos. Si la oferta crece el inversor buscara una TIR más jugosa.

Fig 3Fig 4

Queda pendiente despejar la incógnita respecto a quién manejará los próximos años los designios de la Fed; aunque todo apunta a una revalida de Powell, las últimas semanas ha cobrado fuerza la opción de Lael Brainard. Lo cierto es que el sesgo de ambos es hacia la laxitud, como muestra el “espectrómetro” de Bloomberg, que clasifica a los gobernadores de la Fed de más dovish (-2) o mas hawkish (+2). Ambos deberán ser cuidadosos antes de endurecer prematuramente el entorno de tipos ara evitar echar más leña al fuego a la inflación que arde cada vez con más brío, aunque el mercado –a tenor de la caída en breakevens– piensa que Brainard podría quedarse por detrás de la curva de inflación. Otro posible factor que explica el reciente rally en el bono 10 años.

Como vemos en la gráfica más abajo, una pendiente de igual o menor que el 1% no parece estar justificada si no es en el contexto de un ciclo ya avanzado de incrementos en tasas de interés. Lo cierto es que en EE.UU. empezaremos con subidas a finales de 2022, como pronto.

Fig 5

Por todo ello, sería sensato apostar por un bear steepening, a pesar de que el IPC de octubre se sitúa en máximos de los últimos 31 años (6,2%). Como venimos explicando en nuestras dos últimas columnas, el dato deja de manifiesto un ensanchamiento en el número de componentes de la cesta de precios que experimentan presiones alcistas, mas allá de los afectados por el fenómeno COVID. Esto último queda en evidencia en el índice subyacente (subida del 0,6% frente al 0,4% esperado situarse en el 2,8% año tras año).

Es obvio pensar que el coste de la vida no puede subir indefinidamente al 6% (al menos en EE.UU.), aunque podría mantenerse cerca de esa cota hasta el primer trimestre del año próximo. Parece probable que las presiones por el lado de la oferta vayan remitiendo a lo largo del 2022 y permitan a la Fed no activar el ciclo de subidas hasta finales de ese año, aunque esta tesis para por contar con un repunte en la tasa de participación y una mejora en el índice de productividad, permitiría limitar la escalada en salarios. Además, los inventarios de propiedad residencial en mínimos de los últimos 40 años seguirán dando ímpetu al precio de la vivienda y el alquiler, que registró el incremento más fuerte desde 2005 en octubre (0,44%, ponderado por su peso en el IPC).

A pesar del repunte en actividad después del bache Delta es probable que la Fed no pueda obviar los deprimidos niveles de confianza (UoM) del consumidor, que empañan este pronostico. No parece probable que se produzca en 2022 una repetición de los incrementos en inflación experimentados durante este ejercicio, y con una paloma a los mandos de la Fed (Brainard o Powell), no parece que la primera subida vaya a ser tan inminente como descuenta el mercado.

Fig 6

COP26: las gestoras y los inversores aspiran a que lo ocurrido en Glasgow no se quede solo en Glasgow

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Foto cedidaImagen del primer día de la COP26.. COP26: las gestoras y los inversores no quieren que lo ocurrido en Glasgow se quede solo en Glasgow

La COP26 toca hoy a su fin dejando un reguero de sentimientos encontrados. Los más escépticos critican que todo queda en una bonita declaración de intenciones ante la falta de medidas concretas. Sin embargo, los más optimistas se agarran al histórico acuerdo climático entre China y Estados Unidos, así como a las pequeñas victorias como, por ejemplo, que los países actualicen sus planes climáticos el próximo año. 

“Aunque el 90% de la economía mundial se ha comprometido a alcanzar las emisiones netas cero en los próximos 30 o 50 años, las ambiciones siguen siendo inferiores a los objetivos de París”, apunta Silvia Dall’Angelo, economista senior del negocio internacional de Federated Hermes. Según las estimaciones de la AIE, los compromisos actualizados de los gobiernos situarían al mundo en una trayectoria de calentamiento postindustrial de 1,8°C, frente a los 2,1°C de antes de la COP26, pero todavía por encima del crucial umbral de 1,5° C. 

“La falta de detalles que sustentan los compromisos sugiere que existe el riesgo de que la COP26 haya sido un ejercicio de diplomacia del cambio climático que enmascare un déficit de capital político, una sensación que se ha visto reforzada por la destacada ausencia del presidente chino Xi. Además, la división entre las economías avanzadas y en desarrollo no se ha abordado demasiado, lo que implica una carga injusta para las segundas”, añade Dall’ Angelo. 

El equipo de Portocolom AV considera que durante estas dos semanas se han llegado a acuerdos importantes, pero demasiados compromisos han sido voluntarios y sin carácter vinculante. “105 países suscribieron el compromiso para reducir un 30% para 2030 las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que tiene grandes focos de emisión en instalaciones de hidrocarburos, determinados cultivos agrícolas y explotaciones ganaderas. Sin embargo, China, Rusia e India que se resistieron a firmarlo, suponen el 35% de emisiones de metano. Más de 100 países, entre ellos Brasil, dieron su respaldo a un acuerdo mundial para poner fin a la deforestación en el 2030”, destacan.

Para Giles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, la principal conclusión de esta COP puede ser que “nos debamos centrar menos en promesas genéricas y más en la implementación de estas”.  Si bien Moëc reconoce “el progreso visto en la COP26 la semana pasada, como la conversión anunciada de India al cero neto, aunque solo para 2070, o el ambicioso acuerdo sobre el metano”, considera que “algunas de las alianzas creadas en la COP26 se prestan a una imprecisión en la implementación”. “La política comercial podría convertirse en el canal principal de la geopolítica del carbono, potencialmente a un coste económico considerable para todos los interesados», advierte.

Mirando el vaso medio lleno, la economista senior del negocio internacional de Federated Hermes reconoce que un punto positivo ha sido que el sector financiero ha intensificado sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático, comprometiendo 130 billones de dólares de capital para lograr una economía neta cero en 2050, bajo la Alianza Financiera de Glasgow para la Red Cero (GFANZ). “La cifra principal, que probablemente exagera los avances, robó la luz al progreso en los debates sobre aspectos cruciales como la necesidad de armonizar las normas ESG y el papel de los bancos centrales y los reguladores. En este sentido, la Fundación IFRS anunció la creación de un Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB), mientras que la Red para la Ecologización del Sistema Financiero (NGFS) se comprometió a explorar nuevas y mejores formas de integrar las consideraciones sobre el cambio climático (y la biodiversidad) en la política monetaria”, apunta. 

En este sentido, los expertos de Portocolom AV también destacan otras cuatro alianzas para detener la financiación con dinero público de inversiones en combustibles fósiles en el extranjero; poner fecha al fin del carbón; prohibir las nuevas exploraciones de petróleo y gas; y fomentar las energías limpias. “Por separado, las naciones ricas, incluidos los EE.UU. y el Reino Unido, anunciaron 8.500 millones de dólares para acelerar la transición energética de Sudáfrica. África es el menor emisor de gases de efecto invernadero, y sin embargo el más vulnerable al cambio climático”, añaden. 

Susannah Streeter, analista senior de inversiones y mercados de Hargreaves Lansdown, reconoce que, probablemente, los esfuerzos colectivos de la COP26 sean decepcionantes para muchos activistas del clima, pero considera que la presión de los inversores para que se tomen nuevas medidas para reducir las emisiones y actuar de forma más responsable seguirá aumentando en los próximos meses y años. “Los inversores están demostrando que están dispuestos a movilizar su dinero cuando se apoye a empresas con buenas credenciales de sostenibilidad, incluso sin una nueva dirección de los gobiernos”, afirma. 

En este sentido, la firma de servicios financieros detecta una clara división en cuanto a la importancia de las cuestiones ESG a la hora de invertir según la edad. Su última encuesta muestra que la inversión responsable es más importante para los jóvenes que para los mayores. “Invertir en empresas responsables es más importante para el 44% de los jóvenes de 18 a 34 años que ganar el máximo dinero posible. Entre los mayores de 55 años, el 27% afirma que invertir en empresas responsables es más importante. Aunque los baby boomers tienen más peso financiero ahora, la Generación Z irá flexionando cada vez más sus músculos monetarios en las próximas décadas y las empresas consideradas responsables con el planeta, los empleados y la sociedad en general, atraerán sus inversiones”, apuntan. 

La frontera de la biodiversidad

A la sombra de la COP26 y sus conclusiones, se ha celebrado otra cumbre que las gestoras consideran determinante: ​​la COP 15 de las Naciones Unidas sobre la biodiversidad. En opinión de ​​Abbie Llewellyn-Waters, directora de Inversión Sostenible de Jupiter AM, el tema que marca esta otra COP será la próxima frontera para los inversores sostenibles. 

“​​Sabemos que el 50% del PIB mundial depende de la biodiversidad y, sin embargo, seguimos utilizando los recursos de la naturaleza mucho más rápido de lo que pueden reponerse. Por ejemplo, el 75% de los cultivos que producen alimentos para el ser humano dependen de la polinización animal, pero hay pruebas de que las prácticas agrícolas, el cambio climático y el uso de pesticidas están provocando la disminución de las poblaciones de polinizadores. Y ese impacto se sentirá en todo el ecosistema natural, con implicaciones mucho más amplias para nuestra economía y nivel de vida”, explica Llewellyn-Waters.

Esta cumbre sobre la biodiversidad ​​consta de dos partes y su objetivo es proteger la diversidad de las especies vegetales y animales y garantizar el uso sostenible de los recursos naturales. “Será crucial, para establecer un nuevo marco de respuesta coordinada para proteger la biodiversidad e invertir su pérdida que deberá ser mucho más fuerte que los esfuerzos anteriores, cuyos objetivos no se han alcanzado en general”, concluye la directora de Inversión Sostenible de Jupiter AM.