China es una oportunidad muy importante para las gestoras internacionales, según el último informe de Cerulli Associates titulado Global Markets 2021: Continued Growth in Uncertain Times. Según recoge el documento, los activos gestionados en China crecieron un 34% en 2020 y las entradas netas aumentaron un 21,8% interanual, lo que pone de manifiesto una enorme oportunidad que supondrá introducirse en este mercado.
El análisis de Cerulli muestra que el mercado de fondos chino tuvo un impresionante 2020, con ingresos netos que aumentaron un 37% interanual. Este crecimiento ha estado respaldado por la fortaleza de la renta variable local: el MSCI China registró una rentabilidad del 29,7% el año pasado, superando su rentabilidad del 23,7% en 2019.
Según su valoración, aunque la pandemia del COVID-19 ha causado estragos en las economías mundiales, no ha frenado el entusiasmo de los inversores por el sector de los fondos de inversión chinos. “Los inversores siguen siendo alcistas con respecto al mercado de valores del país y los reguladores están impulsando el desarrollo de los fondos que invierten en renta variable, incluida la aprobación por vía rápida de las solicitudes de fondos relacionados con la renta variable presentadas por las gestoras que obtienen una mayor puntuación según el método de tarjeta de puntuación introducido a finales de 2019”, explica el informe en sus conclusiones.
André Schnurrenberger, director gerente para Europa de Cerulli Associates, espera que los inversores sigan mostrando interés por la renta variable china en 2021, atraídos por la recuperación económica del país tras la pandemia y las perspectivas de crecimiento en los mercados. “En cuanto a los bonos, los inversores se inclinarán por la renta fija asiática porque actualmente ofrece mejores rendimientos que los bonos de los mercados desarrollados”, añade Schnurrenberger.
Además, Cerulli estima en su informe que los fondos de jubilación de Asia ex-Japón seguirán creciendo en torno al 11,9% entre 2020 y 2025. “Aunque todos los mercados de la región de Asia-Pacífico crecerán por encima de la media mundial, destacan China y Corea, cuya tasa de crecimiento alcance los dos dígitos”, señala en las conclusiones.
Según su perspectiva, los activos en China e India serán los que más crezcan en los próximos cinco y a largo plazo. Ya en 2020 se lanzaron al menos 1.300 fondos en China, que acumularon 3,1 billones de renminbi (475.000 millones de dólares) en activos procedentes de sus ofertas públicas iniciales. Para Cerulli, la India, que ha sufrido un importante ola de la pandemia durante el primer semestre, podría ser un mercado atractivo ya que navega entre inversores cautelosos que apuestan por activos seguros y líquidos, e inversores que quieren aprovechar las correcciones del mercado para aumentar su asignación en los fondos de inversión.
El atractivo de China y de toda la región asiática, tampoco se escapa a los fondos de pensiones. Según recoge el informe, los fondos de pensiones canadienses, entre ellos el Canada Pension Plan Investment Board y el Ontario Municipal Employees’ Retirement System, han ido aumentando sus equipos centrados en Asia para adaptarse a sus crecientes inversiones en la región. Además, el Nationwide Pension Fund del Reino Unido y el Iowa Public Employees’ Retirement System de Estados Unidos han manifestado su interés por incluir más deuda privada asiática en sus carteras.
“Los inversores de todo el mundo creen que los mercados emergentes, en particular en Asia, están avanzando mejor en su recuperación económica tras el COVID-19. En consecuencia, están dispuestos a aumentar su exposición a dichos mercados. Además, los inversores de los mercados emergentes, como China, Brasil y Sudáfrica, también están aumentando su exposición al extranjero. Esto crea oportunidades para los gestores de activos que pueden ofrecer a estos inversores los productos que necesitan”, concluye Schnurrenberger.
2022 será el tercer año tras la pandemia y las economías desarrolladas entrarán en él en plena recuperación, aunque con algunos altibajos y riesgos de cola. Además nos acercamos a la segunda mitad del ciclo económico, por lo que la recuperación puede resultar más difícil a medida que se normalicen las políticas monetarias y fiscales. Según destacan desde Lombard Odier, «es probable que estemos ante una mayor volatilidad en consonancia con los riesgos de errores de política monetaria y fiscal».
Si la inflación se ha convertido en la preocupación clave del 2021, la subida de los tipos de interés por parte de la Fed y el BCE será el foco de atención para los inversores en el 2022. Junto a ello, la dinámica geopolítica influirá en la volatilidad de los mercados: las tensiones entre China y EE.UU., las elecciones estadounidenses y las relaciones nucleares con Irán. En Europa, las tensiones sobre la relación del Reino Unido con la UE continuarán y Francia celebrará elecciones presidenciales en abril.
Asimismo, habráoportunidades interesantes de inversión y cabe destacar que la sostenibildad impulsará su rendimiento. Para Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank, “lagestión activa es clavepara seleccionar las exposiciones al riesgo adecuadas en las carteras”. Y es que si bien la recuperación será incompleta y el ritmo de expansión económica se realentizará desde sus máximos excepcionales, «A menos que experimentemos una nueva oleada de infecciones por COVID-19 resistentes a las vacunas, o una gran agitación geopolítica, el riesgo de una pronunciada desaceleración económica mundial en 2022 parece limitado«, recalca Monier.
En este contexto, Monier destaca diez recomendaciones a la hora de realizar inversiones los próximos meses:
Empezar a reconstruir las reservas de efectivo en las carteras. Los mercados actuales son constructivos para las carteras de inversión, pero este ciclo está evolucionando rápidamente. Un crecimiento elevado pero en desaceleración, junto con un endurecimiento fiscal y monetario gradual, significa que la volatilidad debería aumentar en 2022. Con unas valoraciones elevadas en la mayoría de las clases de activos, reconstruir gradualmente el colchón de efectivo de una cartera ayudará a los inversores a buscar oportunidades cuando finalmente se produzcan las ventas.
Reducir aún más la exposición a los bonos de alta calidad. La deuda pública de los mercados desarrollados es un buen candidato para financiar un aumento del efectivo de la cartera. La inflación está siendo más alta de lo esperado y los bancos centrales están normalizando la política monetaria, mientras que los planes fiscales de los gobiernos todavía necesitan grandes emisiones de bonos para financiar los déficits. Los rendimientos siguen siendo bajos o negativos, y no compensan las posibles pérdidas por el aumento de los tipos. Los bonos investment grade en los mercados desarrollados tienen poco margen de mejora. Aunque los niveles de impago son bajos y la demanda de estos bonos se mantiene, las valoraciones parecen elevadas, con unos diferenciales por debajo de sus medias a largo plazo y con poco margen de caída. Esto ofrece pocos incentivos a los inversores.
La solidez de los beneficios sigue haciendo atractiva la renta variable. Por primera vez, las empresas han registrado sorpresas de dos dígitos en los beneficios por acción durante seis trimestres consecutivos. Los beneficios son lo suficientemente sólidos frente a las valoraciones para recompensar a los inversores de renta variable con una prima ligeramente superior a su media de 20 años. Así, las valoraciones siguen siendo elevadas en todos los mercados, pero históricamente son un mal indicador de los resultados a corto plazo.A medida que avance el ciclo económico, el impulso de las revisiones de los beneficios se ralentizará, pero por ahora la recuperación sigue siendo incompleta y favorece a los activos de riesgo.
Mantener un sesgo hacia el valor y los valores cíclicos. En esta fase del ciclo económico, las tendencias empresariales deberían apoyar a los valores del sector de la energía, las finanzas y los fabricantes de automóviles, así como a los cíclicos de los sectores industrial y de materiales. Estos estilos de renta variable, además de los valores de pequeña capitalización, siguen teniendo una valoración atractiva, y es probable que el crecimiento mundial todavía fuerte les permita obtener mejores resultados.
Inclinar la sobreponderación en divisas duras emergentes hacia Asia. Los bonos en divisas fuertes de los mercados emergentes ofrecen la oportunidad de obtener un rendimiento de arrastre en la renta fija. En general, las valoraciones están menos ajustadas que las de otros segmentos de crédito, con unos diferenciales ligeramente superiores a las medias históricas y un buen apoyo de los fundamentales en la mayoría de las economías emergentes. Las presiones inmobiliarias chinas han sido recientemente un lastre para el segmento y, aunque todavía hay incertidumbre sobre el resultado, las valoraciones actuales ya descuentan en gran medida muchos de los escenarios potencialmente negativos.
Un dólar más fuerte y un euro más débil. Es probable que en 2022 nos encontremos con un dólar estadounidense más fuerte y un euro más débil. El dólar debería fortalecerse a medida que la política monetaria estadounidense se vuelve menos acomodaticia. Asimismo, es posible una debilidad del euro frente a varias divisas, dado el debilitamiento de la balanza de pagos de la eurozona y porque es probable que el Banco Central Europeo normalice su política monetaria más lentamente que otros. “El euro-dólar estadounidense caerá hasta 1,12 en el primer semestre del próximo año, y que el euro-franco suizo cotizará entre 1,05 y 1,08”, asegura Monier.
Aprovechar las oportunidades para reducir la exposición al oro. La elevada inflación puede impedir una fuerte caída de los precios del oro durante el primer trimestre de 2022, pero una vez que se absorban los efectos de base, la ralentización de la inflación permitirá que los tipos reales se normalicen. Esto pesaría sobre los activos de baja rentabilidad, incluido el oro. Si bien los precios del oro pueden mantenerse en los niveles actuales durante un par de meses, en el segundo trimestre de 2022 es posible que los precios coticen a la baja, en torno a los 1.600 dólares por onza. Para los inversores preocupados por la inflación, son recomendables los índices de materias primas generales y, más concretamente, los metales industriales, que son los que más probablemente se beneficiarán de la descarbonización y de los programas de infraestructuras.
Favorecer la gestión táctica y activa sobre la pasiva. Un tema clave para el próximo año es la creciente divergencia en la política monetaria. Una de las implicaciones es que los gestores macro de los fondos de inversión libre deberían beneficiarse, dado su potencial para explotar el aumento de los tipos de interés, la mayor volatilidad de los mercados y, en general, una mayor diferenciación entre los rendimientos de los activos. La históricamente baja correlación de estos fondos con otras clases de activos más tradicionales puede constituir una ventaja de diversificación de la cartera en tiempos de tensión del mercado. Del mismo modo, las tendencias de sostenibilidad seguirán creando oportunidades para los gestores activos cualificado.
La volatilidad aumentará, mejor utilizarla correctamente. A medida que los mercados se normalizan, las ventas serán más frecuentes y los rendimientos más moderados. Esto significa que los inversores necesitan un conjunto más amplio de estrategias de cartera. Con el enfoque adecuado, la volatilidad puede ayudar a los inversores a gestionar el riesgo de la cartera, así como a generar ingresos como alternativa a los cupones de los bonos tradicionales. Existe una oportunidad de ganar una prima con la venta de opciones de compra sobre el S&P 500, aprovechando la alta volatilidad del mercado estadounidense.
Centrarse en la sostenibilidad como motor de la rentabilidad. Con los compromisos de la cumbre climática COP26 y la actual crisis energética, los flujos financieros siguen apoyando las inversiones sostenibles. Así, la sostenibilidad se ha convertido en un impulsor clave del rendimiento financiero a la hora de detectar oportunidades de inversión. Por el contrario, si no se abordan las cuestiones de sostenibilidad, se crearán fuentes de riesgo para la inversión. Las empresas muy expuestas al riesgo medioambiental e incapaces de adaptarse se enfrentan a una creciente inestabilidad. Debemos favorecer a las empresas cuyos modelos de negocio contribuyen a la transición hacia el cero neto, ya sea aportando soluciones o aplicando cambios serios en sus actividades que ayuden a frenar la amenaza medioambiental.
Federated Hermes ha anunciado el nombramiento de Vivek Bhutoria, actual analista senior, para el cargo de co-gestor del Federated Hermes Global Emerging Markets Equity Fund. Según explican desde la gestora, trabajará junto a Kunjal Gala, Lead Portfolio Manager, y su ascenso será efectivo el 4 de enero de 2022.
Vivek Bhutoria cuenta con 14 años de experiencia trabajando en renta variable de mercados emergentes y, según señala la gestora, ha sido clave para el éxito de la plataforma de mercados emergentes desde que se unió en 2019. “Él y Kunjal tienen una excelente relación de trabajo y defienden la filosofía y el enfoque del equipo. Esto incluye perspectivas de mercado y sectoriales descendentes y ascendentes, la integración de ESG en todo el proceso y la entrega de carteras de alta participación activa y concentrada”, destacan desde Federated Hermes. Ambos seguirán contando con el apoyo de un equipo de gestión de carteras que reúne una experiencia de inversión en mercados emergentes de más de 150 años.
“Desde que se incorporó a la empresa, Vivek ha sido fundamental para el equipo y ha contribuido significativamente a la obtención de rendimientos para nuestros clientes. Ha demostrado un claro talento para la gestión de carteras y este es un ascenso natural y bien merecido para él. Espero fortalecer lo que ya es una gran relación de trabajo entre nosotros y demostrar los beneficios de la misma a través del excelente rendimiento del fondo”, ha afirmado Kunjal Gala, Lead Portfolio Manager.
Por su parte, Eoin Murray, director de Inversiones de Federated Hermes, ha comentado: “Basta con mirar la rentabilidad para ver lo unido y capaz que es este equipo. Bajo el liderazgo de Gary Greenberg como director de Mercados Emergentes Globales, cada miembro ha destacado y colaborado para crear lo que es un enfoque de inversión exitoso y sostenible. Vivek ha sido y seguirá siendo un activo de este equipo”.
Goldman Sachs Asset Management ha actualizado su política de proxy vote para promover una mayor diversidad en los consejos de administración en las empresas cotizadas en las que participa. De esta manera, a partir de marzo de 2022 la compañía espera que las empresas del S&P 500 y del FTSE 100 cuenten con al menos un representante de una minoría étnica y que haya dos mujeres en sus respectivos consejos de administración (a menos que el consejo tenga menos de 10 miembros o cuando los requisitos locales sean superiores respecto a estos mínimos).
«La diversidad en los consejos de administración es una fuente importante de pensamiento diverso al más alto nivel de cada empresa y es un importante motor de los resultados corporativos», apunta Katie Koch, codirectora del negocio de renta variable fundamental de Goldman Sachs AM. A lo que Heather Miner, directora de Operaciones de Goldman Sachs AM, añade: «Estas últimas mejoras en nuestra política de voto mantendrán a Goldman Sachs Asset Management a la vanguardia del impulso de una mayor diversidad e inclusión en los consejos de administración de todo el mundo».
Según informan desde Goldman Sachs AM votarán en contra de los consejeros propuestos que no cumplan estas expectativas, y en Estados Unidos seguirá votando en contra de todos los miembros de los consejos de compañías que no incluyan mujeres. Utilizará el ‘proxy vote’ para ayudar a influir en el comportamiento de
las empresas en las que invierte en nombre de sus clientes.
La gestora refuerza así su compromiso por la inclusión y la diversidad de género, racial y étnica de las plantillas con las que participa a fin de fomentar un comportamiento corporativo sostenible.
Las gestoras siguen cosechando éxitos gracias a su apuesta por la inversión sostenible. Un ejemplo son los fondos ODDO BHF Green Planet, enfocado a la renta variable temática global, y el ODDO BHF Sustainable Credit Opportunities, una estrategia de renta fija flexible, que han sido galardonados con los sellos ISR y FNG.
Tras estas distinciones, ODDO BHF Asset Management cuenta ahora con nueve fondos bajo el sello ISR y cuatro con el sello FNG, que representan más de 7.000 millones de euros en activos bajo gestión: ODDO BHF Avenir Europe; ODDO BHF Avenir Euro; ODDO BHF Avenir; ODDO BHF Green Planet; ODDO BHF Génération; ODDO BHF Algo Sustainable Leaders; ODDO BHF Bono Corporativo Sostenible Euro; ODDO BHF Sustainable Credit Opportunities; y ODDO BHF Convertibles Europeos Sostenibles.
A raíz de este anuncio, Martina Macpherson, responsable de estrategias ESG de Oddo Asset Management, ha declarado: “Como señal de transparencia, recibir el sello ISR y el FNG en dos fondos más refleja nuestro objetivo de apoyar a nuestros clientes en su búsqueda de inversiones con intención”.
Por su parte, Nicolas Chaput, CEO de ODDO BHF Asset Management, ha añadido: “La distinción de los sellos ISR y FNG pone en relieve nuestro sólido compromiso con la inversión socialmente responsable, así como nuestros continuos esfuerzos por implementar la sostenibilidad en las carteras de nuestros clientes en Europa. En este sentido, creemos que la inversión sostenible favorece la rentabilidad a largo plazo”.
Las ciudades inteligentes ya no son un tema del futuro. En todo el mundo, los sectores que van desde las infraestructuras hasta la gestión de recursos, pasando por el transporte y la tecnología, se están movilizando para hacerlas realidad. Omar Moufti, especialista en inversiones temáticas de BlackRock para EMEA, explica las oportunidades de inversión que pueden surgir de esta transformación urbana.
Futuro urbano
En 1972, los líderes mundiales se reunieron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en Suecia, donde definieron las acciones que, en última instancia, sentarían las bases para que las empresas y las organizaciones mundiales se unieran a los esfuerzos para combatir el cambio climático. En años posteriores, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas establecieron metas clave para guiar los esfuerzos internacionales.
Este año, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) continuó la conversación para cumplir los objetivos de sostenibilidad a corto plazo. Las ciudades desempeñan un papel fundamental en el esfuerzo colectivo para cumplir estos objetivos, ya que son contribuyentes directos o indirectos importantes de emisiones de carbono y contaminantes. Esta transformación de las ciudades, además de cambiar el paisaje urbano, también ofrecerá la oportunidad de incorporar a las carteras de los inversores la exposición a las industrias implicadas en este proceso.
A lo largo de esta década habrá mil millones de nuevos habitantes en zonas altamente urbanizadas. De ellos, el 90% será absorbido por los mercados emergentes5. Esto significa que más de 900 millones de personas se trasladarán a las ciudades en los próximos años.
Por ejemplo, se espera que México pase de las 384 ciudades actuales a más de 900 en 2030, según ONU-Hábitat.
Ciudades inteligentes
La ONU considera que las ciudades con infraestructuras inteligentes son una vía sostenible de urbanización, y que las ciudades inteligentes, junto con los modelos de gestión urbana inteligente que revolucionan las infraestructuras actuales (5G, internet de las cosas (loT), etc.), tienen el potencial de reducir el impacto medioambiental al tiempo que mejoran la calidad de vida de sus habitantes.
Y la creación de ciudades inteligentes está recibiendo mucha atención por parte de los responsables políticos, como el presidente Biden, así como la Comisión Europea, que asigna un importante presupuesto a las infraestructuras para impulsar el PIB. «Con la pandemia, muchos municipios y gobiernos federales han tenido que acelerar la modernización de su oferta. El intercambio de información ha mejorado mucho. Los equipos de respuesta a las emergencias se han modernizado», explica Omar Moufti, especialista en inversiones temáticas de BlackRock para EMEA.
Con el peso de los gobiernos y organizaciones mundiales detrás, el desarrollo del sector de las infraestructuras tiene el potencial de generar inversiones que fomenten el crecimiento económico. Las oportunidades abundan: desde los fabricantes de equipos y los proveedores de servicios que mejoran la eficiencia de los recursos, hasta el desarrollo y la renovación inmobiliaria.
Las oportunidades de crecimiento urbano futuro también se extienden a los desarrolladores de software y a las nuevas soluciones tecnológicas. «Sin duda, el 5G y el IoT son clave para aumentar la comunicación entre máquinas y la actualización de datos en tiempo real, que ya forman parte de la realidad actual y se consolidarán como elemento central de las ciudades inteligentes», añade Moufti.
Estrategia de inversión
La inversión en la transformación de espacios urbanos e infraestructuras ofrece posibilidades de inversión para generar resultados con un buen equilibrio de riesgo y rendimiento. En este sentido, el macrotema de las infraestructuras podría incorporarse como una estrategia anticíclica para ayudar a la recuperación tras el impacto social y económico del actual entorno de mercado.
«La integración de infraestructuras inteligentes generará complejos urbanos que permitan una convivencia positiva entre el medio ambiente, la sociedad y los modos de conectividad. Todo ello con el objetivo de mejorar a largo plazo la calidad de vida de las personas y reciclar recursos para preservar el planeta», afirma Moufti.
Las infraestructuras son un motor de desarrollo de varias décadas, y es vital elegir la estrategia adecuada para invertir en ellas. «Dedicamos muchos esfuerzos de investigación a desarrollar nuestros índices de referencia, junto con nuestros socios de índices, para ayudar a garantizar que captamos todas las oportunidades a largo plazo», dice Moufti. «Algunos subtemas pueden tener un rendimiento superior en algunos ciclos, pero lo más importante al crear índices temáticos es capturar todo el conjunto de oportunidades para que el crecimiento de ese tema se acumule en la cartera.»
Smart City Infrastructure es un ETF desarrollado teniendo en cuenta no sólo las megatendencias, sino también los ODS de la ONU. Este y otros tipos de instrumentos con exposición a temas de infraestructuras inteligentes son una solución para alinear una cartera de inversión con las principales tendencias mundiales e invertir en ciudades que ya están dando un salto hacia el futuro.
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Aunque quizá no lo parezca, las sociedades de inversión inmobiliaria cotizadas (o REITs en inglés) forman una clase de activos relativamente joven que aún está ganando aceptación entre los inversores. En este artículo, Greg Kuhl, gestor de cartera en Janus HendersonInvestors, presenta el primero de una serie centrada en los REITs estadounidenses por ser el mercado inmobiliario de mayor tamaño y más consolidado, analizamos el desarrollo de la clase de activos y, lo que es más importante, qué puede depararle el futuro.
Como introducción a los REIT, Kuhl comienza haciendo un breve repaso histórico. Lo hemos sintetizado en tres periodos diferentes, a los que denominamos “REITs 1.0”, “REITs 2.0” y “REITs 3.0”.
REITs: breve resumen histórico
REITs 1.0: 1960-1990
La normativa sobre los REITs en EE. UU. se aprobó en 1960 para permitir a los inversores particulares acceder a las ventajas de la titularidad de bienes inmuebles comerciales. Con la figura de los REITs se dotó de liquidez1 a una clase de activos anteriormente ilíquida, al hacer que pudieran negociarse en las bolsas de valores, al tiempo que ofrecían una tributación eficiente2 y exposición a inmuebles de alta calidad para los inversores. El primer REIT empezó a cotizar en la Bolsa de Nueva York (NYSE) en 1965. La mayoría de los primeros REITs invertían en hipotecas sobre inmuebles comerciales en lugar de adquirir la propiedad de los inmuebles en sí. Por lo general asumían altos niveles de apalancamiento financiero3 y eran “gestionados externamente”, lo que significa que los directivos no eran empleados del REIT sino que cobraban una comisión de gestión por asignar el capital de la sociedad (una relación plagada de conflictos de intereses que no existe normalmente en los REITs cotizados en EE. UU. actuales). En muchos sentidos, varios de estos vehículos pioneros presentaban mayor semejanza con un banco o un prestamista especializado que con un propietario real de inmuebles.
REITs 2.0: 1991-2015
La oferta pública de acciones (IPO) en 1991 de Kimco Realty Corporation (KIM), un REIT de centros comerciales, es considerada de forma general como la primera IPO exitosa, alumbrando el nacimiento de la “era moderna” en los REIT. Asimismo en 1991, el órgano representativo del sector estadounidense de REITs —la National Association of Real Estate Investment Trusts (NAREIT)—, definió el término Funds from Operations (FFO )4, que se convertiría en el parámetro fundamental sobre flujos de caja publicado por todos los REITs cotizados. Hay consenso en que los FFO son una aproximación más precisa a los flujos de caja que el concepto del beneficio por acción (BPA)5 definido en los principios de contabilidad generalmente aceptados estadounidenses (GAAP)6, y su difusión probablemente ayudó a una mejor comprensión del negocio inmobiliario por parte de los inversores. La década de los noventa trajo más de 150 IPOs de REIT, que llevaron la capitalización bursátil7 del sector en EE. UU. desde 16.000 millones de USD en 1992 a 138.000 millones de USD al final de la década. Muchos de estos nuevos vehículos cotizados consistían en carteras de inmuebles privados bajo control familiar, con relativamente escasa diversidad y tamaño, y que operaban con un alto apalancamiento (ratio de deuda sobre fondos propios).
La clase de activos siguió creciendo en escala y diversidad mientras la normativa REIT se hacía más clara y exhaustiva durante la segunda mitad del periodo REITs 2.0. La crisis financiera mundial (CFM) asestó un duro golpe a muchos REITs cotizados que venían operando con altos niveles de apalancamiento financiero y una mala estructura escalonada de vencimientos8 de la deuda (deficiente gestión del riesgo), aunque la gran mayoría sobrevivió tras ser refinanciados por enormes ofertas de acciones a costa de unos accionistas que vieron fuertemente diluida su participación. Esta recapitalización post-CFM fue un claro punto de inflexión para el sector, pues ayudó a definir la estructura de capital considerada adecuada para un REIT cotizado. Los REITs de hoy en día operan normalmente con una proporción mucho más alta de recursos propios respecto a deuda de lo que lo hacían antes de la CFM, prestando mucha mayor atención a la cadencia de los vencimientos futuros de la deuda.
REITS 3.0: 2016 – hasta el presente
En 2016, los REITs estadounidenses superaron el billón de USD de capitalización bursátil y el sector inmobiliario fue añadido como undécimo sector al Global Industry Classification Standard (GICS)9. Hasta entonces, el sector inmobiliario, incluyendo los REITs, figuraba clasificado dentro del sector financiero del GICS junto a bancos y compañías de seguros. De manera importante, el hecho de conformar un sector separado dio un considerable espaldarazo al perfil de la clase de activos entre los inversores, adquiriendo el estatus de componente significativo de los mercados cotizados.
Hoy, el sector de REITs cotizados presenta una gran variedad de tipos de inmuebles, tras evolucionar más allá de los sectores “core” tradicionales —como minorista, oficinas, industrial y residencial— e invirtiendo cada vez más en sectores más diversos, “no core” o emergentes y orientados al crecimiento —como las torres de telefonía móvil, los centros de datos, el autoalmacenamiento y el espacio para laboratorio—. Actualmente los REITs poseen y controlan carteras líderes en el mercado, y se benefician de potentes tendencias seculares como el e-commerce, la computación en la nube (“cloud computing”), el 5G o el cambio demográfico.
REITs: una clase de activos dinámica y en evolución
Muchas empresas REIT tienen una escala enorme, están bien capitalizadas y aplican criterios sofisticados para acceder e invertir el capital buscando oportunidades. Por su gran escala, excelencia operacional y continuo acceso a capital no volátil, estas empresas están bien equipadas para ofrecer potencialmente un nuevo nivel de crecimiento compuesto a los inversores.
Próximamente…
En el próximo artículo de Janus Henderson, analizamos el concepto de “REITS 3.0: creación de valor basada en el cliente”, y cómo sus diversas palancas trabajan de forma coordinada para ofrecer las herramientas que sustenten una superior rentabilidad a largo plazo de los REITs.
Notas a pie de página:
1Liquidez: capacidad para comprar o vender un valor o activo en particular en el mercado. Se denominan activos “líquidos” aquellos que pueden negociarse fácilmente en el mercado (sin provocar una variación importante del precio).
2Se considera que los REITs ofrecen una tributación eficiente porque a cambio de distribuir cerca del 90% o más de los rendimientos sujetos a impuestos a los accionistas, el REIT disfruta de la exención del pago de impuestos sobre sociedades.
3 Apalancamiento financiero: el empleo de deuda para elevar la exposición a un activo/mercado. Esto puede lograrse de dos formas: tomando efectivo a préstamo y destinándolo a adquirir un activo o empleando instrumentos financieros, como derivados, para simular el efecto del endeudamiento y su posterior inversión en activos
4FFO : los “Funds from Operations” son una forma más precisa de medir los flujos de caja de los REITs ya que tienen en cuenta el gasto en concepto de depreciación y amortización, y por tanto la capacidad de un REIT para seguir pagando sus dividendos. De manera general, la cifra de FFO se calcula a partir de los beneficios del REIT, sumándoles el importe de la depreciación y la amortización de las hipotecas.
5 Beneficio por acción (BPA): parte de los beneficios de una empresa atribuible a cada acción de esta. Es uno de los indicadores más empleados por los inversores para evaluar los beneficios de una empresa. Se obtiene dividiendo los beneficios (después de impuestos) entre el número de acciones que se poseen.
6 Principios de contabilidad generalmente aceptados (PCGA, o GAAP en inglés): el conjunto de principios, normas de valoración y procedimientos contables. Las empresas cotizadas en bolsa deben seguir los PCGA en la formulación de estados financieros.
7 Capitalización bursátil: el valor total de mercado de las acciones en circulación de una empresa. Es el resultado de multiplicar el número de acciones en circulación por el precio actual de la acción. Este valor se utiliza para determinar el tamaño de una empresa, y suele referirse a él de forma abreviada como “capitalización” o “cap”.
8Escalonamiento de la deuda: cartera formada por varios bonos más pequeños con diversas fechas de vencimiento en lugar de por un solo bono con una única fecha de vencimiento. El objetivo es minimizar el riesgo de tipos de interés, aumentar la liquidez y diversificar el riesgo de crédito.
9 GICS o Global Industry Classification Standards: taxonomía comúnmente utilizada por los inversores, analistas y economistas para definir los sectores de los mercados cotizados y clasificar a las empresas en uno de esos sectores.
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Durante la crisis del COVID-19, se produjo una gran aceleración de la transformación digital en la economía mundial. Según los datos recogidos por Statista, se prevé que el gasto mundial en transformación digital aumente de los 1,3 billones de dólares registrados en 2020 a 2,4 billones en 2024.
La pandemia favoreció a compañías de la nueva economía pertenecientes a sectores como el comercio electrónico, los pagos digitales y el ocio por internet, pero también a muchas empresas de la viaje economía, que hicieron su transición a la era digital.
En el presente artículo comentamos tres formas en las que las compañías innovadoras están aprovechando el potencial que ofrecen las tecnologías de nube para revolucionar sus propios sectores, creando crecimiento transformador.
1. Transformación de los sectores tradicionales con soluciones basadas en la nube
El sector agrícola, uno de los más tradicionales, está inmerso en un continuo proceso de transformación. Los drones conectados a la nube están impulsando la agricultura de precisión, lo que puede mejorar tanto la eficiencia como la sostenibilidad. La monitorización inteligente del ganado (por ejemplo, con dispositivos que controlen la actividad y la salud de una vaca), la maquinaria agrícola autónoma y los «edificios inteligentes» son otras soluciones viables basadas en la nube.
Estas tecnologías ofrecen un incremento de la eficiencia, lo que tiene un efecto sustancial en la mejora del rendimiento agrícola. Se calcula que la conectividad agrícola podría generar más de 500.000 millones de dólares del producto interior bruto mundial de aquí a 2030.
Las ventajas de las soluciones basadas en la nube no se limitan al sector de la agricultura. Cada vez son más las compañías de sectores tan diversos como el manufacturero, el del transporte o el de la energía que adoptan servicios en la nube con el fin de aumentar su agilidad y mejorar su posición competitiva.
Pero a pesar de la velocidad a la que las compañías comienzan a adoptar las soluciones basadas en la nube, es posible que las empresas y los gobiernos aún no sean conscientes de lo que la nube es realmente capaz de hacer.
2. Los macrodatos impulsan las ganancias de las energías renovables
El uso de los «macrodatos» (big data) ha crecido en importancia en los últimos años. En el sector de las energías renovables, los macrodatos se utilizan para predecir el tiempo y el consumo energético, con el fin de ayudar a las compañías a gestionar mejor la oferta y la demanda.
El rendimiento de los parques eólicos, por ejemplo, se puede optimizar con el análisis de los macrodatos. La dinámica de fluidos de los aerogeneradores es un problema complejo que las fórmulas matemáticas no pueden resolver con precisión. Sin embargo, los macrodatos, que están almacenados en la nube, pueden utilizarse para simular lo que ocurre con el viento que rodea los rotores de aerogenerador para ayudar a optimizar la eficiencia.
Para que un parque eólico tenga éxito financiero es fundamental saber cómo hay que cotizar un proyecto. Los ingenieros tienen en cuenta el «efecto estela» (la pérdida de rendimiento de un aerogenerador con respecto a otro situado en la misma línea de dirección del viento) para calcular el rendimiento energético de un proyecto potencial. Sin embargo, la pérdida energética provocada por el efecto bloqueo (la pérdida de rendimiento de un aerogenerador con respecto a otro situado en dirección contraria al viento) no se ha tenido en cuenta hasta hace poco.
La compañía especializada en energía eólica marítima Ørsted adaptó su metodología para calcular la pérdida por interacción de las turbinas, lo que le ha permitido aplicar una mayor disciplina en su proceso de licitación de proyectos. La disciplina financiera, junto con las simulaciones basadas en la nube para crear algoritmos predictivos que optimicen la eficiencia, ha ayudado a la compañía a convertirse en líder del sector.
3. Soluciones médicas pioneras que no se limitan a mejorar la salud y salvar vidas
La aplicación de tecnología al sector sanitario ha obtenido un gran reconocimiento durante la pandemia de COVID-19. Una de las principales razones que permitió la rápida distribución de las vacunas entre las poblaciones radicó en la nube.
En la década de 1990, la capacidad para descodificar el ADN del virus COVID-19 nos habría llevado meses y habría costado en torno a 1.000 millones de dólares. Este plazo se redujo de forma espectacular durante la pandemia (de hecho, se produjo de forma prácticamente instantánea una vez que se dispuso de la tecnología) y el proceso costó menos de 100 dólares. Una vez descifrada, la secuencia de ADN del COVID-19 estuvo disponible en la nube, y los equipos de inmunología de todo el mundo pudieron comenzar a trabajar en el descubrimiento de una vacuna viable.
La aplicación de la tecnología en la nube no se limita a la fase de descubrimiento de fármacos. En los ensayos clínicos del COVID-19, se utilizaron los macrodatos para seleccionar a los candidatos que iban a participar en los ensayos y comprender la información que se desprendía de los resultados.
Algunas compañías del sector de la biotecnología cuentan con recursos propios en los ámbitos de la computación en la nube y los macrodatos, pero muchas otras acuden a empresas externas. Thermo Fisher Scientific es conocida por suministrar instrumentos al sector sanitario, pero también ha subcontratado capacidad en la nube para almacenar 40 exabytes de datos relativos al genoma humano3 . La posibilidad de ofrecer este servicio a las compañías biotecnológicas le permite acceder al poder de transformación de la nube.
En busca de compañías con potencial de crecimiento a largo plazo
En el futuro, las compañías tecnológicas seguirán impulsando la economía digital y transformando el contexto empresarial a escala mundial. Pero no todas las empresas que se embarquen en un proceso de transformación digital van a tener éxito.
Los equipos directivos innovadores y la solidez de los balances son solo dos de los atributos que también son importantes a la hora de identificar compañías con potencial de crecimiento a largo plazo. El análisis fundamental sigue siendo clave para entender el verdadero valor de una empresa.
Con menos de una década por delante para cumplir con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, los bonos verdes son una solución de inversión sostenible dentro del espacio de renta fija cuyos fondos se destinan a financiar o refinanciar proyectos nuevos o existentes beneficiosos para el clima o medio ambiente. Cada vez hay más gobiernos, empresas y organizaciones multinacionales que los utilizan para captar fondos para sus proyectos verdes y más inversores que perciben su atractivo. A continuación, las gestoras analizan todas las tonalidades de la deuda verde.
Con los bonos verdes, hemos asistido al nacimiento de una nueva clase de activo. En los últimos cinco años, su mercado ha dejado de ser un nicho para superar el tamaño de otros más maduros como, por ejemplo, el de la deuda high yield europea. De hecho, el mercado de bonos verdes es hoy una alternativa creíble para diversificar una cartera frente a los agregados globales de deuda, pues tiene un perfil de rentabilidad-riesgo similar, una duración ligeramente elevada, una cierta inclinación por la eurozona y posiblemente un mejor equilibrio entre emisores soberanos y corporativos.
Allianz GI: “Apoyamos que empresas de sectores intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero puedan emitir bonos verdes si muestran el compromiso de transformar su negocio”
La piedra angular de un bono verde es la utilización de los fondos obtenidos con su emisión para la financiación de proyectos que contribuyan a la sostenibilidad ambiental. Representan una herramienta eficaz para aquellos emisores que necesiten financiar su transición climática y para los inversores que busquen un impacto positivo cuantificable en el medio ambiente, pues los emisores deben reportar periódicamente el empleo de la financiación captada.
El primer bono verde fue emitido en 2007 por el Banco Europeo de Inversiones bajo la etiqueta de bono de sensibilización climática. En 2008, el Banco Mundial le siguió con una nueva emisión, ya con la etiqueta de bono verde. Desde entonces, las emisiones han aumentado rápidamente. 2020 fue un año crucial para este mercado, registrando emisiones por más de 250.000 millones de dólares y alcanzando del hito del billón de dólares en emisiones globales acumuladas, según los datos de la organización Climate Bond Initiative (CBI, por sus siglas en inglés) y Bloomberg.
La etiqueta verde
Si bien en la actualidad la denominación de bono verde la otorga el propio emisor, existen organismos independientes que han establecido sus criterios a fin de mitigar la falta de unas normas precisas y facilitar una mayor transparencia en el mercado. En 2010, la Climate Bond Initiative comenzó a publicar su taxonomía de bonos climáticos, compuesta por ocho categorías generales: energía, transporte, agua, edificios, uso de suelos y recursos marítimos, industria, desechos y tecnologías de información y comunicación, que constituyen un marco de referencia para definir activos y proyectos verdes. Cuatro años más tarde, la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA, por sus siglas en inglés) creó los Principios de los Bonos Verdes con el objetivo de promover la integridad y transparencia en el mercado de bonos verdes a través de cuatro componentes: el uso de los fondos obtenidos en una de sus categorías elegibles, el proceso de evaluación y selección de proyectos, la gestión de los fondos y la publicación de informes que incluyan la lista de proyectos financiados, las cantidades asignadas y su impacto esperado. Además, la ICMA recomienda la utilización de un evaluador externo por parte de los emisores para revisar y confirmar la alineación de la emisión del título con estos cuatro componentes.
Amundi RI: “Los inversores verdes no tienen que hacer concesiones de rendimiento para financiar el desarrollo del mercado de bonos verdes”
Por su parte, la Comisión Europea anunció en julio su plan para introducir el Estándar Europeo de Bonos Verdes (European Green Bond Standard) con el objetivo de fortalecer la supervisión de este mercado y proporcionar un marco común a los países miembros de la Unión Europea. Cada emisión deberá cumplir con cuatro requisitos, entre ellos asegurar que los fondos captados se asignan en su totalidad a proyectos que se ajusten a la taxonomía verde de la UE, una plena transparencia en la asignación de los ingresos de los bonos, un proceso de verificación externa para garantizar el cumplimiento de la norma y el ajuste de los proyectos financiados a las exigencias medioambientales de la UE. El estándar es voluntario y estará abierto a empresas y gobiernos tanto dentro como fuera del bloque de países miembros y cubrirá todo tipo de bonos, incluidos garantizados, de proyectos, y títulos respaldados por…
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Aunque los mercados financieros están inquietos por la aparición de la variante Ómicron del COVID-19, entre los inversores no debería cundir el pánico. Las economías están mejor preparadas para hacer frente a una nueva oleada de contagios.
Las clases de activos más arriesgadas cotizan en máximos históricos o cerca de ellos. Hay buenas razones para ello.
La demanda industrial y de los consumidores es sólida, los cuellos de botella en la oferta parecen estar a punto de solucionarse –lo que podría ejercer una presión bajista sobre la inflación– y los beneficios y los márgenes empresariales siguen siendo buenos.
Esto es un buen augurio para los mercados de renta variable en el corto plazo.
Sin embargo, hay que contrarrestar este panorama positivo con la aparición de una nueva amenaza para la economía. Aunque había descendido en la lista de preocupaciones de los inversores, la variante Ómicron del COVID-19, identificada recientemente, demuestra que la pandemia no ha desaparecido. Aunque los acontecimientos relacionados con la pandemia ya no pueden dictar el ciclo económico, no cabe duda de que sí pueden influir en él.
La aparición de una nueva variante del COVID-19, clasificada como de riesgo “muy elevado” por la Organización Mundial de la Salud, ha asustado de manera ostensible a los mercados. Aunque el número inaudito de mutaciones de la cepa indica que las vacunas actuales podrían, en cierta medida, no ser tan eficaces frente a este virus, esto aún no se ha demostrado.
Tampoco está clara la gravedad de la enfermedad que provoca la nueva cepa, aunque las pruebas anecdóticas son alentadoras.
Los gobiernos, por su parte, no asumen riesgos. Muchos han impuesto restricciones a los viajes, tal vez debido a las lecciones extraídas de la vacilación de la que fueron responsables durante la propagación de la variante Delta a principios de año.
Pero el panorama no es negativo a nivel universal.
Aunque la COVID-19 ha provocado distorsiones y cuellos de botella en la oferta, las economías, en términos generales, se han adaptado excepcionalmente bien a los avatares de la pandemia y ahora están mejor preparadas para resistir sus efectos.
Además, parece que las vacunas que se han distribuido por todo el mundo pueden modificarse para tratar específicamente la nueva variante.
Paralelamente, no vemos signos de valoraciones exageradas en las acciones de las empresas que se habrían beneficiado de una reapertura total de la economía. Las valoraciones de los títulos sensibles a la COVID-19 indican que, en gran parte, los inversores han sido escépticos ante la perspectiva de una reapertura fluida y sin sobresaltos de la economía.
Así pues, pese a la mayor incertidumbre, creemos que el rumbo emprendido sigue dirigiéndose hacia la reapertura y la casi normalización de las economías de todo el mundo.
Todo ello nos lleva a mantener nuestra posición neutral en renta variable y negativa en renta fija.
En general, nuestros indicadores del ciclo económico muestran que la economía sigue recuperándose de la pandemia. A pesar de que existe preocupación por los riesgos a corto plazo para el crecimiento europeo, en gran parte relacionados con los nuevos confinamientos y el reciente incremento de los casos de COVID-19, tenemos más confianza en cómo están evolucionando las condiciones económicas en los países desarrollados.
Cabe esperar que el crecimiento de EE.UU. siga siendo muy fuerte, tanto en términos reales como nominales (véase la fig. 2). A nivel mundial, esperamos que el sector servicios cobre impulso. En condiciones normales, el sector servicios seguiría la estela del sector manufacturero –que últimamente ha mostrado cierto debilitamiento. No obstante, creemos que la próxima fase de la recuperación vendrá impulsada por los servicios, ya que la reapertura de las economías debería seguir, en general, su curso (aunque con la incertidumbre añadida por la propagación de la variante Ómicron).
Prevemos una reaceleración secuencial del crecimiento hasta el primer semestre de 2022. El ritmo de la expansión económica global debería mantenerse por encima de la tendencia en un futuro inmediato –nuestra previsión de un crecimiento del PIB del 4,8% para el año que viene sigue estando por encima de la del consenso.
Nuestros indicadores de liquidez muestran una importante contracción de la oferta de crédito este trimestre, gracias a la drástica retirada de estímulos de los bancos centrales. Sin embargo, en una nota más positiva, existen indicios de que la oferta de crédito está creciendo en el sector privado, sobre todo en EE.UU., y las autoridades chinas también están empezando a relajar su postura.
El repunte de la financiación privada históricamente ha ejercido una presión alcista sobre los tipos de interés, ya que permite a los bancos centrales endurecer aún más su política monetaria.
Nuestros indicadores de valoración muestran que todas las clases de activos principales siguen estando caras según niveles históricos, con la renta variable rondando máximos históricos. Latinoamérica es una excepción, ya que sus mercados de renta variable ahora están baratos incluso en términos absolutos. En términos relativos, el Reino Unido también está a buen precio.
La valoración de la renta variable estadounidense es la más elevada. Y los títulos de consumo discrecional empiezan a parecer tan caros como las acciones tecnológicas. Mientras tanto, los títulos cíclicos han superado en rentabilidad a sus equivalentes defensivos a medida que las expectativas de inflación han aumentado; esto ha hecho que la prima de los títulos cíclicos sobre los defensivos vuelva a acercarse a los máximos del ciclo, del 16%.
La disminución de la liquidez y la presión alcista sobre los rendimientos reales reducirán las ratios precio-beneficio de los títulos, aunque ya se ha producido aproximadamente la mitad de la contracción que preveíamos a principios de año. Por otra parte, aunque parece que el crecimiento de los beneficios se está moderando, seguimos esperando que los beneficios empresariales aumenten un 16% el año próximo.
En cuanto a la renta fija, la señal sobre la deuda pública china es neutral, mientras que los bonos “investment grade” de EE.UU. parecen caros. El aumento de la inflación ha provocado una desbandada hacia los bonos estadounidenses ligados a la inflación, dejándolos con unos rendimientos inferiores al -1,0% y siendo la segunda clase de activos más sobrecomprada de nuestros modelos.
Nuestros indicadores técnicos muestran que las tendencias positivas de la renta variable global se intensificaron, compensando la ausencia de factores estacionales positivos. Los datos técnicos para los bonos fueron negativos, aunque las encuestas muestran que el posicionamiento de los inversores en renta fija parece excesivamente bajista, lo que normalmente sería una señal de “compra”.
Columna de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.
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