Banco Santander anunció que destinará unos 6.000 millones de dólares (5.300 millones de euros) a la transformación digital y tecnología entre 2022 y 2024 en Latinoamérica para expandir el negocio y seguir mejorando el servicio al cliente.
En un encuentro con periodistas latinoamericanos, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, confirmó la inversión y destacó la importancia de la región para el grupo: «Latinoamérica forma parte de nuestra historia y de nuestro presente, y será una parte importante de nuestro futuro. La región cuenta con los recursos, el capital social y la experiencia necesaria para progresar y vamos a apoyar a las comunidades, los clientes y las empresas en la región, como hemos hecho durante las últimas tres décadas».
Latinoamérica representa el 40% del beneficio de Santander, que da servicio a casi 80 millones de clientes (de los 152 millones que tiene el grupo) en la región, principalmente en Brasil, México, Chile, Argentina y Uruguay.
Además, en Latinoamérica trabajan la mitad de los 193.000 empleados del grupo. En Brasil, el retorno sobre el capital tangible (RoTE) ha aumentado hasta el 22% actual desde el 14% de 2015. Recientemente, la entidad también ha recomprado o presentado ofertas para recomprar participaciones de sus bancos locales en Brasil en 2014 o México y Argentina en 2021.
En el Investor Day de Santander en abril del 2019, Santander anunció que invierte 5.000 millones de euros (unos 5.600 millones de dólares) al año en todo el mundo en transformación digital y tecnología.
Botín señaló que la transición energética representa una oportunidad para Latinoamérica por el uso intensivo de materias primas que abundan en la región, que cuenta con el 30% de las reservas mundiales de agua, el 25% de las reservas mundiales de cobre, el 15% de las de hierro, tierras raras, plomo, entre otros.
Santander ha avanzado en inclusión financiera en los últimos años en Latinoamérica. Sus programas de microfinanzas Tuiio y Prospera han concedido créditos a cerca de 1,5 millones de personas desde su creación, dentro de sus planes de ofrecer acceso a servicios financieros a más de 10 millones de personas entre 2019 y 2025.
Además, Santander da servicio a más de 700.000 clientes por medio de Superdigital, una plataforma de inclusión financiera cuyo objetivo es llegar a cinco millones de clientes activos para 2023 en varios países latinoamericanos, como Argentina, Brasil, Chile, México, entre otros.
De cara a 2022, las perspectivas de inflación a medio plazo siguen siendo más inciertas de lo que han sido durante décadas. Esto creará posibles oportunidades y riesgos para los inversores.
En la cosmología moderna, el paradigma inflacionario se refiere a la idea de que el universo primitivo se expandió a un ritmo extremadamente rápido (exponencial) durante las primeras fracciones de segundo después de su existencia. En las últimas décadas, los físicos han debatido mucho sobre si esto es lo que realmente ocurrió1. Como veremos, estos debates también son bastante relevantes para la inflación de tipo económico.
Los mercados han estado tratando de resolver la cuestión de si los picos de precios observados tras la interrupción de la cadena de suministro podrían ser algo más que una aberración temporal, o «transitoria», como dice la Fed. A menos que se aporten bastantes detalles, cualquier afirmación de este tipo va a tener razón, en algún momento. En agosto, el presidente de la Fed, Jerome Powell, proporcionó tardíamente cinco medidas específicas que vale la pena vigilar. En la actualidad, las cinco apuntan a una inflación más alta, más amplia y quizás más sostenida de lo que la mayoría de los observadores creían probable hace un par de meses. Cada vez son más los llamamientos a la Fed para que acelere la reducción (o el tapering) de sus compras de activos a gran escala, incluso por parte del ex secretario del Tesoro Lawrence Summers2.
No es nuestra intención pelearnos con Larry Summers ni con los economistas que asesoran a Jay Powell en la Fed. Sin embargo, especialmente para los inversores que no están familiarizados con las oscuras artes de hacer previsiones económicas de forma regular, vale la pena señalar que ninguna de las partes puede estar tan segura como probablemente suene para los profanos.
En parte, esto se debe a que hay mucha incertidumbre subyacente dondequiera que se mire, como es de esperar después de una pandemia que ocurre una vez en un siglo. Es fácil decir que los suministros de madera, o los semiconductores o la producción de automóviles se ajustarán eventualmente. La microeconomía básica sugiere que es muy probable que las limitaciones sean «transitorias» en ese sentido, pero pensar en los detalles y en las implicaciones macro tiende a implicar complejidades alucinantes3
Del mismo modo, el espectacular aumento de la demanda de bienes de consumo duraderos desde el comienzo de la pandemia ha contribuido a crear graves tensiones en las cadenas de suministro mundiales4 ¿Cuánto durará? En parte, eso dependerá de las tarifas de transporte de mercancías a nivel mundial, ya que el actual contrato sindical expira el 1 de julio de 2022 para los estibadores del sur de California5.
Dicho esto, Summers tiene razón cuando afirma que las subidas de precios parecen haber dejado de estar confinadas a unos pocos sectores y, en cambio, parecen haberse generalizado. La escasez de mano de obra provocada por la pandemia ya está haciendo subir los salarios, sobre todo en los tramos de ingresos más bajos. También hay muchos indicios inquietantes, incluso en las encuestas políticas, de que los votantes están empezando a dudar de la narrativa transitoria, convirtiendo potencialmente la dinámica inflacionista en una profecía autocumplida6
Nuestros contactos con los directivos de las empresas confirman que muchos se sienten muy seguros de poder repercutir los aumentos salariales a través de la subida de los precios, al tiempo que consideran que la contratación es una limitación clave. Además, en otros países también se han registrado las tasas de inflación anual más rápidas en bastante tiempo, en parte como consecuencia del aumento de los precios de las materias primas en general y de la energía en particular.
Sin embargo, ¿hasta qué punto puede leerse con fiabilidad cualquiera de estos datos? Un poco, pero no demasiado, al menos todavía, sería nuestra respuesta. Como hemos señalado anteriormente, parte del problema es que las estadísticas económicas probablemente seguirán distorsionadas por la pandemia durante bastante tiempo7.
Aunque hemos sido un poco más escépticos que la mayoría sobre la narrativa transitoria antes de que esta postura se pusiera de moda, ahora señalaríamos humildemente que todavía tiene algunos méritos. Una vez que la pandemia se desvanezca, la demanda de los consumidores probablemente se desplazará de los bienes manufacturados a los servicios, incluidos los viajes y el turismo, aliviando las presiones sobre las cadenas de suministro mundial de bienes. El estímulo fiscal se reducirá en Estados Unidos, incluso si se aprueba la última serie de medidas. Y los elevados precios de este año de ciertos artículos, como los coches usados o el petróleo y el gas natural, podrían resultar ser los efectos de base del próximo año, aberraciones estadísticas que distorsionan las comparaciones interanuales. Al fin y al cabo, las elevadas lecturas de la inflación en 2021 reflejaron en parte el colapso de la demanda y la caída de los precios que provocó para ciertos bienes en 2020, durante las primeras etapas de la pandemia.
De hecho, en nuestras previsiones centrales, creemos que las tasas de inflación en los mercados desarrollados se mantienen en niveles elevados durante un tiempo, con algunas variaciones entre países, pero normalmente al menos durante unos meses más. Luego, deberían empezar a descender de nuevo en el segundo semestre de 2022. En el caso de EE.UU., esperamos que la inflación alcance su punto máximo a finales del invierno o, como muy tarde, a principios de la primavera. Sin embargo, tras haber tenido que revisar al alza nuestras previsiones de inflación este año, queremos subrayar que las perspectivas de inflación siguen siendo más inciertas de lo que han sido durante décadas.
Las razones nos llevan, entre otras cosas, al paradigma inflacionario en cosmología. Los físicos de hoy en día saben claramente más sobre la inflación que su disciplina hace 40 años8, pero está mucho menos claro que los economistas lo sepan. Los modelos macroeconómicos actuales y el papel central que otorgan a las expectativas racionales no son más que una forma matemática de contar una historia clara que los economistas que vivieron la década de 1970 encontraron convincente. Si se están acercando a la «verdad» en algún sentido científico es algo tan poco claro hoy como lo era en 1979.9
Todavía no sabemos muy bien cómo se forman las expectativas de inflación, cómo han cambiado esos procesos de formación a lo largo del tiempo o cuáles son las circunstancias específicas más importantes, si es que hay alguna. Y, al menos en lo que respecta a sus propias experiencias vitales, la mayoría de los inversores y economistas actuales de los mercados desarrollados probablemente saben bastante menos que sus predecesores sobre el tema, ya que, como mucho, han experimentado un periodo de este tipo durante la década de los setenta con estancamiento, En cambio, el episodio actual podría resultar tener un mayor paralelismo con el auge inflacionista de la posguerra de julio de 1946 a octubre de 1948.10 En aquel entonces, la inflación resultó ser efímera en la economía estadounidense de posguerra, pero no antes de alcanzar un máximo de más del 20% en marzo de 194711.
1.Turner, M.S. (1987). Toward the inflationary paradigm: Lectures on inflationary cosmology, Fermi National Accelerator Lab (FNAL/C–87/35-A)
4.Romei, V., “Global cargoes are way up on pre-pandemic levels: Few appreciate just how dramatic the rise in demand for consumer durables has been”, in Financial Times, Nov. 9, 2021, https://on.ft.com/3kmSY8x
8.Guth, A.; Kaiser, D.; Nomura, Y. (2014). «Inflationary paradigm after Planck 2013». Physics Letters B. 733: 112–119. https://doi.org/10.1016/j.physletb.2014.03.020
9.Even in the natural sciences, there is often an element of generational change in scientific paradigm shifts. See, in particular, Kuhn, T. (1962; 1970 ed.) The Structure of Scientific Revolutions, University of Chicago Press, and in particular the following quote (p. 151): «Max Planck, surveying his own career in his Scientific Autobiography, sadly remarked that «a new scientific truth does not triumph by convincing its opponents and making them see the light, but rather because its opponents eventually die, and a new generation grows up that is familiar with it.»
Disclaimer Sólo para inversores institucionales. Queda estrictamente prohibida la distribución de este material. Para uso exclusivo de inversores institucionales y representantes registrados. No está destinado a la visualización o distribución pública. La rentabilidad pasada no es un indicador fiable de la rentabilidad futura. Las previsiones se basan en suposiciones, estimaciones, opiniones y modelos o análisis hipotéticos, que pueden resultar inexactos o incorrectos.
DWS y FundsSociety no están afiliados. Información importante sobre el riesgo
DWS es la marca de DWS Group GmbH & Co. KGaA y sus filiales bajo las cuales operan sus actividades comerciales. Las respectivas entidades legales que ofrecen productos o servicios bajo la marca DWS se especifican en los respectivos contratos, materiales de venta y otros documentos de información de los productos. DWS, a través de DWS Group GmbH & Co. KGaA, sus empresas afiliadas y sus funcionarios y empleados (colectivamente «DWS») comunican este documento de buena fe y sobre la siguiente base.
Este documento se ha elaborado sin tener en cuenta las necesidades de inversión, los objetivos o las circunstancias financieras de ningún inversor. Antes de tomar una decisión de inversión, los inversores deben considerar, con o sin la ayuda de un asesor de inversiones, si las inversiones y estrategias descritas o proporcionadas por DWS son apropiadas, a la luz de sus necesidades particulares de inversión, objetivos y circunstancias financieras. Además, el presente documento tiene únicamente fines informativos y de debate y no constituye una oferta, recomendación o solicitud para realizar una transacción, y no debe considerarse como un asesoramiento en materia de inversión.
El documento no ha sido elaborado, revisado o editado por ningún departamento de investigación de DWS y no es un estudio de inversión. Por lo tanto, las leyes y reglamentos relativos a la investigación de inversiones no se aplican al mismo. Cualquier opinión expresada en este documento puede diferir de las opiniones expresadas por otras entidades legales de DWS o sus departamentos, incluyendo los departamentos de investigación.
La información contenida en este documento no constituye un análisis financiero, sino que se califica como comunicación de marketing. Esta comunicación de marketing no está sujeta a todas las disposiciones legales que garantizan la imparcialidad del análisis financiero ni a ninguna prohibición de negociación antes de la publicación de los análisis financieros.
Este documento contiene declaraciones prospectivas. Las declaraciones prospectivas incluyen, pero no se limitan a suposiciones, estimaciones, proyecciones, opiniones, modelos y análisis hipotéticos de rendimiento. Las declaraciones prospectivas expresadas constituyen el juicio del autor a la fecha de este documento. Las declaraciones prospectivas implican elementos significativos de juicios y análisis subjetivos y los cambios en los mismos y/o la consideración de factores diferentes o adicionales podrían tener un impacto material en los resultados indicados. Por lo tanto, los resultados reales pueden variar, tal vez materialmente, de los resultados contenidos en este documento. DWS no ofrece ninguna declaración ni garantía en cuanto al carácter razonable o completo de dichas declaraciones prospectivas o de cualquier otra información financiera contenida en este documento. Los resultados pasados no garantizan los resultados futuros.
Hemos recopilado la información contenida en este documento de fuentes que consideramos fiables; pero no garantizamos la exactitud, integridad o imparcialidad de dicha información. Todos los datos de terceros están protegidos por derechos de autor y son propiedad del proveedor. DWS no tiene ninguna obligación de actualizar, modificar o enmendar este documento ni de notificar al destinatario en caso de que cualquier asunto expuesto en el mismo, o cualquier opinión, proyección, previsión o estimación expuesta en él, cambie o resulte inexacta posteriormente.
Las inversiones están sujetas a diversos riesgos, como las fluctuaciones del mercado, los cambios normativos, los posibles retrasos en el reembolso y la pérdida de ingresos y del capital invertido. El valor de las inversiones puede bajar o subir y es posible que no se recupere el importe invertido originalmente en cualquier momento. Además, es posible que se produzcan fluctuaciones sustanciales del valor de cualquier inversión, incluso en periodos cortos de tiempo. Las condiciones de cualquier inversión estarán sujetas exclusivamente a las disposiciones detalladas, incluidas las consideraciones de riesgo, que figuran en los documentos de oferta. A la hora de tomar una decisión de inversión, debe basarse en la documentación final relativa a cualquier transacción.
DWS no se hace responsable de ningún error u omisión. Las opiniones y estimaciones pueden modificarse sin previo aviso e implican una serie de supuestos que pueden no resultar válidos. DWS o las personas asociadas a ella pueden (i) mantener una posición larga o corta en los valores mencionados en el presente documento, o en los futuros u opciones relacionados, y (ii) comprar o vender, hacer un mercado, o participar en cualquier otra transacción que involucre dichos valores, y ganar corretaje u otra compensación.
DWS no ofrece asesoramiento fiscal ni jurídico. Los posibles inversores deben solicitar asesoramiento a sus propios agentes fiscales y abogados en relación con las consecuencias fiscales de la compra, la propiedad, la enajenación, el reembolso o la transferencia de las inversiones y las estrategias sugeridas por DWS. Las leyes o reglamentos fiscales pertinentes de las autoridades fiscales pueden cambiar en cualquier momento. DWS no es responsable ni tiene obligación alguna respecto a las consecuencias fiscales de la inversión sugerida.
Este documento no puede ser reproducido o distribuido sin la autorización escrita de DWS. La forma de circulación y distribución de este documento puede estar restringida por la ley o la normativa de determinados países, incluidos los Estados Unidos.
Este documento no está dirigido, ni tiene como objetivo la distribución o el uso por parte de ninguna persona o entidad que sea ciudadana o residente de, o esté ubicada en, cualquier localidad, estado, país u otra jurisdicción, incluyendo los Estados Unidos, en la que dicha distribución, publicación, disponibilidad o uso sea contraria a la ley o a la regulación o que someta a DWS a cualquier requisito de registro o licencia dentro de dicha jurisdicción que no se cumpla actualmente en la misma. Las personas a las que pueda llegar este documento están obligadas a informarse de dichas restricciones y a respetarlas.
2021 DWS International GmbH Todos los derechos reservados. I-087127-1 ORIG: 086923
La brecha cambiaria entre el peso y el dólar sigue siento del principal problema de la economía argentina, y como muestran los analistas de Ecolatina, este año electoral los intentos del gobierno de establecer un ancla cambiaria fracasaron. Nuevamente, la clave está en restablecer la confianza y para ello sería esencial un amplio consenso político y un acuerdo con el FMI:
Una inflación acelerada
Con la normalización de la actividad económica y la demanda de dinero tras la etapa de restricciones más estrictas, el impacto rezagado del financiamiento monetario del déficit y la suba de precios internacionales, la inflación en Argentina se aceleró sustancialmente: pasó de promediar 3,1% en el segundo semestre de 2020 al 4,1% -con un máximo del 4,8% en marzo- en los primeros cuatro meses de este año. Ante el temprano desvío respecto de la meta oficial (29%) y los peligros de un mayor deterioro del poder de compra ante la aceleración inflacionaria en un contexto de año electoral, el Banco Central respondió modificando su estrategia cambiaria y transformó el tipo de cambio oficial en la principal ancla nominal de la economía para intentar contener la escalada de los precios.
¿El fin del ancla cambiaria?
De este modo, el dólar oficial pasó de correr casi al mismo ritmo que la inflación para quedar “anclado” en un 1,1% mensual promedio en los últimos siete meses. Sin embargo, y aun contando con la ayuda del congelamiento de precios reciente y del fuerte atraso de precios regulados (corren 10 p.p. por detrás del nivel general en el 2021, 42 p.p. desde diciembre 2019), la inflación se mantuvo en niveles muy elevados, sólo logrando bajar un pequeño escalón: del 4,1% promedio en el primer cuatrimestre del año retornó a la zona del 3% promedio de los últimos siete meses. Como consecuencia, la competitividad cambiaria cayó varios pisos: el tipo de cambio real multilateral se volvió un 17% menos competitivo en lo que va del año y el 2021 será el año de mayor atraso cambiario real de los últimos 13 años.
Esta heterogeneidad nominal, en un contexto electoral y de elevada incertidumbre, hizo eclosión en el mercado cambiario (acentuando la demanda de divisas) y el BCRA debió desprenderse de las reservas que había acumulado en la primera parte del año -en parte gracias al boom de precios internacionales y el ingreso de DEGs- para sostener la estrategia.
Finalizada la dinámica electoral, la situación del mercado de cambios oficial mostraba importantes vulnerabilidades: un elevado nivel de brecha cambiaria de casi 100% (más de 40 puntos superior a la brecha promedio del 2015), un muy limitado margen de maniobra en materia de reservas (caen un 55%/67% desde diciembre 2019 – según si se contemplan o no los DEGs ya descontando el pago al FMI de diciembre – y se dirigen a niveles mínimos históricos) y la credibilidad del Gobierno deteriorada (en noviembre el Índice de Confianza en el Gobierno de la UTDT marcó el menor nivel de los últimos dos años y cae un 26% desde la asunción del Gobierno).
En este contexto, en los últimos días la autoridad monetaria pasó de defender el ancla cambiaria sacrificando reservas a defender las reservas sacrificando el ancla: luego de los comicios se tomaron varias medidas apuntadas a apuntalar el stock de reservas (fin de las cuotas en pasajes al exterior, modificación de la PGN de los bancos, fin de la intervención en el dólar MEP) y en paralelo comenzó a acelerar el ritmo de depreciación del dólar oficial.
¿Sigue siendo “competitivo” el nivel actual del tipo de cambio real?
Durante el 2020 el tipo de cambio oficial corrió en gran medida a la par de la inflación (se apreció menos de un 3% punta a punta). Esto permitió que el tipo de cambio real multilateral (TCRM) no pierda el nivel de competitividad que recibió el Gobierno en diciembre 2019. Incluso, al analizar la evolución histórica del TCRM post-Convertibilidad, el nivel de diciembre 2020 estaba en línea con el promedio histórico, es decir, a mitad de camino: ni muy apreciado, ni muy depreciado. Lamentablemente, el atraso electoral afectó la competitividad cambiaria en 2021. Pero, a pesar del deterioro del 2021, se argumenta que el mismo sigue ubicándose en niveles competitivos: ¿lo sigue siendo?
Si bien desde la salida de la Convertibilidad a la fecha en casi un 80% del tiempo el TCRM fue más competitivo que el actual, el nivel de hoy se ubica en torno al promedio de la última década y 40% por encima del nivel mínimo alcanzado en 2015. Asimismo, si solo contemplamos años de cepo recientes (2012-2015 y el período vigente), el nivel actual del TCRM está en línea con el promedio de dichos años. Entonces, a pesar del retraso que el tipo de cambio oficial tuvo contra la inflación en 2021, pareciera que aún se cuenta con “colchón” cambiario. Sin embargo, este “colchón” puede continuar erosionándose por dos motivos.
En primer lugar, porque a pesar de la reciente aceleración del ritmo de depreciación, el dólar oficial continúa corriendo muy por detrás de los precios, por lo que la estrategia actual sólo reduce la velocidad del deterioro de la competitividad cambiaria, pero no lo interrumpe. En segundo lugar, porque incluso aunque se detenga la apreciación en 2022, en el electoral 2023 podrían volver a surgir presiones e incentivos para volver a utilizar al dólar oficial como ancla nominal.
Si esto último ocurriese, ¿es suficiente el colchón? Aún si el Banco Central lograse mantener el nivel actual del TCRM estable durante todo el 2022, si nuevamente se viera políticamente obligado a repetir el atraso del 2021 en el 2023, prácticamente se agotaría por completo la competitividad cambiaria ganada en años recientes: se arribaría a un TCRM tan solo un 13% superior al de diciembre 2015. En este escenario podría ponerse en jaque a la competitividad real del tipo de cambio y condicionando el superávit externo actual.
Conclusiones
Para reducir las tensiones cambiarias actuales, frenar con la pérdida de competitividad cambiaria real -e incluso intentar recomponerla- es condición necesaria, pero no suficiente. La brecha del orden del 100% sigue siendo uno de los principales problemas a resolver en materia cambiaria: la misma refleja la incertidumbre a corto y mediano plazo, potenciando las expectativas de devaluación y la consecuente demanda de divisas para cobertura.
En este sentido, restaurar la credibilidad con un amplio consenso político respecto del rumbo económico de los próximos dos años y alcanzar un acuerdo con el FMI que aleje la probabilidad de entrar en una situación irregular de deuda son insumos necesarios para apuntalar la confianza, despejar la incertidumbre y descomprimir tanto el frente financiero como la demanda de divisas para cobertura, que en última instancia son factores los que empujan la brecha cambiaria. Estos elementos son además insumos necesarios que la actual trayectoria cambiaria que el BCRA intenta administrar pueda ser llevada a cabo sin sobresaltos.
“No se puede intervenir en la realidad que no podemos observar”
Ya nos acercamos al cierre del año 2021. Seguramente poco nos acordaremos de aquellas predicciones que, a esta misma altura de un año atrás nos apurábamos por leer y retener. Quizás un criterio sería entonces, en base a la información disponible concreta y presente, intentar poner el acento más en los aspectos preventivos que predictivos. La misma dinámica de acontecimientos tan acelerados hace que las predicciones sean cada vez más complejas de establecer y sostener.
Observando el devenir de los mercados financieros aún en pandemia, podemos intentar un camino descriptivo. Las dos corrientes genéricas de análisis siempre fueron, los fundamentos y lo técnico. Haciendo una muy breve aproximación a la temática, el primero, pone foco en el valor de un activo relacionado con registros financieros, métricas y modelo de negocios. Mientras que el segundo, hace foco en el precio de un activo, vinculado con un período de tiempo determinado y se expresa en gráficos.
Al análisis fundamental y técnico, hoy se agrega un nuevo, significativo y determinante aporte, la síntesis algorítmica, es el aporte de la inteligencia artificial, que, en base a relevamiento de datos unificados de los silos de almacenamiento, concluye y determina decisiones operativas. Incluso en las redes sociales, en especial vía Twitter, corre información que suele impactar en los precios y tendencias. O acaso, pasa desapercibido cada nuevo comentario/tweet de Elon Musk…? Recientemente S&P Dow Jones lanzó dos nuevos índices: el S&P 500 Twitter Sentiment Index y el S&P 500 Twitter Sentiment Select Equal Weight Index. En ambos casos se mide el impacto de las conversaciones en twitter en los índices bursátiles y financieros. Pasamos de la inside information a la social media information, en tiempo real.
En tal sentido es interesante destacar el crecimiento de personas que en estos últimos años inician operaciones a través de brokers online. Es muy elocuente la accesibilidad para ello, con tecnologías muy amigables a tal fin. Sería necesario aportarles a esos millones de nuevos inversores, una base mínima de conocimientos para así poder gestionar su dinero, con un criterio de responsabilidad y mayor cobertura posible.
Aquello que sí podemos afirmar de manera predictiva es el enorme crecimiento de los criterios ESG (environmental, social, governance) que refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo, ASG en español. Cada vez cobra mayor relevancia que las empresas cotizantes en mercados puedan mostrar y demostrar el impacto de sus actividades respecto medio ambiente, respecto al entorno social y la comunidad, que incluye los aportes a la “economía plateada”. También refiere al modo de gestionar temática de inclusión, diversidad de género, transparencia de información pública, ratio de clima interno.
Del lado de los inversores crece la corriente de inversión sostenible y responsable (ISR), tanto para el espacio retail, como para los gestores de fondos. En virtud de los aspectos mencionados es que cada día cobran mayor relevancia y crecen algunos criterios de mediciones.
Tal el caso del Global Reporting Initiative (GRI), que de modo independiente propone el primer estándar mundial de lineamientos de empresas respecto a su aporte a la sostenibilidad del negocio, desde su desempeño económico, ambiental y social.
Es muy importante incorporar en el aspecto social, aquella mirada referida a la “economía plateada” o “silver economy”. Desde el punto de vista demográfico en el mundo en general y en Latam en particular, ya se conoce el crecimiento sostenido del segmento social de mayores de 60 años, que requieren ser integrados productivamente, sea como clientes o sea como inversores y ser foco de políticas de alfabetización financiera y alfabetización digital. Quizás el cambio de paradigma respecto al siglo pasado es, pasar del criterio para personas mayores de 60 como nuevos actores en su capacidad de aportar, de dar, de colaborar, de apoyar a los más jóvenes y a toda la comunidad en su conjunto. La experiencia aplicada, es un capital que necesitamos convertirlo en gestión, en innovación, en proyectos asociativos.
Está muy claro que en los mercados financieros en nuestros días, no es seguro ganar, se requiere de buen asesoramiento y buen apoyo profesional, se requiere de conocimientos, también tener muy claro los objetivos a cumplir, si se trata de fondos que disponemos por plazo corto, mediano o largo, si se trata de acumular capital para nuestra etapa de retiro, si se trata de conservar fondos y defenderlos de la inflación, si se trata de ahorro por goteo, para determinar cuánto especulamos, cuándo especulamos, dónde especulamos, con qué instrumento especulamos… Como sea lo hagamos es prioritario ya reconocer el carácter de sustentabilidad de las empresas cotizantes en bolsas.
Cuando hablamos de sustentabilidad, expresamos: “satisfacer necesidades presentes, sin comprometer necesidades futuras”.
En el libro “Un pequeño empujón” de Richard Thaler y Cass Sunstein, podemos leer en su epílogo:” Racionalidad limitada. Ya hemos señalado que, cuando las cosas se complican, los humanos pueden empezar a hacer tonterías, lo que nos lleva a un aspecto de la crisis financiera que no ha recibido la atención que merece: el mundo financiero se ha hecho mucho más complejo en las últimas dos décadas”. Me permito expresar que en los recientes tres años, su complejidad es aún mayor.
Que logres cumplir tus objetivos financieros para 2022¡!
HSBC ha presentado su nueva política para eliminar gradualmente la financiación de la energía de carbón y la minería de carbón térmico para 2030 en los mercados de la UE y la OCDE, y en todo el mundo para 2040.
En reconocimiento de la rápida disminución de las emisiones de carbón necesaria para cualquier camino viable hacia 1,5°C2 , HSBC ha decidido dejar de financiar a los clientes cuyos planes de transición no sean compatibles con su objetivo de cero emisiones para 2050. El plan se basa en la política actual de HSBC que prohíbe la financiación de nuevas centrales eléctricas de carbón y de nuevas minas de carbón térmico; ampliando el enfoque para impulsar la eliminación progresiva del carbón térmico existente.
“La política de eliminación progresiva del carbón térmico, que se revisará anualmente en función de la evolución de la ciencia y de las orientaciones reconocidas internacionalmente, es una parte clave de la ejecución de la ambición del banco de octubre de 2020 de alinear sus emisiones financiadas -las emisiones de gases de efecto invernadero de su cartera de clientes- a cero neto para 2050 o antes”, explica la entidad en su comunicado.
En concreto, se han establecido objetivos a corto plazo para ayudar a impulsar resultados medibles antes de las fechas de eliminación. Por ejemplo, en 2022 se publicará un objetivo de emisiones financiado por la ciencia para reducir las emisiones de la energía de carbón de acuerdo con una trayectoria de 1,5°C. HSBC también tiene la intención de reducir su exposición a la financiación del carbón térmico en al menos un 25% para 2025 y pretende reducir dicha exposición en un 50% para 2030, utilizando su informe del Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (TCFD) de 2020 como referencia. La financiación de carbón térmico que quede después de 2030 solo se referirá a clientes con activos de carbón térmico en mercados no pertenecientes a la UE ni a la OCDE, y se eliminará por completo en 2040. HSBC informará anualmente sobre el progreso en la reducción de la financiación del carbón térmico en su Informe y Cuentas Anuales.
En este sentido, la entidad se compromete a trabajar con los clientes afectados y esperará que formulen y publiquen planes de transición para finales de 2023 que sean compatibles con su objetivo de cero emisiones para 2050. Según indican, los planes de transición de los clientes se evaluarán anualmente, basándose en una serie de factores que incluyen: el nivel de ambición para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; la claridad y credibilidad de la estrategia de transición, incluyendo cualquier tecnología de reducción propuesta; la adecuación de la divulgación y la consideración de los principios de transición justa.
“Queremos estar en el centro de la financiación de la transición energética, especialmente en Asia. Aquí es donde podemos tener el mayor impacto para ayudar al mundo a alcanzar su objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C. Tenemos una larga historia y una fuerte presencia en muchos mercados emergentes que dependen en gran medida del carbón para la generación de energía. Nos comprometemos a utilizar nuestras profundas relaciones para asociarnos con los clientes de esos mercados y ayudarles en la transición hacia alternativas energéticas más limpias, seguras y baratas en las próximas décadas. La lucha contra el cambio climático es una prioridad estratégica para HSBC, nuestros inversores y nuestras partes interesadas”, ha indicado Noel Quinn, director general del Grupo.
Por su parte, Celine Herweijer, directora de Sostenibilidad del Grupo, ha añadido: “Tenemos que abordar los problemas más difíciles para cumplir nuestro compromiso de cero emisiones, y para un banco global como HSBC, con una presencia significativa en las economías emergentes que dependen del carbón y que están en rápido crecimiento, la eliminación progresiva del carbón es una prioridad. La capacidad de Asia para hacer la transición a la energía limpia a tiempo hará que el mundo pueda evitar el peligroso cambio climático. Aunque nuestras fechas de eliminación del carbón y los objetivos provisionales se basan en la ciencia, necesitamos un enfoque que reconozca las realidades actuales de Asia. La transición sólo tendrá éxito si las necesidades de desarrollo se abordan conjuntamente con los objetivos de descarbonización. Nuestros clientes en Asia se encuentran en puntos de partida diferentes a los de sus homólogos de la UE y la OCDE, con más obstáculos en materia de infraestructuras, recursos y políticas, pero muchos han declarado un gran interés y ambición por invertir en la transición y diversificar sus negocios. La buena noticia es que las energías renovables de coste marginal cero, el aumento de los precios del carbono y una contracción terminal de la demanda de carbón son factores que les ayudan a diversificar”.
La economía estadounidense se ha recuperado notablemente bien del colapso inicial de la actividad provocado por la pandemia, dice un informe de ING Bank.
La economía es ahora alrededor de 1,4 puntos porcentuales más grande que antes de comenzar y, aunque todavía hay millones menos de puestos de trabajo, el repunte del empleo también es impresionante.
Sin embargo, a pesar de todo el daño económico, los datos de flujo de fondos de hoy de la Fed muestran que la riqueza de los hogares ha aumentado en 29,4 billones (o trillions en idioma anglosajón) desde fines de 2019 y, de hecho, ha aumentado 35,5 billones desde el punto más bajo del primer trimestre de 2020.
Los activos no financieros, principalmente bienes raíces, pero también automóviles, joyas y equipos, ahora totalizan 48,6 billones de dólares frente a 40 billones a fines de 2019. Mientras tanto, los activos financieros suman 114 billones, frente a 93,4 billones en 2019, un aumento del 22% en 21 meses.
Dentro de los activos financieros, las categorías más grandes son acciones corporativas y fondos mutuos (42,6 billones) fondos de pensión y vida (32,9 billones), capital de pequeñas empresas (14,4 billones) y depósitos a plazo y de ahorro (10,7 billones).
Los balances de los hogares nunca han sido más sólidos
Es cierto que la mayoría de los aumentos de riqueza se habrán producido en hogares con mayores ingresos y ya ricos, ya que habrán invertido mucho en las clases de activos «ganadoras».
La mayor contribución a las ganancias de riqueza financiera provino de las acciones corporativas y los fondos mutuos debido principalmente a la recuperación del apetito por el riesgo y al alza de los mercados de acciones gracias a un estímulo sin precedentes de la Fed y del gobierno. Las mismas razones llevaron a buenos resultados para los fondos de pensiones y seguros de vida. Por el contrario, el valor de las tenencias de títulos de deuda ha disminuido debido a que los bajos rendimientos llevaron a los inversores a vender.
Además, los hogares con mayores ingresos y más ricos gastan proporcionalmente más en servicios y «experiencias» como viajes, salir a comer, teatro y cine, cosas que las medidas de contención de COVID-19 han evitado. En consecuencia, es probable que hayamos visto un aumento significativo en el ahorro no planificado entre este grupo con el dinero invertido en varios activos financieros y físicos.
También hubo un aumento sustancial de la riqueza en efectivo, cuentas corrientes y depósitos de ahorro. Dadas las tasas de interés tan bajas que se pagan sobre los saldos, podemos decir con seguridad que esto se debió abrumadoramente a que las personas pusieron cada vez más dinero en estas cuentas: 3 billones de dólares desde el primer trimestre de 2020 y 3,4 billones desde el cuarto trimestre de 2019.
Los hogares de menores ingresos también se habrán beneficiado en cierta medida con los cheques de estímulo del gobierno de 1.200, 600 y 1.400 combinados con beneficios de desempleo extendidos y mejorados que contribuyeron a aumentos significativos en los ingresos familiares durante los últimos 18 meses.
Esto se puede ver en el cuadro a continuación con las barras naranjas que representan el aumento de ingresos de los cheques y las barras grises que representan los beneficios por desempleo ampliados.
Un documento del NBER (Buró Nacional de Investigación Económica, según sus siglas en inglés) calculó que el 69% de los beneficiarios de prestaciones por desempleo en realidad ganaban más dinero estando desempleados que cuando estaban trabajando.
El beneficiario medio recibió el 134% de su compensación previa después de impuestos. Es alentador que ahora estamos viendo un crecimiento positivo de los ingresos a partir de sueldos y salarios más altos y, con suerte, esto significará que los ingresos pueden seguir aumentando a pesar de la reducción de las prestaciones por desempleo adicionales.
Más municiones para gastar
Dado que el crecimiento del empleo parece resistente y un aumento de los ingresos cada vez más evidente a medida que las empresas compiten por el personal, las perspectivas para el gasto de los consumidores siguen siendo positivas. La evidencia actual de una mayor acumulación masiva de riqueza solo se suma a la munición de gasto potencial del sector doméstico, lo que nos da más confianza en que la economía de EE.UU. puede expandirse en más del 4% en 2022.
El banco HSBC Uruguay colocó la segunda serie de su segundo programa de emisión de Notas de Crédito Hipotecarias en unidades indexadas (UI) por el equivalente a 19,8 millones de dólares a través de la Bolsa Electrónica de Valores de Uruguay (BEVSA).
Los fondos obtenidos de la colocación serán destinados por el HSBC a la financiación de créditos hipotecarios para la construcción o adquisición de viviendas.
La serie de Notas de Crédito Hipotecarias suscrita a través del procedimiento de licitación de BEVSA, recibió una demanda total de 272 millones de UI (unos 31,6 millones de dólares) para los UI 170 millones ofrecidos, a un precio medio de 100,49, con un máximo de 103,58 y un mínimo de 93,40.
La emisión se realizó en dos tramos: uno mayorista competitivo inicialmente por el 90% de la emisión, unos 153 millones de UI (17,8 millones de dólares), con adjudicación mediante sistema inglés, donde a cada orden se le adjudica el precio que ofrece hasta completar el monto a emitir. El precio de las ofertas presentadas en ese tramo determinó un precio de 101,94 para la colocación en el tramo minorista no competitivo, que finalmente no tuvo demanda, por lo que asignó la totalidad de la emisión en el tramo competitivo.
De esta forma, la adjudicación de los 170 millones de UI se realizó en el tramo mayorista con un precio medio de 101,81, y un precio mínimo adjudicado de 100,67, determinando en promedio una tasa interna de retorno efectiva anual para el inversor del 2,95%anual en UI.
La colocación realizada bajo el segundo programa de emisión de Notas de Crédito Hipotecarias de HSBC tiene un plazo de 25 años contados desde el día de la emisión. La tasa de interés de la emisión de la serie II es de 3,09% anual, calculado a partir del nodo de 15 años de la curva en UI (CUI) del décimo día hábil anterior a la emisión más 25 puntos básicos, y se amortizará el capital en 50 pagos semestrales, iguales y consecutivos. El programa recibió la calificación de riesgo AAAsf (uy) por parte de Fix SCR Uruguay Calificadora de Riesgos SA.
“Realizamos en el día de ayer la quinta colocación de Notas de Crédito Hipotecarias en unidades indexadas en el mercado local; en esta oportunidad por un equivalente a 19,8 millones de dólares y a 25 años de plazo. Los fondos obtenidos de esta colocación se destinarán a la financiación de créditos para vivienda. Agradecemos el apoyo de BEVSA y la confianza que los inversores continúan depositando en nuestra institución. Desde hace más de 20 años estamos comprometidos con el crecimiento del país y con los uruguayos que confían en nosotros para concretar el sueño de la casa propia”, comentó Geoffrey Fichte, Gerente General de HSBC en Uruguay.
“Una vez más tenemos la satisfacción de aportar el ámbito para la colocación y operativa de una herramienta como las notas de crédito hipotecarias que permiten canalizar fondos de mercado para brindar a los uruguayos la posibilidad de tener una vivienda”, afirmó Eduardo Barbieri, gerente general del BEVSA.
En el último trimestre de 2021, los mercados de deuda corporativa emergente han experimentado un repunte de la volatilidad impulsado en gran medida por la mayor incertidumbre en torno a la situación macroeconómica global. Aunque esta mayor volatilidad también viene determinada en parte por la situación individual de cada uno de los países y los cambios en materia de política monetaria que están siendo anunciados.
Por otro lado, en opinión de Victoria Harling, responsable de deuda emergente corporativa en Ninety One y principal gestora de la estrategia Ninety One Emerging Markets Corporate Debt, también existen otros factores positivos que están influyendo en la deuda corporativa emergente como la sincronización en la reapertura de las economías tras la irrupción de la pandemia y otros indicadores adelantados de crecimiento que se irán materializando en 2022.
Otro aspecto para considerar es la poca visibilidad que se tendrá debido a que se esperan una serie de elecciones en los mercados emergentes en el transcurso del año. Así, la deuda corporativa emergente se verá afectada por las expectativas de voto de los electores y por los nuevos gobiernos, creando más volatilidad, en particular en la región de América Latina.
La calidad de sus fundamentales va en aumento
La deuda corporativa emergente ha sorprendido gratamente con la solidez de los balances de sus empresas en los últimos años. Sus beneficios han sido impresionantes y, en todo caso, su apalancamiento ha disminuido de forma significativa. Las buenas noticias son que la tendencia de fortalecimiento de los fundamentales continúa.
Recientemente, los resultados de las empresas han revelado un panorama general de retorno de los beneficios a niveles más normales tras los resultados récord de finales de 2020. Esto ha ayudado a que las métricas de apalancamiento vuelvan a caer a los niveles de 2015. Con unos márgenes elevados y un fuerte crecimiento de los beneficios, muchas empresas entrarán en 2022 con unas bases muy sólidas.
Además, el incierto panorama está pesando en el apetito de las empresas por el gasto de capital y la expansión, reforzando su capacidad para soportar futuros vientos en contra. Esto ha llevado a muchas empresas a mejorar su calificación crediticia. Junto con las bajas tasas de impago globales, el resultado es un entorno favorable para los tenedores de bonos.
Los riesgos y oportunidades
El motor dominante ha sido la reacción del mercado a la evolución de la política en China. Aunque a lo largo de este año se ha prestado mucha atención a la evolución de la deuda corporativa en el gigante asiático -en concreto, al impacto del endurecimiento de la normativa y a la liquidez en el sector inmobiliario-, esta atención se ha intensificado en las últimas semanas, con un aumento de los diferenciales de los bonos corporativos inmobiliarios chinos hasta sus niveles históricos más amplios en la última década, durante el mes de noviembre.
A pesar de ello, el mercado de deuda corporativa de los mercados emergentes en su conjunto se ha mostrado notablemente resiliente; el índice CEMBI de JP Morgan sigue subiendo en el año, con un estrechamiento de los diferenciales en todas las categorías de calificación crediticia en el momento de redactar esta nota. Esto subraya la profundidad y la amplitud de un mercado que ofrece a los inversores un conjunto de oportunidades muy diversas.
Las perspectivas económicas mundiales para 2022 parecen relativamente positivas. A medida que la pandemia mundial se convierte en una enfermedad endémica, el desarrollo de vacunas y nuevos medicamentos para combatir el virus debería ayudar al mundo a volver a un estado más normalizado, proporcionando un telón de fondo relativamente positivo para el crecimiento y la actividad.
Sin embargo, muchas facetas de la vida aún no han vuelto a la normalidad, y las secuelas de la pandemia han provocado trastornos en las cadenas de suministros y escasez de recursos, que están impulsando el crecimiento de la inflación. Aunque Ninety One espera que las presiones inflacionistas se reduzcan con el tiempo, existe una gran incertidumbre sobre el momento en que se producirá y es probable que varios factores se mantengan a medio plazo.
La inflación: factores e incertidumbre
Una de las fuentes de perturbación en las cadenas de suministros que está provocando subidas en la inflación es el carácter de reinicio y parada que se está viviendo con la reapertura y cierre de las economías con el receso y avance de la pandemia. Este fenómeno puede persistir en el corto y medio plazo. Además, es probable que el retraso asociado a la crisis del transporte marítimo y de los contenedores tarde muchos meses en desaparecer antes de que se resuelva y se reduzcan las presiones inflacionistas.
Otro motor que fomenta la inflación y sobre el que se tiene una visibilidad limitada es el mercado laboral a nivel global. El cambio de mentalidad de los trabajadores que han optado por abandonar la mano de obra tras la pandemia ha creado presiones inflacionistas en los salarios y escasez de capital humano. A medida que pase el tiempo, se podría ver una mayor disposición por parte de las personas que han abandonado la mano de obra para regresar a la población activa, pero hay poca visibilidad al respecto.
Por último, el creciente impulso de los compromisos gubernamentales para reducir las emisiones de carbono ha provocado algunas presiones inflacionistas en los costes de la energía, que podrían seguir siendo elevados a medida que las nuevas tecnologías tarden más en ponerse en marcha y la producción de combustibles fósiles se reduzca, lo que provocará un desequilibrio entre la oferta y la demanda.
Aunque en Ninety One ven posible que los cuellos de botella en las cadenas de suministro se suavicen, cuanto más tiempo pase y la incertidumbre permanezca en torno al ritmo de crecimiento nominal y real, mayor será el riesgo de que la inflación se afiance. Esta incertidumbre está haciendo que la Reserva Federal de Estados Unidos sea reacia a subir los tipos de interés hasta que haya una mayor claridad sobre el alcance y el momento en que se disipen estos vientos en contra. Por lo tanto, en Ninety One creen que el riesgo de que la Fed realice un cambio brusco en su política monetaria es limitado.
Dicho esto, si la economía estadounidense vuelve a crecer plenamente y la Fed confía más en la persistencia de un mayor crecimiento, se esperarían unos tipos de interés más altos y mayores rendimientos en todo el mundo de la renta fija. En un entorno así, en Ninety One creen que el universo de la deuda corporativa de los mercados emergentes -con su menor duración y sus mayores diferenciales que el crédito de los mercados desarrollados- también ofrece un atractivo potencial de rentabilidad ajustada al riesgo dentro del universo de la renta fija.
Lo anterior, unido a los sólidos fundamentos de esta clase de activos, lleva a la gestora a pensar que el nuevo año anunciará un entorno favorable desde la perspectiva de los inversores en deuda corporativa de los mercados emergentes.
Los riesgos soberanos
La pandemia ha cambiado el equilibrio político de muchas conversaciones. Los gobiernos de todo el mundo están teniendo que adoptar políticas más populistas y de izquierdas en respuesta a la demanda de sus electores. Esto ya ha traído mucho riesgo de titulares a los mercados emergentes este año, y con ello, la volatilidad de los precios de los activos a medida que el clima político se vuelve menos amigable para el mercado.
En Ninety One esperan que este riesgo siga siendo elevado en 2022, especialmente en América Latina, donde las próximas elecciones están dando lugar a una retórica que socava la prudencia fiscal. En otros países, como Turquía, la vulnerabilidad externa sigue siendo elevada.
Sin embargo, los mercados ya han absorbido gran parte de este nuevo riesgo y se ha observado que tanto las primas de riesgo de las acciones como los diferenciales de los bonos corporativos se han ampliado, ya que los titulares relacionados con la política en países como Brasil y China han provocado volatilidad en los mercados renta fija y variable emergentes. Esta revalorización en algunos segmentos del universo de la deuda corporativa emergente ha creado valoraciones atractivas para los bonos de algunas empresas y ha aumentado el número de oportunidades de valor relativo que los gestores activos tratarán de aprovechar en 2022.
El posicionamiento de cara a 2022
El equipo gestor de Ninety One busca aprovechar las oportunidades de valor relativo que se presentan en el mercado de crédito corporativo de los mercados emergentes, centrándose en los fundamentales a medio plazo y buscando fortaleza en los balances que no esté siendo debidamente valorada en los mercados.
Teniendo esto en cuenta, la gestora ve importantes oportunidades en China, ya que los temores de una recesión parecen exagerados y la flexibilización de las políticas podrían estar ayudando a mitigar los vientos adversos macroeconómicos. Según Ninety One, el error de valoración más pronunciado se está viendo en el sector inmobiliario de China, representando un importante potencial para captar alfa tanto por la sobreponderación del sector como por el posicionamiento dentro del mismo. También buscan aprovechar las oportunidades de descuento generalizadas que se derivan del efecto contagio a otros sectores en China, especialmente entre los bonos con calificación BBB.
Por otra parte, en Ninety One siguen sobreponderados en América Latina, concretamente en Brasil, donde creen que las primas de riesgo son excesivas en relación con la fortaleza en los fundamentales de las empresas en las que invierten. Este error de valoración se debe a la preocupación por el deterioro de la disciplina fiscal de Brasil y las próximas elecciones. Por eso, en Ninety One se centran especialmente en las empresas de materias primas no energéticas, donde esperan que la demanda y los precios sigan siendo elevados.
Desde el punto de vista sectorial, se centran en los sectores cíclicos, como los metales básicos, la industria y el consumo, al tiempo que mantendrán una infraponderación en el sector financiero debido a su correlación con el entorno macroeconómico y soberano, que podría estar sujeto a titulares políticos negativos. Siguen infraponderando el sector del petróleo, dada la disminución de la demanda de inversiones en combustibles fósiles y el carácter típicamente de larga duración del sector (alta sensibilidad a las subidas de tipos). En la misma línea, esperan aumentar su exposición a los bonos verdes y a las empresas más limpias que ofrecen a los países la posibilidad de hacer la transición hacia una menor huella de carbono, ya que esperan que la demanda de estos bonos siga siendo muy fuerte.
En términos más generales, si bien les complace poseer bonos de una mayor duración cuando las curvas son pronunciadas, buscarán cubrir el riesgo de tipos de interés si ven mayores posibilidades de subidas de estos a medida que se acerca 2022. Intentarán proteger sus estrategias en caso de que se vean riesgos de un cambio general hacia rendimientos más altos en el universo de la renta fija.
En resumen, en Ninety One tratarán de obtener rendimientos adoptando su enfoque habitual de inversión: adoptando una perspectiva ascendente y buscando oportunidades de valor, impulsadas por sus fundamentales, en todas las curvas de rendimiento, calificaciones y países.
La economía estadounidense vuelve a gozar de buena salud y parece encaminada a registrar un sólido crecimiento en 2022, lo que debería ser una noticia alentadora para los mercados financieros del país. Sin embargo, según el economista de Capital Group Darrell Spence, los inversores tienen motivos para expresar su incertidumbre con respecto al próximo año.
«En el estado actual en el que se encuentra la pandemia, podemos determinar que la economía ya no está en peligro», señala Spence. «Sin embargo, el COVID y la respuesta que le han dado los distintos países han creado una serie de desajustes en las cadenas de suministro, los mercados laborales, los diferentes sectores, e incluso la política».
En su opinión, el crecimiento de la economía estadounidense seguirá siendo sólido en 2022, pero comenzará a ralentizarse hasta situarse en un rango de entre el 2,5% y el 3%, a medida que la economía se enfrenta a la reducción de las medidas de estímulo y a las presiones inflacionistas. Aunque es posible que hayamos dejado atrás los confinamientos masivos, las nuevas variantes del COVID, entre las que se incluye la variante ómicron, y otras posibles sorpresas podrían frenar el crecimiento.
«Todo está volviendo a la normalidad, pero nunca antes nos habíamos enfrentado a algo así. Es importante ser conscientes de que aún hay cosas que no sabemos», señala Spence.
¿Superará la economía estadounidense las presiones inflacionistas?
Ni los inversores ni la Reserva Federal han tenido que enfrentarse a un nivel elevado de inflación en los últimos treinta años. Pero eso cambió el verano pasado.
«Cuando la demanda inducida por las medidas de estímulo se enfrentó a las restricciones de la oferta provocadas por el COVID se generaron desajustes en la economía», afirma Spence, «lo que se tradujo rápidamente en aumento de los precios en aquellos casos en los que se registraron cuellos de botella».
Spence piensa que la inflación va a mantenerse en niveles elevados a lo largo de 2022. «No creo que estos cambios transformen de forma fundamental la capacidad productiva de la economía, así que espero que la inflación acabe moderándose. Pero puede que el equilibrio entre la oferta y la demanda tarde más en llegar de lo que prevé la Reserva Federal».
La renta fija y la renta variable han obtenido buenos resultados en periodos inflacionistas
Fuente: Capital Group, Bloomberg Index Services Ltd., Morningstar, Standard & Poor’s. Información a 31 octubre 2021. La rentabilidad se refiere a la rentabilidad real ajustada por inflación.
Aquellos inversores a los que les preocupe el impacto destructivo de la inflación sobre sus carteras de inversión deberían tener que cuenta que los mercados de renta fija y variable han ofrecido buenos resultados incluso en periodos en los que se ha registrado una inflación aún más elevada que la actual. Suele ser en los extremos (cuando la inflación es superior al 6% o negativa) cuando los activos financieros tienden a resentirse.
Y lo que es más: un cierto nivel de inflación puede llegar a ser favorable para aquellas compañías, como los bancos o las empresas relacionadas con las materias primas, que han tenido dificultades en los entornos previos de baja inflación y bajos tipos de interés.
Las valoraciones de la renta variable son elevadas, así que la selección de títulos resulta crucial
Los bienes de consumo no son lo único que está caro. Gracias a los reducidos tipos de interés, la orientación expansiva de las políticas de los bancos centrales y la reapertura de las economías, la mayoría de las clases de activos de renta fija y variable han visto aumentado su precio.
En términos generales, los mercados de renta variable estadounidense se han mostrado sólidos tras la pandemia, gracias, en parte, a los fuertes beneficios empresariales. Dicho esto, los ratios precio-beneficio, que miden el precio de los títulos, han registrado niveles elevados en relación con sus medias históricas. Por eso la diversificación y la cuidadosa selección de títulos son más importantes que nunca.
«A lo largo del año pasado, hemos asistido a un aumento de las cotizaciones en una amplia gama de compañías, desde empresas digitales de rápido crecimiento a compañías de la vieja economía relacionadas con la recuperación cíclica», señala el gestor de renta variable de Capital Group Chris Buchbinder.
«Ante el nivel de incertidumbre al que nos enfrentamos en la actualidad, trato de lograr un equilibrio en mis carteras de inversión, buscando exposición a compañías con potencial de crecimiento a largo plazo, como ciertos gigantes del comercio electrónico, el [streaming] de vídeo y los pagos digitales; compañías que pueden seguir participando en la recuperación cíclica, como los fabricantes de motores para aviones; y aquellas con crecimiento a largo plazo y componentes cíclicos, como el fabricante de automóviles General Motors, cuya división Cruise es líder en la tecnología de coches sin conductor».
El regreso de los dividendos
Una de las áreas que puede ofrecer oportunidades atractivas a los inversores en 2022 es el universo de las compañías que reparten dividendos. Tras los recortes y las suspensiones de dividendos que se produjeron durante la pandemia, las compañías están reanudando sus pagos de dividendos, y algunas que registran excedentes de capital están actualizando sus niveles de dividendos.
«Actualmente encuentro numerosas oportunidades de inversión en compañías que están reanudando e incluso incrementando sus pagos de dividendos», señala Diana Wagner, gestora de renta variable de la firma. «Los márgenes de beneficios se han aproximado recientemente a sus niveles máximos, lo que ha permitido a las compañías aumentar sus dividendos a pesar de las presiones inflacionistas».
Pero no todas las compañías que reparten dividendos son iguales. Wagner no se centra en las que ofrecen un mayor rendimiento, sino en aquellas con un sólido crecimiento de los beneficios subyacentes que han demostrado su capacidad y compromiso para aumentar sus dividendos a lo largo del tiempo. Pensemos, por ejemplo, en fabricantes de semiconductores como Broadcom, que ha aumentado sus dividendos anuales en los últimos cinco años. Incluso durante la pandemia, la compañía aumentó sus dividendos más del 11%, gracias a una rentabilidad sin precedentes. Históricamente, las compañías con dividendos en crecimiento han tendido a generar una mayor rentabilidad que otras estrategias de dividendos, al tiempo que han logrado seguir el ritmo del mercado en general.
La Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés) ha publicado la decimotercera edición de su informe sobre la gestión de activos en Europa, que ofrece un análisis en profundidad de las tendencias recientes en el sector de la gestión de activos en Europa, centrándose en el lugar donde se gestionan los fondos de inversión y los mandatos discrecionales en Europa.
Según los datos que recoge el informe, el total de activos bajo gestión en Europa alcanzó los 28,4 billones de euros a finales de 2020. “A pesar de la fuerte corrección del mercado en marzo de 2020, los activos gestionados aumentaron un 5,2% en 2020 tras el fuerte repunte hacia finales de año. Esta tendencia continuó durante 2021 y, a finales de septiembre de este año, los activos bajo gestión alcanzaron la cifra estimada de 31,3 billones de euros”.
Por regiones, la gestión de activos en Europa se concentra principalmente en seis países, que son responsables de casi el 85% de la actividad de gestión de activos que tiene lugar en Europa. Según Efama, esto se explica por la presencia de grandes centros financieros en esos países. Pese al Brexit, el Reino Unido es el mayor mercado europeo de gestión de activos, seguido de Francia, Alemania, Suiza, Países Bajos e Italia. Los Países Bajos deben su quinta posición en la clasificación al tamaño del sector holandés de fondos de pensiones profesionales.
Una tendencia clara de la industria europea durante estos últimos años es el fuerte crecimiento de los fondos de inversión sobre los mandatos discrecionales. En concreto, los activos de los fondos de inversión representaban 15.371 millones de euros, es decir, el 54% del total a finales de 2020. En cambio, la parte de los activos de los mandatos discrecionales respecto a los activos bajo gestión suponen el 46% y asciende a 13.052.000 millones de euros. “La mayor proporción de la renta variable en la asignación de carteras de los fondos de inversión en comparación con los mandatos discrecionales, combinada con la fuerte subida de los mercados bursátiles durante el periodo 2012-2017, es la principal razón que explica esta evolución”, explican desde Efama.
En segundo lugar, y como ya se venía viendo en los últimos años, la inversión ESG se ha consolidado en Europa. “La introducción del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) en marzo de 2021 tuvo un gran impacto en la industria europea de gestión de activos. Aunque no era la intención de los reguladores, el SFDR provocó la aparición de dos categorías distintas de fondos: los fondos del artículo 8, con características de sostenibilidad, y los fondos del artículo 9, con objetivos de sostenibilidad”, explican. Desde Efama destacan que la gestión de los fondos del artículo 8 y 9 está repartida de forma desigual en la Unión Europea. A finales del primer trimestre de 2021, el 75% de los fondos del artículo 8 se gestionaban en solo tres países europeos: Francia (36%), Suecia (22%) y los Países Bajos (17%).
La organización espera que esta situación evolucione dado el crecimiento y el dinamismo de la inversión ESG. “Los gestores de activos se han convertido en contribuyentes clave a la transición hacia una economía sostenible al incorporar factores ESG en sus procesos de inversión y participar en actividades de administración más eficaces y asertivas. A finales del primer trimestre de 2021, los gestores de activos en Europa aplican un enfoque de inversión ESG a unos 11 billones de euros de activos, de los cuales unos 6 billones de euros (o el 55%) se gestionan en fondos de inversión, y 5 billones de euros en mandatos discrecionales”, señala el documento en sus conclusiones.
Inversores y asignación de activos
El informe también analiza la otra cara de esta industria: sus clientes. Según explica, el mercado europeo de fondos tiene dos pilares básicos de inversores: retail e institucionales (principalmente planes de pensiones, aseguradoras y otros clientes institucionales). El porcentaje de activos bajo gestión en manos de clientes retail ha crecido sustancialmente durante 2020 dado el gran apetito que los inversores han mostrado por los instrumentos para invertir en el mercado de capitales. En este sentido, según Efama, “otra de las tendencias observadas es el aumento constante de la proporción de otros clientes institucionales, como fundaciones, organizaciones benéficas, sociedades de cartera o grandes empresas. Esto se observa en la mayoría de los grandes centros europeos de gestión de activos”.
Por ahora, los clientes nacionales son, con diferencia, los principales clientes del sector europeo de la gestión de activos. Sin embargo, el informe muestra que la importancia de los clientes extranjeros no ha dejado de crecer en los últimos años, pasando del 26% en 2017 al 31% a finales de 2020. Esta evolución está en consonancia con uno de los objetivos clave de la Unión de Mercados de Capitales (UMC) de la UE: una mayor integración de los mercados de capitales nacionales en un auténtico mercado único.
Por último, se ha producido un interesante cambio en la asignación de activos. Según Efama, a finales de 2020, los activos de renta fija representaban el 40% de las carteras de inversión gestionadas por los gestores de activos en Europa, frente al 31% de los activos de renta variable y el 7% de los activos del mercado monetario y equivalentes de efectivo. El resto de la cartera (23%) estaba formado por otros activos, como infraestructuras, fondos de cobertura, productos estructurados y capital riesgo.
“En los últimos años, impulsada por las subidas generales de los mercados bursátiles mundiales, la parte de la renta variable cotizada en la asignación de activos de los gestores aumentó hasta el 31%. La proporción de otros activos, como las infraestructuras, los fondos de cobertura, los productos estructurados o el capital privado, también aumentó de forma constante, ya que los inversores que buscan rendimiento se dirigieron a estos activos más ilíquidos. A pesar de estas tendencias, los instrumentos de renta fija siguen siendo el tipo de activo predominante. Esto refleja la importancia de los clientes institucionales, que consideran los bonos como instrumentos seguros para preservar el capital y generar ingresos”, indican.
Frente a los resultados de este informe, Tanguy van de Werve, director general de Efama, destaca el papel que están desempeñando los gestores de activos ahora. “Ponen a trabajar los ahorros de los ciudadanos europeos, financian la innovación y desempeñan un papel fundamental en la transición hacia una economía sostenible. Como tales, son una fuerza a tener en cuenta cuando se trata de lograr la Unión de Mercados de Capitales de la UE, la digitalización y los objetivos ESG”, concluyen.