Inflación y asignación de activos: las firmas de inversión navegan entre la prudencia y la visión a largo plazo
| Por Cecilia Prieto | 0 Comentarios
El crecimiento global ha ido perdiendo impulso y se espera que continúe desacelerándose, en parte, por la lucha de los bancos centrales para frenar la inflación y por el impacto de los eventos geopolíticos. “La preocupación por la recesión se ha ido acumulando debido a unas condiciones financieras más estrictas, elevados precios en los alimentos y la energía y los continuos problemas de suministro”, advierten desde Loomis Sayles.
Para empezar, en el horizonte se observan más nubarrones que soles. Es más, los analistas consideran que el “subidón” del verano fue algo breve y puntual. “El repunte del mercado de valores, bastante impresionante durante un tiempo, ha sido más bien optimista ante el entorno extremadamente difícil que esperamos durante al menos los próximos doce meses. En particular, las expectativas de los mercados de que los bancos centrales abandonarían su senda de subida de tipos ya en 2023 y empezarían a recortarlos de nuevo es, en nuestra opinión, bastante improbable”, afirma Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer para DWS.
Según Yves Bonzon, CIO (Chief Investment Officer) del banco privado suizo Julius Baer, el punto de partida es claro: el rally del verano ha llegado a su fin. En su opinión, la reciente acción del mercado a ambos lados del Atlántico se vio facilitada por los comentarios de los bancos centrales en su reunión anual de Jackson Hole a finales de agosto. “Ha quedado inequívocamente claro que la misión de restaurar la estabilidad de los precios en el mundo occidental está lejos de haber terminado. En esta coyuntura, los participantes en los mercados financieros se enfrentan a un esfuerzo coordinado de los principales bancos centrales para endurecer la política monetaria, excluyendo al Banco Popular de China y al Banco de Japón. En lo que respecta a Estados Unidos, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reafirmó el objetivo general de la Fed de volver a situar la inflación en su objetivo del 2%, sin que ello suponga un debilitamiento de la economía o un mayor sufrimiento para los hogares y las empresas”, afirma Bonzon.
De hecho, los expertos de las firmas de inversión señalan que una vez aclaradas las directrices de los bancos centrales y si la inflación disminuye en los próximos meses, el entorno será especialmente propicio para un mercado alcista sólido. Esta visión permitiría ser optimista a medio plazo, pero no abandonar la prudencia porque, según Benjamin Melman, CIO Global, Edmond de Rothschild Asset Management, por tres razones clave.
“En primer lugar, los tipos de interés a corto plazo se han tenido en cuenta en los mensajes de Jackson Hole de forma bastante eficaz, pero quizá no del todo. Los mercados podrían seguir sufriendo correcciones, ya que la percepción de una política monetaria restrictiva duradera podría aumentar la probabilidad de una recesión para los inversores. En segundo lugar, el endurecimiento cuantitativo de la Fed, cuyos efectos no están claros, pero sí son potencialmente negativos para los mercados, verá duplicada su intensidad durante las próximas semanas. En tercer lugar, entramos en una fase de revisiones a la baja de las previsiones de beneficios”, explica Melman.
La inflación y asignación de activos
Según indican los análisis de las gestoras, la inflación sigue siendo el factor que más pesa en el entorno económico y de mercado. Aunque se espera que se estabilice, coinciden en que debería permanecer alta. En opinión de Jean Boivin, director del Instituto de Inversión de BlackRock, y Alex Brazier, subdirector, los banqueros centrales parecen estar dispuestos a sacrificar la economía para evitar cualquier riesgo de desanclaje de las expectativas de inflación.
“Parece que no están dispuestos a reconocer que subir la inflación para reducirla perjudicará el crecimiento. Estimamos que reducir rápidamente la inflación hasta su objetivo provocaría una profunda recesión en EE.UU., con un impacto de hasta el 2% en el crecimiento y 3 millones de parados más, y una recesión aún más profunda en Europa. Este es el entorno económico más difícil de afrontar en medio siglo, incluso más que la crisis financiera. Acabar con la economía ahora sería un paso innecesario si las expectativas de inflación siguen ancladas. Pero también podría resultar menos costoso que lo que se necesitaría si las expectativas de inflación se desanclaran”, apuntan los expertos de BlackRock.
Por su parte, Krezkamp reconoce que han tenido que revisar sus previsiones de crecimiento económico para 2023 a la baja para casi todas las regiones. Ante este contexto y reflexiones, ¿qué asignación de activos están defendiendo las gestoras? “La renta variable difícilmente podrá ofrecer más de un dígito de rentabilidad. La gestión activa y la selección de valores deberían ser mucho más prometedoras que el seguimiento de índices. Estamos experimentando una nueva realidad: la preservación del capital está a la orden del día. La renta variable debería seguir siendo el mejor medio para lograr este objetivo”.
En este contexto, Philipp E. Bärtschi, director de Inversiones de J. Safra Sarasin Sustainable AM, apunta que los mercados financieros deben tener presente la famosa máxima «no luches contra la Fed». Pues explica que, a diferencia de décadas anteriores, esta vez la Fed no estará dispuesta a apoyar a los mercados ante unas tasas de inflación que, si bien están disminuyendo, es probable que sigan siendo incómodamente altas en un futuro próximo, incluso si el crecimiento se ralentiza.
“El panorama general sugiere que se mantenga un posicionamiento prudente de la cartera de inversión bajo consideraciones de riesgo. Seguimos infraponderados en renta variable, con preferencia por los segmentos defensivos. Es probable que esta clase de activos siga bajo presión, tanto por el lado de las valoraciones, debido a la política monetaria restrictiva, como por el de las expectativas de beneficios, debido al fuerte aumento de los costes de los insumos. Seguimos sobreponderados en efectivo para poder aprovechar con flexibilidad las oportunidades que surjan”, afirma Bärtschi.
Y añade respecto a la renta fija: “El perfil de riesgo/rentabilidad de los bonos ha mejorado significativamente como resultado de la subida de los tipos de interés. Sin embargo, es probable que los bonos corporativos, especialmente en el extremo inferior del espectro de calificación, sigan bajo presión en un entorno de crecimiento económico más débil. Preferimos la deuda pública y los bonos corporativos con alta calificación crediticia. Mantenemos una ligera sobreponderación en inversiones alternativas, como los bonos catástrofe, debido a su baja correlación con las inversiones tradicionales y, por tanto, a sus características positivas de diversificación”.
Desde Generali Investments consideran que el posicionamiento de los inversores sigue siendo muy bajista y todavía deja margen para determinados rebotes del mercado. “Sin embargo, las estimaciones de beneficios, que se han visto afectadas por una buena temporada de presentación de resultados en el segundo trimestre, siguen enfrentándose a fuertes vientos en contra debido a la intensificación de la crisis energética y la recesión en Europa. Los consumidores estarán cada vez menos dispuestos a compensar la escasa renta real disponible recurriendo al exceso de ahorro de la pandemia”, explica Thomas Hempell, Jefe de análisis macro y de mercado en Generali Investments, poniendo una visión optimista.
Sin embargo, Hempel también apuesta por la cautela: “El balance de riesgos de las perspectivas macroeconómicas se mantiene en el lado adverso. Mantenemos una infraponderación en los segmentos más arriesgados de la cartera (renta variable, crédito high yield), mientras que prevemos una mayor resistencia en el crédito investment grade. En cuanto a la deuda pública, evitamos las posiciones de mayor duración (marginalmente cortas). Preferimos los bonos europeos centrales a los del sur de Europa, dada la postura más estricta del BCE y las incertidumbres políticas antes de las elecciones italianas. El dólar, en alza, está muy valorado en términos fundamentales, pero la desaceleración mundial y la aversión al riesgo pueden seguir beneficiando al billete verde desde el punto de vista táctico”.