La inflación y la subida de tipos de interés han sido los temas que los principales banqueros centrales del mundo han abordado en su reunión de Sintra (Portugal). Sin duda el reto es mayúsculo porque, tras décadas con una lenta subida de los precios en los mercados desarrollados, la inflación ha alcanzado los niveles más altos en 40 años.
En este marco, uno de los mensajes más relevantes fue el lanzado por Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), quien apuntó que el mundo está cambiando hacia un régimen de mayor inflación. Los dirigentes de las instituciones monetarias han asumido que la década de la inflación baja ha llegado a su fin y que parte de este aumento es y será estructural.
“No creo que vayamos a volver a ese entorno de baja inflación”, afirmó Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. En opinión de los analistas de Bloomberg, los comentarios de Lagarde, junto a los de Powell y el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, suponen una posible alteración de la práctica de la política monetaria.
Para los analistas de Banca March, lo más relevante del encuentro en Sintra es que los banqueros centrales de la Eurozona, Estados Unidos y Reino Unido respectivamente, además de mostrar su compromiso en la lucha contra la inflación, “dieron sus perspectivas para el medio plazo, señalando que tras la pandemia, las fuerzas deflacionistas de la pasada década han quedado atrás y las economías se enfrentarán a un nuevo escenario con mayores inflaciones para los próximos años”.
Aunque los expertos estiman que la inflación está probablemente cerca de su punto más alto, es probable que se mantenga en niveles elevados durante el resto del año, contribuyendo a un incómodo equilibrio entre crecimiento e inflación para los bancos centrales. “En términos generales, los bancos centrales endurecerán sus políticas en los próximos trimestres, ya que su credibilidad, la herramienta más poderosa que utilizan, está ahora en juego. Aunque la dirección de la política monetaria será la misma en todos los casos, la velocidad y el destino variarán según las regiones. La Fed está dispuesta a liderar el ciclo de endurecimiento mundial, mientras que los bancos centrales europeos procederán con más cuidado”, señala Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes.
Opciones para el inversor
Según Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance, el inversor se enfrenta a diferentes escenarios posibles, que van desde un mercado híper alcista si la inflación baja más de lo esperado, a una bajada moderada de la inflación, que favorecería la creación de un suelo de mercado que rompería con la tendencia bajista; pasando por el de una inflación mantenida, que confirmaría el actual mercado bajista. “Por supuesto, estos escenarios influyen sobre en qué estilo de inversión o en qué clases de activos, sectores o países estar invertido, pues el marco recesivo o hiper inflacionario nada tiene que ver con un escenario de parada de subida de tipos y vuelta a la incipiente mejoría iniciada”, añade.
Los expertos de Allianz GI reconocen que los inversores se están esforzando por preservar su patrimonio y obtener rendimientos reales en este entorno inflacionario, y apuntan que la inversión por momentum en distintas clases de activos es una opción probada para ello. Según su análisis histórico, que tiene como punto de partida el año 1964, pone de manifiesto que lo anterior coincide con el patrón que se ha repetido en episodios pasados marcados por una inflación elevada.
“La inversión basada en tendencia está funcionando bien porque la inflación es análoga a la tendencia de los precios al consumo. Y ésta a su vez, motiva reacciones persistentes en la economía, decisiones de inversión privada y acciones por parte de los bancos centrales, factores que a su vez pueden favorecer determinados rumbos de precios en el mercado”, explican Michael Stamos, director de I+D Global Multiactivos de Allianz GI, y Nicolas Hengstebeck, director global de especialistas de producto Multiactivos de Allianz GI.
En el caso de caer en una recesión o una desaceleración, Tina Fong, estratega de Schroders, señala que históricamente los estilos de renta variable más defensivos han superado a sus homólogos más cíclicos. De hecho, de media, los estilos ganadores han sido las estrategias de alta rentabilidad por dividendo y de mínima volatilidad.
“Parece que los inversores han buscado refugio en los valores que son más capaces de capear los desafíos de un crecimiento económico más débil y de la aceleración de la inflación. En cambio, los valores de pequeña capitalización son los más rezagados durante las desaceleraciones, ya que estas empresas tienen menos poder de fijación de precios que las grandes. Por tanto, sienten especialmente la presión sobre los márgenes de beneficio por el aumento de los costes. Mientras tanto, las acciones de valor han tendido a comportarse ligeramente mejor que las growth o de crecimiento. Si bien, los resultados en cuanto a rentabilidad de estos dos estilos no han diferido mucho durante las desaceleraciones”, afirma.
Según reconoce Fong, es probable que la tendencia se repita y que, de nuevo, los inversores deben buscar refugio en los estilos de renta variable más defensivos. “Aunque es probable que esto se repita, la diferencia esta vez es que las acciones de valor podrían seguir superando a las de crecimiento si los rendimientos de los bonos siguen aumentando. Si en algún momento el mundo entra en recesión y los rendimientos de los bonos caen, nuestro análisis sugiere que las acciones de crecimiento y los estilos más cíclicos podrían empezar a hacerlo bien de nuevo”, explica.
El atractivo de los mercados emergentes
Según las gestoras, otra de las consecuencias que tendrá el movimiento de los bancos centrales es que pone de nuevo en el rádar de los inversores los mercados emergentes. En opinión de Claudia Calich, gestora de renta fija emergente de M&G Investment, entre las economías mejor preparadas para hacer frente a las subidas de la Fed figuran las que tienen niveles moderados de deuda y déficit fiscal, tipos de cambio flexibles y modestas necesidades de financiación externa.
“En América Latina, serían países como Perú, Chile, Guatemala y Paraguay. Las peor preparadas serían las contrarias: economías con altos niveles de deuda y necesidades de financiación, países con tipos de cambio fijos y/o grandes importadores de materias primas. Serían naciones como El Salvador, Bolivia y Bahamas”, matiza.
Según explica Calich, la transmisión directa de la subida de los tipos de interés en EE.UU. se produce a través de mayores costes de financiación. “Los rendimientos del Tesoro estadounidense han aumentado por encima del 3%, un nivel que no se veía desde 2018. Muchas economías tienen ahora mayores niveles de deuda que en 2018 como consecuencia de la recesión desencadenada por el COVID-19 y el aumento de los déficits fiscales debido a los menores ingresos y/o al mayor gasto. Por tanto, las primas de riesgo (diferenciales) de muchos países latinoamericanos son ahora más altas, por lo que los costes de endeudamiento han aumentado debido a ambos factores. De hecho, la rentabilidad supera el 8%, un nivel que solo se superó por poco tiempo en 2020. Aunque esto contribuirá a aumentar los costes del servicio de la deuda de nueva emisión, también podría beneficiar a los inversores, ya que proporciona un mayor nivel de ingresos”, argumenta.
Pisando el freno
Está claro que los bancos centrales no pueden actuar sobre los factores que están jaleando la inflación, como la guerra de Ucrania, así que su única opción es esperar y valorar el efecto de la retirada de estímulos y de la subida de los tipos de interés. “Creo que lo que pretende la Fed es comprobar que el descenso inflacionario es cierto y actuar en consecuencia, ajustando a ello el ritmo y margen de la subida de tipos correspondiente. Lo cual se ajusta a las declaraciones de Powell en sus apariciones públicas y comunicaciones a los medios”, reconoce Alvargonzález.
En opinión de Mauro Valle, responsable de renta fija de Generali Investments Partners, los bancos centrales van a duplicar sus esfuerzos frente a la inflación sin olvidar que el riesgo clave es que las subidas pronunciadas provoquen una repetición de la venta global de activos de riesgo de 2018 y una desaceleración económica, como demuestra el notable endurecimiento de las condiciones financieras en las últimas semanas.
“Dado que la Fed está dispuesta a arriesgarse a una recesión para luchar contra la inflación, la curva de rendimientos debería invertirse a medida que los mercados valoren este hecho. Espero que el enfriamiento de la economía y el descenso de la inflación en la segunda mitad del año lleven a la Fed y a otros bancos centrales a un ritmo más lento de endurecimiento en comparación con los precios reales del mercado. Por otro lado, es probable que en la eurozona aún no hayamos visto el punto álgido de la inflación. Después del verano, los datos sobre la inflación y la resistencia de la economía europea determinarán nuevos movimientos de los rendimientos, al igual que los detalles adicionales de la política del BCE”, afirma el responsable de renta fija de Generali Investments Partners.
Está claro que las decisiones, aciertos y equivocaciones de la Fed serán el reflejo donde se miren el resto de los bancos centrales. Por ello Olivier de Berranger, director de inversiones y director de gestión de La Financière de l’Echiquier, advierte: “Según la Fed, la estabilidad de los precios es la base de la economía y, por lo tanto, la base de un mercado laboral en óptimas condiciones. Para Powell, la inflación golpea con más dureza a los hogares menos acomodados, por ello, es urgente luchar contra ella, sea cual sea la razón. Si la hipótesis de la Fed es cierta, Powell será aclamado como un visionario. Por el contrario, si su maniobra fracasa, será considerado como el hombre que no solo sufrió miopía económica al no tener en cuenta a tiempo la magnitud de la inflación, sino que además reaccionó con demasiada fuerza para corregir su primer error”.