Tras alcanzar un máximo histórico a principios de año, el S&P 500 acaba de registrar su peor primer semestre en 52 años y parece haber entrado en territorio bajista. Aunque tomemos como ejemplo el índice norteamericano, los expertos señalan que, en general, el mercado de renta variable está sufriendo correcciones ante el horizonte de subidas de tipos y el riesgo de recesión que esto puede conllevar. Ayer, Wall Street cerró en rojo, con el Dow Jones perdiendo un 0,62% y el S&P 500 UN 0,92%, el Stoxx Europe 600 se dejó un 0,6% y el MSCI Inc. de acciones de Asia-Pacífico tan solo avanzó un 0,5%.
Según señala la gestora Alger, socio del Grupo La Française, históricamente, el descenso medio del S&P 500 ha sido del 27% en las correcciones de mercado no asociadas a recesiones. Sin embargo, las caídas acompañas de recesiones han sido mucho más graves, acumulando una rentabilidad negativa media de un 46%, mucho más que las caídas actuales (en torno al 29%). En su opinión, esto indica que podría haber correcciones adicionales si la economía entra en recesión.
“Algunas áreas del mercado bursátil han corregido más, lo que es más coherente con una recesión. Por ejemplo, el descenso medio de las acciones de pequeña capitalización del índice Russell 2000 ha sido del 47% en la última caída, y ha sido incluso mayor, del 51%, para los valores del Nasdaq Composite”, matizan desde Alger.
Lo cierto es que históricamente el endurecimiento de la política monetaria ha desencadenado recesiones económicas. De hecho, desde el año 1900, la economía estadounidense sólo ha conseguido evitar una recesión el 30% de las veces que se ha producido un mercado bajista.
“Estos períodos también han durado menos, por lo general, con pérdidas menos severas en comparación con los episodios de territorio bajista con recesiones. Por ejemplo, el S&P 500 cayó más de un 20% durante el Lunes Negro de octubre de 1987, pero la economía no experimentó una recesión. Se culpó en gran medida a los modelos de trading automático del desplome del mercado de acciones. De cara al futuro, cuanto más duren las ventas y más profunda sea la caída de los precios, especialmente en un contexto en el que la Reserva Federal está subiendo los tipos de interés, mayor será el riesgo de que se produzca una recesión”, explica Tina Fong, estratega de Schroders.
El foco en las carteras
Aunque los ajustes en la mayoría de las bolsas mundiales son obvios, desde Federated Hermes sostiene que estamos ante un mercado bajista ordenado, pero no de pánico absoluto. Según apunta Lewis Grant, gestor de cartera senior de renta variable global en Federated Hermes, el sentimiento negativo domina la conversación a medida que los excesos del mercado alcista se van despejando, dejando un mercado de renta variable bajista y ordenado.
“Para los inversores a largo plazo, la historia no ha cambiado: los mercados bajistas ofrecen valoraciones más atractivas en empresas de alta calidad con una ventaja competitiva. La clave para los inversores será entender quién tiene esa ventaja competitiva y si sobrevivirá a este entorno inflacionista. La sostenibilidad se ha convertido quizás en un tema menos importante para algunos, especialmente para aquellos que consideran las necesidades energéticas a corto plazo en un mundo de precios del gas/petróleo en alza, y sin embargo el movimiento hacia una economía y una sociedad más sostenibles continuará”, afirma Grant.
En el caso de la renta variable europea, Laurent Denize, director de inversiones ODDO BHF AM, considera que es demasiado pronto para reposicionarse de forma importante, ya que todavía no hay consenso sobre que la economía vaya a sufrir una recesión global. En su opinión es más relevante tener en cuenta el fenómeno de “apalancamiento operativo” que viven las empresas, que la pérdida de beneficios a causa de una recesión.
Así lo explica Denize: “Las ventas pueden ser volátiles, pero los costes dominados por los salarios son fijos y se ajustan mucho más lentamente. Si el crecimiento de las ventas es mayor que el de los costes, el apalancamiento en el crecimiento de los beneficios es considerable. Es la magia del apalancamiento operativo. Sin embargo, si sucede lo contrario, la magia se torna en pesadilla. El apalancamiento operativo se revierte y los beneficios se desploman Por ello, actualmente recomendamos limitar la ponderación de las empresas más cíclicas, excepto las empresas de servicios, que se beneficiarán en gran medida de la reapertura económica tras la ola de ómicron”
Oportunidades de inversión
A la hora de hablar donde están las oportunidades para los inversores, las ideas están claras. Por ejemplo, Grant reconoce que siguen considerando que las empresas que generan ingresos sostenibles -como las que abordan los ODS de la ONU- tienen una ventaja de crecimiento estructural sobre sus homólogas. “Consideramos que encontrar esas empresas que aumentan su enfoque en la sostenibilidad representa una oportunidad de mercado excepcional. Sin embargo, la diversificación seguirá siendo clave para capear el temporal actual”, matiza.
Además, su compañera Louise Dudley, gestora de carteras de renta variable global de Federated Hermes, reconoce que continúa su preferencia por el value, pero con la inflación todavía como motivo de preocupación, será vital centrarse en el modelo de negocio de una empresa. “Durante la última década, los mercados se han visto dirigidos por los nombres tecnológicos de (ahora) gran capitalización, pero en estos momentos estamos asistiendo a un cambio en la dinámica del mercado. Las tasas de hipercrecimiento que experimentaron estas empresas se ven amenazadas y muchas están empezando a pensar más en el recorte de costes, ya que luchan por justificar sus valoraciones a medida que desaparece el auge. No cabe duda de que los inversores se han vuelto más conscientes de las valoraciones y, dado que la inflación sigue siendo elevada, que se espera que los tipos de interés suban y que sigue existiendo una gran brecha entre growth y value, parece poco probable que la preferencia por el Value pierda fuelle”, sostiene.
Desde Alger ponen el foco en algunas áreas del mercado bursátil estadounidense, como las empresas growth de pequeña capitalización. Según su opinión, estas están descontando un escenario más cercano a la recesión, mientras que otras partes del mercado de renta variable no están valorando una posible recesión. “Actualmente, creemos que los pequeños valores de crecimiento nos parecen relativamente baratos en base a la historia y a la luz de sus fundamentales potencialmente fuertes a largo plazo”, indican.
Por último, en ODDO BHF AM apuestan por China. “Habíamos recomendado un reposicionamiento en la renta variable china. En un mes, el MSCI CHINA subió un 6.85%. A 10. 4% veces el beneficio, el mercado chino rara vez ha ofrecido un descuento semejante con respecto a los mercados desarrollados y debería beneficiarse de la reapertura económica en las próximas semanas. Por tanto, se dan los tres criterios, ya que la política del banco central chino respalda a las empresas, especialmente al sector inmobiliario, que se ha comportado especialmente mal en el último año”, afirma Denize.
Próxima temporada de resultados
Los analistas ya tienen puesta la mirada en la temporada de resultados del segundo semestre que, según estima Michele Morganti, estratega de renta variable en Generali Investments, no será mala. «Los preanuncios de las empresas estadounidenses son relativamente elevados y las estimaciones de beneficios para el segundo trimestre se están estabilizando tras haber aumentado en el último año. Las expectativas de crecimiento de los beneficios se sitúan en el +19% y el +5,6% anual, para el Stoxx600 y el S&P 500, respectivamente. Los sectores cíclicos y el energético de la UE serán probablemente los que más crezcan, mientras que los sectores de las energías renovables, las finanzas y la tecnología serán los más débiles», afirma Morganti.
Dicho esto, el experto de Generali Investments matiza: «El actual impulso económico más débil, combinado con el aumento de los costes, producirá más preocupación en los anuncios que hagan los directores generales de las compañías en relación con el poder de fijación de precios y los márgenes empresariales. Dado que las sorpresas macroeconómicas, los indicadores de confianza (ISM, IFO) y la utilización de la capacidad están cayendo, esperamos que los analistas recorten las estimaciones para el segundo semestre de 2022 y 2023. Aun así, nuestras previsiones de crecimiento de los beneficios están por debajo del consenso. Estimamos un 5% en 2022, un 7% en 2023 y un 12,5% en 2024».