El aumento y el envejecimiento de la población ejerce una enorme presión sobre el sistema sanitario. Para 2050, Naciones Unidas estima que una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, frente a una de cada 11 en 2019. No solo envejecen los beneficiarios de la asistencia sanitaria, sino también los proveedores. Más del 50% de los médicos en activo en EE. UU. y un tercio de las enfermeras tienen más de 50 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2021 hubo un déficit de 7,2 millones de trabajadores sanitarios, y que esta cifra aumentará a 12,9 millones en 2035.
La Ley de Eroom (Ley de Moore escrita al revés) establece que existe una disminución exponencial en la productividad de los medicamentos aprobados por mil millones de dólares de gasto en investigación y desarrollo (I+D) desde 1950. En última instancia, las subidas de los costes se transfieren a los gobiernos y al consumidor en forma de aumentos en el precio de los medicamentos. Los centros de servicios de Medicare y Medicaid (CMS) de EE. UU. prevén que, para 2028, se gastará alrededor de una quinta parte del producto interno bruto estadounidense (PIB) en atención sanitaria, y se espera que los gastos en atención sanitaria alcancen casi los 7.000 millones de dólares para 2030 (gráfico 1).
La tecnología está aliviando los retos a los que se enfrentan los sistemas sanitarios
El coste sanitario mundial está aumentando, impulsado por una combinación del envejecimiento de la población (véase el gráfico 2), como se ha mencionado anteriormente, y un aumento de las enfermedades crónicas con comorbilidades como la diabetes y la obesidad. Además, la escasez de mano de obra representa otro problema, ya que el crecimiento del personal sanitario es insuficiente para satisfacer el aumento de la demanda.
Las presiones sin precedentes a las que están sometidos los sistemas sanitarios de todo el mundo a causa de la COVID-19 han puesto de manifiesto estas debilidades. Pero la pandemia también puso de manifiesto el valor de muchas soluciones tecnológicas para la atención sanitaria y estimuló más innovaciones y casos de uso de la tecnología existente. Por ejemplo, las plataformas de I+D ayudaron al rápido desarrollo de vacunas, la telemedicina permitió a los médicos realizar consultas virtuales, mientras que las cirugías mínimamente invasivas asistidas por robots redujeron los tiempos de hospitalización.
En adelante, a medida que los sistemas de atención médica cambien su enfoque a una atención basada en el valor y no en el volumen, los datos digitales y los análisis serán cruciales para reducir los costes, aumentar la productividad y mejorar los resultados de los pacientes.
Creemos que la tecnología es la ciencia de resolver problemas. Se trata de abordar no solo el problema de la oferta sanitaria, sino también el aumento del coste de esta, y mejorar el acceso a una asistencia sanitaria de calidad. Esto concuerda con el Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 3 de las Naciones Unidas, que consiste en garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas y todos en todas las edades.
No hay una única definición de empresa de tecnología sanitaria
Por lo general, las tecnologías de atención sanitaria tienen como objetivo reducir los costes médicos, aumentar la productividad de sus proveedores y mejorar los resultados en la atención sanitaria. Por lo tanto, este ámbito resulta atractivo para los inversores, ya que ofrece la posibilidad de generar rendimientos y, al mismo tiempo, tener un impacto social positivo, dado que las empresas se esfuerzan por estar en el lado correcto de la política y la normativa gubernamental.
Existe una amplia variedad de empresas dentro de las áreas de telemedicina, registros electrónicos de atención sanitaria, diabetes y cirugía robótica, y la lista se está expandiendo. En comparación con otros sectores, existen algunos retos específicos cuando se trata de vender nuevas tecnologías al sector sanitario. Entre ellos se encuentran la necesidad de aprobaciones normativas, el cumplimiento de la legislación específica sobre datos sanitarios y una vía de reembolso para las entidades que pagan por los servicios administrados (p. ej.: empleadores, gobiernos y aseguradoras de salud). Incluso cuando se cumplen estos criterios, los proveedores de servicios sanitarios, los hospitales y los pacientes pueden ser reacios a adoptar nuevas tecnologías.
Interés sin precedentes de los inversores debido a la pandemia y al aumento de la inversión temática
En EE. UU., tras un crecimiento anual constante de las operaciones e inversiones de capital riesgo de atención sanitaria digital desde 2010, el crecimiento se aplanó en 2018 y 2019 a alrededor de 8.000 millones de dólares por año. Sin embargo, la pandemia provocó un cambio de marea, con un salto en la inversión de 15.000 millones de dólares en 2020 y un aumento cercano a los 29.000 millones de dólares en 2021 (1). Este entusiasmo se extendió también a los mercados públicos. Tras un 2017 y un 2018 estériles, en 2019 salieron a bolsa cinco nuevos títulos sanitarios.
La fuerte demanda de inversores durante 2020 y 2021 vio la salida de 14 nuevas empresas a bolsa y la formación de 17 sociedades de adquisición con fines específicos (SPAC). Numerosos fondos temáticos de salud digital y fondos cotizados (ETFs) surgieron como compradores de estas nuevas acciones, muchas de las cuales a menudo no eran rentables. El entusiasmo de los inversores se ha hecho evidente en la fuerte actividad de fusiones y adquisiciones. El proveedor de la plataforma de telemedicina Teladoc adquirió la empresa de gestión de diabetes Livongo por alrededor de 18.500 millones de dólares en 2020, mientras que, más recientemente, Oracle anunció su intención de comprar el proveedor de registros sanitarios digitales Cerner por unos 28.000 millones de dólares.
Un ámbito altamente competitivo
La pandemia volvió a centrar la atención de los inversores en el sector, lo que potenció niveles significativos de inversión privada y pública, como se ha explicado anteriormente.
El fuerte aumento de la inversión y la actividad del mercado indicó que las expectativas de los inversores en el ámbito de la atención sanitaria y respecto a ciertas empresas estaban potencialmente abultadas y que el “ciclo de sobre expectación” había alcanzado su punto máximo. Profundizando, parecía que las barreras de entrada habían disminuido en algunas áreas; por ejemplo, los reguladores estadounidenses relajaron las reglas de reembolso para las consultas virtuales, lo que redujo la necesidad de los médicos de usar plataformas de telemedicina específicas. Niveles significativos de inversión en el sector han aumentado la competencia por las acciones cotizadas en este ámbito, mientras que las nuevas ofertas de atención sanitaria de las empresas tecnológicas más tradicionales también han aumentado la intensidad competitiva.
Por ejemplo, en Estados Unidos, Amazon introdujo recetas con descuento (Prime Rx) y amplió su oferta de atención virtual (Amazon Care), algo aparentemente disruptivo para la industria farmacéutica. A las empresas que no eran rentables, incluso con la oleada orgánica y libre de nuevos clientes durante los cierres de la pandemia, les resultaría aún más difícil lograr beneficios en un futuro más competitivo tras la reapertura económica. Los numerosos equipos de gestión que se centraron en el crecimiento y en establecer objetivos de equilibrio a largo plazo probablemente vieron el precio de las acciones de su empresa peligrar en un entorno de mercado más sensible a las valoraciones.
Se justifica la cautela
El alejamiento de los valores growth que comenzó el año pasado ha provocado fuertes movimientos de precios en el sector tecnológico en general, incluidos los nombres más populares. Como respuesta, algunas empresas tecnológicas de alto nivel han cambiado su enfoque, con el objetivo de garantizar que el crecimiento futuro se equilibre con la rentabilidad y la generación de flujo de caja. Esto puede resultar más difícil para las empresas de tecnología sanitaria, sobre todo en subsectores altamente competitivos sobre los que se cierne la amenaza de que las grandes plataformas tecnológicas perturben el espacio. Además, las dificultades para prever los ingresos y el crecimiento tras la pandemia crean una mayor incertidumbre.
Por tanto, los inversores deben tener cuidado. Incluso después de algunas caídas bruscas, las empresas del sector sanitario con modelos de negocio que parecen rentables y más sostenibles podrían seguir teniendo valoraciones elevadas en relación con el crecimiento futuro, especialmente si se comparan con el universo tecnológico más amplio. Únicamente los inversores con una fuerte disciplina de valoración han conseguido evitar la importante corrección del mercado en el sector de la tecnología sanitaria que se ha producido desde finales de 2021.
La tecnología es un sector diverso con un potencial de crecimiento significativo a largo plazo. Adoptar una estrategia selectiva a largo plazo con un enfoque marcado en las valoraciones puede ayudar a evitar los peligros del “ciclo de sobreexpectación” y permitir identificar inversiones “más saludables”.
Tribuna de Alison Porter, responsable de la gestión conjunta de las estrategias Global Technology Leaders y Sustainable Future Technologies en Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
(1) Rock Health Digital Health Venture Database, datos a 31 de marzo de 2022.
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