Los dividendos mundiales aumentaron un 11,3% en el segundo trimestre impulsados por las petroleras y el sector financiero
| Por Meritxell Sedo | 0 Comentarios
Los dividendos mundiales aumentaron un 11,3% en tasa general hasta alcanzar un máximo trimestral histórico de 544.800 millones de dólares en el segundo trimestre de 2022, según el último dato del índice Janus Henderson Global Dividend Index. El crecimiento subyacente fue incluso superior, del 19,1%, tras tener en cuenta la fortaleza del dólar estadounidense y otros factores. El 94% de las empresas aumentaron sus repartos o los mantuvieron estables en el segundo trimestre.
A pesar de la importante perturbación económica causada por la pandemia, los dividendos mundiales han superado los niveles anteriores a la misma. Además, la recuperación es tan fuerte que los dividendos están ahora sólo un 2,3% por debajo de la tendencia a largo plazo, aunque este déficit marginal puede atribuirse a la reciente solidez del dólar. La robustez de los datos del segundo trimestre tiene lugar tras un 2021 muy rentable, en el que las empresas disfrutaron de un aumento de las ventas y de la ampliación de los márgenes de beneficio gracias al auge de la demanda tras la pandemia.
Revisión al alza de la previsión
Janus Henderson ha mejorado ligeramente sus previsiones anuales y ahora espera que las retribuciones alcancen en 2022 los 1,56 billones de dólares, frente a los 1,54 billones que había vaticinado el trimestre anterior. Esto se traduce en un crecimiento en tasa general de un 5,8% interanual, equivalente a un 8,5% en tasa subyacente.
Fuerte repunte de los dividendos en Europa y el Reino Unido; los pagos en Estados Unidos alcanzan un nuevo récord
Los principales motores regionales de los dividendos del segundo trimestre fueron Europa y el Reino Unido, que mostraron una importante recuperación tras el impacto de la pandemia durante su temporada alta de dividendos del segundo trimestre. En ambas regiones, la remuneración al accionista aumentó casi un 33% en tasa subyacente.
Puesto que muchas de las empresas europeas (excluido el Reino Unido) solo realizan una distribución al año, el segundo trimestre de 2022 fue la primera vez desde 2019 que pagaron dividendos normales. El levantamiento de las restricciones de los bancos centrales sobre los dividendos bancarios fue especialmente relevante tanto en Europa como en el Reino Unido.
Los grandes aumentos en la remuneración al accionista por parte de los fabricantes de automóviles alemanes también protagonizaron una notable contribución. Entretanto, los repartos suizos y holandeses alcanzaron nuevas cotas.
El crecimiento de los dividendos en EE. UU., del 8,3%, fue inferior al del resto del mundo, pero aun así trajo consigo un nuevo récord para el país. Los dividendos canadienses también alcanzaron nuevos máximos.
Las petroleras, el sector financiero y los fabricantes de automóviles fueron los principales motores
Las principales tendencias sectoriales se manifestaron a nivel internacional. El aumento de los flujos de efectivo ante los elevados precios del crudo hizo que las petroleras contribuyeran en un 40% al crecimiento del segundo trimestre, con Brasil y Colombia en cabeza.
Los bancos y otras entidades financieras representaron otro 40%, mientras que los sectores de consumo discrecional, especialmente los fabricantes de automóviles, orquestaron asimismo un sólido avance en sus dividendos. La caída de los dividendos extraordinarios y el notable recorte en el reparto de AT&T lastraron las cifras de las empresas tecnológicas y de telecomunicaciones, respectivamente.
«El segundo trimestre se situó ligeramente por encima de nuestras expectativas, aunque es poco probable que asistamos a un crecimiento tan robusto en el resto del año. Muchas de las alzas fáciles ya se han conseguido, en un momento en que la recuperación tras la pandemia es casi completa. También nos enfrentamos a una economía mundial considerablemente más ralentizada y seguirá enfrentándose al obstáculo que supone la fortaleza del dólar estadounidense», comentó Ben Lofthouse, responsable de Global Equity Income en Janus Henderson Investors.
«A medida que nos acercamos a 2023, dejaremos de beneficiarnos del favorable efecto de las distribuciones para ponerse al día en la remuneración al accionista tras la pandemia de COVID-19. Además, la ralentización del crecimiento económico mundial y la probabilidad de que los dividendos de la minería estén rondando máximos sumarán nuevos obstáculos, aunque es poco probable que los tipos de cambio sean un lastre importante para el crecimiento general de las distribuciones, en vista del impacto de las divisas que se ha observado en los últimos meses. En general, cabe prever que el crecimiento de los dividendos sea más lento el próximo año, a la luz de las perspectivas económicas actuales.
Es importante no dejar que la incertidumbre a corto plazo nuble la visión a largo plazo. No hay nada que sugiera que los dividendos mundiales no puedan mantener a largo plazo la tasa de crecimiento anual del 5-6% a la que nos hemos acostumbrado. El ciclo económico sube y baja, las fluctuaciones de los tipos de cambio se disipan casi por completo a largo plazo, e incluso el impacto del COVID-19 en los pagos globales ya se ha superado», añade.
«Mientras que en el conjunto de la región europea, los dividendos se dispararon un 28,7% -en tasa subyacente-; en España hemos observado cómo en este trimestre, los repartos se duplicaron, alcanzando el 97,7%. Este crecimiento se ha visto impulsado por el sector bancario, que ya no está sujeto a limitaciones por parte de los reguladores. En otros sectores, destaca Inditex que ya está normalizando sus distribuciones tras la pandemia, y ya ha asegurado un dividendo extraordinario de cara a finales de año. Otra de las grandes firmas que estudia el Janus Henderson Global Dividend Index es Telefónica, que recortó su dividendo, reflejando así la reducción del tamaño de su negocio tras la venta de activos», señala Rafael Bonmatí, director para Iberia en Janus Henderson.
«Tendremos que seguir de cerca la evolución del dólar frente al euro, las políticas de los bancos centrales y sobre todo la sombra de una potencial recesión, para evaluar las consecuencias de la ralentización de la economía. Un escenario en el que la gestión activa se presenta como solución y la diversificación como el mejor recurso al alcance de los inversores», apostilla.