Los siete hábitos de los inversores de éxito
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios
Invertir y acumular riqueza no es un asunto trivial, especialmente cuando los inversores se debaten entre evitar el riesgo y buscar la rentabilidad. Desde Allianz GI destacan siete sencillos hábitos que pueden ayudar a acumular capital con calma y serenidad. “Al fin y al cabo, su dinero debería trabajar para ti, y no al revés”, apuntan.
Según su experiencia, la primera clave es conocerse a sí mismo y desafíar tus intenciones. “A menudo vemos el mundo de las inversiones en un marco, es decir, vemos lo que queremos ver y podemos excluir alternativas mejores como resultado. Tendemos a seguir a la multitud o a dejarnos llevar por los sentimientos que empujan a los inversores, en particular, entre el miedo y la codicia. La aversión a las pérdidas es igual de típica: sufrimos más dolor cuando sufrimos una pérdida que cuando disfrutamos de la misma cantidad de ganancias”, explican.
En este sentido, desde Allianz proponen que seamos conscientes de estas dinámicas que, en muchas ocasiones, son intrínsecas a nosotros mismos. La gestora propone una pequeña prueba: Si alguien te ofrece jugar a cara o cruz y te arriesgas a perder 100 euros con la cruz, ¿cuánto quieres tener de posibilidad de ganar antes de estar dispuesto a jugar la partida? “Más de 100 euros, ¿tengo razón? Lo cual no es ni correcto ni incorrecto; simplemente muestra tus preferencias. Sin embargo, esto puede ser peligroso si dejas todo lo que tienes en una cuenta de ahorros y, al hacerlo, renuncias a posibles ganancias que necesitas urgentemente, o si te echas atrás al darte cuenta de las pérdidas y vuelves a empezar”, explilcan. Por eso reflexiones como “solo son pérdidas sobre el papel” o “esperaré a que los precios de las acciones vuelvan a estar como cuando empecé y entonces venderé» resultan, en su opinión, engañosas.
El segundo hábito que destaca la gestora es que las decisiones de inversión deben regirse por la «conservación del poder adquisitivo» y no por la «seguridad». Desde Allianz GI recuerdan que si se quiere preservar el capital, no debe centrarse principalmente en la ausencia de fluctuaciones de precios. “En los últimos años, han sido los mercados de renta variable, en particular, los que nos han llevado a una montaña rusa. Que los inversores quieran evitar las fluctuaciones de precios es más que comprensible dadas las circunstancias. Sin embargo, al hacerlo, pasan por alto el riesgo de perder poder adquisitivo, lo cual es aún más desagradable si se tiene en cuenta que el interés de los ahorros es prácticamente nulo en la actualidad”, explican.
El tercer hábito que apuntan es recordar la ley fundamental de la inversión de capital: ¡Apuesta por las primas de riesgo! “Los inversores de éxito saben que no pueden obtener primas de riesgo sin asumirlos. Las inversiones en activos más arriesgados deben justificarse con la expectativa de que esas inversiones generarán un mayor potencial de rendimiento a lo largo del tiempo que las inversiones alternativas sin exposición al riesgo que, por tanto, ofrecen menos oportunidades.
Paremos un momento en el gráfico superior, que muestra las primas de riesgo que pueden asignarse a las distintas clases de activos. Esto es lo que parece en teoría. ¿Qué nos dice la historia? “Las largas series temporales históricas -que están disponibles para el mercado de renta variable estadounidense, por ejemplo- muestran que las expectativas de las primas de riesgo no se han visto defraudadas, aunque la recompensa por invertir en renta variable estadounidense no ha sido siempre la misma en todos los periodos”, añaden desde Allianz GI.
En línea con esta reflexión, está el cuarto hábito que proponen: invierte, no especules. Esta idea tiene sentido sobre todo para aquellos inversores que quieran acumular capital a largo plazo. Desde su experiencia, la gestora considera que la diferencia entre ambas es grande: “Especular es apostar por los movimientos de los precios a corto plazo e Invertir es poner tu capital a trabajar a medio o largo plazo”.
En quinto lugar, la gestora apunta que los inversores deben asumir un compromiso vinculante. En este sentido, la gestora apunta tres opciones para hacer de su inversión un compromiso: los aspectos estratégicos / a largo plazo deben regir la asignación a las distintas clases de activos; a través de la regla general a seguir es no poner nunca todos los huevos en la misma cesta, así que: diversificar; e invirtiendo regularmente.
En sexto lugar, la gestora sitúa una frase hecha muy conocida, pero con mucho sentido en el mundo de la inversión: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Según explica, no hay que esperar a la madurez de la vida profesional para iniciarse en el mundo de la inversión o del ahorro personal. En este sentido, los números son su mejor argumento: “Un inversor quiere disponer de 100.000 euros cuando se jubile, por ejemplo. Si empieza muy pronto y tiene 36 años para alcanzar este objetivo, ahorrar 50 euros cada mes es suficiente con una rentabilidad media del 7,50%. Si solo les quedan 12 años, tienen que ahorrar 400 euros cada mes. Por supuesto, se ha dado cuenta de que hay una prima de riesgo potencial notable incluida en la rentabilidad del 7,5%. Algo que no se puede conseguir con una libreta de ahorro”.
Por último, la gestora reconoce como un hábito de éxito apostar por la gestión activa. “Quien opta por la gestión activa no solo espera que los expertos le proporcionen rendimientos adicionales, sino que también se expone a un menor riesgo de que el peso muerto de los otrora favoritos del mercado de renta variable abarrote sus carteras. Al fin y al cabo, la gestión pasiva solo cartografía el mundo de ayer”, argumenta.
Según se observa en el gráfico superior, que muestra cómo ha evolucionado la importancia de los distintos sectores en el mercado mundial de renta variable a lo largo de las décadas, cuando ciertos sectores estaban de moda, su participación en los índices correspondientes crecía a medida que aumentaba la capitalización de mercado de las acciones correspondientes. “Si esta tendencia se mantiene, algunos sectores pueden acabar representando una gran parte de una cartera gestionada de forma pasiva justo cuando menos lo deseamos. Basta con recordar el estallido de la burbuja tecnológica y de telecomunicaciones a principios del milenio, o la crisis inmobiliaria estadounidense que tuvo un impacto especialmente negativo en los valores financieros en torno a 2008. Es mejor contraatacar”, concluyen desde Allianz GI.