El aumento de tipos de los interés mundiales y de la volatilidad de los mercados ha pesado mucho en la oferta y demanda de bonos, sobre todo de los mercados emergentes. Según un estudio elaborado por Pictet AM, el volumen anual de emisión ha disminuido ligeramente entre los emisores soberanos de los mercados emergentes y bruscamente entre instituciones supranacionales. «Hay que tener en cuenta que en 2021 se emitieron bonos para pagar las medidas de la pandemia, ahora una necesidad menos apremiante», matiza el documento en sus conclusiones.
Según indican las conclusiones, los fenómenos meteorológicos extremos, como las recientes olas de calor e incendios forestales, mantienen el cambio climático y el medio ambiente en la agenda de prioridades en todo el mundo; por lo que la gestora espera que el mercado de bonos ESG continúe su crecimiento en los mercados emergentes. El estudio, realizado junto al Instituto de Finanzas Internacionales, sugiere que la emisión anual de bonos etiqueta ESG en mercados emergentes podría alcanzar 360.000 millones de dólares en 2023, ayudando a las economías emergentes a generar más capital para con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030. El crecimiento de este mercado fomenta reformas sostenibles y en última instancia mejora de los fundamentos soberanos. «De hecho, el segmento de bonos ESG se ha mantenido sorprendentemente resistente, allanando el camino para el desarrollo de la clase de activos», apuntan desde la gestora.
En el primer semestre de 2022, los prestatarios de mercados emergentes han emitido 81.900 millones de dólares en bonos ESG, 2% más que en el mismo período de 2021. En contraste, con el universo de renta fija de mercados emergentes, cuya emisión se ha reducido 48%, aunque en moneda local asiática ha aumentado casi un cuarto. Por otra parte, en este periodo la emisión de deuda globalmente se ha reducido 14% hasta 4,8 billones, según Refinitiv. En este sentido, los bonos etiqueta ESG son particularmente populares emisores con calificación crediticia grado de inversión, más de la mitad de dichas emisiones los primeros seis meses de 2022.
En concreto, los prestatarios empresariales de mercados emergentes han emitido la primera mitad del año alrededor de 40% más bonos etiqueta ESG que en el mismo período de 2021, un total de 56.000 millones, sobre todo las compañías financieras y energéticas (54% y 7%), aunque la tendencia se ha ampliado a empresas industriales, de servicios públicos y de consumo cíclico. Actualmente, tras la fuerte emisión de los últimos dos años, los bonos empresariales ESG representan alrededor de 7,5 % del Índice de Bonos de Mercados Emergentes Corporativos (CEMBI) de JP Morgan.
En cuanto a emisores soberanos, el volumen de emisión ESG ha disminuido ligeramente en un año, drásticamente entre emisores supranacionales. «Puede estar relacionado con la pandemia, pues en 2021, tanto los países como las instituciones supranacionales emitieron bonos para ayudar a pagar las medidas anti-COVID y sus efectos, actualmente una necesidad menos apremiante. En concreto la emisión de bonos soberanos vinculados a objetivos sociales ha caído bruscamente en relación a 2021, aunque ha aumentado casi 12 % la de bonos verdes y 40 % la de vinculados a sostenibilidad. Chile sigue siendo uno de los líderes en deuda soberana ESG, habiendo emitido bonos verdes, sociales y sostenibles, ejemplo de emisor con enfoque. Esperamos continúe reduciendo sus emisiones de carbono. Algunas de sus emisiones ESG han sido en moneda local, en contraste con la mayoría del resto en dólares o euros. Puede ser un área de crecimiento interesante», indican desde la gestora.
Según las conclusiones del informe, hay que tener en cuenta que los mercados emergentes tienen más que hacer en cuanto a ESG que los desarrollados, una de las razones por las que los inversores acojan particularmente bien sus emisiones. A veces se benefician de que los inversores están dispuestos a pagar una prima, greenium, por dichos bonos, lo que implica menores costes de endeudamiento. Además, pueden ofrecer rentabilidades a vencimiento comparables a las de la deuda de alta rentabilidad de mercados desarrollados para un riesgo de crédito significativamente menor, particularmente atractivo ante la volatilidad del mercado y aumento de tipos de interés. «Quizás a consecuencia de la ampliación del universo esta prima greeniums ha disminuido, aunque varía según sector y emisor. Por lo general, es menor donde hay más oferta de bonos ASG, como entre empresas de servicios públicos coreanas o financieras chinas. En otras áreas de opciones limitadas, como bonos sukuk verdes indonesios, puede ser alta y persistente», explican.
Ahora bien, el informe matiza que no todos los bonos ESG son iguales y se necesitan controles estrictos. «Aunque la supervisión de terceros sea muy importante, los inversores todavía están obligados a su propio trabajo de evaluación de las credibilidad de los bonos sostenibles, como en cualquier emisión. Además, conviene comprometerse activamente con los emisores de mercados emergentes para fomentar un marco sólido de emisión de bonos ESG, lo que como inversores, nos proporciona una mejor visión de las prioridades políticas y objetivos de reforma de los gobiernos, incluso si la emisión no se materializa, pues mejora la rendición de cuentas, la transparencia y la presentación de informes, lo que ayuda a crear un círculo virtuoso», concluyen.