El BoE amortigua las reacciones a las medidas fiscales en Reino Unido, aunque los mercados siguen volátiles
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios
La libra esterlina volvió a retroceder esta semana después de que el gobierno del Reino Unido recibiera una fuerte crítica del Fondo Monetario Internacional (FMI) por su gestión de la política económica y por advertir que los “profundos recortes de impuestos” no solo eran inapropiados en un contexto de alta inflación, sino que podrían alimentar la desigualdad. En concreto, volvió a caer a 1,06 dólares, después de haber alcanzado los 1,08 dólares el martes. Esta mañana, las aguas están más calmadas y se observa cierta estabilización de la libra.
“En unas pocas sesiones dramáticas de mercado, la libra esterlina cayó por debajo de nuestro objetivo a corto plazo de 1,10 frente al dólar. Creemos que los riesgos siguen inclinándose a la baja: dado que ya se ha descontado, en nuestra opinión, que una señalización menos agresiva del Banco de Inglaterra acelerará el movimiento por debajo de la paridad. Por lo tanto, a pesar de este fuerte movimiento, creemos que los inversores deberían evitar este movimiento a la baja y resistir la tentación de lanzarse a la libra esterlina, ya que todavía no vemos la luz al final del túnel con respecto a la caída de la divisa”, señalan los expertos de Amundi.
En opinión de Susannah Streeter, Senior Investment y Markets Analyst en Hargreaves Lansdown, “la intervención del FMI se ha sumado a la preocupación de que el Reino Unido esté adoptando rápidamente las características de una economía de mercado emergente y corra el riesgo de abandonar su condición de país desarrollado”. Según su valoración, ahora no solo se ve afectado por las interrupciones del comercio, una crisis energética y una inflación creciente, sino que también “está siendo vigilado de cerca por el organismo internacional conocido como el prestamista de última instancia del mundo”.
“Con un enorme déficit por cuenta corriente en el Reino Unido, la libra es vulnerable, situación que se ve agravada por el escaso apetito por el riesgo a nivel mundial. Es probable que los tipos de interés aumenten, pero la amenaza de una crisis financiera sigue acechando al Reino Unido. La libra esterlina podría alcanzar la paridad con el dólar en las próximas semanas”, añade Steven Bell, Chief Economist EMEA & Manager Director de Columbia Threadneedle.
Movimientos en el mercado
Y es que la reacción del mercado fue clara. Según explican los expertos de Schroders, “las mismas preocupaciones que han provocado la debilidad de la moneda también se han reflejado en el mercado de bonos del Reino Unido, donde los precios de los bonos emitidos por el Reino Unido (o gilts) también han caído bruscamente, haciendo subir los rendimientos. Una vez más, estos movimientos han de considerarse en el contexto de una situación más amplia, que ha pesado sobre los precios de los bonos en muchos países desarrollados este año”.
En concreto, los rendimientos de los gilts británicos retrocedieron ligeramente, pero siguen siendo bastante altos: el rendimiento de los gilts a 10 años ronda el 4,4%, lo que supone un aumento de más del 340% en un año. “Han alcanzado el nivel más alto desde la crisis financiera de 2008, lo que está ejerciendo presión sobre los titulares de hipotecas, dado que los rendimientos de los gilts repercuten en los tipos de swap, que guían las ofertas hipotecarias de los prestamistas. Los rendimientos de los bonos corporativos se han disparado incluso en el caso de las empresas con grado de inversión, consideradas de bajo riesgo, lo que aumenta la preocupación de que las empresas que necesiten refinanciarse pronto o pedir más préstamos para hacer frente al aumento de los costes de los insumos puedan tener dificultades para hacer frente a los reembolsos”, matiza Streeter.
Para los expertos de Amundi, la venta masiva de Gilts (bonos del tesoro) es coherente con el repricing de la trayectoria esperada del BoE y con el hecho de que el paquete fiscal representa un cambio de juego en la oferta, ya que llega en un momento en el que el BoE está a punto de iniciar el ajuste cuantitativo (QT), lo que añade presión a los datos técnicos de los gilts.
En opinión de Chris Smith, director de inversiones UK Growth Equities de la gestora británica Jupiter AM, la situación en los mercados de gilt y de la libra esterlina se ha convertido en algo similar a una crisis de deuda de mercados emergentes, “cuando los inversores extranjeros pierden la confianza en un gobierno local y venden tanto los bonos como la moneda al mismo tiempo”.
Según su visión, para detener la caída de la libra esterlina, el gobierno británico o el Banco de Inglaterra deben restablecer la confianza en la moneda. “Esto podría significar un vergonzoso giro en las políticas fiscales del gobierno, el anuncio de severos recortes de gastos para reducir el déficit presupuestario previsto o una agresiva subida de tipos por parte del Banco de Inglaterra o incluso una reunión de emergencia para subir los tipos y estabilizar la libra. Pase lo que pase en los próximos días, los tipos de interés tendrán que subir más de lo que se pensaba para compensar la relajada política fiscal del Gobierno y cualquier inflación adicional derivada de la bajada de la libra”.
¿Más subidas de tipos?
En consecuencia, las expectativas de que el Banco de Inglaterra suba los tipos de interés a gran escala, para intentar contrarrestar el derroche del gobierno en recortes de impuestos y gasto, han aumentado. “Hay una preocupación de que el Banco no siga y haga lo que el mercado le está diciendo que haga. Es decir, subir los tipos al 5,25% a mediados del año que viene y al 5,5% a finales de 2023”, comenta Azad Zangana, economista y estratega senior para Europa de Schroders.
Eso sí, su intervención de ayer, calmó los ánimos. Según resumen los expertos de Banca March, el BoE «deshizo» sus planes de ajuste de balance, que apuntaban a una reducción de 80.000 millones de libras en el próximo año, aplazándolo hasta el 31 de octubre y ligándolo a la evolución del mercado de renta fija. Además, puso a disposición del mercado un nuevo QE que se centrará en la parte más larga de la curva de deuda soberana británica, en la que se estaban produciendo las distorsiones más fuertes e incluso problemas de liquidez. «Según el anuncio del banco central, este alto en el camino fue lanzado por razones de estabilidad financiera y no fue mandatado por el comité de política monetaria, lo que permitirá a la institución seguir ejecutando las subidas de tipos en las próximas reuniones. En este sentido, los inversores tienen puesta en precio una subida de 150 p.b. para la reunión del 3 de noviembre, lo que dejaría los tipos oficiales en niveles del 3.75%, es decir, esperan que el Banco de Inglaterra actué con contundencia en la próxima reunión para volver a ganar la confianza del mercado», señalan.
Para Eiko Sievert, responsable de las calificaciones soberanas y del sector público de Scope Ratings, “a la luz de la extrema reacción del mercado al mini-presupuesto del Gobierno del Reino Unido esbozado la semana pasada, no es de extrañar que el Banco de Inglaterra (BoE) se sintiera presionado a tomar medidas de emergencia. La decisión del banco central de evitar una subida de tipos de emergencia y preferir las compras temporales de gilts a largo plazo para restablecer las condiciones ordenadas del mercado tiene sentido como una forma más rápida y directa de apoyar la estabilidad financiera”. Según este experto, en esencia, “el Banco de Inglaterra está actuando como una especie de amortiguador temporal para el alto volumen de emisión de deuda a futuro requerido por el Gobierno para financiar los amplios recortes de impuestos anunciados la semana pasada. La credibilidad del BoE depende de que las compras de bonos se lleven a cabo durante un tiempo limitado y se retiren tan pronto como los mercados se hayan estabilizado”.
Misma sensación apunta Bethany Payne, gestora de carteras de Bonos Globales de Janus Henderson Investors. Según señala la gestora, el hecho de que Banco de Inglaterra se esté ofreciendo generosamente comprar gilts a largo plazo desde ayer es un giro completo con respecto a su anuncio del jueves de la semana pasada, en el que confirmaron que las ventas de gilts seguirían adelante, a partir del lunes 3 de octubre.
“El enfrentamiento entre el gobierno, con el acelerador fiscal, y el banco central, con el freno monetario, fue ganado por el gobierno, ya que el Banco de Inglaterra ha tenido que parpadear. Los riesgos de contagio de las peticiones de márgenes, causadas por el aumento de los rendimientos de los gilts, significaron que un bucle de retroalimentación negativa reflexiva en la caída de los precios de los activos del Reino Unido se había vuelto demasiado alto, con el riesgo de un bucle de perdición”, afirma Payne.
Dónde debe mirar el inversor
En opinión de Streeter, después de una semana muy volátil, “el estado de ánimo febril de los mercados se ha apaciguado un poco con la intervención del Banco de Inglaterra para comprar grandes cantidades de deuda pública del Reino Unido, pero hay indicios de que los inversores han adoptado una estrategia de esperar y ver”.
Desde Schroders consideran que la confianza de los inversores se ha visto claramente afectada y un gran número de noticias negativas han sido descontadas con rapidez por los activos del Reino Unido. “En este momento, el mercado de gilts ofrece las mejores valoraciones desde hace muchos años. Sin embargo, todavía es demasiado pronto para comprar gilts en este momento, dada la falta de visibilidad de un plan fiscal claro y creíble. La otra parte de la ecuación es la divisa. La pérdida de confianza y la falta de financiación del proyecto han hecho que la libra esterlina caiga en picado. Muchos analistas del mercado abogan por que la libra se sitúe en la paridad, o en un nivel inferior, con respecto al dólar estadounidense”, explica Paul Grainger, responsable de renta fija global y divisas.
A lo que su colega Remi Olu-Pitan, responsable de estrategias multiactivos de rentas y de crecimiento, añade: “Es muy tentador empezar a pensar en comprar activos del Reino Unido, ya que se han abaratado mucho, pero la combinación de gasto fiscal sin financiación o financiado por un mayor endeudamiento es preocupante y la historia sugiere que no termina bien. Por el momento, los inversores necesitan más confianza, y eso tiene que venir tanto del Banco de Inglaterra como del Gobierno para disipar muchos de esos temores”.
Hasta que esto ocurra, Olu-Pitan considera que “los inversores exigirán una prima de riesgo más alta por poseer activos del Reino Unido, y eso tiene que venir bien a través de un mayor debilitamiento de la libra esterlina o de un mayor aumento de los rendimientos de la deuda pública. Por lo tanto, es posible que primero haya que abaratar aún más las condiciones. Se ha perdido algo de credibilidad y es necesario que ocurra algo para que los inversores internacionales adquieran la confianza necesaria para entrar en estos activos baratos”.
Respecto a la renta variable, y con el FTSE 100 abriendo hoy a la baja, Sue Noffke, responsable de la renta variable del Reino Unido de Schroders, se muestra confiado y recuerda que “las empresas cotizadas, y en particular las que integran su índice principal, obtienen principalmente ingresos en el extranjero, por lo que sus beneficios, dividendos, ingresos y valoraciones podrían beneficiarse de la caída de la libra”.