El cambio climático deparará ganadores y perdedores (Parte 1)
| Por Cecilia Prieto | 0 Comentarios
El cambio climático nos parece a veces abrumador: incendios forestales, glaciares en retroceso, etc. Pero la adversidad también entraña oportunidades. Podemos invertir en empresas que sean parte de la solución, desde las de energías renovables a las de tecnología inteligente, y reducir exposición a los grandes emisores de carbono.
El 66% de los inversores mundiales manifestaron que van a poner el foco en el proceso de descarbonización de la renta variable global. Asimismo, la deuda corporativa y los mercados privados también se centrarán en la descarbonización en los próximos dos años. El 57% de los inversores consideró que los activos inmobiliarios se centrarán en la descarbonización. Es lógico, ya que la generación de electricidad para el alumbrado, la calefacción y la refrigeración de los edificios del sector genera directa o indirectamente emisiones.
Hay pocas cosas más disruptivas que perder tu negocio. Al igual que los trenes sustituyeron a los caballos y la fotografía digital al carrete de fotos, las empresas que no se tomen en serio el cambio climático tienen pocas probabilidades de sobrevivir.
Alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de carbono en 2050 exige descarbonizar a escala global. Esto incluirá desde cambiar las centrales eléctricas de carbón por parques eólicos, a electrificar vehículos, dotar a todos los edificios de aislamiento y conseguir una agricultura más eficiente. Se trata de un proceso que va a generar muchos ganadores, especialmente entre las empresas que formen parte de las variadas soluciones tecnológicas al cambio climático. Las mismas pueden pertenecer a ámbitos como la infraestructura de energías renovables, los sistemas de captura de carbono y las técnicas de reciclaje.
En última instancia, significa pasar a una economía circular que transforme y haga los procesos industriales más livianos y eficientes. Pero también habrá perdedores: aquellas empresas que tarden demasiado en adaptarse durante la próxima década en adoptar modelos de negocio bajos en carbono. Conforme la regulación se vaya haciendo más estricta y las preferencias de los consumidores se dirijan hacia productos más amigables con el clima, estas empresas acabarán siendo como aquellas que seguían vendiendo caballos cuando el ferrocarril ya hacía tiempo que había llegado.
La descarbonización será la vara de medir
Separar el grano de la paja es el trabajo de todo gestor de activos que se tome en serio su desempeño. Una de las formas de hacerlo consiste en medir en qué grado está descarbonizando su modelo de negocio, empleando parámetros que miden las emisiones de gases con efecto invernadero, la energía empleada en calefacción y los residuos producidos durante el proceso de producción.
Por ejemplo, numerosos fabricantes de coches ya han anunciado planes para que toda su gama de modelos sea eléctrica en 2030, evitando así que sus negocios se queden obsoletos cuando los gobiernos prohíban finalmente la circulación de vehículos de gasolina y diésel. Estos serán los ganadores, mientras que los inversores volverán la espalda a aquellos fabricantes que solo ofrezcan motores de combustión interna dentro de una década.
Un caso distinto es el de las aerolíneas. Las aeronaves con baterías eléctricas no son actualmente posibles, ya que el peso de la batería necesaria para generar la potencia de despegue sería tres veces el peso de un avión a reacción actual. En su lugar, las aerolíneas están sustituyendo los modelos de cuatro motores por bimotores con un consumo ajustado de combustible, y muchas de ellas han anunciado planes para deshacerse de sus flotas del icónico jumbo cuatrimotor Boeing 747.
La situación también es distinta para las empresas energéticas, ya que el mundo seguirá dependiendo del petróleo y el gas durante muchos años. Eso significa que los ganadores del sector serán cada vez más las empresas con modelos de negocio en transición hacia la energía eólica y solar, preparadas para cuando el petróleo y el gas se agote o su venta ya no sea posible.
Pioneros: de certificados verdes a bonos climáticos
En tiempos con grandes cambios es necesario poder confiar en quienes no solo sienten pasión por la sostenibilidad, sino que poseen el liderazgo que aporta una dilatada trayectoria implantándola.
Como pioneros de la inversión sostenible, Robeco lleva proporcionado soluciones de sostenibilidad de vanguardia desde mediados de los 90, cuando el movimiento medioambiental empezaba a ganar terreno. Nuestra dedicación a la creación de productos de inversión que puedan propiciar el cambio continúa hasta el presente. Pero si miramos brevemente hacia ese pasado podemos ver que:
- En 1994, Robeco lanzó el primer producto de inversión sostenible del mundo, los ‘Groencertificaten’ (certificados verdes), para inversores minoristas neerlandeses.
- En 1999 lanzamos el primer fondo de renta variable especializado de IS de Europa.
- En 2000 lanzamos el fondo RobecoSAM Sustainable Water. Este fondo invierte en acciones de empresas innovadoras de todo el mundo que desarrollan soluciones para luchar contra la escasez de agua, mejorar su calidad y permitir un uso más eficiente de la misma.
- La primera iniciativa de interacción data de 2005, con la creación del equipo especializado de Titularidad Activa, dedicado a votar en las juntas de accionista y hablar con las empresas para mejorar sus credenciales ASG.
- La integración habitual de los factores ASG en los procesos de inversión se inicia en 2010; entonces éramos la única gestora de activos del mundo que usaba principios de sostenibilidad en toda la gama de estrategias de renta variable por fundamentales, renta fija y cuantitativa.
- En la década de 2010 continuó la innovación con el lanzamiento de estrategias de inversión de impacto, con objetivos, entre otros, como las energías renovables y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluido el ODS 13, Acción por el Clima.
- En 2020, Robeco lanzó las primeras estrategias de renta fija sobre cambio climático, para invertir en empresas que contribuyen directamente a la lucha contra el calentamiento global. Nuestra estrategia Climate Global Credits invierte en bonos corporativos, mientras que la estrategia Climate Global Bonds lo hace tanto en créditos como en deuda pública.
Todas estas actuaciones se atienen a políticas firmes, basadas en el compromiso de ayudar a combatir el cambio climático. En línea con el lanzamiento de las estrategias sobre el clima, Robeco también se compromete a lograr para 2050 cero emisiones netas de gases efecto invernadero en todos los activos que gestiona.
De cara al futuro, seguiremos innovando, en especial en ámbitos como el cambio climático, los bonos verdes y los ODS. El camino es largo y las necesidades cambian, por eso en Robeco innovamos continuamente y vamos abriendo del camino de la sostenibilidad en la Industria Global de Gestión de Activos.