La creciente fortaleza de los mercados de capital en la primera mitad de 2020 se detendrá de cara a la segunda mitad del año, según un nuevo estudio publicado por Fitch Ratings.
Los ingresos de los mercados de capitales en los cinco principales bancos de EE.UU. aumentaron un 63% a 44.900 millones de dólares en el segundo trimestre de 2020.
Esto se dio debido a una carrera por recaudar efectivo a medida que la pandemia de coronavirus avanzaba.
Ese salto probablemente caerá durante el resto del 2020 debido a la disminución estacional habitual en los volúmenes de emisión y la actividad comercial, junto con las fusiones y adquisiciones anunciadas más bajas en lo que va del año.
«Los cinco principales bancos de EE.UU. reportaron algunos de los ingresos más fuertes de los mercados de capitales en al menos una década, ya que el estímulo del banco central provocó un auge en la emisión de deuda y capital», dijo Christopher Wolfe, director gerente de Fitch Ratings.
«El aumento generó un mercado operativo más difícil en general para los bancos estadounidenses, pero es poco probable que compense por completo los resultados más débiles a finales de este año», agregó.
Los mercados fueron muy receptivos a las nuevas emisiones, con un aumento de 57% y 85% de los ingresos de deuda y capital, respectivamente, a medida que las empresas recaudaron dinero en general.
El aumento en la emisión de deuda desde marzo se filtró en el segundo trimestre, mientras que los volúmenes de alto rendimiento regresaron a medida que el mercado se reabrió, en parte impulsado por acciones de apoyo de la Fed.
Similar al último trimestre, los segmentos de los mercados de capitales de muchos bancos compensaron los desafíos vistos en otras partes del negocio.
Bank of America, Citi y JP Morgan se apoyaron en el comercio y la banca de inversión más de lo habitual para compensar el impacto de una economía débil.
Los resultados comerciales continuaron creciendo a un ritmo sólido, aumentando un 68% a medida que la volatilidad del mercado condujo a más registros.
JP Morgan vio su segundo récord comercial en 9.7 mil millones de dólares, liderado por el comercio FICC.
Goldman Sachs y Morgan Stanley estuvieron mejor posicionados para resistir el entorno del mercado en el segundo trimestre, con resultados de los mercados de capitales que aumentaron 81% y 63%, respectivamente, mientras que Goldman Sachs produjo sus segundos mejores ingresos trimestrales.
La actividad de fusiones y adquisiciones fue un punto débil, con un aumento del 3%, y la incertidumbre económica podría deprimir las conexiones de fusiones y adquisiciones en el corto plazo.
«Si bien es probable que la actividad de los mercados de capitales se debilite a finales de este año, la reimposición de los bloqueos estatales o regionales podría crear nuevas incertidumbres que impulsarían a más entidades a recaudar capital», concluyó Wolfe.
Las tasas de interés globales, van a estar bajas por un período de tiempo muy, muy largo. Incluso, he llegado a pensar que nunca más vuelvan a subir (al menos, mientras mi generación esté viva), lo cual quiere decir que ver tasas de interés al 5%, como alguna vez las vimos antes de la crisis de 2008, va a ser imposible. Vivimos con la tasa de interés más baja de la historia (ver gráfico de la tasa de la FED), y nos tendremos que acostumbrar a vivir así.
Hay un pequeño tema, y es que muchas personas aún no son conscientes de ello: hace unos días, en una conversación con inversionistas, empecé la misma preguntando a las personas, cuál creían que iba a ser la tasa de interés promedio en USA para está próxima década (2020 – 2030), dando tres opciones a escoger: entre 0% y 1%; entre 1% y 2%; o mayor al 2%. Los resultados me sorprendieron, pues la respuesta mayoritaria fue entre 1% y 2% (aproximadamente el 45% de las respuestas), lo que muestra que los inversionistas no tienen en su cabeza que, entre 2008 y 2019, la tasa de interés promedio de la Fed fue de 0,6% (y la crisis de 2008, no es ni de cerca tan profunda como la que estamos viviendo durante los próximos años).
Varios son los motivos que me llevan a pensar por qué las tasas no van a subir. El primero, lo endeudado que está el mundo: con una deuda de cerca del 300% del valor de la economía global, cada porcentaje adicional de intereses, juega en contra de la economía. Así, sí partimos de que el endeudamiento global hoy es de 250 trillones de dólares, un 1% adicional de interés, representaría la necesidad de destinar, mal contados, cerca de 2,5 trillones de dólares solo para pagar intereses. Claro, hay un punto fundamental aquí, y esto es suponer que todo el endeudamiento se ajustaría a la nueva tasa de interés, lo cual no es cierto; sin embargo, sí todo el rollover de la deuda se haría a tasas más altas, por lo cual tarde o temprano esa tasa de interés más alta, sí conllevaría el efecto que anotamos. Para ponerlo en contexto, 2,5 trillones de dólares, es lo que vale una economía como Francia, que se puede catalogar como la 6ta o 7ma economía más grande del mundo.
Pero además, es que necesitamos una tasa de interés baja, porque la economía debe recuperarse. Y la verdad es que volver al punto inicial en el cual se encontraba la economía global antes de la pandemia. Si bien los analistas esperan que durante 2021 se va a dar un crecimiento de la economía, lo cierto es que el crecimiento va a ser muy inferior a la caída de 2020, y por ende, va a ser solo hasta finales de 2022 que llegaremos al mismo punto donde estábamos a finales de 2019.
Miremos las expectativas del FMI para las economías desarrolladas: este año caerá el 8%, y en 2021 subirá un 4,8%. Es decir, si la economía en 2019 terminó en 100, este año terminará en 92, y para finales de 2021 estará en 96,4…para llegar al mismo 100 la economía tendría que volver a crecer cerca del 4% en 2022. Es decir, terminaríamos con 3 años (2020, 2021, 2022) perdidos de crecimiento económico.
Para que se de esa recuperación económica, se necesitan tasas bajas por un período sostenido. Luego de la crisis de 2008, las tasas se mantuvieron en niveles cercanos a 0% durante casi 8 años (empezaron a subir en 2016), siendo que la crisis financiera de 2008 fue una crisis puntual del sector inmobiliario y financiero, que no afectó a la economía en general, como es la situación actual, donde se han afectado transversalmente todas las industrias y sectores. La tasa de desempleo es mucho mayor que la vivida 12 años atrás, el cierre de negocios mucho más marcado, la destrucción económica se está dando a mayor escala, por citar solo algunas diferencias.
El mundo encesta una tasa de interés baja por mucho tiempo, pues no “aguanta” un incremento. Creo que así va a darse, y que viviremos durante más de una década con tasas bajas, muy bajas. Eso tendrá muchas implicaciones, que analizaremos en otros espacios.
Foto cedidaFaryda Lindeman, especialista sénior de inversiones responsables de NN Investment Partners. Cómo el COVID-19 está reenfocando las finanzas sostenibles
El COVID-19 ha cambiado el escenario para la inversión sostenible. Los factores sociales han pasado a un primer plano, ya que las empresas sostenibles han superado a sus homólogas tradicionales, pero la crisis ha hecho que muchas pospongan sus planes de inversiones verdes. Faryda Lindeman, especialista sénior de inversiones responsables de NN Investment Partners, analiza en esta entrevista cómo equilibrar la relación entre las personas, el planeta y la prosperidad en tiempos de crisis, y cómo los inversores pueden contribuir a crear un mundo más sostenible.
Como inversora responsable, ¿qué ha notado durante la crisis del COVID-19?
Esta crisis ha tenido un impacto drástico en los mercados financieros, incluso en términos de inversión responsable. Al principio, los precios de las acciones cayeron en picado, el precio del petróleo se desplomó, muchas empresas sufrieron dificultades financieras… Pero, al mismo tiempo, las empresas y las inversiones sostenibles resultaron ser relativamente resistentes. En general, los fondos sostenibles ya estaban evitando muchos de los sectores más afectados, como las empresas petroleras. No es posible prepararse para una crisis como esta, pero sí invertir en empresas resistentes, que responden rápidamente a los desafíos.
Los factores sociales se hicieron más prominentes en medio de los aumentos masivos de la tasa de desempleo, no solo en los Estados Unidos, sino también en Europa y los mercados emergentes. La salud y la seguridad tuvieron prioridad: ¿cómo protegen las empresas a sus empleados? ¿Cómo cuidamos de los demás y de nosotros mismos en aislamiento?
¿Qué pueden hacer los accionistas para alentar a las empresas a cambiar? ¿Ha redefinido la pandemia esta relación?
El compromiso ha sido importante durante mucho tiempo para la relación entre inversores y empresas, pero la pandemia realmente lo ha puesto en el punto de mira. También ha cambiado las preguntas que hacemos a las empresas: ¿Han optado por despedir a sus empleados o han utilizado las ayudas gubernamentales? ¿Cómo están protegiendo a su personal frente al virus? Como inversores, debemos alentar a las empresas a dar prioridad a los empleados, a los proveedores y a la salud a largo plazo de la propia empresa frente a los bonus de los ejecutivos y las recompras de acciones y los dividendos. También debemos colaborar con ellas en temas como la salud y la seguridad y cómo están afrontando el impacto de la crisis.
Lo bueno, en cuanto al momento, es que la crisis coincidió con la temporada de asambleas generales anuales, lo que nos permitió hacer preguntas difíciles a las empresas sobre sus paquetes de remuneración, por ejemplo. Hemos votado en contra de varias propuestas de compensación y dividendos que no creíamos justificadas. Así que trasladamos nuestra atención no solo a los temas sociales, sino también a cómo usamos nuestros derechos como propietarios activos.
Y ese es realmente nuestro mensaje clave en esta época de crisis: no solo invierta en empresas con una perspectiva sostenible. Tome en serio su papel de propietario activo y utilice su compromiso para asegurarse de que apoya las prácticas comerciales sostenibles.
¿Las personas, el planeta y los beneficios son igualmente importantes? O, si perseguimos un planeta y una población saludables, ¿se redefine automáticamente la relación con el beneficio?
Definitivamente esto último: se trata del equilibrio. ¿Cómo nos aseguramos de dar prioridad a los derechos humanos, la salud y la seguridad durante esta crisis y en el futuro? Si no esperáramos un beneficio, no estaríamos en la industria de la inversión. Pero creemos que podemos obtener un beneficio invirtiendo en esos elementos.
De hecho, creemos que las compañías no pueden asegurar mayores retornos a largo plazo mientras perjudican a la sociedad: es contraproducente. Los emisores deben actuar no solo con la vista puesta en los titulares de acciones o bonos, sino también de acuerdo con las necesidades de las partes interesadas, como los empleados, e ir más allá de los requisitos legales.
¿Cambiará el COVID-19 el foco de la sociedad, los gobiernos y las empresas sobre la importancia del cambio climático y la financiación para un futuro sostenible?
Definitivamente, se avecina un cambio. El COVID-19 ha demostrado que las empresas tienen que centrarse en el tratamiento a largo plazo de los empleados, clientes, y proveedores, y darles prioridad sobre los accionistas. Deben trabajar con todos ellos y sindicatos, gobiernos e inversores para desarrollar soluciones que mantengan las economías y la sociedad a salvo.
Los gobiernos son un motor dominante del mercado a corto plazo. Su principal objetivo será asegurar la supervivencia, pero el segundo paso es avanzar hacia una economía y una sociedad saludables y sostenibles. No obstante, una cosa que sigue sin estar clara es la forma en que los gobiernos impulsarán los requisitos de «ecologización» como parte de los paquetes de recuperación económica y las políticas de estímulo fiscal. Deben seguir impulsando prácticas más sostenibles.
En términos de sociedad, solo puedo esperar que la gente empiece a ver los beneficios de vivir de una manera diferente. Esta crisis ha demostrado que todos necesitamos adaptar la forma en la que consumimos y cómo tratamos al medioambiente y a los demás.
¿Cómo podemos traducir lo que hemos aprendido de la crisis del COVID-19 en una acción más rápida frente al cambio climático?
Lo que hemos aprendido es que no podemos retrasar nuestros planes. Cuando el mundo se confina, las emisiones también disminuyen. Al principio de esta crisis no había vuelos y la gente tenía menos ganas de conducir, lo que llevó a cambios drásticos en términos de emisiones. Por otro lado, hemos observado que, en este momento, la gente es muy cautelosa a la hora de cambiar a fuentes sostenibles, como los paneles solares, porque quieren ahorrar dinero.
Y no es solo a nivel individual: los gobiernos también están posponiendo sus planes de sostenibilidad porque tienen otras cuestiones que abordar. El rescate de las aerolíneas es más prioritario que centrarse en la ecologización. Pero esto presenta un riesgo para el futuro. La recuperación económica llevará mucho tiempo, pero posponer las inversiones verdes hasta que hayamos alcanzado la nueva normalidad no es una opción sostenible: deben ser parte de la solución.
Credicorp realiza cambios a su cúpula directiva a partir de este mes de agosto. En el cargo de Country Head Colombia queda Juan Pablo Galán, mientras que Luis Miguel González emprende una nueva etapa como parte de la Junta Directiva de Credicorp Holding Colombia. Como CEO de Ultralat en Miami queda temporalmente Carlos Coll (actual COO de Credicorp Capital Advisors y Ultralat), mientras que se espera que en unos meses Felipe García, actual Head de Capital Markets a nivel regional, se convierta adicionalmente en Country Head de Credicorp Capital US (lo que incluye al RIA -Credicorp Capital Advisors- y al Broker Dealer -Ultralat Capital Markets y Credicorp Capital Securities que están en proceso de fusión-).
Bajo la dirección de Galán, Credicorp Holding Colombia, una empresa Holding del Grupo Credicorp y regulada por la Superintendencia Financiera Colombiana, tomará un nuevo enfoque, más comercial, con el objetivo de impulsar el desarrollo de sus negocios y contribuir al cumplimiento de las estrategias de Credicorp Capital en el país.
Al respecto, Eduardo Montero, CEO de Credicorp Capital señaló: “Le doy la bienvenida a Juan Pablo a esta nueva etapa para la organización, felicitarlo por este nuevo rol que asume y darle toda la confianza en esta gestión”.
Galán cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector financiero, desempeñado importantes roles como MD en Corredores Asociados, CEO de Alianza Valores y, durante los últimos 4 años, como CEO de Ultralat en Miami. Es Administrador de Empresas del CESA (Colombia) con MSc en Banca de Inversión y Mercados Internacionales de la Universidad de Reading – Henley Business School (Inglaterra).
El 30 de junio entró en vigor la regulación Best Interest (Reg. BI) implementando cambios importantes en la forma en que operan los corredores/vendedores. Entre ellos se encuentra la forma en se interactúa con los clientes minoristas (retail/consumo); cómo se ofrecen valores y las cuentas de valores a clientes minoristas; cómo y qué hechos materiales se tienen que divulgar; y cómo gestionamos los conflictos de intereses que pueden surgir a raíz de las relaciones con nuestros clientes y la solicitación de productos de valores.
No debe haber ninguna duda de que esta es una regla difícil de implementar. La complicación se debe principalmente a que los estándares de Best Interest son abarcadores, de naturaleza subjetiva y específicos para el modelo de negocio del corredor, el tipo de cliente y los productos específicos ofrecidos. Por lo tanto, no hay una respuesta mágica que se adapte a todos los corredores / agentes. Hay que pensarlo de la siguiente forma: cuándo fue la última vez que entró en vigor una regla tan expansiva.
Durante gran parte del 2019 y 2020, la industria de corredores/agentes de valores de EE.UU. ha estado planeando y diseñando su Estrategia de Cumplimiento del Reg. BI. Sin embargo, actualmente, la sensación general, tanto de los participantes de la industria como de los organismos reguladores, es que hay un gran nivel de incertidumbre en distintos aspectos: ¿cómo evolucionará Reg. BI, si sus elementos se están implementando correctamente y cuál es el estándar regulatorio esperado estar en cumplimiento?
En otras palabras, con una regla tan amplia, ¿cómo funcionará la mecánica de Reg. BI en el mundo real?
Desafortunadamente, al igual que con la implementación de cualquier nuevo proceso, parte de la pregunta tendrá que ser respondida a medida que avance el tiempo, se contemplan nuevos escenarios y los organismos reguladores involucrados en la supervisión del Reg. BI proporcionan orientación adicional.
Las buenas noticias han sido que tanto FINRA como la SEC han declarado que, si bien supervisarán el cumplimiento de la industria con la regla, su enfoque inicial se centrará en los esfuerzos de la industria para implementar Reg. BI y si los corredores/agentes de valores han hecho esfuerzos de buena fe e intentos razonables para cumplir con los componentes de las reglas.
Además, la SEC y FINRA han ido un paso más allá al afirmar que durante los próximos 6 meses, sus revisiones se centrarán principalmente en garantizar que los corredores/agentes de valores hayan actualizado sus procedimientos para cumplir con Reg. BI y que hayan cumplido con los requisitos del Formulario CRS.
En base a esta declaración un corredor/agente de valores podría evitar una acción regulatoria por no cumplir con Reg. BI si ha hecho un esfuerzo razonable y de buena fe para implementar los elementos de la regla y ha actualizado sus políticas y procedimientos para incluir los elementos de la regla.
Esto nos da un aire de optimismo ya que da una oportunidad a la industria para repensar, reevaluar y actualizar su Estrategia de Cumplimiento de Reg. BI. Más aún, nos brinda la oportunidad de mejorarla, según sea necesario. Por lo tanto, es un gran momento para preguntarse ¿hemos implementado Reg. BI? ¿Qué pasa ahora?
La respuesta a esta pregunta puede ser tan simple como en un proceso de tres pasos: Calibrar, Ajustar y Aprender.
Durante los últimos meses, ha trabajado muy duro para implementar un una Estrategia de Cumplimiento con Reg BI que incluye nuevos controles, procedimientos, adiestramiento y tecnología.
Sin embargo, ahora puede ser el mejor momento para evaluar lo que se ha implementado a la luz de su día a día. Es decir, pregúntese a sí mismo o, mejor aún, a su equipo ¿cómo funcionan los procesos que hemos desarrollado? ¿son fáciles de seguir? ¿crean trabajo adicional para el equipo de ventas, las operaciones y/o el equipo de supervisión y cumplimiento? ¿Hay una mejor manera de hacer las cosas? No tenga miedo de hacer una autoevaluación o pedir a un tercero independiente que realice uno para usted (por ejemplo, ¿hemos Identificado todos los conflictos de intereses materiales?; ¿Tengo un proceso para entregar eficientemente la Forma CRS a los clientes?).
Otra idea es realizar sesión de retroalimentación con sus supervisores, personal de operaciones, oficiales de cumplimiento y más importante con su equipo de representantes registrados. Recuerde que ellos son los que están en primera línea interactuando con los clientes y puede proporcionarle comentarios valiosos sobre lo que ha funcionado y lo que no. Le ayudarán a comprender si la Estrategia de Cumplimiento con Reg. BI que ha implementado es eficaz y, lo que es más importante, si es sostenible. Una vez que haya compilado esta información, piense en maneras en que puede mejorar su cumplimiento con Reg. BI, qué cambios se deben implementar y cómo los implementará.
Sin embargo, recuerde que las alternativas e ideas en las que piensa debe estar alineada con su modelo de negocio, clientes y oferta de productos. Teniendo en cuenta esto, piense en la mejor manera de enriquecer su Estrategia de Cumplimiento con Reg. BI. Este es el proceso de calibrar su estrategia.
Una vez que haya pensado en cómo estabilizar su estrategia, es el momento de ajustar sus controles, políticas, procedimientos y tecnología, si es necesario. No tenga miedo de desafiar a su equipo a llegar a formas de ser más eficiente, mejorar sus procesos y tecnología para que se integre con el funcionamiento del día a día. Por ejemplo, piense en las divulgaciones que ha hecho a sus clientes y si de hecho está capturando todos los hechos materiales y conflictos de intereses.
Además, piense si sus supervisores/equipo de cumplimiento pueden supervisar adecuadamente la obligación de cuidado bajo el Reg. BI y si está maximizando el uso de un enfoque basado en el riesgo.
Realice el ajuste necesario y documente tanto como sea posible, ya que esto apoyará el que haya hecho esfuerzos razonables y de buena fe para cumplir con la regla, que, al final, es lo que la SEC y FINRA estarán buscando.
Por último, aprenda del proceso. Eduque a su equipo sobre nuevas orientaciones regulatorias, nuevas políticas y procedimientos y sobre lo que ha aprendido de las nuevas experiencias. Utilice la inteligencia que su equipo le ha brindado; de las evaluaciones que ha realizado y aprenda de ellas para fortalecer su cultura de cumplimiento en torno a Reg. BI.
Reg. BI entró en vigor el mes pasado y aunque se espera que la industria de corredores/agentes de valores hayan hecho esfuerzos razonables para cumplir con la regla, también existe la expectativa de que la Estrategia de Cumplimiento de la norma evolucione y mejore. Aproveche esto y calibre, ajuste y aprenda para que su organización salga más fuerte y mejor preparada para hacer frente a los desafíos planteados por Reg. BI.
Foto cedidaJenny Johnson, presidente y CEO de Franklin Templeton.. Jenny Johnson, presidente y CEO de Franklin Templeton
Tal y como estaba previsto, el pasado 31 de julio, Franklin Templeton completó la adquisición de Legg Mason y de sus gestoras especializadas. Como resultado de esta adquisición, Franklin Templeton se convierte en una de las mayores gestoras de inversión globales, independiente y especializadas del mundo con unos activos bajo gestión de más de 1,4 billones de dólares.
Según ha destacado la gestora, gracias a esta adquisición contará con una amplia gama de soluciones de inversión y equipos de inversión de “alta calidad” dentro del mercado. Además, explica que la combinación entre ambas firmas mejora significativamente la presencia de Franklin Templeton en geografías clave y crea una amplia plataforma de inversión muy equilibrada entre clientes institucionales y minoristas, en términos de activos bajo gestión.
«Estamos muy contentos de anunciar el cierre de nuestra adquisición de Legg Mason, que representa la mayor y más significativa transacción en la historia de Franklin Templeton. Desde que anunciamos esta compra a mediados de febrero, han ocurrido muchas cosas en nuestro entorno, pero el fundamento estratégico de esta operación y proyecto no ha hecho más que reforzarse. Esta adquisición genera un valor sustancial y oportunidades de crecimiento gracias a lograr una mayor escala, diversidad y equilibrio en las estrategias de inversión, canales de distribución y geografías. Nuestra firma combinada está alineada en términos de cultura y nuestro enfoque compartido en la entrega de sólidos resultados de inversión para nuestros valiosos clientes», ha destacado Jenny Johnson, presidente y CEO de Franklin Templeton.
La gestora explica que esta compra aportará un “notable liderazgo y fortaleza” a las inversiones en renta fija, renta variable y alternativos, además de ampliar sus capacidades en multiactivos. También ha querido aclarar que “no se prevén cambios en las estrategias de inversión de los gestores de inversiones especializados”, que, como ventaja, se beneficiarán de la infraestructura mundial de Franklin Templeton y de la inversión tecnología e innovación que está realizando la gestora.
«Se ha invertido una cantidad significativa de trabajo en prepararnos para esta emocionante combinación de empresas durante los últimos cinco meses, todo ello durante una pandemia sin precedentes en la que casi todos los implicados han trabajado a distancia. Quiero agradecer a los empleados de ambas compañías por sus contribuciones y su excepcional enfoque de cara a nuestros clientes y a la empresa durante todo el proceso», ha añadido Johnson.
Pese a que no habrá ningún cambio en las estrategias, esta adquisición sí supondrá algunos cambios en la organización del negocio, en particular en la parte de distribución. Según anunciaba la semana pasada, la gestora tendrá un nuevo modelo de distribución organizado en cuatro regiones, Estados Unidos, Asia-Pacífico, Europa, Oriente Medio y África, y América ex Estados Unidos, con funciones antes más centralizadas, y ahora más apoyadas en las regiones. Además, Adam Spector será el nuevo responsable de distribución global y los responsables de cada una de estas áreas, le reportarán directamente a él. Hasta el próximo 1 de octubre, Johnson y Jed Plafker (nombrado recientemente para un nuevo rol de EVP, Global Alliances y New Business Strategies), coliderarán la distribución.
Pixabay CC0 Public Domain. Tras el COVID-19, los inversores tendrán que pagar una prima por los dividendos sostenibles
Como consecuencia del grave impacto del coronavirus, los inversores se verán obligados a pagar una prima por las empresas que repartan buenos dividendos. Así lo afirma Vincent McEntegart, gestor de multiactivos en Kames Capital. La paralización de muchas de las principales economías mundiales ha llevado a un gran número de empresas cotizadas a eliminar o reducir drásticamente los dividendos para proteger el capital.
En Reino Unido, empresas como Marks & Spencer o ITV han suspendido sus dividendos en las últimas semanas. Además, la petrolera Royal Dutch Shell recortó en abril su dividendo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. McEntegart, que cogestiona el Kames Global Diversified Income Fund, cree que los inversores no tardarán en verse obligados a pagar precios mucho más altos por las empresas que reparten rentas sostenibles, debido al gran número de compañías que tendrán que recortar sus pagos, o que ya lo han hecho.
“El confinamiento ha dado lugar a una situación sin precedentes y bastante generalizada en lo que se refiere a los recortes de dividendos. Los consejos de administración de las empresas han optado por retener el capital y no pagar dividendos, a pesar de que ahora mismo los mercados de bonos están dispuestos a prestar a las empresas a tipos de interés muy atractivos”, asegura el gestor.
Además, desde la firma subrayan que la tesis de inversión en activos que generen rentas ganará fuerza a partir de ahora, sobre todo debido a que los tipos de interés se mantendrán probablemente en niveles muy bajos durante más tiempo y los rendimientos de los bonos son ahora más bajos que nunca. En consecuencia, desde Kames Capital apuntan a un aumento en la demanda de activos que ofrezcan algún tipo de renta sostenible.
“Un múltiplo más alto puede estar justificado en el caso de una acción que pague un dividendo atractivo y creemos que el mercado estará dispuesto a pagar ese múltiplo”, añade McEntegart. Además, el gestor advierte que los inversores deberían comprar ya esos títulos, no solo por las rentas que generan, sino por la posibilidad de que aumenten los precios.
Tras las correcciones que sufrió el mercado en marzo, McEntegart añadió a la cartera Tesco, que ofrece una rentabilidad atractiva y características defensivas, y la inmobiliaria británica Grainger, que opera en el sector del alquiler privado, relativamente defensivo. “No obstante, la escasez de empresas británicas que repartan dividendos atractivos hace que el enfoque global del fondo resulte más importante que nunca”, recuerda el experto.
Así, los gestores han abierto posiciones en la cadena de supermercados holandesa Ahold Delhaize y en la proveedora de electricidad Energias de Portugal. En Estados Unidos, el equipo ha incorporado a la cartera al gigante del sector de bebidas y alimentación Pepsico y a Digital Realty, empresa que posee y opera almacenes digitales para las grandes empresas tecnológicas. En Asia, McEntegart y el equipo destacan a la taiwanesa Delta Electronics y a la japonesa KDDI, que ofrece telefonía móvil y banda ancha.
Estos cambios se han producido a expensas de otros sectores como restauración o banca, áreas en las que el gestor cree que más empresas podrían recortar o suspender sus dividendos, sobre todo si se produce una segunda ola de contagios de COVID-19.
“Es difícil saber qué sucederá en caso de una segunda oleada, pero no descartamos que ocurra, por lo que hemos reforzado la cartera”, asegura el gestor. Además, la reacción de los reguladores europeos, que insistieron en que los bancos no pagaran dividendos, “tuvo un efecto dominó y las aseguradoras se vieron muy presionadas para no pagar, aunque me complace poder decir que resistieron esa presión”, subraya McEntegart.
“Sin embargo, no anticipamos una disminución de la presión sobre los bancos, por lo que, de momento, preferimos evitarlos. Ese deseo de los reguladores de que los bancos retengan el capital ha influido en que muchas otras empresas hayan recortado sus dividendos”, concluye el gestor de Kames Capital.
Pixabay CC0 Public Domain. Los desafíos no han cambiado
Gran parte del énfasis que se pone en la inversión con criterios ESG y de sostenibilidad está motivado por el deseo de mirar más allá de los resultados a corto plazo que dominan nuestro día a día con frecuencia. Prestar atención a cuestiones como el PIB trimestral, las tasas de inflación mensuales o los rendimientos semanales del mercado puede ser importante, pero también nos distrae de pensar a largo plazo en los retos que serán trascendentales para nuestras sociedades.
Hemos hablado mucho desde el inicio de la pandemia sobre cuán crucial es que aprovechemos esta oportunidad para reflexionar y recalibrar nuestras prioridades, nuestros horizontes temporales y analizar el verdadero panorama subyacente de la economía mundial desde una óptica sostenible. No debemos dejarla pasar.
Los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas nos proporcionan un esquema óptimo para identificar las temáticas que deberían ser parte fundamental de la agenda política, social y económica a largo plazo. Centrarse en esos objetivos debería conducir a un mejor resultado para la sociedad y, en el contexto actual, la crisis del Covid-19 y sus repercusiones tienen el potencial de acelerar la toma de medidas para algunas de las cuestiones que tenemos pendientes a largo plazo, lo que a su vez repercutirá en las perspectivas de las empresas relacionadas.
Estas presiones a las que se enfrentan la sociedad y los gobiernos en la actualidad pueden afectar a tres de los objetivos en particular: el número 3 (Salud y bienestar), el número 8 (Trabajo digno y crecimiento económico) y el número 12 (Consumo y producción responsables).
ODS número 3: buena salud y bienestar
Antes de que se produjera la crisis de la pandemia, el sistema de salud de muchos países ya funcionaba casi a su plena capacidad, tanto en lo que respecta a la infraestructura como al personal. Y nos encontramos ahora ante la evidencia de que el acceso generalizado a la atención de la salud nunca ha sido más importante. El gasto público y privado deberá contribuir a reconstruir las capacidades del sistema sanitario y hacerlo más adecuado a la demografía actual. Esto podría apoyar a las empresas que operan en el sector salud, como los productores de equipo médico, de diagnóstico, de seguros de salud y otros.
ODS número 8: trabajo digno y crecimiento económico
El papel de las redes de seguridad social y de las medidas de liquidez de emergencia para las empresas han adquirido un papel crucial. El apoyo a las empresas y a los empleadores es clave para proteger el futuro crecimiento económico de nuestras sociedades. Los gobiernos y los bancos centrales han tomado cartas en el asunto, identificando las medidas más eficientes para este objetivo, incluyendo las menos convencionales. ¿Serán estas suficientes? Posiblemente sea aún pronto para saberlo.
ODS número 9: innovación e infraestructura de la industria
La pandemia ha cambiado la forma en que muchos de nosotros trabajamos, compramos y nos comunicamos. El papel de la tecnología y la infraestructura ha sido crítico en la forma en que hemos tratado con el virus.
La capacidad de trabajar desde casa, de entregar bienes y servicios esenciales y la capacidad de trasladar la actividad económica de las zonas cerradas a las que necesitan recursos adicionales, son todas ellas áreas que probablemente no hubiéramos podido gestionar de la misma manera hace diez años.
Estos acontecimientos son indicativos de un cambio muy rápido. Es probable que muchos de nosotros mantengamos algunos de esos nuevos hábitos en el futuro, impulsando el uso de Internet y la necesidad de redes rápidas y eficientes (como la 5G). Las empresas más innovadoras de telecomunicaciones y los especialistas en tecnología de la información deberían seguir beneficiándose de esta tendencia.
ODS número 15: la vida en la tierra
Aún hoy seguimos sin saber con certeza cómo el virus se transmitió de los animales a los humanos. Sin embargo, parece claro que la destrucción de los ecosistemas naturales y los desafíos relacionados con la diversidad biológica que representan hayan desempeñado un papel importante. El mantenimiento del delicado equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza seguirá desempeñando un papel fundamental en los próximos años para proteger a la sociedad de nuevas pandemias. Esperamos que las entidades públicas y privadas impulsen los esfuerzos en este ámbito.
ODS número 16: paz, justicia e instituciones sólidas
La situación actual también nos ha recordado el importante papel de las instituciones en nuestra sociedad, desde cuidar nuestra salud hasta permitir que nuestra economía prospere. Si bien el reciente auge del populismo había puesto en tela de juicio el papel de nuestras instituciones, los niveles de intervención, coordinación y cooperación necesarios hoy en día nos recuerdan la importancia de unas instituciones fuertes.
Como en muchos otros aspectos de la vida, el aumento de la incertidumbre y la volatilidad en los mercados nos tienta a pensar a corto plazo. Sin embargo, y posiblemente hoy más que nunca, debemos prestar la atención merecida a los desafíos a los que nos enfrentamos en un horizonte más extenso. En lugar de algo que debería ponerse «en espera», considerar los desafíos actuales desde una perspectiva ESG y sostenible nos proporciona un marco para identificar futuras oportunidades de inversión, al mismo tiempo que hace que nuestra sociedad y economía más resilientes.
Tribuna de Maria Municchi, gestora del M&G (Lux) Sustainable Allocation Fund.
Los activos alternativos resultan esenciales para diversificar las carteras en un entorno de tipos de interés cercanos a cero, ofrecer rentabilidades descorrelacionadas de los mercados cotizados y atractivos retornos con la vista puesta en el largo plazo en un contexto de alta volatilidad de los mercados tradicionales. Todo gracias, en gran parte, a la prima de iliquidez de activos como el real estate, las infraestructuras, la deuda privada, el private equity y el venture capital, que son algunas de esas ideas diversificadoras para las carteras.
Sin embargo, ¿están ofreciendo las rentabilidades y el riesgo esperado, por las altas comisiones que se pagan por estos fondos? Un reciente estudio de la Oxford University pone en entredicho las cifras de algunas de estas soluciones y, en concreto, apunta a los fondos de private equity: según sus datos, y a pesar de ese mayor riesgo de iliquidez en el que incurren los inversores, y también de las altas comisiones que conllevan (muchas de ellas, ligadas a su rentabilidad), los fondos de private equity han ofrecido aproximadamente los mismos retornos que los índices cotizados de renta variable global al menos desde 2006.
Estas cifras ponen en entredicho si las comisiones que se pagan a estos gestores, y que se han venido pagando durante años y décadas, compensan por lo que ofrecen al inversor. Según el estudio, las altas comisiones han venido generando milmillonarios en el mundo del private equity, pese a que los retornos ofrecidos son muy similares a los que un inversor hubiera obtenido al invertir en renta variable cotizada. Según el estudio “An Inconvenient Fact: Private Equity Returns & The Billionaire Factory”, de la Universidad de Oxford, de 2006 a 2019, el private equity ha generado un múltiplo de 1,5 veces, lo que significa que los inversores han recibido 1,5 veces su inversión original, lo que equivale a un 11% de retorno anualizado, en línea con el de la renta variable.
Así, los grandes fondos de pensiones públicos de Estados Unidos (California, Washington, Pennsylvania, Florida y Oregon) han recibido un múltiplo neto de dinero invertido (MoM, por sus siglas en inglés, la ratio del valor del fondo entre el capital invertido en el fondo) en private equity de un rango entre 1,51 y 1,54.
Las cuatro grandes firmas de capital privado (Apollo, Blackstone, Carlyle y KKR) también han ofrecido netos MoMs estimados en el rango del 1,54-1,56, entre 2006 y 2015:
Así, el MSCI World ha ofrecido rentabilidades anuales del 8,6% entre 2006 y 2019, del 6,9% entre 1996 y 2009 y del 11% entre 2010 y 2019. En el caso del Russell, las rentabilidades son del 8,5%, 7,3% y 11,8%, respectivamente, en línea con las rentabilidades del private equity en el periodo 2020-2019. Incluso algunos fondos pasivos (como el Vanguard S&P 500 index fund) o un fondo de pequeñas compañías de T. Rowe Price superan estas cifras.
Millmillonarios ligados al private equity
Así las cosas, las rentabilidades han estado muy en línea entre el private equity y la renta variable cotizada, según el estudio. Y las comisiones cobradas en private equity han sido altas y exigían altos retornos: según el autor del estudio, las comisiones para los intermediarios en la industria del private equity ascienden a 100.000 millones de dólares, de forma que las compañías han de generar un 11% de retorno al año para los inversores en crecimiento orgánico para soportar esas comisiones.
Durante las últimas décadas, el modelo ha funcionado, de forma que los retornos del private equity tras comisiones se pareció mucho al de las bolsas, si bien durante ese periodo las compañías no necesitaron llegar a esas cifras en crecimiento de beneficios, debido a la ventaja de la expansión de múltiplos, algo que ahora podría cambiar. O al menos, si es sostenible ese crecimiento que justifica esas comisiones, es lo que se pregunta el autor del estudio, Ludovic Phalippou.
El documento también hace otra reflexión: 100.000 millones de dólares en comisiones se han pagado a una industria de 100.000 personas, lo que equivale a entre medio y un millón de dólares por cabeza.
Más aún: desde 2006 a 2015, la industria de private equity ha logrado 230.000 millones de dólares en performance fees o comisiones por rentabilidad, según el estudio. Un dinero que fue desde las compañías y las pensiones hacia los gestores de fondos de private equity. Una cantidad que también se reparte entre pocas personas y que está haciendo crecer los millonarios en la industria: en 2005, había 3 mil millonarios en la lista Forbes de la industria de private equity y 22 en 2020, según los datos del estudio.
Sumando comisiones de performance con las de carried interest esa cifra se elevaría a 370.000 millones de dólares en el periodo comprendido entre 2006 y 2015. Una cadena que continúa y sigue generando fortunas en el mundo del private equity, según el informe.
Pixabay CC0 Public Domain. La UE invierte más de 2.000 millones de euros en proyecto de transporte para impulsar la recuperación ecológica
La UE está apoyando la recuperación económica en todos los Estados miembros. Un ejemplo es la inyección de casi 2.200 millones de euros en 140 proyectos clave de transporte para la eurozona. Según explica la Comisión Europea (CE), estos proyectos “ayudarán a construir las conexiones de transporte que faltan en todo el continente, apoyarán el transporte sostenible y crearán puestos de trabajo”.
Los proyectos recibirán financiación a través del Mecanismo de Conexiones con Europa (CEF), el plan de subvenciones de la UE que apoya la infraestructura de transporte. Con este presupuesto, la UE cumplirá sus objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo Verde Europeo. En concreto, se hace mucho hincapié en los proyectos que refuerzan los ferrocarriles, incluidos los enlaces transfronterizos y las conexiones con puertos y aeropuertos. El transporte por vías navegables interiores se impulsa mediante una mayor capacidad y mejores conexiones multimodales con las redes de carreteras y ferrocarriles. En el sector marítimo, se da prioridad a los proyectos de transporte marítimo de corta distancia basados en combustibles alternativos y a la instalación de un sistema de suministro de energía en tierra para los puertos a fin de reducir las emisiones de los buques atracados.
«La contribución de 2.200 millones de euros de la UE a esta crucial infraestructura de transporte ayudará a iniciar la recuperación, y esperamos que genere 5.000 millones de euros en inversiones. El tipo de proyectos en los que invertimos va desde el transporte por vías navegables interiores hasta las conexiones multimodales, pasando por los combustibles alternativos y la infraestructura ferroviaria masiva. El Fondo para la Conectividad de Europa (CEF) es uno de nuestros instrumentos clave para crear un sistema de transporte resistente y a prueba de crisis, vital ahora y a largo plazo», apunta Adina Vălean, comisaria de Transporte.
La UE apoyará los proyectos de infraestructura ferroviaria situados en la red central de transporte transeuropea (RTE-T) con un total de 1.600 millones de euros (55 proyectos). Entre ellos se incluye el proyecto Rail Baltica, que integra a los Estados Bálticos en la red ferroviaria europea, así como el tramo transfronterizo de la línea ferroviaria entre Dresde (Alemania) y Praga (República Checa). También apoyará el cambio a combustibles más ecológicos para el transporte (19 proyectos) con casi 142 millones de euros. Varios proyectos consisten en la conversión de buques para que puedan funcionar con gas natural licuado (GNL), así como en la instalación de la infraestructura correspondiente en los puertos, entre otros proyectos.