¿Por qué invertir en materias primas?

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Pixabay CC0 Public DomainJesse Gardner. Jesse Gardner

En los últimos años, muchos inversores han quedado decepcionados con las materias primas, y pocos creen que la rentabilidad de esta clase de activo pueda mejorar sensiblemente, y mucho menos superar a la renta variable o la fija. Por eso, la asignación a ella es muy pequeña. Sin embargo, el entorno macroeconómico es cada vez más propicio para las materias primas.

La reacción de las autoridades a la crisis del COVID-19 ha acelerado la posible transición desde la era de la flexibilización cuantitativa (QE) hacia una etapa de Teoría Monetaria Moderna (TMM), que supondría el mantenimiento de unos estímulos monetarios y fiscales nunca antes vistos de manera coordinada. Este punto de inflexión en la política macroeconómica podría suponer un giro desde la inflación de los activos financieros hacia la inflación de los activos físicos.

Tras un largo periodo de rentabilidades bajas e inversión insuficiente en la oferta, las materias primas ofrecen ahora valores absolutos y relativos destacados. También están en situación de verse favorecidas por las presiones estructurales sobre el dólar y el surgimiento de un mundo multipolar, más volátil.

El COVID-19 está acelerando la senda hacia una nueva era en la política macroeconómica que podría impulsar la inflación y ser muy positiva para las materias primas

Independientemente de que las autoridades usen o no esta denominación, nos parece que estamos asistiendo al nacimiento de una era de TMM global. En la práctica, eso quiere decir que, de aquí en adelante, esperamos que los estímulos monetarios innovadores (QE) se combinen con, y hagan sitio a, ingentes paquetes de estímulos fiscales dirigidos a la economía real con la finalidad expresa de crear empleo y hacer subir la inflación. Aunque estas medidas se venderán como temporales, en realidad, desde el punto de vista político, será muy difícil dar marcha atrás. La enorme inyección de liquidez en EE. UU. puede que ya sea demasiado grande como para evitar que la inflación nos dé un susto (véase el gráfico 1).

La historia reciente nos enseña que la principal consecuencia del QE por sí solo es la inflación del valor de los activos financieros. Las compras masivas de bonos gubernamentales por parte de los bancos centrales han ayudado a forzar que el capital fluya hacia la renta variable y el resto de activos (como los inmuebles), pero eso no se ha filtrado a la economía real, ya que el crecimiento ha seguido renqueando y la inflación baja, y hay aún más desigualdad. Puesto que se centra expresamente en llegar a la economía real, el potencial inflacionista de la era de la TMM será probablemente mucho mayor.

Eso es importante para las materias primas por dos motivos. En primer lugar, las medidas de estímulo fiscal potentes les sentarán bien a la demanda y el precio de esta clase de activo. Además, a lo largo de la historia, las materias primas han ofrecido mejor protección frente a la inflación que la renta variable o la renta fija, sobre todo en momentos en los que no se esperaba. Tal y como podemos ver en las portadas que aparecen a continuación (anexo 1), la mayoría no prevé un retorno de la inflación. No puede haber mejores perspectivas para los activos físicos.

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Las materias primas son baratas 

Las materias primas son baratas, tanto desde el punto de vista relativo como absoluto. El gráfico 2 muestra la rentabilidad relativa del índice Bloomberg Commodity Total Return (BCOM TR) frente a la del S&P 500. Desde el punto de vista relativo, las materias primas son más baratas hoy que a finales de los 90, y cotizan a precios parecidos a los de finales de los 60.

Los precios al contado de varias materias primas esenciales han vuelto a niveles de los 90 (por ejemplo, el gas natural, el maíz y el aluminio en EE. UU.), y se venden a grandes descuentos en relación con su coste marginal de producción. Incluso aquellas que no son baratas en relación con su coste de producción (como el oro), siguen siendo muy baratas en relación con otros factores, como la oferta monetaria global o el nivel del conjunto de activos que conforman los fondos cotizados en bolsa.

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Los bajos precios han provocado una subinversión estructural en la oferta de materias primas 

Sobre todo desde 2014, el bajo precio de las materias primas ha provocado una caída de la inversión de capital en nuevas fuentes de suministro. Energía, metales industriales algunos productos agrícolas (como el café) cotizan muy por debajo de los precios de incentivo a largo plazo. Es decir, que ahora mismo cotizan muy por debajo del precio medio necesario para generar un retorno sobre el capital y justificar su gasto. Puesto que muchas de las actuales fuentes de suministro se agotarán, creemos que los precios deben subir con mucha fuerza para incentivar la oferta nueva en todos los escenarios de demanda global de materias primas, incluso en los más optimistas. El gráfico 3 muestra el desplome del gasto de capital en el sector del petróleo y gas en los últimos siete años.

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Las materias primas están en una buena situación para verse favorecidas por la posible reversión de la tendencia alcista del dólar 

Esta divisa lleva apreciándose desde 2011, y creemos que, ahora, está bastante sobrevalorada. Es la tercera vez que el mercado del dólar vive un ciclo alcista desde los 70, y este es el más largo, porque dura ya más de nueve años (frente a los siete del de finales de los 70 y los ocho del de finales de los 90). ¿Por qué tendría que acabar ahora este ciclo alcista? El gráfico 4, que aparece en la siguiente página, muestra cómo el valor ponderado de cotización del dólar estadounidense respecto al comercio va relativamente de la mano de los déficits gemelos (fiscal y por cuenta corriente) del país. El impacto directo del COVID-19 supone un fuerte aumento del déficit fiscal, al tiempo que el comercial no da muestras significativas de mejora. Creemos que el dólar se devaluará notablemente en los próximos años, y esa devaluación, siempre que ocurra de forma ordenada, probablemente sea bien recibida en Washington. A lo largo de la historia, la caída del dólar ha supuesto un viento de cola para los precios de las materias primas.

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BIVA se une a la iniciativa de las Bolsas de Valores Sostenibles de Naciones Unidas

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La Bolsa Institucional de Valores de Méxixo (BIVA) fortalece su compromiso con la transparencia y la sostenibilidad, al sumarse como miembro de la Iniciativa de Bolsas de Valores Sostenibles o Sustainable Stock Exchanges de las Naciones Unidas (SSE, por sus siglas en inglés), iniciativa integrada por una red de 96 bolsas de valores alrededor del mundo comprometidas y alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas (ONU).

 La misión de la SSE es proporcionar una plataforma global para explorar cómo los intercambios, en colaboración con inversionistas, empresas (emisores), reguladores, formuladores de políticas y organizaciones internacionales relevantes, pueden mejorar el rendimiento en temas ASG (que se refiere a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) y fomentar la inversión sostenible.

“Es un honor para BIVA colaborar con esta iniciativa y estamos seguros que esta asociación será vital para nuestro objetivo de afianzar prácticas comerciales sostenibles. Nos enorgullece unirnos a nuestros pares internacionales y conectar a las empresas que cotizan en bolsa y la comunidad inversora, con guías de divulgación que ayuden a fomentar las inversiones con impacto ambiental, social y de gobierno corporativo”, aseguró María Ariza, directora general de BIVA.

La iniciativa SSE es un programa de asociación organizado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI) y los Principios de Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés). 

 Al destacar el impacto de las bolsas de valores por su posición única en la tarea de fomentar la transparencia corporativa y avanzar en el crecimiento económico sostenible, María Ariza reconoció que la inclusión de BIVA en el SSE refuerza su responsabilidad con la promoción de la sostenibilidad. “Al unirnos a esta iniciativa, en BIVA nos comprometemos a promover las inversiones ASG a largo plazo, así como mejorar la transparencia y desempeño de las compañías cotizadas en México en cuestión de gobierno corporativo y responsabilidad social y, sobre todo, propiciar un entorno en el que los diferentes actores del mercado de valores tendrán cada vez más conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad», señaló Ariza.

 Esta incorporación de BIVA se suma a otros esfuerzos que ha hecho como parte de su compromiso por impulsar las inversiones ASG, como la firma de la Declaratorio de Inversión Sostenible, sus programas educativos enfocados en Sustentabilidad, y el lanzamiento del FTSE4Good BIVA, que tienen meta brindar al mercado mexicano alternativas de inversiones ASG.

 BIVA inició operaciones en el 2018, proporcionando a los inversionistas tecnología de punta para la operación de valores, información de mercado y listado de empresas. BIVA es parte de CENCOR (Central de Corretajes), sociedad que ha desarrollado infraestructura para los mercados financieros en México, Estados Unidos y América Latina por más de 25 años. Las compañías que componen este grupo son: Enlace (1993), PiP (2000) y MEI (2005).

 

BlackRock: “En Latinoamérica, vemos como se están usando los ETFs para gestionar las inversiones en esta crisis”

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Nico Gómez, foto cedida. foto cedida

De acuerdo con un informe de BlackRock, la volatilidad y el desempeño de los mercados en lo que va de 2020 ha acelerado la adopción institucional de ETFs de renta fija a nivel mundial, y Latinoamérica no ha sido la excepción.

En entrevista con Funds Society, Nico Gómez, encargado de iShares en Latam, mencionó que “los grandes ganadores del mercado durante las crisis han sido los ETFs y particularmente los ETFs de deuda. Por ejemplo en México, donde los ETFs representan normalmente  el 40-45% de la operación de la bolsa, durante la crisis de marzo llegaron a ser más del 70%”.

Según el directivo, esto se debe a que el nombre del juego es “liquidez y transparencia” y el mercado de los bonos, por su naturaleza, no cuenta con estas características, mientras que los ETFs de renta fija traen las bondades del mercado de bonos, con las bondades y eficiencia del mercado de capitales, a un costo muy por debajo de un fondo mutuo, lo que “los hace particularmente atractivos en este entorno”.

Gómez comenta que de “toda la entrada de activos a iShares, el 76% ha sido a renta fija, mostrando una gran adopción por los ETFs de Deuda”, esto, en un entorno en que los fondos ETFs de renta fija global crecieron un 30% en los últimos 12 meses impulsados ​​por una mayor demanda de los inversores.

De hecho, a nivel mundial, BlackRock recibió a más de 60 fondos de pensiones, aseguradoras y administradores de activos que compraron ETFs de renta fija por primera vez a través de iShares, agregando unos 10.000 millones de dólares en activos.

Los inversionistas latinoamericanos institucionales utilizan los ETFs para manejar estrategias activas

Según menciona el directivo, uno de los principales mercados para este crecimiento, fue el de Latinoamérica, donde “los inversionistas latinoamericanos institucionales utilizan los ETFs para manejar estrategias activas. No los han usado como un partecita por liquidez sino como ladrillos para construir estrategias activas, ya algo que hemos visto este año que ha sido muy interesante es con el tema del COVID-19 el gran uso que han hecho los institucionales de los ETFs de país”.

Si bien la crisis del COVID-19 es un problema global, cada país la ha manejado de forma especifica. Según comenta Gómez, “las variantes sobre desde cuándo hacer el lockdown, han hecho que el resultado en cada país sea diferente y por ende, los retornos… Tienes un Alemania con un retorno de más del 30% y países como Brasil y México donde ha sido complicado”, menciona.

El sesgo doméstico hace que solo el 8% de las carteras tenga exposición internacional

“En Latinoamérica vemos como se están usando los ETFs de países para gestionar las inversiones en esta crisis” recalca mencionando que una de las principales diferencias en el uso de ETFs en países latinoamericanos y por ejemplo, los Estados Unidos, es que en Latam, casi no se han desarrollado los ETFs de tasas locales. Sin embargo, considerando que el sesgo doméstico hace que solo el 8% de las carteras tenga exposición internacional, la parte de internacionalización de las carteras es un área de crecimiento muy importante para los ETFs en Latinoamérica.

Para conocer cómo se desempeñaron los ETFs de renta fija durante la primera mitad de 2020, con detalles sobre los patrones de uso de ETFs, la dinámica de liquidez y los costos de transacción bajo un estrés extremo del mercado, puede descargar la investigación de BlackRock en este link.

Retrasos electorales y pandemia mantienen en suspenso los planes políticos en Bolivia

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Wikimedia CommonsJeanine Añez, presidenta interina de Bolivia. ,,

El aplazamiento de las elecciones de Bolivia y la crisis del coronavirus han prolongado la incertidumbre en torno a los ajustes de política para superar los desequilibrios estructurales en el país, afirma en una nota Fitch Ratings. La recesión inducida tanto por la pandemia como por la crisis política en 2019 ha ayudado a reducir el déficit externo de Bolivia, pero la incertidumbre política deja poco claro si se logrará un reequilibrio duradero y de qué manera.

El jefe del tribunal electoral de Bolivia dijo en julio de 2020 que las elecciones presidenciales y legislativas programadas para el 6 de septiembre deberían retrasarse hasta el 18 de octubre debido a preocupaciones de salud pública. Este es el segundo aplazamiento en 2020, y es posible que las elecciones presidenciales no se decidan hasta una segunda vuelta el 29 de noviembre. El gobierno interino de la presidenta Jeanine Añez asumió el cargo después de que las elecciones celebradas en octubre de 2019 se vieron empañadas por irregularidades y protestas que llevaron a la renuncia del presidente Evo Morales.

Fitch bajó la calificación de Bolivia a ‘B +’ / Negativa en noviembre de 2019 debido a los crecientes riesgos macroeconómicos de la caída de las reservas internacionales y la inestabilidad política. Desde entonces, la crisis del coronavirus también ha afectado a la economía, que se contraerá un 5,7% en 2020 antes de crecer un 3,6% en 2021.

La compresión resultante de las importaciones ha ayudado a estabilizar las reservas en alrededor de 6.600 millones de dólares a julio de 2020, junto con precios más altos del oro y la conversión del banco central de los activos en dólares estadounidenses de los bancos comerciales a bolivianos. Sin embargo, estos factores son en gran parte transitorios. Las reservas podrían enfrentar una nueva presión a medida que se recuperen las importaciones, el impacto en los precios de exportación del gas (que están vinculados a los índices de referencia petroleros mundiales con un retraso) se sienta plenamente y la reciente expansión de la oferta monetaria se suma a la demanda de dólares.

Las reservas son relativamente bajas para una economía dependiente de los productos básicos con un tipo de cambio fijo. Si bien sigue siendo alto en términos de cobertura de importaciones y servicio de la deuda externa, las reservas cayeron al 91% de la medida de adecuación de reservas del FMI en 2019, por debajo del 150% de referencia del FMI para los exportadores de productos básicos. Las reservas representaron el 19% de la oferta monetaria general a mediados de julio de 2020, en comparación con la mediana del 30% entre los soberanos calificados por Fitch con tipos de cambio fijos.

Los analistas de Fitch piensan que el fuerte compromiso de las autoridades con la paridad hace que la devaluación sea poco probable. Sin embargo, una menor adecuación de las reservas limita su capacidad para llevar a cabo políticas anticíclicas, al tiempo que garantiza la viabilidad de la paridad, y hace que el logro de estos objetivos dependa más del endeudamiento externo soberano.

Un reequilibrio externo sostenible para reconstruir las reservas y mejorar la capacidad de resistencia a futuros choques requeriría, sin una devaluación, ajustes macroeconómicos y reformas microeconómicas. El gobierno interino de Añez ha tomado medidas con este fin, levantando las restricciones a las exportaciones agrícolas y reduciendo la inversión pública.

Sin embargo, el alcance y el calendario de un plan integral no estarán claros al menos hasta que se forme una nueva administración electa. Los principales candidatos a la presidencia son Añez del Movimiento Social Demócrata de centro derecha (MDS), Carlos Mesa del centrista Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) y Luis Arce del izquierdista Movimiento por el Socialismo (MAS).

En opinión de Fitch, quienquiera que gane el poder probablemente revertirá las políticas fiscales, monetarias y crediticias altamente expansivas para evitar riesgos para la paridad fija y la estabilidad macroeconómica. Dicho esto, los factores políticos podrían determinar qué tan bien podrían implementarse tales ajustes. Además, podría haber diferencias significativas entre las preferencias de política microeconómica de los candidatos. Estos serán clave para aumentar la inversión excepcionalmente baja del sector privado (6,5% del PIB en 2019), que sería necesaria para respaldar una recuperación económica en caso de que el sector público retroceda.

Bolivia tiene espacio fiscal para facilitar un ajuste gradual, habiendo financiado altos déficits pasados ​​principalmente mediante la retirada de depósitos y préstamos a bajo costo de organismos multilaterales en lugar de emisiones de mercado. Los bonos comerciales representaron solo cinco puntos porcentuales de su deuda soberana (44% del PIB) a fines de 2019, y la tasa de interés-ingresos del 5% se encuentra entre las más bajas de América Latina.

Sin embargo, las divisiones en el Congreso de Bolivia hasta ahora le han impedido autorizar algunos préstamos externos, destacando el riesgo que presentan las divisiones políticas para la implementación fluida y oportuna de las políticas de ajuste. Este riesgo se refleja en la Perspectiva Negativa de la calificación soberana.

 

La perspectiva negativa de EE.UU. refleja las presiones compartidas por los emisores de instrumentos de deuda pública

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Las calificaciones de deuda pública se ven afectadas en general por los mismos factores macroeconómicos que precipitaron la reciente revisión de la perspectiva de calificación, de estable a negativa, dice un análisis de Fitch Ratings.

Sin embargo, la mayoría de las calificaciones de deuda no están directamente vinculadas a la situación del país y no se verán afectadas de inmediato por el cambio en las perspectivas de EE.UU.

Fitch estima que el shock económico provocado por el coronavirus, que condujo a la recesión más profunda de la posguerra, provoque una caída significativa del PIB, contrayéndose un 5,6% en 2020 y recuperándose un 4% en 2021.

No contener el virus y la reanudación de los bloqueos sigue siendo un riesgo que podría afectar aún más al desempleo, la estabilidad financiera y el potencial de crecimiento. 

Las acciones federales para frenar la altísima carga de la deuda del país mediante la reducción del gasto podrían abordar la principal preocupación de Fitch sobre la calificación soberana, pero crearían desafíos para los estados y los sistemas de salud que dependen del financiamiento federal para ciertos programas.

El ajuste del gasto estatal como respuesta podría afectar la ayuda a los gobiernos locales.

Medicaid comprende una parte significativa del gasto estatal, gran parte del cual proviene de fondos federales.

Las instituciones de salud sin fines de lucro obtienen una gran parte de sus ingresos de Medicare y Medicaid, y los cambios en el financiamiento o el establecimiento de tarifas de estos programas pueden afectar los presupuestos de los hospitales y, en última instancia, las calificaciones.

Los bonos hipotecarios están expuestos a posibles retrasos o restricciones de fondos federales, como las viviendas de alquiler del US Department of Housing and Urban Development (HUD) o los subsidios de tasas de interés y subvenciones de capital, los pagos de viviendas militares y el seguro hipotecario de la Housing Finance Agency (HFA).

Los desafíos fiscales a nivel federal podrían afectar las calificaciones de los instrumentos de deuda para financiar carreteras estatales, GARVEE, particularmente si el Highway Trust Fund no recibe los recursos necesarios en septiembre, cuando el programa debe renovarse.

Las calificaciones para los GARVEE independientes se derivan en gran parte de la solidez, estabilidad y confiabilidad del marco programático del programa federal de financiamiento de transporte terrestre. 

Las calificaciones de deuda pública no están limitadas por la calificación soberana de EE.UU. a menos que el reembolso esté vinculado a agencias o instrumentos del gobierno federal.

Las perspectivas de calificación de un número limitado de calificaciones con vínculos directos o dependencia del Crédito Soberano se revisarán a “Negativa”, a menos que existan factores que mitiguen y reduzcan la exposición soberana de EE.UU.

Según Fitch, estos factores podrían ser dos.

Por un lado, los bonos municipales, ​​previamente reembolsados en fondos de garantía depositados en un fideicomisario para reintegrar por adelantado en los bonos que se invierten en obligaciones del gobierno.

Las calificaciones de estos bonos dependen de la calificación asignada a esos valores, que generalmente son bonos del Tesoro de EE.UU. u otros bonos garantizados directamente por una agencia federal.

Por otro lado, los bonos de vivienda exentos de impuestos actualmente calificados como «AAA» y garantizados total o predominantemente por valores respaldados por hipotecas de Fannie Mae y Freddie Mac.

 

 

El 41% de la cartera del sistema de pensiones peruano se vería afectada si se permite el retiro del 100% de los aportes

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Foto cedidaGiovanna Prialé, presidenta Asociación AFP. El 41% de la cartera de sistema privado de pensiones peruano se vería afectada de aprobarse la nueva medida que permite el retiro del 100% de los aportes

La comisión de defensa del consumidor peruana (Codeco) tiene todo listo para aprobar el proyecto de ley que propone el retiro del 100% de los fondos de los afiliados al sistema privado de pensiones (SPP) que no hayan aportado por 12 meses consecutivos, con lo que más de 3,7 millones de peruanos se quedarían sin pensión para su vejez, según un comunicado de la Asociación de la AFP peruana.

Para la asociación de AFP, la aprobación de este proyecto de ley destruiría el ahorro previsional en Perú porque se permitiría el retiro de 62.000 millones de soles (17.400 millones de dólares) de las AFP, lo que representa el 41% de la cartera total administrada por el SPP.

Además, la rentabilidad de los afilados que no retiren sus fondos se verá perjudicada debido a la necesidad de recomponer las inversiones de las AFP.

“Este proyecto de ley es incongruente con lo que se propone en la comisión especial multipartidaria, encargada de elaborar el proyecto de ley para la reforma del sistema de pensiones, porque en lugar de ampliar la cobertura para que más peruanos puedan tener una pensión a la hora de la jubilación, los faculta a retirar el 100% de sus aportes, con lo que la cobertura será cada vez menor”, explicó la presidenta de la asociación de AFP, Giovanna Prialé.

A esta situación hay que agregarle que los retiros de 2.000 soles ordenados por el poder ejecutivo y el retiro del 25% establecido por el Congreso ya han afectado al SPP, que en solo cuatro meses tuvo que desembolsar cerca de 25.000 millones de soles (7.015 millones de dólares).

“Hay más de 40 proyectos de ley sobre el sistema privado de pensiones que están en diversas comisiones del Congreso y que no son técnicos y tampoco tienen una visión de largo plazo. Creemos que todos estos temas deberían ser canalizados en la comisión especial multipartidaria, encargada de elaborar el proyecto de ley para la reforma del sistema de pensiones”, sostuvo Prialé

Invertir en temáticas relevantes a largo plazo

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Pixabay CC0 Public DomainLarisa Birta. Larisa Birta

El mundo está cambiando de forma significativa, pero a menudo no nos damos plena cuenta de lo que han evolucionado la sociedad y la economía hasta que se producen acontecimientos dramáticos como la nueva pandemia de coronavirus.

Por ejemplo, el papel de la infraestructura digital en nuestras vidas ha aumentado con rapidez durante la década pasada. Sin embargo, su enorme importancia ha quedado claramente patente en los últimos meses, con cientos de millones de personas viéndonos confinados y obligados a trabajar y entretenernos en nuestras casas.

Aunque los inversores tendemos a concentrarnos en los retos inmediatos, existen potentes tendencias sociales y económicas que nos presentan oportunidades a más largo plazo. Según apuntan desde M&G Investments, el desarrollo de estos temas no se medirá en años, sino en décadas.

¿Cómo se pueden identificar estos temas globales?

A la hora de considerar cómo invertir nuestro dinero de modo que se beneficie de vientos de cola temáticos, debemos empezar por plantearnos las fuerzas que están causando cambios profundos y duraderos en el mundo, entre ellas la macroeconomía, las tendencias demográficas, el gasto público, la política gubernamental y la innovación tecnológica.

Analizando estas cuestiones amplias podemos identificar tendencias a largo plazo a las que intentar sacar partido, como la creciente necesidad de descarbonizar la economía global y el hecho de que las personas vivimos más tiempo y de forma más sana.

Un aspecto importante es que estos temas están anclados en la realidad y pueden potencialmente resistir el paso del tiempo: no se trata de modas pasajeras o de ideas exageradas basadas en hipótesis científicas poco contrastadas. Además, son de ámbito global, con lo que el tamaño de las oportunidades de inversión a largo plazo puede ser considerable.

¿Cómo se puede invertir en estas oportunidades?

Según indican desde M&G Investments, el primer paso es identificar temas estructurales. El segundo es encontrar a aquellas compañías que el potencial de prosperar en beneficio de todos sus grupos de interés, incluidos sus empleados, sus accionistas y el conjunto de la sociedad.

Las empresas deben poder sacar partido a uno de estos temas a largo plazo a través de productos, conocimientos o experiencia adecuados, y en algunos casos, proporcionando soluciones a retos globales. También deben estar bien gestionadas, por líderes capaces de ejecutar una estrategia para aprovechar al máximo la oportunidad en cuestión.

A la hora de invertir es importante adoptar un enfoque selectivo. Para maximizar la probabilidad de obtener ganancias a largo plazo, la acción de una compañía debe cotizar a una valoración razonable. Como innversores deberíamos cuidarnos de no pagar excesivamente por rentabilidades futuras que no pueden garantizarse.

En la opinión de M&G Investments, tampoco es bueno que el éxito de nuestra inversión dependa demasiado de una empresa o tema individuales. Afortunadamente, es posible encontrar beneficiarios de crecimiento estructural en un amplio abanico de sectores, lo cual les permite crear una cartera diversificada de distintos tipos de negocios de todo el mundo.

En un entorno de incertidumbre, M&G Investments cree que la inversión temática tiene potencial de brindar a los inversores una fuente sostenible de renta y crecimiento del capital a largo plazo. Al concentrárse en temas globales, M&G Investments piensan que existen oportunidades de invertir hoy en los ganadores potenciales de mañana.

 

Para mayor información, puede consultar las capacidades de M&G Investments en este enlace.

 

Invertir implica riesgos, incluida la pérdida de capital. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

Dirigido exclusivamente a inversores profesionales. Prohibida su posterior distribución. Ninguna otra persona o entidad debe utilizar la información contenida en este material. Los pareceres expresados representan las opiniones de M&G Investments, que pueden ser objeto de cambios y no se proporcionan como consejo o recomendación de inversión ni como pronóstico o garantía de resultados futuros. Dicha información se proporciona exclusivamente a efectos informativos, y procede de fuentes propias y de terceros cuya precisión o exhaustividad no se han verificado de forma independiente. Aunque M&G Investments considera que la información es precisa y fiable, no presume ni se hace responsable de la exhaustividad, exactitud o fiabilidad de la misma. Las declaraciones sobre futuras expectativas, estimaciones, proyecciones y otras afirmaciones a futuro se basan en la información disponible y en la opinión de los gestores en el momento de emitirlas. Por consiguiente, tales afirmaciones son inherentemente especulativas, al basarse en hipótesis que podrían implicar riesgos e incertidumbres conocidos y desconocidos. Los acontecimientos, resultados y rentabilidades registradas podrían diferir sustancialmente de los expresados o implicados por dichas afirmaciones. Esta promoción financiera es emitida por M&G International Investments S.A., con sede registrada en 16, boulevard Royal, L-2449, Luxemburgo.

 

De los 29 CKDs pre fondeados, la mitad vencerá entre 2020 y 2021

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De un total de 114 CKDs que se han emitido desde 2009 a la fecha, 80 han sido de llamadas de capital, 29 pre fondeados y 5 de inversiones directas en 11 años de vida de los CKDs.

Los recursos comprometidos en los CKDs con llamadas de capital ascienden a 16.468 millones de dólares (mdd) que representa el 75% del total (80 CKDs), 4.708 mdd fueron en instrumentos pre fondeados (22%) y 721 mdd en inversiones directas (3%). En total los 114 CKDs tienen de capital comprometido por 21.897 mdd, mientras que los CERPIs 8.426 mdd al 30 de junio.

El mecanismo inicial de los CKDs en su nacimiento en 2009 fue de pre fondeo. A mediados de 2012 se comenzaron a ver los CKDs con llamadas de capital como es la práctica internacional en el capital privado. El pre fondeo frenó el desarrollo de los CKDs en sus inicios ya que solo aquellos proyectos que se visualizaron que podrían superar el carry negativo fueron los que se colocaron, por lo que cuando comenzaron las llamadas de capital esta clase de activo comenzó a tener un mayor dinamismo.

De acuerdo con estimaciones de Homero Elizondo, experto en CKDs y CERPIs, considera que el costo de los CKD pre fondeados se ubica entre 300 y 500 puntos base dependiendo de la velocidad en la que el administrador (GP) logra invertir el monto comprometido por los inversionistas. Esto sin considerar los gastos de emisión, legales y operativos entre otros.

De los 29 CKDs pre fondeados 22 fueron emitidos entre 2009 y 2012 y 7 entre 2014 y 2016. A partir de 2016 se ha visto la aparición de los CKDs de coinversión donde los recursos se canalizan a proyectos específicos que en muchos casos son pre fondeados ya que el dinero se utiliza inmediatamente.

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De los 29 CKDs pre fondeados, dos cerraron el ciclo durante 2020. Cuatro CKDs han generado una TIR superior al 10% y cinco llevan hasta junio de 2020 una TIR entre 8% y 9%. Cabe destacar que el resultado real se obtendrá cuando cada CKD concluya su ciclo de desinversión toda vez que hasta ahora se cuenta con las distribuciones realizadas y el rendimiento de acuerdo con las valuaciones independientes.

En cuanto a las fechas de vencimiento de los pre fondeados: 6 pre fondeados vencen en 2020 (2 ya vencieron); 8 en 2021 y 15 vencerán entre el 2024 y 2040. En la medida que vayan venciendo los CKDs pre fondeados se podrán observar si sus TIRs fueron competitivas.

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Columna de Arturo Hanono

La caída de las remesas durante la pandemia amenaza el bienestar de la región

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Pixabay CC0 Public Domain. La caída de las remesas durante la pandemia amenaza el bienestar de la región

Las remesas, esto es, las transferencias de trabajadores expatriados a sus familiares y amigos en sus países de origen, constituyen una fuerza impulsora del crecimiento económico, la reducción de la pobreza, y una mayor inclusión financiera. Además, para muchos países de América Latina y el Caribe son especialmente importantes, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Sin embargo, mientras el COVID-19 causa estragos en gran parte de la economía mundial, con una vertiginosa y rápida caída de las previsiones del PIB para 2020, que supera cualquier otro momento registrado, es probable que el flujo de remesas se vea sustancialmente afectado. Desde la entidad, prevén que las remesas para todos los países de la región podrían presentar una caída en promedio de entre un 20% y un 32%, dependiendo del tamaño de la contracción mundial.

Esto podría tener graves efectos en América Latina y el Caribe, que sumirían en la pobreza y el hambre a los hogares que dependen de estos ingresos. Además, en consecuencia, se registraría una reducción en los niveles de consumo y sus ingresos fiscales asociados. Asimismo, aquellos países donde las remesas suponen más del 5% del PIB se verían especialmente afectados, como Haití, Honduras y El Salvador.

“Las remesas son impulsadas por muchas variables explicativas. Tal vez la más obvia es la población de migrantes, el número de migrantes de un país en otros países”, explican desde el BID. Otros impulsores son los ingresos en los países de destino o receptores en relación con el país de origen. Es decir, los países con ingresos más bajos tienden a recibir más remesas y los migrantes en países con ingresos más altos tienden a enviar remesas más grandes. 

Por ello, la salud macroeconómica general tanto de los países de origen como de los receptores también impulsa los flujos a corto plazo. Por ejemplo, una crisis económica en el país de origen tiende a aumentar las entradas de remesas, mientras que una crisis económica en los países receptores tiende a reducirlas. Sin embargo, desde la entidad subrayan que el efecto de los países anfitriones domina el efecto del país de origen, lo que sugiere que las crisis económicas mundiales tienen un efecto negativo neto en las remesas.

Con el fin de prever las repercusiones que la crisis mundial podría tener en las remesas hacia la región, el BID emplea un modelo estándar, utilizado en publicaciones, que supone que las remesas están condicionadas por una serie de determinantes. “En nuestro caso, estos determinantes son el PIB per cápita que utilizamos no solo como indicador de las variaciones a corto plazo en la salud de las economías sino como sustituto de los niveles de ingresos, tanto en los países de origen como en los países receptores; el desempleo; y el número total de migrantes”, explican desde el banco. 

Así, las variaciones en las remesas predichas por el modelo siguen de cerca las observadas en los datos. Para los tiempos de estrés económico mundial ocurre un escenario parecido. “En 2009 las remesas hacia ALC cayeron un 11,09%, y nuestro modelo se ajusta a un valor de 11,14% para ese año. Dada la incertidumbre asociada con esta crisis de la salud, y por lo tanto asociada a cualquier previsión económica, creamos tres escenarios distintos a partir de los cuales prevemos la variación en las remesas en 2020 y 2021”, afirman desde el BID. 

Estos tres escenarios son: el escenario de línea de base, que utiliza las proyecciones del FMI tanto para el desempleo como para el PIB en 2020 y 2021; un escenario optimista, con las mismas previsiones de desempleo que en el escenario de línea de base del FMI, pero con menores disminuciones del PIB en 2020; y un escenario pesimista, que tiene tanto mayores previsiones de desempleo como mayores disminuciones previstas del PIB en 2020. “Si bien las proyecciones del FMI sobre el crecimiento del PIB aún no pueden juzgarse, muchos países ya se están viendo afectados por una tasa de desempleo más alta que la que proyecta el FMI para 2020, y eso sin siquiera haber pasado el pico de la pandemia”, destaca el banco. Así, según los datos del BID, aquellos países con una alta dependencia de las remesas podrían verlas reducirse en más de un tercio en 2020.

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En este sentido, los efectos de un shock de este tipo “serían considerables, teniendo en cuenta las repercusiones mencionadas sobre la pobreza y el hambre, así como la reducción del consumo y la disminución de los ingresos fiscales asociados que conlleva el shock”, aseguran. Además, a pesar de que el modelo de la entidad muestra una rápida recuperación de las entradas de remesas en 2021, recomiendan tener cuidado. 

“Como ya se explicó, nuestro modelo utiliza la población de migrantes hasta 2019, y no establece suposiciones sobre los flujos migratorios. Esta suposición es válida a corto plazo, pero podría ser engañosa a largo plazo, ya que muchos migrantes podrían perder sus empleos y sus medios de subsistencia en los países receptores, y podrían verse obligados a regresar a sus hogares como resultado de la crisis actual”, advierten desde el BID. Esta migración de retorno obstaculizaría la recuperación en 2021 y haría que tanto el shock de las remesas como sus efectos asociados en las economías de la región fueran un fenómeno duradero.

Tres escenarios para las elecciones estadounidenses

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Srikanta H
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Srikanta H. U. Foto: Srikanta H. U

La crisis del COVID-19 está llevando la política fiscal, monetaria y económica de EE.UU. hasta extremos no vistos en varias generaciones. A menos de tres meses de las elecciones presidenciales, Wen-Wen Lindroth, estratega jefe de inversión y analista sénior de deuda corporativa en Fidelity Internationalanaliza las posibles consecuencias que tendrían para los inversores las trayectorias divergentes que probablemente se desencadenarían a partir de los tres escenarios que hoy se consideran los resultados más probables de la votación de noviembre.

Los sondeos actuales en EE.UU. arrojan una victoria de Joe Biden y el control de las dos cámaras del Congreso por el Partido Demócrata con un 50% de probabilidad, una victoria de Biden y el Congreso dividido con un 10% y una victoria de Donald Trump y el Congreso dividido (es decir, el statu quo) con un 40%. Cada uno de esos resultados electorales tiene distintas consecuencias a corto y largo plazo para los mercados. Por supuesto, los sondeos y las proyecciones no siempre se mantienen invariables (como hubo ocasión de volver a comprobar en la elección presidencial de 2016) y, a algo menos de tres meses hasta noviembre, podría pasar cualquier cosa. Sin embargo, un análisis de las posibles trayectorias que cada uno de esos escenarios produciría en EE.UU. puede ayudar a los inversores a posicionarse con vistas a los distintos resultados potenciales. 

Para orientarse en cuanto a una posible evolución de la situación, se pueden extraer lecciones del último ciclo de elecciones presidenciales. En 2016, la victoria de Trump frente a la candidata de los demócratas Hillary Clinton, que había sido clara favorita de las encuestas inmediatamente anteriores a la votación, tuvo el efecto de enviar a los demócratas a un desierto político. Trump había desencadenado una ola de populismo al dirigirse a aquellos que habían quedado rezagados en la recuperación de la crisis financiera estadounidense de 2008, especialmente en zonas aisladas y rurales.

Tanto Biden, que fue vicepresidente con Barack Obama en 2009-2017, como los demócratas en general, han aprendido una lección importante de política económica a raíz de la derrota de Clinton: después de una crisis, si la percepción sobre el partido gobernante es que descuida el bienestar económico de partes clave del electorado (medidas por el empleo y los salarios), el partido en cuestión pronto dejará de estar en el poder.

Gráfico 1: Las ganancias de la renta variable superan a los salarios en EE.UU.
Precio de cierre del índice S&P 500 frente a ingresos medios ajustados al IPC de salarios y empleados asalariados, trimestral, con base ajustada (enero 2000 = 100)

               —-  Ingresos reales               —- Índice S&P 500

Fuente: Fidelity International, US Bureau of Labor Statistics, Yahoo Finance, agosto de 2020

 
En el contexto de la crisis actual, si los demócratas llegan a la Casa Blanca y a las dos cámaras del Congreso en noviembre, como sugieren los sondeos, la expectativa de Fidelity International es que actuarán lo antes posible para hacer descender el desempleo hasta por debajo del 5%. La forma de conseguirlo sería un estímulo fiscal masivo que se abriría paso en el Congreso fácilmente gracias al control consolidado del brazo legislativo y el brazo ejecutivo del gobierno. A continuación, Fidelity International ofrece un análisis más detallado de cada uno de los tres escenarios:

  • Escenario 1: Victoria aplastante de los Demócratas (probabilidad: 50%) 

Las actuales propuestas de gasto de Biden se aproximan a 5 billones de dólares, y en aumento. Hasta la fecha, ha anunciado:

  • 2 billones de dólares para la reforma y expansión de la atención sanitaria;
  • 2 billones de dólares para un programa de empleo verde (Plan de Cambio Climático y Justicia Mediombiental)
  • 775 billones de dólares para el cuidado de niños y ancianos.

En términos de financiación, en Fidelity International esperarían que el gobierno aparte la vista de los déficits durante varios años, hasta que el empleo regrese a los niveles anteriores al COVID-19. Si las políticas de Biden tuvieran éxito, la combinación de política monetaria y fiscal expansionista reactivaría de hecho la economía real.

La expectativa de Fidelity International sería de una reaparición significativa de la inflación a finales de 2022 y en 2023. En ese sentido en Fidelity International creen que un gobierno liderado por Biden se abstendría de introducir subidas notables del impuesto de sociedades hasta que se observara una estabilización de la economía y el empleo, potencialmente hacia la mitad de su mandato, en 2022.

Aunque los mercados en principio podrían poner pegas a una gran victoria de los demócratas por la asociación de ese partido con subidas de impuestos y más regulación, en Fidelity International creen que al final los inversores empezarían a descontar los efectos de una combinación de mayor generosidad fiscal y expansión monetaria, lo que acabaría por generar un aumento de la confianza del consumidor y respaldo para los activos de riesgo.

  • Escenario 2: Biden gana y el Congreso sigue dividido (probabilidad: 10%)

Biden en la Casa Blanca y los republicanos en el Senado es el escenario menos probable a la vista de los sondeos actuales y de la tendencia de los votantes a inclinarse por un solo partido hasta la llegada de las elecciones. Existe una probabilidad del 75%-85% de que el Senado pase a control demócrata si Biden gana la carrera presidencial. De modo que las posibilidades de una reelección de Trump son más altas que las de que Biden llegue a la Casa Blanca sin acompañarse del Senado.

Un resultado así equivaldría, en la opinión de Fidelity International, a un mandato parcial para los demócratas, es decir, un rechazo a la administración Trump pero no necesariamente al Partido Republicano. Con el senador Mitch McConnell como líder de una mayoría del Senado y la representante Nancy Pelosi controlando la Cámara, las decisiones legislativas dependerían de compromisos y reflejarían el estímulo fiscal de los demócratas combinado con el conservadurismo fiscal de los republicanos. El producto final se asemejaría más a un “nuevo acuerdo poco firme”.

El impacto de esa política en la economía real y en los mercados financieros posiblemente sería algo parecido a los seis últimos años de la administración de Barack Obama, con un Congreso presidido por él y dividido: una reparación gradual (y lenta) del desempleo y los salarios con fuertes rentabilidades de los mercados financieros, respaldados los segundos por los tipos de interés bajos y la capacidad limitada de los demócratas para implementar subidas de impuestos. O, dicho de otro modo, un resultado positivo para Wall Street, pero no tan positivo para “Main Street” (los contribuyentes).

  • Escenario 3: Statu quo: Trump gana y el Congreso sigue dividido (probabilidad: 40%)

Tanto los sondeos como las apuestas están asignando en torno a un 40% de probabilidades a una elección de Trump para un segundo mandato. En este caso, el resultado más probable para el Congreso es que el Senado y la Cámara sigan bajo control republicano y demócrata, respectivamente, y que McConnell y Pelosi continúen como líderes de las mayorías.

En una situación de estancamiento en el Congreso, la política económica sería similar a la del escenario 2; sin embargo, en Fidelity International creen que aumentaría el riesgo bajista derivado de un creciente malestar social, la inestabilidad política y el potencial de que persista la mala gestión de la crisis del COVID-19, lo que haría crecer los riesgos de una segunda recesión en EE.UU.  El riesgo de erosión de la confianza en los activos estadounidenses también aumenta especialmente en este escenario.

Continuará el suspense

Cada vez parece más probable que los resultados de las elecciones no se conozcan hasta pasados unos días, o algunas semanas, desde la fecha de las elecciones, el 3 de noviembre. El motivo principal es que se prevé que el voto por correo (postal, por fax o por correo electrónico) adquiera un peso importante debido a las medidas de distanciamiento social impuestas por el COVID. Muchos estados no concluirán el recuento de los votos en la noche electoral. Puede que tarden semanas, o incluso más tiempo. Por otra parte, las cuestiones planteadas por el presidente Trump sobre la legitimidad de los resultados y por los demócratas sobre la supresión del voto podrían prolongar la situación. Sería posible que se asista a una repetición de la carrera presidencial del año 2000 (Bush contra Gore), en la que el resultado lo decidió en última instancia el Tribunal Supremo el 6 de enero de 2001, es decir, tres meses después de las elecciones. 

En un momento en el que la crisis del COVID está llevando la política estadounidense hasta extremos no vistos en varias generaciones, las elecciones de 2020 estarán sujetas a un escrutinio notable. Comprender los determinantes de la política a largo plazo, así como la capacidad de los distintos agentes del gobierno estadounidense de establecer la estrategia económica, serán elementos clave a la hora de tomar decisiones de asignación de activos.