Un segundo semestre de lenta e irregular recuperación marcado por los programas de ayudas
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios

Las gestoras intentan mostrarse algo más optimistas en sus perspectivas económicas y de mercado de cara al segundo semestre, pero coinciden en que todo dependerá de la evolución de la pandemia. Así que no olvide la mascarilla este verano y tome buena nota de la visión que tienen las gestoras para lo que queda de año.
Esty Dwek, jefa de estrategia global de mercados de Natixis IM, es la que se muestra más optimista y afirma que la recuperación ha comenzado ya. “Parece que lo peor ha quedado atrás desde una perspectiva económica. Abril claramente llegó a niveles mínimos. Hemos visto ese repunte inicial en forma de V. Probablemente no continuará avanzando tan rápido a futuro. Será lento, gradual y lleno de baches. Por tanto, la forma en que esperamos sea la recuperación es como una inicial V más grande, y luego se irá reduciendo un poco con el tiempo. Realmente queremos mantener la atención en el empleo y el mercado laboral y esto aplica también para toda Europa y Reino Unido”, explica.
En su opinión, hemos tenido mercados ligeramente diferentes en términos estructurales en comparación con EE.UU. y se han tomado muchas medidas ante el paro o desempleo temporal, lo que significa que la gente en realidad no fue despedida, por lo que las tasas de desempleo no han aumentado tanto en gran parte de Europa, pero aún hay que ver si esto empeora o se mantiene en los próximos meses. “En general, creo que en Europa y Asia hay una reapertura hasta ahora buena, quizá mejor a lo esperado. Hemos visto rebrotes aquí y allá. En Japón, en Beijing, Barcelona tampoco está del todo bien, un par de regiones incluso en Alemania, pero mientras no enfrenten otro cierre generalizado, y realmente no creemos que esto sea probable, la situación es perfectamente manejable para las economías. La recuperación avanza”, argumenta Dwek.
Desde Berenberg Asset Management consideran que la economía volverá a niveles pre-crisis en 2022. En su último informe destaca que tras la grave crisis económica, los datos muestran ahora la recuperación esperada. “Los gobiernos y los bancos centrales siguen apoyando el resurgimiento económico con todos los medios a su disposición. El repunte se produjo rápidamente al principio, pero es probable que más tarde se ralentice. Volverá al nivel anterior a la crisis en 2022”, señala en sus conclusiones.
En este sentido, y según explican las gestoras, la clave de la apertura de las economías y de la cierta recuperación que vemos reside en todas las medidas que se han tomado, tanto desde los bancos centrales como los diferentes gobiernos. Por eso también es inevitable preguntarse si habrán sido suficientes o incluso se seguirán soportando la economía si hay una segunda oleada de la pandemia.
Por eso, Anna Stupnytska, economista global de Fidelity, advierte de que la fortaleza del rebote del mercado desde el hundimiento provocado por la pandemia en el segundo trimestre de 2020 será difícil de igualar en el tercero. Según explica, “los brotes secundarios y el fracaso de algunos países a la hora de controlar el primer brote están obligando a instaurar más confinamientos locales, lo que significa que la reapertura de las economías probablemente lleve tiempo y se produzca a diferentes velocidades. Están apareciendo las pruebas de los estragos económicos reales, especialmente en los mercados laborales. Por estos motivos, creemos que el tercer trimestre probablemente sea mucho más complejo de lo que sugeriría la recuperación del segundo trimestre y los mercados podrían sufrir una nueva oleada de volatilidad”.
Según añaden desde Eurizon, su escenario de referencia favorable también está respaldado por una serie de elementos, con las medidas de política económica en primer plano. “Los bancos centrales han hecho todo lo posible para ofrecer apoyo y ahora están en modo de esperar y ver. Sin embargo, la actividad en el frente de la política fiscal continúa. En Estados Unidos, se está discutiendo un nuevo paquete de estímulo. La racha positiva de Europa continúa, gracias al acuerdo alcanzado sobre el Fondo de Recuperación. Esto ayudará a salir de la crisis, pero también es muy relevante en una perspectiva a más largo plazo, como un paso importante hacia una Unión Europea más integrada”, argumenta.
La cara B del apoyo de los bancos centrales
Ante esta pregunta, desde Lazard Frères Gestion, señala que como resultado de los programas de ayudas sin precedentes, los niveles de déficit y deuda se están disparando en todo el mundo. Considera que, en un intento por respaldar estas políticas, los bancos centrales han puesto en marcha programas de compra de deuda pública a una escala igualmente sin precedentes.
Está claro que los programas de QE aumentan el volumen de demanda de bonos del Estado. “Si la oferta se mantiene constante, entonces los tipos de interés bajarán. Si la oferta aumenta, las nuevas emisiones tendrán menos dificultades para encontrar compradores. El aumento de los tipos de interés será contenido y los desafíos de financiación a corto plazo de los gobiernos serán menores, independientemente de la cantidad de bonos emitidos”, explican desde Lazard Frères Gestion.
Aparentemente, estas medidas extraordinarias no parecen tener ninguna consecuencia perjudicial. Los niveles de deuda se incrementan, pero si los bancos centrales pueden financiarlos indefinidamente, entonces ¿dónde está el problema? Según explica el último informe de Lazard Frères Gestion, si bien el cóctel de déficit público y relajación cuantitativa es poderoso a corto plazo, y sus limitaciones son bastante lejanas, no deja de plantear interrogantes, y especialmente el del posible impacto en la inflación.
“Una aceleración crearía un problema de credibilidad del banco central, pero resolvería en parte el problema del aumento de la deuda pública. Sin embargo, esto no sería una buena noticia para los inversores en bonos del Estado, que verían el poder adquisitivo de sus inversiones erosionado por el aumento de los precios. Creemos que este riesgo es mayor que el de que los impuestos suban bruscamente, pero tiene la ventaja de ser más fácil de manejar: nada obliga a los inversores a invertir en bonos del Estado a una tasa cercana al 0%”, destaca en su análisis.