Renta fija estratégica: de exceso de bonos a escasez

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Foto cedidaFoto: Nicholas Ware, gestor de carteras del equipo de renta fija estratégica de Janus Henderson. Foto: Nicholas Ware, gestor de carteras del equipo de renta fija estratégica de Janus Henderson

Nicholas Ware, gestor de carteras del equipo de renta fija estratégica de Janus Henderson Investors, explica por qué cree que en la segunda mitad de 2020 habrá menos emisiones en los mercados de bonos corporativos, tras el vertiginoso volumen de nuevas emisiones de la primera mitad del año.

Tras las emisiones de bonos corporativos por un total de 1,2 billones de dólares desde el principio de 2020, un 95% más que en 2019 (*), ahora apuestan por una disminución de las emisiones netas investment grade en la segunda mitad del año, debido en parte a las recompras y pagos de bonos. En Janus Henderson creen que las empresas gestionarán sus calificaciones y niveles de apalancamiento de forma más contundente, tras la pandemia de COVID‑19, para asegurarse de cumplir los requisitos de los rescates de los bancos centrales en el futuro.

Valor en el investment grade en la siguiente caída de mercado

La Reserva Federal estadounidense (Fed) ha constituido dos líneas de crédito por la crisis de la COVID-19, la Primary Market Corporate Credit Facility (PMCCF) y la Secondary Market Corporate Credit Facility (SMCCF), para proporcionar liquidez a los bonos corporativos en circulación. Ambas formarán parte del conjunto de herramientas para la próxima recesión, en caso necesario.

El requisito para acceder a dichas líneas es que las empresas tuvieran una calificación mínima de BBB-/Baa3 de al menos dos agencias de calificación importantes a 22 de marzo de 2020. De igual modo, el Banco Central Europeo (BCE) ha utilizado su actual programa de compras del sector corporativo (CSPP) y un programa de compras por la emergencia de la pandemia (PEPP) recientemente creado, con el requisito de que la empresa tenga una calificación de investment grade de al menos una agencia para acceder.

Por tanto, el director financiero de una empresa sabe que tendrá que tener mucha más seguridad que simplemente investment grade de cara a la próxima caída del mercado para poder acceder a esas herramientas.

En Janus Henderson creen que las empresas y corporaciones se esforzarán para proteger sus calificaciones investment grade. Puede incluso que se vean empresas high yield que intenten volver a investment grade en los próximos años (también denominadas «estrellas nacientes»). Es lo que se vio en Europa en junio de 2016, cuando se lanzó el CSPP y muchas empresas se dieron cuenta de que les favorecía tener una calificación investment grade. En el gráfico 1 se muestra el patrón de cambio en las calificaciones tras las compras de bonos del BCE.

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Las empresas más grandes (las preferidas por Janus Henderson) suelen estar diversificadas, tener mayor acceso al capital y haber demostrado que pueden adaptarse a las crisis. Algo evidente dados los importantes recortes realizados en los dividendos, empleos e inversión en bienes de equipo para reforzar sus posiciones de crédito.

Por tanto, en la opinión de la gestora, el mercado está en un buen momento del ciclo de crédito, por lo que siguen siendo optimistas con respecto al crédito corporativo.

Los inversores se ponen al día con el cambio de comportamiento

Parece que los inversores se están poniendo al día con este cambio de comportamiento. El banco de inversión Bank of America realizó recientemente una encuesta entre los inversores, según la cual los clientes esperan muchos menos ángeles caídos (empresas investment grade rebajadas por debajo de esa categoría) para los próximos doce meses que hace solo unos meses.

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Por supuesto que habrá ángeles caídos, pero los expertos de Janus Henderson creen que quizá se esté exagerando, teniendo en cuenta las medias adoptadas por muchas empresas y el respaldo, tanto monetario como fiscal, de las autoridades. Entre marzo y mayo de este año, las empresas consiguieron suficiente financiación, proporcionando liquidez a sus operaciones. Ahora esperan que traten de reducir el apalancamiento de sus balances y recomprar bonos en la segunda mitad del año y el año que viene.

Además, la Fed sigue ahí en un segundo plano, también comprando bonos. Aunque la Fed ha incidido considerablemente en la confianza, no ha tenido que comprar muchos bonos en el mercado de nuevas emisiones, como vemos en el gráfico 3. Los datos, de BNP Paribas, muestran que las importantes recompras de bonos por parte de las empresas estadounidenses en junio dejaron el total de emisiones netas (línea de puntos) en apenas 6.500 millones de dólares en el mes, mientras que las emisiones brutas superaron los 100.000 millones de dólares, una importante reducción con respecto al periodo entre marzo y mayo.

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También hubo un gran número de emisiones en el mercado investment grade europeo en el segundo trimestre, ya que las empresas se dedicaron a acumular liquidez. De cara al verano, se espera una reducción de las emisiones, aunque el BCE tiene un papel preponderante al comprar bonos corporativos por unos 11.000 millones de euros al mes.

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Conclusión

Las diversas medidas adoptadas por las empresas, como adelantar las emisiones o reducir las inversiones y pagos a los accionistas, no compensan totalmente el impacto de la reducción de los beneficios de cara al futuro (debido a los dos shocks: la covid‑19 y la crisis del petróleo), pero deberían dejarlas bien posicionadas para 2021. En Janus Henderson creen que la reducción de las emisiones durante el resto de 2020 será un factor importante para seguir respaldando la clase de activos del crédito.

 

 

Notas: 

(*) A 19 de junio de 2020

 

Información importante:

Este documento recoge las opiniones expresadas por el autor en el momento de su publicación y podrían ser diferentes de las de otras personas y otros equipos de Janus Henderson Investors. Los sectores, los índices, los fondos y los valores que se mencionan en este artículo no constituyen ni forman parte de ninguna oferta o invitación para comprarlos o venderlos. La rentabilidad pasada no es indicativa de rentabilidades futuras. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas puede disminuir y aumentar y es posible que los inversores no recuperen la cantidad invertida inicialmente. La información recogida en este artículo no reúne las condiciones para considerarse recomendación de inversión.

Emitido por Janus Henderson Investors. Janus Henderson Investors es la denominación con la que ofrecen productos y servicios de inversión Janus Capital International Limited (número de registro: 3594615), Henderson Global Investors Limited (número de registro: 906355), Henderson Investment Funds Limited (número de registro: 2678531), AlphaGen Capital Limited (número de registro: 962757), Henderson Equity Partners Limited (número de registro: 2606646) (registradas en Inglaterra y Gales, con domicilio social en 201 Bishopsgate, Londres EC2M 3AE y reguladas por la Autoridad de Conducta Financiera) y Henderson Management S.A. (número de registro:  B22848, con domicilio social en 2 Rue de Bitbourg, L-1273, Luxemburgo y regulada por la Commission de Surveillance du Secteur Financier).

Janus Henderson, Janus, Henderson y Knowledge. Shared son marcas comerciales de Janus Henderson Group plc o de una de sus sociedades dependientes. © Janus Henderson Group plc.

 

 

 

En busca de resiliencia: ¿cómo piensan mejorar las compañías sus modelos de negocio?

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El COVID-19 ha roto los esquemas de las empresas premiando a aquellas que son capaces de adaptarse con rapidez. Según la última encuesta publicada por HSBC, las compañías en todo el mundo realizan cambios operacionales significativos para ser más resilientes, tras ver que sus modelos de negocio no eran lo suficientemente para enfrentarse a los efectos de la pandemia del COVID-19.

De acuerdo con la encuesta Resiliencia Navigator: Hacia una reconstrucción efectiva, realizada en 2.604 empresas en 14 países y territorios del mundo, muchas de ellas descuidaron, antes de la contingencia, planes en materia de tecnología, finanzas y sustentabilidad. El 47% de ellas consideró que pudo haber estado más preparado para enfrentarse a los desafíos de los últimos meses. 

Según indican las conclusiones, para algunos, el trabajo remoto expuso debilidades en sus planes de continuidad, por lo que en los últimos seis meses, herramientas como el internet de alta velocidad y de videoconferencia fueron muy utilizadas. Incluso, la inversión en tecnología e innovación destaca hoy como una prioridad para los próximos cinco años para los países con un 28% de las respuestas.

Asimismo, la disponibilidad de flujo de efectivo fue también un desafío, ya que sólo 43% de las empresas consultadas dijo haber realizado pasos previos para fortalecer su posición financiera. 

“La crisis ha obligado a muchas empresas a adaptarse, y casi dos tercios (63%) ya han realizado cambios en sus operaciones. Casi la mitad de las empresas de los 14 mercados (44%) dijo que cambiará aún más sus productos y servicios, ya sea diversificando o modificando su oferta a las necesidades del mercado”, señalan las conclusiones del informe. 

De acuerdo con los resultados de la encuesta global, en el largo plazo, los planes de negocios de las empresas ahora requieren un profesionales más ágiles, para enfrentarse a un trabajo más flexible, e incluso cambios en las instalaciones de producción y oficina, además de un mayor enfoque en la tecnología y la sustentabilidad. 

¿Qué aspectos mejorar?

Los encuestados reconocen e identifican las áreas en las que tendrán que trabajar tras esta pandemia. Por ejemplo, más de dos tercios (69%) consideran que la tecnología hará posible que el trabajo flexible sea una práctica estándar y un tercio (34%) espera reducir sus viajes aéreos. 

Además, seis de cada 10  encuestados (61%) piensan que la colaboración virtual se convertirá en una práctica estándar en los próximos dos años; 57% dice que las reuniones virtuales, internas y externas, están aquí para quedarse incluso después de que se cancelen las medidas de cierre. Por último, destaca la sostenibilidad como motor para impulsar la recuperación: más de nueve de cada 10 (91%) expresan que podrían rediseñar sus negocios y hacer que sus cadenas de suministro sean más sustentables. 

“Las empresas no están esperando a que se les diga cómo reconstruirse mejor; ya están en ello. La tragedia social y el enorme daño económico causados por el COVID-19 han acelerado los planes de transformación de las empresas y han llevado a las interdependencias de las relaciones al pensamiento de los líderes empresariales. La historia nos muestra que algunas empresas pueden fracasar para salir de una recesión, por lo cual es vital que sus tomadores de decisiones sigan adelante en sus esfuerzos para hacer que sus compañías sean más ágiles y resilientes», señala Barry O’Byrne, director global de Banca de Empresas de HSBC

Apoyo entre empresas, un factor de sobrevivencia 

La encuesta global de HSBC también señala que hubo una colaboración importante entre las empresas durante la crisis, lo que ha sido clave para la supervivencia de muchas de ellas. Según HSBC, el 55% de las compañías afirmaron que compartieron intercambio de información, experiencias y conocimientos, el 51% relajó sus condiciones de pago y el 36% colaboró con otras empresas para hacer posible que siguieran llevando sus productos a sus clientes. 

La encuesta también identifica una serie de cambios que las empresas de los 14 países esperan hacer en sus cadenas de suministro en los próximos dos años en un intento por aumentar la transparencia y la seguridad. Por ejemplo, tres de cada diez (29%) desean diversificar su cadena de suministro y trabajar con más socios, y una cuarta parte quiere trabajar con empresas en mercados más estables (26%). Por el contrario, un tercio planea restringir o acortar sus cadenas de suministro para reducir el riesgo. 

Por último, más de dos tercios (67%) planean aumentar la seguridad de su cadena de suministro identificando y asegurando proveedores críticos (31%), y tres de cada diez planean revisar la capacidad de sus proveedores para resistir futuras crisis.

Las materias primas parecen listas para volver a brillar

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En un año récord para los precios de los activos y con el oro acaparando los titulares de la prensa, Mark Haefele, Chief Investment Officer, UBS Global Wealth Management, considera que nos dirigimos a un repunte de los precios de las materias primas.

“A medida que la amplia liquidez proporcionada por los bancos centrales se abre paso en la economía real, creemos que se han establecido las condiciones para una recuperación del crecimiento sólido y sincronizado en todo el mundo. Esto debería allanar el camino para un repunte de la demanda de materias primas, especialmente en el mundo desarrollado, mientras que la demanda china de materias primas se mantiene optimista”, explica el experto en un informe.

“Los índices generales de materias primas ya han obtenido ganancias sólidas en el tercer trimestre: los rendimientos totales del índice BCOM son del 9,9% y del 8% para el UBS Bloomberg CMCI. Esperamos que este repunte continúe y pronosticamos que los índices de materias primas ampliamente diversificados se apreciarán en casi un 15% durante los próximos 12 meses”, añade.

El analista de UBS piensa que es probable que esta fortaleza se base en varios factores clave:

Los productos básicos deberían beneficiarse de la progresiva mejora la economía mundial: “Según nuestro análisis histórico, los rendimientos trimestrales de las materias primas tienden a ser más altos cuando se acelera el crecimiento económico. En nuestro análisis, los rendimientos fueron más del doble cuando el PIB de las economías avanzadas ganó velocidad durante la ventana muestral completa de más de 30 años. El mensaje clave aquí es que no debemos esperar hasta que el crecimiento del PIB en el mundo desarrollado vuelva a estar por encima de la tendencia para perseguir la clase de activos. Si bien las materias primas se comportan con fuerza en las últimas etapas de un ciclo económico, también se pueden encontrar buenos rendimientos cuando la actividad económica se acelera, incluso desde territorio negativo”.

Las limitaciones de suministro y los bajos niveles de inventario conducen a precios más altos en varios productos básicos clave: “Los mercados del petróleo son un ejemplo notable. La OPEP y sus aliados (OPEP +) han mostrado una gran unidad; el suministro mundial de petróleo crudo se contrajo a un mínimo de nueve años de c. 87mbpd en junio. Dada la disciplina del grupo para mantener su acuerdo de recorte de producción y con la demanda de petróleo que continúa recuperándose, el mercado está mal abastecido y los inventarios de petróleo están comenzando a caer. Más allá de la energía, esperamos que el suministro de cobre caiga este año en más de un 3% debido a la pandemia de COVID-19. Esta disminución de la oferta, principalmente debido a problemas mineros y la falta de chatarra de cobre disponible, también podría desencadenar un menor repunte en el crecimiento de la oferta el próximo año, ya que se está eliminando la nueva capacidad de la mina. Finalmente, a medida que las economías se reabren aún más, anticipamos una recuperación gradual de la demanda de productos básicos blandos clave como el café, el cacao y el azúcar”.

El oro tiene margen para recuperarse aún más: “La venta masiva del oro fue impulsada por un repunte en las tasas reales a 10 años después de caer a mínimos históricos en territorio negativo. La demanda de oro de este año se ha visto impulsada principalmente por entradas récord a los fondos cotizados en bolsa de oro, por lo que la reacción de los precios fue exagerada y debería verse en el contexto de la fuerte subida de precios antes del retroceso. El 17 de agosto el oro ya se había recuperado a USD 1.954 / oz. Con la Fed continuando reprimiendo las tasas nominales y aumentando las expectativas de inflación, mantenemos nuestra previsión para fin de año de USD 2,000 / oz. A corto plazo, el oro puede subir hasta los 2.300 USD / oz, especialmente si aumentan las tensiones geopolíticas”.

En UBS ven una gran variedad de oportunidades en el espacio de los productos básicos: “Entre otras recomendaciones, para posiciones largas y amplias en materias primas, los inversores pueden considerar el uso de índices de materias primas de segunda generación, cuyo objetivo es reducir el costo de la renovación de contratos de futuros. Más específicamente, mantenemos una actitud positiva en una variedad de metales preciosos, incluidos el oro, la plata y el platino”.

“Anticipamos ganancias aún mayores en metales industriales y energía. Específicamente, esperamos que continúe la recuperación del petróleo. Para los inversores más conservadores que pueden utilizar opciones, como alternativa a la posición larga, el repunte de la volatilidad de las opciones en todos los metales preciosos ofrece una oportunidad de vender opciones de venta y obtener rendimiento de la prima de la opción. Asimismo, en petróleo, recomendamos considerar la venta de put en crudo Brent con precios de ejercicio por debajo de los niveles actuales y con un vencimiento a seis meses”, concluye en informe.

 

 

 

RWC Partners recauda fondos para Breakthrough Miami

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El equipo de Mercados Emergentes y Fronterizos de RWC Partners con sede en Miami, Londres y Singapur ha elegido la organización Breakthrough Miami para apoyarla en el contexto de la crisis generada por el COVID-19.

Además, la compañía ha llevado a cabo eventos en los últimos tres meses como corre caminatas, o carreras en bicicleta para combatir la pandemia.

En ese sentido, el pasado domingo muchos trabajadores de RWC participaron con caminatas, carreras de bicicletas, pruebas acrobáticas, en un evento llevado a cabo el pasado domingo.

John Malloy, RWC Emerging Markets Portfolio Manager ha apoyado a Breakthrough Miami durante más de una década.

RWC triplicará todos los fondos recaudados, hasta alcanzar un total de 300.000 libras bajo su programa RWC Covid-19 Response Initiative.

Desde el lanzamiento del programa en junio, más de 40 personas de RWC se han unido a los esfuerzos de recaudación de fondos desde sus oficinas de Londres, Miami y Singapur, recaudando más de 60.000 libras, donando así un total de más de 180.000 libras a 17 organizaciones diferentes.

“Esperamos que este programa no solo cree un valor significativo para cada una de las organizaciones benéficas involucradas, sino que también revitalice a nuestra propia gente a través de una cultura continua de amabilidad, respeto mutuo y curiosidad. En un momento en el que no estemos físicamente juntos, esto proporciona otro hilo de propósito común para todos nosotros», dijo Dan Mannix, CEO de RWC Partners.

 

Morgan Stanley anuncia una ayuda de 100.000 dólares a Médicos Sin Fronteras en México y Brasil

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Morgan Stanley anunció una ayuda de 100.000 dólares a la ONG Médicos Sin Fronteras (MFS) para su trabajo en América Latina. Esta financiación, que se suma a una subvención existente de Morgan Stanley para el trabajo de MSF en Europa, contribuirá a la  misión de proporcionar cuidados intensivos a pacientes críticamente enfermos, aislamiento médico para casos leves o moderados de COVID-19 y promoción de la salud en zonas urbanas y rurales de México y Brasil.

Los equipos de MSF están trabajando en proyectos en todo el mundo para luchar contra la propagación del COVID-19 y para mantener otras ayudas médicas que salvan vidas para las comunidades que están aún más amenazadas por esta pandemia.

 “Los grupos locales y los trabajadores de la salud necesitan asistencia directa y herramientas esenciales en la lucha contra el COVID-19”, dijo John Moore, director general y director para América Latina de Morgan Stanley. «Estamos orgullosos de apoyar a MSF en su misión de brindar atención médica donde más se necesita y aplaudimos al equipo de MSF por su importante trabajo que está salvando miles de vidas en todo el mundo».

MSF está trabajando en más de 70 países para responder a la pandemia de COVID-19. A medida que sigue aumentando el número de casos de COVID-19 en México, MSF ha estado brindando atención médica y psicológica a migrantes, refugiados y personas sin hogar en albergues, hostales, hoteles y comedores comunitarios alrededor de la Ciudad de México y a lo largo de la ruta migratoria a través de México.

Los equipos de MSF también ofrecen consejos prácticos al personal, voluntarios, visitantes y residentes de estas instalaciones sobre las formas de prevenir la transmisión del virus.

“Estamos orgullosos de asociarnos con MSF para apoyar a la gente de México y sus profesionales médicos que trabajan incansablemente en el frente para luchar contra la pandemia mundial”, dijo Jaime Martínez-Negrete, director nacional de Morgan Stanley en México. «Esperamos que esta donación ayude a abordar algunos de los desafíos que prevalecen especialmente en las comunidades vulnerables durante esta crisis de salud».

“Esta generosa subvención de Morgan Stanley nos ayudará a continuar nuestro trabajo sobre el COVID-19 en países especialmente afectados por esta pandemia”, dijo Avril Benoît, directora ejecutiva de Médicos Sin Fronteras (MSF) en los Estados Unidos. «Ahora que nos enfrentamos a una crisis de salud mundial sin precedentes, confiamos en la generosidad de nuestros donantes para brindar atención médica que salve vidas y apoyo a los esfuerzos de salud pública en América Latina y en todo el mundo».

Los proyectos de respuesta al COVID-19 de MSF en México incluyen, entre otros:

• MSF ha abierto dos centros COVID-19 en Reynosa y Matamoros, a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.

• MSF continúa su intervención en Nuevo Laredo, evaluando e implementando medidas de infección, prevención y control (PCI) en albergues para migrantes.

• En Tenosique, en el sur de México, los equipos de MSF han brindado apoyo al refugio La 72 para implementar los protocolos de IPC y prepararse para cuando se reporte un caso de COVID-19 dentro del refugio.

Esta es la acción más reciente que ha tomado Morgan Stanley para apoyar a las comunidades que luchan contra la pandemia de COVID-19 a nivel mundial, como parte de un compromiso por valor de 25 millones de dólares.

Estas ayudas se han otorgado a organizaciones enfocadas en la lucha contra la enfermedad, el cuidado de los enfermos y la provisión de alimentos y apoyo financiero a los más vulnerables de las comunidades que luchan contra la pérdida económica.

 

Las brechas de rentabilidad de los inversores de EE.UU. se cierran con el crecimiento y la madurez de la industria

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El estudio anual Mind the Gap de Mornigstar sobre los rendimientos de los inversores estadounidenses descubrió que las áreas que albergan la mayor parte de los activos de estos han mostrado brechas de rendimiento más estrechas a lo largo del tiempo.

El estudio que mide cómo se comparan los resultados reales de los inversores con los rendimientos totales analiza el comportamiento del dólar promedio invertido en fondos mutuos y los ETFs y lo compara con el rendimiento ponderado en el tiempo que lleva el fondo.

El período de estudio contiene a la última década con fecha de finalización al 31 de diciembre del 2019.

La diferencia, o «brecha», representa el impacto que tuvo el momento de las compras y ventas de los inversores en los resultados de inversión que lograron.

Dos de los grupos de categorías más grandes de EE.UU., los fondos de renta variable y fondos de asignación, obtuvieron los mejores resultados, mostrando rendimientos positivos. 

«Si bien los rendimientos de los inversores reflejan una variedad de factores e incluyen el control de algunos inversores externos, el hecho de que la ‘brecha’ haya disminuido constantemente durante los últimos dos períodos de 10 años es notable y sugiere que la experiencia del inversor ha mejorado con el tiempo», dijo Amy. C. Arnott, portfolio strategist de Morningstar.

Arnott destaca que los rendimientos ponderados en dólares mejoraron significativamente una vez que el mercado de 2008 quedó fuera del rango de estudio y agregó que se ve “una maduración de la industria de fondos a medida que crece en tamaño y las entradas y salidas netas de efectivo comienzan a tener menos peso».

Además, el estudio observa que la brecha entre los rendimientos de los inversores y los totales informados se está cerrando.

Por otro lado, los beneficios que experimentaron los inversores fueron solo ligeramente más bajos en aproximadamente 5 puntos básicos por año que los totales informados durante el período final de 10 años.

Los fondos mixtos, que combinan acciones, bonos y otras clases de activos, obtuvieron los mejores resultados, con una brecha positiva de 40 puntos básicos.

Los fondos de renta variable estadounidenses, que representan una gran mayoría de dólares de los inversores, también mostraron una brecha positiva de 29 puntos básicos entre los rendimientos de los inversores y los rendimientos totales.

Los fondos alternativos, specialty equity funds y municipal-bond funds mostraron brechas de rendimiento negativas, en parte debido a los flujos de efectivo cambiantes, que también fueron mal sincronizados, lo que subraya el hecho de que puede ser más difícil para los inversores usarlos de manera efectiva.

De los siete principales grupos de categorías de EE.UU., cuatro han mostrado una mejora en las brechas de rendimiento durante los últimos cinco períodos de 10 años.

La mayoría de los grupos de categorías con las bases de activos más grandes han mejorado, lo que significa que la experiencia promedio del inversionista para la mayor parte de los dólares de los inversionistas ha mejorado con el tiempo.

La tendencia general de mejores rendimientos para los inversores para los fondos con menor volatilidad subraya la importancia de tener en cuenta este factor en las decisiones de inversión.

Por primera vez, el estudio incluye datos que ilustran un escenario hipotético en el que un inversionista contribuyó con inversiones mensuales iguales, o promediando el costo en dólares, a los fondos en cada grupo de categoría amplia.

El estudio encontró que en áreas con brechas positivas de retorno, los inversionistas que siguieron un enfoque de inversión sistemático habrían tenido peor suerte.

Por el contrario, a los inversores les habría ido significativamente mejor si hubieran adoptado un enfoque de promediado de costos en dólares en los grupos de categorías con las mayores brechas de rendimiento negativo, como las acciones internacionales y los fondos de acciones sectoriales.

 

El contexto global favorece un posicionamiento estratégico en oro

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La firma de asesoría financiera Criteria está incorporando el oro como activo estratégico de sus carteras y en un reciente informe fundamenta su decisión, basada en un pronóstico alcista del metal que se prolongue en el tiempo.

El reciente rally del oro supera el rendimiento de cualquier otra clase de activo global relevante en el 2020. Con un precio en torno a los 2.000 dólares por onza, el retorno del 30% en lo que va del año desplaza las ganancias observadas en el S&P (acciones de EE.UU.) del orden del 5% o la renta fija de alta calidad de ese país, entre otros pocos tipos de activos que muestran retornos positivos en este crítico periodo”, señalan desde la empresa con clientes en Argentina y Uruguay.

Según los analistas de Criteria, “el último proceso de apreciación en el metal, un típico activo de refugio en los portafolios, se explica por una serie de factores. En rigor, tasas reales que caen y riesgos de inflación que se elevan. Esto último como consecuencia esperada del monumental estímulo de los gobiernos durante la pandemia. Para dar una idea de dimensiones, el esfuerzo fiscal en EE.UU. sólo puede compararse con episodios de Guerra Mundial, mientras que el apoyo monetario de la Reserva Federal supera en magnitudes lo observado en la crisis del 2008”.

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El tercer bull market del oro en los últimos cincuenta años

El informe destaca que “la combinación de tasas a la baja y riesgos de inflación en aumento implica una cosa: tasas reales deprimidas, incluso ya negativas en muchos casos y con tendencia a la baja. Para inversores que buscan protegerse durante la crisis, el menú de activos considerados seguros con rendimiento “aceptable” es cada vez más limitado: hoy hay cerca de 15 billones de dólares en bonos que rinden tasa negativa; es decir, el inversor paga por colocar el ahorro y no al revés. Este elemento extraordinario es el driver principal del proceso de suba del oro, que se afianza como un sustituto ideal de bonos de alta calidad”.

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“El rendimiento del bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años oscila en torno al 0,7% anual. Por ende, los flujos que el inversor resigna al rotar desde Treasuries hacia el oro (un activo que no genera flujos) son reducidos. A cambio, el inversor incorpora cobertura inflacionaria en un contexto de incertidumbre geopolítica y expectativa de debilidad en el dólar. En ese sentido, el índice DXY (mide el valor de la divisa norteamericana en relación con las monedas de sus pares comerciales) cae 4% en el año. La tendencia en el dólar es de mayor debilidad como resultado del veloz ritmo de emisión monetaria de la Reserva Federal y las expectativas de magro crecimiento económico. Por lo tanto, las políticas sin precedentes por lo expansivo, convierten al oro en la “moneda de último recurso” ante los inversores. Históricamente, los ciclos alcistas del oro de extienden por muchos años. De este modo, el oro podría emprender su tercer bull market en los últimos cincuenta años”, informan desde Criteria.

 

 

 

 

¿Cómo diseñar una estrategia de renta fija tanto para la resiliencia como para la recuperación?

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Photo: Nick Hayes, Head of Total Return & Fixed Income Asset Allocation, AXA Investment Managers. Photo: Nick Hayes, Head of Total Return & Fixed Income Asset Allocation, AXA Investment Managers

En el apogeo de períodos de crisis, como el experimentado a principios de este año, es cuando los inversores esperan que la renta fija demuestre su valor al proporcionar la resiliencia necesaria para capear la tormenta. Sin embargo, eso no es todo lo que ofrece el diverso universo global de renta fija en la actualidad.

En nuestra opinión, las estrategias flexibles, sin restricciones y centradas en la rentabilidad de renta fija deberían diseñarse para utilizar su flexibilidad para navegar en el cambiante entorno macro y de mercado. Eso no quiere decir que siempre estarán en territorio positivo, pero la idea general es una estrategia que tiene el potencial de generar retornos atractivos ajustados al riesgo a través de un ciclo económico.

Lograr el equilibrio adecuado a través de diferentes factores de riesgo y de potenciales oportunidades es clave para gestionar nuestra estrategia de bonos estratégicos globales. Queremos asegurarnos de tener suficientes municiones, tanto para proporcionar un grado de resiliencia cuando sea necesario, como para participar tanto como sea posible en los mercados de recuperación que inevitablemente siguen las caídas del mercado.

Durante gran parte de 2019 y 2020, nos hemos posicionado en torno a tres temas principales: posicionarnos en duración, estar selectivamente largos en crédito y mantener posiciones de cobertura en la cartera. A medida que los mercados evolucionan ahora desde un período de crisis a uno de recuperación, el énfasis relativo que ponemos en cada uno de estos temas puede estar cambiando, pero nuestras convicciones permanecen firmes.

Rotación de resiliencia a recuperación

La base de nuestra estrategia flexible y sin restricciones es un marco simple y transparente que divide el universo de la renta fija en tres categorías: defensiva, intermedia y agresiva. La figura 1 muestra la división entre estas categorías a finales de julio de 2020, en comparación con marzo de 2020, y destaca cómo ahora está cambiando la estrategia para enfocarla en torno a la recuperación.

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La figura 1 muestra que nuestra estrategia llegó a 2020 con una posición relativamente defensiva en función de nuestras observaciones que indicaban que nos estábamos acercando al final del ciclo de inversión. También muestra que para el verano habíamos rotado significativamente la cartera más hacia los activos intermedios y los agresivos que se han beneficiado de la recuperación.

El cambio en el énfasis relativo de nuestros tres temas clave se explica a continuación:

Posicionamiento en duración de la calidad: a principios de 2020, los rendimientos de los bonos gubernamentales convencionales eran bajos, pero creíamos que podrían bajar aún más si se acerca el final del ciclo. Aunque hemos reducido bastante la exposición desde marzo, seguimos pensando que es necesario mantener siempre una parte de la cartera en el extremo más defensivo del espectro para compensar por algunos de los activos más “interesantes” que proporcionan el mejor medio para entregar el perfil potencial que los inversores esperan de su asignación básica de renta fija.

Selectivamente largos en crédito: dicho esto, una estrategia de retorno total sin restricciones atrae a inversores que buscan utilizar la renta fija como un activo de crecimiento, por lo que, si bien la preservación del capital es clave, es igualmente vital tener exposición a un grupo diverso de activos que buscan rentabilidad. Habíamos sido cautelosos con el riesgo de propagación durante gran parte de 2019 y principios de 2020, y preferimos poseer cestas de valor más pequeñas. Después de la crisis, ahora estamos empezando a volvernos más oportunistas con valoraciones más baratas en el crédito de los mercados desarrollados y los mercados emergentes. Desde marzo también hemos participado en algunas nuevas emisiones de crédito con grado de inversión con atractivos diferenciales.

Coberturas de cartera: creemos que tener niveles elevados de efectivo es importante en períodos de incertidumbre. Si bien no hay rendimiento, tampoco hay riesgo. Los niveles de efectivo han bajado un poco durante la recuperación a medida que rotamos la cartera hacia oportunidades beta más altas. Continuamos utilizando CDS (credit default swaps) para acotar tácticamente el riesgo al alza y la baja en la deuda high yield, que creemos seguirá siendo una característica importante ya que no esperamos que la recuperación ocurra en línea recta.

Aunque la estrategia perdió valor cuando la crisis alcanzó su punto máximo en marzo, pudimos mitigar la caída en comparación con los pares y el mercado, recuperando nuestras pérdidas con relativa rapidez. Es igualmente importante que el desempeño de la estrategia se ha vuelto sustancialmente positivo, con un rendimiento superior al 4,5% en lo que va del año (*). Vale la pena volver a enfatizar que, en términos generales, los inversores en estrategias de rentabilidad total tienen cierto apetito por los mercados a la baja, sabiendo que los activos de riesgo suelen ser los primeros en recuperarse después de una crisis y que cualquier recuperación tiene el potencial de ser altamente rentable.

Este enfoque en la rotación flexible de la cartera para posicionarla según sea apropiado para la resiliencia o la recuperación es el núcleo del enfoque de la estrategia. Es interesante destacar el desempeño de la estrategia durante los períodos turbulentos pasados ​​durante los últimos tres años, para demostrar cómo pretendemos participar tanto como sea posible tanto en los períodos de resiliencia como de recuperación.

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La figura 2 muestra el desempeño de la estrategia durante 2018 en un año turbulento para los mercados, avivado por los temores de desaceleración del crecimiento global y endurecimiento de la política monetaria, seguido por la recuperación del mercado en el primer semestre de 2019. Durante la fase de “resiliencia” (de 01/05/2019 a 31/12/2019), la estrategia generó una rentabilidad total del 0,68%, superando a su Morningstar Peer Group, que obtuvo una rentabilidad de – 1,13% durante el mismo período. En la siguiente fase de “recuperación” que tuvo lugar en el primer semestre de 2019 (de 01/01/2019 a 30/06/2019), la estrategia también logró superar a su Morningstar Peer Group, obteniendo un 6,95% y un 6,37% respectivamente.

Sin embargo, la figura 3 nos enseña que tener un desempeño superior en las fases de «resiliencia» y «recuperación» no es sencillo, ya que las estrategias que sufren mayores caídas tienen más probabilidades de recuperarse más rápido. Las consecuencias del COVID-19 que todavía perduran lo demuestran bien: durante el período real de crisis, de marzo a principios de abril (cuando intervinieron los bancos centrales con sus programas de estímulo), nuestra estrategia sufrió una caída del -6,45%, en comparación con el -11,02% para el grupo de fondos comparables, por lo tanto, superando significativamente a sus pares durante la fase de «resiliencia». Dicho esto, como se muestra en la figura 3, desde principios de abril la recuperación ha sido hasta ahora más pronunciada en el Peer Group, dado que el mínimo alcanzado en marzo fue mucho mayor, probablemente debido a la mayor concentración promedio de riesgo crediticio que tienen sus fondos comparables. Sin embargo, lo más importante es que, tomando las fases de «resiliencia» y «recuperación» (de 09/03/2020 a 23/07/2020), nuestra estrategia ha obtenido un rendimiento del 1,51% en comparación con el 0,59% del grupo de fondos comparables.

Si bien el desempeño pasado no es una guía para el desempeño futuro, es útil ver el desempeño durante el primer semestre de 2020 en este contexto, en otras palabras, considerar no solo la resiliencia relativa en el punto álgido de la crisis, sino también el potencial para participar en la recuperación durante el período venidero, a la que ahora dirigimos nuestra atención.

Mirando hacia el futuro

El COVID-19 ha sido un gran impacto para el mundo y sigue habiendo una gran cantidad de incertidumbre en torno al virus en sí y el impacto económico y de mercado en curso. Para nosotros, será tan importante como siempre mantener el posicionamiento de la cartera con el potencial de ofrecer el tipo de resultados que esperan nuestros inversores.

En términos de lo que podemos observar hoy, vemos una batalla en curso entre los fundamentos y los aspectos técnicos. Esperamos un contexto macroeconómico fundamental débil durante algún tiempo, pero hasta ahora esto se ha visto superado por fuertes datos técnicos respaldados por la política en todo el mundo. En este contexto, el sentimiento y las valoraciones son mixtos.

Partes del crédito high yield y de los mercados emergentes tienen precios atractivos, pero esperamos que aumenten los impagos. Por lo tanto, vemos oportunidades para ir a la caza de rendimientos, pero en este entorno no somos los máximos optimistas en cuanto al crédito y aún vemos el mérito de equilibrar los riesgos con los bonos gubernamentales convencionales que, incluso a niveles bajos de rendimiento, ofrecen propiedades defensivas potenciales. Especialmente considerando qué perfil debería ofrecer una estrategia como la nuestra a los inversores.

Es importante destacar que no creemos que la recuperación se produzca en línea recta y que persista la volatilidad. Tenemos la intención de jugar eso empleando la flexibilidad de nuestra estrategia para recoger activos que se cotizan para ofrecer potencialmente buenos rendimientos durante los próximos 12 meses. Sin embargo, seguiremos utilizando coberturas de efectivo y de cartera para hacerlo con cautela.

En general, creemos que un entorno de bajo rendimiento/alta volatilidad requiere estrategias flexibles y sin restricciones. Será importante mantener el enfoque en la transparencia y la gestión de riesgos, ya que la renta fija global es un espectro amplio con muchas trampas. En nuestra opinión, la clave para navegar lo que venga a continuación es una asignación de activos diversificada y gestionada activamente, combinada con una selección de valores de alta convicción, con el objetivo en última instancia de ofrecer rendimientos atractivos ajustados al riesgo.

 

 

Columna de Nick Hayes, responsable de la asignación de activos en las estrategias de retorno total y renta fija de AXA Investment Managers.

 

Notas:

(*) Fuente: AXA IM y Morningstar. La rentabilidad se muestra neta de comisiones para una cuenta representativa de la estrategia Global Strategic Bond (moneda base USD).

 

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México: el uso de fondos de emergencia en 2020 causará mayor vulnerabilidad hacia delante

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Los analistas de BBVA México Arnulfo Rodríguez y Carlos Serrano cuantifican en un informe el alcance del uso de los fondos de emergencia durante la pandemia de coronavirus. Los expertos constatan una mayor vulnerabilidad para el sector público que hace temer una degradación crediticia de México y, en consecuencia, defienden la necesidad de una reforma fiscal y de un replanteamiento del uso de los fondos de emergencia.

Cuantificando el uso de fondos de estabilización presupuestaria

«Para hacer frente a la caída en ingresos públicos derivada de la crisis económica actual, México cuenta con algunos fondos de estabilización presupuestaria. Entre estos fondos destacan el FEIP y FEIEF por el tamaño de sus recursos. Al cierre del segundo trimestre, ambos fondos incrementaron su saldo a 176.964 millones de pesos (0.9% del PIB) y 63.633 millones de pesos (0.3% del PIB), respectivamente (Gráfica 1).

El aumento observado fue de 18.420 millones de pesos y 3.173 millones de pesos con respecto al cierre de 2019, respectivamente. No obstante, la fuerte caída anual en los ingresos públicos a partir de abril de este año y que muy probablemente continuará hasta marzo de 2021 hará que la SHCP recurra al uso de dichos fondos para evitar mayores recortes al gasto público», dice el informe.

«El año pasado los saldos del FEIP y FEIEF disminuyeron por 88.147 millones de pesos y 15,888 millones de pesos, respectivamente (Gráfica 2). La activación de ambos fondos se debió principalmente al impacto de la desaceleración económica en los ingresos tributarios y a la menor recaudación de ingresos petroleros. En el caso del primero de los fondos, el gobierno federal usó alrededor de 125.000 millones de pesos durante 2019. En relación con el FEIEF, este mecanismo fue activado a partir de mayo de 2019 como una medida para compensar la menor recaudación federal participable observada el año pasado», añaden los expertos de BBVA.

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«A finales de enero de este año, Gabriel Yorio, Subsecretario de Hacienda, mencionó que se podrían usar 80.000 millones de pesos del FEIP en caso de que el crecimiento económico resultara menor a la expectativa de 2,0% que tenía el gobierno federal para 2020. No obstante, prevemos que la grave crisis económica derivada de la pandemia se reflejará en una caída de 10% del PIB real y en una pérdida de ingresos tributarios por 338.842 millones de pesos en relación a la estimación para la recaudación tributaria dada a conocer en los Pre-Criterios Generales de Política Económica 2021. Este es un escenario mucho más negativo al que se podía prever cuando el subsecretario hizo esas declaraciones», revela el informe.

«De acuerdo con las reglas de operación del FEIP, el gobierno federal ha constituido una reserva por 102.235 millones de pesos al 2T20. Cabe mencionar que para este año el monto máximo permitido de reducción anual de reserva es 156.745 millones de pesos. Dado que la reserva del FEIP fue 93.154 millones de pesos al 4T19, el gobierno federal podría dejar un saldo positivo en la reserva al usar menos de 102.235 millones de pesos para compensar los menores ingresos presupuestarios. Anticipamos que el gobierno federal dispondrá de por lo menos 100.000 millones de pesos de dicho fondo para compensar parcialmente la pérdida esperada en recaudación tributaria mencionada anteriormente. Asimismo, la SHCP informó que transfirió 20.000 millones de pesos del FEIEF a las 32 entidades federativas en los primeros días de julio. Prevemos que estas transferencias continúen en los siguientes meses para compensar las menores participaciones federales que se entregarán a dichas entidades», añade la nota de BBVA México.

Un panorama complicado para 2020 y 2021

Según el análisis de los expertos de BBVA, «el gobierno federal enfrenta un panorama muy complicado en materia de finanzas públicas para 2020 y 2021. La activación del FEIP y FEIEF ante los menores ingresos tributarios y petroleros de este año provocará que ambos fondos experimenten una drástica reducción en sus saldos. Lo anterior se traducirá en una mayor vulnerabilidad de las finanzas públicas ante choques externos o internos que afecten la evolución de los ingresos públicos en 2021″.

Si bien es previsible que en el siguiente año se siga observando una debilidad en la recaudación tributaria, es factible que se cuente con recursos del remanente operativo del Banco de México significativamente mayores al promedio histórico debido a la depreciación del peso durante 2020.

«Esta situación de mayor fragilidad de las cuentas públicas hace aún más imperativa la necesidad de contar con una reforma fiscal que coadyuve a mitigar el riesgo de más degradaciones en la calificación crediticia soberana. Asimismo, los retos presupuestarios actuales que están afectando a las entidades federativas podrían verse como una oportunidad para incrementar su propia recaudación mediante mecanismos que hagan más eficiente el cobro de la tenencia vehicular, el impuesto del predial y el impuesto de nómina», señalan los autores.      

«Pensamos que hacia adelante es necesario replantear el funcionamiento de estos fondos de emergencia. Estos son fondos que han acumulado recursos en años en los que el gobierno federal ha incurrido en déficits públicos. Es decir, el gobierno se ha endeudado para ahorrar, lo cual solamente haría sentido financiero si se tuviera la certeza de que los rendimientos de las inversiones de esos fondos fueran mayores al costo de emisión de la deuda soberana. Si esto no fuera el caso, se debería hacer un replanteamiento del funcionamiento de estos fondos. Hasta la fecha, los fondos de emergencia han servido para compensar menores ingresos a los estimados. Consideramos que el gobierno debería rediseñarlos para conferirles fines contracícliclos y que solamente pudieran ser utilizados durante periodos de contracción económica», concluyen.

 

Argentina: hacia una economía post cuarentena y reestructuración de la deuda

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En las últimas semanas, la cuarentena comenzó a desandarse gradualmente en Argentina, especialmente en lo que a la producción respecta. Pese a que los casos de coronavirus siguen creciendo, la decisión oficial de extender -sin mayores cambios- hasta el 30 de agosto las medidas en varias regiones del país muestra que no hay margen para endurecer las restricciones aún cuando el sistema sanitario está más demandando, señala en un informe la consultora Ecolatina.

Asimismo, el proceso de reestructuración de la deuda pública ha avanzado significativamente tras el acuerdo con los principales grupos de acreedores ley extranjera. Si bien todavía falta efectivizar el canje, replicarlo a los bonos ley local en moneda dura y alcanzar un acuerdo con el FMI para extender la devolución del préstamo otorgado, este frente luce encaminado.

Por lo tanto, nos acercamos al día después de la cuarentena y la reestructuración de la deuda. En consecuencia, qué sucederá con el nivel de actividad económica se vuelve una de las principales dudas.

En primer lugar, hay que decir que las medidas de aislamiento impactaron de manera heterogénea en las distintas ramas de actividad. Si bien la mayoría de los sectores continúa en rojo, la profundidad de la caída varió inter e intra sectorialmente. Asimismo, aunque en los últimos meses se observa una recuperación de la actividad, el nivel se ubica claramente por debajo del registrado antes de la pandemia.

De hecho, la reactivación tendrá dos etapas bien marcadas. Una inicial, que ya está sucediendo, donde la oferta se “despertará”, recuperando parte de lo perdido consecuencia de la incapacidad de producir durante el confinamiento. Luego, hacia fines de año y durante 2021, la recuperación sería más lenta, pero ya no estaría asociada a la imposición y remoción de la cuarentena, sino a la evolución de la demanda (principalmente interna), donde algunos sectores podrían incluso recuperar los niveles pre-pandemia. Veamos.

Reactivación sectorial a distintas velocidades

Comencemos con la construcción. La irrupción de la pandemia implicó una parálisis completa de las actividades para uno de los sectores más afectados durante la recesión 2018-2019. El incremento de la proporción de firmas para operar con normalidad permitió dos meses consecutivos de mejoras a partir de mayo. En el corto plazo, la dinámica de reactivación continuaría, producto de la flexibilización de las restricciones y el incremento de la demanda para refacciones en el hogar ya que su nivel de actividad sigue lejos de la prepandemia.

Asimismo, una vez que la economía ingrese en la nueva normalidad, podremos observar un repunte del sector por su carácter procíclico y porque en un escenario de restricciones cambiarias las opciones de ahorro se reducen y la construcción se configura como una alternativa atractiva para adquirir un bien “dolarizado” en un contexto de bajos costos de producción en moneda dura. Además, es una rama de actividad estratégica para el ejecutivo: no insume casi divisas/importaciones y permite crear empleo dentro de los sectores de menores ingresos, que fueron los más golpeados por la pandemia/cuarentena. Anuncios como el Procrear y planes de obra pública marcan la intención oficial de impulsar la actividad.

Otro sector clave es la industria manufacturera. Dado el carácter esencial de algunos rubros, la cuarentena impactó de manera muy heterogénea en esta rama de actividad: mientras que en abril los sectores productores de bienes de consumo intermedio, durables y de capital mostraron caídas inéditas (Automotriz y autopartes, -88,5% i.a. y Prendas de vestir y calzado, -79,8% i.a) otros como Alimentos y bebidas se mantuvieron prácticamente estables (-1,0% i.a.).

En el caso de las primeras, a partir de mediados de mayo comenzó un proceso de reapertura. En este sentido, la mejora relativa en el índice de producción industrial (pasó de -33,5% i.a. en abril a -6,6% i.a. en junio) fue, en parte, producto de puesta en marcha de fábricas no esenciales, donde se libraron órdenes de compra pendientes y se recompusieron stocks. Vale la pena destacar que la esta notoria mejora responde más a la “reapertura” que al incremento genuino de la demanda (salvo ramas vinculadas a bienes durables para el hogar, donde el consumo repuntó).

En este marco, esperamos que el impulso dure sólo un par de semanas, hasta recomponer stocks y cumplir órdenes de compra pendientes, dado que todavía resta un tiempo prudencial para que la demanda interna vuelva a los niveles pre-crisis. El año próximo, la nueva normalidad con recomposición del salario real y políticas destinadas a dinamizar el consumo en el año electoral permitirían que las industrias orientadas al mercado interno se aproximen a los niveles pre-pandemia hacia fines del 2021.

Párrafo aparte merece la agroindustria. Con menores restricciones para operar y menor caída de la demanda (interna y externa), puede ser considerada la rama industrial menos golpeada por la pandemia/cuarentena. A futuro, tanto el sector primario como el agroindustrial son claves para la recuperación pues dinamizan ramas industriales vinculadas – agroquímicos y maquinaria agrícola- y son generadores de divisas genuinas. La elevada demanda de alimentos por parte de Asia y la recuperación de precios de los principales commodities agrícolas podrían apuntalar al sector el año entrante.

Sin embargo, hay escollos por sortear: el tipo de cambio real es poco competitivo tras el pago de retenciones y existen riesgos climáticos (escasez de lluvias por el fenómeno climático de “la niña”) en la provisión de insumos importados.

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Por su parte, el desplome del precio del petróleo y las restricciones a la circulación generaron que el sector Minas y canteras cayera cerca de 20% i.a., tanto en abril como en mayo. La recuperación del precio internacional y el acuerdo con los bonistas mejoró las golpeadas expectativas del sector petrolero y gasífero -principalmente para Vaca Muerta-, pero resta esperar la reversión del desplome de la demanda interna y la flexibilización de las férreas restricciones cambiarias.

El panorama podría mejorar con la implementación del plan “Esquema gas 2020-2024”, que busca garantizar el abastecimiento interno y reducir importaciones, a la par que el descongelamiento de las tarifas de servicios públicos y naftas.

Por el lado de los servicios, Comercio minorista y mayorista es el rubro que mostró mayor incidencia negativa en el nivel de actividad. Pese a que desde mayo viene lentamente moderando su caída producto de un mayor número de comercios habilitados y la implementación de modalidades alternativas de comercialización (online, delivery, pick up, etc.), las ventas fueron acotadas a excepción de los consumos más básicos.

La pregunta del millón es cuánto tardará el resto de la demanda en volver a los niveles pre-crisis y qué hábitos de consumo sufrirán cambios estructurales tras la pandemia. Una parte importante de la respuesta dependerá del mercado laboral y, en particular, de las perspectivas de empleo y el temor a perderlo. En la medida que la percepción de crisis persista, las familias mantendrán un elevado ahorro precautorio demorando la recuperación.

Por último, cabe destacar que los sectores más rezagados por la pandemia serán los vinculados a los servicios no esenciales ni exceptuados, tales como Restaurantes y hoteles Servicios comunitarios, sociales y personales. Las restricciones operativas que afectan a las actividades que congregan muchas personas en lugares cerrados serán las últimas en levantarse y los hogares serán reacios a consumir este tipo de servicios hasta que baje la percepción de riesgo de contagio de COVID-19. Pese a que se espera un rebote desde niveles de actividad prácticamente inexistentes (Ej: turismo internacional) sería imposible recuperar los niveles pre crisis antes de que la mayoría de la población sea vacunada contra el coronavirus.

 

Informe de la consultora argentina Ecolatina