2021: volatilidad probable, aunque con menos sorpresas

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Jonas Von Werme
Pixabay CC0 Public DomainJonas Von Werme. Jonas Von Werme

El mensaje que deja 2020 es que las reglas están cambiando. La política fiscal y monetaria tradicional ha sido sustituida por medidas excepcionales para sostener las economías y proteger el empleo ante la pandemia global, mientras que las relaciones cada vez más antagónicas entre los países han iniciado una era de fuerte incertidumbre macroeconómica y política.

David Elms, director de inversiones alternativas diversificadas en Janus Henderson Investors, junto con Steve Cain y Aneet Chachr, gestores de inversiones alternativas diversificadas, analizan el impacto de 2020 en los mercados de inversión. Además, examinan los aspectos que consideran como riesgos (y oportunidades) potenciales para los inversores a medida que se avanza hacia 2021 y explican por qué creen que los inversores deberían mirar más allá de las inversiones tradicionales para lograr una diversificación real y reducir la volatilidad.

Según sus consideraciones, hasta 2020, el contexto del mercado era favorable: acciones estadounidenses en máximos históricos, desempleo en mínimos también históricos en EE.UU. y unos índices de volatilidad implícita estabilizados en niveles muy bajos. Las primeras noticias sobre la propagación de un virus en China apenas tuvieron impacto. En su opinión, los mercados no estaban preparados para una sorpresa.

Las elecciones estadounidenses han sido seguidas muy de cerca en todo el mundo y con un bombardeo de datos, sondeos, mapas de previsiones y opiniones sobre todos los resultados posibles. El índice de volatilidad de la renta variable (VIX) cerró su nivel más alto antes de unas elecciones y los mercados estaban preparados para una sorpresa. El resultado electoral fue ajustado en varios estados y Donald Trump rechazó acaloradamente el resultado. En cualquier otro año, esto habría provocado una crisis constitucional, pero en 2020 ya nadie se inmuta ante determinadas demandas y tuits.

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Sin embargo, los movimientos reales del mercado han sido, objetivamente, muy volátiles: el índice S&P 500® registró su mayor subida de la historia el día después de las elecciones estadounidenses, seguida en pocos días por el mayor avance del value frente al growth tras el anuncio de la vacuna de Pfizer. Pero en 2020 ya estamos prácticamente vacunados contra las sorpresas y, salvo que alienígenas llegaran a la Tierra, poco más podría sorprendernos de verdad.

Algo de precaución puede ser bueno, al hacernos más resistentes.  Por ejemplo, las tasas de ahorro de las familias se han incrementado (en general), el apalancamiento de las carteras ha disminuido y los países podrán resistir mejor a futuros shocks en los viajes y la cadena de suministro.

En Janus Henderson Investors se espera que la volatilidad, tanto implícita como materializada, probablemente se mantenga alta en el complicado periodo de cambio tras el COVID-19. Sin embargo, hay indicios de que los efectos excepcionales extremos pueden evitarse. Las elecciones estadounidenses han tenido como resultado una parálisis política, aunque parece probable que el Congreso acordará un nuevo gasto si los mercados vuelven a desplomarse. La situación de la pandemia está empeorando rápidamente en la mayor parte del mundo, pero hay muchas vacunas en marcha para 2021.

La excesiva vigilancia y la preocupación pueden provocar reacciones exageradas, aumentando la volatilidad a corto plazo, pero también hacen menos probable un shock total inesperado. Desde el punto de vista del mercado, la memoria de 2020 provocará desajustes y oportunidades periódicos pasajeros, ya que, como resulta comprensible, los inversores temen quemarse de nuevo.

En 2021, la volatilidad probablemente continuará, aunque con menos sorpresas. Aunque, por otro lado, todas las previsiones para 2020 resultaron inútiles.

Riesgo de inflación… ¿Y qué?

Una parte importante del papel de Janus Henderson como gestores de inversión es mirar más allá y explorar el mundo en busca del riesgo que pudiera afectar significativamente a sus estrategias, pero que no se refleja adecuadamente en la matriz de los precios de los distintos activos del mercado.

Mirando al horizonte (tanto cercano como lejano), se observa un riesgo importante para las carteras de muchos inversores, que es percibida como una oportunidad para cubrir o asumir riesgo. En concreto, «inflación».

Los argumentos a favor de los tipos de interés «más bajos durante más tiempo» en los mercados son de sobra conocidos y los bancos centrales dicen que van a gestionar los tipos de interés para mantenerlos bajos durante cierto tiempo, pase lo que pase. Pero, en ese contexto, se debe hacer la siguiente pregunta: ¿Qué pasa si los tipos de interés suben, no solo unos puntos básicos sino varios puntos porcentuales?

Pero ¿por qué tendrían que subir?

La historia puede dar una idea. En 1941, los tipos de interés tocaron fondo, no al final de la guerra, sino cuando EE.UU. se vio arrastrada al intervenir en el conflicto. Podría decirse que, en ese momento, el mercado empezó a descontar el desenlace de la guerra. Había enormes obstáculos por delante, la victoria debía lograrse, pero los mercados sentían que el resultado estaba claro. El periodo de auge posterior a la II Guerra Mundial sentó los cimientos de la gran inflación (1965-1982), como se ve en el gráfico 2, con la consiguiente subida de los tipos de interés estadounidenses hasta el máximo histórico del 20% en marzo de 1980.

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Ahora, vamos a suponer que la noticia sobre el desarrollo de una vacuna que suponga un punto de inflexión sea el equivalente a 1941. La batalla contra el COVID-19 aún debe ganarse, se sigue haciendo frente a los enormes desafíos logísticos que supondrá la fabricación, la entrega y la vacunación a escala global, pero con varias vacunas potenciales en desarrollo el resultado ahora está más claro.

Sin embargo, en 2020 se han visto medidas de estímulo de tal magnitud que podrían ser prácticamente imposibles de revertir. Esta política fiscal alcanza niveles similares a los de la guerra, cuando los países recurrieron a imprimir enormes cantidades de dinero para cubrir los costes. ¿Qué sucede si se empieza a descontar un periodo de auge como el de los años posteriores a la guerra? ¿Qué sucede si el mundo se entrega a la fiesta como si estuviéramos otra vez en 1920, tras el fin de la pandemia causada por la «gripe española»? Puede que entonces, y dado el riesgo potencial del exceso de estímulo, sería difícil mantener los tipos de interés tan bajos como ahora, durante el tiempo que se espera. La fiesta podría durar por tanto poco…

El riesgo de este escenario no parece reflejado en la volatilidad de los tipos, lo que ofrece oportunidades de cobertura a precios atractivos, dado el riesgo potencial de este resultado. Si el mercado no puede ver el rumbo, no puede descontar el riesgo debidamente.

Riesgo de correlación… ¿Y qué?

En las últimas dos décadas, las asignaciones a renta fija no solo proporcionaron ingresos, sino que también se comportaron mejor durante periodos de debilidad en los mercados de renta variable. Aunque las rentabilidades de los bonos no han dejado de disminuir en todo el mundo, reduciendo los ingresos, este efecto adverso se ha visto compensado en gran medida por el aumento de los beneficios de cobertura. La correlación negativa entre acciones y bonos puede ser muy valiosa cuando las ganancias de los bonos contrarrestan las pérdidas de las acciones durante periodos de tensión en los mercados. Por ejemplo, en la última fase bajista (del 19 de febrero al 23 de marzo de 2020), los bonos del Tesoro a 10 años de EE.UU. generaron una rentabilidad del 7%, frente al -34% del índice S&P 500.

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Sin embargo, con las rentabilidades estadounidenses en niveles tan bajos ahora, los ingresos de los bonos no solo se han reducido, sino que el potencial alcista también es limitado. Hay mucho menos margen de que los tipos bajen, lo que reduce el potencial de diversificación.

Las evidencias de Japón y Europa respaldan este punto de vista. Durante esa misma fase bajista, el índice de deuda pública japonesa cayó aproximadamente un 1% y el índice de deuda pública de la zona euro perdió un 2%. Estos bonos «libres de riesgo» no solo tuvieron un cupón negativo, sino que además su valor se redujo durante la reciente inestabilidad del mercado.

En general, las ventajas de diversificación que ofrecen los bonos son limitadas a rentabilidades bajas, mientras que el riesgo de subidas de tipos o un cambio en el marco de correlación aumenta. En el gráfico 3, se compara la correlación diaria en periodos rotatorios de un año entre las acciones y los bonos en EE.UU., Japón y Alemania, respectivamente, de enero de 2014 a octubre de 2020.

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Si se fijan en el gráfico, podrán ver que las acciones y los bonos estadounidenses han tenido correlación más negativa, una media de -0,4 frente a -0,2 de Japón/Alemania. Los bonos del Tesoro de EE.UU. también han sido casi siempre el factor de mayor diversificación (la línea azul está en su mayor parte por debajo de las demás), debido a que los tipos estadounidenses estaban inicialmente mucho más altos.

Con los tipos de Japón y Alemania ahora en niveles mínimos, las ventajas potenciales de ingresos y diversificación de la deuda pública japonesa y los bonos federales alemanes son limitadas. Es probable que los bonos sigan el mismo camino, con unos ingresos bajos, aunque todavía positivos, y reduzcan las ventajas de diversificación de las carteras. En lugar de que los bonos del Tesoro de EE.UU. dependan más de la tolerancia/aversión al riesgo, los movimientos de los precios estarán más supeditados la liquidez que necesita el sistema financiero, las emisiones de bonos del Tesoro, las recompras de la Reserva Federal estadounidense y los flujos de los fondos mixtos y con fecha objetivo. En Janus Henderson creen que una menor relación entre los movimientos de los precios de las acciones y los bonos podrían reducir aún más su atractivo como cobertura de carteras.

Por último, los inversores se enfrentan al creciente riesgo de que las acciones y los bonos empiecen a moverse juntos, como se vio durante la mayor parte de la década de 1990, con la posibilidad de pérdidas simultáneas. Así, en lugar de depender principalmente de los bonos para proteger sus carteras, en 2021 los inversores podrían plantearse añadir otros activos y estrategias no correlacionados con las acciones.

En resumen

Este último año, se han producido cambios en el riesgo macroeconómico y político, con subidas y bajadas de los activos de riesgo y libres de amenazas en sintonía con la política monetaria de los bancos centrales y los gobiernos. Durante 2021, es probable que la volatilidad se mantenga y que los citados riesgos surtan efecto. Esto indica que para los inversores resulta prudente evaluar la verdadera diversificación en sus carteras. Para algunos, esto supondrá asegurar un cierto elemento de «protección de la cartera» para reducir el impacto de cualquier periodo sostenido de tensión de mercado. Puede que se asuman mejor las sorpresas que el año pasado por estas fechas, pero se espera igualmente que el valor de estar preparados también se aprecie mucho más que entonces.

 

Información importante:

Este documento recoge las opiniones expresadas por el autor en el momento de su publicación y podrían ser diferentes de las de otras personas y otros equipos de Janus Henderson Investors. Los sectores, los índices, los fondos y los valores que se mencionan en este artículo no constituyen ni forman parte de ninguna oferta o invitación para comprarlos o venderlos. La rentabilidad pasada no es indicativa de rentabilidades futuras. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas puede disminuir y aumentar y es posible que los inversores no recuperen la cantidad invertida inicialmente. La información recogida en este artículo no reúne las condiciones para considerarse recomendación de inversión.

Emitido por Janus Henderson Investors. Janus Henderson Investors es la denominación con la que ofrecen productos y servicios de inversión Janus Capital International Limited (número de registro: 3594615), Henderson Global Investors Limited (número de registro: 906355), Henderson Investment Funds Limited (número de registro: 2678531), AlphaGen Capital Limited (número de registro: 962757), Henderson Equity Partners Limited (número de registro: 2606646) (registradas en Inglaterra y Gales, con domicilio social en 201 Bishopsgate, Londres EC2M 3AE y reguladas por la Autoridad de Conducta Financiera) y Henderson Management S.A. (número de registro:  B22848, con domicilio social en 2 Rue de Bitbourg, L-1273, Luxemburgo y regulada por la Commission de Surveillance du Secteur Financier).

Janus Henderson, Janus, Henderson y Knowledge. Shared son marcas comerciales de Janus Henderson Group plc o de una de sus sociedades dependientes. © Janus Henderson Group plc.

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Las tres razones por las que la inversión ESG seguirá ganado terreno en el private equity

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Pixabay CC0 Public DomainImagen de Ilona Ilyés. ASI

La inversión en base a criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) se está generalizando y seguirá ganando terreno en la industria de privaty equity. Así lo aseguran desde la consultora Bain & Company, en uno de sus últimos estudios.

En primer lugar, el estudio señala que la mayoría de las empresas cotizadas que siguen criterios ESG superan la media de la industria y están en el primer cuartil que a su sector. Además, los datos de Bain & Company apuntan a que los inversores en fondos de private equity están haciendo que la inversión ESG sea una prioridad.

Así, el 65% de los inversores cree que el ESG se convertirá en una práctica estándar en los próximos cinco años. Además, un 56% de los inversores considera que el ESG puede ser un generador de alfa y que las estrategias ESG podrían mitigar el riesgo. Debido a la creciente presión de los inversores (LPs por sus siglas en inglés), las empresas de capital privado pueden incorporar factores ESG a lo largo del ciclo de inversión en sus operaciones.

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Por otro lado, el informe subraya que, cada vez más, los fondos vinculan la deuda con el desempeño en ESG. Por ejemplo, en junio, EQT anunció una línea de crédito vinculada a criterios ESG (ESG-linked subscription credit facility), que incentiva a las empresas de la cartera a cumplir unos objetivos ESG. Con un compromiso más tangible hacia objetivos ESG, los fondos pueden tener un impacto significativo al mismo tiempo que generan retornos financieros.

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“Los problemas sociales y ambientales afectan cada vez más el comportamiento del consumidor y las empresas, y los fondos están prestando atención a esta tendencia. Aunque actualmente el nivel de compromiso varía, desde empresas que se centran únicamente en la mitigación del riesgo con inversiones ESG hasta inversores de impacto, estos indicadores muestran que la incorporación de factores de ESG a las estrategias de inversión pronto serán la norma”, explica Cira Cuberes, socia de Bain & Company en Madrid.

SIX denuncia que los ataques cibernéticos en el sector financiero se dispararon en marzo

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Pixabay CC0 Public Domain. SIX denuncia que los ataques cibernéticos en el sector financiero se dispararon en marzo

Según el último informe de seguridad cibernética de SIX sobre 2020, que analiza las amenazas del sector financiero suizo, los ataques cibernéticos experimentados por la industria en este y otros países se intensificaron en marzo, coincidiendo con la pandemia mundial. 

El documento indica que, en general, el número de ataques observados en cada país analizado ha permanecido en el mismo nivel que en 2019. “Una excepción significativa es el claro aumento de los ataques cibernéticos en torno al mes de marzo, relacionado con el brote de la pandemia del COVID-19”, señalan desde SIX. La suplantación de identidad (phishing), seguida por el uso de programas de secuestro mediante cifrado (ransomware), son las mayores amenazas que perciben las entidades, lo cual guarda relación con que el correo electrónico sea el principal vector de ataques dirigidos a organizaciones financieras. 

“Se ha observado un claro repunte de los ataques relacionados con la pandemia del COVID-19. En cuestión de semanas, las organizaciones cambiaron al teletrabajo y los clientes pasaron a depender más que nunca de aplicaciones de banca electrónica, ampliando la vulnerabilidad frente a los ataques y creando nuevos objetivos para los actores maliciosos. Los resultados muestran la disposición de los actores cibernéticos a adaptar rápidamente sus métodos para aprovechar cualquier situación”, explica el informe en sus conclusiones. 

Por otra parte, también se ha analizado la estructura de las operaciones de la dirección de seguridad de la información (CISO) en el sector, lo que permite conocer los recursos disponibles y su uso en el seno de las organizaciones. De esta información se desprende una relación entre la visibilidad comunicada y el número de incidentes observados en una organización: a mayor visibilidad, mayor es el número de incidentes. Por último, el informe analiza los siguientes países al objeto de identificar similitudes y diferencias clave entre el entorno de amenazas cibernéticas correspondiente al sector financiero suizo y el de otros países de la muestra: Alemania, Francia, España, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y Singapur.

En conclusión, la similitud clave identificada es que el ransomware, el phishing y, en cierta medida, los ataques a las cadenas de suministro siguen siendo las mayores amenazas para la seguridad cibernética de las organizaciones financieras, con independencia de su tamaño y su ubicación. En segundo lugar, se produjo un incremento de los ataques cibernéticos observados durante el inicio de la pandemia del COVID-19 en marzo, independientemente de la ubicación. 

“Estas similitudes ponen de manifiesto la necesidad de una infraestructura más global de puesta en común de información. Dado que la mayoría de las entidades financieras son objeto de métodos de ataque similares, estas podrían beneficiarse en gran medida de poder acceder a información casi en tiempo real sobre campañas que tengan como objetivo a otras organizaciones financieras. Esto permitiría a las organizaciones aplicar medidas de mitigación específicas, pues la probabilidad de que sean objeto de las mismas campañas u otras similares es elevada” concluye el informe.

Invertir en capital natural para obtener mejores rendimientos

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Pixabay CC0 Public Domain. Invertir en capital natural para obtener mejores rendimientos

En una cumbre virtual organizada por Naciones Unidas el mes pasado, 76 líderes mundiales se comprometieron a revertir las pérdidas de biodiversidad del planeta en la próxima década. Esto es importante para cualquier inversor, pues nuestras economías dependen de los recursos naturales del mundo. 

A medida que éstos disminuyen, y su explotación contamina nuestro planeta, debemos alentar la transición a un modelo económico sostenible, e invertir en consecuencia. El capital natural es la base sobre la que descansa toda nuestra economía. Los ecologistas John Seymour y Herbert Girardet advirtieron en 1986 que las civilizaciones desde los sumerios se han derrumbado sistemáticamente al fracasar sus prácticas agrícolas. Los humanos, argumentaron, todavía dependen fundamentalmente de unos pocos centímetros de la capa superior del suelo. Cinco mil años después de que la agricultura mesopotámica en el Creciente Fértil se salinizara, ahora tenemos las herramientas tecnológicas que permiten nuestra transición a un modelo económico más sostenible.

La necesidad es urgente. Nuestros niveles de consumo y contaminación son insostenibles, ya que hemos cruzado cuatro umbrales irreversibles: el cambio climático, la extinción y el desplazamiento de especies, la pérdida de hábitats y la degradación de los suelos por la agricultura intensiva, que ha agotado un tercio de las tierras de cultivo en tan sólo unas décadas. Según las estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, solo en 2017 extrajimos 92.000 millones de toneladas de materiales de la tierra. Esto equivale a 10 toneladas de materia prima por persona en el mundo desarrollado y es tres veces la extracción de recursos que se ha visto hasta 1970. De todos los recursos que usamos, sólo se recicla un 9%.

La naturaleza también proporciona servicios, además de los recursos que extraemos. En su mayor parte, estos servicios pasan desapercibidos y no se valoran, en gran parte porque, por ejemplo, las abejas no envían facturas por polinizar nuestros cultivos. Tampoco ponemos precio a otras funciones naturales como el filtrado de nuestra atmósfera, el control de enfermedades y plagas, la prevención de la erosión y la estabilización de nuestros patrones climáticos. Intentando contabilizar algo de esto, así como las tierras de cultivo, el agua y los océanos, y la silvicultura (de la que obtenemos el 60% de los nuevos productos farmacéuticos), el Foro Económico Mundial estimó el año pasado que más de la mitad de la economía mundial depende en gran medida o moderadamente del medio natural.

Nuestra dependencia del capital natural y nuestras vulnerabilidades económicas asociadas se revelaron crudamente este año con la pandemia de la Covid-19. El salto de los patógenos de la vida silvestre a los humanos para crear este virus es probablemente una consecuencia del desplazamiento de especies o la pérdida de hábitat. Estas enfermedades zoonóticas son responsables de más del 70% de las enfermedades infecciosas emergentes, y su número está aumentando. Hoy en día entendemos que la salud de los humanos, el ganado, la vida silvestre, nuestros alimentos y el medio ambiente están todos conectados.

Nuevos modelos de negocio
Como inversores, queremos fomentar la transición a una economía circular, ajustada, inclusiva y limpia (CLIC TM ), capaz de generar un crecimiento económico basado en el verdadero valor añadido, y no en el agotamiento de los recursos. Esto no se puede lograr haciendo negocios como de costumbre. En su lugar, buscamos empresas que puedan ofrecer mejores soluciones, más baratas y rápidas.

Esas nuevas soluciones pueden proporcionar los productos o servicios que necesitamos y, al mismo tiempo, eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y regenerar los océanos o los bosques, por ejemplo. Todos los aspectos de nuestra economía se verán afectados y pueden ser transformados. En la industria textil altamente contaminante, por nombrar una, ahora es posible teñir la ropa en un proceso que no utiliza agua en absoluto, y no hay otros productos químicos que los propios tintes. El reciclaje también puede generar nuevas líneas de negocio a través de leasing, pago por uso y planes de devolución, creando nuevas fuentes de ingresos.

La digitalización permitirá muchas de las nuevas soluciones, ya que la conectividad se puede garantizar sin necesidad de recurrir a los viajes aéreos, por ejemplo. Esta es nuestra principal estrategia de inversión. Es donde estamos convencidos de que se crearán retornos financieros superiores. También es donde creemos que los riesgos serán relativamente menores, ya que no adoptar la transición conlleva riesgos de gran envergadura, incluso para los que contaminan poco.

En este contexto, favorecemos a las empresas que pasan del marrón al verde mediante el desarrollo de nuevas tecnologías y productos, incluso si hoy en día es posible que sean los mayores emisores de CO2. A medida que las empresas se sometan a esta transformación, contribuirán de manera significativa a enfriar el clima. Preferimos estas empresas a una compañía en una industria de bajas emisiones que hace poco por evolucionar y contribuir a la transición climática. A medida que repensamos nuestro futuro, también debemos repensar la forma en que invertimos, no sólo por el bien de nuestro planeta, sino porque así es como se generará el rendimiento financiero.

Tribuna de Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank.

BCI Corredor de Bolsa lanza su primer portafolio con foco en la sostenibilidad

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Foto cedidaTomás Flanagan, gerente general de Bci Corredor de Bolsa. ,,

Bci Corredor de Bolsa firmó en diciembre de 2019 el Acuerdo Verde, un compromiso voluntario con el gobierno y reguladores para contribuir a la estabilidad financiera y al logro de los compromisos de Chile en materia climática. En línea con esto, la Corredora lanzó un “Portafolio Accionario ESG”, el primero de su cartera en considerar la inclusión de factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG por sus siglas en inglés).

Al respecto, Tomás Flanagan, gerente general de Bci Corredor de Bolsa destacó la creciente importancia que tienen las inversiones sostenibles para los clientes: “A nivel mundial, la industria financiera reconoce la importancia que tiene la inclusión de factores ESG para el buen desempeño corporativo de las empresas, así como también, desde el punto de inversionistas, permitirles alinear sus inversiones con sus valores sin sacrificar rendimiento”.

“Los enfoques de inversión ESG han demostrado lograr desempeños similares e incluso superiores en el largo plazo a aquellos enfoques no-ESG y con niveles de volatilidad similar. Es más, nuestros clientes también solicitan invertir en instrumentos que, sin dejar de lado la importancia de los retornos, contribuyan a un desarrollo más integral de las sociedades”, añadió Flanagan

De riesgo moderado, el Portafolio ESG estará en continuo perfeccionamiento, para lo cual Bci Corredor de Bolsa buscará combinar su conocimiento del mercado chileno y las empresas que componen el IPSA con la información provista por emisores especializados en métricas ESG. El primer portafolio estará compuesto por acciones de Enelam, Banco Santander, Enel Chile, Andina-B y Concha y Toro, todas con una ponderación de 20%.

Este portafolio forma parte de uno de los compromisos adquiridos por la corredora como parte del Acuerdo Verde suscrito el año pasado entre el sector financiero, gobierno y reguladores con el objetivo de contribuir a una disminución de las consecuencias del cambio climático, así como fomentar la inclusión de criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) en sus inversiones.

 

 

La revista Américas de Funds Society pasa a la sostenibilidad en su número de diciembre de 2020

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La revista Américas de Funds Society ya está llegando a lectores en Estados Unidos, Uruguay, México y Chile. También tienen desde ya y para toda Latinoamérica, una nueva versión online mejorada con herramientas digitales que facilitan y mejoran la experiencia de lectura.

En este año 2020 tan especial, en Funds Society nos hemos transformado para adaptarnos a los nuevos tiempos. A partir de éste número, nuestra versión papel se hace con materiales sostenibles: papel ecológico y reciclado, tintas vegetales libres de químicos. 

Para celebrar un nuevo inicio en 2021, hemos destacado en portada el auge de la inversión ESG en México, con entrevistas a los protagonistas de esta revolución.

Tenemos muchos más temas en este número de 2020: iniciativas de inversión de impacto se instalaban con fuerza en países como Chile. Y por el lado del negocio del Wealth Management, el cambio hacia la asesoría independiente siguió siendo imparable y, por cierto, con excelentes proyecciones de futuro, como muestran los datos de uno de nuestros artículos.

En Sudamérica, el fin de año coincide con el verano austral y termina un ciclo completo y perfecto para descansar y hacer balance. En las Américas del hemisferio norte la energía es algo distinta, pero este año será muy difícil no buscar inspiración y distracción. Por ello preparamos un artículo con recomendaciones de libros que completan las páginas de información financiera. 

Para acceder a nuestra revista puede hacer click aquí.

La revista Américas de Funds Society pasa a la sostenibilidad en su número de diciembre de 2020

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La revista Américas de Funds Society ya está llegando a lectores en Estados Unidos, Uruguay, México y Chile. También tienen desde ya y para toda Latinoamérica, una nueva versión online mejorada con herramientas digitales que facilitan y mejoran la experiencia de lectura.

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En Sudamérica, el fin de año coincide con el verano austral y termina un ciclo completo y perfecto para descansar y hacer balance. En las Américas del hemisferio norte la energía es algo distinta, pero este año será muy difícil no buscar inspiración y distracción. Por ello preparamos un artículo con recomendaciones de libros que completan las páginas de información financiera.

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Flaharty Asset Management se fusiona con AWA Investment Advisors para expandir su presencia en Florida

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Flaharty Asset Management, una firma de administración de patrimonio con sede en Florida que presta servicios a clientes en todo EE.UU., ha expandido su presencia en ese estado al fusionarse en noviembre con AWA Investment Advisors.

AWA Investment Advisors, que tenía una cartera de inversiones de aproximadamente 250 millones de dólares con seis miembros del equipo se fusionó en Flaharty Asset Management, que tenía una cartera de inversiones de aproximadamente 580 millones de dólares y 13 miembros del equipo. La combinación de las dos firmas avanzará bajo la marca Flaharty Asset Management que alcanzará los 1.000 millones en activos bajo administración.

Al agregar la sede de Punta Gorda, Flaharty Asset Management, ahora tiene más de 19 miembros del equipo que operan en más de 3.000 metros cuadrados en oficinas de toda la costa oeste de Florida.

«Con esta fusión, hemos ampliado significativamente nuestro equipo de especialistas y continuaremos sirviendo a aquellos que han llevado al éxito de nuestra empresa», dijo Shon Flaharty, fundador, director ejecutivo y socio gerente de Flaharty Asset Management

Además, dijo que esta fusión les permite seguir creciendo, al tiempo que se mantienen las “más estrictas responsabilidades fiduciarias con nuestros clientes”.

Ambas oficinas continuarán prestando servicios a clientes en sus respectivas ubicaciones existentes, así como a sus clientes en todo el país

La oficina de Flaharty Asset Management en Punta Gorda se centrará principalmente en atender a clientes ubicados geográficamente en el área de Naples, Fort Myers, Marco Island, Port Charlotte y Punta Gorda, mientras que la oficina de Clearwater servirá como sede de la firma y continuará brindando apoyo principalmente a sus clientes en el área metropolitana de Tampa, St. Petersburg y Clearwater, así como en el resto de Florida.

Flaharty Asset Management fue fundada en 2007 por Shon Flaharty, y es una firma de asesoría y administración de inversiones institucionales de servicio completo que se especializa en todas las áreas de planificación financiera, asesoría de inversiones y administración de patrimonio privado. 

En abril de 2020, Flaharty Asset Management se ubicó entre los 400 principales asesores financieros del Financial Times en EE.UU.

La pandemia modificó las maneras de transporte de las personas y las ciudades deben adaptarse

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El contexto de la pandemia, ha fomentado el uso de la bicicleta. Muchos usuarios prefieren no usar transporte público por el posible riesgo de contagio si no se observan las medidas recomendadas, como sanitización de unidades y uso de cubrebocas, es que surgen las vías emergentes o temporales, asegura un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

Esta nueva realidad, lleva a pensar una nueva infraestructura para aprovechar y reasignar el espacio público en beneficio de peatones, ciclistas y personas usuarias de otros vehículos de micromovilidad, como los monopatines. A diferencia de la infraestructura vial tradicional, las vías emergentes son intervenciones de bajo costo, alto impacto y son realizables de forma prácticamente inmediata. Ciudades como Nueva York, Berlín, París, Bogotá, Lima, y Ciudad de México, han puesto en marcha vías emergentes en espacios que antes eran tránsito de vehículos motorizados. En este sentido, el BID realizó una Guía de vías emergentes para ciudades resilientes. 

El objetivo de la guía es brindar información y recomendaciones técnicas a los tomadores de decisiones y otros actores involucrados en la implementación y monitoreo de vías emergentes. El Banco Interamericano de Desarrollo comparte la visión de reacondicionar el espacio público para priorizar la seguridad y la circulación de usuarios de movilidad activa. Reconoce las vías emergentes como una solución a los problemas de movilidad en tiempos de crisis. Pero considera que muchas de ellas pueden perdurar para mejorar la movilidad de las personas en el mediano y largo plazos. 

Se establecen los siguientes ocho pasos: Coordinación interinstitucional y multisectorial, elección de los tipos de vías a implementar, trazado de la red o zona a implementar, diseño de las vías emergentes, definición de los recursos humanos y materiales, estrategia de comunicación y difusión, implementación y operación, monitoreo y evaluación.  

Las vías emergentes son una muestra de la capacidad de adaptación que tienen las personas. Y de su innovación para lidiar con la incertidumbre y con los factores que ponen en riesgo nuestra salud. Invitamos a más ciudades a unirse al esfuerzo de generar ciudades resilientes, con una movilidad basada en la propulsión humana. Para visualizar la guía completa, debe acceder al siguiente enlace

Un poco de contexto

Más de 200 años después de la invención de la introducción de su primer prototipo, las bicicletas han tenido una notable evolución y papel en nuestras ciudades. Actualmente, las hay con motores eléctricos, sistemas de propulsión asistida a base de hidrógeno, sistemas GPS que permiten la captura de todo tipo de datos, con marcos ultraligeros de fibra de carbono, sistemas de generación eléctrica cinéticos, opciones de personalización diversos, dice un artículo del Banco Interamericano de Desarrollo. 

La evolución de la infraestructura ciclista, en ese mismo periodo de tiempo, ha tenido una evolución considerablemente menor, poniendo en riesgo a todos sus usuarios.

La llegada y masificación del automóvil a lo largo del siglo XX produjo cambios importantes en la concepción de la estructura urbana y la disposición de espacios públicos, incluyendo los viales. 

Las distancias en las ciudades aumentaron. Y el nuevo paradigma de planeación de la movilidad, enfocado en los autos, le quitó espacio a los ciclistas y a los peatones. Distintos gobiernos hicieron inversiones millonarias para subsidiar el uso de automóviles. 

Carreteras interurbanas, puentes viales, túneles, iluminación, señalética, semaforización, estacionamientos en espacios públicos, y hasta refinerías para producción de gasolina, por mencionar algunas.

En décadas recientes, las externalidades negativas vinculadas al uso del automóvil, como el tráfico, la contaminación, la pérdida de productividad, los hechos viales, cambiaron la conciencia colectiva y la concepción de la política pública. Todo para evolucionar hacia una planeación urbana y del espacio público que priorice la movilidad activa, como caminar y andar en bicicleta.

Al reconocer el impacto negativo del automóvil particular, muchos países le han restado presupuesto e importancia y se lo han transferido a otros modos de movernos. Como el transporte público, la bicicleta y la caminata.

Así nacieron las vías exclusivas para ciclistas, los estacionamientos para bicicletas en estaciones de transporte público y en otros espacios urbanos, y la señalización y semaforización para dar prioridad a ciclistas, entre otros.

 

 

Los bonos del Tesoro de EE.UU. y su relación con la deuda japonesa

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Los inversores han asimilado el enfoque oficial y los mercados de valores y de crédito se han recuperado con fuerza desde la caída de marzo. Es demasiado pronto para preocuparse por el nivel de endeudamiento público, que el FMI estima que alcanzará niveles nunca vistos desde la Segunda Guerra Mundial en las economías del G20. No obstante, se reconoce que esta respuesta política ha traído consigo una represión financiera y de intervención pública sin precedentes en la economía, dice un análisis de Keith Wade, economista jefe de Schroders..

“A medida que las exigencias a los bancos centrales aumenten, los inversores se darán cuenta de que algo tendrán que ceder. El panorama de la inversión está cambiando de manera que, en nuestra opinión, resultará difícil de revertir”, asegura Wade.

La evolución del papel de los bancos centrales

Los bancos centrales han sido tradicionalmente los guardianes independientes de la estabilidad de la economía y los mercados. Sin embargo, ahora se han encontrado jugando un papel clave en el apoyo a la política fiscal. Al hacer descender los tipos de interés a lo largo de la curva de rendimiento, están allanando el camino para que los gobiernos emitan niveles de deuda significativamente más altos.

Las cifras del FMI muestran que la Fed compró casi el 60% de la deuda del gobierno central de Estados Unidos durante ese período. Fue seguida de cerca por el Banco de Inglaterra (BoE), que compró el 50%. Mientras que el Banco de Japón (BoJ) y el Banco Central Europeo (BCE) compraron cada uno más del 70% de las emisiones de deuda pública de sus gobiernos.

El BoE acaba de comprometerse a comprar otros 150.000 millones de libras esterlinas, mientras que la Fed, el BCE y el BoJ continúan con sus importantes programas de compra de activos. Al mismo tiempo, los tipos de interés en todas estas economías están cerca o por debajo de cero.

Aunque esto puede considerarse una respuesta de emergencia apropiada, si se mira más allá, es difícil no llegar a la conclusión de que los bancos centrales seguirán desempeñando un papel importante en los mercados de bonos durante mucho tiempo.

No esperamos que EE.UU. experimente una situación económica tan negativa como la de Japón, pero el nivel sin precedentes de participación oficial significa que el mercado de bonos del Tesoro de EE.UU. podría ir en la misma dirección que el mercado de deuda soberana japonés (JGB).

El Banco de Japón ahora determina los precios en el mercado de JGB. Efectivamente, establece los rendimientos a lo largo de la curva a través de la compra de activos y la acción directa para fijar las rentabilidades a diez años en torno a cero a través de su política de control de la curva de rendimiento (YCC) 

El riesgo de la «japonización» de la deuda estadounidense

La necesidad de mantener un alto nivel de deuda pública domina claramente la política monetaria en Japón, donde el Banco de Japón posee ahora un poco menos del 45% del mercado JGB, explica la experta de Schroders.

El rendimiento de los bonos a diez años se ha mantenido en cero durante los últimos cuatro años, en línea con el objetivo del Banco de Japón en su política de control de la curva de rendimiento (YCC, por sus siglas en inglés). En este contexto, se espera que la deuda del gobierno como parte del PIB de Japón alcance el 266% este año y el déficit presupuestario el 14% del PIB. El Gobierno ha instado a los inversores en Japón a buscar alternativas a la YCC. Esto es un reconocimiento implícito de que no habrá un rápido retorno a la financiación normal del déficit presupuestario.

¿Podríamos ver una «japonización» similar del mercado de deuda de EE.UU.? Las últimas cifras muestran que el déficit presupuestario estadounidense se sitúa en 3,6 billones de dólares en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, un poco menos del 19% del PIB.

Observando el recorrido actual, en las proyecciones del FMI se espera que el déficit caiga bruscamente el próximo año hasta el 8,7% del PIB a medida que la actividad económica se recupera.

Sin embargo, a pesar del mayor crecimiento económico, el endeudamiento sólo se reduce marginalmente en los años siguientes, cayendo al 5,5% del PIB para 2025, según las proyecciones. En consecuencia, la deuda pública sigue aumentando como proporción de la economía hasta alcanzar el 137% del PIB.

El endeudamiento del gobierno japonés también se encuentra en niveles récord este año y, al igual que en Estados Unidos, se espera que disminuya drásticamente el próximo año. No obstante, a diferencia de EE.UU., el endeudamiento se espera que se reduzca a poco menos del 3% del PIB para 2025 y la proporción de deuda bruta con respecto al PIB se estabilizaría en el 264% del PIB.

Claramente, la deuda de Japón es significativamente más alta que la de Estados Unidos. Sin embargo, se mantiene estable en lugar de aumentar. Esto refleja la mala posición de las finanzas del gobierno estadounidense antes del Covid-19, donde el déficit presupuestario estaba en el 6,3% del PIB en un momento en que la economía iba bien con el desempleo por debajo del 4%, el nivel más bajo en 50 años. (En términos netos, la comparación es menos dura con Japón, con un 180% del PIB frente al 114% de EE.UU.).

Podría decirse que el déficit de EE.UU. debería haber estado cerca del punto de equilibrio o incluso en superávit en este momento del ciclo. Las estimaciones sugieren que el déficit presupuestario estructural o ajustado al ciclo en EE.UU., se mantendrá cerca del 5,5% en los próximos cinco años. En comparación, el equivalente japonés está justo por encima del 2,5% del PIB.

Estas cifras se barajan en un escenario base en el que EE.UU. se recupera y no incurre en deudas significativas como resultado de sus programas de pasivos contingentes con los que el Gobierno ha extendido o asegurado el crédito al sector privado.

Es posible que las finanzas públicas mejoren. Pero si la economía tarda más en recuperarse, o el Gobierno incurre en deudas significativas como resultado de sus programas de apoyo oficial, el panorama sería peor.