El nuevo año trae nuevos nombramientos. Uno de los primeros en confirmarse ha sido el de Christian Pellis, que se ha convertido en el nuevo CEO de Amundi para Alemania, desde el 1 de enero de 2021. Además, Pellis sustituirá en el cargo a Evi Vogl, que se retira del negocio operativo.
Aunque los medios internacionales ya recogían este posible cambio el pasado mes de abril, ha sido ahora cuando la gestora lo ha confirmado. Desde 2013, Christian Pellis ha ocupado el cargo de responsable de distribución para terceros de Amundi, puesto que ahora quedará en manos de Thierry Ancona.
Antes de unirse a Amundi, Pellis fue miembro de la junta ejecutiva de GT Capital Management y jefe de ventas desde 2010, y, con anterioridad, trabajó durante 11 años en Threadneedle Investments, ocupando diversos puestos.
Respecto a Thierry Ancona, ocupa el cargo de director adjunto de cobertura para institucional y corporativo de Amundi desde 2019. Se unió a la gestora francesa en 2012 como director encargado de clientes corporativos y fondos de pensiones corporativos, aunque luego ha ido desempeñando diversas funciones y responsabilidades dentro de la firma.
Nueva York está sopesando un aumento de impuestos sobre las personas de ingresos altos para el año 2021 lo que ha provocado que el 2% de la base contributiva de esta ciudad se mude o piense hacerlo, dijo a Funds Society la economista en jefe de Nest Seekers International, Erin Sykes.
En este contexto, el estado de Florida es de los preferidos para quienes buscan salir de Nueva York, lo que ha favorecido un “mercado caliente” en algunas regiones del estado, aseguró.
“Hemos visto el comienzo del cambio de valor residencial más significativo de nuestra vida, lo que en Nest Seekers llamamos ‘La gran reorganización’. Demostrando el éxodo a Florida, Palm Beach fue declarado el ‘mercado más caliente del mundo’ con precios promedio de viviendas por encima de los siete millones de dólares”, comentó Sykes a Funds Society.
Además, la experta aseguró que esta “migración hacia el sur también ha afectado a Wall Street” donde enfatizó en el interés de Goldman Sachs en mudarse a Palm Beach como informó Funds Society en este artículo. Por otro lado, Citadel y Elliott Management ya han establecido una tienda en Florida, recordó Sykes.
En 2019, Florida atrajo 17.200 millones de dólares más de lo que perdió, como receptor de un ‘éxodo de riqueza’ de muchos estados, incluido Nueva York, que contribuyó casi con la mitad, unos 8.000 millones a la base de ingresos del estado sureño.
Si bien las personas de alto patrimonio son la fuerza impulsora detrás del cambio hacia el sur, debido a las obvias ventajas fiscales en estados como Florida y Texas, también las personas que tienen otros niveles de ingresos están reconociendo la oportunidad de tener más espacio y acceso al aire libre, comentó Sykes.
Durante el 2020, la pandemia marcó una nueva modalidad de trabajo con la necesidad de quedarse en casa. Según Sykes, esto jugó a favor en que las personas pensaran en tener más espacio. Sin embargo, “todavía hay algunos problemas que resolver con respecto al trabajo desde casa, y la seguridad en línea y la velocidad de conexión son lo más importante para las empresas financieras”, comentó.
Erin Sykes es economista en jefe de Nest Seekers International. Comenzó su carrera en Estee Lauder, trabajando extensamente en los mercados internacionales, especialmente en Asia y América Latina, luego se desempeñó como vicepresident de Sykes Commercial Development y ahora se enfoca en la venta de viviendas residenciales de ultra lujo en Palm Beach, Nueva York y The Hamptons.
Además, Sykes tiene un MBA de la Universidad de Pepperdine y una licenciatura en Finanzas y Negocios Internacionales de la Universidad de Villanova.
Para empezar 2021, Vanguard ha promovido a Juan Hernández, Country Head para México, a Head para Latinoamérica.
Hernández se unió a la firma en el verano de 2017 y fue el encargado de crear y crecer la oficina en ese país. En estos casi tres años, su plantilla se acerca a 20 personas y aún en pandemia, vieron sus activos crecer a doble dígito.
Funds Society supo que Hernández no dejará su cargo en México, sino que crecen sus responsabilidades y liderará la región desde el país latinoamericano.
Este ascenso responde a varios ajustes de equipos y regiones que ha establecido la compañía a nivel mundial, comentaron desde la compañía.
Previo a Vanguard, se desempeñaba como director de ventas institucionales en Blackrock México y director de ventas de iShares México.
Hernández tiene un MBA por la Universidad de California, Berkeley y participó del Executive Program, Leading Global Businesses de la Universidad de Hardvard, según la información de su perfil de Linkedin.
Todavía con el confeti por el salón de casa y tras haber celebrado unas fiestas totalmente diferentes debido al coronavirus, toca sentarse y contemplar el calendario. Por delante tenemos 12 meses llenos de oportunidades y retos en un mundo totalmente diferente al que despedimos hace apenas unos días.
Durante las presentaciones de perspectivas que han hecho las gestoras en estas últimas semanas, todas han insistido que el mundo al que nos enfrentamos hoy ha cambiado mucho en comparación con los dos últimos años siendo la pandemia el catalizador común de todos esos cambios. Por un lado, la experiencia del coronavirus (que aún no ha terminado) ha acelerado tendencias económicas y sociales subyacentes que ya veníamos observando durante los últimos años: la digitalización, la sostenibilidad, el consumo online y los cambios demográficos, entre otros.
“2020 nos ha traído cambios irreversibles, como nuevas reglas y patrones de comportamiento, que han contribuido a la aceleración de tendencias que ya estaban ahí. Estos cambios vienen de cuatro dimensiones: un mayor enfoque a la inversión sostenible, pero con el acento puesto en el criterio social y de gobernanza; un mayor aumento de las desigualdades; mayor riesgos geopolíticos por una mayor polarización entre China y Estados Unidos; y, por último, una mayor coordinación entre políticas fiscales y las políticas monetarias de los banco centrales”, explicaba recientemente Manuel Gutierrez Mellado jefe de ventas de BlackRock para España y Portugal.
Nuevo orden de inversión
En opinión de BlackRock, todo ello da lugar a un “nuevo orden de inversión” en el que los inversores deberán revisar sus carteras y analizar cada activo que la componen o quieren incluir. Desde la gestora coinciden en que los tipos de interés bajos continuarán, pero advierte que la inflación puede ser el “riesgo invisible” en este nuevo entorno. Según los expertos de BlackRock Investment Institute apuntan que la inflación podría rozar el 3% en EE.UU. y el 2,5% en la Unión Europea, frente a las estimaciones del mercado que sitúan estos porcentajes en el 2% y el 1,5%, respectivamente.
Además de unos tipos bajos y una inflación que aumentará, BlackRock coincide con la mayoría de las gestoras en apuntar que 2021 será un año de recuperación. Algunos ven una recuperación desigual y lenta, pero desde BlackRock son más optimistas. “Esperamos que la recuperación sea rápida y pronunciada. Creemos que la situación es ahora mejor que lo inicialmente previsto, ahora bien hay que ver cuánto daño irreversible queda dentro de la economía. En nuestra opinión, ese daño irreversible no será tan grande como se pensaba al principio”.
Con la vista puesta en esa recuperación, Fidelity International se hace una pregunta crucial: ¿Se corresponderá la realidad con el optimismo del mercado? Según indica Andrew McCaffery, CIO global del área de Gestión de Activos de Fidelity International, en 2020 los inversores eligieron invariablemente creer en el escenario más optimista, animados por la liquidez de la Fed y otros grandes bancos centrales. “Me preocupa que este optimismo no se corresponda con la realidad económica de 2021. Se ha adelantado un enorme volumen de inversión para sostener unas economías vapuleadas y, dado que es probable que el Congreso de EE.UU. esté dividido, un paquete de estímulos presupuestarios más reducido podría significar una recuperación más lenta. A corto plazo, existe el riesgo de recaída en la recesión en EE.UU. si se imponen más restricciones para luchar contra el virus mientras el mundo espera a que las vacunas se distribuyan entre la población”, advierte McCaffery.
La segunda reflexión que lanza McCaffery sobre este año es la consolidación del cambio climático como una prioridad: “Después de un año en el que los factores sociales han protagonizado las agendas de los gobiernos y las empresas, el cambio climático se perfila como la prioridad en materia de sostenibilidad en 2021, reforzada por el Green Deal de la UE y el apoyo explícito del presidente electo estadounidense Joe Biden. Las expectativas son altas en cuanto a lo que se podría conseguir para acelerar la descarbonización en la cumbre del cambio climático de la ONU a finales de 2021″.
Por último, para Julius Baer, estamos directamente ante el fin de la era neoliberal, “lo que trae consigo la inevitable obsolescencia del abanico de políticas dominadas por los instrumentos monetarios. Este modelo de políticas, que de hecho fue diseñado para resolver problemas anteriores a la época de la globalización y financiarización extremas, está muerto, y la crisis del coronavirus no ha hecho sino enterrarlo definitivamente”, explica en su informe sobre tendencias 2020/2029.
El banco privado suizo destaca cuatro aspectos de este nuevo panorama de políticas disponibles: habrá un mayor énfasis en el estímulo fiscal; los bancos centrales cooperarán mucho más estrechamente con los gobiernos para financiar los déficits acumulados a raíz de esas intervenciones fiscales (según la Teoría Monetaria Moderna); los incentivos se implementarán de una forma más directa; y, por último, estima que se mantendrán las políticas monetarias no convencionales que surgieron tras la crisis financiera de 2008.
En este sentido, es destacable el impacto que están teniendo las decisiones de los bancos centrales. Dejando a un lado la política monetaria, Marco Troiano, subdirector de instituciones financieras de Scope Rating, pone como ejemplo el mensaje que han lanzado los bancos centrales sobre el pago de dividendos.
“Pedir a los bancos que sean prudentes con respecto a las distribuciones de capital es lo correcto en este entorno, ya que la rentabilidad de los accionistas es una preocupación secundaria frente a la estabilidad financiera, en particular en un año en el que los bancos han recibido un importante apoyo extraordinario, tanto directa como indirectamente. La relajación de las restricciones permitirá a los bancos más fuertes diferenciarse de otros durante el próximo año y de ahora en adelante, con la esperanza de estimular la consolidación del sector», sostiene Troiano.
Y nuevo entorno geopolítico
Tanto BlackRock como Julius Baer coinciden en destacar que estamos ante un mundo más bipolar entre China y Estados Unidos. “La brecha entre EE.UU. y China sigue creciendo. Si bien las cuestiones comerciales parecen haber quedado en un segundo plano, en otros frentes las hostilidades entre ambos países se mantienen firmes. El principal tema de enfrentamiento es el coronavirus, ya que se responsabiliza a China de la propagación descontrolada de la pandemia”, explica el banco privado suizo.
BlackRock lleva su reflexión un paso más allá y señala que “la globalización se está reconfigurando”. Según explica Gutierrez Mellado, el coronavirus ha acelerado las tendencias geopolíticas como un orden mundial bipolar entre los Estados Unidos y China y, la reconfiguración de las cadenas de suministro mundiales para una mayor resistencia, dando menos prioridad a la eficiencia.
“La rivalidad estratégica entre EE.UU. y China parece que se mantendrá, con la competencia y el sector de la tecnología en el centro. Es probable que en ambos países se hagan más hincapié en la búsqueda de la autosuficiencia en las industrias críticas del futuro. China está buscando dominar las tecnologías más relevantes, como los semiconductores, en las que se ha retrasado radicalmente a los EE.UU. Por eso creemos que los inversores necesitan estar expuestos a ambos polos de crecimiento mundial. Podemos ver un cambio en el énfasis de los EE.UU. en la relación con China: más atención al clima y los derechos humanos y menos en el déficit comercial bilateral”, apunta el informe de perspectivas de BlackRock.
Más allá del papel que pueda tener Estados Unidos, desde Allianz Global Investors llaman la atención sobre el impacto que tendrá la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) en la economía y lo que supone para los inversores. En opinión de Stefan Scheurer, economista senior de mercados emergentes de Allianz GI, esta asociación económica mejorará el crecimiento continuo de China e impulsará el PIB mundial.
“El RCEP representa un paso importante hacia una integración regional más amplia dentro de Asia, ayuda a fortalecer la cadena de suministro regional a medio plazo y prepara el escenario para una integración económica más estrecha. Esto conlleva varias implicaciones clave para los inversores. Por ejemplo, debería fomentar una integración comercial más profunda y obtener los beneficios económicos asociados. Como resultado, los sistemas involucrados en una red de producción transfronteriza probablemente se volverán más flexibles, lo que ayudará a mejorar la productividad, acelerar los cambios estructurales y estimular el crecimiento en toda la región a medio plazo”, sostiene Scheurer.
Según un informe reciente del Peterson Institute for International Economics, Japón y Corea del Sur también son los dos países con más probabilidades de beneficiarse en términos de PIB real, y cada uno de ellos disfruta de un impulso del PIB cercano al 1%. Mientras tanto, se prevé que China y los miembros de la ASEAN observen un impacto menor del 0,3%. El informe también predice que para 2030, el RCEP impulsará el PIB mundial en 186.000 millones de dólares. “Quizás lo más significativo es que la RCEP señala que Asia está avanzando con la liberalización comercial. Y desde una perspectiva global, refuerza la tendencia de que el centro de gravedad económico del mundo continúe desplazándose hacia el este”, añade Scheurer.
Un ejemplo de cómo esta cambiando el mundo y de este proceso es el propio Brexit. «La fragmentación de la economía mundial es un factor netamente negativo para la prosperidad general de la humanidad. Creará ineficiencias en las cadenas de suministro, duplicidades de capacidad y una asignación del capital poco eficiente. Las inquietudes geopolíticas relacionadas con el auge y la creciente influencia de China y la viabilidad a largo plazo del proyecto europeo seguirán influyendo en la agenda política y podrían dar lugar a más políticas proteccionistas. Sin embargo, no esperamos un desmantelamiento completo del comercio mundial», señalan Mark Heslop y Mark Nichols, gestores de la estrategia European Growth de Jupitrer AM.
Los retos sanitarios y económicos a escala mundial que ha planteado 2020 no han frenado la demanda de los inversores ni han frustrado las perspectivas para la inversión sostenible, según la encuesta Global Client Sustainable Investing Survey de BlackRock.De hecho, los inversores planean duplicar sus asignaciones a los productos sostenibles en los próximos cinco años, y el 20% de los encuestados afirmó que la pandemia había acelerado sus asignaciones a inversiones sostenibles.
«La transición de gran calado que identificamos a principios de año se ha consolidado con firmeza, dado que la convergencia de las presiones políticas y normativas, los avances tecnológicos y las preferencias de los clientes ha propiciado que la sostenibilidad pase a ser la norma en el plano de la inversión», comentó Mark McCombe, director de clientes en BlackRock. «Los resultados de nuestra encuesta muestran que la transición hacia la sostenibilidad está teniendo lugar en todo el mundo».
Para realizar la encuesta se recopiló la opinión de 425 inversores en 27 países, incluidos fondos de pensiones corporativos y públicos, gestoras de activos, fondos de dotación, fundaciones y gestoras patrimoniales mundiales con casi 25 billones de dólares estadounidenses en activos gestionados.
La encuesta sugiere que este año parece ser el comienzo de un cambio sostenido para, al menos, los próximos cinco años: los encuestados afirmaron estar planeando duplicar sus activos gestionados que siguen criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) para 2025. Si bien el crecimiento de los activos sostenibles es más pronunciado en Europa, estos también están aumentando su magnitud en América y la región Asia-Pacífico.
Integración de criterios ESG
La mayoría de los encuestados cree que la sostenibilidad resulta fundamental para los procesos y resultados de la inversión, y el 75% ya utiliza un enfoque integrado para tener en cuenta los riesgos ESG en sus carteras o se plantearía hacerlo. Un enfoque integrado consiste en incluir el análisis de los criterios ESG en todas las posiciones y fundamentar las decisiones de inversión futuras basándose en un punto de vista totalmente centrado en la sostenibilidad.
Si bien la integración se sitúa en primer lugar, los enfoques de inversión sostenible más focalizados, como las soluciones temáticas o de impacto, también constituyen las opciones preferidas de clientes en la región EMEA: el 56% y el 52% de los encuestados buscaba exponerse a estas estrategias, respectivamente.
Diferencias regionales en la adopción
La demanda mundial de productos sostenibles presenta diferencias a escala regional debido a la divergencia en materia de contextos normativos, percepciones de la población, actividad de supervisión del consejo y del equipo directivo y concienciación sobre sus ventajas en términos de rentabilidad.
En la región EMEA, la principal razón (51%) que los encuestados mencionaron para la adopción de estrategias sostenibles fue «porque es lo correcto», mientras que solo el 37% de los encuestados en la región afirmó que «mitigar los riesgos de la inversión» constituía una consideración clave. En América, la mitigación del riesgo es el segundo catalizador más importante de la adopción (49%), seguido por «una mejor rentabilidad ajustada al riesgo» y «mandato del Consejo o del equipo directivo» (ambos en el 45%).
«Los clientes están priorizando las cuestiones ESG y su implementación de forma distinta en las diferentes regiones. Si bien todos son conscientes de la prevalencia del riesgo climático, existen distintos niveles de énfasis en asuntos como los derechos humanos, la diversidad y la inclusión», afirma McCombe. «Resulta importante constatar que las razones de los clientes para invertir de forma sostenible muestran marcadas divergencias entre regiones. Muchos inversores europeos perciben las ventajas de la sostenibilidad desde el prisma del impacto en la sociedad. En EE.UU., los inversores se centran en mayor medida en la gestión del riesgo y la rentabilidad de la inversión».
La encuesta también mostró un ámbito en el que los clientes de todas las regiones que participaron en la encuesta están mayoritariamente de acuerdo: el 88% de los encuestados sitúa los riesgos vinculados al clima a la cabeza de sus preocupaciones en cuanto a las carteras en este momento. En adelante, si bien se espera que el clima siga siendo la principal preocupación, un número creciente de encuestados (58%) afirmó que prevé que las preocupaciones sobre cuestiones sociales, como la diversidad y la inclusión y las prácticas laborales justas, aumentarán en mayor medida en los próximos 3-5 años.
El auge del peso de los criterios ESG en el ámbito de la inversión se ve impulsado por un abanico de motivos, entre los que también destaca el mayor nivel de presentación de información por parte de las empresas, lo que facilita más información a la población y otros avances en materia de análisis de datos para comprender cómo las cuestiones ESG resultan fundamentales para la inversión.
Preocupaciones sobre la calidad de los datos
No cabe duda de que la calidad y la disponibilidad de los datos ha aumentado de forma significativa en la última década, lo que ha permitido a los inversores tomar decisiones de inversión más fundamentadas.No obstante, existe un consenso considerable entre los inversores institucionales de que se trata de un ámbito que requiere mayor atención.
Más de la mitad (53%) de los encuestados a escala mundial mencionó la «escasa calidad o disponibilidad de los datos y análisis ESG» como la principal barrera para adoptar estrategias de inversión sostenible, el nivel más elevado de entre las barreras incluidas en la encuesta.
Actualización sobre las acciones de sostenibilidad de BlackRock en 2020
«Tal y como hemos observado en la encuesta de este año, los inversores de todo el mundo demandan un énfasis continuado por parte del sector en iniciativas de sostenibilidad que les ayuden a estructurar carteras ajustadas al riesgo de mayor calidad de cara al futuro», comenta McCombe. En enero, BlackRock detalló una serie de pasos para hacer de la sostenibilidad un componente clave de la forma en que gestiona el riesgo, estructura carteras, diseña productos e interactúa con las empresas.
Puede consultar una actualización detallada sobre las acciones de sostenibilidad de BlackRock en 2020 aquí.
La inversión en infraestructuras no cotizadas ha ganado popularidad entre los inversores. ¿El motivo? Según explicaron los expertos de Mercer durante una sesión virtual titulada Inversión en infraestructura no cotizada: características, proceso y vehículos, es una clase de activo que ofrece baja volatilidad y correlación.
Además, desde Mercer consideran que la búsqueda de rendimientos atractivos ha sido otro de los motivos que ha llevado a los inversores a fijarse en las infraestructuras no cotizadas, ya que los activos más tradicionales, como pueden ser los bonos gubernamentales, ofrecen rentabilidades muy bajas abocando al inversor a tomar más riesgo.
En opinión de los expertos de Mercer, ese riesgo debe estar debidamente remunerado y tener la menor correlación posible con el resto de la cartera. Dos características muy presentes en los mercados no cotizados, según su opinión. “Dentro de los mercados no cotizados hay una variedad de activos, entre ellos las infraestructuras, que o bien se financian a través de capital íntegramente privado o a través de colaboraciones público/privadas. Todos estos activos aportan predictibilidad, altas barreras de entrada, una demanda poco influenciada por el precio, baja volatilidad, baja correlación con otros activos y una protección parcial frente a la inflación”, explican desde la firma.
Según la valoración que hacen de esta clase de activos destacan que las infraestructuras están expuestas a una serie de “mega tendencias” que están impulsando su crecimiento: el paso de las políticas monetarias a políticas fiscales que impulsan la inversión privada; el crecimiento demográfico de la población que obliga a incrementar los niveles de urbanización; el impulso de las telecomunicaciones y la digitalización creciente que ha detonado la irrupción del COVId-19; y, las crecientes exigencias de sostenibilidad global que impulsan a los gobiernos al desarrollo energético renovable, entre otros. Según sostienen, todos estos factores están provocando que repunte la demanda de inversión en infraestructuras. De 2017 a 2035 será necesaria una inversión de 3,7 billones de dólares anuales, según diversas fuentes.
En este sentido, argumenta que para un fondo de pensiones, los activos no cotizados representan una buena oportunidad para diversificar la cartera, ofrecen una relación rentabilidad riesgo muy superior a la de otros activos y unas primas de liquidez muy atractivas para compensar el largo plazo de la inversión. De hecho, según el estudio de Mercer European Asset Allocation 2020, el 10% de los fondos de pensiones europeos ya incorpora inversión en infraestructuras con una exposición del 3%. Por lo que considera que existe una demanda de capital no cubierta, por lo que la inversión ofrecerá una prima de rentabilidad para atraer inversores. Esta situación está propiciando un crecimiento gradual y constante del número de fondos de inversión, un mayor levantamiento de capital y un incremento de operaciones.
“Las empresas que tienen un modelo de ingresos más expuestas al ciclo económico están siendo las más afectadas por el coronavirus. Sin embargo, esperamos que esta volatilidad afecte sólo a corto plazo. Además, esperamos que algunas perturbaciones del mercado resulten en oportunidades de inversión potencialmente atractivas en el futuro”, argumenta Benjamin Baumann, director de inversiones de mercados no cotizados en Mercer.
Hasta ahora, las carteras de inversores institucionales internacionales están expuestas a mercados no cotizados principalmente a través de capital privado e inmobiliario, con un 11% y un 9% de inversión media. No obstante, la demanda de activos de infraestructuras está creciendo progresivamente y ya alcanza el 4,5%. A consecuencia de la pandemia, ciertos segmentos como transporte, hostelería y turismo se han visto perjudicados, afectando negativamente a las infraestructuras que lo rodean.
Por otro lado, se han visto beneficiadas las empresas del sector tecnológico, por lo que las infraestructuras de telecomunicaciones han experimentado un crecimiento exponencial. Para lograr una asignación estable a infraestructuras es indispensable comprometerse de forma regular y revisar periódicamente la planificación, según destaca Milagros Méndez, directora en Mercer Investments. Para ello, Mercer Investments, pone a disposición de sus clientes cada 18 o 24 meses un único vehículo de inversión.
“Tal y como anunciamos en nuestro último estudio, Europe Asset Allocation Survey 2020, la sostenibilidad es un foco relevante en nuestras carteras, por ello aplicamos un filtro ASG a todos nuestros productos. Además, gracias a Mercer PIP VI (Private Investment Partners), los clientes de la firma pueden obtener acceso exclusivo a activos estratégicos en infraestructura de difícil acceso y con descuentos gracias al volumen de inversiones manejado por la consultora fruto de su trayectoria en este tipo de gestión desde el año 2005”, explican desde Mercer Investments.
Además, añaden que se trata de un vehículo de inversión conservador con altas rentabilidades y riesgo moderado. “Así, las infraestructuras nos ofrecen múltiples ventajas como una mayor rentabilidad que la deuda gubernamental, por encima de la que podamos obtener mediante la renta variable y superior a la obtenida mediante fondos líquidos en infraestructura. En términos de riesgo, estos activos muestran un mejor comportamiento frente a caídas de los mercados como la ocurrida en 2008, en la que la renta variable cayó más del doble de lo que lo hicieron las infraestructuras no cotizadas”, concluyen.
La posibilidad de que el crecimiento económico mundial experimente un rebote sostenible depende del éxito del lanzamiento de las vacunas contra el coronavirus. Esto abre una ventana para que los inversores aprovechen las oportunidades de valoración existentes antes de que el mercado fije los precios.
Prevemos que la economía mundial comenzará a recuperarse en el segundo trimestre de 2021, pero no se producirá un repunte hasta el segundo semestre, ya que la aprobación, producción y distribución de las vacunas llevará tiempo. La rapidez del proceso de normalización del crecimiento será mucho mayor cuanto más inoculaciones se consigan. Aún así, es posible que para paliar los retrasos en los procesos de vacunación se necesite un apoyo monetario y fiscal adecuado.
Aunque esperamos que EE.UU. cree un organismo asesor independiente, algunos países adoptarán un enfoque más cauteloso en cuanto a la inoculación masiva, lo que probablemente ralentizará el repunte del crecimiento mundial de forma general hasta la segunda mitad de 2021. Por su parte, China tiene la capacidad de fabricar 750 millones de vacunas en 2021, pero con una población de 1.400 millones de habitantes y con acuerdos para compartir su capacidad con países como Brasil e Indonesia, el proceso parece que se extenderá hasta 2022.
Pensemos que el COVID-19 será endémico y nunca se erradicará del todo, como la gripe. Según los estudios actuales, las vacunas proporcionarán inmunidad durante dos años o menos y deberán ser renovadas. Aunque los mercados de renta variable han reaccionado positivamente a las noticias sobre la evolución de la vacuna, los inversores todavía no han descontado una recuperación del crecimiento mundial en su totalidad. Si el crecimiento se normalizara, podría esperarse un rebote en determinados mercados de valores, divisas y en los precios de las materias primas que podría estar en línea con un repunte de la producción industrial.
Las bolsas de Japón, Australia, Europa y el Reino Unido parecen atractivas en base a las revisiones al alza que se han producido en las previsiones de beneficios empresariales. Algo que los mercados no han descontado totalmente, lo que ha creado ciertos desajustes que pueden usarse para invertir. Aunque las valoraciones de las bolsas mundiales (en términos PER) parecen ajustadas en relación con la media histórica, gran parte de la explicación se debe al colapso que se ha producido en las ganancias empresariales debido a la pandemia. Por lo tanto, es probable que las valoraciones se vean respaldadas por la recuperación prevista de las ganancias. De hecho, la renta variable está bien valorada frente a la renta fija, lo que significa que los inversores pueden seguir encontrando un valor relativo.
A nuestro juicio, son varios los principales riesgos: una trayectoria de crecimiento más lenta de lo que esperamos, probablemente debido a retrasos en la distribución de las vacunas; una renovada tensión geopolítica si el presidente electo Joe Biden es más asertivo de lo que prevemos en sus primeros 100 días de mandato, lo que provocaría una volatilidad antes del crecimiento; y la posibilidad de taper tantrum crónico a medida que la economía mundial se normalice.
Además, la mayoría de los presidentes entrantes de EE.UU. han reemplazado al jefe de la Reserva Federal. Aunque el mandato del presidente de la Fed, Jerome Powell, se extiende hasta febrero de 2022, cualquier movimiento para reemplazarlo generaría un debate para 2021. Eso podría alterar la trayectoria de la política y los estímulos y podría afectar a los mercados.
Rotación sectorial
Es probable que una recuperación del crecimiento mundial sea un factor positivo para los mercados bursátiles sesgados hacia el valor, como los de Europa, Australia y Japón. Todos ellos cuentan con fuertes asignaciones a los sectores financiero, industrial e inmobiliario, sectores que quedaron rezagados durante la pandemia.
Si bien también prevemos una recuperación del sector energético con el tiempo, el aumento global de las reservas de petróleo tras el colapso de los precios a principios de este año hace que los niveles de inventario sean elevados. Anticipamos una nueva corrección en el sector de servicios de comunicaciones y en las compañías de tecnología que carecen del apoyo de unos fundamentales estructurales y de catalizadores a largo plazo, cuyo comportamiento en bolsa mejoró durante el Covid-19. También prevemos una cierta rotación hacia sectores cíclicos infravalorados, lo que contribuirá a la reactivación del crecimiento de las economías domésticas. Esto podría beneficiar a los mercados de la región ASEAN, algunos de los cuales también están muy apalancados en el ciclo comercial mundial. Tienen fuertes saldos en cuenta corriente y están infravalorados por los inversores mundiales.
Esperamos que el dólar americano se debilite. El resultado de la segunda vuelta de las elecciones en Georgia determinará la composición final del Congreso de Estados Unidos. Damos un 70% de posibilidades de que los republicanos obtengan la mayoría en el Senado, lo que crearía desafíos para la formulación de políticas fiscales expeditivas y significaría que Biden podría tener dificultades para impulsar su importante agenda de gasto así como otros programas legislativos.
Aunque esperamos que se apruebe un proyecto de ley de apoyo del COVID-19 a principios de 2021, un modesto estímulo de 1 billón de dólares o menos podría ser insuficiente para sustentar el crecimiento de Estados Unidos. La política monetaria tendrá que seguir siendo muy acomodaticia, lo que probablemente creará diferencias cada vez mayores en el crecimiento y la inflación entre Estados Unidos y las naciones de Asia y Europa, ejerciendo así una presión a la baja sobre el dólar. De hecho, la debilidad del dólar favorecerá a las monedas de los mercados asiáticos y emergentes y a los activos no denominados en dólares. También esperamos que el euro se recupere, siempre y cuando la pandemia no se descontrole aún más.
Los mercados están descontando que la Reserva Federal de Estados Unidos no subirá los tipos hasta 2025, lo que sugiere que la parte corta de la curva permanecerá plana y los diferenciales de crédito se reducirán. Esto hará que los inversores que buscan rentabilidad bajen más en el espectro de riesgo crediticio.
En cuanto a la renta fija, creemos que la deuda corporativa de los mercados emergentes es un activo a tener en cuenta. El segmento cuenta con un récord de rebote después de caídas de mercado de más del 2%. Por su parte, el crédito corporativo emergente cuenta con mayores rendimientos y menor apalancamiento que sus pares desarrollados, y la debilidad del dólar sería positiva para esta clase de activo en 2021.
Dentro de los activos alternativos y en un entorno de normalización de la actividad comercial, somos positivos en cuanto a las perspectivas de los bienes inmuebles. A medida que la productividad vuelve a los mercados desarrollados y emergentes, los volúmenes de inmuebles vacíos deberían disminuir y los alquileres de oficinas repuntarán. También somos constructivos en cuanto a las perspectivas para las infraestructuras impulsada por los dólares procedentes de los estímulos fiscales. Muchos gobiernos también han establecido mejores objetivos ambientales y sociales, proporcionando un viento de cola a largo plazo para las infraestructuras renovables y sociales. Este sector ofrece a los inversores flujos de ingresos diferenciados, con rendimientos iniciales más altos que los de los mercados desarrollados y un potencial de rendimiento extra, creando un colchón contra la creciente inflación ligada a los peajes y las facturas de los servicios públicos.
También encontramos atractivas las valoraciones en el segmento intermedio de los valores respaldados por activos (ABS). A diferencia de otras clases de activos, el apoyo de los bancos centrales no se ha trasladado a los ABS en el mismo grado, lo que permite a los inversores disfrutar de un saludable repunte del rendimiento para un nivel similar de riesgo crediticio que en otras clases de activo.
Tribuna de Irene Goh, Head of Multi-Asset Solutions de Asia Pacific de Aberdeen Standard Investments.
Tras nuestro primer cuestionario sobre el manejo de las redes sociales, seguimos ahora con temas que involucran de manera más directa a la industria de las inversiones y los mercados financieros.
Las políticas ESG son tendencia en la industria, eso ya no es novedad. ¿Pero cuánto conocemos realmente de estos criterios?
Les invitamos a participar en este cuestionario y, como ya saben, las respuestas vendrán mañana, con una puntuación asociada a cada respuesta y con muchos consejos para entrar en el mundo de las inversiones sostenibles. En este caso, solo hay una respuesta correcta que mañana tendrá su respectiva explicación.
¡Comencemos!
1. Según un estudio de Cerulli publicado recientemente, los activos invertidos en ETFs con criterios ESG en Europa alcanzaban a finales de agosto de 2020…
32.400 millones de dólares
60.200 millones de dólares
58.300 millones de dólares
2. ¿Qué empresa de la «nueva energía» consiguió superar por primera vez en la historia en capitalización bursátil a Exxon Mobil?
Orsted
Nextera Energy
Neste
3. Si se prolongase nueve meses la vida de las prendas de ropa, ¿en qué porcentaje podrían reducirse las huellas de carbono, agua y residuos?
Nada, no afectaría el resultado
Entre un 10% y un 15%
Entre un 20% y un 30%
4. ¿Cuánto tarda en degradarse el pack de seis anillos de plástico que une las latas de refrescos o cervezas?
50 años
400 años
700 años
5. ¿Qué significa ser neutro en carbono según la Comisión Europea?
No emitir nada de dióxido de carbono
Emitir la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera de la que se retira por distintas vías
Retirar más dióxido de carbono del que se emite
Compensar la emisión de dióxido de carbono con la emisión de gases no dañinos para el medio ambiente
6. ¿Qué porcentaje de profesionales de inversión tiene en consideración criterios ESG en sus inversiones?
Noviembre fue un mes espectacular para los mercados. La subida del 13% del índice MSCI World fue el mejor resultado mensual desde enero de 1975. También se produjo una noticia espectacular: tres vacunas lograron una eficacia muy superior al 50% que se consideraba el nivel mínimo viable. Esto abre la perspectiva genuina de que el mundo regrese a algo parecido a la «normalidad» en la segunda mitad de 2021, lo que podría poner fin a los ominosos ciclos de brotes y confinamientos que habían regresado a Estados Unidos y Europa durante el otoño en el hemisferio norte. Además, el mundo respira aliviado, ya que Estados Unidos parece estar encaminado hacia una transición pacífica del poder; la ausencia de un claro «barrido azul» de los demócratas supone una ventaja adicional y hace menos probables aumentos significativos en el impuesto de sociedades o regulaciones de carácter radical, lo que puede proteger la rentabilidad de las empresas estadounidenses, especialmente, los gigantes tecnológicos.
Si bien las noticias fueron claramente positivas en el mes, la cuestión es si el mercado ha avanzado mucho demasiado pronto. El índice MSCI World estaba prácticamente en el mismo nivel de comienzos de año a finales de octubre, antes del «mes de los milagros»; en la actualidad y desde sus mínimos de marzo, ha aumentado más del 50%, lo que sitúa el rendimiento anualizado en el 12% hasta finales de noviembre, una rentabilidad anual superior a la media. Esto parecería implicar que las perspectivas a largo plazo para los beneficios corporativos son mejores que a principios de año, a pesar del impacto de la pandemia, que se prevé que reduzca el producto interior bruto (PIB) mundial un 4,4% este año, según el Fondo Monetario Internacional, y que ha reducido los beneficios a futuro un 9% desde principios de año.
Es importante señalar que no hablamos de un mercado que fuera remotamente barato a principios de año, debido al repunte del 26% en 2019, todo lo cual se estaba ajustando al caer las ganancias ligeramente. Esto ha dejado el múltiplo actual de beneficios a 12 meses del índice MSCI World por encima de 20, un indicador que nunca había estado por encima de 17 antes de este año en una serie histórica que se remonta a 2005. Permitiendo otro año de recuperación de los beneficios, el múltiplo a dos años es de 17,7, aún un 15% por encima del máximo anterior a 2020 de 15,4. El riesgo definitivamente parece estar «activado».
Incluso si asumimos que los efectos directos de la pandemia, los confinamientos y los autoaislamientos voluntarios se habrán desvanecido para la segunda mitad del próximo año a medida que la vacunación se propaga entre las poblaciones, la COVID-19 habrá dejado un gran legado. Esto se puede ver en la aceleración de tres grandes tendencias existentes.
La primera es el cambio radical en la adopción de tecnología. El comercio electrónico ha resurgido, junto con el teletrabajo, mientras que el gasto en efectivo se ha desplazado a las tarjetas y las compañías están trasladando su infraestructura tecnológica local a la nube. Esta marcha de la tecnología claramente genera ganadores y puede brindar a las compañías en general la oportunidad de reducir algunos costes de forma permanente, por ejemplo, en el espacio de oficinas o en la contratación de mano de obra nueva y remota en ubicaciones más baratas. Pero también visibiliza a los perdedores, ya seas minoristas tradicionales sin una propuesta de venta única, ciertos segmentos inmobiliarios o empresas de servicios tecnológicos que gestionan la infraestructura local.
La segunda es el aumento de la intervención pública. Es probable que el alcance sin precedentes de las medidas de apoyo durante la pandemia se haya sumado al ya creciente gusto de los gobiernos por la participación en la economía. La era en la que las economías se dirigían en beneficio de las grandes corporaciones ya parecía estar llegando a su fin, dados los ataques al libre comercio, la reactivación de la actividad antimonopolio, las presiones para aumentar los impuestos de sociedades y el inicio de medidas para reequilibrar la relación entre trabajo y capital, por ejemplo, mediante el aumento de los niveles del salario mínimo. La acción sobre el cambio climático puede ser la modificación más importante, con movimientos hacia la fijación de los precios del carbono y la restricción de las actividades contaminantes. Los optimistas señalarán el probable impasse en Estados Unidos e incluso el potencial de una ola de lucrativas inversiones en infraestructura verde. Pero, en el lado negativo, gran parte del status quo influido por las emisiones de carbono puede volverse antieconómico o ser incluso prohibido.
La última tendencia que se ha potenciado es el crecimiento de la deuda. Es cierto que la tasa de ahorro de los particulares ha aumentado considerablemente, dados los grandes pagos de transferencias de los gobiernos y la supresión del consumo social, ya sea en vacaciones o fuera de casa. No ocurre lo mismo con el sector empresarial, que ha experimentado un nuevo impulso en el apalancamiento. Moody’s estima que la emisión de deuda con grado de inversión aumentará un 60% este año, e incluso se espera que el segmento de alta rentabilidad experimente una subida del 25%. Sin embargo, esto se ve eclipsado por el aumento de la deuda pública dadas las medidas para proteger las economías de la pandemia. Solo en Estados Unidos se ha producido un aumento de 4 billones de dólares en su deuda nacional en lo que va de año, que ahora ha alcanzado el 107% del PIB1. De nuevo, hay un escenario optimista, donde los consumidores recién liberados gastan mucho en 2021 y 2022, reduciendo sus elevadas tasas de ahorro, mientras que los gobiernos continúan apoyando la demanda con fuertes déficits, ayudados por la política expansiva de los bancos centrales y la actitud acomodaticia de los mercados de bonos hasta el momento. Por tanto, el crecimiento se recuperará con fuerza, pero afortunadamente sin aumentos significativos de la inflación o los tipos de interés que pudieran asustar a los mercados. Los escenarios menos positivos están a ambos lados de este resultado de entorno económico favorable: o demasiado fríos, debido a la cautela del consumidor o los recortes públicos, o demasiado calientes, con la recuperación impulsando la inflación y los tipos de interés.
Hay beneficios potenciales positivos de las tres tendencias: las empresas se vuelven más eficientes, la inversión en infraestructura verde ofrece impulso y los bajos tipos de interés permiten que los gobiernos sigan gastando. Junto con la posibilidad de que los consumidores gasten sus ahorros, los comentaristas más entusiastas sugieren que esto puede desencadenar una segunda parte de los «felices años veinte», presumiblemente despreocupados por lo que sucedió a finales de la década de 1920 la última vez. Todos estos escenarios positivos son posibles, y algunos incluso pueden ser probables, pero el problema es que el múltiplo de beneficios actual, superior a 20, puede estar tomándose como un hecho. Dado lo mucho que puede salir mal, consideramos este múltiplo como los «temibles veinte». Del mismo modo, los inversores growth bien pueden estar observando los beneficios de la aceleración de la disrupción tecnológica para justificar valoraciones elevadas sin preocuparse por las posibles restricciones a los gigantes tecnológicos, mientras que los participantes en valor pueden estar esperando la inminente reflación sin tener suficientemente en cuenta los desafíos medioambientales o disruptivos.
En este mundo propenso al «riesgo», después de la espectacular subida del mercado durante los últimos ocho meses, podríamos argumentar que los inversores deberían buscar ahora preservar el capital, o mantener las luces encendidas, en lugar de intentar apagarlas. Por citar a Warren Buffett: «Ten miedo cuando los demás son codiciosos». Así, estaríamos defendiendo los beneficios de los «compounders». La idea es que el poder de fijación de precios de estas compañías y los ingresos recurrentes las permitan aumentar los beneficios a lo largo de los ciclos, haciéndolas mucho más resilientes en tiempos difíciles como 2020.
Nuestras carteras globales de hecho han logrado ofrecer esta resiliencia, aumentando los beneficios futuros un 3%-5% en lo que va de 2020, tras el crecimiento del 8%-11% en 2019, lo que contrasta con fuerza con el -9% y el -1% que el índice MSCI World logró en 2020 y 2019, respectivamente. Curiosamente, esta ganancia relativa del 22%-27% en los beneficios durante los dos años no ha resultado en un rendimiento relativo positivo significativo durante el período, dada la violencia del reciente repunte del valor. Como resultado, las carteras se han reducido drásticamente en comparación con el índice y ahora solo tienen una prima de ganancias a futuro del 9%-16% frente al índice MSCI World; esta prima desaparece en términos de flujo de caja libre, a pesar de la enorme brecha en términos de calidad, lo que convierte a los «compounders» en una póliza de seguro relativamente barata.
Columna de Bruno Paulson, Managing Director y Portfolio Manager en Morgan Stanley Investment Management.
Anotaciones:
Fuente: Departamento del Tesoro de Estados Unidos
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Si hacemos balance de 2020 en la renta fija, sin duda ha sido un año que ha puesto a prueba la experiencia de los gestores activos, con sus fuertes picos de volatilidad, la escasez de liquidez y, posteriormente, con la acción coordinada de gobiernos y bancos centrales que ha provocado una incansable búsqueda de rentabilidad. En este entorno, el New Capital Wealthy Nations se dirige al término de 2020 con una rentabilidad del 7,8% (datos a 30 de noviembre de 2020).
Como explica Michael Leithead, gestor principal de este fondo de New Capital by EFGAM, “siempre hemos defendido la idea de que invertir en aquellas economías menos dependientes de financiación externa demostraría ser un enfoque ventajoso si se materializaban riesgos inesperados”. El enfoque hacia la calidad ciertamente ha demostrado su valía en 2020, haciendo que el comportamiento del fondo en relación con muchos segmentos del mercado haya sido notable. Leithead pone como ejemplo que, en lo más duro del mercado bajista de marzo, “la rentabilidad relativa de segmentos del mercado como el de emisores chinos de alta calidad o bonos de Oriente Medio reflejó la preferencia de los inversores por invertir en balances robustos, frente a aquellos deudores que dependieron fuertemente del crecimiento”.
El New Capital Wealthy Nations es un fondo que destaca por la originalidad de su proceso de inversión, que incorpora un modelo de análisis propietario llamado Net Foreing Asset (NFA). Este análisis calcula el volumen de deuda externa en relación al PIB, con la premisa de que analizar los recursos con los que cuenta un país para afrontar sus deudas resulta un enfoque más adecuado, ya que permite calcular con mayor precisión el perfil de solvencia y la liquidez que hay detrás de cada emisión de bonos.
El modelo NFA también se diferencia de otros procesos de análisis en que no clasifica a los países por desarrollados o emergentes, sino que tiene en cuenta todos los sectores de la economía para asignar un rating propio de solvencia por país, clasificándolos de más ricos a más pobres y determinando su grado de dependencia del capital de inversores extranjeros. Al análisis se le añade una capa ESG para evaluar el perfil de riesgo de crédito desde un punto de vista financiero, reputacional y de valoración.
“El fondo capturó inicialmente el rally al extender la duración en bonos de alta calidad, cuyos riesgos en el largo plazo no habían sido correctamente valorados y que presentaban altas probabilidades de experimentar una rápida compresión de sus primas de riesgo”, detalla el gestor sobre el comportamiento del fondo en los primeros meses del año. A medida que fue evolucionando la pandemia, el equipo optó por ir reduciendo la calidad del crédito – centrándose en aquellas economías que estaban mostrando más resiliencia-, pero siempre dentro el grado de inversión, por lo que el rating medio de la cartera ha pasado de A a BBB+ en los últimos doce meses. “El objetivo ha sido orientar la cartera hacia la recuperación, al tiempo que reconocíamos que tanto empresas como países ahora están mucho más endeudados como resultado de los estímulos”, explica Leithead.
¿Qué esperar de 2021?
El gestor considera que los retornos de la renta fija en 2021 no serán como los de años anteriores, aunque prevé que los tipos se mantengan bajos y que la compresión de los diferenciales y la selección de crédito sigan aportando retornos positivos en el año nuevo.
Por lo pronto, Leithead cree que el año estará dividido en dos mitades, marcadas por capacidad de recuperación de las economías: “La vacuna abre la oportunidad de abrir partes de la economía que todavía están cerradas y que pesan sobre el crecimiento, pero no va a ser inmediato, sino que se desarrollará en los próximos 6 a 9 meses, al menos en las economías desarrolladas”, advierte.
El experto recomienda no bajar la guardia, porque la volatilidad seguirá presente. De hecho, considera que los bancos centrales verán demasiado arriesgado empezar a endurecer sus políticas monetarias, por lo que prevé que las tires de la deuda soberana se mantengan bien ancladas en niveles actuales, al menos hasta que haya más visibilidad sobre el rumbo de las economías.
Entre tanto, el equipo ha continuado recortando sus posiciones en los bonos de mayor duración, en títulos de alta calidad con rating AA y en segmentos en los que ha caído más los diferenciales, por lo que ahora el margen para que sigan comprimiéndose los diferenciales respecto a la deuda soberana parece más equilibrado. Como consecuencia de estos ajustes, la duración media ha caído desde más de 8 años a alrededor de 7,51 años, con previsión de que pueda seguir a la baja si las valoraciones siguen tensándose en 2021.
Por otro lado, el experto considera que una de las bazas ganadoras en 2021 será para aquellos gestores que logren aprovechar la alta dispersión que presenta el mercado. En consecuencia, ha ido reduciendo la exposición de la cartera en fondos soberanos y compañías cuasi soberanas para centrarse en otras compañías de menor rating, aunque todavía de alta calidad, y con una situación estratégica, como por ejemplo la compañía de real estate Aldar o la compañía de alquiler de aviones BOC Aviation. La cartera del fondo está diversificada en más de 100 posiciones, presenta un cupón/precio actual medio del 3,81% y una TIR media del 2,66%.
El último pronóstico de Michael Leithead para 2021 es que se incrementará el riesgo de insolvencia de muchas compañías, y que debido a las inyecciones suministradas por los bancos centrales los mercados no pondrán adecuadamente en precio estos riesgos, de modo que “aunque las primas de riesgo están más bajas, los riesgos a título individual se han incrementado”, lo que refuerza su tesis de la dispersión. Al mismo tiempo, a medida que la crisis económica se vaya desarrollando los ratings corporativos y soberanos también corren peligro de entrar en cuarentena. En este entorno, Leithead destaca dos cualidades del Wealthy Nations: el enfoque en economías resilientes, con recursos para capear la crisis económica, y el enfoque sistemático en la detección de dispersiones para poder seleccionar aquellos títulos que remuneren atractivamente a los inversores, y que no hayan sido adecuadamente valorados.