En menos de cinco meses desde el lanzamiento de su sicav, LONVIA Capital ha superado los 100 millones de euros en activos bajo gestión. Según explica la firma, las distintas estrategias de inversión han gozado de la confianza e interés por parte de family office, bancas privadas, asesores financieros independientes, fondos de fondos y gestores de carteras tanto en Francia, como en España, resto de Europa y América Latina.
El proyecto lanzado por el reconocido gestor Cyrille Carrière sigue una filosofía de gestión que tiene como objetivo buscar empresas que consideremos capaces de incrementar su facturación, sus resultados y su generación de flujo de caja a través de un posicionamiento en mercados en crecimiento y estrategias de desarrollo relevantes en cuanto a productos, clientes y geografía. “Estas empresas operan en un círculo virtuoso de crecimiento y utilizan los éxitos derivados de su correcto posicionamiento para invertir constantemente en su crecimiento futuro. Seleccionadas por la calidad de su actividad y su modelo de negocio, en nuestra opinión tienen la capacidad de desarrollarse considerablemente en pocos años, pasando por ejemplo de un actor de nicho local a una empresa presente en varios continentes”, apuntan desde LONVIA Capital.
El proceso de selección de compañías de pequeña y mediana capitalizaciones desarrollado por Cyrille Carrière desde 2008 se aplica a toda la gama de fondos de LONVIA Capital, formada por tres compartimentos de la sicav Lonvia: Lonvia Avenir Mid-Cap Euro: pequeñas y medianas capitalizaciones de la zona Euro; Lonvia Avenir Mid-Cap Europe: pequeñas y medianas capitalizaciones europeas; y Lonvia Avenir Small Cap Europe: pequeñas capitalizaciones europeas.
Desde la gestora recuerdan que los 3 fondos de la gama son traspasables fiscalmente, lo que supone un “hito muy relevante”, en especial para el inversor español.
A menudo oímos decir que los diferenciales de crédito ―la diferencia de rendimiento de los bonos corporativos con respecto a la deuda pública con vencimiento similar― son “estrechos” o “amplios” cuando se comenta la valoración del mercado con respecto a sus niveles pasados. Pero, parafraseando la vieja máxima, ¿y si los diferenciales pasados no son una buena indicación de los actuales? ¿Qué pasa si el mercado ha cambiado con el tiempo?
«Puedo contaros mis aventuras… Pero no serviría de nada retroceder hasta ayer, porque ayer yo era otra persona».
– Alicia en el País de las Maravillas
Hemos sido y seguimos siendo positivos en cuanto al mercado high yield porque creemos que seguimos en una fase inicial del ciclo de recuperación del crédito; se espera que las tasas de impago disminuyan y que las empresas ―incluso las muy apalancadas― tengan mejor acceso al capital gracias a los esfuerzos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) para mantener la liquidez de los mercados de bonos corporativos. Pero hay algo más también que ha cambiado: la calidad crediticia media (medida por la calificación crediticia) de los mercados de bonos high yield ha mejorado considerablemente desde la última crisis.
El mercado de bonos high yield de EE. UU. se compone en su mayoría de bonos con calificación BB (la mayor calificación sub-investment grade) hasta CCC. Actualmente, los bonos con calificación BB representan alrededor del 55 % del índice, mientras que los CCC suponen casi el 12 % y los bonos con calificación inferior a CCC son menos del 1 %. Dicho de otro modo, casi la mitad del índice tiene la máxima calidad crediticia por debajo de grado inversor. Pero esto no siempre ha sido así. En los meses posteriores a la crisis financiera global, la proporción de bonos high yield con calificación CCC alcanzó su máximo (23 %, casi el doble que la cifra actual) y el total de bonos con calificación CCC o inferior alcanzó su máximo del 30 % del índice, casi tres veces más que ahora. En resumen, durante la última década, alrededor del 15 % del mercado high yield subió desde casi la parte más baja del espectro de crédito hasta rozar la más alta.
Siendo justos, el cambio no se debe únicamente a que las empresas high yield se volvieron más solventes. Esta evolución obedece en parte a las reestructuraciones o a las salidas del mercado de las empresas con peor calificación. Además, como puede verse en el gráfico de arriba, el porcentaje de bonos BB se disparó en 2020, cuando varias grandes empresas incluidas en los índices investment grade cayeron al mercado high yield (y de ahí la denominación de “ángeles caídos”). Independientemente de las razones, el mercado high yield ha evolucionado de manera continua hasta convertirse en un índice con mejores calificaciones.
Calculando el valor
Entonces, ¿cuál es el valor de esa mejora? Creemos que vale unos 25 puntos básicos. (100 puntos básicos = 1 %)
En el gráfico de abajo, se muestra el diferencial histórico del índice Bloomberg Barclays US High Yield, un diferencial ajustado y la diferencia. El diferencial ajustado presupone que el índice tenía la misma calificación crediticia media ponderada que tiene actualmente. Dado que la calidad crediticia ha mejorado, se intuye que el diferencial ajustado es inferior al diferencial histórico y, como vemos con la línea naranja que indica la diferencia entre ambos, no deja de reducirse a medida que retrocedemos en el tiempo. En definitiva, si se tiene en cuenta la mejora de la calidad crediticia, el índice high yield no ha dejado de abaratarse.
La media simple de la diferencia entre el diferencial histórico y el diferencial ajustado al crédito desde 2009 es de 28 puntos básicos. Dado que la media presenta un sesgo a la baja por la diferencia extrema de hace una década, la redondeamos 25 puntos básicos a la baja, un nivel que refleja también el lado tradicional del intervalo entre 20 y 40 puntos básicos en el que se movió la diferencia entre los años 2011 y 2018.
Sin embargo, dado que el mercado high yield estadounidense se aproxima a sus diferenciales mínimos históricos, podría resultar más útil fijarse en la diferencia entre los diferenciales históricos y los diferenciales ajustados al crédito en estos mínimos. El mínimo más reciente del diferencial histórico, 312 puntos básicos, se registró el 13 de enero de 2020. Si se ajusta a la mejora del crédito desde entonces, calculamos que el diferencial comparable es de 302 puntos básicos, es decir, 10 puntos básicos menos. Comparado con el mínimo posterior a la crisis financiera global del 1 de octubre de 2018, cuando el diferencial era de 309 puntos básicos, calculamos que el diferencial ajustado al crédito es de 290 puntos básicos, es decir, 19 puntos básicos menos. La diferencia no deja de crecer a partir de ahí, aumentando a 24 puntos básicos al mínimo de 2014 (el 23 de junio).
En nuestra opinión, la brecha ―la diferencia entre el diferencial histórico y el diferencial ajustado al crédito― importa. Cuando se registraron esos diferenciales mínimos anteriores, el índice high yield era básicamente un índice diferente, con una calidad crediticia inferior. Por lo tanto, cuando los inversores debaten si el mercado high yield estadounidense puede alcanzar o superar sus mínimos anteriores, pensamos que deberían fijarse en el historial en términos ajustados. Por ejemplo, de acuerdo con nuestro análisis, los diferenciales del high yield podrían estar 10 puntos básicos por debajo de los mínimos que se registraron hace poco más de un año, en enero de 2020, y mantenerse al mismo nivel de diferencial ajustado al crédito.
Un fenómeno global
La mejora de la calidad crediticia promedio del mercado high yield no solo se da en EE. UU. En Europa y los mercados emergentes, la calidad crediticia promedio también ha mejorado considerablemente. En el gráfico de abajo, vemos el cambio en las ponderaciones de los bonos con calificación B y CCC desde sus máximos históricos durante los últimos 15 años hasta fines de enero de 2021. En todos los casos, las ponderaciones han disminuido. A nivel global, la proporción de deuda con calificación B se ha reducido un 37,5% y la proporción de la calificación CCC ha descendido un 60 %. En nuestra opinión, no son cambios menores para un mercado importante.
Si aplicamos el mismo análisis al índice de bonos high yield global, llegamos a la conclusión de que la mejora de la calidad crediticia tiene un valor de 20 puntos básicos en términos de diferenciales. Ajustado a la calidad crediticia, el diferencial de high yield global podría haber estado 8 puntos básicos por debajo de su mínimo del 17 de enero de 2020 de 352 puntos básicos en 2020 y 6 puntos básicos por debajo del mínimo en diez años de 311 puntos básicos registrado el 26 de enero de 2018, algo por debajo del diferencial de 410 puntos básicos del 31 de enero de 2021.
El efecto en high yield europeo es menos pronunciado, ya que el crédito mejoró rápidamente tras la crisis financiera global. Así, si quitamos 2010, la mejora en la calidad crediticia solo tiene un valor de unos 2 puntos básicos. El high yield europeo también se libró de gran parte del deterioro del crédito que sufrió el sector de la energía a mitad de la última década, por lo que la ponderación de la calificación BB se ha mantenido estable más tiempo. Según nuestros cálculos, el índice high yield europeo podría haber estado 4 puntos básicos por debajo de su mínimo del 20 de enero de 2020 de 316 puntos básicos en 2020. Curiosamente, la ponderación de la calificación BB en Europa era algo más alta el 25 de octubre de 2017, cuando el diferencial marcó su mínimo en diez años de 248 puntos básicos, por lo que nuestros cálculos aplicarían un redondeo al alza de 12 puntos básicos, hasta un diferencial de 260 puntos básicos. Al 31 de enero de 2021, los diferenciales europeos se situaban casi 100 puntos básicos por encima, 359, por lo que ofrecen un potencial de mayor ajuste de los diferenciales.
Fuente de las cifras del high yield global y europeo de arriba: Bloomberg, cálculos de Janus Henderson, índice ICE Global High Yield Bond Constrained e índice ICE European Currency High Yield Constrained, al 31 de enero de 2021.
Estos cálculos son de Janus Henderson y no están garantizados. Se ofrecen exclusivamente con fines informativos y no deben considerarse ni interpretarse como una oferta de venta, una solicitud de una oferta de compra ni una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector de mercado.
Una comparación justa
En nuestra opinión, los inversores pueden y deben preguntarse si los diferenciales en high yield pueden volver a sus mínimos históricos. Sin embargo, cuando hablamos de estos mínimos, debemos saber si estamos comparando cosas iguales, lo que no es el caso cuando comparamos los diferenciales actuales con los mínimos desde la crisis financiera global.
Como dijo sabiamente Alicia, de poco sirve hablar del pasado como si fuese igual que el presente. Actualmente, los índices de high yield global tienen una mejor calidad crediticia que en cualquiera de los mínimos anteriores registrados desde la crisis financiera global. Aunque los inversores pueden, y deben, debatir las perspectivas fundamentales de las diferentes regiones, creemos que es importante tener en cuenta que los mercados del high yield de todo el mundo han cambiado para mejor.
Las calificaciones de la calidad crediticia se expresan en una escala que generalmente va de AAA (máxima) a D (mínima).
Columna de Seth Meyer y Tom Ross, gestores de carteras de renta fija en Janus Henderson Investors.
Información importante:
Los puntos de vista que aquí figuran corresponden a la fecha de publicación. Se ofrecen exclusivamente con fines informativos y no deben considerarse ni utilizarse como asesoramiento de inversión, jurídico o fiscal ni como oferta de venta, solicitud de una oferta de compra o recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector de mercado. Nada de lo incluido en el presente material debe considerarse una prestación directa o indirecta de servicios de gestión de inversión específicos para los requisitos de ningún cliente. Las opiniones y los ejemplos se ofrecen a efectos ilustrativos de temas más generales, no son indicativos de ninguna intención de operar, pueden variar y podrían no reflejar los puntos de vista de otros miembros de la organización. No se pretende indicar o dar a entender que cualquier ilustración/ejemplo mencionado forma parte o formó parte en algún momento de ninguna cartera. Las previsiones no pueden garantizarse y no es seguro que la información proporcionada sea completa o puntual, ni hay garantía con respecto a los resultados que se obtengan de su uso. A no ser que se indique lo contrario, Janus Henderson Investors es la fuente de los datos y confía razonablemente en la información y los datos facilitados por terceros. Las rentabilidades pasadas no garantizan resultados futuros. La inversión conlleva riesgo, incluida la posible pérdida de capital y la fluctuación del valor.
No todos los productos o servicios están disponibles en todas las jurisdicciones. El presente material o la información contenida en él podrían estar restringidos por ley y no podrán reproducirse ni mencionarse sin autorización expresa por escrito, ni utilizarse en ninguna jurisdicción o en circunstancias en que su uso resulte ilícito. Janus Henderson no es responsable de cualquier distribución ilícita del presente material a terceros, en parte o su totalidad. El contenido de este material no ha sido aprobado ni respaldado por ningún organismo regulador.
Janus Henderson Investors es el nombre bajo el cual las entidades que se indican ofrecen productos y servicios de inversión en las siguientes jurisdicciones: (a) En Europa, Janus Capital International Limited (n.º de registro 3594615), Henderson Global Investors Limited (n.º de registro 906355), Henderson Investment Funds Limited (n.º de registro 2678531), Henderson Equity Partners Limited (n.º de registro 2606646), (cada una de ellas registrada en Inglaterra y Gales en 201 Bishopsgate, Londres EC2M 3AE y regulada por la Autoridad de Conducta Financiera) y Henderson Management S.A. (n.º de registro B22848, en 2 Rue de Bitbourg, L-1273, Luxemburgo y regulada por la Commission de Surveillance du Secteur Financier) ofrecen productos y servicios de inversión; (b) En EE. UU., los asesores de inversión registrados ante la SEC filiales de Janus Henderson Group plc; (c) En Canadá, a través de Janus Capital Management LLC, solo para inversores institucionales de determinadas jurisdicciones; (d) En Singapur, Janus Henderson Investors (Singapore) Limited (número de registro de la sociedad: 199700782N). Este anuncio o publicación no ha sido revisado por la Autoridad Monetaria de Singapur; (e) En Hong Kong, Janus Henderson Investors Hong Kong Limited. Este material no ha sido revisado por la Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong («SFC»); (f) En Taiwán (República de China), Janus Henderson Investors Taiwan Limited (con funcionamiento independiente), Suite 45 A-1, Taipei 101 Tower, No. 7, Sec. 5, Xin Yi Road, Taipéi (110). Tel.: (02) 8101-1001. Número de licencia SICE autorizada 023, emitida en 2018 por la Comisión de Supervisión Financiera; «(g) En Corea del Sur, Janus Henderson Investors Limited (Singapur), exclusivamente para Inversores profesionales cualificados (según se definen en la Ley de servicios de inversión financiera y mercados de capitales y sus subreglamentos); (h) En Japón, Janus Henderson Investors (Japan) Limited, regulada por la Agencia de Servicios Financieros y registrada como Entidad de servicios financieros que realiza actividades de gestión de inversión, asesoramiento de inversión y actividad de agencia y actividades de instrumentos financieros de tipo II; (i) En Australia y Nueva Zelanda, por Janus Henderson Investors (Australia) Limited ABN 47 124 279 518 y sus entidades relacionadas, incluida Janus Henderson Investors (Australia) Institutional Funds Management Limited (ABN 16 165 119 531, AFSL 444266) y Janus Henderson Investors (Australia) Funds Management Limited (ABN 43 164 177 244, AFSL 444268); (j) En Oriente Medio, Janus Capital International Limited, regulada por la Autoridad de Servicios Financieros de Dubái como Oficina de representación. No se realizarán transacciones en Oriente Medio y cualquier consulta deberá dirigirse a Janus Henderson. Las llamadas telefónicas podrán ser grabadas para nuestra mutua protección, para mejorar el servicio al cliente y a efectos de mantenimiento de registros reglamentario.
Fuera de EE. UU: Para uso exclusivo de inversores institucionales, profesionales, cualificados y sofisticados, distribuidores cualificados, inversores y clientes comerciales, según se definen en la jurisdicción aplicable. Prohibida su visualización o distribución al público.
Esta semana, se ha cumplido la fecha límite para que los gestores de activos publiquen el primer tramo de un nuevo conjunto de información diseñado para aumentar la claridad y la transparencia para los inversores que analizan las credenciales ESG de sus inversiones, con la aplicación de las Normativas de Divulgación de las Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés), como parte del Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la UE.
Dentro de este marco, Morningstar ha publicado su informe EU Sustainability Disclosures, que analiza lo que los inversores pueden esperar de los gestores de activos y cuál será el impacto del reglamento en el panorama ESG. Entre las conclusiones que arroja el documento, destaca la interpretación de que el SFDR es realmente un punto de referencia para aquellos inversores que tengan un foco ESG, ya que “eleva el listón” para que los fondos que se declaran verdes.
«El SFDR representa un hito para el creciente número de personas que desean tener en cuenta los factores ESG en sus decisiones de inversión. Los requisitos de divulgación marcarán una diferencia significativa en la calidad y la coherencia de la información disponible para los inversores. Las medidas adicionales añadirán sustancia tanto a las ambiciones declaradas de las empresas y sus productos como al grado de consecución de esas ambiciones a lo largo del tiempo. Las medidas para que la información esté más basada en hechos, sea más cuantitativa y esté estandarizada en todos los productos harán que la información sea más comparable y consumible para los inversores», señala Andy Pettit, Director, Policy Research de Morningstar.
En concreto, los inversores se enfrentarán a una nueva clasificación de todos los fondos de inversión en tres categorías que hacen referencia a su nivel de sostenibilidad: gris, verde claro y verde oscura. Según explican, cada una de estas categorías llevará una determinada documentación, material de marketing e informes para reflejar sus características sostenibles. Este etiquetado de producto estandarizado brindará a los inversores una mejor idea de cuán sostenibles son sus inversiones. En concreto, el gris indicará que el fondo considera riesgos ESG como parte de su proceso de inversión o que se declara explícitamente no sostenibles. El color verde claro hará referencia a aquellos productos financieros que promueven características ambientales o sociales como parte de la estrategia amplia de inversión; y, por último, el verde oscuro identifica a los fondos que tienen objetivos sostenibles.
El análisis que hace Morningstar en este informe también destaca que gracias al nuevo reglamento, “han surgido reglas más claras y cohesivas en las normas técnicas retrasadas”, pero hay que hacer más para que las divulgaciones de los emisores corporativos apoyen las divulgaciones de los gestores de activos y los inversores puedan entender lo que está pasando. En este sentido, uno de los grandes temas que aborda el SFDR es el greenwashing, logrando un importante equilibrio en la prevención de este comportamiento y el hecho de que sea excesivamente oneroso ser un producto ESG.
Por último, el informe apunta dos consecuencias positivas de la entrada en vigor del SFDR. La primera que la divulgación de los Principales Impactos Adversos (PAI) darán vida al objetivo del Plan de Acción de reorientar los flujos de capital hacia las inversiones sostenibles. Y, segundo lugar, que algunos productos reducirán, y otros duplicarán, las referencias ESG en sus nombres u objetivos. “Cualquiera de los dos resultados ofrece a los inversores una opción más clara a la hora de evaluar las inversiones”, destacan desde Morningstar.
Mirabaud Asset Management, la división de inversión del Grupo Mirabaud, ha reforzado su equipo de renta fija con el ascenso de Nicolas Cremieux a codirector del equipo de Bonos Convertibles y el nombramiento de Al Cattermole como gestor adjunto de carteras de los fondos Mirabaud – Global High Yield Bonds y Mirabaud – Global Short Duration.
Desde París, Nicolas Cremieux y Renaud Martin dirigirán el equipo de Bonos Convertibles de la entidad, que administra dos estrategias: una de bonos convertibles europeos y otra de bonos convertibles globales. En conjunto, superan un total de más de 500 millones de dólares en activos gestionados. Nicolas y Renaud suman más de 50 años de experiencia en el sector de la inversión y han trabajado juntos en Mirabaud AM durante casi 8 años.
Desde su incorporación a la gestora en 2013, Nicolas Cremieux ha sido gestor principal del fondo Mirabaud – Sustainable Global Convertible Bonds. El fondo sigue una estrategia especializada de alta convicción que integra por completo los criterios ESG en el proceso y recibió la etiqueta ISR en Francia como reconocimiento a su sólido proceso ESG. El equipo adopta un enfoque dinámico y se centra de forma activa en la delta con el objetivo de maximizar la convexidad.
“Nos complace anunciar el ascenso de Nicolas Cremieux a codirector del equipo en reconocimiento a su continua contribución a las estrategias durante los últimos 8 años”, afirma Renaud Martin, codirector de Bonos Convertibles en Mirabaud Asset Management.
Por su parte, Al Cattermole ha trabajado en el equipo de renta fija, ubicado en Londres, desde que se incorporó a Mirabaud Asset Management en 2013. Ahora ha sido nombrado gestor adjunto de carteras de los fondos Mirabaud – Global Short Duration y Mirabaud – Global High Yield Bonds.
Según señala Andrew Lake, director de renta fija de Mirabaud Asset Management y socio comanditario del Grupo Mirabaud: “Me complace anunciar los ascensos de Al Cattermole y Nicolas Cremieux en reconocimiento a su continua y ardua labor, su evolución y su compromiso para proporcionar soluciones sólidas, diferenciadas y sostenibles a las carteras de nuestros clientes”.
La diversidad dentro de las compañías es un valor que cada vez tiene más relevancia para los inversores a la hora de decidir en qué valores invertir. Ahora bien, ¿cuáles son las empresas más diversas e inclusivas del mundo? Según el Diversity & Inclusion Index (D&I Index) de Refinitiv, la banca, los servicios de inversión y las compañías de seguros son las que tienen mayor peso, entre las 100 primeras posiciones de este índice.
El ranking está liderado por BlackRock, que logra la puntuación más alta en términos de diversidad e inclusión, seguido por Natura, Accenture, Royal Bank of Canadá e Industria de Diseño Textil. Estas primeras cinco posiciones son una representación de los sectores que mayor presencia tienen en el índice.
Es decir, además del liderazgo del ámbito financiero hay otros sectores que también destacan: compañías farmacéuticas, servicios de telecomunicaciones, y empresas de bienes y servicios personales y domésticos. Respecto al origen de estas compañías, el liderazgo es para las empresas estadounidenses, que encabezan el índice, seguidos por Reino Unido, Australia, Canadá y Francia.
Aunque el D&I Index está compuesto por 100 nombres, en el siguiente gráfico puede observarse quién ocupa las 20 primeras plazas. Puedes consultar el índice completo en el siguiente link.
Según Elena Philipova, responsable mundial de ESG en Refinitiv, la pandemia mundial y los disturbios sociales de este año han reforzado el enfoque sobre la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo que tiene su origen en los diferentes grupos de interesados de las propias empresas. “Nuestro D&I Index, que se encuentra ya en su quinto año, pone de relieve la importancia de que las empresas se comprometan, midan e informen sobre su trayectoria en materia de diversidad más allá del género”, destaca Philipova.
En este sentido, defiende que el D&I Index es una herramienta para aportar datos y transparencia a un “exitosos movimiento” de responsabilidad y sostenibilidad. La clasificación del índice se basa en los datos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) de Refinitiv, diseñados para medir de manera transparente y objetiva el desempeño relativo de cerca de 10.000 empresas que representan más del 80% de la capitalización del mercado mundial en más de 450 puntos de datos ESG, y proporcionar a los clientes “una visión crítica y diferenciada”.
«Estamos encantados de que nuestro D&I Index se utilice como una guía para ayudar a las empresas de todo el mundo a crear una fuerza de trabajo más eficaz a través de equipos marcados por la diversidad. Sin duda, la pandemia mundial ha puesto de manifiesto un renovado interés por la diversidad y la inclusión, lo que refuerza la realidad que llevamos años transmitiendo”, ha argumentado Debra Walton, directora de ingresos de Refinitiv.
En la reunión de ayer, el Banco Central Europeo (BCE) no defraudó. Su presidenta, Christine Lagarde, mandó un mensaje claro sobre uno de los asuntos que más preocupaban a los inversores, el comportamiento del mercado de bonos y sus rendimientos.
El Banco Central Europeo logró que un consenso dovish fuera compatible con las expectativas del mercado a través de sus decisiones: que las compras bajo el programa PEPP se realicen a un “ritmo significativamente más alto” durante el próximo trimestre, no tocar los tipos de interés y mantener la facilidad de depósito al -0,5% y el marginal del crédito a 0,25%. Sobre el marco del PEPP, lo más relevante fue su decisión de que “la dotación se puede volver a calibrar si es necesario para mantener unas condiciones financieras favorables para ayudar a contrarrestar el impacto negativo de la pandemia”, indicó Lagarde durante su rueda de prensa.
En este sentido, mientras que la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra se han mostrado cómodos con la revalorización reflacionaria de los mercados de renta fija desde principios de año, el BCE se ha distinguido por intentar frenar el aumento de los rendimientos a largo plazo. “Lagarde actuó lo suficiente al prometer aumentar significativamente el ritmo de las compras del QE durante el próximo trimestre y permitir una flexibilidad adicional en las compras. Esto sugiere que el BCE está relativamente cómodo con el movimiento reciente, pero quiere evitar otro tramo más alto en los rendimientos. También muestra que tiene las herramientas y que está preparado para actuar poniendo límites a los costes de endeudamiento para la recuperación de las economías de la Eurozona y el lanzamiento del Fondo de Recuperación de la UE a finales de este año”, señala Esty Dwek, Head of Global Market Strategy de Natixis IM Solutions.
Eso sí, en opinión de Adrian Hilton, director de Tipos Mundiales y divisas Columbia Threadneedle Investments, puede que la decisión del BCE esté en línea con el consenso del mercado, pero no cuente totalmente con el apoyo de los miembros de su Consejo de Gobierno. “La comparecencia de Christine Lagarde en la conferencia de prensa posterior a la reunión dejó la clara impresión de que el consenso que logró es frágil. Al aumentar el ritmo de compra pero mantener el tamaño global de la dotación del PEPP, y al comprometerse a mantener en lugar de ofrecer condiciones de financiación favorables, a pesar de que su desliz verbal sugería lo contrario, la decisión revela un grado de discordia que puede complicar la comunicación futura”, afirma Hilton.
Una reflexión similar comparte comparte Anna Stupnytska, economista global en Fidelity International, quien además ya tiene puestos los ojos en la reunión de la próxima semana de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). En su opinión, la decisión política de hoy y las declaraciones de Lagarde confirman que el BCE se siente incómodo con el grado y la velocidad de endurecimiento de los últimos tiempos.
“Esto es comprensible, ya que son las políticas estadounidenses y las perspectivas de recuperación las que han estado detrás del aumento de los rendimientos. Mientras que los fundamentos internos de EE.UU., apoyados por un estímulo político sin precedentes, parecen fuertes, el panorama europeo es diferente. El despliegue de la vacuna, a pesar de cierta aceleración en los últimos tiempos, sigue enfrentándose a numerosos obstáculos y el impulso fiscal es mucho más modesto, ya que no se espera que el Fondo de Recuperación y Resiliencia comience a desembolsarse hasta más adelante en el año. Pero aunque la acción del BCE podría ayudar a compensar en cierta medida el injustificado endurecimiento, es en última instancia la Fed la que podría tener que intervenir y poner coto al aumento global de los rendimientos de forma más contundente. Esperamos que eso ocurra en algún momento, sobre todo si el ajuste del mercado se vuelve más rápido y desordenado”, explica Stupnytska.
Lagarde también indicó que la tendencia alcista de la rentabilidad de los bonos podría ser contraproducente con los esfuerzos de estímulo de la política monetaria, especialmente si los incrementos son amplios y persistentes. Olivia Álvarez, analista de Monex Europe, señala que, en este sentido, el BCE se estaría distanciando de otros bancos centrales en relación a los movimientos recientes en el mercado de renta fija, poniendo mayor atención a los futuros desarrollos en el mercado.
“Varias preguntas quedan por contestar, dado que los más escépticos aún se preguntan por qué el BCE no agilizó las compras desde antes. Lagarde insistió nuevamente en el carácter flexible del PEPP, por lo cual rechazó la idea de poner un número a su expresión de incremento significativo. Esto le permitirá evitar la prueba de los mercados sobre su tolerancia al crecimiento de los rendimientos, mientras la institución maneja con sintonía fina un grupo amplio de condiciones financieras”, concluye Álvarez.
Los beneficiarios: inversores y riesgo periférico
Los inversores sí han recibido bien las palabras y la decisión del BCE, lo que complace a la institución monetaria europea. “Tanto los mercados de renta fija como de renta variable esperaban que el BCE hiciera que los rendimientos de los bonos europeos pudieran experimentar un retroceso tras su reciente subida. Al prometer aumentar la tasa de ejecución semanal de las compras de activos bajo su programa de QE durante el próximo trimestre más o menos, el BCE hizo coincidir sus anuncios y sus políticas. El BCE acogerá con agrado los movimientos inmediatos del mercado ya que son coherentes con su intención de mantener unas condiciones de financiación favorables y de apoyo a la economía”, reconoce Paul Diggle, economista de Aberdeen Standard Investments.
“Después de la notable reducción de los volúmenes de compras netas de activos en virtud del Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés) en las últimas semanas, los inversores en renta fija europea se preguntaban si la institución monetaria aceptaría una subida gradual de los rendimientos de los bonos. No obstante, su retórica del a toda vela de la rueda de prensa del BCE de ayer, en la que se ha anunciado que las compras en virtud del PEPP durante el próximo trimestre se realizarán a un ritmo sustancialmente superior al de los primeros meses del año, la presidenta Lagarde no dejó ningún atisbo de duda: el BCE mantiene el firme compromiso de mantener las favorables condiciones de financiación en la zona euro”, añade Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija de M&G.
En opinión de Mohammed Kazmi, gestor y macroestratega de UBP, el beneficiario inicial de este anuncio ha sido el riesgo periférico, con un estrechamiento de los diferenciales de BTP como resultado de un mayor respaldo del BCE a corto plazo. “Como tal, vemos que los BTP están respaldados tanto desde una perspectiva técnica a través de las compras del BCE, como desde la perspectiva macro dada por el gobierno liderado por Draghi. La atención se centrará ahora en los números de compras semanales para ver cuánto termina comprando el BCE”, explica Kazmi.
Perspectivas económicas
Respecto al otro gran asunto que el BCE tenía sobre la mesa, la presentación de sus proyecciones macroeconómicas y sus comentarios sobre la inflación, pasaron algo más desapercibido. El BCE estima que la economía en la Eurozona crezca a un ritmo del 4% durante este año, tan solo una décima más de lo previsto en diciembre, y que la tasa de inflación se sitúe en el 1,5% durante 2021, medio punto más de lo inicialmente esperado.
Sobre esto último, indicó que espera que “converjan sólidamente a un nivel suficientemente cercano al 2%, pero por debajo del mismo, dentro de su horizonte de proyección». Y para 2023, sus proyecciones se mantienen sin cambios: un crecimiento del PIB del 2,1% y una tasa de inflación del 1,4%. Unas proyecciones sin “mejoras significativas”, según Álvaro Sanmartín, economista jefe de MCH Investment Strategies. Según destaca, Lagarde ha comentado que los riesgos para las perspectivas son ahora “más equilibrados”.
“El consejo de gobierno del banco central parece esperar que las perspectivas económicas mejoren a medida que se acelere la vacunación, mejore la situación sanitaria, se fortalezca la demanda mundial y entren en vigor los fondos ‘Next Generation’ de la UE ya en el tercer trimestre. En consecuencia, el BCE no ha señalado su intención de suavizar la política monetaria a partir de este momento. Sin embargo, ha subrayado que intervendría si se produjera un endurecimiento injustificado antes de que aparezcan las mejoras económicas”, argumenta Sanmartín.
Justamente serán los próximos datos sobre crecimiento e inflación en lo que se apoyará el BCE para recalibrar ese ritmo de compras que al que ahora imprime más velocidad. En base a sus proyecciones de ayer, Annalisa Piazza, analista de renta fija, MFS Investment Management, considera que “justifica plenamente un período prolongado de condiciones de política monetaria acomodaticias”.
En su opinión, la revisión de la estrategia hacia finales de año probablemente será la oportunidad adecuada para reevaluar dónde estará la orientación política futura a medio plazo. “Por el momento, el BCE está analizando la volatilidad de la inflación, que Lagarde definió claramente como impulsada por factores temporales, y la postura de la política acomodaticia no va a cambiar”, sostiene Piazza.
Por último, el BCE volvió a insistir en la la importancia de una fuerte coordinación con la política fiscal y acogió con satisfacción la decisión de ampliar la cláusula de escape del pacto de estabilidad y crecimiento hasta que las economías de la unión monetaria vuelvan a niveles pre-pandémicos.
El Congreso de EE.UU. finalizó la aprobación y dio pase a la Casa Blanca del Plan de Rescate del presidente Joe Biden por un valor de 1,9 billones de dólares con el fin de paliar la crisis económica que ha dejado la pandemia del COVID-19.
La iniciativa está centrada ayudar a las clases media y baja y menos en las empresas que los paquetes del año pasado, dice un análisis de la jefa de Estrategia Global de Mercados de Natixis IM, Esty Dwek.
El proyecto de ley incluye nuevos cheques de 1.400 dólares, aunque se dirigen a un límite de ingresos más bajo y una extensión de los beneficios por desempleo. Sin embargo, se descarta el aumento al salario mínimo.
Para Natixis, los reportes de datos económicos continúan superando las expectativas. En EEUU, la economía agregó 379.000 nuevos puestos de trabajo, lo que significa más del doble de los 170.000 que se esperaban y el índice PMI de la manufactura alcanzó el nivel más alto en tres años.
Ante este contexto de mejoría, los inversionistas están cada vez más preocupados porque una rápida aceleración de la actividad pueda desencadenar mayor inflación. Es probable que la inflación aumente a corto plazo debido a los efectos de base en comparación con los confinamientos globales del año pasado, los cuellos de botella de las cadenas de suministro y los precios más altos de la energía, dice Dwek.
Sin embargo, si bien la demanda contraída será abundante, “no creemos que una inflación alta se prolongue dado el desempleo aún elevado y la holgura en la economía por el lado de los servicios. Como tal, esperamos que la Fedanalice cualquier alza en la inflación en los próximos meses, considerándolo ‘transitorio’, y mantenga su política actual a lo largo de 2021”, pronostica Natixis.
En este sentido, un análisis firmado por Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier, expresa que los bonos anticipan una fuerte recuperación económica en EE.UU., que se refleja en unos rendimientos que se han triplicado en los últimos seis meses. Esto tiene consecuencias profundas e inmediatas para los inversores, pero no se ajusta al calendario de la Fed para reducir las compras de activos y subir los tipos de interés.
Luego de la aprobación del Senado, los rendimientos estadounidenses comenzaron a subir a mediados de febrero en respuesta a la mejora de los datos económicos y a la previsión de una mayor inflación.
El rendimiento de los bonos del Tesoro de referencia a 10 años subió 7 puntos básicos la semana pasada, hasta superar el 1,54%, tres veces el rendimiento del 0,51% del 4 de agosto de 2020.
Sin embargo, los analistas de Lombard Odier estiman que, al ritmo actual de recuperación, el mercado laboral estadounidense necesitaría otros 2 años y medio para volver a sus niveles de empleo anteriores a la pandemia. “Mientras persista esta atonía en el mercado laboral, mantendrá a raya cualquier otra subida sostenida de los precios”, dice el trabajo firmado por Monier al que accedió Funds Society.
Mientras tanto, los responsables políticos están contentos de tolerar un mayor rendimiento de los bonos, siempre y cuando reflejen la mejora de la confianza y las perspectivas económicas, basadas en programas de vacunas y otros estímulos.
En este sentido, aunque el aumento del rendimiento de los bonos supone un reto para los inversores en renta variable, también refleja una perspectiva más positiva de la recuperación económica. Esto es fundamentalmente positivo para las empresas subyacentes que representan las acciones. En cuyo caso, si se maneja con cuidado, la mejora de las perspectivas de la economía debería compensar cualquier «rabieta» por una eventual reducción del apoyo monetario, dice Lombard Odier.
Una vez haya pasado este periodo de volatilidad en los mercados, y dado que la Fed no tiene previsto empezar a reducir sus compras de activos hasta 2022, creemos que las primeras subidas de tipos de interés en EE.UU. tras la pandemia no se producirán hasta 2023.
Por otro lado, Monier considera que la volatilidad del mercado es una oportunidad para aprovechar este posicionamiento procíclico, siempre que la lógica que subyace al aumento de los rendimientos siga siendo la de un entorno macroeconómico que mejora.
Las consecuencias para América Latina
Si bien el estímulo está orientado a Estados Unidos y su propia economía y no intenta ser un paquete que tenga un interés de estímulo fuera del país, en la medida en que muchas personas de origen latino no requieran el bono para hacer frente a situaciones complejas, hay una mayor probabilidad de que esas remesas se vayan a la región, explicó Axel Christensen, director de estrategia de Inversiones para América Latina en BlackRock a El País de Madrid.
En este sentido, Christensen concluyó: “Dicho eso, sí tiene consecuencias importantes en la región”, consignó el matutino español.
El Banco Interamericano de Desarrollo espera que el crecimiento para el 2021 rebote hasta un 4,1% en la región, antes de regresar a la tendencia de alrededor del 2,5% anual. “Esos envíos traen un efecto muy positivo, pueden amortiguar la caída en actividad asociado por la pandemia”, agregó Christensen.
El país que más remesas recibe desde EE.UU. es México que a pesar del cierre de actividades entre mayo y julio, crecieron 11% en 2020 en comparación con el año anterior, alcanzando un récord de 40.607 millones de dólares, lo que equicale a casi el 4% del PIB.
Para países de Centroamérica como Honduras, El Salvador o Guatemala, las remesas representan entre 13% y 23% de su PIB nacional.
“Que la economía americana, con esto, empiece a mostrar una recuperación más fuerte significa que habrá una mayor demanda de los productos que el país le compra a la región. Ciertamente México tiene un lugar importante en eso”, explicó Christensen.
Incluso, los datos más recientes apuntan a que el sector manufacturero en México, el cual toma un lugar en las cadenas de suministro globales a EE.UU., va muy por delante en su recuperación que otros sectores.
Por otra parte, Colombia, espera un efecto importante ya que casi el 30% de sus exportaciones se van a EE.UU., dice Daniel Velandia, economista jefe de la firma Credicorp Capital en Bogotá.
En el caso de Brasil, Chile y Perú, la tasa es entre 15% y 13%. “Además, vemos un doble efecto”, asegura Velandia, ”por una parte está el efecto esperado de que el mayor crecimiento de EE.UU. termine beneficiando el comercio de la región y, por el otro, está el efecto commodities, el cual impactará favorablemente a la mayor parte de economías en la región”.
Con el ritmo actual de implementación de vacunas, será difícil para la región alcanzar sus objetivos de cobertura de población en plazos razonables.
El potencial que tienen las nuevas medidas de estímulo es limitado dado el reciente repunte de la inflación y los rendimientos de los bonos en el mundo, estima Mathieu Racheter, analista de investigación de estrategias de mercados emergentes de Julius Baer.
En 2020, América Latina fue la región más afectada por el COVID-19 en términos de actividad económica. Si bien los casos se desaceleraron hacia fines de 2020, América Latina se enfrenta ahora a una nueva ola de casos. En particular, Brasil todavía está sufriendo un número récord de casos, mientras que estamos comenzando a ver un repunte en otros países como Argentina, Chile y Perú.
En comparación con la primera ola del año pasado, el margen para una nueva ronda de medidas de estímulo es limitado, ya que el repunte de la dinámica de la inflación está empujando a los bancos centrales a endurecer la política monetaria antes de lo previsto, mientras que el reciente aumento de los rendimientos globales pone presión de consolidación fiscal sobre toda la región.
Por lo tanto, un programa de vacunación exitoso en América Latina es clave. Desafortunadamente, con la excepción de Chile, que destaca con alrededor del 9% de la población ya vacunada, la región está rezagada en la carrera mundial de vacunación. Brasil ocupa el segundo lugar con alrededor del 2% de la población habiendo recibido la vacuna, mientras que la mayoría de los demás países apenas están calentando motores
Con el ritmo actual de vacunación, será difícil para la región alcanzar sus objetivos de cobertura de población en plazos razonables. El peor escenario para América Latina está comenzando a darse. La recuperación mundial liderada por Estados Unidos comienza a impulsar la inflación y el incremento en las tasas, lo que ha provocado un endurecimiento de la política monetaria en América Latina antes de lo previsto y una mayor presión de consolidación fiscal.
Al mismo tiempo, la región se enfrenta a una nueva ola de casos de coronavirus, y el lento lanzamiento de la vacuna retrasará la inmunización colectiva hasta fines de 2021.
“Como resultado, seguimos esperando sólo una recuperación muy prolongada en América Latina, por detrás de otras regiones”, señaló Mathieu Racheter. En bonos de mercados emergentes, vemos mejores perfiles de riesgo/recompensa en el mercado de renta fija de Medio, que se está beneficiando de la subida de los precios del petróleo, y China. En renta variable, seguimos prefiriendo los mercados asiáticos, especialmente China e India.
Banco Santander será patrocinador de la competición femenina más prestigiosa de Latinoamérica durante las ediciones de 2020, 2021 y 2022, comenzando con la edición de 2020, que no se pudo jugar el año pasado debido a la pandemia, y que se disputará a lo largo del mes de marzo de este año en Argentina.
La CONMEBOL Libertadores es el torneo más importante del fútbol femenino en el continente. El patrocinio del banco incluye las principales líneas de actuación en este tipo de eventos, desde posicionamiento de marca durante las retransmisiones de partidos a acceso a entradas y experiencias para uso comercial.
Santander, que ya apoyó la edición femenina de esta competición en el año 2010, es el patrocinador más antiguo de la CONMEBOL Libertadores, un torneo al que lleva unido desde hace más de una década.
Sergio Rial, consejero delegado de Santander Brasil y responsable regional de Sudamérica señaló: “El fútbol es capaz de despertar pasiones y movilizar a la sociedad como ningún otro deporte, especialmente en los países sudamericanos. Por eso la alianza con la CONMEBOL Libertadores Femenina representa, claramente, un paso importante en nuestro objetivo de promover la igualdad y la diversidad en la región. Queremos tocar el corazón de aficionados y deportistas, y las mujeres tienen un gran espacio que ocupar en el terreno de juego”.
Juan Emilio Roa, director comercial de CONMEBOL, expresó:“En CONMEBOL sentimos mucha satisfacción de que una marca como Santander, que nos ha dado su apoyo durante todos estos años, pueda sumarse como patrocinador de la CONMEBOL Libertadores Femenina, un torneo que va ganando competitividad y que genera cada vez mayor expectativa en el continente. En CONMEBOL creemos en un fútbol sin género, sin exclusiones; fútbol se escribe con F de femenino, y con F de FUTURO”.
Santander también patrocina el Programa de Becas Internacionales de Fútbol Femenino. Este programa, actualmente en su tercera edición, está dirigido a mujeres futbolistas de 15 países y les brinda cada año la oportunidad de formarse para disfrutar de becas deportivas y académicas en las mejores universidades estadounidenses.
Estoy en Argentina y me gustaría tener esperanzas. No suelo ser una persona pesimista por naturaleza. Más bien me mantengo en una posición neutral analizando los acontecimientos por venir. Pese a esto, es difícil mantener esa imparcialidad con el país cuando miro lo que nos puede esperar en este 2021.
Ya pasaron casi tres meses de este año. Veo progresos significativos en el mundo desarrollado en torno a la vacunación para la recuperar parte de la normalidad perdida. Incluso también hay signos positivos en países de la región, siendo Chile el embanderado en este sentido. Cuando me toca ver lo que ocurre en Argentina, pareceríamos estar frenados en el tiempo, poniendo énfasis en discutir el pasado, sobrevivir al presente y no tener la menor idea de lo que puede depararnos el futuro.
Como hombre de mercado, debo decir que los precios de los activos financieros hablan por sí solos. El índice Merval se encuentra cotizando a 320 dólares, continuando el recorrido bajista del 35% de caída en moneda dura que evidenciamos en 2020. Las firmas cotizantes están relativamente muy baratas en términos históricos. Sin embargo, los inversores brillan por su ausencia a pesar de los deprimidos precios. Eso pinta de pies a cabeza la desconfianza y la ausencia de optimismo hacia adelante.
Con el mercado de bonos ocurre algo semejante. Ni siquiera la “exitosa” reestructuración de la deuda de septiembre logró revertir la incertidumbre. Con el riesgo país navegando los 1.600 puntos básicos, las paridades de los títulos se encuentran, incluso, por debajo de los niveles previos al canje. Eso deja de manifiesto, también, la falta de expectativa hacia adelante.
Considerando lo anterior, lo que resta por descifrar es si el mercado se está equivocando con Argentina o si finalmente se ratificará la idea de que el país perderá nuevamente una oportunidad global histórica.
Con un nivel de liquidez sin precedentes en el sistema financiero global y las tasas de interés más bajas de la historia, Argentina no tiene acceso a esos beneficios. Y no solo estamos hablando de la administración pública, sino también del sector privado. La ausencia de previsibilidad y reglas de juego claras dejan a las firmas al margen del financiamiento productivo a costos realmente competitivos. Y sin inversión privada, el rebote económico esperado para 2021 no pasará de eso: un rebote que no será crecimiento sostenido.
Por el momento, el único factor aprovechable del viento de cola global son los precios de los commodities, especialmente la soja, que llegó a los 470 dólares la tonelada. De todas formas, eso solo no alcanza. Es apenas un alivio en medio del gran desorden macroeconómico que evidencia el país, con una inflación esperada creciente, un desequilibrio fiscal que continuará en 2021 (y se financiará en parte con emisión monetaria), una presión impositiva que desincentiva y, por si fuera poco, el factor político que trae aparejado las elecciones de medio término.
Así, los inversores necesitan señales, algo que sea capaz de revertir el rumbo o que actúe como punto de inflexión a este desánimo generalizado. Se necesita recuperar la esperanza dentro de un marco de mayor estabilidad macroeconómica.
¿Por dónde podría venir esto?
Un acuerdo rápido y creíble con el FMI ayudará a despejar la incertidumbre. Se descarta que habrá entendimiento por la conveniencia e interés de las partes, pero el mismo no debe demorarse en el tiempo como ocurrió con la reestructuración de la deuda. Cuanto más se prolongue la negociación, menor impacto positivo tendrá en las expectativas de los inversores y consumidores.
Un acuerdo que se complemente con un nuevo desembolso puente, que permita ordenar el mercado cambiario, disminuir la brecha y aceitar el comercio exterior, es clave para poner a girar la rueda nuevamente.
A priori, todo lo anterior es más una expresión de deseo que algo próximo palpable si es que nos dejamos llevar por las recientes declaraciones de nuestra dirigencia.
Esto debería ser acompañado por dos cuestiones centrales: la primera, recobrar la confianza en la moneda local, generando incentivos para el ahorro con tasas de interés reales positivas y una política fiscal consistente; la segunda, una gran reforma impositiva que simplifique nuestro sistema tributario y que ofrezca incentivos fiscales a la inversión y el ahorro.
Este último punto es de extrema necesidad, pero de difícil concreción en un año electoral. Acá es donde la prueba de carácter debe ser abordada por la política, pensando en el bien general y no haciendo primar lo individual.
Suena utópico claramente, sobre todo si nos remitimos a la historia. Sin embargo, si esta vez queremos que sea distinto, debemos hacer cosas diferentes. De lo contrario, seguiremos oscilando entre la inestabilidad y la desconfianza, atributos que se dejan ver en el precio de nuestros activos financieros hoy y que persistirán de esta manera a menos que encontremos drivers que permitan recuperar la esperanza.
Diego Martínez Burzaco es economista, especialista en mercados e inversiones