Repaso a un año de pandemia: de la caída de los mercados a la esperanza de las vacunas

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Pixabay CC0 Public Domain. Repaso a un año de pandemia: de la caída de los mercados a la esperanza de las vacunas y de lo aprendido

¿Recuerdan dónde estaban el 15 de marzo de 2020? Si echamos la vista atrás, hace un año hacíamos acopio de papel higiénico, levadura y comida para pasar encerrados semanas. La mayoría de los países desarrollados ya había decretado cierres y paralizado sus economías. Mientras, el virus del COVID-19 contagiaba a los mercados. Un capítulo “negro” de nuestra historia que, en términos de mercado, se tradujo en un desplome del 35% en solo 23 jornadas bursátiles. 

Según señala la última edición del Global Investment Returns Yearbook de Credit Suisse, publicado por el Credit Suisse Research Institute en colaboración con la London Business School, la caída de las bolsas de valores provocada por la propagación del COVID-19 fue la más rápida de la historia, aparte del crash de octubre de 1987. Sin embargo, reconoce que la recuperación en EE.UU. y en muchos otros mercados fue excepcionalmente rápida, apoyada por un enorme estímulo presupuestario y monetario. Una situación que ha visto la luz al final del túnel cuando a finales de 2020 se anunció la llegada de las vacunas

Si bien todos los mercados estuvieron expuestos a la COVID-19, algunos países emergentes lograron controlar rápidamente el virus, entre ellos China, Corea del Sur y Taiwán (Taipei Chino), que en conjunto representan aproximadamente dos tercios del valor total de los mercados emergentes.

Durante los últimos doces meses y pese a la gran volatilidad del mercado, el dinero no dejó de moverse hacia los fondos. Según los datos de Morningstar, correspondientes a los fondos abiertos y ETFs domiciliados en Europa, los activos en fondos a largo plazo alcanzaron los 10,359 billones de euros a finales de diciembre de 2020. Esto marcó un nuevo récord para la industria de fondos de Europa. 

Según explica Ali Masarwah, director para EMEA de Editorial Research en Morningstar, “el miedo a perderse y creer que no hay alternativa a la renta variable podría considerarse una señal de 2020. Los bajos rendimientos de los bonos y las políticas monetarias extremadamente laxas, junto con las políticas fiscales expansivas observadas en todo el mundo, han seguido animando a los inversores a recurrir a los fondos a largo plazo. La enorme demanda de fondos de renta variable observada en el cuarto trimestre de 2020 se mantuvo ininterrumpida, aunque la fuerte tendencia alcista de la renta variable perdió fuerza en enero.»

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Según los datos de Morningstar, los fondos a largo plazo atrajeron entradas de 89.500 millones de euros en enero de 2021, el tercer mejor mes registrado para los fondos a largo plazo después de enero de 2018 y diciembre de 2020. Por tipos de fondos, las estrategias de renta variable fueron los principales beneficiarios de la modalidad risk-on, atrayendo 51.700 millones de euros, seguidos de los fondos de renta fija que captaron 27.900 millones de euros. Por su parte, los fondos de materias primas se recuperaron después de dos meses negativos consecutivos, con 2.500 millones de euros. Los fondos de asignación registraron entradas de 6.100 millones de euros, considerablemente más que la media mensual de los últimos 12 y 36 meses, pero muy por debajo de los días de apogeo de 2017-18. Los fondos alternativos sólo registraron flujos netos negativos, lo que supone un respiro para los proveedores de estos productos regulados que imitan a los fondos de cobertura, después de los torrentes de salidas que afectaron a este amplio grupo de categorías en los últimos años.

En el mercado estadounidense, desde Morningstar apuntan que “diciembre puso fin a un año salvaje en los mercados y en los flujos de fondos”. La renta variable se vendió bruscamente en el primer trimestre de 2020, pero el S&P 500 se recuperó y cerró con un máximo histórico el 31 de diciembre. “Las medidas adoptadas por la Reserva Federal a mediados de año ayudaron a apuntalar los mercados de bonos. En medio de la agitación, los inversores parecieron reajustarse de la renta variable a la renta fija en un número récord, evitando a menudo los fondos de inversión abiertos en favor de los fondos cotizados”, señalan. 

En total, los fondos de inversión a largo plazo y los ETFs atrajeron más de 86.000 millones de dólares en diciembre. A lo largo del año, los fondos a largo plazo lograron 212.000 millones de dólares, aunque esta cifra fue muy inferior a los 356.000 millones de dólares de entrada media anual desde 2010 hasta 2019.

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Por último, sus cifras muestran que los fondos de inversión nunca se recuperaron realmente de la paliza que recibieron en marzo, cuando los inversores retiraron de ellos un récord de 336.000 millones de dólares. En el año, los 289.000 millones de dólares de salidas netas superaron fácilmente el récord anterior de 169.000 millones de dólares establecido en 2018. Aun así, los fondos de inversión tenían más de 18,2 billones de dólares en activos a finales de 2020, más de tres veces los activos de los ETFs.

Lecciones aprendidas

Sin duda, las lecciones aprendidas este año son muchas y sobre todo afectan a numerosos ámbitos. En opinión de Mobeen Tahir, director asociado de WisdomTree, lo primero que hemos aprendido es que los riesgos teóricos pueden convertirse en reales. “La lección es que aunque la volatilidad del mercado puede crear oportunidades, desplegar el capital significa asumir riesgos. Las cosas no siempre funcionan a tu favor, pero ser consciente de los riesgos que conlleva puede ayudar a los inversores a tomar decisiones informadas”, señala. 

También apunta otra realidad: la desconexión del mercado con la economía. Una idea en la que coincide Tina Fong, estratega de Schroders: “2020 será recordado para siempre como el año del gran bloqueo, cuando el COVID-19 provocó la crisis más profunda desde la Gran Depresión. La economía real se paralizó repentinamente y el distanciamiento social se convirtió en norma. Pero hubo una sorprendente desconexión entre la realidad económica y el mercado, donde la caída fue relativamente breve y los activos, en particular las acciones, repuntaron incluso por encima de los niveles anteriores a la pandemia”. 

En su opinión hay varias explicaciones a este comportamiento. “La principal es que los mercados son de naturaleza prospectiva, por lo que los precios de los activos reflejan las expectativas de los inversores sobre el futuro crecimiento económico y los beneficios empresariales. En cambio, la mayoría de los datos económicos nos dicen lo que ha sucedido en el pasado o la situación actual de la economía”, argumenta Fong.

Por último, Tahir señala una conclusión más: nos espera una recuperación desigual. “El hecho de que los índices alcancen máximos históricos puede enmascarar a menudo la historia subyacente. El repunte de los mercados mundiales de renta variable ha sido todo menos uniforme entre sectores, factores y geografías. Mientras que algunos inversores tácticos pueden haber saltado ante la divergencia de rendimiento y los elevados niveles de volatilidad, los inversores estratégicos probablemente recordaron la necesidad de diversificar. La sincronización del mercado no sólo es difícil, sino que es algo que la mayoría de los inversores a largo plazo ni siquiera se proponen”, afirma. 

Según la valoración que hace el director asociado de WisdomTree, el impacto duradero de la pandemia en los mercados era quizás un resultado inevitable, pero queda por ver si los inversores aprenderán de todas las lecciones que han ofrecido estos acontecimientos. “Las decisiones de inversión pueden verse alteradas durante los próximos años, pero con los programas de vacunación que siguen desplegándose, y que son eficaces, es de esperar que el fin de la pandemia no esté demasiado lejos”, concluye.

Mirando al futuro

En opinión de Geraldine Sundstrom, gestora del fondo Dynamic Multi Assets Fund de PIMCO, la pandemia quedará controlada en la segunda mitad de 2021. “Si se cumple nuestro escenario base, seremos testigos de que las economías pasarán de estar bloqueadas a abiertas, de que se desatará una gran demanda reprimida y de que los estímulos fiscales y monetarios seguirán echando leña al fuego. Naturalmente, surgen dudas: ¿será esto inflacionario? ¿Se verán los Bancos Centrales obligados a subir antes? ¿Cuántos sustos económicos habrá?… Las perspectivas son ciertamente brillantes, incluso más brillantes de lo que se esperaba anteriormente, por lo que, naturalmente, el nivel de los rendimientos de los activos tiene que reajustarse de alguna manera y los activos de riesgo (al ser flujos de caja descontados) quedan atrapados en el proceso”, argumenta. 

Tras haber pasado este primer año de pandemia, los inversores deberían fijarse en tres aspectos clave de las perspectivas económicas: la reactivación de las economías, el cambio que han sufrido y la inflación. “En general, y aunque persiste la incertidumbre, los inversores tienen motivos para ser optimistas con respecto a las perspectivas económicas”, apunta Shamik Dhar, economista jefe en BNY Mellon Investment Management.

En su opinión, cuando las economías se reabran, el simple hecho de que la tasa de ahorro vuelva a niveles normales, o incluso algo superiores a lo normal, se traducirá en un fuerte gasto en consumo (de entre el 5% y el 10%, según el país). “Aunque la actividad económica regrese a los niveles previos a la pandemia con relativa rapidez, la naturaleza de esa actividad será muy diferente. Tras rebotar a corto plazo, la demanda de bienes y servicios presenciales podría estabilizarse en un nivel inferior al del pasado, lo que implica menos viajes, menos transporte, menos compras en tiendas físicas, más pedidos a domicilio, etc. Por el contrario, es probable que la demanda de bienes y servicios que pueden consumirse de forma remota (a domicilio, en línea, etc.) siga siendo elevada. Como resultado, los precios y las rentabilidades relativas de los distintos sectores económicos experimentarán cambios sustanciales”, concluye Dhar.

Los inversores más jóvenes aumentaron la demanda de servicios de asesoramiento durante la pandemia

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Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores más jóvenes aumentaron la demanda de servicios de asesoramiento durante la pandemia

El 16% de los inversores de entre 18 y 34 años recibieron más asesoramiento profesional durante la pandemia del COVID-19 en comparación con lo que habitualmente demandan para sus inversiones, según un estudio desarrollado por Oxford Risk. El documento pone de relieve una de las principales conclusiones de esta crisis: los inversores más jóvenes también buscaron más apoyo profesional. 

Según los responsables de esta investigación, muchos jóvenes han decidido aumentar los servicios o acudir en busca de asesoramiento financiero debido a su menor experiencia y a la alta volatilidad del mercado. De hecho, si miramos el conjunto de los inversores, solo un 6% reconoce que buscó más asesoramiento durante esta pandemia y un 60% afirma que no acudió a profesionales, en comparación con el 38% de los inversores entre 18 y 34 años que realizan la misma afirmación. 

“Es alentador ver en nuestra investigación que muchos inversores, especialmente los más jóvenes, recurrieron a asesores profesionales para que guiaran sus inversores durante los momentos más convulsos de la crisis del coronavirus. Sin embargo, desafortunadamente los sistemas que muchas gestoras tienen para apoyar a los clientes son demasiado lentos, ineficientes y sujetos al principio de la relación con el cliente. Estos sistemas resultan pobres a la hora de ajustarse a entornos que cambian tan rápido, tal y como hemos visto en esta crisis”, afirma Greg B Davies, responsable de finanzas conductuales de Oxford Risk

En este sentido, Davies advierte que, tradicionalmente, la forma en que los gestores patrimonio o los asesores interpretan a sus clientes es limitándose a un perfil de riesgo, que es subjetivo. 

“Necesitan centrarse más en medidas objetivas y basadas en la ciencia para proporcionar una imagen completa de sus clientes. Hay demasiadas conjeturas y poca tecnología», propone para hacer más eficiente el asesoramiento. 

En opinión de Marcus Quierin, CEO de Oxford Risk, “las evaluaciones de los clientes se centran demasiado en las opiniones de los asesores financieros que las realizan y esto lleva a que los resultados sean sesgados, ruidosos e inconsistentes. Para hacer frente a esto, los asesores necesitan apoyarse en mejores herramientas de diagnóstico que permitan una evaluación precisa de la personalidad de un cliente y sus probables tendencias de comportamiento«.   

Este estudio se enmarca dentro de la actividad de Oxford Risk, centrada en la creación de programas informáticos para ayudar a las gestoras y asesores a prestar servicios financieros.

BNP Paribas adquiere el 100% de Exane

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Pixabay CC0 Public Domain. BNP Paribas manifiesta su intención por adquirir el 100% de Exane

Después de una exitosa asociación de 17 años, BNP Paribas ha adquirido Exane, firma de análisis y ventas de renta variable en Europa, tras elevar su participación actual  del 50% al 100%. Desde la entidad puntualizan que la operación no está completada, ya que aún tiene que ser votada por los accionistas y lograr las aprobaciones regulatorias y de competencia pertinentes, además aún está sujeta a la revisión por parte de los comités de empresa.

Según explican desde BNP Paribas, esta operación “fortalecería y ampliaría aún más la gama de servicios de cash equity y derivados que puede ofrecer a inversores institucionales y corporates a nivel mundial”. Esto, junto con la migración de la actividad de Deutsche Bank de Global Prime Finance y el negocio electrónico de renta variable a BNP Paribas, posicionará al banco como un proveedor líder en renta variable global. 

«La asociación duradera y efectiva con Exane proporcionó a nuestros clientes un acceso de primer nivel a los mercados de capitales de renta variable. Esperamos seguir mejorando nuestra franquicia de renta variable y apoyando más activamente a nuestros clientes al unir nuestras fuerzas de una manera más integrada», ha afirmado Yann Gérardin, director adjunto de Operaciones y director de Banca Corporativa e Institucional de BNP Paribas

Por su parte Olivier Osty, director de Global Markets de BNP Paribas, destaca que la relación con Exane ha sido muy estrecha durante estos últimos 17 años, respaldando su desarrollo hasta convertirse en el líder en análisis y el negocio de renta variable europea. “Esta es una evolución natural después de nuestra exitosa asociación para lograr unas relaciones aún más estrechas con nuestros clientes. Esperamos fortalecer más aún nuestra relación con Exane en renta variable y derivados», ha señalado. 

En último lugar, Nicolas Chanut, CEO de Exane, ha declarado: “Esta es una nueva fase emocionante. Nuestra asociación a largo plazo con BNP Paribas nos ha permitido invertir en grandes profesionales y tecnología para construir una franquicia de renta variable europea de primer nivel. Nuestros equipos esperan trabajar aún más estrechamente con nuestros colegas de BNP Paribas en Prime Services, Global Electronic Trading, Equity Derivatives y Equity Capital Markets para dar un mejor servicio a los clientes de todo el mundo”.

¿Quién va a pagar esto?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Quién va a pagar esto?

La pandemia está haciendo que la deuda nacional aumente rápidamente. El experimento fiscal global, financiado por los bancos centrales, conlleva algunos riesgos. Hay un aspecto que suele pasarse por alto. 

La solidaridad es importante, especialmente en tiempos de crisis. En el caso de una pandemia mundial, la solidaridad se expresa en términos económicos con programas de ayuda multimillonaria de los Estados para las empresas y los ciudadanos. El diseño (y la aplicación) de estos programas está ciertamente abierto al debate. Lo que está claro, sin embargo, es que la deuda nacional se encuentra actualmente en una espiral fuera de control

La preocupación por las consecuencias de una avalancha de deuda financiada en gran medida por los bancos centrales está ciertamente justificada, sobre todo si se considera la creciente deuda nacional desde el punto de vista de un inversor privado, para quien está claro que en algún momento va a tener que devolver el dinero que le han prestado. El nivel de deuda debe volver a cero en términos nominales. En principio, esta actitud no tiene nada de malo. 

El eterno deudor 

A diferencia de un particular, un Estado no tiene una edad fija de jubilación. La posición de partida es más comparable a la de una empresa. Su vida útil es indefinida. En principio, no se trata de reducir el nivel de deuda a cero a cualquier precio. No obstante, el balance debe ser coherente, es decir, la relación entre el activo o los ingresos, por un lado, y las deudas, por otro, se debe mantener dentro de unos límites aceptables. Como en cualquier balance, las opiniones difieren en cuanto a lo que significa realmente ”coherente” y “aceptable”. 

Incluso si la sostenibilidad de la deuda se formulara como un objetivo mínimo, dependería de varios supuestos, como la evolución del tipo de interés. No queremos plantear todas estas discusiones aquí. El objetivo es simplemente mostrar que el balance puede mejorar aunque la deuda no se reduzca o incluso siga creciendo. 

Una mirada a la historia de la posguerra de EE.UU. revela un ejemplo especialmente destacado. En los años 50, el país redujo su deuda, que había crecido enormemente en el transcurso de la Guerra Mundial, mediante la “represión financiera”, en la que las altas tasas de inflación y crecimiento junto con tipos de interés limitados por el Estado en ocasiones, redujeron el valor de la deuda “como por arte de magia” (véase el gráfico 5). El siguiente gráfico muestra cómo la deuda de EE.UU. disminuyó en relación con la producción económica desde el período posterior a la Segunda Guerra Mundial hasta la década de 1960. Esto no vino motivado por el pago de la deuda, ya que la cantidad absoluta de deuda aumentó tras una breve pausa a finales de los años 40. 

Von gráfico 5

Este tipo de fases se pueden encontrar en casi todos los países. Por ejemplo, hasta el estallido de la pandemia hubo una fase en Alemania que llevó a una situación similar, si no idéntica (véase el gráfico 6), aunque a una escala mucho menor que en EE.UU. Entre 2010 y 2019, la deuda en Alemania disminuyó notablemente en relación con la producción económica, aunque se redujo mucho más lentamente en términos absolutos. 

Von gráfico 6

Si se observa la evolución a largo plazo de la deuda y la producción económica (=ingresos) de Italia (véase el gráfico 7), se aclara un poco la respuesta a la pregunta de quién va a pagar esto. Desde 1870, la deuda italiana se ha multiplicado por 500.000. Sin embargo, esta afirmación por sí sola no tiene mucho valor porque ignora el hecho de que Italia también ha sido capaz de aumentar su producción económica de 4,7 millones a 1,6 billones de euros en los últimos 150 años. Si traducimos con mucha cautela la afirmación de un “balance coherente” en el sentido de que el nivel de deuda debería volver a moverse en la misma dirección que los resultados económicos a pesar de los bajos tipos de interés, la tarea para Italia no será ciertamente fácil. Sin embargo, al menos desde el punto de vista del gráfico 7, esta tarea parece mucho más factible que el reembolso total de la deuda, que suele estar implícito en la pregunta planteada anteriormente. 

Von gráfico 7

 

Tribuna de Thomas Lehr, estratega de mercados de capitales de Flossbach von Storch.

La ESMA recomienda cómo adaptar los indicadores de sostenibilidad al reglamento de taxonomía

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Pixabay CC0 Public Domain. La ESMA recomienda cómo adaptar los indicadores de sostenibilidad al reglamento de taxonomía

El reglamento de taxonomía ha introducido nuevos criterios de transparencia que han hecho que las gestoras y entidades no financieras tengan que adaptar su metodología de divulgación de información sobre sostenibilidad. La Autoridad Europea del Mercado de Valores (ESMA) ha publicado sus recomendaciones para armonizar los requerimientos de divulgación previstos en la directiva de información no financiera (NFRD) con los nuevos criterios mencionados.

El informe con esas recomendaciones parte de la solicitud de asesoramiento de la Comisión Europea, del 15-9-2020, sobre el contenido, metodología y divulgación de los indicadores de sostenibilidad. Se publican tras el comunicado de las autoridades europeas de supervisión (ESMA, EBA y EIOPA), del 25-2-2021, sobre la aplicación del reglamento de divulgación (SFDR) y sus normas técnicas de regulación (RTS) aún pendientes de aprobación.

El artículo 8 del reglamento de taxonomía requiere que las entidades divulguen la manera y la medida en la que sus actividades están asociadas con actividades económicas calificadas como ambientalmente sostenibles. En este sentido, el informe de la ESMA define cómo las entidades no financieras y gestoras deben considerar los indicadores clave de desempeño (KPI) sobre la operativa que presente un impacto medioambiental y social, y cómo detallar la granularidad de la información no financiera que acompaña a estas divulgaciones.

«También propone que las gestoras de activos y entidades utilicen plantillas estandarizadas para sus informes con arreglo al reglamento de taxonomía, para facilitar la comparabilidad de esta información y mejorar su disponibilidad para los inversores», según señala el análisis de finReg360.

Según el reglamento de taxonomía se considera que una actividad es sostenible desde un punto de vista ambiental si cumple con alguno de los siguientes objetivos: mitigación del cambio climático, adaptación al cambio climático, uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos, transición hacia una economía circular, prevención y control de la contaminación, o protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas. 

Además, se requiere que la actividad no cause ningún perjuicio significativo en el resto de objetivos definidos y se realice con unas garantías mínimas. A la hora de calcular los KPI, para los gestores de activos, los KPI utilizados han de basarse en una metodología de coeficiente que evalúe el grado de alineación de sus inversiones con la taxonomía exigida. Y las inversiones sujetas a divulgación deberán cumplir con la «Guía de uso para el estándar europeo de bonos verdes» (EU GBS).

Según señalan desde finReg360, en cambio para las entidades no financieras se sugiere una metodología basada en los tres KPI utilizados actualmente por las entidades para la divulgación de la información no financiera: volumen de negocios, «CapEx», y «OpEx».

Los héroes anónimos de los mercados de valores durante el COVID-19

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Pixabay CC0 Public DomainMicrochips. Microchips

Como ya ha quedado sobradamente constatado, los mercados de valores no tardaron en advertir el aumento en la demanda de muchos servicios y empresas online, desde Amazon hasta Zoom (y otros muchos más).

Desde la caída de marzo de 2020, muchos de ellos, incluyendo las acciones de las FAANG, han ido aumentado su valor a medida que los inversores minoristas apoyados por sus cheques de estímulo, así como las instituciones, iban volviendo en tropel a los mercados de valores. Sin embargo, la capacidad de muchas de esas empresas para suministrar sus productos virtuales depende de la infraestructura que utilizan.

Tal vez las empresas de centros de datos y las de semiconductores, en particular las que se dedican a chips de memoria, vitales para facilitar la economía digital, hayan sido subestimadas. A pesar de su importancia para la economía digital y su capacidad para generar atractivos flujos de caja y rendimientos de capital, las acciones de memoria siguen cotizando bajo la par con respecto a los semiconductores y otros valores relacionados con las TI. Además, hay también una escasez de suministro de los chips necesarios para muchas aplicaciones, incluida la automoción, lo cual debería aumentar el valor de los productores de chips hasta que la oferta alcance a la demanda. Normalmente se necesitan más de dos años para construir las instalaciones para su fabricación y aumentar la producción.

Aunque nos encontramos ante una economía digital generalmente alcista, también vemos perspectivas atractivas en las empresas de la «vieja» economía. Los grandes bancos estadounidenses están bien capitalizados y han sido conservadores a la hora de provisionar los posibles riesgos de sus carteras de préstamos y tarjetas de crédito durante la crisis COVID. Dado el importante apoyo de la Reserva Federal y del gobierno de Estados Unidos durante la crisis, la economía en general ha resistido relativamente bien.

Esto sugiere que los bancos pueden acabar compensando en exceso las pérdidas de préstamos, lo cual podría más adelante impulsar la reversión de las provisiones, favoreciendo aún más el aumento de los beneficios. Además, con el tiempo, los bancos podrían beneficiarse de una subida de los tipos de interés. De cara al futuro, nos atraen los bancos que están invirtiendo materialmente en la transformación digital y la innovación, tales como el desarrollo de aplicaciones y herramientas atractivas y sencillas de utilizar para los consumidores y las empresas. Creemos que esto debería mejorar el valor añadido para los clientes al tiempo que impulsa la eficiencia operativa en los propios bancos. A pesar de la solidez de los balances, la prudencia de las provisiones, la estabilidad de las tendencias subyacentes y las inversiones en innovación, algunos de estos bancos suelen cotizar a una fracción del valor contable, lo cual constituye un punto de entrada atractivo para los posibles inversores.

Visión a largo plazo en un periodo de cambios rápidos

Durante un período de gran innovación, disrupción y altas valoraciones, tal y como el que estamos viviendo actualmente, tenemos que mirar más allá del corto plazo y considerar las oportunidades para una empresa a medio y largo plazo y cómo está asignando su capital para apoyar esos objetivos. Si una empresa invierte en una gran oportunidad de mercado con una rentabilidad atractiva al vencimiento, aplaudimos que invierta mucho en el presente para obtener un beneficio mucho mayor en el futuro. Las inversiones a menudo ofuscan el verdadero poder de las ganancias de la empresa y pueden hacerla parecer cara en las medidas estadísticas, pero, con el tiempo, esas inversiones pueden acabar creando un valor significativo para los accionistas.

En el entorno actual, podría resultar ventajoso un proceso basado en una profunda investigación fundamental para reducir el universo de valores buscando empresas sólidas que impulsen la generación de ideas, y que utilicen un marco de valor intrínseco en un intento de comprender la probabilidad de que una empresa sea capaz de crear valor a largo plazo. A menudo, los comentaristas del mercado y los inversores intentan evaluar las valoraciones y las oportunidades simplemente en función de métricas estadísticas a corto plazo, tales como un múltiplo P/E o P/B. Estos datos pueden ser útiles, pero no reflejan la imagen completa de si una empresa está bien valorada. Creemos que los inversores deberían analizar y determinar más a fondo el valor intrínseco de un título antes de incluirlo en una cartera. 

El reciente aumento de la participación minorista en los mercados de renta variable significa que hay más inversores compitiendo en el mercado, lo cual, en última instancia, debería hacer que los mercados fuesen más eficientes con períodos de movimientos de precios excesivos. Sin embargo, el aumento de la eficiencia del mercado también significa que las estrategias sencillas que utilizan múltiplos de valoración de fácil acceso u otras métricas, en promedio generarán escasos o nulos rendimientos de exceso. De hecho, una mayor participación de los minoristas supondrá que la consecución consistente de rendimientos alfa requerirá una filosofía de inversión bien pensada y un proceso riguroso para añadir valor más adelante.

Las consideraciones ASG deberían formar parte de cualquier proceso de inversión

Las consideraciones ASG (medioambientales, sociales y de gobernanza) proporcionan a los inversores un conjunto de herramientas ampliado para evaluar si una empresa está creando valor para todos sus grupos de interés, desde los empleados hasta la comunidad y los accionistas. Las consideraciones ASG también permiten analizar las perspectivas de futuro de una empresa y determinar si compite en mercados en expansión o en contracción debido a la evolución de las consideraciones medioambientales o normativas. La gobernanza es otro conjunto importante de cuestiones en las que las malas prácticas pueden provocar un riesgo corporativo sustancial, tales como acciones legales costosas y publicidad negativa. Estos conocimientos sobre donde radican los riesgos son cruciales para determinar el valor de la empresa y proporcionar una administración eficaz de la inversión.

¿A dónde vamos a partir de aquí?

Si bien la COVID aceleró muchos cambios alrededor del mundo, los mercados de valores recompensaron a muchas empresas que fueron activas a la hora de afrontar su futuro. Creemos que los inversores también deberían ser activos y diligentes con sus asignaciones de inversión de cara al futuro. Abundan las oportunidades para aquellos que realizan una profunda investigación fundamental sobre los valores que poseen, que adoptan una visión a largo plazo y que incorporan consideraciones ASG para tener una comprensión aún más amplia de los riesgos y oportunidades a los que se enfrenta cada empresa.

 

Miguel Oleaga es gestor de carteras y director gerente de Thornburg Investment Management.

 

Thornburg Investment Management es una gestora independiente de inversión global fundada en 1982 que ofrece una gama de soluciones multiestratégicas para instituciones y asesores financieros de todo el mundo. Es una empresa reconocida como líder en inversion en renta fija, acciones y activos alternativos  que supervisa 45 000 millones de dólares (43 500 millones de dólares en activos bajo gestión y  otros 1800 millones en activos asesorados)a través de fondos de inversión, cuentas institucionales, cuentas separadas para inversores individuales de alto patrimonio y fondos UCITS para inversores no estadounidenses (datos a 31 de diciembre de 2020). Thornburg fue fundada en 1982 y su sede central se encuentra en Santa Fe, Nuevo México, EE. UU, con oficinas adicionales en Londres, Hong Kong, y Shanghái.

 

Para más información, por favor visite www.thornburg.com

 

Andres Casais se incorpora a Unicorn como Business Development Director para US Offshore

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. Foto cedida

Unicorn Strategic Partners anunció la incorporación de Andrés Casais en su equipo de ventas de US Offshore, confirmó Funds Society. 

Casais trabajó durante los últimos 7 años en Londres en la gestora Insight, del grupo BNY Mellon IM donde comenzó como Sales Support Associate y Business Development Manager para EMEA. Este último cargo lo ocupó durante más de cuatro años.

Recientemente regresó a Miami, donde años antes había comenzado su carrera profesional como Investment Analyst en EFG AM.

El socio fundador de Unicorn, David Ayastuy, comentó a Funds Society que una de las grandes dudas que existen a la hora de contratar profesionales de ventas es el perfil de profesional que se necesita en un momento como el que se está atravesando con el COVID-19. La pandemia ha cambiado bastantes reglas del juego y muchas han cambiado para quedarse, agregó Ayastuy.

En base a estas nuevas reglas Unicorn celebra la contratación de Casais ya que es “una persona que ha trabajado en diferentes roles: Investment Analyst, Sales Support, y Business Development, y que estamos seguros va a aportar un gran valor en el desarrollo de nuestra firma y de los managers con los que trabajamos”, comentó el socio fundador de la compañía. 

La llegada de Casais se suma a la de Gonzalo Viana, procedente de Compass Group, como responsable de ventas en Montevideo, Magdalena Cabrera, procedente de HSBC, como sales associate en Montevideo, Matías Paulsen, procedente de Larrain Vial, como responsable del negocio institucional ex AFPs de Zona Andina, en la oficina de Santiago de Chile y 
Milagros Silva, procedente de Legg Mason, como sales manager para US Offshore. 
 
Casais tiene un Master en Finanzas de la Hult International Business School de Londres. Además posee un certificado en ESG de CFA y cuenta con credenciales en energías renovables, según su perfil de Linkedin
 

WHE inicia sus actividades para promover el empoderamiento de la mujer dentro de la comunidad hispana en Florida

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La organización WHE, Women Hispanic Executives Association, comenzó sus actividades en Florida con el fin de promover el empoderamiento y crecimiento de las mujeres de la comunidad hispana en Estados Unidos, más precisamente en el estado de Florida. 

“Estamos muy emocionadas de anunciar el lanzamiento de nuestra asociación WHE”, dice el comunicado al que accedió Funds Society

WHE es una organización sin fines de lucro lanzada por mujeres ejecutivas en puestos de liderazgo con una conexión en el sur de Florida. Sus fundadoras cuentan con años de experiencia en diferentes áreas comerciales y representan una amplia variedad de organizaciones

“Orgullosas de ser mujeres de origen hispano, esperamos que WHE esté abierto a todos los géneros y orígenes y creemos en la diversidad como el combustible que impulsa la creatividad y el crecimiento”, aseguran las miembros de la novel organización.

La visión de la organización “es ser un agente impulsor del cambio generando una conciencia social que priorice las capacidades y habilidades profesionales para acceder a puestos de alta responsabilidad” además de promover la diversidad, la competitividad y la sostenibilidad de las empresas e instituciones.

“Promover la presencia de mujeres hispanas en Boards y C-Suites”, es la misión de WHE. 

Fundada por mujeres líderes en la próspera comunidad empresarial internacional del condado de Miami-Dade, WHE quiere inspirar a las mujeres hispanas, las alienta a seguir y luchar por sus sueños, y que sepan y sientan que ningún sueño es lo suficientemente grande o imposible de alcanzar. .

Para conocer más sobre esta asociación, compartimos el acceso al sitio web en el siguiente enlace.

 

La deuda corporativa emergente es el paraíso de la gestión activa (resumen del VIS de Funds Society)

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. La deuda corporativa emergente es el paraíso de la gestión activa, según Wouter van Overfelt Portfolio Manager de Vontobel Asset Management

La deuda corporativa emergente es una clase de activo que combina duración corta con altos diferenciales y un gran número de ineficiencias, y las ineficiencias conducen a la gestión activa casi por definición”, afirmó Wouter van Overfelt, Head of Emerging Markets Corporate Bonds de Vontobel Asset Management, al inicio de su presentación en el marco de un nuevo VIS (Virtual Investment Summit) de Funds Society, moderado por Luis Álvarez, Sales Director de Unicorn Strategic Partners.

Esta clase de activo, considerada aún exótica por muchos inversores, ha ganado popularidad en los últimos años y actualmente representa un mercado de 2,5 trillones de dólares. Entre sus ventajas, el gestor destaca la diversificación que es mayor que la de deuda emergente soberana con la que frecuentemente se le compara.

“Si se compara con el segmento de bonos soberanos, o incluso con un índice de renta variable, en ellos se puede observar una alta concentración de emisores. En el índice (deuda corporativa emergente) vemos un gran número de compañías en diferentes países del mundo y de hecho no hay ninguna compañía que sea material en el índice. La diversificación es mucho mayor de lo que la gente piensa”, afirma van Overfelt.

Para van Overfelt, tanto la tasa de default como la calidad crediticia de la deuda corporativa emergente, no están lo suficientemente valoradas por los inversores. Así, aclara que la calidad crediticia de las compañías en los mercados emergentes es en muchas ocasiones superior al del país donde están basadas y además el tener que lidiar con el riesgo político, hacen que estén gestionadas de forma más conservadora que compañías en mercados desarrollados.  

Además, en cuanto a la tasa de default, el gestor aclara que la deuda corporativa emergente se sitúa en un buen nivel si se compara con clases de activos similares, como la deuda high yield, aunque muchos inversores desconfían, lo que tiene un efecto directo en los precios.

“Estas sobrevaloradas tasas de default, llevan a valoraciones muy atractivas y esto se traduce en atractivas rentabilidades históricas (7,3% rentabilidad media desde 2003)”, puntualiza.

Proceso de inversión que busca ineficiencias

El proceso de inversión de la estrategia que gestiona van Overfelt, es único y le diferencia de su benchmark y peers. En este proceso, lo fundamental es que las decisiones de inversión giran en torno a la detención de ineficiencias en base a eventos de mercado y oportunidades de valor.

“Lo que intentamos conseguir con las ineficiencias de valor es invertir en activos que nos ofrecen una mejor remuneración por un riesgo similar”, explica Van Overfelt. A modo de ejemplo de ineficiencias cita: restricciones de inversión de algunos inversores cuyo universo esta restringido a grado de inversión, los instrumentos de gestión pasiva que generan discrepancias en los precios de los bonos que entran y salen del índice, o incluso la aplicación de criterios ESG. “Los criterios ESG agrandan nuestro campo de oportunidades porque añaden otra restricción a los inversores, en cómo pueden invertir”, especifica Van Overfelt

Otra de las características de este fondo, que lo diferencia del resto de los competidores, es que tiene una cierta preferencia por los bonos high yield, explicado por su enfoque en base a eventos. “La volatilidad en los precios en el segmento High yield es obviamente mayor que en grado de inversión, por lo tanto, debido a nuestro enfoque en base a eventos compramos empresas con un rating más bajo”, explica. Sin embargo, recientemente y debido la reducción en los diferenciales en el segmento high yield han invertido algo más en el segmento de grado de inversión.

Descorrelación con el mercado

En conclusión, este fondo invierte en compañías en función de razones propias de esa compañía, lo que hace que esté totalmente descorrelacionado con el mercado. “Las oportunidades generadas por eventos tienen un beneficio adicional y es que no son sensibles a los tipos de interés”, y esto es especialmente en el entono actual en el que nos encontramos.

“El gran elefante en la habitación y lo que hemos visto desde comienzo de año, son tasas subiendo y la inflación a lo mejor disparándose. Quizá hay gente que está preocupada por eso, y especialmente en renta fija. Si las tasas suben dramáticamente, nuestro fondo también sufrirá, pero al tener una duración corta y un enfoque ligado a eventos no sufriremos tanto como otras clases de productos de renta fija con los que competimos, y esto se puede observar ya en los retornos acumulados en el año”, concluye van Overfelt

 

Puede escuchar el evento completo en el siguiente link ( contraseña: Vontobel_0903)

 

 

 

 

 

Focos de tensión en la rivalidad sinoestadounidense: quien controle el estrecho de Taiwán controlará la economía mundial

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Pixabay CC0 Public Domain. Focos de tensión en la rivalidad sino-estadounidense: quien controle el estrecho de Taiwán controlará la economía mundial

La rivalidad entre dos grandes potencias, Estados Unidos y China, que se libra principalmente en el vasto océano Pacífico, es el conflicto geopolítico más importante de los últimos tiempos. Se trata de fuerzas económicas, demográficas y geográficas muy arraigadas que están reconfigurando la relación bilateral más importante del mundo. 

Un mundo unipolar en el cual Estados Unidos gozaba de la hegemonía mundial, con una capacidad e influencia global incomparable, se está transformando en un mundo equilibrado y multipolar en el que varios países tienen un impacto cada vez mayor en la toma de decisiones y en la acción global. Al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos representaba una parte del PIB mundial mucho mayor de la que correspondía a su población. Sin duda alguna, en parte, se debía al nivel de productividad e innovación incomparable de la economía estadounidense. 

Gracias a estos factores, Estados Unidos siempre jugará por encima del nivel que corresponde a su volumen de población. Sin embargo, el motivo principal por el cual Estados Unidos era, con diferencia, el motor económico dominante del mundo se debía a que tras aquel conflicto devastador la mayoría de las grandes economías estaban en ruinas. Según un famoso estudio realizado por el economista británico Angus Maddison, la participación de Estados Unidos en el PIB mundial alcanzó un cenit de casi el 40% a principios de la década de 1950.

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Desde entonces, la participación de Estados Unidos en el PIB mundial no ha dejado de disminuir. Parafraseando al economista Herbert Stein, lo que no puede continuar no lo hará. El otro componente de este descenso relativo ha sido el creciente peso económico de China. Según este mismo trabajo, la participación de China durante la mayor parte de su historia en el PIB mundial ha oscilado entre el 30% y el 35%. En otras palabras, el ascenso de China no es más que una vuelta a su nivel normal de influencia económica. El siglo anterior fue la anomalía. El ascenso de China debe continuar y continuará.

Por lo tanto, ¿qué nos dice esto sobre la consiguiente lucha de poder entre los dos países? ¿Es inevitable la confrontación? ¿Podemos evitar la famosa trampa de Tucídides? Cuando los paradigmas cambian, siempre habrá fricciones. Con los cambios tectónicos, puede que no siempre se produzca un terremoto, pero suele haber algunos temblores. La disputa comercial de 2018-2019 no ha sido más que la primera disputa verdaderamente global entre estos dos rivales. Hay que esperar muchas más, y Taiwán está a la vanguardia de los posibles focos de tensión

No es una exageración decir que la República de China, el nombre oficial de la nación insular justo al lado del continente, se está convirtiendo rápidamente en la nación más importante y vigilada de la Tierra. Taiwán domina la sofisticada fabricación mundial de chips, y su ventaja comparativa no dejará de aumentar. A principios de este año, los cierres de las fábricas de automóviles estadounidenses y europeas tuvieron menos que ver con el COVID-19 y más con la escasez de chips en Asia. Si bien estos cuellos de botella se resolverán por sí solos a corto plazo, son emblemáticos de un problema más amplio: los semiconductores son el nuevo petróleo y Taiwán es la nueva Arabia Saudí.

Lo más preocupante es que este mercado está aún más concentrado que el del petróleo porque hay menos productores. Quien controle Taiwán puede influir eficazmente en el suministro mundial de microchips. Esto no es una hipérbole. Como el coste de conseguir una mayor densidad lógica ha aumentado de forma tan exponencial, significa que la nueva tecnología de microchips conlleva enormes inversiones de capital que exigen a los productores operar con una tasa de utilización muy alta. Las barreras de entrada son prohibitivas. La empresa Taiwan Semiconductor Manufacturing Company abarca la mitad del mercado mundial de fundición de semiconductores. Junto con el otro gigante taiwanés, United Microelectronics Corporation, y la surcoreana Samsung, las tres empresas representan el 78% de la cuota de mercado mundial. En resumen, el mercado de microprocesadores está muy concentrado en Taiwán, con el riesgo que ello conlleva. Desde el punto de vista de Occidente, esto es peligroso porque China aspira a una reunificación con Taiwán. Debido a sus medidas en Hong Kong, actualmente todos sabemos lo que eso supondría bajo el mandato de Xi Jinping.

Todo inversor y responsable político que se precie deberá tener en cuenta las incertidumbres inherentes para el mundo si la situación al otro lado del Estrecho de Taiwán se deteriora. Un incidente en el que la producción de chips se interrumpiera o detuviera, o en el que se negaran permanentemente las líneas de suministro, podría ser catastrófico para la economía mundial. Si pensamos que Estados Unidos no entraría en guerra por la fabricación de chips en Taiwán, es que ya nos hemos olvidado de que a principios de la década de 1990 entró en guerra en Kuwait por el petróleo. Por supuesto, China pegaría con más fuerza que Irak, y la importancia de Taiwán implica que todas las partes interesadas en el mundo tendrán incentivos para desescalar el conflicto. No obstante, tal y como nos demostró la Primera Guerra Mundial, participantes racionales pueden verse envueltos en un conflicto a raíz de una serie de errores de cálculo tras el asesinato de un archiduque. 

Por cierto, la Primera Guerra Mundial fue la última vez que una potencia regional en ascenso (Alemania) se enfrentó a una potencia global consolidada (Reino Unido). Por supuesto, no estoy diciendo que el resultado de esta rivalidad entre grandes potencias vaya a ser una tercera guerra mundial. Tampoco descarto que pueda llegar a ello si una combinación de políticas erróneas nos hace caer por esa vía. Desde luego, la importancia de Taiwán para la economía mundial significa que todas las partes interesadas, lo cual, en concreto, implica a todas las naciones, deberían sentirse incentivadas a cooperar y a mantener la estabilidad. La teoría elemental de juegos demuestra que el proceso de toma de decisiones puede torcerse, y la economía del comportamiento sugiere que no todas las decisiones, incluso a nivel estatal, son racionales y que obedecen a intereses propios.

Y los inversores y los participantes en el mercado, ¿qué podemos hacer? ¿Huimos al proverbial búnker de riesgo y esperamos a que llegue el conflicto? De nuevo, la historia arroja una respuesta clara: un «no» rotundo. Durante la Guerra Fría, definida en términos generales desde 1947 hasta 1991, el S&P 500 subió un 2708% (7,70% anualizado) a pesar de que se apuntaron suficientes misiles unos a otros como para aniquilar a la humanidad muchas veces. Para que no lo olvidemos, el mundo estuvo varias veces al borde del desastre durante esta época que ahora se aleja rápidamente: El bloqueo de Berlín, la guerra de Corea, la invasión soviética de Hungría y la crisis de los misiles de Cuba. Ese fue nuestro conflicto con los ideológicos y militantes soviéticos. Los conflictos con los chinos capitalistas podrían resultar bastante menos enervantes.

Debemos aprender a interpretar las decisiones y acciones de estas dos grandes naciones en el marco de esta rivalidad de grandes potencias: Estados Unidos quiere mantener el estatus quo, su lugar como centro del orden mundial tras la Segunda Guerra Mundial, mientras que China quiere recuperar su lugar histórico y desplazar dicho orden. Por parte de Estados Unidos, se verá la intensificación de la presión económica y el apoyo a los estados fronterizos, tales como Taiwán, en un intento de reducir a China a la primera cadena de islas. Veremos a Estados Unidos intentando cercar a los chinos mediante alianzas y movimientos de equilibrio de poder que permitan la remilitarización japonesa y un acercamiento con la India. Por su parte, China debe asegurarse de que puede seguir proporcionando el crecimiento económico que sus masas esperan y que respalda la credibilidad del gobierno. Para ello, veremos intentos de eludir los bienes comunes globales, los océanos que siguen dominados por la omnipresente Marina estadounidense. Los chinos han vuelto a conectar con los rusos, ya que una masa terrestre euroasiática unificada contrarrestará mejor a los estadounidenses marítimos. Habrá otras manifestaciones de este conflicto global que aún están por determinar. Conviene que las sepamos identificar cuando se presenten. Los mercados tendrán que aprender a descontar esta prima de riesgo y, como han hecho en épocas anteriores de cambio de paradigmas, se ajustarán a la nueva realidad.