La Financière de l’Echiquier (LFDE) ha anunciado el nombramiento de Lena Jacquelin para el cargo de analista senior, en el marco del desarrollo de su división de renta variable, creada hace diez años. Además, la firma ha marcado como una de sus prioridades aumentar la gama de soluciones temáticas.
Según explican desde LFDE, la incorporación de Jacquelin refuerza el equipo de renta variable internacional, dirigido por Rolando Grandi, CFA, que gestiona, entre otros, los fondos Echiquier Artificial Intelligence (8 millones en activos) o Echiquier World Next Leaders, fondo multitemático que invierte en las mega tendencias que determinarán la economía del futuro (470 millones en activos).
“Damos la bienvenida a Lena Jacquelin, cuyo perfil y experiencia enriquecerán nuestra competencia en la selección de valores y consolidarán el desarrollo de nuestra gama temática internacional”, ha destacado Olivier de Berranger, director general delegado responsable de la gestión de activos de La Financière de l’Echiquier.
En marzo de 2021, Lena Jacquelin se incorporó a La Financière de l’Echiquier como analista senior al equipo de renta variable temática internacional, que ahora cuenta con tres personas. Jacquelin es graduada en finanzas de mercado por la Escuela Superior de Ingenieros Leonard de Vinci de París La Défense, Lena Jacquelin inició su carrera profesional en Invest Securities como analista de ventas. En 2015, se incorporó a Natixis Investment Manager Asia, en Singapur, como asistente de gestor, siendo nombrada analista de renta variable posteriormente. En 2018 pasó a integrar el comité de inversión de un fondo tecnológico y en 2019, el de un fondo Global Sport.
Una implicación efectiva requiere tiempo. Esperar resultados instantáneos de las relaciones con las compañías tiene tan poco sentido como aspirar a obtener alfa de inmediato. De la misma manera que aspiramos a que las compañías en que invertimos registren cifras de crecimiento sostenidas y sistemáticas, valoramos la mejora, también sostenida y sistemática, de su enfoque hacia cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), y no los intentos de zigzaguear las políticas para satisfacer impulsos a corto plazo y simplemente rellenar listas de chequeo.
Como equipo, llevamos más de veinte años implicándonos con los equipos directivos de las compañías y sus consejos. En los últimos años, hemos estructurado en mayor medida nuestras implicaciones, centrándonos en conversaciones con una vertiente doble: con los altos directivos y con los representantes de sostenibilidad de las compañías en que invertimos. Estas relaciones nos han brindado conocimientos de gran utilidad, en especial, en cuanto a las reacciones de las compañías a la pandemia y sus prioridades durante ese periodo. También nos hemos vuelto más sistemáticos acerca de lo crucial de los incentivos a la dirección, creando nuestro propio marco de puntuación sobre remuneración, «Pay X-Ray». Se trata de una herramienta que nos ha permitido llevar a cabo comparaciones mejores y abordar los planes de retribución de las compañías, así como fundamentar nuestro enfoque hacia las votaciones. En 2020, votamos en contra del 30% de los acuerdos de la dirección sobre remuneración. En la mayor parte de estos casos, nuestra postura era contraria a la de ISS, alineada con los equipos de dirección.
A nuestro esfuerzo de implicación contribuyen nuestras significativas posiciones a largo plazo en las compañías. El acceso resultante nos hace menos dependientes de las noticias que se presentan en las juntas generales anuales públicas o en eventos de relaciones con los inversores. Nos reservamos nuestras preguntas más complejas para las reuniones en privado, evitando plantearlas en nuestros turnos de palabra en el atril o ante la prensa. Consideramos que formular las preguntas adecuadas del modo oportuno propicia que se analice seriamente nuestra postura y favorece la agenda de las próximas implicaciones. Sin embargo, no nos asusta votar en contra del criterio de la dirección, como puso de manifiesto el 68% de las propuestas de los accionistas que respaldamos en 2020.
El teletrabajo implica que tanto los gestores de activos como las compañías hemos tenido que acostumbrarnos a reunirnos por medios digitales y por videoconferencia. Una de nuestras primeras conclusiones es que las compañías respondieron a nuestras solicitudes durante el confinamiento. Celebramos 369 reuniones en 2020, de las cuales, 205 incluían específicamente cuestiones ESG al respecto de temas como la descarbonización, la diversidad, la seguridad de los datos y las cadenas de suministro, en sectores desde la moda hasta los semiconductores. Dicho esto, estamos deseando reunirnos presencialmente con las compañías cuando resulte posible.
Las conversaciones que llevamos a cabo con las compañías en el cuarto trimestre de 2020 abarcaron, entre otros temas, los objetivos de emisiones de carbono, la deforestación, la diversidad y la inclusión, los controles de los riesgos por los consejos y la seguridad. Por ejemplo:
Con Reckitt Benckiser, sondeamos la forma en que puede cumplir su reciente compromiso con las cero emisiones de carbono para 2040. Nos alentaron sus políticas y actuaciones acerca del aceite de palma.
Mantuvimos una conversación muy exhaustiva sobre deforestación con Procter & Gamble para conocer sus iniciativas relacionadas con la obtención de productos del papel sostenibles. Han llevado a cabo actuaciones concretas, pero votamos a favor del acuerdo de los accionistas para mejorar la información al respecto.
Nuestras conversaciones con Baxter International se centraron en la seguridad de los productos, dadas las problemáticas que tuvieron en el pasado. La compañía tiene como objetivo formar parte del cuartil superior de seguridad frente a sus homólogas globales y ya ha conseguido una importante reducción en las reclamaciones relativas a productos gracias a la mejora de sus inspecciones. También analizamos sus parámetros de diversidad e inclusión y animamos a la compañía a comunicar su brecha salarial por razón de género. Consideramos que Baxter está mejorando y continuaremos siguiendo sus avances.
Le animamos a obtener más información sobre estas y otras relaciones mediante nuestro boletín Engage, que se publica con una periodicidad semestral en www.morganstanley.com/im.
La pregunta «¿de quién es la opinión que importa?» nunca ha sido más relevante. En última instancia, si bien importan todas las partes interesadas, el cliente es la prioridad. Cualquier inquietud relevante para el cliente debe ocupar un lugar prominente en la agenda de los equipos directivos de las compañías. Dada esta situación, es importante ser claros sobre los principios, las prioridades y los valores propios. En el caso de nuestras carteras globales de alta calidad y con emisiones de carbono limitadas, prestamos especial atención a las medidas que toman las compañías para satisfacer objetivos de emisiones de carbono bajas o nulas en términos netos.
También somos pragmáticos. Somos conscientes de que los problemas universales pueden exigir soluciones colaborativas para agilizar el progreso. El respaldo de MSIM a la iniciativa «One Planet Summit» desde enero de 2020, que tiene como objetivo avanzar en el conocimiento de los riesgos relacionados con el clima y las oportunidades que ofrecen las carteras de inversión a largo plazo, es un excelente ejemplo. En el informe anual de 2020 sobre los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas, MSIM obtuvo una puntuación de «A» en los diferentes módulos y de «A+» en acciones cotizadas tanto en propiedad activa como en incorporación, un resultado que saludamos gratamente.
Según las compañías avancen en sus planes para salir de la crisis, continuaremos planteando las preguntas difíciles. Muchas de ellas son específicas de compañías o sectores —sobre plásticos en el caso del consumo básico, sobre seguridad de los productos en el de la atención sanitaria o sobre seguridad de los datos en el ámbito de las tecnologías de la información—, pero hay cuestiones más universales que nos deja la crisis:
¿Cuáles son las principales lecciones que extraemos de la pandemia? ¿De qué forma ha evolucionado la actitud de la compañía hacia el riesgo como resultado de la crisis?
¿Será la cadena de suministro de la compañía igual que antes de la pandemia o cambiará? ¿Ha aceptado la compañía que se la considera responsable de su cadena de suministro, desde la salud de sus empleados a la seguridad en la obtención de sus recursos?
¿De qué forma cambiarán de cara al futuro las decisiones relativas a asignación de capital y balances?
¿De qué forma ha sacudido la pandemia las decisiones de remuneración? ¿Se planteará el consejo ampliar capital, rebajar los dividendos o aceptar ayudas públicas?
¿Cómo está posicionada la compañía para la nueva era de mayor intervención pública? ¿Está expuesta significativamente a posibles nuevos regímenes fiscales?
¿De qué manera percibe la compañía el impacto del teletrabajo en la innovación o la seguridad de los productos o prioriza cuestiones como la diversidad de género o racial en épocas de dificultades económicas?
¿Cómo logran las compañías el equilibrio entre la exigencia, que no para de aumentar, de sostenibilidad y su retorno a largo plazo sobre el capital operativo empleado?
A escala global, el llamamiento en pos de una mayor transparencia y comunicación de las actividades de las compañías y los gestores de fondos, así como la provisión de información exhaustiva de las carteras, se está abriendo paso en los organismos y los reglamentos del sector. Consideramos que, al afrontar las cuestiones ESG, merece la pena evitar las meras listas de comprobación y mantener la disciplina de inversión, a fin de centrarnos en valores sólidos y en la implicación duradera, relevante y significativa con sus emisores.
Columna de Bruno Paulson, Managing Director y Portfolio Manager, y Laura Bottega, la especialista de cartera principal para las estrategias Global Franchise, Global Quality y Global Sustain y miembro del equipo International Equity en Morgan Stanley Investment Management.
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Las materias primas vuelven al rádar de los inversores. Según explican los expertos, gran parte de ellas están experimentado un rally y sus rentabilidades superan a la renta variable por primera vez en mucho tiempo. Las gestoras, por su parte, están analizando si estamos ante un nuevo superciclo de mercado caracterizado por el alza de los precios y qué está impulsando su precio.
Mientras que la energía, los metales industriales y la agricultura siguen registrando fuertes ganancias, los metales preciosos se mantienen rezagados. Según apunta el último informe mensual de WisdomTree, los precios de la energía han liderado el comportamiento de las materias primas. “La combinación de una ola de frío en EE.UU. y la sorprendente falta de voluntad de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus países asociados (combinados como OPEP+) para aumentar la producción, han hecho que los precios del petróleo suban”, señala el informe.
La excepción en este rally lo ha marcado el oro. Según explica WisdomTree, el oro se ha visto presionado por el aumento de los rendimientos del Tesoro estadounidense que, en el caso de bono a 10 años, se dispararon cerca del 1,6% en marzo de 2021, desde un mínimo del 0,5% en agosto de 2020. “La fuerte relación inversa del oro con los rendimientos de los bonos del Tesoro no augura nada bueno. Sin embargo, las expectativas de inflación están aumentando rápidamente y esto sí es positivo para el precio del oro. Los precios del oro tienden a reaccionar a la inflación realizada más que a las expectativas de inflación”, señalan desde WisdomTree.
“El aumento de la demanda de materias primas de China, el control de la oferta en el sector petrolero, así como los compromisos gubernamentales para mantener el apoyo económico fiscal, han contribuido a ello”, explica James Luke, gestor de fondos de Schroders. El gestor reconoce que tanto ellos como un número cada vez mayor de inversores ven varias similitudes estructurales entre los principios de la década de 2020 y los principios de la de 2000, la última vez que las materias primas comenzaron un largo y poderoso ascenso a precios récord.
“Ahora, como entonces, hemos visto una importante reducción de la inversión en el suministro de materias primas con el capex en las empresas de petróleo y gas y minería cayendo alrededor del 40% desde 2011. A principios de la década del 2000, China representaba una fuente importante de demanda de materias primas. Hoy, podemos estar a punto de entrar en un período sin precedentes de inversión de capital global coordinada para facilitar la transición energética. El cambio a fuentes de energía limpia y vehículos eléctricos puede provocar una aceleración de la demanda de materias primas”, explica el gestor de Schroders.
En opinión de Luke hay cinco razones que respaldan el nuevo “superciclo” de las materias primas: su actual bajo precio; una mayor inflación; una mayor demanda al calor de la recuperación económica; la falta de inversión; y un dólar más bajo. Sobre este último aspecto explica que la intervención de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) durante la pandemia del COVID-19 para apuntalar las finanzas de empresas y consumidores ha limitado la apreciación del dólar.
“Un dólar más débil es positivo para las materias primas. Aunque la mayoría de las materias primas se producen en los mercados emergentes, su precio suele expresarse en dólares. Cuando el dólar se debilita, el precio de estas materias primas en términos de dólares aumenta”, matiza Luke.
Vientos a favor
Desde WidsomTree apuntan que el precio de las materias primas seguirá en alza en la medida que la recuperación de la economía global tome mayor ritmo. “De cara a lo que queda de 2021, creemos que una recuperación económica continuada, combinada con un gasto en infraestructuras intensivo en materias primas y una transición energética verde, proporcionará un entorno favorable para las materias primas. Los metales industriales se beneficiarán especialmente de estas tendencias. Sin embargo, el posicionamiento de los inversores en estos metales es relativamente elevado. Por lo tanto, no descartamos que se produzcan periódicamente reorganizaciones de las posiciones largas, que podrían hacer bajar los precios temporalmente. Ya hemos visto algo de esto la semana pasada. Sin embargo, en general, los precios de los metales básicos podrían estar preparados para un periodo plurianual alcista”, señala la gestora en su informe mensual.
Misma visión comparten desde Lyxor. Según recuerda en su informe semanal en el que analiza las tendencias en el universo hedge fund, las materias primas se benefician de vientos favorables en el plano macroeconómico. “Una fase temprana del ciclo, con la salida de la recesión inducida por la pandemia, y las políticas reflacionistas a escala mundial ofrecen un enorme respaldo. También asistimos a un repunte de la liquidez mundial, impulsada por los estímulos monetarios, que pasará el relevo a los ahorros de los hogares y las empresas cuando puedan ponerlos en circulación. Parte de la amplia liquidez de mercado, que busca opciones de asignación, acabará destinándose a las materias primas. Además, conforme aumentan los tipos y la inflación, los inversores buscarán la protección que las materias primas ofrecen de manera natural. Habida cuenta de la decreciente demanda de refugios seguros y el empeoramiento de la posición exterior de Estados Unidos, una nueva debilidad del dólar también podría servir de ayuda”, señala el documento de Lyxor.
Además, destaca que también hay “vientos favorables” desde el plano fundamental. En este sentido, el informe argumenta que las materias primas afrontan un déficit de oferta/demanda, fruto de años de restricciones en la oferta desde la crisis financiera y, más recientemente, debido a la guerra comercial y a la pandemia, dadas las limitadas inversiones en capacidad y exploración. Y espera que la demanda se dispare gracias a los programas de vacunación. No cabe duda de que la situación varía de una materia prima a otra.
“Por último, los vientos favorables procedentes de las tendencias seculares también apuntalarán la demanda y los precios. El sector inmobiliario ha comenzado un periodo de bonanza, especialmente en Estados Unidos. La descarbonización y el auge de los vehículos eléctricos espolearán la demanda de metales básicos. Las perspectivas de un creciente gasto en infraestructura serán sumamente beneficiosas para la mayor parte de las materias primas cíclicas y los materiales de construcción”, añade el informe de Lyxor.
Schroders celebra el 20º aniversario de BlueOrchard, firma pionera en microfinanzas e inversión de impacto, que ha generado un impacto positivo y duradero para las personas y el medio ambiente en todo el mundo, al tiempo que ha proporcionado rentabilidades atractivas a los inversores desde 2001.
Según destacan desde la gestora, a través de las inversiones de BlueOrchard, millones de personas con bajos ingresos en mercados emergentes y frontera recibieron acceso a servicios financieros y otras prestaciones relacionadas. Algunos de ellos están reflejados en el libro del aniversario de BlueOrchard, en colaboración con National Geographic: «This Is My Story – Giving a Face to 20 Years of Impact Investing«.
Hace 20 años BlueOrchard nació como el primer gestor comercial de inversiones en microfinanciación y deuda y desde entonces, se ha convertido en un gestor líder a nivel mundial, habiendo invertido más de 8.000 millones de dólares en más de 90 países. Más de 215 millones de personas sin recursos y en situación vulnerable en mercados emergentes y fronterizos se han beneficiado del apoyo de BlueOrchard.
«BlueOrchard es una organización totalmente orientada a un fin, y su trabajo en microfinanciación y con agencias de desarrollo ha proporcionado a los inversores una sólida rentabilidad financiera, pero lo que es más importante, BlueOrchard también ha beneficiado de forma demostrable a millones de personas en los mercados emergentes durante las últimas dos décadas”, ha destacado Peter Harrison, director general del Grupo Schroders.
Según ha recordado, la inversión de impacto es ahora una megatendencia, pero ha matizado que BlueOrchard ha sido pionera en este campo durante 20 años. Schroders, alineada con estos propósitos, se enorgullece de trabajar tan estrechamente con BlueOrchard y estamos deseando colaborar como inversores especializados centrados en el impacto durante muchos años más”.
En los últimos años, BlueOrchard, que también se ha expandido hacia el capital privado y las infraestructuras sostenibles, ofrece soluciones de inversión de impacto en todas las clases de activos, conectando a millones de emprendedores en mercados emergentes y frontera con inversores, con el objetivo de hacer que las soluciones de inversión de impacto sean accesibles para todos y avanzar en el uso consciente del capital.
Por su parte, Peter Fanconi, presidente del Consejo de Administración de BlueOrchard, ha declarado: “Desde su creación, BlueOrchard ha conseguido equilibrar la generación de un impacto duradero con una atractiva rentabilidad financiera, demostrando que pueden ir de la mano. Ha sido un viaje increíble y estamos deseando cumplir otros 20 años. Agradecemos a nuestros socios de todo el mundo su continua confianza en BlueOrchard».
“Durante dos décadas, la misión y la visión de BlueOrchard ha sido hacer que las soluciones de inversión de impacto sean accesibles para todos y avanzar en el uso consciente del capital que beneficia a la sociedad y al medio ambiente. Seguiremos por este camino y atenderemos la demanda de los inversores de estrategias innovadoras y con impacto real”, ha recordado y se ha comprometido Philipp Mueller, director general de BlueOrchard.
El fondo de deuda subordinada La Française Sub Debt, con cerca de 1.000 millones de euros en activos bajo gestión, ha obtenido el sello ISR (Inversión Socialmente Responsable), reglado por las autoridades públicas francesas y otorgado por EY France, una organización de certificación aprobada por el organismo de acreditación francés COFRAC.
El fondo de La Française AM está compuesto por una cartera diversificada que comprende aproximadamente 130 títulos de deuda subordinada con una calificación media de grado de inversión A-. Está gestionado por Paul Gurzal, responsable de crédito, y Jérémie Boudinet, gestor de crédito.
Además, se enmarca en el ámbito de aplicación del artículo 8 del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR), y tiene como objetivo lograr una rentabilidad superior al 7% anual en un horizonte de inversión recomendado de más de 10 años mediante la exposición, en particular, a títulos de deuda subordinada con un perfil de riesgo específico diferente al de los bonos convencionales. Los emisores son seleccionados aplicando criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
El modelo de gestión del fondo no ha cambiado desde su creación en 2008 y se basa en tres fundamentos: liquidez, diversificación y calidad. La selección de valores incluye ahora un análisis exhaustivo extrafinanciero, realizado por La Française Sustainable Investment Research, basado en un modelo propio.
En colaboración con el equipo de gestión y gracias a un diálogo continuo, los criterios ESG de los emisores públicos y privados de la Unión Europea, Suiza, Reino Unido y Noruega contribuyen a enriquecer el análisis crediticio y la selección de emisores. La estrategia de gestión histórica del fondo se mantiene sin cambios, ya que está alineada con el enfoque de selección ESG implementado desde el 10 de marzo de 2021.
A raíz de este reconocimiento, Jean-Luc Hivert, presidente y director global de inversiones de La Française AM, ha declarado: «Creemos que las finanzas van a desempeñar un papel crucial en esta transición, por lo que nuestro objetivo es comercializar una gama de fondos abiertos 100% sostenibles para finales de 2022. La obtención de la etiqueta para el fondo La Française Sub Debt era fundamental para nosotros y natural para una clase de activos tan específica».
Según destaca Hivert, se trata de un nuevo paso adelante en su compromiso con la financiación sostenible. «La Française AM cuenta ahora con siete fondos con sello, lo que subraya nuestro desempeño en las estrategias sostenibles, en particular las de bajas emisiones de carbono, desarrolladas en renta variable, crédito y bonos soberanos. Actualmente estamos implementando nuestra estrategia sostenible en todas nuestras clases de activos para ofrecer una gama multiactiva sostenible», ha afirmado Hivert para concluir.
Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en 2020, el presidente chino Xi Jinping asombró al mundo cuando declaró que su país pretendía dejar atrás el pico de las emisiones de carbono en 2030 con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono para 2060. Considerando que China, la segunda potencia económica mundial, es el mayor emisor de carbono del mundo y que los objetivos del presidente Xi son más ambiciosos que los de las demás naciones industrializadas, esta iniciativa tiene potencial para ampliar la frontera de posibilidades en el debate global respecto al cambio climático.
Según apuntan Jennifer James, gestora de carteras de crédito emergente, Daniel Graña, gestor de carteras de renta variable emergente; y Matt Doody, analista de renta variable emergente en Janus Henderson Investors, alcanzar la neutralidad en carbono no será fácil. Exigirá de China la reformulación de su mix energético y un cambio fundamental de modelo económico. No obstante, dada la toma de decisiones vertical de China y su sistema político centralizado, es posible que lo consiga. La historia reciente ha demostrado que cuando el gobierno central del país dedica todos sus recursos a grandes iniciativas como las establecidas en sus Planes Quinquenales, incluso los objetivos más ambiciosos son alcanzables.
En la rápida progresión de China hasta convertirse en la segunda potencia económica del mundo, al país también le cupo el dudoso honor de ser el mayor emisor mundial de carbono. La razón de esto es evidente: los países desarrollados subcontrataron en gran medida su capacidad manufacturera al gigante asiático, deseoso de ascender posiciones en el orden económico mundial.
La hipótesis tradicional es que en su afán por aumentar su riqueza nacional, China ha antepuesto sus objetivos económicos al cuidado del medioambiente. Hasta cierto punto, puede que esto fuera cierto en el pasado. China quema más carbono que ninguna otra nación y fue responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2019 (1). Durante años, los artículos sobre el cambio climático incluían inevitablemente fotografías de ciudadanos chinos con mascarillas para evitar inhalar partículas en suspensión en la densa capa gris de contaminación urbana. Esta imagen está cambiando.
En 2013, Chen Jiping, antiguo funcionario del Partido Comunista chino (PCC), subrayó que la polución había desbancado a las disputas sobre la tierra como la causa número uno de descontento social. Poco tiempo después, la Asamblea Popular nacional reforzó la regulación en materia ambiental con la Ley de protección del medio ambiente y, en 2015, el presidente Xi anunció compromisos específicos encuadrados en el marco del Acuerdo de París. Los recientes comentarios de Xi sobre la descarbonización dan nuevas pruebas de la determinación del gobierno central en abordar la cuestión del clima.
La magnitud del desafío al que se enfrenta China queda de manifiesto en el porcentaje persistentemente alto que representan los combustibles fósiles en el mix energético del país pese al considerable respaldo a las fuentes renovables. Durante las últimas tres décadas, la demanda total de energía ha crecido a un ritmo del 6% anual. Conforme la economía sigue expandiéndose, también lo hace en paralelo el consumo de energía. Aunque se han logrado avances —la cuota de hidrocarburos en la demanda total de energía ha descendido del 96% en 1990 al 85% en 2019— el objetivo del crecimiento económico, al menos en el corto plazo, solo puede alcanzarse con una gran contribución de los combustibles fósiles.
No es solo la generación de electricidad lo que está detrás del uso de hidrocarburos. De hecho, la cuota de la producción total de electricidad atribuible al carbón ha caído cinco puntos porcentuales en los últimos treinta años hasta el 66% (durante el mismo periodo, la cuota de las renovables en el total ha aumentado del 20% al 31%). No obstante, más de una cuarta parte del uso de carbón está relacionada con la industria, incluyendo su papel como combustible para la producción de acero.
Hora de actuar
Si las autoridades chinas han decidido ahora redoblar su compromiso con la descarbonización es porque el cálculo político y económico no deja lugar a dudas. Para el PCC, caracterizado por los principios de continuidad y estabilidad, la descarbonización conviene a los intereses estratégicos de China pues permite la cuadratura de los factores ambientales, sociales, económicos y geopolíticos. Desde una perspectiva ambiental y social, un aire más limpio es sinónimo de una población más saludable y feliz y, por consiguiente, más productiva.
Desde una perspectiva económica, un desplazamiento desde los combustibles fósiles hacia una economía menos intensiva en carbono ofrece considerables recompensas. Las renovables pueden ayudar a suplir la dependencia del combustible importado: por ejemplo, el 73% del petróleo crudo que se consume en China procede del exterior (2). La consolidación de una industria nacional de renovables también significa oportunidades laborables. Esto importa porque el sector de la minería de carbón ha sido históricamente un generador de empleo importante. A medida que la economía china se convierte en menos intensiva en carbono y dichos puestos de trabajo desaparecen, deberán ser sustituidos. Las nuevas oportunidades laborables en las futuras renovables permitirán compensar los puestos de trabajo perdidos en la minería, y hacerlo en un entorno laboral más limpio, seguro y productivo.
Durante años, China ha tratado de hacerse con una posición en tecnologías de valor añadido donde pudiera dominar a escala mundial. Su énfasis hacia las renovables le ofrece esa oportunidad. China es ya uno de los líderes de la cadena de suministro de la tecnología solar y eólica, y pretende alcanzar ese objetivo en el vehículo eléctrico (VE) y las baterías. Gracias a la creación por el Estado de un entorno favorable para las empresas innovadoras en tecnologías renovables, el país podrá lograr su ambición de convertirse en un líder de una industria de alto valor añadido, algo que se le ha resistido en otros sectores.
La descarbonización también encaja bien con la política de la «circulación dual» de China. Una mayor autosuficiencia, entendida como menor dependencia de los proveedores extranjeros gracias a la modernización de su base manufacturera y un mayor énfasis en los servicios y el consumo interno (circulación interna), actúa como contrapeso controlable del comercio internacional (circulación externa). Las empresas chinas también se están postulando para la localización de renovables en el extranjero mediante alianzas y producción por parte de empresas chinas implantadas en otros países.
El programa de descarbonización de China se verá apoyado probablemente por su viraje hacia un modelo de economía menos intensiva en energía y más basada en los servicios. El motor histórico del proceso de cambio sustancial de modelo económico — que apueste por el consumo y los servicios— ha sido aumentar la autodependencia y reducir su exposición a los avatares del ciclo económico mundial. Aumentar el peso del consumo y los servicios también favorece los objetivos gubernamentales en materia de clima, pues las economías con una composición de ese tipo suelen presentar una menor huella de carbono en relación con su producto económico.
En términos geopolíticos, la descarbonización tiene el potencial de servir a dos importantes propósitos: mitiga la vulnerabilidad estratégica del país de ser un importador neto de energía y aumentar su capacidad de influencia al convertirlo en el líder de una industria de creciente importancia. Con respecto a lo primero, China ya es el líder mundial en capacidad de producción solar y eólica. Pese a su ya importante huella de renovables, el país sigue dependiendo del carbón para la producción de electricidad. Aun con unos abundantes yacimientos carboníferos, China debe importar carbón para satisfacer sus necesidades de carga base.
Al expandir su capacidad de generación de electricidad a partir de renovables —incluida la nuclear y la hidroeléctrica para las cargas base— el país seguirá reduciendo su dependencia de las importaciones. En lo que respecta al liderazgo tecnológico, a medida que la demanda de capacidad de energía renovable crece en todo el mundo, las innovadoras empresas chinas y el gobierno central pueden apalancarse en su posición de dominio en estos campos para lograr una serie de fines geopolíticos.
Complicado, pero posible
En Janus Henderson Investors han constatado un entusiasmo político, casi una urgencia, por descarbonizar, pero los objetivos son ambiciosos. El siguiente cuadro detalla el calendario para alcanzar el máximo de emisiones y la neutralidad en carbono: China pretende conseguir en 30 años lo que a muchos países desarrollados les llevará el doble alcanzar.
China ha logrado avances en cambiar el mix y reducir la intensidad de carbono, pero la cantidad absoluta de demanda de combustibles fósiles se mantiene cerca de sus niveles máximos, mientras la intensidad en carbono sigue muy por encima de la del mercado desarrollado. Si China quiere reducir drásticamente la demanda de combustibles fósiles, debe formular políticas orientadas directamente a los sectores de generación eléctrica, transporte e industrial. Mediante la mejora de la eficiencia energética de estos sectores clave, y el constante fortalecimiento de los servicios y el consumo como motores económicos, la composición de la economía de China en 2060 tendrá un aspecto completamente diferente al de hace unas pocas décadas. Según algunas estimaciones, estos factores tienen conjuntamente el potencial de reducir los combustibles fósiles desde el 85% del total de la producción de energía en 2019 hasta el 25% para 2060, procediendo la mayor parte de dicha reducción de la eliminación virtual del uso del gas natural y el carbón.
La transición hacia un mayor peso de las renovables se ha visto ayudada por un desarrollo que venía gestándose hace tiempo: tras años esperando que sucediera, la curva de costes de la generación solar y eólica ha disminuido considerablemente, acercándose incluso a la paridad con algunas fuentes tradicionales de generación. Esto no solo convierte a las renovables en más competitivas en costes, sino que reduce su dependencia de las subvenciones estatales. A medida que las mejoras en competitividad de la energía eólica y solar permiten a estas fuentes sostenerse solas, las empresas de generación eléctrica estarán probablemente más tranquilas al instalar capacidad sin temor a que un cambio en el apoyo del Estado socave su estructura de costes.
Consecuencias para la inversión
Aunque la palabra «megatendencia» es muy utilizada por los inversores, pocos acontecimientos mundiales se ajustan de hecho a dicha categoría. La descarbonización de China, en cambio, cumple todos los requisitos para serlo. Una observación rápida es que este tema se concentra en China y se circunscribe al universo de la energía. No es exacto. En Janus Henderson Investors creen que esta ambiciosa iniciativa tiene el potencial de modificar el paisaje para múltiples clases de activos, regiones y sectores económicos. Como sucede con todo cambio de paradigma, habrá ganadores y perdedores en cada una de estas categorías.
Con el lanzamiento de su iniciativa de descarbonización, ha dado comienzo una carrera global para hacerse con la supremacía en las renovables. China, como primer consumidor de energía del mundo, ha desplazado el cálculo sobre los aspectos económicos del clima. También se ha lanzado a por la posición potencial de liderazgo en tecnologías renovables innovadoras. Como principal consumidor de energía, una gran parte de esta cadena de valor será un circuito cerrado dentro de China. Sin embargo, también podría exportar estas tecnologías a otros países interesados en cumplir sus —ahora acelerados— objetivos respecto al clima. Los perdedores regionales serán probablemente los países exportadores de hidrocarburos que no sepan diversificar sus economías. Esto podría pasar factura no solo a las perspectivas financieras de las empresas productoras de hidrocarburos y a las refinerías, sino también a la deuda soberana y las divisas. Los líderes de Oriente Medio y Rusia han recibido una advertencia sobre la posible caducidad de su status quo económico.
Las empresas energéticas de los mercados desarrollados también se enfrentan a retos. Dado el enfoque de las industrias solar y eólica en la producción de electricidad, las empresas mineras de carbón parecen muy vulnerables. Las compañías petroleras afrontan una amenaza a largo plazo a medida que el potencial para los vehículos eléctricos y las baterías aumenta, pero, a corto plazo, los hidrocarburos permanecerán como el principal combustible para el transporte, incluso dentro de China. A nivel mundial, las empresas industriales competirán para dominar sectores de negocio como la energía solar, la eólica y los vehículos eléctricos. Otras industrias afectadas por esta iniciativa son la gestión de residuos, la captura de carbono y la minería de los metales necesarios para apoyar la producción avanzada de energía. Entre estos cabe citar el cobre, el níquel, el cobalto y el litio. Como demuestran los componentes de esta lista, la tecnología de baterías y células de combustible está posicionada para ser una industria de crecimiento.
Dado el horizonte multidécada de esta megatendencia, la renta variable asociada a la cadena de valor de las energías renovables puede clasificarse como una oportunidad de crecimiento de larga duración. En consecuencia, es posible que presente valoraciones elevadas, aunque la naturaleza estructural y la magnitud de esta oportunidad justificarían, en nuestra opinión, pagar unos múltiplos altos por ella —siempre que no superen lo razonable—. La inversión empresarial que se requiere para llevar a cabo estas iniciativas es enorme. Es probable que las empresas recurran a los mercados de deuda para financiar su crecimiento, y estas emisiones podrían beneficiarse a menudo del aval estatal. Por el contrario, los productores de hidrocarburos estratégicamente desplazados verán empeorar sus perspectivas de beneficios y disminuir la calidad de sus balances. El ritmo al que esto se materialice dependerá del segmento específico en el que operen estas empresas y del grado en que sus equipos directivos reconozcan la amenaza.
Puesto que la descarbonización afecta tanto al sector público como a empresas multinacionales de un amplio ramo de sectores y a la sociedad en general, la comprensión de sus consecuencias para la inversión a largo plazo requiere de un enfoque holístico e interdisciplinar. En Janus Henderson Investors creen que a nivel de país —y regional— un enfoque macro resulta apropiado, sobre todo habida cuenta de que la política pública contribuirá a configurar las condiciones en que se desenvolverán las renovables. China ha abierto el camino y se prevé que otros países sigan sus pasos. Se necesita un enfoque en las empresas, pues los equipos directivos de todos los sectores tendrán que llevar a cabo una revisión estratégica de su huella de carbono que se plantee la manera en que producen y consumen energía. Al igual que en otros periodos de transición, habrá empresas que opten por estrategias ganadoras, y otras con menor visión de futuro se arriesgarán a una crisis existencial.
Por último, la descarbonización está plenamente alineada con la aceleración de los temas de inversión ESG. China cuenta con potencial para convertir una vulnerabilidad —su gestión del medio ambiente— en una fortaleza. De forma similar, las consecuencias sociales son considerables: ganancias salariales para los trabajadores de industrias de valor añadido y favorecedoras de la productividad, mejores resultados de salud para los habitantes de las ciudades y, en último término, menor riesgo de disrupción social y económica causada por los peores efectos del cambio climático, como la desertización, la inseguridad alimentaria y la migración masiva, son todos beneficios desde un punto de vista social derivados de un giro a gran escala hacia las fuentes de energía renovable. Las empresas cotizadas en Bolsa serán tanto catalizadoras como sujetos pacientes de la economía del clima y esta transición energética. Dentro del contexto del gobierno corporativo, los equipos directivos y los órganos de administración necesitarán un entendimiento profundo de cómo está cambiando el mercado energético para poder desarrollar estrategias que actúen en favor de los intereses a largo plazo de los accionistas.
Anotaciones:
(1) Fuente: Bernstein, diciembre de 2020.
(2) Fuente: National Bureau of Statistics of China, 30 de junio de 2020
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El universo de productos de gestión pasiva sigue creciendo. Según los datos recopilados por ETFGI, firma de análisis y consultoría independiente especializada en ETFs y ETPs, los activos invertidos a nivel global en esta industria han aumentado un 25,6%, pasando de 6,36 billones de dólares a un nuevo récord de 7,99 billones de dólares a finales de diciembre de 2020.
A cierre de año, el sector mundial de ETFs y ETPs contaba con 8.607 ETFs/ETPs, con 17.134 listados, activos por valor de 7,99 billones de dólares, de 514 proveedores que cotizan en 75 bolsas de 60 países. Ahora bien, ¿qué vehículos lideran este creciente mercado?
La forma más natural de medir este liderazgo es seguir el dinero y analizar los flujos de entradas y salidas. Tomando como referencia el mes de diciembre, ETFs/ETPs recogieron entradas netas por valor de 92.300 millones de dólares. Los flujos de entrada sustanciales pueden atribuirse a los 20 principales ETFs por nuevos activos netos, que colectivamente reunieron 41.820 millones de dólares durante diciembre, el ETF Vanguard Total Stock Market (VTI US) reunió 5.280 millones de dólares por sí solo.
En cambio, los 10 principales ETPs por nuevos activos netos reunieron colectivamente 1.450 millones de dólares en diciembre. Siendo el más destacable iShares Silver Trust (SLV US), que reunió 373,48 millones de dólares.
Otro criterio que podemos tomar es el tipo de ETFs, es decir, en qué invierte. En este caso, los flujos nos dicen que los ETF/ETP de renta variable que cotizan en todo el mundo reunieron entradas netas de 62.840 millones de dólares durante diciembre, lo que eleva las entradas netas para 2020 a 365.670 millones de dólares, por encima de los 282.780 millones de dólares en entradas netas que los productos de renta variable habían atraído en 2019.
Por su parte, los ETF/ETP de renta fija registraron 19.780 millones de dólares de entradas netas, lo que sitúa las entradas netas para 2020 en 230.270 millones de dólares, ligeramente por encima de los 227.660 millones de dólares de entradas netas en 2019. En último lugar, los ETFs/ETPs de materias primas reportaron 2.100 millones de dólares en salidas netas, llevando las entradas netas para 2020 a 61.250 millones de dólares, lo que es significativamente más que los 18.640 millones de dólares en entradas netas en 2019.
Balance de 2020
Los ETFs y ETPs cotizados a nivel mundial reunieron entradas netas por valor de 92.300 millones de dólares durante el mes de diciembre, lo que eleva las entradas netas en lo que va de año a un récord de 762.870 millones de dólares, que es superior a los 568.980 millones de dólares reunidos durante 2019 y al récord anterior de todo el año de 653.260 millones de dólares establecido en 2017, según el último informe de ETFGI correspondiente a 2020.
«El S&P 500® subió un 3,8% en diciembre y terminó el año en un máximo histórico, habiendo sumado un 18,4% en el año. Los valores sin contar con Estados Unidos ganaron un 5,5% en diciembre y terminaron el año con una subida del 11,1%. El S&P Emerging BMI ganó un 6,1% en diciembre y terminó el año 2020 con una subida del 15,5%. El S&P Emerging BMI ganó un 6,1% en diciembre y terminó el año 2020 con una subida del 15,5%”, señala Deborah Fuhr, socia directora, fundadora y propietaria de ETFGI.
Los gestores y analistas de cinco de las firmas de inversión de BNY Mellon Investment Management (Alcentra, Insight, Mellon, Newton y Walter Scott) han compartido sus perspectivas de inversión para este año. En total, 106 profesionales respondieron arrojando tres conclusiones: Asia ofrecerá las mayores oportunidades de inversión; la renta variable resultará prometedora este año; y la visión sobre el high yield es positiva.
Según los resultados de la encuesta en la que participaron, los gestores y analistas se muestran optimistas y ven probable que la economía se recupere con fuerza, aunque también identifican importantes riesgos a los que habrá que estar atentos. Más del 70% de los participantes espera que el PIB mundial crezca de forma robusta o acusada en 2021, mientras que un 27% cree que el crecimiento será marginal. Solo un 3% afirma que la economía se contraerá este año. Teniendo en cuenta estos porcentajes, “no sorprende que casi la mitad de los analistas y gestores que respondieron se muestre favorable a adoptar un posicionamiento más agresivo que el del año pasado, mientras que solo el 11% asegura que adoptará un enfoque de inversión más defensivo”, señalan desde BNY Mellon IM.
Con respecto a qué región ofrecerá las mejores rentabilidades de inversión, Asia se erige claramente como la vencedora: casi la mitad de los encuestados cree que esta región ofrece oportunidades, frente al 30% que se decanta por EE.UU. Según indica la gestora, esto supone un cambio notable con respecto a la encuesta de 2019, cuando las respuestas fueron prácticamente opuestas: un 43% votó por EE.UU. y un 30%, por Asia. “Si sumamos las respuestas de la encuesta de 2020 que optan por Latinoamérica (12% de los participantes) y Oriente Próximo (2%) parece que, este año, parte de nuestros equipos de inversión buscará las mejores oportunidades de inversión en los mercados emergentes y no tanto en los desarrollados”, añade en sus conclusiones la gestora.
Por el contrario, explica, una vez consumado el Brexit, solo un 3% de los encuestados sitúa al Reino Unido entre las mejores regiones del año. Casi un 12% escogió Europa como su destino favorito para encontrar las mejores oportunidades.
En cambio, se muestran más divididos con respecto a los principales riesgos a los que podríamos enfrentarnos en 2021. El aumento de la deuda (23%), la política de los bancos centrales (17%), el riesgo político (15%) y la inflación (14%) fueron algunos de los más votados, aunque la principal preocupación sea el desempleo, que señaló un 32% de los participantes. De nuevo, este resultado contrasta con el del año pasado: a finales de 2019, la mayoría de nuestros expertos identificó el riesgo político como su principal preocupación.
Perspectivas de inversión
Respecto a su visión para la renta variable, el 80% de los encuestados se declara “positivo” o “selectivamente positivo” de cara a 2021. En cambio, solo un 5% se declara «selectivamente negativo» y un 15%, “neutro”. Además, tres de cada cuatro encuestados creen que la volatilidad será más baja en 2021 que en 2020, lo que probablemente no resulta sorprendente tras el impacto que tuvo la pandemia del COVID-19 en los mercados el año pasado.
Según indica la gestora, las opiniones sobre sectores concretos también son bastante claras: el 30% considera que los valores tecnológicos están sobrevalorados. La otra cara de la moneda es que el valor del value empieza a ganar reconocimiento como parte de un cambio generalizado en el sentimiento del mercado y más de la mitad de nuestros expertos asegura que las acciones de este estilo están infravaloradas ahora mismo. Por otra parte, los expertos de nuestras cinco firmas de inversión subrayaron el atractivo de la renta variable emergente
Por último, respecto a la renta fija, los encuestados se mostraron positivos en high yield y negativos en deuda soberana. “Mientras que los gestores y analistas de renta variable y de multiactivos que respondieron a la encuesta se declaran mayoritariamente optimistas, los participantes del mundo de la renta fija se muestran más cautos”, señalan desde BNY Mellon IM.
De hecho, más de la mitad se declaró “negativo” o “selectivamente negativo” con respecto a la deuda soberana frente al 6% que confía en las perspectivas de esta clase de activo. Los compromisos de gasto para reactivar las economías tras la pandemia, así como la posible amenaza de inflación, enfrían las opiniones con respecto a la deuda gubernamental.
Sin embargo, la situación cambia por completo en el caso de la deuda corporativa, donde un 65% se declara “positivo” o “selectivamente positivo”. Por lo tanto, entre sus activos de renta fija favoritos se encuentran: high yield (38%), deuda privada (30%) y ángeles caídos (22%). Los expertos en renta fija se muestran menos entusiastas con respecto a las perspectivas de la deuda investment grade y solo un 8% espera que genere rendimientos superiores en 2021. Pese al potencial riesgo de inflación, solo un 5% seleccionó los bonos ligados a la inflación como una de las subclases de activo con más posibilidades de comportarse bien este año.
En 2020, China se convirtió en el primer país en tener más de 1.000 multimillonarios entre sus connacionales. A pesar de las dificultades de 2020, China agregó más de 250 multimillonarios más, lo que les permitió alcanzar un hito importante. Actualmente hay 1.058 multimillonarios en la Gran China, más del 32% de la población total de multimillonarios del mundo, según los datos presentados por TradingPlatforms.com.
El 2020 fue un año sin precedentes en muchos aspectos, con muchas industrias afectadas negativamente por la pandemia del COVID-19. A pesar de esto, 2020 realmente vio el mayor aumento de riqueza de la última década con un promedio de ocho multimillonarios agregados a la lista de multimillonarios cada semana durante todo el año.
Esto le da a China más multimillonarios que el total combinado de los siguientes tres países de la lista; Estados Unidos con 696, India con 40 y Alemania con 19. Solo en los últimos 5 años, China ha agregado 490 multimillonarios a la lista, mientras que EE.UU. sumó 160.
En particular, 2020 marcó la primera vez, quizás en cientos de años, que el continente asiático tenía más multimillonarios que el resto del mundo combinado, lo que representa más del 51% de los multimillonarios conocidos del planeta.
La pandemia de coronavirus de 2020 reformó muchos paisajes y el mundo necesitaba adaptarse a una nueva normalidad. En la primera ola de la pandemia afectó a muchos mercados desarrollados a principios de 2020, grandes cantidades de riqueza desaparecieron en los dos primeros meses del brote de coronavirus. Sin embargo, poco después de eso, se produjo una recuperación casi en forma de “V” encabezada por una economía global que necesitaba volverse digital.
“Los vehículos eléctricos, el comercio electrónico, la cadena de bloques y la biotecnología han sido las industrias de más rápido crecimiento del año pasado…. Actualmente nos encontramos en el corazón de una nueva revolución industrial” dicen los expertos.
La Inteligencia Artificial, el blockchain, la nube de datos y el comercio electrónico, crean nuevas oportunidades para los emprendedores y conducen a una concentración de riqueza y poder económico a una escala nunca visto antes. Los multimillonarios del mundo tienen ahora 14 billones de dólares de riqueza entre ellos, más que el PIB de China el año pasado.
Como resultado, multimillonarios tecnológicos como Elon Musk (197.000 millones de dólares) vieron un increíble aumento en su riqueza en 2020, incluso impulsando al enigmático multimillonario a convertirse en la persona más rica del mundo, un título que alterna con el fundador de Amazon, Jeff Bezos (189.000 millones de dólares).
Por otro lado, el Blockchain, en particular, creció fuertemente en 2020, agregando 11 multimillonarios a la lista para un total de 17 multimillonarios de las nuevas industrias de intercambios de cifrado, inversores y mineros de criptografía. En total, la riqueza de blockchain ascendió a 77.000 millones en 2020, liderada por Brian Armstrong de Coinbase con 11.500 millones.
Los socios de Miami Financial Services de Shutts, Bowman Brown, Bryan Wells y John Bustard, proporcionaron la Practical Law Finance, una guía de preguntas y respuestas sobre la regulación del financiamiento al consumidor en Florida.
El documento, disponible para los usuarios de Practical Law, aborda las leyes específicas del estado del sur que rigen la oferta y venta de productos y servicios financieros para el consumidor, incluidas tarjetas de crédito, hipotecas residenciales y préstamos al consumidor, y cubre temas como licencias, préstamos justos e injustos y prácticas comerciales engañosas.
Practical Law es una editorial jurídica que proporciona conocimientos jurídicos a los abogados de empresa. La guía ofrece un vistazo a las leyes y regulaciones de Florida y se puede comparar en varias jurisdicciones en Practical Law’s Consumer Finance Regulation.
El buffet de abogados de servicios financieros Shutts & Bowen representa a un grupo diverso de clientes en todo el país y en los mercados de todo el mundo.
La firma tiene uno de los grupos de práctica de instituciones financieras líderes en el país, que representa a bancos, agentes de bolsa, asesores de inversión, fondos, compañías de capital privado, FinTechs y grupos comerciales de la industria de EE.UU.
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