La gestora independiente de fondos Flossbach von Storch organiza el próximo martes, 13 de abril de 2021, a las 09:30 horas, una conferencia web en inglés con Stephan Fritz, Portfolio Directorde la entidad, que será el encargado de tratar la evolución de las estrategias multiactivo y el posicionamiento de las carteras de la firma en este entorno de mercado.
Un entorno marcado por el positivismo en las expectativas económicas y el vigoroso ritmo de vacunación en los EE.UU., hechos que han impulsado el optimismo de los mercados bursátiles en las últimas semanas.
Para participar en la conferencia, se deberá enviar un correo electrónico a la dirección Kim.Buderath@fvsag.com con los datos de contacto y se le harán llegar los datos de acceso.
Tras el registro, recibirá un correo electrónico de confirmación que incluye una nota para el calendario y un enlace a la página web donde podrá seguir la presentación durante la conferencia. Es necesario tener instalado Adobe Flash Player en su ordenador para acceder a este contenido.
Recibirá una llamada gratuita del sistema en el teléfono proporcionado cuando comience la conferencia. El registro estará disponible hasta una hora antes del comienzo. Estas conferencias están exclusivamente dirigidas a inversores profesionales.
El análisis de las tendencias de los ETFs a febrero de 2021 explora por qué la indexación directa se está moviendo hacia abajo y analiza el papel fundamental que desempeña la tecnología en la creación de un modelo óptimo de asesoramiento financiero, según el último número de The Cerulli Edge—U.S. Monthly Product Trends.
Los activos de los fondos mutuos aumentaron a 18,5 billones de dólares durante febrero, un 1,9% más que el mes anterior. El crecimiento fue impulsado por los mercados de valores y los flujos netos positivos, 52.700 millones de dólares, aunque también fue arrastrado por la caída general del mercado de bonos durante febrero.
Los activos de ETF aumentaron por cuarto mes consecutivo, subiendo casi un 3,5% durante febrero para cerrar el mes en 5,7 billones de dólares. Los inversores invirtieron más de 90.000 millones de dólares en flujos netos en el vehículo, y la mayoría se destinó a acciones (81.200 millones de dólares).
Los productos de índice directo se han comercializado tradicionalmente para asesores de patrimonio neto ultra alto, family office y family offices multifamiliares porque sus clientes tienen el patrimonio suficiente para cumplir con los mínimos de cuentas grandes requeridos para esta categoría de productos.
La creciente adopción de la negociación de acciones fraccionarias, la eliminación de comisiones, la mayor aceptación de la construcción de carteras algorítmicas y la demanda generalizada de los inversores para la exposición beta se han combinado para hacer posible que estos productos se muevan en el mercado descendente, hacia el inversor con niveles de alto poder adquisitivo.
A medida que las empresas llevan la indexación directa a los inversores menos ricos, deben crear productos que ofrezcan elementos de personalización, como ESG y otras inclinaciones de factores que vayan más allá de la optimización fiscal.
Cuando se les pregunta cuáles son los factores más importantes al buscar una nueva relación de asesoramiento financiero, las respuestas de los inversores incluyen una combinación de elementos que se sirve de manera óptima a través de una combinación de apoyo humano y digital.
Los clientes se han dado cuenta de que sus asesores no pueden ser expertos en todos los aspectos de la gestión de sus vidas financieras y que un enfoque de equipo realmente los beneficia, mientras que al mismo tiempo aprecian mucho la personalización intrínseca a una relación de asesor.
Al ofrecer plataformas que fomentan la colaboración en la creación de carteras verdaderamente personalizadas, los proveedores pueden fortalecer el valor percibido de su plataforma tanto para los asesores como para los inversores, concluye el informe.
Encontrar oportunidades de inversión en el mercado de renta fija se ha convertido en un gran reto para los gestores. En opinión de BNY Mellon IM, uno de los activos que más juego pueden dar en las carteras de los inversores son los fallen angels (ángeles caídos), es decir, aquellos bonos que han visto caer su calificación de grado de inversión a high yield. En concreto, la gestora apunta a los fallen angels estadounidenses.
“En el marco del universo high yield, los fallen angels tienen la mayor calidad crediticia. La gran mayoría entran en el índice con una calificación BB, la más alta del espectro high yield y solo un tramo por debajo del grado de inversión. Históricamente, la ponderación de los emisores BB en el índice Bloomberg Barclays US High Yield Fallen Angel 3% Capped ha superado el 70%, mientras que en el segmento high yield en general ha rondado el 40%. Esta mayor calidad crediticia media se traduce en una menor tasa de incumplimiento: desde la creación del índice en 2005, los ángeles caídos han registrado una tasa de impago media más baja, del 0,60%, frente al 1,58% del universo high yield”, explica BNY Mellon IM en su último análisis.
En este sentido, uno de los principales atractivos de esta clase de activo es su rendimiento, ya que ofrecen una rentabilidad próxima a la renta variable pero con un riesgo similar al de la renta. De hecho, los fallen angels han batido a la deuda high yield en el mercado estadounidense en distintos plazos.
Desde BNY Mellon IM explican que el motivo de la buena rentabilidad de los fallen angels es que entran en el universo high yield a precios sobrevendidos, al haber muchos vendedores forzados y pocos inversores dispuestos a comprar. “La actividad de venta por parte de los gestores de crédito con grado de inversión, tanto al anticipar su degradación como después de la misma, distorsiona los precios de estos bonos respecto a los títulos high yield originales y los bonos BB genéricos. La labor de análisis de nuestra especialista Mellon muestra que, de media, los fallen angels entran en el índice 150 puntos básicos más baratos que sus homólogos high yield”, matizan. Esto supone que los inversores tienen tanto una oportunidad de beta potencial como una de alfa estructural.
El segundo argumento que defienden desde la gestora sobre el atractivo de clase de activos es que los fallen angels tienen más potencial de revisiones al alza de su calificación que el mercado high yield en general. “La mayoría de ellos son grandes marcas con mejor acceso a los mercados de capitales que los emisores high yield originales, lo cual les permite financiar tanto emisiones como eventuales restructuraciones. Además, sus equipos directivos tienden a estar motivados e incentivados para recuperar el grado de inversión, lo cual no suele ser el objetivo de las empresas high yield originales”, señalan.
En último lugar, BNY Mellon IM considera que la expansión del universo de fallen angels proporcionará nuevas oportunidades de valoración que poder explotar.
“Nuestra expectativa es que el universo de fallen angels va a aumentar. El crecimiento del segmento BBB, combinado con las fases finales del ciclo crediticio, podría elevar las revisiones a la baja, lo cual ampliaría el conjunto de oportunidades. Tal como muestra el gráfico superior, los bonos BBB representan actualmente una porción significativa (de en torno al 50%) del mercado corporativo con grado de inversión. Junto a temores crecientes en torno a exceso de apalancamiento, varios vencimientos inminentes podrían ejercer presión sobre las empresas para que emitan más deuda, se gasten su efectivo o se enfrenten a incumplimientos y rebajas de calificación”, explican.
Según la revisión de la medias de las agencias que hace la gestora, se estima un potencial de otros 500.000 millones de dólares en revisiones a la baja en los próximos 12 meses. “Por estos motivos, ahora es un momento especialmente oportuno para considerar una estrategia de ángeles caídos. A medida que crece este universo, también lo hace la oportunidad de alfa estructural”, concluye el análisis de la gestora sobre esta clase de activo.
Las empresas de adquisición con fines especiales, más conocidas como SPAC, volvieron a aparecer en la escena financiera en 2020 convirtiéndose en una de las opciones más atractivas en las bolsas de todo el mundo. Según los datos de Refinitiv, el año pasado estas operaciones recaudaron 23.900 millones de dólares a nivel mundial (19.808 millones de euros), un 70% más que en 2019. De este importe, 23.600 millones de dólares se captaron solo en Estados Unidos.
Los expertos explican que las SPAC son compañías instrumentales que se crean con el propósito de reunir el capital suficiente para hacer una fusión o adquisiciones con menores costes y más opciones de compras. “Desde el punto de vista del inversor, una SPAC permite el acceso a operaciones de tipo capital riesgo o compra apalancada, que normalmente suelen estar fuera del alcance de inversores particulares. Desde la perspectiva de la compañía adquirida, las SPAC ayudan a incrementar su valor o le dan la posibilidad de cotizar en bolsa de forma muy barata y rápida, ya que la SPAC adquiriente ya estaría cotizando y sería sustituida por la empresa adquirida”, señalan desde Bankia.
En la práctica, los fundadores de una SPAC suelen asumir los gastos de constitución, se comprometen a aportar un porcentaje inferior al 10% del tamaño de la salida a bolsa y forman un consejo. A continuación, la SPAC se registra como sociedad en una jurisdicción, se designan a terceros (incluidos los auditores) y se remite un folleto a la autoridad reguladora para que se apruebe. El fundador transfiere el capital inicial a una cuenta fiduciaria antes de la fecha de la OPV. En esta fase, el equipo de gestión de la SPAC busca inversores iniciales que se comprometan a formar parte del libro de órdenes para la salida a bolsa. En la fecha de la OPV, el banco colocador coordina la cotización de la SPAC en una o varias bolsas. A cambio de su capital, los inversores obtienen una participación, que incluye una acción y una fracción de un warrant que puede ejercerse tras una adquisición. Por lo general, los fundadores obtienen acciones especiales pre-OPV de la SPAC (una participación de en torno al 20%), que también salen a bolsa el día de la OPV.
En este sentido Samy Dwek, fundador y CEO de Family Office Doctor y White Knight Consulting, explica: “La oferta pública inicial (OPI) suelen tardar entre 6 y 18 meses desde que se decide salir a bolsa hasta que logra estar cotizando. Implica considerables costes, trámites legales y la aprobación de la SEC y de otros organismos reguladores. El uso de una SPAC evita gran parte de todo este proceso y de los costes, además de reducir los plazos. La empresa que cotiza en bolsa evita el escrutinio de los analistas, lo que algunas empresas consideran una ventaja añadida. Por último, la empresa que cotiza en bolsa puede evitar los bloqueos que sus homólogas tendrían que soportar si se decantaran por una OPI”.
Vuelven a la esfera de la inversión
Durante los últimos doce meses, invertir a través de este tipo de operaciones se ha convertido en una auténtica tendencia. El último informe de Bain & Company sobre private equity señala que esta tendencia irá en aumento en 2021, ya que los retornos que ofrecen las SPAC parece estar mejorando en conjunto, pero el documento advierte de que el desempeño individual de estas empresas sigue siendo muy variable y disperso.
Según el documento de la consultora, las SPAC están demostrando ser una forma más rápida y segura de hacer pública una empresa. “Sin embargo, los aspectos económicos benefician en gran medida al patrocinador y a los inversores que redimen la oferta pública inicial (OPI), mientras que diluyen significativamente a los accionistas públicos que no redimen”, matiza en sus conclusiones.
Habiendo desaparecido después de la crisis financiera mundial, las SPAC encontraron una nueva vida hace unos años y han “vuelto a explotar” en la escena financiera en 2020, recaudando 83.000 millones de dólares en capital fresco. “Las SPAC no son un nuevo vehículo u oportunidad de inversión. Han existido durante cerca de 30 años y han cambiado su nombre a lo largo del tiempo. Se han conocido como inversión en hucha, inversión en caja fuerte, empresas de cheques en blanco y, finalmente, SPAC. Básicamente, son fondos ciegos de dinero recaudados por un patrocinador con el deseo expreso de encontrar objetivos de adquisición y llevarlos a la OPI. Las recientes SPAC tienen un plazo de dos años para encontrar un objetivo de adquisición, o el dinero se devuelve a los inversores. Si el patrocinador no encuentra un objetivo, la desventaja para el inversor es la pérdida de interés y haber perdido la oportunidad de invertir su capital en otro lugar”, recuerda Dwek.
A futuro, según Bain & Company, podrían desempeñar un papel significativo a largo plazo en los mercados de capitales a medida que las empresas buscan alternativas a las OPI tradicionales. Pero es probable que las estructuras de SPAC evolucionen para que sus patrocinadores estén más expuestos al desempeño de la empresa a largo plazo, tanto a través del capital en riesgo inicial como de los acuerdos de compra a plazo.
“En el entorno actual, cualquier objetivo probable con un perfil de empresa pública tiene patrocinadores de SPAC haciendo cola en la puerta. Los jugadores ganadores que busquen un éxito a largo plazo y repetible deberán equilibrar su esfuerzo en tres trabajos igualmente importantes: encontrar el trato adecuado a tiempo, fortalecer las capacidades de debida diligencia para analizar y examinar sus objetivos de mayor potencial, e impulsar el rendimiento a través de la experiencia en gestión, redes de talentos y planificación de creación de valor de clase mundial”, explica Brian Kmet, socio de Bain & Company.
Posibles riesgos
En opinión de Dwek, el mayor problema que plantean las SPAC a la hora de invertir es que hay grandes bolsas de dinero que “persiguen” a los patrocinadores, lo que puede hacer que se precipiten a la ahora de invertir al verse muy presionados. “El mayor riesgo es el fear of missing out. Es decir, la gente oye las historias de éxito de Nikola, NIO, Virgin Galactic y DraftKings y no quiere quedarse atrás. Y sí, si eras un inversor inicial, es muy probable que hayas obtenido beneficios, pero para el resto de inversores es una bolsa mixta dependiendo de si estabas o no con un patrocinador de alta calidad”, afirma y aconseja a los inversores ser muy selectivos si deciden invertir en una SPAC.
Por último, los analistas del sector se plantean si el gran crecimiento experimentado no traerá una corrección, en línea con lo ocurrido a finales de febrero. Un análisis en detalle muestra que las rentabilidades se han revelado sumamente dispersas en el universo de las SPAC, dependiendo de la fase del ciclo de vida, la solidez de sus estructuras, la calidad de los equipos directivos, el efectivo disponible antes de la fusión y, en el caso de las SPAC que ya han anunciado un acuerdo, el atractivo de la compañía con la que se fusionarán.
En 2020, las mayores cinco economías del mundo -Estados Unidos, China, la Unión Europea, y el Reino Unido- anunciaron los compromisos más importantes que se han realizado hasta ahora para abordar el desafío climático. La irrupción del COVID-19 alentó un giro hacia soluciones y tecnologías ambientales, en parte para estimular la recuperación de la economía.
Sin embargo, la necesidad de una acción climática a finales de 2020 era tan urgente como lo era hace 12 meses, a pesar de las medidas de confinamiento tomadas para evitar la propagación del COVID-19. Según la Oficina Meteorológica Mundial (OMM), las concentraciones de CO2 en la atmósfera continuaron aumentando a pesar de las restricciones impuestas contra el coronavirus. Además, la agencia señaló que la “caída” de las emisiones relacionada con los confinamientos es solo un pequeño destello en la tendencia a largo plazo.
En los mercados financieros, la renta variable global sufrió la caída más fuerte de la historia a medida que el virus se extendía a nivel global. Asimismo, protagonizaron una fuerte recuperación a medida que avanzaba el año, impulsada por el extraordinario apoyo desplegado por los gobiernos y los bancos centrales, así como por los avances en las vacunas a finales del 2020.
En este contexto, la estrategia Global Environment de Ninety One, gestionada por Deirdre Cooper y Graeme Baker, obtuvo un rendimiento del 52,8%, superando su índice de referencia el MSCI ACWI en un 36,5%. En promedio, la estrategia fue capaz de superar al índice de referencia en los mercados alcistas y perdió menos cuando el mercado experimentó caídas. Estos resultados son consistentes con la expectativa de Ninety One de que el fondo tendrá un mejor desempeño en un entorno más rápido de descarbonización. La exposición concentrada de la estrategia Global Environment a contribuyentes selectivos a la descarbonización sostenible en una variedad de temas, sectores y regiones sirvió de apoyo para sus rendimientos.
La mayoría de las empresas de la cartera hicieron una contribución importante al rendimiento sin posiciones individuales que dominaran los rendimientos. En la opinión de los gestores, nunca ha habido un año en el que fuera tan importante mantenerse cerca de las empresas. El equipo de Cooper y Baker estuvo especialmente activo durante la primera mitad del año, reuniéndose con todos los equipos de gestión para evaluar los impactos de la pandemia.
Después de un año con un sólido desempeño en la estrategia Ninety One Global Environment, los inversores podrían de forma natural (y con mucha sensatez) preguntarse qué potencial de rendimiento les quedaría a las empresas que forman parte de su cartera, y de manera más general, para las empresas que están posibilitando o que pueden beneficiarse de la descarbonización.
En la opinión de Ninety One, el argumento estructural para invertir en descarbonización permanece intacto, con unos compromisos globales para reducir las emisiones que han superado en 2020 todas las expectativas. La necesidad de abordar la descarbonización en el mundo es tan urgente como lo ha sido siempre y apenas se está comenzando el proceso. Se requiere una transformación económica para evitar los peores efectos del cambio climático.
En consecuencia, la descarbonización requiere un gran gasto y una innovación adicional. En ese sentido, en Ninety One siguen creyendo que sigue siendo una de las oportunidades de inversión de crecimiento estructural más interesantes en la actualidad.
Con respecto a las valoraciones dentro del universo de inversión de la estrategia Global Environment, la relación precio-beneficio (PER) promedio en la cartera ha sido ligeramente, aunque no mucho, superior a la de su índice de referencia. Si bien la valoración agregada de la cartera aumentó a medida que se avanzaba hasta 2020, como hubiera cabido esperar dado el repunte experimentado por el mercado, lo hizo en línea con la ganancia de valoración en los mercados de renta variable globales. De hecho, la brecha de valoración se redujo ligeramente. Esto no quiere decir, por supuesto, que las acciones de todas las empresas y sectores vinculados a la descarbonización valgan la pena. El equipo gestor de Ninety One considera que varias partes del universo son caras en las actualidad, y otras áreas, como las asociadas a la cadena de valor de los vehículos eléctricos, cuyo precio sigue siendo acorde con el actual sector automovilístico en crisis en lugar de anticipar un sistema de transporte electrificado el día de mañana. Así, los gestores creen que este tipo de oportunidades destacan la necesidad continua de realizar un análisis cuidadoso y un enfoque altamente selectivo para invertir en descarbonización.
En Ninety One destacan que el rendimiento de la estrategia Global Environment fue alcanzada sin mantener en cartera ninguna de las grandes empresas tecnológicas de megacapitalización, que tuvieron un desempeño excepcional en 2020. La cartera del Global Environment no tuvo exposición al grupo de acciones “FAAMG” (Facebook, Apple, Amazon, Microsoft y Google), que en conjunto contribuyeron con el 40% de la rentabilidad total del mercado de valores durante el año.
La actividad de la cartera
En un año con una alta volatilidad, la actividad de la cartera fue más elevada de lo normal. El equipo gestor vendió tres empresas por motivos de valoración y una cuarta empresa en base a la reevaluación de su caso fundamental. Por el lado de las compras, el equipo gestor agregó cuatro nuevas empresas a la cartera que abarcan tecnologías de vehículos eléctricos, láseres energéticamente eficientes y producción bioquímica. Siguiendo un enfoque ascendente en la selección de valores y la construcción de carteras, el equipo gestor utilizó los movimientos extremos del mercado durante el primer trimestre para agregar nombres cíclicos con un bajo rendimiento, pero con una alta calidad y financiados por servicios públicos. Además, añadieron exposición a China tras el análisis realizado con el anuncio de política de cero emisiones netas del gigante asiático en septiembre. En el cuarto trimestre, ajustaron las ponderaciones de la cartera, dados los importantes movimientos en los precios de las principales empresas de tecnologías limpias “pure-play”.
Perspectivas
Como se mencionó con anterioridad, en la opinión de Ninety One, el argumento estructural para invertir en descarbonización está completamente intacto. Los principales impulsores de la descarbonización, incluida la regulación destinada a reducir las emisiones de carbono, los avances tecnológicos que están mejorando el desempeño y reduciendo el coste de las soluciones de energía limpia; así como el cambio de las preferencias de los consumidores hacia productos y servicios más ecológicos continúan acelerando el avance hacia una economía con bajas emisiones de carbono.
No obstante, la necesidad de abordar el problema del carbono en el mundo es tan urgente como siempre, y apenas se ha comenzado la transformación necesaria en la economía para evitar los peores efectos del cambio climático. En consecuencia, en Ninety One creen que la tendencia de crecimiento estructural impulsada por la descarbonización aún está en sus primeras etapas.
Si la historia de descarbonización estructural sigue siendo sólida, la siguiente pregunta crucial para los inversores es qué precio es necesario pagar para acceder a ella. Desde Ninety One han argumentado en varias ocasiones que el mercado no ha reconocido plenamente aún el potencial de crecimiento estructural de las empresas expuestas a la descarbonización, es decir, su potencial de crecimiento no se refleja en los precios de las acciones hoy en día. El análisis de las valoraciones de las acciones en la cartera de la estrategia Global Environment y aquellas del índice MSCI All Country World sugiere que sigue siendo el caso.
Aunque la relación precio-beneficio (P/E) de la cartera Global Environment aumentó durante 2020, lo hizo en línea con la ganancia de las valoraciones experimentada por los mercados de renta variable globales (como se mencionó con anterioridad, la cartera Global Environment suele tener unos niveles de valoración ligeramente superiores al MSCI ACWI).
Esto significa que gran parte de la rentabilidad relativamente superior de la cartera Global Environment se puede atribuir al crecimiento superior de las ganancias y de las revisiones de las ganancias asociadas a las empresas que la estrategia tiene en cartera, en lugar de que los inversores simplemente se entusiasmen más con las empresas que mantienen en la cartera.
En Ninety One destacan que el consenso del mercado a menudo subestima las ganancias futuras para este tipo de empresas, por ello, utilizan sus modelos de valoración a nivel de empresa, en el que calculan que la ratio precio-beneficio adelantado a 5 años de la cartera (basándose en las previsiones a cinco años de la gestora) es solo de 17,6x. Esto no representa lo que ocurriría en un escenario de 1,5 a 2 grados más de temperatura, sobre esa base, el múltiplo es considerablemente menor.
En cambio, otras áreas parecen más atractivas en precio, como partes de la cadena de valor de los vehículos eléctricos, cuyo precio sigue siendo acorde con el sector automovilístico en crisis en lugar del sistema de transporte electrificado del mañana. Ninety One cree que esto señala la necesidad continua de una investigación cuidadosa y un enfoque altamente selectivo para invertir en descarbonización.
Claramente, las ventajas de muchos empresas en la cartera Global Environment se han reducido en comparación con los valores ofrecidos a principios de 2020, consolidando algunas ganancias y, cuando el equipo gestor lo consideró apropiado, recortando exposiciones a determinadas empresas. Dicho esto, en Ninety One siguen viendo un alza positiva a largo plazo en su escenario base en todos los ámbitos de la cartera del Global Environment.
A nivel general, el movimiento alcista ponderado a finales de diciembre fue todavía superior al 50%, con un crecimiento de las ganancias por acción del segundo año fiscal pronosticado en más del 20% y un crecimiento de los ingresos del segundo año fiscal de casi el 10%. Nuevamente, el caso base de Ninety One no asume un escenario con 1,5 a 2 grados más de temperatura. Si esto se lograra, se verían muchas más ventajas en todos los modelos de las empresas que la estrategia tiene en cartera.
Conclusión
En resumen, incluso después de un año muy positivo para las empresas de la cartera Ninety One Global Environment, sus valoraciones son similares a las del mercado en general, y en la gestora siguen entusiasmados con su potencial de crecimiento y su capacidad para ayudar a que la economía mundial deje de utilizar los combustibles fósiles. Sus procesos de selección continúan identificando una amplia gama de candidatos potenciales para la cartera, con un amplio número de estas empresas cotizan a valoraciones que se consideran atractivas.
En Ninety One esperan que esta actualización ponga el desempeño del año pasado en algún contexto, al menos desde una perspectiva de valoración. El equipo gestor comparte las preocupaciones de los inversores ante la idea de pagar más de lo esperado por una acción, razón por la cual la disciplina de valoración está integrada en el proceso de inversión de Ninety One.
Con ese fin, Ninety One continuará enfocándose en el análisis de las valoraciones, en una estricta disciplina de venta, en las ventajas competitivas en los próximos meses, con un posicionamiento basado en el valor intrínseco relativo al alza y a los objetivos de precio/convicción, así como de contribución al riesgo.
El Instituto de Inversión BlackRock (BII) considera que la lucha contra el cambio climático va a impulsar importantes mejoras económicas de cara a las próximas dos décadas y que es erróneo pensar que todo esto tendrá un alto coste para la sociedad. Además, afirma que ciertas clases de activos y sectores tienen una mayor rentabilidad debido a su posicionamiento más favorable para el cambio a una economía global con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero.
¿Cómo tener todo esto en cuenta a la hora de construir carteras? El BII analiza y establece un marco de hipótesis sobre el mercado de capitales, recogiendo los riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático, que posteriormente la gestora tienen en cuenta a la hora diseñar carteras de inversión para sus clientes. “El riesgo climático es un riesgo de inversión, pero también hay importantes oportunidades en la transición a una economía neta cero. Al cuantificar esas oportunidades podemos construir carteras que se beneficien de la exposición a la transición, lo cual es una parte integral de nuestro deber fiduciario con los clientes”, destaca Jean Boivin, director del Instituto de Inversión de BlackRock.
Según la experiencia del BII, la mayoría de las proyecciones económicas aún no tienen en cuenta los costes potenciales de cualquier daño físico derivado del cambio climático, así como los costes y beneficios de una transición energética, ni de los efectos de los cambios políticos, incluido el aumento del gasto público en iniciativas verdes, asociados al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Al incorporar estas consideraciones, el BII estima que una transición ordenada hacia un mundo con cero emisiones netas podría generar un impulso positivo de salida del 25% en las próximas dos décadas, frente a la no adaptación de medidas para evitar el cambio climático.
La prima de los activos sostenibles
Según explica, Simona Paravani-Mellinghoff, directora de información global de Soluciones de la división de Estrategias y Soluciones Multiactivos de BlackRock, si bien la transición mundial hacia la energía verde beneficiará al crecimiento económico en general, hay algunas clases de activos y sectores mejor posicionados que otros a medida que avanzamos hacia un mundo con cero emisiones. “Esperamos que el capital de los inversores fluya hacia estos activos más sostenibles, creando un rendimiento superior para las inversiones verdes y separando a los líderes de los rezagados”, apunta Paravani-Mellinghoff.
Desde BII señalan que entre los sectores más beneficiados por esta tendencia, en un plazo de cinco años, se encuentran la tecnología y la sanidad. ¿El motivo? Según sus expertos, tendrán una menor exposición relativa al riesgo climático, mientras que la industria energética y los servicios públicos podrían quedar rezagados.
A nivel de clases de activos, las consideraciones del BII reflejan una preferencia por la renta variable de los países desarrollados a expensas del alto rendimiento y de parte de la deuda de los países emergentes. “La composición de los índices de renta variable de los países mediterráneos se ajusta mejor a la transición climática, con una gran ponderación de empresas tecnológicas y sanitarias, una menor vulnerabilidad a los riesgos de la transición y una menor intensidad de carbono. La renta variable también puede captar mejor el potencial alcista, ya que la renta fija tiene un límite de revalorización del capital”, explicaban desde BII en su últimos webinar.
Implicaciones para la cartera
Aunque las implicaciones para la construcción de carteras variarán en función de la predisposición al riesgo y los objetivos de los clientes, las hipótesis sobre el mercado de capitales actualizadas de BII utilizan un marco para incorporar los cambios de opinión de los inversores en materia de sostenibilidad, así como los rendimientos esperados de las clases de activos.
«Hemos diseñado estas hipótesis conscientes del clima y de cómo el cambio climático hará que evolucionen las preferencias de la sociedad mundial, así como cuál será su impacto en los rendimientos de los activos ajustando los precios y los fundamentales. A partir de ese marco somos capaces de construir nuevas expectativas de rentabilidad sobre los activos a largo plazo y luego consultar con los clientes sobre el diseño de la cartera para ayudar a cumplir sus objetivos”, explica Vivek Paul, estratega senior de cartera para el Instituto de Inversión de BlackRock (BII).
El avance de los criptoactivos va aparejado a los cambios y actualizaciones en las recomendaciones sobre esta clase de activo. En esta ocasión, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) ha modificado su guía de 2019 sobre los riesgos de estos activos virtuales y los proveedores de servicios relacionados con ellos.
La consulta, que estará abierta hasta el 20 de abril de 2021, quiere actualizar este documento guía que proporciona a los sectores público y privado una orientación sobre seis áreas clave que necesitan, según la opinión de GAFI, una mayor claridad.
En primer lugar, la organización internacional considera que hay que aclarar las definiciones de activos digitales (VA o virtual assets), así como de los proveedores de servicios sobre activos digitales (VASP, en siglas inglesas de virtual asset service provider). Según explican desde finReg360, esta revisión serviría para que “no haya ningún caso en el que un activo financiero relevante no esté cubierto por las normas del GAFI, ya sea como VA o como activo financiero tradicional”.
También aborda otras áreas clave, entre ellas, cómo orientar sobre cómo se aplican las normas del GAFI a las llamadas stablecoins, la proporcionar orientación adicional sobre los riesgos y las posibles medidas de mitigación de riesgos para las transacciones entre pares, y realizar una actualización de las orientaciones sobre la concesión de licencias y el registro de VASP.
Dentro de esas seis áreas también estará el facilitar orientación adicional para los sectores público y privado sobre la aplicación de la “regla de los viajes” e incluir los principios de intercambio de información y cooperación entre los supervisores de los VASP.
El mercado ha sido testigo de cómo las estrategias de renta variable value y de pequeña capitalización se recuperaron con fuerza tras las elecciones estadounidenses. Más recientemente, sin embargo, se ha visto que las estrategias de dividendos regresan tanto desde la perspectiva del rendimiento como desde la perspectiva de los flujos de ETFs (1).
El próximo 9 de abril, State Street Global Advisors SPDR organiza un webcast (de 10:00-10:30 am BST/ 11:00-11:30 am CET) en el que Ryan Reardon, estratega sénior de Smart Beta en SPDR, hablará sobre las perspectivas de las estrategias de dividendos:
La perspectiva macroeconómica para la inversión en dividendos en 2021.
El uso de estrategias de dividendos para diversificar las sobreponderación del sector de crecimiento en las cateras de los inversores.
Las tendencias en dividendos en Estados Unidos y Europa.
Un breve repaso sobre la metodología Dividend Aristocrats.
Maneras de participar en dividendos: empresas con dividendos crecientes, dividendos elevados o ingresos de calidad.
Si desea unirse, puede hacerlo a través de este email Anja_Pettersen@ssga.com, donde le compartirán los detalles de acceso a la reunión.
Anotaciones:
(1) Fuente: Bloomberg BI Europe 1 de febrero -29 de marzo de 2021).
La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo el lunes que está trabajando con los países del Grupo de los 20 (G20) para acordar una tasa de impuesto a empresas mínima global y de esta manera terminar una «carrera de 30 años a la baja en las tasas impositivas corporativas».
El impuesto mínimo global es un pilar clave del plan de gasto en infraestructura de 2 billones de dólares del presidente Joe Biden, que exige un aumento de la tasa impositiva corporativa de Estados Unidos al 28%, informó la agencia Reuters.
La administración de Biden busca recaudar 2,5 billones de dólares a través de aumentos de impuestos corporativos. De promulgarse el plan, lograría esos fondos en 15 años, evitando que las empresas deriven sus utilidades al extranjero. Además, incluye esfuerzos para ayudar a combatir el cambio climático, proponiendo reemplazar los subsidios a los combustibles fósiles con incentivos fiscales que promuevan la producción de energía limpia, publicó el New York Times.
Algunas corporaciones han expresado su disposición a pagar más impuestos, pero es probable que el alcance general de la propuesta provoque una reacción violenta de la comunidad empresarial, que se ha beneficiado durante años de las lagunas en el código tributario y un enfoque relajado de la aplicación, informa el diario.
En caso de no acordarse un mínimo a nivel global, Estados Unidos volvería a estar en desventaja con respecto a otras economías importantes con tasas impositivas más bajas, según expertos en impuestos, y el compromiso del país ayudaría a impulsar las negociaciones para un acuerdo fiscal entre varias de las principales economías, informó Reuters.
El borrador de la idea ha tenido el apoyo de otros actores principales de la economía mundial. El FMI, por ejemplo, es partidario desde hace tiempo de la adopción de un impuesto mínimo mundial a las rentas de las empresas, según las declaraciones de la economista jefe, Gita Gopinath, consignó la agencia internacional.
Por otra parte, Alemania y Francia celebraron el compromiso de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos de trabajar en una tasa impositiva corporativa mínima global, y agregaron que ahora es posible un acuerdo entre más de 140 países.
Los países quieren tener un acuerdo de un impuesto mínimo de sociedades para mediados de año, en el marco de negociaciones para actualizar las reglas para la tributación del comercio transfronterizo por primera vez en una generación, reseñó Reuters. Además, Jeff Bezos también apoyó el proyecto.
Por su parte, el futuro secretario de la OCDE, Mathias Cormann, ve muy cerca que se logre dicho acuerdo global gracias al espaldarazo estadounidense. La institución cifra en 200.000 millones de euros al año las «pérdidas» por la elusión fiscal, dice un informe de Banca March al que accedió Funds Society.
Esta propuesta lleva a la incertidumbre de qué pasará finalmente, dice un artículo de Seeking Alpha. Si bien muchos países han respaldado un impuesto mínimo, es posible que otros no lo adopten a menos que puedan reclamar una participación mayor en las ganancias de las empresas tecnológicas estadounidenses, dice el artículo.
“El debate también toca la fricción en curso en la tributación internacional: si gravar a las empresas en función de la ubicación de sus ingresos o la ubicación de su sede. Estados Unidos no tenía un sistema puro antes o después de la ley tributaria de 2017, que se inclinó hacia los impuestos según el lugar donde se generan los ingresos, aunque la administración Biden parece centrarse más en esto último”, concluye el texto.
Esta propuesta surge en la semana en la que se conocieron los datos de la actividad económica en EE.UU. de marzo donde se registraron 916.000 empleos nuevos, que superaron las metas establecidas, dice un informe de Banca March.
“El mercado confía así en que la aceleración de la campaña de vacunación, que toma impulso y es particularmente activa en EE.UU., y los nuevos estímulos presentados, en forma de un nuevo plan de infraestructuras, impulsen la reapertura de la economía global y supongan, en el caso de Estados Unidos, el mayor crecimiento económico en cerca de cuarenta años”, asegura el análisis.
Por otro lado, los pedidos industriales mantienen el buen tono en Estados Unidos. Los pedidos en el mes de febrero caen un 0,8% respecto al mes pasado, sin embargo presentan un crecimiento del 1,9% respecto al mismo mes del año pasado. El indicador de confianza de servicios ISM ya refleja el optimismo en cuanto a la reapertura en Estados Unidos con una subida de 8,4 puntos respecto al dato de febrero hasta alcanzar los 63,7 el nivel más alto desde 1997.
El gobierno estadounidense está promoviendo la creación de un impuesto a las sociedades a nivel mundial. En medio de ese debate, vale la pena echar un vistazo al último informe de la organización Tax Justice Network, quetiene en el punto de mira 10 jurisdicciones que estarían contribuyendo a que las corporaciones paguen menos impuestos de lo que deberían.
El informe apunta a los países de la OCDE: “Desglosados, los países de la OCDE son responsables del 39 por ciento de los riesgos del abuso fiscal corporativo a nivel mundial; y sus dependencias, como la dependencia de la corona británica de Jersey y Aruba de los Países Bajos, son responsables del 29 por ciento”, señala la nota.
“Asestando un nuevo golpe al deterioro de la confianza en la capacidaddel grupo de la OCDE para abordar el desenfrenado abuso fiscal corporativo a nivel mundial que cuesta al mundo 245.000 millones de dólares en impuestos corporativos perdidos al año, el Índice de Paraísos Fiscales Corporativos 2021 revela que los países de la OCDE y sus dependencias son responsables del 68% de los riesgos del abuso fiscal corporativo a nivel mundial”, añade.
Los 10 mayores facilitadores de los riesgos del abuso fiscal corporativo
La edición de 2021 del Índice bienal de Paraísos Fiscales Corporativos de la Red para la Justicia Fiscal considera que los países de la OCDE o sus dependencias ocupan los seis primeros puestos en la clasificación de los mayores facilitadores del abuso fiscal corporativo a nivel mundial.
Los 10 mayores facilitadores del abuso fiscal corporativo a nivel mundial en la actualidad son:
Islas Vírgenes Británicas (territorio británico de ultramar)
Islas Caimán (territorio británico de ultramar)
Bermudas (territorio británico de ultramar)
Países Bajos
Suiza
Luxemburgo
Hong Kong
Jersey (dependencia de la Corona británica)
Singapur
Emiratos Árabes Unidos
Según la organización, el Índice de Paraísos Fiscales Corporativos clasifica a cada país en función de la intensidad con la que los sistemas fiscales y financieros del país permiten que las empresas multinacionales transfieran sus beneficios fuera de los países en los que operan y, en consecuencia, paguen menos impuestos de los que deberían pagar allí. El índice evalúa el sistema fiscal y jurídico de cada país con una “puntuación de paraíso fiscal corporativo” sobre 100, donde cero representa nulo margen para el fraude fiscal corporativo y 100 un margen incontrolado para el fraude fiscal corporativo. La puntuación de paraíso fiscal corporativo del país se combina luego con el volumen de actividad financiera realizada en el país por parte de las empresas multinacionales a fin de calcular el grado del abuso fiscal corporativo transfronterizo facilitado por el país.
“Una clasificación más elevada en el índice no significa necesariamente que las leyes contra el abuso fiscal de una jurisdicción sean más agresivas, sino que dicha jurisdicción desempeña en la práctica un papel más importante a nivel mundial al permitir el traslado de beneficios que cuesta a los países miles de millones de impuestos perdidos cada año. Así pues, una jurisdicción altamente agresiva con respecto a la fiscalidad que facilita un pequeño volumen de actividad financiera de las empresas multinacionales, como Anguila (situada en el puesto 39), ocupará un puesto inferior a una jurisdicción menos agresiva en cuanto a la fiscalidad que constituye uno de los principales receptores de actividad financiera de las empresas multinacionales, como es el caso de Bélgica (situada en el puesto 16)”, señala la organización.
Tax Justice Network afirma que “los principales economistas y activistas de todo el mundo exigen que las normas fiscales de la OCDE sean reemplazadas por un proceso más sólido e inclusivo a nivel mundial en las Naciones Unidas, comenzando con un convenio fiscal de la ONU, a fin de acabar con el abuso fiscal corporativo a nivel mundial y recaudar los fondos públicos que se necesitan urgentemente para hacer frente al coste económico de una pandemia que ahora entra en su segundo año”.