La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por su siglas en inglés), el regulador de valores de la UE, ha publicado el informe final sobre sus directrices en virtud del reglamento sobre la distribución transfronteriza de fondos.
Estas directrices son una guía específica sobre los requisitos que deben cumplirse en las comunicaciones comerciales sobre los fondos. Según explica el propio regulador europeo, el objetivo de estas pautas es “aclarar qué deben cumplir las comunicaciones comerciales”. En concreto la guía aborda tres aspectos: ser identificables como material de márketing/comercial; describir los riesgos y beneficios de la compra de participaciones o acciones de un FIA o de participaciones de un UCITS de manera igualmente destacada; y contener información clara, imparcial y no engañosa, “teniendo en cuenta los aspectos en línea de las comunicaciones comerciales”, matizan.
Estas conclusiones se publican tras la consulta pública que lanzó la ESMA para recopilar opiniones y puntos de vistas sobre cómo tenía que ser la comunicación comercial de los fondos. El informe, que se ha publicado hoy, contiene una declaración de comentarios que resume las respuestas recibidas y destaca las modificaciones y aclaraciones introducidas en las directrices finales para tener en cuenta los comentarios recibidos durante esta consulta.
Ya esta guía final aprobada, el siguiente paso de la ESMA será traducir las directrices a las lenguas oficiales de la UE y publicarlo en su página web. “La publicación de las traducciones dará lugar a un período de dos meses durante el cual las autoridades nacionales competentes deberán notificar a la ESMA si cumplen o tienen intención de cumplir las directrices. Las directrices serán aplicables 6 meses después de la fecha de publicación de las traducciones”, añade la ESMA en su comunicado.
El ruido y el debate en torno a la inflación también llega a los inversores, que están valorando cómo posicionar sus carteras para responder a la perspectiva de un mayor nivel de inflación. Se prevé que en la UE se sitúe en el 1,9% en 2021 y en el 1,5% el año que viene, acercándose al objetivo del 2% del Banco Central Europeo, límite máximo que también fijan muchas otras autoridades nacionales, entre ellas el Banco de Inglaterra.
Los datos de inflación de abril mostraron un enorme repunte, con la inflación subyacente hasta el 3%, la más alta en más de 25 años. En opinión de Florence Barjou, director de inversiones de Lyxor AM, una gran parte de la subida, cerca de un tercio, está vinculada a los efectos de base. Sin embargo, el mercado los había descontado bien, y la sorpresa al alza subraya otros factores explicativos que se pueden tomar en cuenta.
“La cuestión es plantearse si estos factores se van a difuminar (esto será obviamente el caso de los efectos de base), o si tendrán un mayor impacto permanente. El mercado laboral tiene parte de la respuesta a esta pregunta. Para la Reserva Federal (FED), la decepcionante creación de empleo de abril parece justificar un marco todavía muy acomodaticio. Sin embargo, durante el mismo periodo, las grandes nuevas ofertas de empleo (8,1 millones) parecen contradecir este mensaje. A corto plazo, esta discrepancia podría ser solo un problema de concordancia, pero a largo plazo, los sueldos serán el juez definitivo. Las grandes empresas de Estados Unidos, desde McDonald’s hasta Bank of America, ya han empezado a aumentar los salarios mínimos, a veces hasta en un 25%”, apunta Barjou.
Según uno de los últimos análisis de Cerulli Associates, el consenso no está del todo claro y las opiniones se dividen entre aquellos que son más prudentes con la inflación, y los que creen que cualquier subida será puntual. La mitad de los bancos privados encuestados por Cerulli creen que la protección contra la inflación es uno de los objetivos más importantes para los clientes, sólo superado por la gestión del riesgo y la conservación del patrimonio.
Por ejemplo, para Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, el actual repunte de inflación está impulsado por factores temporales. Tal y como explica, a partir de junio, “el efecto base debería hacer bajar la inflación en lugar de empujarla al alza. En cuanto al resto, gran parte puede atribuirse a otros factores de recuperación que se resolverán en los próximos meses, como los cuellos de botella en el suministro y la recuperación de la demanda, que se ve acelerada por la acumulación de ahorros involuntarios durante la pandemia”.
Bonzon considera que la inflación no ha muerto, tan solo estamos entrando en un nuevo escenario: “Estamos entrando lentamente en una era de capitalismo y redistribución patrocinada por el Estado, que acabará por reactivar el crecimiento y la inflación de forma sostenible. Sin embargo, esto requiere un cambio importante en la forma de aplicar la política fiscal. Es probable que esto ocurra en la segunda mitad de la década y no antes”.
La respuesta de los inversores
En opinión de Axel Botte, estratega global de Ostrum AM (Natixis IM), negar la inflación puede ser el mayor riesgo del momento. “La Fed está en la fase de negación de los crecientes riesgos inflacionarios, lo que hace que los mercados de renta variable sean aún más sensibles a las rentabilidades de largo plazo de la deuda estadounidense. El genio de la inflación ha salido de la lámpara y la reacción de los precios al consumo en EE.UU. ha llegado con un decalaje de un mes respecto a la brusca aceleración de los precios a la importación e importación de marzo. La importancia de la inflación en el corto plazo para los mercados es hasta qué punto cambiará el escenario de tapering de la Fed”, añade Botte.
Frente a este contexto, “los inversores pueden protegerse contra la inflación de varias maneras directa e indirectamente. En este sentido, los bonos vinculados a la inflación se han convertido en uno de los activos que más interés ha despertado como propuesta para proteger las carteras. Según los datos publicados por Broadridge, los nuevos flujos netos hacia los fondos de esta categoría se dispararon hasta los 4.300 millones de euros (5.200 millones de dólares) en el primer trimestre de 2021, frente a las salidas de 500 millones de euros en los tres meses de abril a junio del año pasado, tras el pico del brote de coronavirus en Europa», señala Fabrizio Zumbo, director asociado de análisis de gestión de activos y patrimonios para Europa de Cerulli.
Según explica Zumbo, los inversores también tienen otras herramientas indirectas a su disposición para ayudar a protegerse contra la subida de los precios. «Las materias primas, incluido el oro, suelen ser favorecidas cuando los inversores se ponen en modo defensivo», afirma.
Desde Cerulli Associates reconocen que, aunque la actividad en estos sectores de cobertura de la inflación ha sido hasta ahora escasa, los fondos individuales han experimentado un repunte de la demanda. La mitad de los fondos protegidos contra la inflación que figuran en la clasificación de Broadridge, basada en los nuevos flujos netos del primer trimestre de 2021, estaban vinculados a las materias primas. Además, alrededor del 49% de los emisores de fondos cotizados (ETF) encuestados por Cerulli esperan que la demanda de ETFs basados en metales también crezca durante 2021 y 2022.
Respecto a los activos de crédito, Luke Hickmore, director de Inversiones de renta fija de Aberdeen Standard Investments, considera sensato situarse en el lado defensivo de los mercados de crédito: reducir los sectores de mayor beta, reconocer que las facilidades de crédito del confinamiento han funcionado casi como se esperaba, y moverse hacia áreas más defensivas como los servicios públicos y las asociaciones de viviendas, además de áreas como el alojamiento. Los mercados de crédito deberían tener cuidado de ser complacientes cuando el rendimiento del crédito no ha reaccionado ante el riesgo de que la inflación comience a afianzarse. Cambiar a un sesgo más defensivo ahora, en lo que parece ser el punto del ciclo en el que el crédito parece más caro, parece ser una opción sensata.
Los rendimientos de la deuda pública llevan ya muchos años en mínimos históricos, lo que refleja una combinación de cambios estructurales y factores cíclicos en la economía mundial. Desde el punto de vista estructural, el impulso del sector privado (familias y empresas) a ahorrar en lugar de invertir ha dejado unas tasas de interés reales (ajustadas a la inflación) muy bajas, mientras que, desde el punto de vista cíclico, la disminución del crecimiento del producto interior bruto (PIB), la incertidumbre sobre el futuro y un largo período de bajas expectativas de inflación han cumplido su función.
Los rendimientos de los bonos del Estado se desplomaron hasta sus niveles más bajos en marzo de 2020 con el impacto de la crisis del COVID-19, aunque las rápidas e impresionantes medidas de estímulo adoptadas por las autoridades políticas detuvieron las caídas. En EE.UU., los rendimientos empezaron a subir poco a poco desde principios de agosto, pero desde principios de este año, los rendimientos de la deuda pública se han disparado en todo el mundo, debido a operaciones de “reflación” cada vez más frenéticas. Los mercados sufrieron una convulsión a finales de febrero, con ventas indiscriminadas en los mercados globales de deuda pública.
¿Por qué? La idea de una mayor inflación en todo el mundo se basa principalmente en que el enorme estímulo fiscal de EE.UU. será aún mayor tras el nombramiento de Biden, con el motor de EE.UU. impulsando a todas las demás economías. Sin embargo, otros gobiernos no están en una situación similar; no están ofreciendo estímulos al mismo nivel que EE.UU. y muchos de sus bancos centrales son incapaces de subir las tasas de interés debido a los problemas estructurales a mediano plazo de sus economías (p. ej., la baja inflación salarial o la débil inversión empresarial). Cabe señalar que entre 2014 y 2018, solo EE.UU. y Canadá lograron realmente realizar algo que podamos denominar “un ciclo de aumento de tasas de interés”, aunque mucho más modesto que los ciclos anteriores.
Un factor agravante de las ventas masivas del mercado en febrero fue la falta de liquidez en los mercados de deuda pública. Los economistas argumentarán que los rendimientos reales suben debido a las expectativas de crecimiento y de las tasas, pero como participantes en el mercado sabemos que la escasa liquidez puede ser igual de importante. En un informe publicado por el Banco de Inglaterra el 26 de marzo de 2021, el personal del banco menciona los problemas de liquidez que se agravaron con las ventas masivas:
“… en febrero, la falta de liquidez en algunos mercados de deuda pública se puso de manifiesto en un período en el que los rendimientos de la deuda pública de las economías avanzadas habían aumentado considerablemente. Estos aumentos de los rendimientos se debían a la mejora de las perspectivas de crecimiento, pero se habían asociado a algunos casos de falta de liquidez. Durante este episodio, algunos indicadores del funcionamiento del mercado empeoraron”.
Por ejemplo, en EE.UU. los rendimientos sufrieron espasmos el 25 de febrero tras la escasa demanda en la subasta de bonos del Tesoro a 7 años, mientras que los rendimientos de la deuda pública australiana a 10 años subieron unos 35 puntos básicos (pb) o un 0,35% en 24 horas (sobre la base de los precios de los futuros), puesto que los inversores se apresuraron a vender bonos sin conseguirlo, a pesar de las declaraciones previas del banco central de que no tenía previsto subir las tasas antes de 2024.
Como siempre sucede en los mercados de renta fija, las ventas indiscriminadas constituyen una buena oportunidad para que un gestor activo aumente el riesgo de una cartera. Como no vislumbramos un cambio de régimen en la inflación, sino más bien una vuelta a la divergencia de las tasas de interés en los países desarrollados que había antes de la crisis del COVID-19, aprovechamos la situación para invertir en gilts británicos y deuda pública australiana, y para cambiar parte de nuestra exposición a EE.UU. por bonos australianos. Cabe destacar que, durante el mes de marzo, los rendimientos a 10 años del Reino Unido y Australia se estabilizaron, mientras que los bonos estadounidenses equivalentes subieron 36 pb. Esto es un reflejo más racional de las tasas de interés en las respectivas economías.
El efecto “enero”
Es habitual que en las primeras semanas del año haya entusiasmo por el crecimiento y la inflación en las previsiones a un año. En el gráfico 1, se muestran las búsquedas del término “reflación” en Google, que parecen haber alcanzado nuevos máximos este año. La combinación de vacunas, perspectivas de reapertura de las economías, el estímulo fiscal de EE.UU. y el aumento de los precios de las materias primas creó uno de los relatos de reflación más potentes en la memoria reciente del mercado. No obstante, creemos que el mercado se ha enfocado excesivamente en el corto plazo, es decir, en los próximos dos trimestres de recuperación.
Lógicamente, esperamos ver un repunte de la inflación en los próximos meses, debido a una combinación de efectos de base en la inflación general —ya que los bajos (y negativos) precios del petróleo del año pasado desaparecen del cálculo móvil de 12 meses— y a la reapertura de las economías, que darán lugar a una explosión inicial del gasto a medida que la gente vuelva a sus actividades normales.
Tampoco es raro que la inflación suba por los efectos de base después de una recesión; en 2010 y 2011, la inflación subió hasta un 5,2% en el Reino Unido, alrededor del 4% en EE.UU. y alrededor del 3 % en Europa; de ahí que los bancos centrales indicaron que mirarían más allá del aumento a corto plazo. Sin embargo, las expectativas de inflación del mercado, basadas en las previsiones del mercado de Bloomberg, señalan también un máximo de alrededor del 3,5% en EE.UU. (inflación general), que caerá al 2,5% a finales de año. Las cifras para Europa y el Reino Unido (índice de precios minoristas) son del 1,5% y del 2,5%, respectivamente (datos al 13 de abril de 2021).
La tasa de variación de los datos económicos es importante
Los rendimientos de los bonos siguen los pasos de la tasa de variación del crecimiento y la inflación de la economía. Utilizamos un sencillo modelo propio que analiza la tasa de variación de los datos económicos y la compara con el nivel de los rendimientos de la deuda pública de los mercados desarrollados. En el gráfico 2, se muestra el análisis del modelo para EE.UU. frente a los rendimientos del Tesoro a 10 años.
En el verano boreal, creíamos que los rendimientos de los bonos parecían artificialmente bajos con respecto a la recuperación de los datos, como demostró el posterior aumento de los rendimientos. El modelo también predice el repunte de la recuperación a la que vamos a asistir, sobre los efectos de base de los datos comparables de marzo y abril de 2020, y los precios negativos y bajos del petróleo del año pasado. La tasa de variación de los datos (o la recuperación de los datos) parece que alcanzará su máximo en torno a mayo, y nuestra lectura inicial sobre los efectos de base del tercer trimestre en EE.UU. indica que este modelo pronosticará un descenso de los rendimientos hasta aproximadamente el 1% (efectos de base muy difíciles a partir del tercer trimestre de 2020 en EE.UU.). No hace falta decir que no seguimos los modelos de forma mecánica, pero este es lo suficientemente interesante como para mencionarlo.
¿Dónde está China?
En la última década o más, China ha sido fundamental para reactivar la economía mundial. Las políticas de crecimiento del país provocaron una fuerte demanda de importaciones de enormes cantidades de materias primas, lo que contribuyó a sostener los precios de las materias primas. En el gráfico 3, vemos el impulso de crédito en China (en términos laxos, el flujo de crédito) a lo largo del tiempo. Observamos tres fases, y la más reciente claramente es más débil que las anteriores.
Aunque China ha dejado atrás la crisis del COVID-19, sus condiciones del crédito son estrictas porque el Banco Popular de China mantiene su postura restrictiva. La recuperación del sector industrial parece haber alcanzado el límite máximo y la inflación subyacente del país sigue débil. Parece que esta vez China tiene una agenda diferente, más centrada en el reequilibrio de la economía nacional. Por lo tanto, es poco probable que logremos la reflación gracias a China. De hecho, pensamos que China será un impedimento para un aumento sostenible y persistente del crecimiento y la inflación.
Cambios de comportamiento
En general, la gente gasta una pequeña parte de la riqueza que ha acumulado. Hay evidencias de que el sector privado sigue ahorrando, mientras que los gobiernos gastan. A finales de febrero, escribimos un tuit haciendo referencia al discurso de un miembro del Banco de Inglaterra, en el que se decía que las personas con rentas elevadas del Reino Unido tendían a ahorrar más que las personas con menores ingresos. En el gráfico 4, se muestran otras pruebas: la contracción de los préstamos bancarios en EE.UU.
Parece que las familias están aprovechando los cheques de estímulo para pagar la deuda y ahorrar dinero (parte del que probablemente se gastará cuando las economías reabran). La contracción de los préstamos industriales se ha hecho evidente en los informes de resultados del cuarto trimestre de 2020 de varios bancos estadounidenses. Por ejemplo, Bank of America declaró un aumento del 23 % en los depósitos y un descenso del 5% en los préstamos.
A la larga, el sector público (gobierno) no crea la inflación; es el sector privado el que la genera mediante los préstamos y los créditos en la economía. En nuestra opinión, la falta de demanda de crédito provoca desinflación a largo plazo. Hay un cambio en los comportamientos, que no se verá afectado por un breve período de gastos después del COVID-19, cuando se reabran las puertas de la economía. De hecho, según esta evidencia, creemos que el aumento del gasto previsto podría decepcionar.
No olvidemos el precipicio fiscal
Cabe suponer que es poco probable que el estímulo fiscal masivo en EE.UU. se repita el próximo año (lamentablemente, ¡no hay más cheques d 1.200 dólares!). Es un poco de análisis matemático, pero una flexibilización fiscal única; aunque actúe como factor de impulso del crecimiento este año, se convertirá en un lastre igual y compensatorio el próximo año. El efecto sobre la inflación es igualmente pasajero, ya que la brecha entre la oferta y la demanda se vuelve positiva durante el período de fuerte crecimiento, impulsando la inflación al alza, pero el arrastre fiscal al año siguiente probablemente provocará una ralentización del crecimiento y revertirá el impulso inflacionista. En el gráfico 5, vemos una buena muestra del impulso fiscal o del precipicio fiscal en EE.UU.
Gran parte de la inflación cíclica ya está descontada
Creemos que gran parte de estas perspectivas de inflación cíclica ya está descontada desde el verano boreal pasado. Tomando como ejemplo el Tesoro de EE.UU. a 10 años, desglosando su rendimiento en expectativas de inflación y el componente de las tasas de interés, podemos ver que ambos se aproximan a lo que se consideraría sus valoraciones normales. Los rendimientos del Tesoro estadounidense a 10 años han pasado de alrededor del 0,50 % a principios de agosto a rozar el 1,67 % en el momento de escribir este artículo (13 de abril de 2021).
La evidencia sobre las expectativas de inflación proviene de la tasa de equilibrio a 10 años (una aproximación a las expectativas de los inversores sobre la inflación), ahora más altas que el pico del 2,2% registrado en 2018; es decir, los niveles están en máximos cíclicos. Mientras que otra medida, un indicador de dónde los mercados creen que las tasas de interés alcanzarán el límite máximo (una vez que empiecen a subir)(1) se sitúa actualmente alrededor del 2,4% (al 13 de abril de 2021), hay que tener en cuenta que el máximo de las tasas estadounidenses del último ciclo de aumento fue del 2,5 %. Por lo tanto, a menos que se crea que la Fed va a subir las tasas mucho más rápido de lo indicado, lo que no creemos que hará debido a los niveles actuales de desempleo, gran parte de la inflación y de los aumentos de tasas ya están descontadas en las valoraciones de los bonos.
Conclusión
No vemos un cambio de régimen en la inflación de cara al futuro y, aunque fueron un shock para el sistema, las ventas masivas de febrero también fueron una oportunidad para invertir en ciertos mercados de renta fija.
Pensamos desde hace ya mucho tiempo que el previsible aumento de los rendimientos de la deuda pública en el primer trimestre de 2021 era una oportunidad cíclica para agregar duración a la cartera y, por lo tanto, pasar de una posición de corta duración y sensible al crédito (posicionamiento en el inicio del ciclo) a una cartera de bonos core más sensible a la duración. Como sucede siempre con las operaciones de reflación, los bonos del Tesoro de EE.UU. están en el epicentro de las ventas masivas, ya que es uno de los pocos mercados de renta fija del mundo desarrollado en el que se puede argumentar de forma creíble y se pueden descontar numerosos aumentos de tasas. Esto ya ha sucedido y el perfil de los datos de los próximos meses determinará si los elevados rendimientos, incluso para esta economía, están presentes.
Tribuna de Jenna Barnard y John Pattullo, codirectores de renta fija estratégica en Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
(1)La aproximación empleada es la tasa de interés a 5 años/5 años; es decir, los rendimientos a cinco años, a partir de cinco años. Se trata básicamente de una aproximación al punto en el que los mercados piensan que las tasas de interés pueden alcanzar su máximo una vez que se inicie un ciclo de aumentos.
Glosario de términos:
Punto básico: una centésima de un uno por ciento o 0,01 %.
Rendimiento del bono: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Cabe tener en cuenta que un menor rendimiento de los bonos conlleva un aumento de los precios y viceversa.
Vigilantes de los bonos: se refiere a los inversores del mercado de renta fija que se oponen a las políticas monetarias o fiscales consideradas inflacionistas, mediante la venta de bonos, aumentando así sus rendimientos. El término fue propuesto por Edward Yardeni, antiguo economista de EF Hutton, a principios de la década de 1980 para describir cómo las ventas masivas de bonos podían doblegar a los bancos centrales o los gobiernos.
Tasa de inflación de equilibrio: la tasa de inflación de equilibrio mide la inflación esperada resultante de los rendimientos de los bonos nominales y ligados a la inflación. El valor implica la que los participantes del mercado esperan que sea la inflación en los próximos 10 años en general.
Cíclico: el rendimiento de los activos suele depender en gran medida de factores cíclicos vinculados a la situación de la economía. Las economías y los mercados son cíclicos y los ciclos pueden durar desde unos pocos años hasta casi una década. En general, la fase inicial del ciclo se da cuando la economía pasa de la recesión a la recuperación; la fase media del ciclo es cuando la recuperación se acelera, mientras que en la fase avanzada suelen empezar a acumularse los excesos, el crecimiento se ralentiza, los salarios empiezan a subir y la inflación comienza a repuntar.
Duración: mide la sensibilidad de un valor o una cartera de renta fija a la variación de las tasas de interés, expresada como la media ponderada de los flujos de caja restantes de todos los valores o las carteras (tanto cupones como capital). Se expresa en número de años. Cuanto mayor sea la cifra, más sensible será a un movimiento de las tasas de interés.
Estímulo fiscal: política de un gobierno relacionada con la fijación de las tasas impositivas y los niveles de gastos. El estímulo fiscal (para impulsar la economía) consiste en aumentar el gasto público o reducir los impuestos.
Liquidez: capacidad para comprar o vender un valor o activo en particular en el mercado. Se denominan activos “líquidos” aquellos que pueden negociarse fácilmente en el mercado (sin provocar una variación importante del precio).
Rendimiento real: rendimiento nominal de los bonos menos la inflación. El “rendimiento real” es el componente del rendimiento nominal de un bono que podemos considerar que determina las condiciones financieras. Se compone de varios componentes móviles, como las expectativas de aumento de tasas y de crecimiento. Los rendimientos reales son básicamente equivalentes al costo del capital y afectan las condiciones de liquidez de muchas clases de activos.
Reflación: en este caso, se refiere a una fase ascendente del ciclo económico en la que se aceleran tanto el crecimiento como la inflación, normalmente (pero no siempre) tras un período deflacionista (como el vivido en la crisis de COVID-19) o una recesión. No es lo mismo que la “inflación”, que alude al aumento de los precios de los bienes y los servicios.
Cambio estructural: cambio profundo en el funcionamiento de un sector o un mercado, generalmente provocado por acontecimientos económicos importantes; por ejemplo, avances tecnológicos.
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A raíz de la perturbación económica mundial sin precedentes y de la aceleración de determinadas tendencias de mercado tras la pandemia del COVID-19, el informe de “Perspectivas mundiales para el Sector Inmobiliario” de M&G arroja luz sobre cómo los inversores pueden reposicionar activamente sus carteras inmobiliarias para la recuperación a largo plazo.
En concreto, los resultados revelan el impulso de la confianza económica tras la puesta en marcha de los programas mundiales de vacunación contra el COVID-19 y cómo un enfoque cauteloso previo a la inversión está dando paso a una liberación de la demanda reprimida. Desde M&G explican que, en muchos mercados, los consumidores han acumulado importantes ahorros y esto, junto con el estímulo presupuestario de los gobiernos y los bancos centrales, está creando un clima de dinamismo económico y expansión empresarial.
El estudio sugiere que los cambios estructurales relacionados con la vida y el trabajo están empezando a influir en el modo en que se configuran las carteras inmobiliarias, con un cierto reequilibrio hacia sectores de crecimiento a largo plazo y alternativas como el segmento de la vivienda y las residencias de estudiantes. Sin embargo, los inversores no deben olvidar que tanto los sectores en crecimiento como los estancados también están sujetos a los ciclos.
Según sus conclusiones, el relativo éxito de Asia-Pacífico (APAC) a la hora de mitigar el impacto general de la pandemia ha situado a la región a la cabeza de la recuperación económica mundial. “La economía china ya ha recuperado los niveles anteriores a la pandemia, impulsada por la recuperación del consumo de los hogares y la inversión empresarial, lo que ha estimulado el crecimiento de los países manufactureros y dependientes de las exportaciones de la región, como Corea del Sur y Singapur”, apunta en sus conclusiones.
Principales tendencias
A esta tendencia se añaden otras, como por ejemplo que “parece probable”, según M&G, que se produzca un cambio permanente hacia el trabajo flexible en todas las culturas, aunque el modelo híbrido no desplazará por completo a la oficina. En los mercados de APAC, la expansión de los centros de innovación es sinónimo de instalaciones de tipo campus sumamente colaborativas.
En este sentido, las asignaciones a sectores alternativos aumentarán, con un volumen récord de capital institucional destinado a inmuebles residenciales. La oferta limitada y los elevados precios de la vivienda seguirán impulsando la opción del alquiler en Europa. Por ejemplo, los trabajadores esenciales representan alrededor del 40 % de la mano de obra en Dinamarca, y sin embargo las viviendas asequibles solo suponen el 20 % del parque inmobiliario total del país.
En concreto, la logística seguirá experimentando una gran demanda, respaldada por un cambio estructural en la forma de comprar, con rentabilidades de hasta el 3% en Alemania. “Sin embargo, no todo el segmento mostrará fortaleza: en un entorno de rentabilidades bajas, la selección de activos es fundamental”, matiza el documento. En cambio, el sector del retail sigue haciendo frente a obstáculos estructurales, pero podría experimentar una recuperación en algunas zonas a medida que los hogares liberen ahorros en el mercado y los inversores reaccionen a una importante revalorización.
Según el informe de M&G, el sector inmobiliario sigue reflejando una alta prima de riesgo con respecto a la renta fija, a pesar de las escasas rentabilidades inmobiliarias en toda Europa. La gestora prevé que los factores inflacionistas probablemente serán temporales y que los tipos de interés se mantendrán en niveles bajos. “Junto con unas tasas de disponibilidad reducidas en Europa, los precios de los inmuebles core parecen sostenibles y ofrecen un interesante valor relativo a los inversores”, indican.
En opinión de José Pellicer, responsable de estrategia de inversión en M&G Real Estate, “da la sensación de que la gran magnitud de la demanda de los consumidores que está a punto de desatarse puede desencadenar un fenómeno no muy distinto al de los denominados locos años veinte del siglo pasado. Ya estamos asistiendo a las primeras señales de crecimiento económico sostenido tras un periodo de fuertes restricciones, lo que probablemente tendrá beneficios más amplios para muchas sociedades de todo el mundo”.
Para Pellicer, la calidad de las rentas se ha convertido en un elemento clave para los inversores, con especial hincapié en los inquilinos: “La rotación hacia sectores de elevado crecimiento o resilientes será fundamental para mantener la liquidez de la cartera. Los inquilinos que encabezarán el crecimiento de esta década serán aquellos impulsados por sectores como la salud, el clima, las energías renovables, el transporte y la tecnología. Los catalizadores cotidianos —principalmente en tecnología y finanzas— también tienen probabilidades de prosperar. No todos los mercados están posicionados para sacar provecho de la misma manera, por lo que la recuperación será desigual dependiendo de las circunstancias regionales. Sin embargo, asumiendo que se contenga y detenga la propagación de la pandemia, nuestros datos sugieren que los próximos años se caracterizarán por una nueva oleada de ambiciosas inversiones y niveles de confianza que no se veían desde hace mucho tiempo”.
Catalizadores y oportunidades
El informe también ha identificado algunos de los catalizadores que favorecerán la recuperación del sector. En primer lugar, apunta que el impulso tardío del turismo y el efecto de los importantes planes de estímulo podrían allanar el camino para un repunte con retardo en el ciclo en el mercado español.
En vista de las perturbaciones experimentadas por el sector, es probable que también se produzcan oportunidades en materia de precios en el sector de hoteles. Además, es probable que las economías de mercado abierto, como Alemania y los países nórdicos, lideren la recuperación de Europa, tras el impulso de las exportaciones del mercado mundial y la reanudación del comercio con China.
En segundo lugar, y respaldado por una creciente inversión pública y privada (y resistente al teletrabajo), el sector de las ciencias de la salud ofrece un marcado potencial a largo plazo. “Es probable que los centros de ciencias de la salud conectados a las mejores universidades de Alemania, Francia y Países Bajos ofrezcan las oportunidades más interesantes”, destacan. A estas dos ideas se suman las promociones multifamiliares destinadas al alquiler en los países nórdicos, que son una inversión que combina unos ingresos estables con el potencial del mercado abierto, ya que el crecimiento acelerado de la población y la oferta limitada apuntalan la oportunidad de crecimiento de las rentas.
“Aunque las restricciones a los viajes han hecho que gran parte del aprendizaje se realice online, la enseñanza presencial y la experiencia universitaria en general motivarán a los estudiantes a regresar en cuanto se levanten las restricciones nacionales. Europa continental sigue teniendo un déficit estructural de oferta, ya que las residencias de estudiantes disponibles solo representan una fracción del número total de estudiantes y es proporcionalmente mucho menor que en el Reino Unido. Ello supone una ventaja para los inversores en este incipiente sector”, afirma el estudio en sus conclusiones.
En este sentido, considera que el Reino Unido representa una oportunidad de valor, en vista de los precios en términos relativos. Aunque reconoce que la incertidumbre del Brexit ya se ha reducido sustancialmente, al resolverse una cuestión clave que en los últimos años lastraba los precios de los inmuebles británicos. Sin embargo, la recuperación tendrá forma de “K”:”Aunque es probable que la inversión en sectores innovadores impulse a las empresas tecnológicas centradas en las ciencias de la salud y las tecnologías limpias, las industrias que requieren mucho personal (ocio, hostelería, viajes) se han visto penalizadas de forma desproporcionada durante la pandemia y es poco probable que registren crecimiento durante algún tiempo”.
Por último, la distribución de alimentos al por menor continúa siendo una parte importante de la vida diaria para muchos europeos, lo que implica una penetración relativamente baja de Internet en este segmento. Los contratos de alquiler de larga duración a precios bajos hacen que los hipermercados de toda Europa continental sean una apuesta interesante a largo plazo, mientras que las rentabilidades de entrada se perfilan especialmente positivas en comparación con otros sectores defensivos.
“Creemos que las rentabilidades podrían bajar aún más para los activos con potencial de subida de las rentas, aunque el ritmo de compresión no será necesariamente uniforme. La pandemia ha vuelto a centrar la atención en la calidad de las inversiones, y el flujo de efectivo, la ubicación y la sostenibilidad están sujetos a un intenso escrutinio. En muchos mercados, los precios aún no reflejan las credenciales ESG. Sin embargo, para los inversores a largo plazo, la desinversión debería ser tan importante como la entrada”, apunta Pellicer.
Según sus estimaciones, dentro de una década, “los estándares medioambientales serán radicalmente diferentes y es probable que pongan a prueba las rentabilidades no conformes con los criterios ESG de maneras desconocidas hasta el momento. Todavía no está claro si el fenómeno de la inversión en viviendas en alquiler y inmuebles logísticos continuará siendo una inversión interesante a largo plazo, a costa de la implacable pérdida de peso del comercio minorista. Sin embargo, los inversores tendrán que adaptarse si las inversiones alternativas —incluidos los activos residenciales y los centros de datos— cobraran más protagonismo en las futuras carteras. Algunos arrendadores tendrán que ponerse manos a la obra para satisfacer las necesidades de los inquilinos a medida que las empresas dan cada vez más importancia a sus empleados y al medio ambiente. Todo apunta a que los inquilinos se convertirán en clientes”.
El Parlamento Europeo ha aprobado un Fondo de Transición Justa, de 17.500 millones de euros, para ayudar a las regiones de la UE más dependientes del carbón a pasar a una economía neutral en emisiones. Se ha producido una semana antes de la cumbre del 24 al 25 de mayo de jefes de gobierno, donde se ha discutido cómo alcanzar objetivos climáticos más estrictos para 2030.
Este fondo ayudará a financiar inversiones en renovables, eficiencia energética, transporte sostenible e innovación digital. Los mayores beneficiarios serán Polonia, Alemania, Rumanía y la República Checa. Hay que tener en cuenta que el nuevo plan climático de la UE que legisladores y gobiernos nacionales han acordado hacer jurídicamente vinculante, aplicará a partir de 2022. En él, se propone reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% en comparación con los niveles de 1990 para finales de década. Lo que es significativamente más ambicioso que el objetivo anterior del 40% e implica que la región puede volverse neutral en emisiones para 2050.
Una gran proporción de las nuevas inversiones “verdes” hasta 2050 se canalizará hacia industrias ambientales de rápido crecimiento, que están contribuyendo cada vez más al PIB: gestión de recursos, energía renovable, eficiencia energética y transporte sostenible. Además hay que tener en cuenta que la industria europea de bienes y servicios ambientales ya emplea a cuatro millones de trabajadores equivalentes a tiempo completo -38% más que en 2003- y puede rivalizar con la de Estados Unidos. El valor añadido bruto de estas industrias, medido de su contribución a la producción nacional, ya había aumentado hasta 286.000 millones de euros en 2015, 63% más que en 2003.
A ello se añade que con los nuevos criterios de la Comisión Europea para inversiones ecológicas, los productores de baterías recargables, equipos de eficiencia energética, coches no contaminantes, plantas eólicas y solares podrán obtener una etiqueta verde, lo que puede resultar transformador para los sectores de transporte, energía y bienes inmuebles de Europa.
Además, para que los gobiernos europeos alcancen estos objetivos los vehículos eléctricos tendrán que evolucionar hacia una industria estratégica. Francia ya cuenta con un programa de 8.000 millones para producir más de un millón de vehículos eléctricos e híbridos al año los próximos cinco años, e incluye un incentivo para reducir hasta en un 40% el coste de comprar el vehículo eléctrico. Alemania también intensificó su apoyo al transporte cero emisiones, duplicando subvenciones, hasta 9.000 millones de euros y las ventas alemanas de vehículos eléctricos aumentaron hasta suponer 13 % de las ventas de automóviles en agosto de 2020, en comparación con 2,5 % en el mismo mes de 2019. A ello se añade que Europa, segundo mayor mercado de vehículos eléctricos tras China, cuenta con nuevos y más estrictos estándares de emisiones. Cada fabricante debe limitar las emisiones de su flota a 95 gramos de CO2/km de media -un 20% menos que en 2018-. Este límite bajará a 81 gr. para 2025 y a 59 para 2030. Aquellos que no cumplan pagarán una multa de 95 euros por cada gr./km de emisiones excesivas por vehículo. Así que los fabricantes que no mejoren se enfrentan a multas de miles de millones cada año. Todo ello va a impulsar más el crecimiento de la movilidad eléctrica.
La construcción también está en el centro del plan europeo de recuperación, ya que el 70% de los edificios en la región tiene más de 20 años. Efectivamente, el Pacto Verde Europeo reserva 370.000 millones de euros (53.000 millones al año) para eficiencia energética y descarbonización de edificios. Esto representa un gran impulso para la industria europea de renovación, un mercado de 819.000 millones de euros en 2019.
A ello se añade que Europa propone un gasto de 100.000 millones de euros en investigación y desarrollo en los sectores digital y medioambiental. Se trata de un programa de siete años, puesto en marcha en 2021, para impulsar la productividad y el crecimiento y mantener la competitividad en sectores que son coherentes con los objetivos del Pacto Verde. La Comisión estima que cada euro invertido en I+D podrá generar once euros de actividad en la economía.
Así que Europa ha elevado el listón en sostenibilidad con ambiciosos compromisos de gasto y regulaciones más estrictas, un modelo para otros países, que genera la perspectiva de mayor crecimiento económico, nuevas oportunidades de inversión y restablecimiento del medio ambiente.
Tribuna de Stephen Freedman, especialista de inversión temática de Pictet AM.
El COVID-19 trasladó a una gran parte de la población de la oficina a casa, donde continuamos con nuestras tareas gracias al teletrabajo. Ahora, el control de la pandemia y las campañas de vacunación nos sacan de casa, pero ¿queremos volver a la oficina? Según una encuesta global elaborada por PwC, solo 1 de cada 10 trabajadores quiere volver a la oficina a tiempo completo y viajar largas distancias.
La encuestaHopes and Fears 2021 de PwC, realizada a 32.500 trabajadores en 19 países, muestra una imagen de una fuerza laboral global que considera que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Otra de las conclusiones que arroja esta encuesta es que está creciendo el temor a perder los trabajos como consecuencia de automatización de las tareas. Frente a esta realidad, el 77% de los encuestados afirman estar listos para adquirir nuevas habilidades o volver a capacitarse por completo y al 49% les gustaría establecer su propio negocio, mientras que el 80% confía en que puede adaptarse a las nuevas tecnologías en su actual puesto de trabajo.
El informe constata que, como consecuencia de la pandemia, se han acelerado ciertas tendencias que ya existían con anterioridad: mientras al 60% le preocupa que la automatización ponga en riesgo puestos de trabajo, el 48% cree que “el empleo tradicional no existirá en el futuro” y el 39% piensa que es probable que su trabajo quede obsoleto en 5 años.
“El 75% de los colaboradores a nivel mundial expresa su deseo de trabajar para una organización que contribuya de forma positiva a la sociedad. A medida que el mundo enfrenta una crisis de salud global e incertidumbre económica, se percibe una mayor exigencia por parte de los empleados a la comunidad empresarial y afortunadamente, centrarse en el impacto social y maximizar las ganancias no se excluyen mutuamente, de hecho, ser una empresa con un propósito social ayuda a mejorar sus resultados”, señala María Fernanda Álvarez Apa, gerente de People & Organisation de PwC Argentina.
Desde PwC explican que la inseguridad económica limita la capacidad de las personas para seguir carreras alineadas enteramente con su vocación y las condiciona a elegir aquellas que brindan alguna certeza en cuanto al retorno económico y ello tiene un particular impacto en las personas más jóvenes. En general, el 54% de los encuestados manifestaron que, si se les obligara a elegir, preferirían un trabajo que les permitiera “aprovechar las oportunidades para maximizar sus ingresos”, en contrapartida con el 46% que elige un trabajo que “marque la diferencia”.
En ese sentido, la encuesta resalta un dato curioso en aquellas personas de entre 18 y 34 años que tienen más probabilidades que otras generaciones de priorizar los ingresos sobre el propósito en su trabajo: 57% prioriza “maximizar sus ingresos” sobre el 43% que prefiere “hacer una diferencia”. Por otro lado, los mayores de 55 años priorizan marcar la diferencia por un margen de 8 puntos, que se eleva a 22 puntos entre los trabajadores mayores de 65 años.
Teletrabajo
La encuesta concluye que el teletrabajo persistirá al finalizar la cuarentena. De los que pueden trabajar de forma remota, el 72% prefiere una combinación de trabajo presencial y a distancia, y sólo el 9% afirma que le gustaría volver a su entorno de trabajo tradicional a tiempo completo. Principalmente, ello se da en profesionales, oficinistas, propietarios de empresas y autónomos, quienes pueden realizar su trabajo de forma remota con el uso de la tecnología.
“La actitud de las personas hacia el trabajo desde casa también cambia según la ubicación geográfica, lo que ofrece una prueba más de cómo la pandemia ha aumentado la brecha digital mundial. Los trabajadores de áreas metropolitanas (66%) tienen más probabilidades de tener posiciones que podrían permitir el teletrabajo que aquellos que viven en zonas rurales (44%)”, destacan desde PwC.
Trabajadores: entre la privacidad y la tecnología
El 44% de los trabajadores a nivel mundial estaría de acuerdo en permitir que su empleador use la tecnología para controlar su desempeño en el trabajo, incluidos sensores y dispositivos portátiles, mientras que un 31% está en contra. Sin embargo, el 41% no permitiría que sus empleadores accedan a sus datos personales, incluidos los perfiles de las redes sociales, y sólo el 35% estarían dispuestos a ello.
“El estudio ofrece una guía a las empresas sobre el abanico de desafíos que debe enfrentar de manera responsable para con sus empleados. La pandemia ha puesto sobre la mesa discusiones que, tarde o temprano, iban a llegar. El momento de abordarlos es ahora. Escuchar las necesidades de las personas es primordial para el éxito de una organización” concluye Álvarez Apa.
Cada vez son más los miembros de la Reserva Federal que expresan públicamente la conveniencia de plantearse cuanto antes un recorte gradual en la dotación del programa de compras de activos. Tras Haker, Kaplan y Clarida,Quarles ha sido el último en sumarse al coro de voces que abogan por abordar el tapering en la reunión de la Fed los días 15 y 16 de junio si prevalece la fortaleza económica mostrada hasta ahora.
La publicación del dato de nuevas nóminas y el subíndice de empleo de la encuesta ISM, que será anunciado antes de la junta, ofrecerán pistas al respecto. Una cifra para mayo igual o superior a la que proyectan los economistas (600.000 nuevos puestos de trabajo, un dato que se situaría cómodamente por encima de la media móvil de los últimos tres meses) pondría presión sobre el banco central estadounidense: a este ritmo, de acuerdo a la calculadora de laFed de Atlanta e incluso contando con una tasa de participación regresando a los niveles donde se ha movido desde 2013 hasta el comienzo de la pandemia, EE.UU. alcanzaría el pleno empleo en junio del año próximo.
Como sucedió en mayo, la publicación puede quedarse corta respecto al consenso; al mantenerse vigente hasta septiembre el incentivo perverso de las ayudas extraordinarias al subsidio de desempleo, el parado no se encuentra en la necesidad de buscar con inmediatez una fuente de ingresos recurrente.
A pesar de que el índice de sorpresas económicas de Citi está cerca de entrar en terreno negativo (3,8 puntos, después de apuntarse un máximo histórico de 246,8 en julio de 2020), lo cierto es que los banqueros de la Fed tienen mucho en lo que pensar. El riesgo implícito de un aumento significativo en la demanda que ponga presión sobre los precios de bienes y servicios no puede tomarse a la ligera; la contención en el consumo, unos ahorros que no caben ya en la hucha y la solidez en el balance de los que más propensión tienen a gastar son aspectos que dificultan apostar fuerte por un repunte en inflación de carácter pasajero.
En abril de 2020, el ahorro de los hogares alcanzó un máximo de 6.400 millones de dólares. A partir de ahí, el tránsito hacia la reapertura desencadenó un gasto de consumo de 3.600 millones de dólares en los doce meses siguientes: este volumen equivale a 7,5 veces el desembolso medio anual histórico ajustado a la inflación, y justifica que el IPC en tasa interanual pasara del 0,3% al 4,2%. No se puede descartar que, con la inmunización al alcance de la mano y con 6 billones sentados en la cuenta corriente, las compras no vuelvan a dispararse hasta los 4.500 o 5.000 millones de aquí al verano próximo.
Este escenario es más probable si tenemos en cuenta que los americanos con mayor propensión al consumo gozan de la mejor salud financiera de los últimos 20 años, lo que podría sostener, durante más tiempo del deseable, lecturas de inflación elevadas. A pesar de una previsible mejora en los cuellos de botella por el lado de la oferta, los inventarios en el canal minorista se han desplomado y están en mínimos históricos, a la vez que las pequeñas y medianas empresas están sufriendo para atraer mano de obra cualificada; esta combinación de cost push – demand pull es peligrosa para la estabilidad en precios.
Con independencia del momento a partir del cual se inicie un nuevo tapering, el balance del banco central puedeseguir engordando (hasta alcanzar los 9 billones a finales de 2022); no obstante, el ruido respecto a un adelanto de los planes de la Fed entre octubre y diciembre de 2021 puede complicar la digestión de las últimas ganancias en mercados de riesgo; por todo ello, se acumulan indicios que apuntan a un repunte en volatilidad.
Como muestra de agotamiento de la tendencia, indicadores de participación (porcentaje de acciones cotizando por encima de las medias móviles de 50 y 250 sesiones) y de sobrecompra/venta dibujan divergencias respecto a los máximos en los que se maneja el índice de precios (S&P 500). Esta misma situación se aprecia a nivel mundial; el MSCI Global (ex EE.UU.) ha frenado el ritmo de sus avances mientras que la proporción de países que lo componen cotizando por encima de sus respectivas medias de 200 días ha pasado de 100% a cerca de 80%. En la misma línea, el de precio de acciones globales cíclicas/defensivas parece estar perdiendo fuelle y la cesta de divisas refugio (franco suizo, yen japonés y euro) está dibujando un suelo respecto a la de monedas más riesgosas y cíclicas (dólar australiano, canadiense, neozelandés, taiwanés y won coreano).
Curiosamente, el earnings yield (EY, inverso del P/E) para el S&P 500 ajustado a inflación ha entrado en negativo por primera vez desde julio de 2008 mientras la rentabilidad acumulada los últimos 12 meses está próxima al 40%. Se trata de una situación inusual en términos históricos, que demuestra la confianza del mercado respecto a la temporalidad de la escalada en IPC. Desde 1973 solo se cuentan cinco ocasiones anteriores en las que el EY real haya registrado números rojos: en todos los casos, tres meses después, el benchmarckde acciones estadounidense se apuntaba pérdidas con una mediana de 8,4%.
Ante las dudas que a corto plazo albergan los inversores y a la vista de la pérdida de valor del bono tesoro EE.UU. como activo diversificador por antonomasia (ver gráfico de correlación bono-bolsa), los metales preciosos -que están confirmando rupturas técnicas alcistas- podrían mantener su buen desempeño a corto plazo. Si el repunte en índices de precios acaba por no ser transitorio, al incorporarse las expectativas de mayores costes a las decisiones de gasto e inversión de consumidores y empresas, la tendencia alcista podría tener vigencia durante bastante más tiempo.
Netflix ha lanzado al mercado un producto innovador: la serie online adosada a una oferta de compra que se promociona en el mismo contenido audiovisual. La primera experiencia de este tipo de consumo está sucediendo en estos momentos con la serie Halston que habla de la sulfurosa carrera del modisto estadounidense.
En cinco capítulos, se descubren los locos años 60 de creatividad y drogas mientras Ewan McGregor, quien encarna a Halston, deslumbra con su actuación y con la aparición de los vestidos fascinantes del creador. La serie está dirigida por Ryan Murphy.
A partir de junio, una selección de 10 de los vestidos que aparecen en la serie han sido puestos a la venta en halston.com, donde el precio por entrar en la pantalla varía entre los 995 y los 1595 dólares.
La selección de los vestidos se hizo durante la producción de la serie cuando la vestuarista de la misma, Jeriana San Juan, pidió acceso al archivo de la marca. A partir de ahí se produjo una colaboración para volver a traer a la venta los modelos icónicos de Roy Halston Frowick (nombre completo del diseñador). Pero los modelos están algo adaptados a los gustos actuales, aunque conservan el espíritu original y la gama de colores fuertes y lujosos que eran la firma del modisto: gasa de seda en rojo, lúrex dorado o seda azul zafiro.
HSBC anunció este jueves en un comunicado que saldrá de su negocio de banca minorista del mercado masivo doméstico de EE.UU. para reposicionarse estratégicamente en clientes internacionales y de alto patrimonio.
HSBC Bank USA (HBUS) saldrá de su negocio de banca minorista de mercado masivo nacional y banca comercial minorista a través de una serie de desinversiones y la liquidación de la red de sucursales residual. La filial en EE.UU. ha celebrado acuerdos de venta, sujetos a aprobación regulatoria, con Citizens Bank y Cathay Bank para ciertas partes del negocio.
“Nos complace anunciar la venta del mercado masivo nacional de nuestro negocio de banca minorista en EE.UU. son buenos negocios, pero nos faltó la escala para competir. Nuestra presencia continua en EE.UU. es clave para nuestra red internacional y un contribuyente importante a nuestros planes de crecimiento”, dijo Noel Quinn, director ejecutivo del grupo HSBC.
Con Citizens Bank se celebró un acuerdo para comprar el mercado masivo nacional de la costa este y los negocios de banca comercial minorista, así como la cartera de bancos en línea, que incluye 80 sucursales y aproximadamente 800.000 interacciones con clientes que involucran 9.200 millones de dólares en depósitos y 2.200 millones de dólares en préstamos pendientes al 31 de marzo de 2021.
Cathay Bank ha celebrado un acuerdo para comprar el mercado masivo nacional de la costa oeste y los negocios de banca comercial minorista, incluidas 10 sucursales y aproximadamente 50.000 relaciones con clientes equivalentes a 1.000 millones de dólares en depósitos y 800 millones de dólares en préstamos pendientes al 31 de marzo de 2021.
HBUS conservará una pequeña red de ubicaciones físicas en los mercados existentes que se reutilizarán en unos 20-25 centros de wealth management internacionales para servir a la base de clientes internacionales de alto patrimonio neto. Además, reducirán las ramas residuales, entre 35 y 40, no sujetas a venta ni reutilización.
“El anuncio de hoy es un paso importante para convertirnos en una organización más enfocada, más simple y rentable de manera sostenible. Un negocio estadounidense sólido y conectado internacionalmente es una parte importante de la propuesta de valor de HSBC, y estamos entusiasmados de centrar el negocio estadounidense en áreas de fortaleza competitiva. Al mismo tiempo, estoy muy contento de que hayamos podido ejecutar este reposicionamiento estratégico al ritmo. También era importante para nosotros encontrar compradores que fueran adecuados para nuestros clientes y empleados”, comentó Michael Roberts, director ejecutivo para EE.UU. y América.
A principios de este año la compañía que estaba explorando opciones estratégicas con respecto a su franquicia minorista estadounidense, incluidas opciones orgánicas e inorgánicas para mejorar la rentabilidad de su negocio retail estadounidense.
Se espera que las transacciones anunciadas se cierren para el primer trimestre de 2022, sujeto a las aprobaciones regulatorias. Se espera que HSBC no tenga movimientos ni de ganancias ni pérdidas significativas.
Los activos ponderados por riesgo asociados con las transacciones anunciadas ascendían a aproximadamente 1.800 millones de dólares al 31 de marzo de 2021 y no se espera un impacto material en el índice del Grupo CET1.
El negocio es parte de las operaciones de banca personal y patrimonial de EE.UU. había reportado una utilidad operativa neta para 2020 de 1.000 millones de dólares. Al 31 de marzo de 2021, tenía préstamos y anticipos a clientes por 23.800 millones de dólares, cuentas de clientes por 47.800 millones y activos ponderados por riesgo de 15.700 millones; el negocio que se cerrará representa aproximadamente el 13%, 21% y 11% de estos saldos respectivamente.
Los saldos restantes como operaciones continuas de banca y patrimonio en EE.UU. representan a los clientes Premier, Jade y Private Banking.
La operación chilena de la compañía señaló a través de un comunicado que el Álvaro Taladriz asumirá como el nuevo Managing Director del área de Gestión Patrimonial, en lo que describen como “un importante paso en su trayectoria dentro de Chile como en el extranjero, principalmente vinculado al mundo del Asset Management”.
Taladriz, ingeniero civil de la Universidad Católica de Chile, llegó a la compañía en 2015 y lideraba el área de Gestión de Activos desde 2018. Anteriormente, trabajó en Itaú Asset Management y en LarrainVial, consigna su perfil de LinkedIn.
“Estamos muy contentos con la llegada de Álvaro al liderazgo de Gestión Patrimonial. Sin duda, su experiencia y conocimientos nos permitirá continuar por la senda de crecimiento, entregando un servicio de excelencia a nuestros clientes”, señaló Hugo Horta, gerente general de Credicorp Capital Chile.
Por su parte, Taladriz destacó el esfuerzo y la inversión de la firma de matriz peruana en fortalecer el servicio y la plataforma de inversión para sus clientes, además de las transformaciones realizadas en las áreas de Gestión de Activos, Asset y Wealth Management.
“Hoy somos capaces de ofrecer una asesoría en 360 grados, desde alternativas de inversión y portafolios hasta una visión completa y consolidada del patrimonio de nuestros clientes tanto en plataforma local como en EE.UU. Hoy contamos con la convicción de que seguiremos liderando en este negocio”, aseguró el ejecutivo.
Por su parte, el nuevo capitán de la unidad de Gestión de Activos en Chile será el actual Executive Director de Distribución Institucional de Credicorp Capital, Felipe Sotomayor.
“Este nuevo rol en Asset Management implica nuevas responsabilidades, pero continuaremos con las iniciativas estratégicas que ya se venían abordando. Es importante destacar que hoy los equipos están siendo manejados por personas con mucha experiencia y conocimiento, lo que nos va a permitir que estas mismas continúen liderando esas iniciativas”, aseguró el ejecutivo.
Pese a su nuevo cargo, Sotomayor seguirá al mando del área de Distribución Institucional, junto con César del Castillo, Executive Director de la compañía que está basado en Lima.