Las dudas sobre la situación de la inmobiliaria Evergrande y de una posible crisis financiera han vuelto a poner el foco en los desafíos y las tensiones de la economía china. Pero si nos fijamos únicamente en ese caso, corremos el riesgo de perder la visión a largo plazo de una realidad tan compleja y diversa como la del gigante asiático.
La pandemia y la situación actual han confirmado que hay varias “Chinas” en una sola, marcadas por diferencias geográficas, étnico-culturales, económicas y sociales. Estas diferencias han creado líneas de ruptura que se entrecruzan: la disparidad de bienestar entre la costa y el interior; la dicotomía geográfica y económica entre el norte y el sur producida por el río Yangtsé; el diferente papel estratégico atribuido por el poder central al núcleo han —la etnia mayoritaria— y las otras etnias; y la creciente tensión entre la China continental y la Región Administrativa Especial de Hong Kong, además del contraste entre la República Popular y Taiwán.
La tarea de Xi Jinping y del poder central es evitar que la fricción entre estas “fallas” produzca un terremoto de incertidumbre económica que desestabilice el país. El presidente Xi prometió de forma solemne la eliminación de la pobreza en las áreas rurales. Sin embargo, la lucha con su nueva política bautizada como “prosperidad común” empieza en otros múltiples frentes a raíz de la desaceleración económica, el envejecimiento de la población (se abolió la “política del hijo único”), la regulación del crédito y la lucha contra el shadow banking —toda la actividad de financiación fuera del crédito bancario tradicional y los supervisores—, pasando por la regulación del sector informático y la crisis inmobiliaria.
Todo esto se une al proyecto de la nueva “ruta de la seda”, que debería aliviar a China del estricto control que le impone EE.UU., que domina la circulación de las mercancías por vía marítima, y equilibrar así la competencia comercial con los estadounidenses.
¿Qué ha pasado en China? En el último Plan Quinquenal, el gobierno chino aspira a conseguir una estructura económica similar a la de EE.UU., donde un porcentaje muy elevado del producto interno bruto está representado por el consumo interno. De esta forma dotaría a su economía de un mayor grado de resiliencia ante los posibles efectos externos de la economía global, haciéndola menos dependiente de sus exportaciones.
Para conseguirlo debe aumentar el poder adquisitivo medio, favoreciendo a los bancos que promuevan el crédito a las empresas de las zonas rurales. Para lograrlo, el gobierno chino ha decidido tomar una serie de medidas modificando la regulación sobre la política crediticia. El plan también prevé el incremento de la productividad de su economía a través de la innovación tecnológica para mejorar la competitividad de su producción, con el objetivo de ser autosuficientes en sectores como las industrias o las tecnologías críticas. Otro objetivo pasa por buscar la autosuficiencia en energía, en dejar de ser importadora de energía tradicional centrándose en energías renovables y de acercar más su industria a unos criterios de sostenibilidad.
A corto plazo, todo esto puede conllevar unos costes mayores con una posible consecuente pérdida de competitividad respecto a otros países del sudeste asiático y probablemente con respecto a la India. A largo plazo, sin embargo, las previsiones apuntan que ambos liderarán el ranking en la aportación al PIB mundial. China ya ha superado a la zona euro como segunda economía mundial con el 18% del PIB mundial y aporta el 28% del crecimiento global. No obstante, aún tiene un bajo peso en los índices mundiales de bolsa, con solo el 3,7%, y además el sector público pesa muchísimo en su economía. De ahí que todos los cambios mencionados pretendan dar más protagonismo ya a medio plazo al sector privado. Todos estos factores se ven reflejados en las cotizaciones actuales y, como siempre, en la eterna batalla entre los que ven las dificultades presentes y los que ven las oportunidades futuras.
¿Incertidumbre financiera? Es cierto que todos estos cambios no surtirán efecto a corto plazo, pero estoy convencido de que los gestores especializados en estos mercados tendrán el gran reto, especialmente en el corto y medio plazo, de ser capaces de hacer un stock picking muy afinado para aportar alfa —el rendimiento bursátil mediante el que un inversor consigue superar al mercado durante un periodo de tiempo determinado— con su gestión. Disparar al “blanco grande”, entendido como país en general, ya no será suficiente.
Tribuna de Mario Rappanello, Responsable Tesorería y Allocation Advisory en Banco Mediolanum.
Tras el nombramiento de Johan Van Geeteruyen como director de Inversión (CIO) de Renta Variable Fundamental a principios del tercer trimestre de este año, DPAM ha decidido ampliar de nuevo este equipo con la incorporación de Ignace De Coene como nuevo gestor de fondos.
Desde la gestora explican que la renta variable fundamental es una de sus principales áreas de especialización, por lo que su equipo ha ido creciendo sistemáticamente a lo largo de los años. Como parte de la estrategia de seguir avanzando en el desarrollo de esta competencia, Ignace De Coene se ha reincorporado a DPAM como gestor de fondos de renta variable. Según señala la gestora, De Coene cogestionará junto a Jonathan Graas las estrategias de renta variable estadounidense de dividendos y la temática de agroalimentación.
La firma destaca que Ignace De Coene es un profesional senior del sector de la inversión con más de 25 años de experiencia. Comenzó su carrera profesional en 1996 como gestor de fondos y analista sectorial. Trabajó en el Grupo Fortis como Director de Relaciones con los Inversores hasta 2007, cuando se incorporó a DPAM (en ese momento: Petercam). Fue responsable de análisis buy-side y, posteriormente, gestor de fondos de las estrategias Agrivalue, World & EU Dividend desde el momento de su lanzamiento. Tras un breve periodo como responsable de fondos de renta variable en Quintet/Puilaetco, ahora se une de nuevo a DPAM para co-gestionar estrategias que ya conoce muy bien.
Ahora, en el marco de esta evolución, Jonathan Graas, gestor senior de fondos de renta variable, amplía sus competencias como cogestor de las estrategias sostenibles y temáticas, junto con Tom Demaecker y Dries Dury, gestores de fondos de renta variable fundamental.
“El regreso de Ignace De Coene a DPAM supondrá un gran valor añadido para la firma. Con este equipo altamente experimentado aseguramos la continuidad del área de especialización gracias a la combinación única de un proceso de inversión consistente impulsado por un equipo de investigación basado en convicciones sólidas”, ha destacado Johan Van Geeteruyen, director de Inversión (CIO) de Renta Variable Fundamental.
Durante los nueve primeros meses del año, los flujos de entrada de ETFs a nivel mundial ascendieron a 803.000 millones de euros, de los cuales casi el 80% correspondió a Estados Unidos, con 638.500 millones de euros. Europa aportó el 16%, con unos flujos de 126.000 millones de euros, mientras que los flujos asiáticos, de 38.300 millones de euros, representaron el 5%.
Según indican los datos recopilados por Amuni y correspondientes a finales de septiembre de 2021, la renta variable fue la clase de activos más popular, representando casi tres cuartas partes de todos los flujos, con 595.000 millones de euros. Se mantiene así la tendencia observada durante el primer semestre, en el que este activo también representó alrededor del 75% de todos los flujos. Los inversores asignaron 202.000 millones de euros a ETFs de renta fija global, lo que equivale a una cuarta parte de todos los flujos, manteniéndose una vez más la tendencia vista los últimos seis meses. Según explica Amundi, los inversores favorecieron la deuda pública en detrimento de los bonos corporativos.
Flujos europeos
Según los datos de flujos europeos de Amundi, la tendencia global se replica a nivel europeo: los ETFs de renta variable registrados en Europa captaron 92.300 millones de euros en los nueve primeros meses del año. “Las tendencias observadas a seis meses se mantuvieron, y los índices mundiales siguieron siendo los más populares, con entradas de 44.400 millones de euros, mientras que los índices norteamericanos fueron los segundos más populares, con 25.700 millones de euros”, apunta la gestora en su informe mensual. Además, los inversores destinaron 7,9 millones de euros a los índices mundiales de mercados emergentes.
Según explica la gestora, el cambio desde los índices de renta variable tradicionales hacia los que se inclinan por las características medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) continuó, y estos productos sumaron 44.100 millones de euros en los nueve primeros meses del año. “Los productos ESG más populares fueron los índices norteamericanos, que captaron 16.500 millones de euros, los índices globales, que añadieron 14.000 millones de euros, y los mercados emergentes globales, que ganaron 4.400 millones de euros. En otras palabras, el 64% de la asignación a índices norteamericanos durante los nueve primeros meses del año se destinó a productos ESG, mientras que los índices globales ESG representaron el 31% de su total y los índices ESG de mercados emergentes supusieron el 55% de la asignación a esta región”, señalan.
Otro dato relevante es que si bien las asignaciones en lo que va de año a la estrategia value fueron sólidas, con 6.700 millones de euros, esto oculta la aceleración de las salidas en este tipo de fondos en septiembre. En concreto, los inversores retiraron 888 millones de euros de esta estrategia en el último mes.
Respecto a la renta fija, el último análisis de Amundi muestra que los inversores destinaron 30.600 millones de euros a productos da ETFs de esta tipo registrados en Europa en los nueve primeros meses del año, favoreciendo a los bonos corporativos frente a la deuda pública, que captaron 15.300 millones de euros y 12.000 millones de euros, respectivamente.
“Las asignaciones a renta fija siguieron trazando una imagen quijotesca de la actitud de los inversores ante el riesgo. Por un lado, los inversores están claramente preocupados por el incremento de los precios en EE.UU. y Europa, favoreciendo la deuda pública china, que sumó 7.700 millones de euros, y los bonos ligados a la inflación. Los índices de bonos ligados a la inflación en EE.UU. y la eurozona captaron en ambos casos 2.000 millones de euros. La deuda estadounidense a corto plazo sumó 2.700 millones de euros. Pero los inversores también destinaron 4.300 y 4.000 millones de euros a los bonos corporativos de la zona euro y de EE.UU., respectivamente, así como a high yield estadounidense, que sumó 1.700 millones de euros”, indican.
Al igual que ocurre con los ETFs de renta variable, la inversión en productos ESG de renta fija también es una tendencia que se consolida. Los flujos hacia los índices ESG de renta fija durante los nueve primeros meses fueron de 14.000 millones de euros, lo que equivale al 46% del total de los flujos de entrada de renta fija.
Por último, los datos de Amundi indican que los inversores asignaron 5.400 millones de euros a índices ESG corporativos de EE.UU. y 2.900 millones de euros a productos corporativos de la zona euro. El cambio de la renta fija tradicional a los índices ESG continúa y muestra el apetito de los inversores por estos productos en este segmento.
Carmignac ha anunciado la incorporación y nombramiento de Apolline Menut como nueva economista de su área de macroeconomía. Según explican desde la gestora, Menut se centrará en la zona euro y reportará directamente a Raphaël Gallardo, economista jefe de la firma.
Menut, que se incorporó a la sede de París el pasado 1 de octubre, procede de AXA IM, donde era economista, responsable de la evolución económica y política de la zona euro. Comenzó su carrera en el Massachusetts Institute of Technology Sloan School of Management de Cambridge como asistente de investigación antes de incorporarse a Barclays en el departamento de investigación de economía europea que cubre la zona euro.
“Es un placer dar la bienvenida a nuestro equipo a Apolline, una profesional reconocida y con mucho talento. Su experiencia será fundamental para nuestro análisis macroeconómico independiente y exclusivo, una de las señas de identidad de Carmignac, y nos permitirá articular nuestro estilo de gestión activa global en todas nuestras carteras”, ha indicado Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac.
Apolline Menut está licenciada por la Ecole Normale Supérieure Paris-Saclay y cuenta con un Máster en Economía Teórica y Aplicada por la Paris School of Economics. Se licenció en Economía y Sociología por la Universidad de la Sorbona de París y ha sido estudiante invitada en el MIT.
Los datos de inflación fueron más altos en septiembre en Estados Unidos y se pronostica que el crecimiento se desacelerará en el tercer trimestre. Esta combinación está contribuyendo a dar la impresión de que Estados Unidos se está deslizando hacia la estanflación. Pero esta semana tanto el BlackRock Investment Institute (BII)como David Kohl, Economista en Jefe de Julius Baer, desmontan los temores del mercado.
“Es difícil argumentar que la economía de EE.UU. está estancada, refiriéndose a la primera parte de la frase estanflación, dado que la demanda general es muy sólida, las intenciones de contratación y las intenciones de inversión son altas y la necesidad de reabastecimiento de los inventarios son grandes”, explica Kohl.
“Los cuellos de botella en las cadenas de suministro, no la demanda insuficiente, desaceleraron la actividad económica en el tercer trimestre. La consecuencia son precios más altos de bienes y servicios que escasean. Los datos de inflación de septiembre demuestran que ya no es solo en las categorías sensibles a la reapertura donde los precios están subiendo. La dinámica de la inflación se ha ampliado. Para la mayoría de las categorías donde observamos precios en aumento hoy, la oferta se expandirá en los próximos meses, con la complejidad de las cadenas de suministro y los bajos inventarios que tienen el potencial de ralentizar este proceso, pero difícilmente de revertirlo. Esto significa que el crecimiento se recuperará con una mayor inversión, más contrataciones y la reposición de inventarios”, añade el analista.
“A pesar del aumento de la presión inflacionaria, seguimos pensando que las actuales tasas de inflación más altas son transitorias. Realizaremos un seguimiento de si el crecimiento salarial excesivo o la introducción de ajustes salariales automáticos por costo de vida se convierten en un factor que podría hacer que los picos actuales de los precios sean más permanentes. Además, un fuerte incremento en la actividad crediticia sería un riesgo para la narrativa de inflación transitoria. Actualmente, tenemos el visto bueno de ambos lados, ya que los salarios han aumentado, pero no por encima de un fuerte repunte de la productividad, y el crecimiento de los préstamos sigue siendo moderado a pesar de una gran relajación de los estándares crediticios de los bancos”, concluyen desde Julius Baer.
¿Estanflación como en los años 70?: en realidad, es todo lo contrario
En su análisis de mercado semanal, BlackRock señala que “los precios han subido en todo el mundo, los precios de las materias primas se han disparado y la inflación estadounidense ha alcanzado un máximo de 13 años. Así, es la primera vez desde la década de 1970 que un shock de oferta es el principal culpable. Aquí es donde termina la comparación. En nuestra opinión, no hay riesgo de estanflación al estilo de la década de 1970”.
“La actividad económica está aumentando rápidamente y tiene margen para funcionar. Nos mantenemos tácticamente a favor del riesgo, pero vemos un camino más estrecho para que los activos de riesgo se muevan al alza ya que los mercados y los responsables políticos podrían interpretar mal el aumento de precios”, afirman desde la gestora.
“Durante mucho tiempo hemos sostenido que la inflación era uno de los riesgos más subestimados del mercado. Ahora está aquí. El aumento repentino de este año se debe principalmente a un gran impacto en la oferta: el reinicio de la actividad económica impulsado por las vacunas debido a los cierres de la pandemia. Los productores han tenido dificultades para satisfacer la demanda resurgente, los puertos obstruidos han aumentado los costos de envío y el aumento de los productos básicos se ha sumado a las presiones de precios. Estas dinámicas marcan un cambio radical en el medio ambiente que muchos de los inversores de hoy conocen mejor: décadas de baja inflación a raíz de la profundización de la globalización y los avances tecnológicos”, añaden.
El BII explica que la última vez que un gran shock de oferta elevó la inflación fue en la década de 1970, cuando un embargo de petróleo por parte de los productores provocó un aumento en los precios del petróleo: “El aumento actual del precio del petróleo plantea naturalmente la cuestión de si la economía se encamina hacia una estanflación al estilo de la década de 1970, un período de alta inflación junto con un crecimiento débil. Creemos que no. De hecho, la situación actual del crecimiento es, en muchos sentidos, la de los años setenta. El crecimiento está aumentando a un ritmo rápido, en lugar de estancarse, a medida que avanza el reinicio. En nuestra opinión, es de esperar el repunte del precio del petróleo en este entorno. Como muestra el gráfico, los precios del petróleo (la línea amarilla) se han movido en línea con el resurgimiento de la actividad económica (rojo)”.
“¿Por qué la imagen de hoy es diferente? Primero, el repunte actual de la inflación está impulsado por el reinicio, no por el aumento de los precios de la energía. La capacidad de oferta ha tardado en volver a estar en línea, lo que ha provocado cuellos de botella y presiones sobre los precios. En segundo lugar, creemos que el crecimiento tiene margen para correr, con una actividad global muy por debajo de su potencial a largo plazo. Con el tiempo, la oferta aumentará para satisfacer la demanda, en lugar de la experiencia de la década de 1970 en la que la demanda disminuyó para satisfacer la oferta. En tercer lugar, la actividad resurgente está aumentando la demanda de petróleo y elevando los precios. Una vez más, esto es exactamente lo contrario de la década de 1970, cuando el aumento de los precios del petróleo perjudicó la actividad económica”, explican desde la gestora.
El BII estima que las presiones de reinicio persistan hasta bien entrado 2022 antes de que finalmente disminuyan a medida que se alivien los desequilibrios entre la oferta y la demanda a corto plazo. Hay factores más allá del reinicio que podrían sumarse a esta persistencia: la consolidación en la industria de recursos, la disciplina de capital por parte de los productores, años de subinversión en la capacidad de producción y quizás el cambio a fuentes de energía más sostenibles. La serie de shocks permite vislumbrar cómo podría ser una transición desordenada hacia un mundo más sostenible, con el riesgo de que la volatilidad de las materias primas salte a otras clases de activos, y el consiguiente aumento de las primas de riesgo en todos los ámbitos.
Para BlackRock, el principal riesgo es que los mercados y los bancos centrales malinterpreten los shocks actuales, lo que provocará un rápido aumento de las expectativas de inflación o un ajuste monetario prematuro.
“El resultado final: hay fuerzas inflacionarias persistentes en juego hoy. Vemos que las presiones de los precios de reinicio eventualmente se resuelven por sí mismas, y creemos que los bancos centrales con marcos de política creíbles revisarán la mayoría de ellos. Nuestro nuevo tema de inversión nominal nos mantiene moderadamente a favor del riesgo sobre una base táctica, incluso cuando vemos un camino más estrecho para que los activos de riesgo se muevan al alza. El repunte de la inflación podría provocar una espiral ascendente de expectativas de inflación, que los bancos centrales endurezcan la política de forma prematura, o que los mercados fijen precios en cualquiera de estos resultados antes de que realmente sucedan. Estamos infraponderados en la deuda pública, ya que esperamos que los rendimientos se pongan al día gradualmente con la realidad del fuerte reinicio. En un horizonte estratégico, todavía vemos un cambio hacia un régimen de inflación moderadamente más alto en medio de presiones de costos estructurales y la revolución política en curso: la coordinación sin precedentes entre la política monetaria y fiscal. Esto nos mantiene prefiriendo los valores protegidos contra la inflación a los bonos nominales”, concluye el informe de BII.
Los brasileños han comenzado a invertir cada vez más a nivel internacional y en este contexto, AXA Investment Managers y XP Investimentos han dado un nuevo paso en su asociación para ofrecer la estrategia Economía Limpia en Brasil.. Las dos firmas empezaron a trabajar juntas en 2020 para lanzar fondos alimentadores en Brasil y actualmente manejan 1.000 millones de reales en activos.
“La estrategia está a la vanguardia donde se encuentran la innovación tecnológica y la necesidad de un mundo más sostenible, y brindará a los inversionistas en Brasil acceso a un amplio y diverso conjunto de oportunidades comerciales innovadoras que tienen como objetivo ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los países más contaminantes e industrias nocivas. AXA IM ha identificado cuatro áreas clave que representan las oportunidades de inversión más atractivas dentro de la estrategia de Economía Limpia: transporte bajo en carbono, energía inteligente, agricultura y alimentos y preservación de recursos naturales. Estos sectores tienen potencial de rentabilidad y crecimiento a largo plazo, al tiempo que tienen un impacto positivo en el medio ambiente”, anunció AXA IM en un comunicado.
“El enfoque de AXA IM en la disrupción tecnológica fue clave para traer a Brasil una estrategia enfocada en empresas que permitieron que nuestras vidas continuaran durante los cierres, incluidas empresas de fintech, la nube, trabajo remoto, streaming, videojuegos, inteligencia artificial, etc…”, explicaron desde la gestora, añadiendo que “los inversores en Brasil también se han sentido cautivados por la inversión sostenible y socialmente responsable. Creemos que estamos frente a una oportunidad de crecimiento de varias décadas en áreas como el transporte con bajas emisiones de carbono, la energía renovable y las redes inteligentes. Las tecnologías de baterías de pilas de combustible eléctricas y de hidrógeno son muy interesantes. Otras áreas incluyen la tecnología agrícola y el desarrollo de alimentos orgánicos y más saludables, el reciclaje y la conservación del agua”.
AXA IM maneja actualmente 1 billón de dólares en activos bajo administración. La gestora se fundó en 1997 en París y se ha convertido en una potencia mundial en la gestión de activos, con presencia en más de 20 países e importantes centros de inversión en EE. UU., Reino Unido, Francia y Hong Kong.
Los tres fondos emblemáticos de OICVM irlandeses de Colchester: Colchester Global Bond Fund, Colchester Global Real Return Bond Fund y Colchester Local Markets Bond Fund ahora se ofrecen en la plataforma de BNY Mellon Pershing, anunció la firma en un comunicado.
Estos fondos estarán disponibles para los corredores de bolsa que los introduzcan y estén registrados como asesores de inversión que utilizan la plataforma NetX360® de BNY Mellon Pershing tras la ejecución de un acuerdo con Colchester Global Investors ‘Fund.
«Estamos muy contentos de llevar nuestras estrategias centrales a los mercados offshore de América Latina y Estados Unidos, donde hemos tenido un inmenso apoyo para hacer posible esta cotización», dijo Paul Allen, director global de marketing y servicios al cliente.
“La simplicidad de nuestro proceso de inversión y el enfoque exclusivo en global los bonos soberanos y las monedas han resonado entre los inversores en una región fuertemente sesgada a la renta fija «, explicó Allen, quien añadió: “Nuestras estrategias globales de bonos soberanos han experimentado un gran interés por parte de los asesores que buscan tanto valor como una alternativa de renta fija defensiva para sus carteras de clientes. Con nuestro largo historial de mostrar una correlación negativa con los activos de riesgo, incluido el crédito, se nos busca como el ancla en las carteras ”.
“Los inversores también han agradecido nuestra experiencia en moneda local en mercados emergentes para complementar su exposición agresiva a la renta fija a través de nuestro Fondo de Bonos de Mercados Locales. El Colchester Local Markets Bond Fund USD Clase de acumulación sin cobertura – Clase de acciones I (ISIN IE00BQZJ1775) recibió una calificación Morningstar RatingTM de 5 estrellas a partir del 31/8/20211 «, señalaron desde la gestora.
“Nuestro punto de diferencia es que solo invertimos en bonos soberanos físicos en nuestros fondos principales, lo que garantiza la liquidez en todos los mercados y una simplicidad que los clientes pueden comprender. En Colchester, nos enorgullecemos de nuestra alineación con nuestros clientes como inversores a largo plazo en lugar de realizar apuestas a corto plazo «, concluyó Allen.
Los fondos estarán disponibles de inmediato a través de varios acuerdos existentes con corredores de bolsa orientados a la gestión de patrimonios, asesores de inversión registrados (RIA) e instituciones.
En un momento en que la renta fija chilena vive períodos de turbulencia, producto de la marcada subida de tasas de interés que se ha registrado en el país, un puñado de empresas ha salido recientemente a los mercados internacionales en busca de capital fresco. Con distintos fines, las últimas cinco semanas han traído colocaciones por más de 3.500 millones de dólares por parte de grandes corporativos locales.
El sector bancario tuvo tres anuncios recientemente, con un mix de colocaciones que habla de diversificación de las fuentes de financiamiento, considerando que dos de ellas fueron en Suiza.
Banco BICE fue una de las firmas que emitieron en el mercado suizo, con bonos con vencimiento a 2026 por 110 millones de francos suizos (alrededor de 120 millones de dólares) en una operación el 14 de octubre.
Esta fue la emisión debut de BICE en Suiza, y consiguió lo que describieron en un hecho esenciala la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) como “un alto nivel de interés y participación de los principales inversionistas en ese país”, consiguiendo una tasa de colocación de 0,65% anual con los papeles.
En particular, la firma destacó que la operación –cuyos fondos se utilizarán para financiar fines corporativos generales del banco– fue “exitosa” para la firma, ya que “lepermite diversificar sus fuentes de financiamientoaccediendo a un nuevo mercado”.
Unos días antes, el 12 de octubre, el banco Santander Chile anunciaba una emisión exitosa de un bono de 190 millones de francos suizos (alrededor de 206 millones de dólares) en ese mismo mercado, con un título a 5 años.
La operación, señaló la firma de matriz española en un comunicado de prensa, es la segunda que el banco realiza en Suiza y registró “gran interés y demanda por parte de los inversionistas”, consiguiendo un spread de 60 puntos base sobre el referente y una tasa de cupón de 0,2975%.
“Pese a la incertidumbre actual que enfrentan los mercados, logramos colocar un monto relevante en un mercado público competitivo, aprovechando las ventajas y permitiéndonos continuar la diversificación de nuestra base de inversionistas y fuentes de financiamiento”, destacó el Chief Financial Offices de la compañía, Emiliano Muratore.
Bci también recurrió a los mercados internacionales en busca de financiamiento, pero con una emisión en dólares. Se trata de la colocación de un bono senior a diez años, bajo las normas 144A y Regulation S (144A/RegS) , por un total de 500 millones de dólares.
La operación se llevó a cabo el 7 de octubre, como anunció el banco chileno en un comunicado, y se enmarca en el plan anual de financiamiento de Bci. En ella, consiguieron una tasa de 3,08%, “la más baja a 10 años plazo para un banco en la historia de Chile y la segunda más baja en la historia de América Latina”, destacaron desde la firma.
Además, la operación contó con un variado interés internacional. “Si bien el libro de órdenes contó en su mayoría con inversionistas estadounidenses, hubo participación de diversos países, incluyendo el Reino Unido, Japón, Suiza, Alemania, Francia, Brasil, Perú y Chile”, señaló la empresa en su nota de prensa.
Emisiones con rasgos “verdes”
Otros cuatro grandes corporativos chilenos han salido a los mercados internacionales en este período, y los documentos regulatorios reflejan lo que los actores locales describen como un creciente interés en los instrumentos ligados a la sostenibilidad y las inversiones responsables.
En la industria energética, la generador eléctrica Colbún anunció el 14 de octubre una operación de deuda internacional, colocando 600 millones de dólares en papeles 144A/RegS con vencimiento a 2032. Los títulos lograron una tasa de emisión de 3,169%, lo que arroja un spread de 165 puntos base sobre el papel de referencia estadounidense.
El fin de esta colocación, según indicó la generadora en un documento enviado al regulador, es financiar o refinanciar proyectos elegibles bajo el Marco de Financiamiento Verde de la compañía, que adoptaron bajo los criterios de los principios delineados por la International Capital Markets Association (ICMA).
Por su parte, según informaron el 20 de septiembre, la compañía productora de litio SQM recaudó 700 millones de dólares a través de un bono 144A/Reg S a 2051, que logró una tasa anual de 3%.
Esta emisión, señaló la firma en una misiva enviada a la CMF, busca financiar o refinanciar “proyectos verdes elegibles”, según los define el Offering Memorandum de la transacción. Los compradores de la colocación, indicó la firma al mercado, fueron institucionales calificados en Estados Unidos.
La semana anterior, el 14 de septiembre, fue el turno de la empresa de telecomunicaciones Entel, que colocó bonos sostenibles –amparados bajo las normas 144A/RegS también– en los mercados internacionales por un total de 800 millones de dólares. Los títulos, a 2032, consiguieron una tasa de 3,05% anual.
Eso sí, si bien la comunicación enviada al regulador señaló que los fondos recaudados serán destinados a proyectos “verdes” y “sociales” elegibles –de conformidad con los principios delineados por ICMA, según señalaron–, la firma destinó 800 millones de dólares a un rescate anticipado voluntario de sus bonos a 2024 y 2026.
“Esta operación modifica el perfil de vencimientos de las obligaciones de la sociedad en el tiempo, alargando los plazos de estos. Además, la señalada emisión contempla una tasa de interés en dólares menor a las de los bonos rescatados y cancelados de manera anticipada”, indicó Entel en su hecho esencial.
La gigante del retail Falabella, que opera en los mayores mercados latinoamericanos, se sumó al apetito por financiamiento extranjero. La compañía anunció que el 12 de octubre suscribieron un contrato de compraventa de papeles internacionales por 650 millones de dólares, en busca de capital para el refinanciamiento.
La transacción –en la que participaron Citigroup, Goldman Sachs y JPMorgan como colocadores y compradores iniciales de los títulos– contempla bonos a 10 años y arrojó una tasa de colocación de 3,477%, que representa un spread de 190 puntos base frente al título soberano estadounidense de referencia.
Grupo Credicorp, un holding financiero de origen peruano con operaciones en Perú, Bolivia, Chile, Colombia, Panamá y Estados Unidos, se puso 2032 como meta para la carbono neutralidad. Según anunciaron esta semana, para esa fecha esperan conseguirlo con sus operaciones propias, a través de la reducción y compensación de todas las emisiones directas que generan sus empresas subsidiarias en sus actividades diarias.
Según informaron a través de un comunicado, estos esfuerzos girarán alrededor de las reducciones de consumo de papel, energía y transporte en sus operaciones, con iniciativas para optimizar procesos y contribuir con los esfuerzos globales para mitigar el cambio climático.
En esa línea, la firma de capitales peruanos destacó que han reducido en más de 50% la huella de carbono de las operaciones de las compañías Banco de Crédito del Perú (BCP), Pacífico y Prima AFP en los últimos tres años.
El Grupo Credicorp cuenta con más de 36.000 colaboradores y atiende a millones de clientes a través de BCP, BCP Bolivia, Credicorp Capital, Mibanco, Pacífico Seguros, Pacífico Salud, Prima AFP, Atlantic Security Bank (ASB) y Krealo.
En 2020, Credicorp presentó unaambiciosa estrategia de sostenibilidad que tiene como uno de sus pilares contribuir con la creación de una economía más sostenible e inclusiva. Esta estrategia incluso contempló la creación de una oficina corporativa especializada, a cargo de Darice Gubbins.
“El compromiso de alcanzar la carbono neutralidad en nuestras operaciones propias se alinea con este pilar y es una muestra de cómo se viene implementando el programa de sostenibilidad en el Grupo”, señaló la firma en su comunicado reciente.
Las empresas de Credicorp han marcado hitos en temas ambientales en los últimos años. Pacifico Seguros se convirtió en el 2013 en la primera compañía de seguros de Perú en ser carbono neutral, mientras que Prima AFP también siguió el camino de carbono neutralidad en el 2018.
Además, tanto BCP como Pacífico se han convertido en las primeras empresas de su sector en obtener un puntaje de 3 y 4 estrellas, respectivamente, en la medición de huella carbono del Ministerio del Ambiente del Perú.
Mientras decenas de millones de espectadores de toda Europa y del mundo sintonizaron este verano la Eurocopa de fútbol 2020, sus ojos pueden haber captado un nuevo eslogan en las vallas publicitarias junto al campo.
Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles de Europa y uno de los patrocinadores del concurso, utilizó su espacio publicitario principal para promover su compromiso de ser neutral en carbono o «Net Zero» para 2050. En su lenguaje de marketing, se trataba del «camino a cero». A veces podemos calibrar el estado de ánimo del público por los anuncios que las empresas deciden emitir. La elección de VW de anunciar esta campaña por el «cero neto» en una competición de fútbol europea refleja la rapidez con la que ha aumentado la concienciación sobre el cambio climático entre los europeos. Ese aumento se refleja en las clasificaciones de Google Trends, donde las búsquedas de «cero neto» alcanzaron un máximo mundial en más de cinco años, en abril de 2021, y un nuevo pico unos meses después, en septiembre.
Los datos de las búsquedas muestran lo que ya podemos intuir al leer las noticias o ver la televisión: que cada vez más empresas, inversores y gobiernos se comprometen con la neutralidad del carbono, con el cero neto.
Por qué parece que todo el mundo está apostando por el cero neto
Si todos los ámbitos de la sociedad -gobiernos, empresas, inversores e incluso algunos ciudadanos de a pie- se están comprometiendo con el concepto de cero neto, la pregunta es ¿por qué?
La respuesta es muy sencilla. Para que la humanidad pueda estabilizar alguna vez el aumento de la temperatura global inducido por el hombre, independientemente del nivel de temperatura que se elija como máximo, ya sea de 2°C o de 1,5°C, en algún momento el planeta debe alcanzar el cero neto de emisiones de gases de efecto invernadero. Sin él, las temperaturas globales seguirán aumentando para siempre.
Cuando nos fijamos en un objetivo de temperatura como el de 1,5ºC, es importante tener en cuenta que las temperaturas globales ya han aumentado una parte considerable. En promedio, las temperaturas actuales superan en más de 1°C el nivel preindustrial, calculado utilizando el periodo de referencia de 1850-1900, ya que es el «periodo más antiguo con observaciones casi globales».
Si bien las temperaturas ya han aumentado, el paso a cero neto tiene el poder de limitar el aumento general a un nivel que provoque la mínima cantidad de cambio climático. Eso impulsa lo que llamamos «la carrera hacia el cero neto».
La carrera hacia el cero neto
Países
Varios países parecen estar compitiendo por alcanzar el cero neto. Alemania es uno de ellos: en mayo, el gobierno alemán anunció su intención de reducir las emisiones de carbono en un 65% para 2030, en un 85-90% para 2040, y ser cero neto en 2045. Alemania ha sido siempre el mayor emisor de CO2 de Europa, y los objetivos anteriores del país eran una reducción del 55% para 2030 y la neutralidad del carbono para 2050. Entre otros compromisos gubernamentales destacables, la administración estadounidense ha anunciado una reducción del -50%/52% para 2030, y el Reino Unido se ha comprometido a una fuerte reducción del -78% para 2035.
Empresas
La carrera hacia el cero neto se refleja también en el mundo empresarial. Alrededor de 3.100 empresas se han fijado objetivos de cero neto para 2050 en el marco de la iniciativa «Carrera hacia el Cero», respaldada por la ONU. Según un informe reciente, «de las 2.000 empresas cotizadas más grandes del mundo, al menos una quinta parte (el 21%) se ha comprometido con el cero neto, lo que representa unas ventas anuales de casi 14 billones de dólares»1. Docenas de ellas se han comprometido con el cero neto incluso antes.
Entre ellas, Schneider Electric para 2030, Unilever para 2039, Coca Cola, Orange y Amazon para 2040, y Engie para 2045. Microsoft se comprometió el año pasado a ser carbono negativo (es decir, no sólo neutro) para 2030, con o sin compensación, y para 2050 a «eliminar del medio ambiente todo el carbono que la empresa ha emitido directamente o por consumo eléctrico desde su fundación, en 1975». El Acuerdo de París establece como objetivo la neutralidad de carbono en 2050, por lo que estamos viendo que las grandes empresas se comprometen a un calendario aún más estricto.
Inversores
Los inversores también se han sumado a la carrera hacia el cero neto, y varios de ellos han fijado objetivos claros de neutralidad de carbono en sus carteras, en algunos casos incluso antes de 2050. El banco sueco Swedbank Robur y la empresa británica Aviva tienen como objetivo la neutralidad en carbono para 2040, y J. Safra Sarasin aspira a lo mismo para 2035. Estos inversores están optando por ir un paso más allá de las principales iniciativas de los titulares de activos, como la «Net Zero Alliance«, y la última iniciativa de gestión de activos de «Net Zero Asset Managers«.
Si observamos los compromisos climáticos asumidos por los países, las empresas y los inversores, se dibuja un panorama de avances impresionantes hacia la sostenibilidad climática y la reducción de emisiones. Sin embargo, como inversores, debemos resistirnos a la tentación de dejarnos llevar por anuncios e historias impresionantes, sin someterlos a un escrutinio riguroso.
En realidad, cada una de las afirmaciones anteriores representa una realidad ligeramente diferente, y debemos ser muy perspicaces a la hora de apostar en exceso por la carrera hacia el cero neto, especialmente de cara a la cumbre COP26 de noviembre en Glasgow, que probablemente irá acompañada de un incremento de las promesas climáticas.
Para navegar por el nuevo mundo del cero neto, hay que tener en cuenta algunos consejos importantes que pueden ayudar a interpretar lo que realmente significa un compromiso.
Paso 1: entender qué se entiende por «presupuesto de carbono»
«Presupuesto de carbono», al igual que «cero neto», es un término común que a veces es mal interpretado. Este término se refiere a la cantidad restante de emisiones de CO2 que puede emitirse a nivel mundial, más allá de la cual un resultado de temperatura determinado (por ejemplo, por encima de 1,5°C o por encima de 2°C) está «bloqueado». Los presupuestos de carbono pueden calcularse con precisión porque cada vez entendemos mejor la correspondencia entre las emisiones acumuladas y el nivel de calentamiento, y también entre el calentamiento y los cambios meteorológicos en las distintas regiones.
Conocemos el nivel actual de calentamiento global (+1,2ºC por encima de la época preindustrial2). También conocemos el nivel máximo de calentamiento a partir del cual podemos esperar un impacto climático grave (1,5 °C). Y, gracias a la mejora de la modelización, sabemos que existe una relación «casi lineal» entre las emisiones acumuladas y el calentamiento: en pocas palabras, una cantidad determinada de emisiones conduce a un nivel determinado de calentamiento. Con estos tres datos, podemos calcular la cantidad de CO2 que se puede emitir antes de superar las barreras de 1,5 °C y 2 °C.
Entre 1850 y 2019, se emitieron aproximadamente 2.390 Gt de CO23. Para tener aproximadamente 2/3 (67%) de posibilidades de mantener el calentamiento a 1,5°C, quedan unos 400-500 Gt de CO2 por «gastar». En la actualidad, el mundo emite 42 Gt al año, una cifra que agotaría la cantidad restante en 10-15 años. Cuando se oye hablar de presupuesto de carbono, en realidad se refiere a un concepto muy simple. Ya hemos gastado 2.390 Gt. Nos quedan unos 500 Gt por gastar. El presupuesto de carbono trata de cómo repartir esa cantidad final a lo largo del tiempo.
Paso 2: prestar atención a los «años base»
Ahora que tenemos claro el concepto de presupuesto de carbono, el siguiente término más importante que hay que entender al interpretar los compromisos climáticos es el de «año base». El año base se refiere a la fecha de referencia utilizada en cualquier compromiso de reducción de emisiones. Es tan importante como el año objetivo, pero generalmente es mucho menos visible.
Un ejemplo: el último paquete legislativo de la UE «Fit for 55» tiene como objetivo una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del -55% para 2030 (revisado desde el -40% y luego el -50%). Pero este objetivo del -55% se calcula con respecto a una línea de referencia de 1990. Lo mismo ocurre con el objetivo actualizado de Alemania del -65% para 2030, y el del Reino Unido del -78%: todos utilizan 1990 como punto de referencia. Pero el compromiso de EE.UU., por ejemplo, se basa en un punto de referencia de 2005.
¿Y qué? Bueno, cuando se interpreta un compromiso que promete una disminución porcentual en un punto determinado, se necesita un «punto de anclaje» para que tenga algún sentido. Puedes decir «reduciré a la mitad mi consumo de chocolate», pero ¿te refieres a compararlo con las dos barritas que te comiste ayer o con las 20 barritas que te comiste el mes pasado?
Para profundizar en esta idea, podemos tomar el ejemplo de losETFs de Lyxor alineados con los acuerdos de París. Estos utilizan una metodología que aplica una reducción inmediata del -50% de las emisiones de gases de efecto invernadero en una asignación de cartera en comparación con su índice matriz (por ejemplo, un ETF S&P 500 Paris-Aligned se refiere al índice S&P 500). Pero una vez reducida en un -50%, continúan descarbonizándose a partir de este punto a un ritmo del 7% anual.
Utilizando nuestro conocimiento de los años base, querremos contextualizar estas afirmaciones. Así pues, debemos preguntarnos: ¿cuál es el año base? Los ETFs de Lyxor alineados con los acuerdos de París tienen a 2019 como año de referencia, lo que significa que reducen inmediatamente la intensidad de carbono de la cartera en un 50% con respecto a su nivel de 2019. En 2019, la UE ya ha alcanzado un -25% de emisiones desde 1990. En 2019, las emisiones del Reino Unido ya eran un -40% inferiores a las de 1990, gracias a décadas de reducción del carbón. Por lo tanto, los fondos reducen a la mitad una cifra ya muy reducida, y luego siguen reduciéndola más cada año.
Esta metodología parece ir más allá del escenario de 1,5 ºC recogido en el Acuerdo de París, que exige una reducción del -45% de la intensidad de carbono global para 2030 en el camino para alcanzar el cero neto en 2050. Como ya hemos visto, la UE tiene como objetivo una reducción más ambiciosa del -55% para 2030. Así pues, con su reducción inmediata del -50% y del -7% anual posterior, los ETFs de Lyxor alineados con París superan ambos objetivos. Podemos predecir, por tanto, que los ETFs alineados con París deberían ser cero neto antes de 2050, gracias a la relación entre la metodología de descarbonización y el año base utilizado.
Paso 3: cuestionar las suposiciones predefinidas
Hasta ahora hemos visto la importancia de entender el presupuesto de carbono y de interpretar los objetivos de reducción de emisiones en relación con el año base utilizado. Hay un último punto que hay que recordar para ser un inversor climático informado: aparte de las escasas empresas que pueden «llegar a cero neto» hoy, los compromisos son, en el mejor de los casos, trayectorias de cambio a lo largo de varios años, y esas trayectorias se basan en supuestos importantes. Estos incluyen la capacidad de descarbonizar a un ritmo determinado en el futuro, o que se desarrollarán soluciones eficaces de captura y almacenamiento de carbono para mitigar las emisiones.
Todos los escenarios centrales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se basan en gran medida en las emisiones negativas, es decir, en la eliminación del carbono. La eliminación de carbono permite que continúe un cierto nivel de emisiones de carbono, ya que el balance neto sigue siendo neutro o negativo. Alcanzar el cero neto antes de 2050 (por ejemplo, en 2040) supondría disminuir las emisiones brutas más rápidamente que en los escenarios de 2050, y/o utilizar mayores supuestos de emisiones negativas.
Es importante ser realistas con nosotros mismos sobre estos escenarios. En algunos casos, la tecnología que se espera que proporcione una mejor eliminación de carbono está todavía en fase teórica o de prototipo. Este hecho podría explicar por qué el último informe de la AIE, publicado en mayo de 2021, recomienda perspectivas basadas en una reducción más rápida de las emisiones pero una menor eliminación de carbono. Las hipótesis pueden cambiar con el tiempo, y un inversor informado debe entenderlo.
Para ilustrarlo de nuevo con los ETFs de Lyxor alineados con París: antes dijimos que estos ETFs deberían llegar a cero neto antes de 2050. Según nuestros cálculos, basados en trayectorias anteriores, el ETF global de Lyxor alineado con París sería cero neto entre 2043 y 2045. Basándonos en el último escenario de la AIE (reducción más rápida/menores eliminaciones), esperaríamos que esa cifra estuviera más cerca de 20494.
El cero neto es un cambio extremadamente positivo pero todavía requiere un análisis profundo
Todo esto no quita la importancia del cero neto y los grandes avances que ya se han conseguido. Lyxor cree firmemente en la urgencia del cambio climático y en la gran oportunidad y responsabilidad que tienen los gestores de inversiones y los propietarios de activos para hacer avanzar este cambio. Creemos que todos los participantes en el mercado deben sentirse equipados con la mejor información posible para tomar las decisiones correctas, y esto incluye la capacidad de mirar más allá de los titulares y evaluar los compromisos con una perspectiva clara.
Nuestra Guía para la inversión en el clima se redactó con este objetivo, para ayudar a los inversores a poner en práctica los objetivos del Acuerdo de París. Estamos actualizando la guía este mes con las últimas actualizaciones climáticas. Mientras tanto, toda la información clave sobre la gama completa de ETFs climáticos de Lyxor está disponible en nuestro nuevo hub ESG.
Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.
Notas:
[1] Haciendo balance: Una evaluación global de los objetivos de cero neto, ECIU y Oxford Net Zero, marzo de 2021
[1] Estimaciones de Lyxor International Asset Management, octubre de 2021
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