Cuando una empresa se encuentra en problemas de liquidez, con una deuda elevada y tiene pérdidas o sus operaciones no logran generarle las ganancias necesarias para hacerle frente a sus compromisos con los acreedores, tiene que establecer medidas que resuelvan sus problemas de fondo y no nada más llevar a cabo un maquillaje de sus estados financieros o medidas de solución temporal.
Resolver realmente los problemas de fondo requiere, entre varias medidas, inyectarle capital a la empresa y para que ese fortalecimiento sea fructífero es necesario reducir costos, renegociar los pagos de deuda y dedicar los recursos a las actividades que le generen mayores ganancias en el futuro. Se debe revisar a fondo el modelo de negocio, deshacerse de todas aquellas líneas que no sean rentables y enfocar todos los recursos y esfuerzos a las actividades que sean más rentables para lograr sacar a flote a la empresa.
Pemex tiene una elevada deuda, asciende a 113.000 millones de dólares y ha registrado pérdidas durante varios años. Con el objetivo de resolver la situación de Pemex el gobierno le ha otorgado diversos apoyos. Le redujo la carga impositiva, le disminuyó los derechos que paga por extraer petróleo de 52% a 40%, le inyectó 2.800 millones de dólares en agosto de 2020 y en diciembre de 2021 le inyectó otros 3.500 millones de dólares, un total de 6.300 millones de dólares en 16 meses. Esto ha permitido pagar menos impuestos así como mejorar los costos de la deuda y sus plazos, pero es insuficiente para representar una solución definitiva para el verdadero problema de la empresa.
De enero a septiembre de 2021 Pemex registró, antes de pago de impuestos, una utilidad de 111.014 millones de pesos, pero ello se debió a su actividad de exploración y producción la cual tuvo una utilidad de 241.592 millones de pesos, en tanto que el área de transformación industrial tuvo una pérdida de 111.135 millones de pesos. Eso quiere decir que Pemex gana en producir petróleo pero pierde en el proceso de transformarlo, situación que se ha presentado desde hace varios años. Por lo tanto, una solución de fondo al problema financiero debe ser concentrarse donde se gana y abandonar las líneas de negocio donde se pierde, como es el caso de refinar el petróleo. La situación se va a empeorar para Pemex si no orienta el camino, porque está por adquirir la refinería Deer Park en Texas, Estados Unidos, la cual hasta el 30 de septiembre de este año había perdido 380 millones de dólares. La construcción de la refinería de Dos Bocas no aparece en los gastos de Pemex, la está pagando el gobierno federal, pero cuando inicie operaciones los ingresos y gastos que genere van a aparecer en las cuentas de Pemex y opacarán, junto con las pérdidas de Deer Park las ganancias que genera la explotación de petróleo.
Los programas de apoyo a Pemex que se han anunciado y sus planes de negocio nunca han establecido medidas encaminadas a reducir los costos de operación, elemento fundamental para tener soluciones de fondo. A pesar de las reducciones que se han dado en el volumen de producción de petróleo y en los precios, la planta laboral de Pemex, a diferencia de las empresas petroleras de todo el mundo, no se ha reducido en la proporción que ha bajado la producción. Se necesita realizar una verdadera reingeniería de los procesos internos para utilizar los factores de una manera más eficiente y producir más con los mismos recursos.
Si realmente se quiere fortalecer a Pemex y que genere riqueza para el país, hay que instrumentar soluciones de fondo a sus problemas, concentrarla en las actividades rentables, que generen riqueza. De lo contrario, la empresa va a requerir constantemente inyecciones de capital y el gobierno la estará financiando constantemente a costa de cubrir otras necesidades más apremiantes en materia de salud y educación.
Mientras que las fuentes tradicionales de asignación de activos en América Latina se han reducido, el mercado interno brasileño, las afores y US Offshore se muestran como oportunidades, según la última investigación Latin American Distribution Dynamics 2021: Charting the Future for Latin American Retail and Institutional Asset Gathering de Cerulli.
El impulso del negocio en Brasil
El mercado interno brasileño, que tiene un valor de más de un billón (o trillion según el idioma anglosajón) de dólares, pero con un sesgo tradicionalmente extremo hacia los fondos de bonos locales, se ha visto impulsado por el negocio de fondos subordinados domiciliados localmente y otros vehículos que asignan fondos extraterritoriales y ETFs.
Las entradas durante el primer trimestre de 2021 alcanzaron los 2.600 millones de dólares, seguidas por 4.000 millones en el segundo trimestre.
“Con la combinación de productos adecuada, un administrador de activos puede esperar razonablemente acumular 500 millones de dólares o más durante sus primeros tres años de ofrecer fondos en Brasil», comentó Thomas Ciampi, director de Latin Asset Management de Cerulli para América Latina.
De la investigación se desprende que una mayor actividad de adquisiciones podría estar en el horizonte a medida que los managers evalúen sus opciones de entrada al mercado.
“Hay más de 700 managers locales activos en el país, la mayoría de los cuales luchan porque sus productos de renta fija producen rendimientos negativos en el entorno actual de tasas bajas. Un jugador local con sólidas relaciones y experiencia podría servir como trampolín para que un gerente internacional recaude activos rápidamente”, agregó Ciampi.
Las afores en pleno aumento de activos bajo administración
Por otro lado, el mercado mexicano de pensiones de las afores, con un tamaño de 225.000 millones de dólares, también sirve como un punto brillante de oportunidad, explica Cerulli.
Estos fondos de pensiones ahora pueden invertir internacionalmente utilizando fondos activos. Las afores de México disfrutaron de un gran aumento en AUM, ya que los flujos hacia el sistema no se vieron afectados significativamente por la pandemia y los retornos de los fondos en sí, ahora estructurados como fondos con fecha objetivo, están dando mejores resultados debido a un espectro de inversión más amplio y un horizonte de tiempo más extenso.
“Los managers en México de repente se sienten liberados para asumir más inversiones a largo plazo, justo en un momento en que se aprueba la venta de fondos activos del exterior en el país. En comparación con los problemas que enfrentan las pensiones en Chile y Perú, México se perfila como el país a vigilar en busca de gerentes activos en el exterior”, sugirió Ciampi.
El segmento US Offshore en plena recuperación
Por último, resurgiendo como una opción atractiva para los inversores minoristas, el segmento US Offshore se está recuperando después de un período de crecimiento moderado.
Con 150.000 millones de dólares, el negocio se ha disparado a medida que los latinoamericanos ricos mueven activos fuera de sus países de origen debido a las políticas inducidas por la pandemia, el estado paralizado de las economías regionales y los bajos rendimientos de los bonos locales de renta fija.
“Los inversores de la región buscan activos de vanguardia y un entorno más amigable”, agrega Ciampi, y detalla que lo están encontrando en Houston, Miami y en la costa Oeste.
El informe cita la demanda de fondos de bonos flexibles que invierten en varios instrumentos de deuda, fondos de renta variable temáticos y orientados a sectores, y fondos de renta variable asiáticos y fondos de renta variable europeos, como los tipos de productos más populares. También observa un creciente interés en las estrategias con criterios ESG.
Marco Costa se unió a Bradesco en Coral Gables tras abandonar UBS, según su perfil de LinkedIn.
El advisor que comenzó en Citi en 2014 y en marzo de 2021 había pasado a UBS se registró por Bradesco el pasado octubre, según su perfil de BrokerCheck.
Costa comenzó en Citi en Manhattan, donde estuvo hasta 2017 cuando pasó a ser advisor para clientes internacionales.
Este fichaje se suma al de Fernando Notari y Luciano Gani que ingresaron al banco a mitad de año para potenciar el sector de US Offshore.
Mientras los inversores buscan rendimientos y se abren cada vez más a los mercados privados, uno de los fondos de pensiones de Uruguay, AFAP SURA, organizó un recorrido por sus inversiones en la economía real, y de paso mostró la eficacia que está teniendo el vehículo “fideicomiso” en el país rioplantense, con redimientos que van del 5% al 9% anual.
Ante clientes, socios y periodistas, la recorrida comenzóen la escuela y el polo tecnológico de Maroñas y Jardines del Hipódromo. Se trata de una escuela de nueve aulas que alberga hasta 240 niños de educación inicial y primaria en más de 1.400 metros cuadrados, a la que se suma un centro de Educación Técnico Profesional de 2.800 metros cuadrados ya entregado a ANEP, que comenzará a operar en el próximo año lectivo.
Las instalaciones visitadas son un ejemplo centros educativos que se han desarrollado en todo el país con el financiamiento de los ahorros previsionales.
A través de estos proyectos de PPP Educativas se están gestionando 143 centros educativos, que incluyen 44 Jardines de Infantes, 42 CAIF, 38 escuelas primarias, nueve polos tecnológicos y diez polideportivos, la mayoría de ellos en el interior del país. Asimismo, se han construido y reparado corredores viales en diferentes rutas del país.
Los fideicomisos y el sistema PPP
Estas inversiones se llevaron adelante con el sistema de Participación Público Privada (PPP) bajo la modalidad de fideicomisos financieros, que separan el capital del emisor del capital del proyecto concreto, lo que brinda más garantías y permite diversificar la inversión y obtener un mayor rendimiento que en las colocaciones tradicionales en bonos del tesoro o letras de regulación monetaria.
“En AFAP SURA tenemos el compromiso de elegir las mejores opciones de inversión para nuestros afiliados y a su vez apoyar el financiamiento de obras que empujan el desarrollo del país, de su economía y de su gente”, expresó Santiago Hernández, gerente de Inversiones de AFAP SURA.
La estructura como fideicomiso establece un gestor fiduciario que brinda garantías de que los fondos efectivamente se destinen a lo que está previsto y libera fondos adicionales contra avances de obra o indicadores de gestión.
A su vez, se instaura un gestor de la propia obra que asume no solo la construcción, sino el mantenimiento futuro, garantizando que la escuela tenga siempre paredes pintadas, escritorios funcionales, paredes sin fisuras y techos sin goteras, y los directores y docentes puedan enfocarse en enseñar y no en cuestiones operativas y de mantenimiento.
A cambio, el Estado habilita una serie de pagos por la disponibilidad de uso de la infraestructura a lo largo de los años de duración del contrato, que oscila en el entorno de los 20 años.
En concreto, CAF AM Administradora de Activos Uruguay S.A., empresa subsidiaria de CAF –banco de desarrollo de América Latina-, es la encargada de gestionar el fideicomiso que canaliza los fondos a estos proyectos de PPP Educativas, que se financian a largo plazo con los fondos de inversores institucionales como las AFAP.
El Ferrocarril Central y el WTC Free Zone
Actualmente CAF AM gestiona unos 1.000 millones de dólares repartidos en dos fondos que invierten en obras de infraestructura y PPP Educativas y el fondo del Ferrocarril Central.
La recorrida continuó por las obras en proceso del Ferrocarril Central en Capurro, donde se pudo observar el lugar donde estarán las vías y los diferentes pasos a nivel que se están construyendo.
La obra implica una inversión de 900 millones de dólares y se lleva adelante con aporte de los fondos previsionales que gestionan las AFAP por unos 300 millones de dólares, lo que equivale al financiamiento de un tercio de la inversión.
La recorrida culminó con un almuerzo en World Trade Center, donde se pudo observar el desarrollo de World Trade Center Free Zone, lugar de trabajo de 3.000 personas que se desempeñan en 200 empresas con foco en tecnología, servicios profesionales y financieros.
Las AFAP invierten en World Trade Center Free Zone a través de la adquisición de certificados de participación del Fideicomiso Rentas Inmobiliarias Orientales (RIO), el cual adquirió el 12% de las acciones de la sociedad titular de las acciones del complejo de servicios. De esta forma los afiliados de las AFAP recogen la rentabilidad que surge de las ganancias de la gestión de la zona franca.
Actualmente las AFAP de Uruguay gestionan cerca de 17.000 millones de dólares, de los cuales invierten un 18% en activos reales, que están compuesto de inversiones en la economía real, y se dividen en un 36% en infraestructura, 25% en proyectos forestales, 21% en proyectos de desarrollo y de rentas inmobiliarias, 11% en emprendimientos agrícolas y un 7% en parques eólicos.
Particularmente AFAP SURA tiene activos bajo manejo por más de 3.100 millones de dólares, de los cuales 580 millones de dólares corresponden a inversiones comprometidas a realizar en activos alternativos (certificados de participación de fideicomisos financieros), lo que representa un 18,5% del total de los fondos.
Rentabilidades entre el 5% y el 9% anual
Este tipo de inversiones se adecua al período de vida activa de los trabajadores, ya que combina la inversión de largo plazo que necesita un trabajador hasta su retiro, con el financiamiento de largo plazo que requieren las obras de infraestructura. Al mismo tiempo hace crecer los ahorros de los afiliados ofreciendo diversificación y pagando una prima por la menor liquidez y el mayor plazo.
Un bono soberano a 10 años hoy paga en el entorno del 3% en dólares, mientras que la inversión en este tipo de activos reales paga rentabilidades de entre 5% y 9% anual, convirtiendo esa mayor rentabilidad en una mejor renta vitalicia al retiro.
Actualmente del fondo total que administran las AFAP, un tercio corresponde a aportes y dos tercios a rentabilidad gestionada a lo largo de los 25 años del sistema.
“Para nosotros es un orgullo poder mostrar estas obras, que son fruto de los ahorros de los uruguayos y ejemplo del cuidado con los que se administran para poder brindarles tranquilidad al momento de su retiro”, concluyó Hernández.
¿Son transitorias las actuales tasas de inflación o es probable que persistan? Esta es la pregunta dominante en los mercados de capitales en este momento. Mirando hacia el año de inversión 2022, también cabría preguntarse: ¿la burbuja de los mercados de capitales es transitoria o durará más?
Esta pregunta es importante porque en el actual entorno de mercado de valoraciones muy por encima de la media, los inversores tienen que preguntarse qué es transitorio y qué es sostenible, y no sólo cuando se trata de la inflación. Los accionistas están contemplando un año en el que han ganado más del 20% de media hasta ahora1, gracias a empresas que han aumentado sus beneficios casi un 50% interanual en los primeros nueve meses. Ello se debe, en parte, a que estas empresas han podido repercutir fácilmente los aumentos de costes a los consumidores, especialmente en el caso de los bienes, mientras que los salarios aún no han subido de forma generalizada. Esto ha dado lugar a un margen de beneficio neto históricamente alto, de casi el 13% en el S&P 5002 En el pico cíclico de 2007, todavía era inferior al 10%.
A esto se añade un sector público extraordinariamente derrochador. Las previsiones actuales sugieren que el gobierno estadounidense habrá gastado una media del 11% del producto interior bruto (PIB) más de lo que ha recaudado en impuestos durante los años 2020-223 Este nivel de estímulo fiscal suele verse más bien en tiempos de guerra. Y luego están los tipos de interés. Los rendimientos del Tesoro estadounidense a diez años han estado en un canal descendente durante 35 años y aún no han salido de él. Los rendimientos reales (ajustados a las expectativas de inflación de los inversores en bonos) han sido negativos durante casi dos años. ¿Cuál de estas condiciones es temporal y cuál sostenible?
Echemos un breve vistazo atrás. A día de hoy, 2021 ha sido un año muy bueno para los activos de riesgo, especialmente la renta variable. Menos aún para la renta fija. No nos sorprendió la subida de los activos de riesgo, sino más bien la magnitud de esa subida, sobre todo porque hubo algunos tropiezos en el camino: los problemas de la cadena de suministro, las reformas regulatorias de China, las oleadas recurrentes de Coronavirus y el repunte de la inflación.
En vista del actual repunte cíclico, fuerte pero temporal, seguimos centrándonos en una combinación de acciones value de growth y de cíclico. Esto nos lleva a una distribución regional equilibrada. Después de un año relativamente débil, las bolsas de Asia podrían volver a cerrar la brecha con el mercado general en 2022, pero creemos que podría haber más noticias que perturben el mercado desde China, en particular en la primera mitad del año. Mientras que Estados Unidos se inclina hacia el segmento de crecimiento, Europa, Japón y Asia representan más bien el componente cíclico. Este último incluye también valores industriales, algunos de los cuales vemos como grandes ganadores de las políticas de descarbonización. El término clave es la tecnología limpia. La sostenibilidad, como también demuestra el amplio interés que suscita la conferencia sobre el clima celebrada en Glasgow, debería ascender aún más en la agenda. Nuestra conclusión de la cumbre es que se logró más de lo esperado, pero menos de lo necesario.
El entorno económico descrito anteriormente también sigue favoreciendo algunos tipos de inversiones alternativas. El segmento de las infraestructuras está atrayendo a los inversores por su buena adaptabilidad al alza de los precios. Y también seguimos viendo muchos nichos interesantes en el segmento inmobiliario. Además del espacio logístico, esto incluye, en particular, viviendas asequibles y sostenibles en las proximidades de las grandes ciudades.
Todos estos temas siguen siendo relevantes en 2022, pero creemos que sobre todo en la primera mitad del año. Por lo tanto, esperamos otro año de tasas de crecimiento por encima del potencial para la mayoría de los países. En concreto, esperamos que la eurozona crezca un 4,6%, la primera vez desde 2017 que crecería más rápido que Estados Unidos, con un 4,0%. Esperamos que China crezca «solo» un 5,3% y la India un 7,5%.
Este panorama positivo se complementa con nuestras expectativas de inflación, que son de una caída por debajo del 3% de inflación en EE.UU. y la zona euro4 Además de los efectos de base, por ejemplo en los precios del petróleo, y los impuestos en Alemania, el creciente reajuste entre la demanda y la oferta también debería contribuir a la caída de la inflación en la segunda mitad del año, a medida que la oferta se recupera. Creemos que esto restará presión a los bancos centrales para que actúen. En nuestra opinión, la Fed detendrá sus compras netas de bonos a mediados de 2022 y luego subirá los tipos una vez hasta finales de 2022. El BCE probablemente reducirá las compras de bonos en 2022, pero mantendrá sus tipos de interés en su actual nivel extremadamente bajo, probablemente también en 2023. De todos modos, las tasas de crecimiento deberían disminuir en 2023, ya que es probable que el rebote de COVID-19 haya terminado. Esperamos que la Eurozona crezca sólo un 1,6% en 2023, y Estados Unidos un 2,8%. La economía mundial volverá así a la senda del crecimiento moderado, que en su día denominamos «ciclo de la tortuga» en 2014. Sin embargo, esta vez es probable que el crecimiento vaya acompañado de tasas de inflación ligeramente superiores.
La implicación más importante para las clases de activos a partir de este escenario económico es que no esperamos ningún repunte fuerte de los tipos de interés. Vemos que el rendimiento de la deuda pública estadounidense a diez años, principal referencia de los mercados financieros, sólo aumentará hasta el 2% a finales de 2022. Es probable que los tipos de interés reales sigan siendo claramente negativos. Y eso significa probablemente que el entorno para los activos de riesgo sigue siendo bueno, especialmente para la renta variable, que también puede ofrecer protección contra la inflación moderada. Las empresas con alto poder de fijación de precios, en las que nos centramos, lo están haciendo especialmente bien. Vemos el potencial de ganancias en el precio de las acciones en un rango porcentual de un solo dígito. Este sería el cuarto año consecutivo en el que la renta variable tiene un comportamiento positivo, una racha que se mantiene en el contexto de la pandemia del siglo.
En cuanto a la renta fija, habrá que ser selectivo en 2022. En nuestra opinión, los bonos del Estado, especialmente los de más largo plazo, seguirán pasándolo mal en un entorno de subida de los tipos de interés. Además, es probable que la volatilidad siga siendo similar a la de la segunda mitad de este año, incluso para los vencimientos más cortos, especialmente en la primera mitad de 2022, ya que es probable que los mercados pongan a prueba las intenciones de los bancos centrales de subir los tipos de interés, comunicadas en sus declaraciones políticas.
Después de un año más débil para los bonos corporativos -sólo los bonos de alto rendimiento de EE.UU. han mostrado una rentabilidad positiva hasta ahora-, esperamos que las cifras vuelvan a ser mejores en 2022. A ello debería contribuir el entorno económico, las tasas de impago increíblemente bajas y un mejor equilibrio entre la oferta y la demanda. También esperamos un año mejor para los bonos de los mercados emergentes, aunque es probable que una mayor ambigüedad en China o un fortalecimiento temporal del dólar eclipse en parte los beneficios del aumento de los precios de las materias primas.
1.Índice MSCI World, rendimiento en lo que va de año hasta el 11 de noviembre de 2021; Fuente: Bloomberg Finance L.P.
2.Bloomberg Finance L.P. a 23/11/21. Tenga en cuenta que los cambios en las ponderaciones sectoriales también han contribuido a ello.
3.Bloomberg Finance L.P. a 23/11/21
4.PCE subyacente de EE.UU. e IPC de la Eurozona
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Amundi, con más de 800.000 millones de euros en activos gestionados con un enfoque ESG, ha lanzado un nuevo plan de acción social y climática hasta 2025. Según indican desde la gestora, este plan forma parte del Proyecto Societario del Grupo Crédit Agricole, que se articula en torno a tres prioridades: clima, cohesión social y transición agrícola y agroalimentaria.
Con la ambición de fortalecer aún más sus compromisos, la gestora explica que este plan establece objetivos tanto para las soluciones de ahorro e inversión para los clientes, como para la política de engagement (compromiso) de Amundi con las compañías. Además, se incluirán objetivos ESG en la remuneración de sus altos directivos, y presentará su estrategia climática a sus accionistas.
Este anuncio llega después de que su plan ESG 2018-2021 haya llegado a su fin. Desde su creación en 2010, Amundi ha hecho de la inversión responsable uno de sus pilares fundamentales. De hecho, en 2018, la gestora estableció un plan de acción a tres años con el objetivo de adoptar un enfoque 100% responsable. Tres años después, Amundi destaca que se ha convertido en un “líder en inversión responsable”. Para argumentar esta afirmación señala que el 100% de sus fondos abiertos gestionados activamente incorporando criterios ESG y con el objetivo de tener una puntuación ESG más alta que el índice de referencia, sobreponderando o infraponderando compañías en las carteras según su contribución a las cuestiones medioambientales y sociales.
Además, sus inversiones responsables en gestión pasiva alcanzan alrededor de 80.000 millones de euros (desde los 19.000 millones en 2018), impulsadas por el desarrollo de una oferta ESG y climática. Y los activos dedicados a iniciativas específicas que promueven la transición energética o la cohesión social tienen un valor de 31.000 millones de euros (desde los 10.000 millones de euros de 2018). “Hemos desarrollado un servicio de asesoramiento ESG dedicado a inversores institucionales y distribuidores para apoyarles a lo largo de su andadura ESG”, destacan entre sus logros.
También han avanzado en términos de voto y engagement con las compañías, en particular con la consideración sistemática de sus niveles de contribución a las cuestiones ambientales y sociales en su diálogo con las compañías. “Amundi ejerce sus derechos de voto centrándose en dos temas principales: cuestiones climáticas y cohesión social. En 2020, Amundi votó en más de 4.000 juntas generales anuales e inició un diálogo sobre la transición energética y el cambio climático con 472 compañías”, apunta la gestora.
De cara a 2025, Amundi se ha planteado 10 medidas clave para acelerar la transformación de Amundi. Partiendo de estos avances y, sobre todo, consciente de los esfuerzos que aún deben realizarse para que todos los sectores y compañías se alineen con el Acuerdo de París manteniendo la cohesión social, Amundi manifiesta su deseo de ir más allá. Además de unirse a la coalición “Net Zero Asset Managers” en julio de 2021, Amundi busca lograr un avance más rápido hacia la descarbonización presentando un nuevo plan de acción 2022-2025. Este plan se basa en tres objetivos: asegurar que su oferta de soluciones de ahorro vaya más allá en términos de inversión responsable; apelar a que más compañías definan estrategias de alineación creíbles para el objetivo Net Zero 2050; y asegurar el apoyo de sus empleados y accionistas en sus nuevas ambiciones.
En concreto, Amundi se compromete a:
Introducir una nueva calificación de transición ambiental que evalúe los esfuerzos de las compañías para descarbonizar sus operaciones y el desarrollo de sus actividades sostenibles, cubriendo 400.000 millones de euros de fondos abiertos de gestión activa. Para animar a las empresas a realizar esta transformación, las carteras tendrán como objetivo tener un perfil de transición medioambiental superior a su universo. Como resultado, las carteras sobreponderarán aquellas compañías que realicen mayores esfuerzos en su transición energética.
Ofrecer fondos abiertos en todas las clases de activos con un objetivo de inversión Net Zero 2050.
Alcanzar 20.000 millones de euros en activos bajo gestión en fondos de impacto que invertirán en compañías que buscan un desempeño medioambiental o social positivo. Se medirá y se informará sobre este impacto anualmente.
Asegurar que el 40% de su gama de fondos pasivos esté compuesto por fondos ESG
Desarrollar “Alto Sustainability”, una solución de análisis tecnológico diseñada para apoyar a los inversores en la toma de decisiones sobre el impacto ambiental y social de su cartera.
Trabajar con 1.000 compañías adicionales para definir estrategias creíbles de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero, votar en sus juntas generales anuales y que los paquetes retributivos de los directivos se vinculen a estas estrategias.
A partir de 2022, excluir de sus carteras a las compañías que generan más del 30% de su actividad a partir de producción de petróleo y gas no convencional.
Tener en cuenta el nivel de consecución de estos objetivos ESG (ponderación del 20% de los criterios totales) en el cálculo de KPIs de los incentivos en acciones de nuestros 200 altos ejecutivos. También estableceremos objetivos ESG para todos los gestores de cartera y personal de ventas.
Reducir sus propias emisiones directas de gases de efecto invernadero en aproximadamente un 30% por empleado (respecto a 2018) en 2025.
Presentar su estrategia climática a sus accionistas en la próxima junta general anual de 2022.
“Actuar en el mejor interés de nuestros clientes y sociedad siempre ha estado en el ADN de Amundi. El plan de acción que desarrollamos en 2018 se basó en el principio de que el deber de una gestora de activos no es solo invertir en el mundo tal como es, sino también según debe ser; con dos cuestiones principales: el cambio climático y las desigualdades sociales. Gracias a la implicación de nuestros equipos, al compromiso de nuestros socios y, sobre todo, a la confianza de nuestros clientes y accionistas, hemos llevado a cabo con éxito este plan y nos hemos convertido en un referente en inversión responsable. Nuestro compromiso hoy es ir aún más allá en ayudar a acelerar la transformación de nuestra sociedad y sus actores económicos. Nuestro nuevo Plan ESG 2025 es aún más exigente y tiene como objetivo alinear a todos nuestros stakeholders: inversores, compañías, empleados y accionistas La aceleración de nuestros compromisos ESG será la principal palanca de crecimiento de Amundi en todo el mundo”, ha indicado Valérie Baudson, consejera delegada de Amundi.
Mediolanum International Funds Limited (MIFL) ha anunciado el nombramiento de Jeremy Humphries para el cargo de responsable de Inversiones Cuantitativas. Ubicado en Dublín, Jeremy dependerá directamente de Brian O’Reilly, director de Estrategia de Mercado de la entidad.
Según explican desde la firma, Humphries será el responsable de diseñar y gestionar nuevas estrategias cuantitativas, al tiempo que garantizará que la investigación y el análisis cuantitativo de la firma se integren en toda la gama de productos de MIFL, ampliando su filosofía de inversión. Se trata de un puesto de nueva creación con el que MIFL busca expandir sus capacidades internas de gestión de renta variable y planea ampliar el equipo cuantitativo a medio plazo.
“Estamos encantados con la incorporación de Jeremy. Se une a nosotros en un momento importante para nuestra actividad, en el que buscamos añadir estrategias cuantitativas a nuestras capacidades internas de gestión de activos junto con nuestros equipos de gestión activa de renta variable y renta fija. Jeremy cuenta con una larga trayectoria en firmas de inversión altamente cualificadas y nos ayudará a aprovechar los activos que gestionamos internamente, lo cual es una prioridad estratégica para el negocio”, ha señalado Brian O’Reilly, responsable de Estrategia de Mercado de MIFL.
Jeremy Humphries cuenta con más de quince años de experiencia en la industria de la gestión de activos. Recientemente ha trabajado para Davy Global Fund Management en Dublín como gestor de carteras. Previamente, Jeremy formó del equipo de Productos de Renta Variable Cuantitativa de Schroders en Londres durante cinco años, gestionando 45.000 millones de dólares a través de varias estrategias – incluyendo value, quality, ESG, mercados emergentes y estrategias de renta variable con reparto de dividendos.
Por su parte, Jeremy Humphries, responsable de Inversiones Cuantitativas de MIFL, ha declarado: “»Estoy muy contento de unirme a MIFL para dirigir el equipo de Inversión Cuantitativa. La firma está creciendo rápidamente, ha realizado importantes fichajes, y cuenta con la infraestructura y las capacidades tecnológicas más avanzadas del mercado. La ambición de MIFL es inigualable y estoy deseando seguir construyendo sobre el éxito que Brian y el equipo de inversiones han logrado hasta la fecha».
Según indican, MIFL tiene previsto incorporar a más profesionales de renta variable en su estrategia de inversión cuantitativa. Si bien la gestora continúa manteniendo asociaciones con gestoras best-in-class de renta variable a través de su enfoque multigestión, la firma quiere complementar esta estrategia mediante el desarrollo de sus competencias internas con el objetivo de que al menos un tercio de los activos bajo gestión esté bajo gestión interna.
Para John William Olsen, gestor del fondo M&G (Lux) Positive Impact, todas las inversiones tienen un impacto sobre las personas y el entorno. Ahora que el inversor es consciente de ello, considera que las gestoras tienen una gran oportunidad para impulsar la ISR. En esta entrevista, el gestor analiza cómo están afrontando este reto y cómo se concreta en la estrategia que gestiona.
¿Por qué cree que la inversión de impacto se ha convertido en una forma sencilla para que los inversores inviertan de forma sostenible?
La inversión de impacto implica establecer objetivos de impacto junto con objetivos de rentabilidad financiera, y cuantificar y medir estos a lo largo del periodo de inversión. Definir el impacto que se desea (o no) y construir una cartera para cumplir los objetivos permite a los inversores buscar tanto la rentabilidad financiera como alinear el capital con objetivos más amplios. De este modo, los clientes pueden poner su dinero a trabajar con un propósito.
Normalmente cuando se piensa en fondos de impacto lo relacionamos con fondos de renta variable. ¿Por qué parece ser un tipo de estrategia que encaja mejor en esta clase de activos? ¿Hay espacio para una mayor presencia de la renta fija y activos alternativos en los fondos de impacto?
Todas las partes de la cadena de inversión tienen un papel que desempeñar en lo que respecta a la inversión de impacto: desde el capital catalizador, como la financiación combinada, hasta los activos privados y, a continuación, el capital cotizado y el crédito. Algunos gestores de activos, como M&G, pueden jugar en toda esa esfera, con un enfoque de financiación de impacto de principio a fin.
La inversión de impacto está creciendo rápidamente. Las últimas encuestas de la Global Impact Investing Network estiman que el tamaño del mercado es de 715.000 millones de dólares, con un 36% del capital de impacto invertido en deuda privada y un 16% en capital privado. Aunque la mayoría de los activos de impacto se encuentran en estas dos clases de activos, la inversión de impacto en el capital público, los activos reales y la deuda pública está en aumento. Pero tanto si se trata de inversiones en activos privados en fase inicial como de inversiones públicas cotizadas, hay algunos principios cruciales para la inversión de impacto que todos los inversores deberían respetar: intencionalidad, adicionalidad, materialidad, y medibilidad.
En este sentido, ¿qué es lo más relevante?
Toda inversión de impacto debe realizarse con el propósito de obtener resultados positivos que apoyen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. La inversión debe contribuir positivamente a la resolución de un reto, invirtiendo en empresas que aporten algo nuevo, innovador y adicional para abordar ese reto. También es fundamental analizar cómo la inversión repercute materialmente en el resultado que se pretende generar. Y, por último, pero no menos importante, la medición es crucial.
En el contexto actual, y de cara a 2022, ¿qué papel pueden jugar y qué lugar van a ocupar las estrategias de impacto en la cartera de los inversores? ¿Por qué?
Queda mucho camino por recorrer en la orientación hacia una sociedad más sostenible y equitativa pero, aunque hay obstáculos e incertidumbres, hay una sensación palpable de esperanza mientras seguimos saliendo de la crisis del COVID-19. Los próximos nueve años dependen de si los líderes políticos, las empresas y los inversores pueden ayudar a impulsar el cambio para recuperarse de una manera resistente y equitativa, rediseñando el futuro y haciendo todo lo posible para alcanzar la fecha límite de la ONU para 2030. Una población cada vez más comprometida de ciudadanos preocupados también tiene un papel fundamental a la hora de adoptar un cambio de comportamiento y hacer que estos otros actores rindan cuentas. El mundo se ha comprometido a «reconstruir mejor» y debemos cumplir esa promesa. Creemos que las estrategias de inversión que abordan estos retos no harán más que ganar en importancia.
Tomando como referencia el fondo M&G – M&G (Lux) Positive Impact, vemos que invierte en unas seis áreas: ¿Por qué han elegido estas áreas?
El fondo adopta el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas e invierte en empresas centradas en seis áreas clave, que se corresponden con los ODS. Estas son: acción climática; soluciones medioambientales; economía circular; mejor salud, salvar vidas; mejor trabajo y educación; e inclusión social. Los ODS proporcionan un marco sólido y exceptuado para determinar las áreas de impacto material, y ayudan a enmarcar la medición de cómo se están logrando esos impactos positivos. Se calcula que, para 2030, la aportación de capital a los ODS podría suponer una oportunidad de inversión de 12 billones de dólares.
¿Cómo es el proceso de elección de los valores de estas áreas?
En cuanto a la construcción de la cartera, la selección comienza con un universo global de más de 4.000 valores, que se examinan inicialmente en función de criterios de liquidez mínima y de capitalización bursátil, y se excluyen las empresas que no son capaces de producir impactos positivos demostrables en la sociedad. A partir de este grupo de valores restante, el equipo selecciona una lista de vigilancia de unas 150 empresas con impacto que pueden comprarse si el momento y el precio son adecuados. Estas empresas se analizan según el “enfoque III» del equipo, que examina el caso de inversión, la intencionalidad y el impacto de una empresa para evaluar su idoneidad para el fondo. Como parte de este análisis, se puntúa a las empresas en función de estas credenciales III, y se requiere que los resultados sean superiores a la media para ser considerados dentro de la lista de vigilancia, así como el acuerdo consensuado de los méritos de una empresa por parte de todo el equipo de Positive Impact
Entiendo que las áreas en las que invierte el fondo tendrán en común que son megatendencias o, al menos, parte del crecimiento secular. ¿Qué perspectivas tienen sobre ellas?
Creemos que hay un viento de cola a largo plazo para las soluciones medioambientales y sociales. En el aspecto social, la pandemia ha puesto de relieve una serie de retos de desarrollo y ha puesto de relieve la necesidad de intensificar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En cuanto al medio ambiente, hemos asistido a un aumento de la atención prestada a la consecución de un nivel cero de emisiones y a un incremento de los «acuerdos verdes» en todo el mundo. Creemos que las empresas que ofrecen soluciones que ayudan a abordar los mayores retos sociales del mundo están bien posicionadas para las futuras décadas de crecimiento.
Siguiendo con este fondo como ejemplo, ¿cómo medís el impacto del fondo? ¿Muestra interés por esta información el inversor?
La «mensurabilidad» es uno de los principios centrales de la inversión de impacto y una característica clave para nuestros clientes; también es uno de los aspectos más desafiantes en el fondo. Esto es especialmente cierto para los inversores de impacto en los mercados de valores públicos, donde el impacto tiende a ser menos directo que en los mercados privados, por lo que la medición puede ser menos clara.
Nos centramos en el impacto concreto de cada empresa, evaluando cómo sus actividades empresariales se ajustan a los retos específicos de impacto social que hemos identificado como necesitados de inversión y susceptibles de ser invertidos por los inversores de capital público. Ponemos a prueba el propósito o la declaración de la misión de la empresa, preguntando: ¿El impacto positivo forma parte realmente del ADN de la empresa y es una parte demostrable de su estrategia corporativa? ¿O se trata sólo de buenas relaciones públicas? Evaluamos si las acciones de la empresa demuestran una clara alineación con ese propósito, y sopesamos los impactos positivos frente a los negativos, en particular excluyendo cualquier empresa cuyas actividades representen un impacto abrumadoramente negativo que contrarreste cualquier impacto positivo que pueda producir.
Comenzamos con una evaluación cualitativa de la actividad de una empresa: ¿Qué está haciendo para abordar un reto de impacto concreto y qué parte de su actividad está alineada con ese reto? Aunque esta evaluación es cualitativa, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas han proporcionado un marco más cuantitativo para los inversores, y nosotros relacionamos la actividad de cada empresa con estos objetivos. Es importante que utilicemos los 169 objetivos subyacentes para dar un mayor enfoque a este análisis.
Por último, ¿cuáles son los principales cambios que han hecho en el fondo en este último año?
Más allá de nuestro enfoque inicial III, hemos empezado a examinar los impactos de nuestras empresas a través de la lente desarrollada por el Proyecto de Gestión del Impacto (IMP), un foro para la creación de un consenso mundial sobre cómo medir y gestionar los impactos (el proyecto se convirtió en la Plataforma de Gestión del Impacto de mayor alcance este año). Esta lente se denomina «cinco dimensiones del impacto», y creemos que encaja perfectamente con nuestro propio marco III, y proporciona un medio adicional para comprender el alcance del impacto generado por nuestras empresas participadas.
¿Cómo se está preparando el fondo de cara a 2022?
Hemos orientado aún más la cartera hacia las empresas “infraatendidas» y «subatendidas», para ayudar a garantizar que los impactos que se producen son realmente adicionales y materiales, al tiempo que dirigimos la cartera hacia las empresas «C», según el sistema de clasificación «ABC» de IMP+ACT: las inversiones «A» actúan para evitar daños; las «B» benefician a las partes interesadas; y las «C» contribuyen a las soluciones. Esperamos que este cambio continúe el próximo año y los siguientes.
Nicolas Forest, responsable mundial de Renta fija de Candriam, y Céline Deroux, responsable senior de Estrategia de Renta Fija de Bonos Mundiales de la gestora, se cuestionan si son compatibles los objetivos de los bancos centrales con la estabilidad financiera en un entorno de mayor inflación.
En su opinión, tras los recientes cambios estratégicos en las políticas monetarias y las audaces respuestas para combatir la pandemia, las autoridades también están equilibrando las desigualdades derivadas de la política de flexibilización cuantitativa y su papel en la lucha contra el cambio climático. “La inflación mundial sigue siendo elevada debido a los cuellos de botella en la cadena de suministro y a la escasez de mano de obra. Dado que las presiones sobre los precios no cesan, los mercados de renta fija se han tornado más restrictivos y ya han puesto a prueba la capacidad de reacción de los bancos centrales de los países desarrollados. En concreto, Australia eliminó el límite de rendimiento que aplicaba sobre los bonos a tres años”, señalan.
Para comprender el mercado, Forest y Deroux recuerdan que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos tiene un doble mandato: esto es, la estabilidad de los precios y el pleno empleo. Hace un año, la Fed también adoptó un objetivo de inflación media flexible del 2% (FAIT, por sus siglas en inglés), que debe concordar con un mercado laboral plenamente participativo. Por tanto, la Fed puede aceptar un exceso de inflación mientras no se haya alcanzado el pleno empleo.
“En sus últimos comunicados, la institución ha reconocido que la inflación está por encima de su objetivo del 2%, pero ha calificado el exceso como transitorio, con un nivel más cercano al 2,2 % a finales de 2022. Mientras la economía estadounidense prosigue su recuperación, el banco central ha anunciado una política de normalización que consiste en reducir sus compras de activos por valor de 120.000 millones de dólares mensuales en 15 000 millones de dólares en noviembre y diciembre, con el objetivo de interrumpir las compras de bonos hacia finales del segundo trimestre de 2022. Según el gráfico de puntos (dot plot) del FOMC, las subidas de tipos deberían llegar cuando finalice el Tapering, ya que la economía estadounidense aún está lejos del pleno empleo (la participación de la población activa no ha repuntado, en parte debido a los programas de jubilación anticipada)”, resumen sobre cuál es la situación actual.
Ahora bien, ¿cuál es el resultado? Para los expertos de Candriam, tras el aumento del 6,2% interanual de los precios al consumo en noviembre, los inversores parecen ahora estar descontando aumentos de los tipos de interés por parte de la Fed antes y de forma más agresiva de lo que la institución está comunicando actualmente. “Nuestra opinión es que la Fed podría proceder a dos subidas de tipos durante el segundo semestre de 2022. Aún queda por ver cómo gestionará la Fed su balance, actualmente con una envergadura excesiva. La reducción activa de su balance podría tener lugar antes, durante o después de las primeras subidas de tipos. Por el momento, este tema no se ha abordado, pero sin duda formará parte de las futuras decisiones en materia de política monetaria, ya que podría complementar el arsenal de la Fed en su camino hacia la normalización”, afirman ambos.
El BCE: objetivo de inflación simétrica y factores climáticos
Si miramos a Europa, explican que el Banco Central Europeo (BCE) ha adoptado un objetivo de inflación simétrica y ha reforzado sus directrices a futuro. Además, la institución incluirá factores climáticos en su evaluación de la política monetaria. El BCE espera una inflación superior a corto plazo, que disminuirá durante 2022 antes de caer por debajo del objetivo del 2% en 2023. En cuanto a las compras de activos, el Programa PEPP, por valor de 1875 millones de euros, se mantendrá a un ritmo más lento y finalizará en marzo de 2022. A esto le seguirá un programa de compras de activos más flexible.
“Al igual que en EE.UU., las expectativas de un aumento del IPC europeo en torno al 4% han dado lugar a especulaciones sobre una posible subida de tipos en 2022. Esta opción ha sido ampliamente descartada por Christine Lagarde durante el último comunicado sobre decisiones de política monetaria del BCE”, añaden.
En este contexto, Forest y Deroux destacan que los mercados emergentes se desmarcan de los desarrollados: “Este enfoque paciente de los bancos centrales de los países desarrollados contrasta de forma notoria con las recientes acciones de los bancos centrales de los países emergentes. Por ejemplo, Brasil ha subido los tipos 575 puntos básicos (pb) desde principios de 2021, especialmente mediante una subida de 150 pb en octubre, su mayor movimiento en una sola reunión de los últimos 20 años”.
Por un lado, advierte de que los bancos centrales de los países desarrollados corren el riesgo de quedar rezagados, en cuyo caso podrían tener que actuar de forma agresiva si las expectativas de inflación se desanclan. Según su análisis, “la inflación representa ahora el principal motivo de preocupación para las empresas, mientras que los consumidores sufren los efectos de la subida de precios”. A lo cual añaden: “También hay que vigilar muy de cerca las presiones salariales, ya que podrían generar un bucle que podría convertir la inflación a corto plazo en una característica más permanente. Por otro lado, una respuesta agresiva a una inflación (potencialmente) transitoria podría poner en peligro la recuperación económica y precipitar una ralentización brusca en un contexto de aumento del endeudamiento tanto público como de los consumidores a escala mundial”.
En conclusión, los expertos de Candriam insisten en que los factores que impulsan la subida de los precios —en particular, los cuellos de botella en la cadena de suministro— deberían persistir durante un par de meses, mientras el envite del sector energético añade incertidumbre a la trayectoria del crecimiento. “En este contexto, la nueva capacidad de reacción de los bancos centrales se pondrá rápidamente a prueba. Únicamente el tiempo dirá si su paciencia se ha visto recompensada con un crecimiento resiliente y estabilidad financiera”, concluyen.
Generali Global Infrastructure, gestora especializada en deuda de infraestructuras, ha anunciado uno de sus principales hitos desde su fundación en 2018: haber alcanzado casi los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales. Con sede en París, la gestora centra su oferta en estrategias y soluciones de inversión innovadoras en los sectores de la transición energética, la movilidad verde, la transición digital y las infraestructuras sociales.
Un ejemplo de su propuesta de valor es, por ejemplo en 2020, el lanzamiento de dos fondos temáticos con compartimentos separados de deuda y de capital, para apoyar la recuperación europea invirtiendo principalmente en los ámbitos de la energía y la transición digital. El objetivo es alcanzar los 1.500 millones de euros de capital, con 700 millones de euros ya recaudados y parcialmente invertidos.
Además, la gestora deficiente su apuesta por la recuperación de las economías europeas. “Generali Global Infrastructure se diferencia por sus estrategias de inversión que, a través de una rigurosa selección de activos, pretende ofrecer una rentabilidad estable y predecible. Desde su creación, el equipo ha atraído cerca de 6.000 millones de euros de compromisos de capital y ha desplegado una cartera de unos 50 activos en Europa y Norteamérica. La fuerte capacidad de originación y el amplio alcance de las inversiones de Generali Global Infrastructure han sido claves para construir carteras resistentes y asegurar rendimientos atractivos para los inversores”, destacan desde la firma.
Actualmente, gestiona cerca de una docena de fondos, incluido un fondo de deuda de infraestructuras senior con un patrimonio de más de 2.000 millones de euros en junio de 2021. Este fondo ya está invertido en más del 75%, logrando un alto nivel de diversificación en los principales mercados europeos y en sectores clave como las telecomunicaciones, las energías renovables, la movilidad verde y los servicios públicos.
“Generali Global Infrastructure es ahora uno de los gestores de activos de deuda de infraestructuras más activos de Europa. Con un equipo fuertemente comprometido con la inversión responsable, nos centramos en la creación de valor a través de infraestructuras básicas y esenciales, acelerando así la transformación sostenible de nuestras economías y sociedades. Estamos especialmente orgullosos de la confianza depositada en nosotros por los inversores y de nuestra pertenencia a la plataforma de empresas de gestión de activos Generali Investments. Con el apoyo de planes de inversión europeos y estrategias de inversión adaptadas e innovadoras, estamos seguros y decididos a continuar el crecimiento activo de nuestra empresa”, ha destacado Philippe Benaroya, socio fundador y consejero delegado de Generali Global Infrastructure.