Cambios de paradigma inflacionista – Parte 1

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De cara a 2022, las perspectivas de inflación a medio plazo siguen siendo más inciertas de lo que han sido durante décadas. Esto creará posibles oportunidades y riesgos para los inversores.

En la cosmología moderna, el paradigma inflacionario se refiere a la idea de que el universo primitivo se expandió a un ritmo extremadamente rápido (exponencial) durante las primeras fracciones de segundo después de su existencia. En las últimas décadas, los físicos han debatido mucho sobre si esto es lo que realmente ocurrió1. Como veremos, estos debates también son bastante relevantes para la inflación de tipo económico.

Los mercados han estado tratando de resolver la cuestión de si los picos de precios observados tras la interrupción de la cadena de suministro podrían ser algo más que una aberración temporal, o «transitoria», como dice la Fed. A menos que se aporten bastantes detalles, cualquier afirmación de este tipo va a tener razón, en algún momento. En agosto, el presidente de la Fed, Jerome Powell, proporcionó tardíamente cinco medidas específicas que vale la pena vigilar. En la actualidad, las cinco apuntan a una inflación más alta, más amplia y quizás más sostenida de lo que la mayoría de los observadores creían probable hace un par de meses. Cada vez son más los llamamientos a la Fed para que acelere la reducción (o el tapering) de sus compras de activos a gran escala, incluso por parte del ex secretario del Tesoro Lawrence Summers2.

No es nuestra intención pelearnos con Larry Summers ni con los economistas que asesoran a Jay Powell en la Fed. Sin embargo, especialmente para los inversores que no están familiarizados con las oscuras artes de hacer previsiones económicas de forma regular, vale la pena señalar que ninguna de las partes puede estar tan segura como probablemente suene para los profanos.

En parte, esto se debe a que hay mucha incertidumbre subyacente dondequiera que se mire, como es de esperar después de una pandemia que ocurre una vez en un siglo. Es fácil decir que los suministros de madera, o los semiconductores o la producción de automóviles se ajustarán eventualmente. La microeconomía básica sugiere que es muy probable que las limitaciones sean «transitorias» en ese sentido, pero pensar en los detalles y en las implicaciones macro tiende a implicar complejidades alucinantes3

Del mismo modo, el espectacular aumento de la demanda de bienes de consumo duraderos desde el comienzo de la pandemia ha contribuido a crear graves tensiones en las cadenas de suministro mundiales4 ¿Cuánto durará? En parte, eso dependerá de las tarifas de transporte de mercancías a nivel mundial, ya que el actual contrato sindical expira el 1 de julio de 2022 para los estibadores del sur de California5.

Dicho esto, Summers tiene razón cuando afirma que las subidas de precios parecen haber dejado de estar confinadas a unos pocos sectores y, en cambio, parecen haberse generalizado. La escasez de mano de obra provocada por la pandemia ya está haciendo subir los salarios, sobre todo en los tramos de ingresos más bajos. También hay muchos indicios inquietantes, incluso en las encuestas políticas, de que los votantes están empezando a dudar de la narrativa transitoria, convirtiendo potencialmente la dinámica inflacionista en una profecía autocumplida6

Nuestros contactos con los directivos de las empresas confirman que muchos se sienten muy seguros de poder repercutir los aumentos salariales a través de la subida de los precios, al tiempo que consideran que la contratación es una limitación clave. Además, en otros países también se han registrado las tasas de inflación anual más rápidas en bastante tiempo, en parte como consecuencia del aumento de los precios de las materias primas en general y de la energía en particular.

Sin embargo, ¿hasta qué punto puede leerse con fiabilidad cualquiera de estos datos? Un poco, pero no demasiado, al menos todavía, sería nuestra respuesta. Como hemos señalado anteriormente, parte del problema es que las estadísticas económicas probablemente seguirán distorsionadas por la pandemia durante bastante tiempo7.

 Aunque hemos sido un poco más escépticos que la mayoría sobre la narrativa transitoria antes de que esta postura se pusiera de moda, ahora señalaríamos humildemente que todavía tiene algunos méritos. Una vez que la pandemia se desvanezca, la demanda de los consumidores probablemente se desplazará de los bienes manufacturados a los servicios, incluidos los viajes y el turismo, aliviando las presiones sobre las cadenas de suministro mundial de bienes. El estímulo fiscal se reducirá en Estados Unidos, incluso si se aprueba la última serie de medidas. Y los elevados precios de este año de ciertos artículos, como los coches usados o el petróleo y el gas natural, podrían resultar ser los efectos de base del próximo año, aberraciones estadísticas que distorsionan las comparaciones interanuales. Al fin y al cabo, las elevadas lecturas de la inflación en 2021 reflejaron en parte el colapso de la demanda y la caída de los precios que provocó para ciertos bienes en 2020, durante las primeras etapas de la pandemia.

De hecho, en nuestras previsiones centrales, creemos que las tasas de inflación en los mercados desarrollados se mantienen en niveles elevados durante un tiempo, con algunas variaciones entre países, pero normalmente al menos durante unos meses más. Luego, deberían empezar a descender de nuevo en el segundo semestre de 2022. En el caso de EE.UU., esperamos que la inflación alcance su punto máximo a finales del invierno o, como muy tarde, a principios de la primavera. Sin embargo, tras haber tenido que revisar al alza nuestras previsiones de inflación este año, queremos subrayar que las perspectivas de inflación siguen siendo más inciertas de lo que han sido durante décadas.

Las razones nos llevan, entre otras cosas, al paradigma inflacionario en cosmología. Los físicos de hoy en día saben claramente más sobre la inflación que su disciplina hace 40 años8, pero está mucho menos claro que los economistas lo sepan. Los modelos macroeconómicos actuales y el papel central que otorgan a las expectativas racionales no son más que una forma matemática de contar una historia clara que los economistas que vivieron la década de 1970 encontraron convincente. Si se están acercando a la «verdad» en algún sentido científico es algo tan poco claro hoy como lo era en 1979.9

Todavía no sabemos muy bien cómo se forman las expectativas de inflación, cómo han cambiado esos procesos de formación a lo largo del tiempo o cuáles son las circunstancias específicas más importantes, si es que hay alguna. Y, al menos en lo que respecta a sus propias experiencias vitales, la mayoría de los inversores y economistas actuales de los mercados desarrollados probablemente saben bastante menos que sus predecesores sobre el tema, ya que, como mucho, han experimentado un periodo de este tipo durante la década de los setenta con estancamiento, En cambio, el episodio actual podría resultar tener un mayor paralelismo con el auge inflacionista de la posguerra de julio de 1946 a octubre de 1948.10 En aquel entonces, la inflación resultó ser efímera en la economía estadounidense de posguerra, pero no antes de alcanzar un máximo de más del 20% en marzo de 194711.

 

1.Turner, M.S. (1987). Toward the inflationary paradigm: Lectures on inflationary cosmology, Fermi National Accelerator Lab (FNAL/C–87/35-A)

2.https://www.washingtonpost.com/opinions/2021/11/15/inflation-its-past-time-team-transitory-stand-down/

3.https://www.bis.org/publ/bisbull48.htm

4.Romei, V., “Global cargoes are way up on pre-pandemic levels: Few appreciate just how dramatic the rise in demand for consumer durables has been”, in Financial Times, Nov. 9, 2021, https://on.ft.com/3kmSY8x

5.https://www.bloomberg.com/news/articles/2021-11-01/west-coast-dockworkers-contract-expiry-looms-as-port-chaos-rages

6.https://fivethirtyeight.com/features/most-americans-are-afraid-of-inflation/

7.https://dws.com/insights/cio-view/cio-view-quarterly/q3-2021/sense-and-nonsense-in-pandemic-times/?setLanguage=en

8.Guth, A.; Kaiser, D.; Nomura, Y. (2014). «Inflationary paradigm after Planck 2013». Physics Letters B. 733: 112–119. https://doi.org/10.1016/j.physletb.2014.03.020

9.Even in the natural sciences, there is often an element of generational change in scientific paradigm shifts. See, in particular, Kuhn, T. (1962; 1970 ed.) The Structure of Scientific Revolutions, University of Chicago Press, and in particular the following quote (p. 151): «Max Planck, surveying his own career in his Scientific Autobiography, sadly remarked that «a new scientific truth does not triumph by convincing its opponents and making them see the light, but rather because its opponents eventually die, and a new generation grows up that is familiar with it.»

10.https://www.whitehouse.gov/cea/blog/2021/07/06/historical-parallels-to-todays-inflationary-episode/

11.https://www.bls.gov/opub/mlr/2014/article/one-hundred-years-of-price-change-the-consumer-price-index-and-the-american-inflation-experience.htm

 

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Argentina: el ancla que no fue (y los peligros de que intente serlo en el futuro)

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La brecha cambiaria entre el peso y el dólar sigue siento del principal problema de la economía argentina, y como muestran los analistas de Ecolatina, este año electoral los intentos del gobierno de establecer un ancla cambiaria fracasaron. Nuevamente, la clave está en restablecer la confianza y para ello sería esencial un amplio consenso político y un acuerdo con el FMI:

Una inflación acelerada

Con la normalización de la actividad económica y la demanda de dinero tras la etapa de restricciones más estrictas, el impacto rezagado del financiamiento monetario del déficit y la suba de precios internacionales, la inflación en Argentina se aceleró sustancialmente: pasó de promediar 3,1% en el segundo semestre de 2020 al 4,1% -con un máximo del 4,8% en marzo- en los primeros cuatro meses de este año. Ante el temprano desvío respecto de la meta oficial (29%) y los peligros de un mayor deterioro del poder de compra ante la aceleración inflacionaria en un contexto de año electoral, el Banco Central respondió modificando su estrategia cambiaria y transformó el tipo de cambio oficial en la principal ancla nominal de la economía para intentar contener la escalada de los precios.

¿El fin del ancla cambiaria?

De este modo, el dólar oficial pasó de correr casi al mismo ritmo que la inflación para quedar “anclado” en un 1,1% mensual promedio en los últimos siete meses. Sin embargo, y aun contando con la ayuda del congelamiento de precios reciente y del fuerte atraso de precios regulados (corren 10 p.p. por detrás del nivel general en el 2021, 42 p.p. desde diciembre 2019), la inflación se mantuvo en niveles muy elevados, sólo logrando bajar un pequeño escalón: del 4,1% promedio en el primer cuatrimestre del año retornó a la zona del 3% promedio de los últimos siete meses. Como consecuencia, la competitividad cambiaria cayó varios pisos: el tipo de cambio real multilateral se volvió un 17% menos competitivo en lo que va del año y el 2021 será el año de mayor atraso cambiario real de los últimos 13 años.

Esta heterogeneidad nominal, en un contexto electoral y de elevada incertidumbre, hizo eclosión en el mercado cambiario (acentuando la demanda de divisas) y el BCRA debió desprenderse de las reservas que había acumulado en la primera parte del año -en parte gracias al boom de precios internacionales y el ingreso de DEGs- para sostener la estrategia.

Finalizada la dinámica electoral, la situación del mercado de cambios oficial mostraba importantes vulnerabilidades: un elevado nivel de brecha cambiaria de casi 100% (más de 40 puntos superior a la brecha promedio del 2015), un muy limitado margen de maniobra en materia de reservas (caen un 55%/67% desde diciembre 2019 – según si se contemplan o no los DEGs ya descontando el pago al FMI de diciembre – y se dirigen a niveles mínimos históricos) y la credibilidad del Gobierno deteriorada (en noviembre el Índice de Confianza en el Gobierno de la UTDT marcó el menor nivel de los últimos dos años y cae un 26% desde la asunción del Gobierno).

En este contexto, en los últimos días la autoridad monetaria pasó de defender el ancla cambiaria sacrificando reservas a defender las reservas sacrificando el ancla: luego de los comicios se tomaron varias medidas apuntadas a apuntalar el stock de reservas (fin de las cuotas en pasajes al exterior, modificación de la PGN de los bancos, fin de la intervención en el dólar MEP) y en paralelo comenzó a acelerar el ritmo de depreciación del dólar oficial.

¿Sigue siendo “competitivo” el nivel actual del tipo de cambio real?

Durante el 2020 el tipo de cambio oficial corrió en gran medida a la par de la inflación (se apreció menos de un 3% punta a punta). Esto permitió que el tipo de cambio real multilateral (TCRM) no pierda el nivel de competitividad que recibió el Gobierno en diciembre 2019. Incluso, al analizar la evolución histórica del TCRM post-Convertibilidad, el nivel de diciembre 2020 estaba en línea con el promedio histórico, es decir, a mitad de camino: ni muy apreciado, ni muy depreciado. Lamentablemente, el atraso electoral afectó la competitividad cambiaria en 2021. Pero, a pesar del deterioro del 2021, se argumenta que el mismo sigue ubicándose en niveles competitivos: ¿lo sigue siendo?

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Si bien desde la salida de la Convertibilidad a la fecha en casi un 80% del tiempo el TCRM fue más competitivo que el actual, el nivel de hoy se ubica en torno al promedio de la última década y 40% por encima del nivel mínimo alcanzado en 2015. Asimismo, si solo contemplamos años de cepo recientes (2012-2015 y el período vigente), el nivel actual del TCRM está en línea con el promedio de dichos años. Entonces, a pesar del retraso que el tipo de cambio oficial tuvo contra la inflación en 2021, pareciera que aún se cuenta con “colchón” cambiario. Sin embargo, este “colchón” puede continuar erosionándose por dos motivos.

En primer lugar, porque a pesar de la reciente aceleración del ritmo de depreciación, el dólar oficial continúa corriendo muy por detrás de los precios, por lo que la estrategia actual sólo reduce la velocidad del deterioro de la competitividad cambiaria, pero no lo interrumpe. En segundo lugar, porque incluso aunque se detenga la apreciación en 2022, en el electoral 2023 podrían volver a surgir presiones e incentivos para volver a utilizar al dólar oficial como ancla nominal.

Si esto último ocurriese, ¿es suficiente el colchón? Aún si el Banco Central lograse mantener el nivel actual del TCRM estable durante todo el 2022, si nuevamente se viera políticamente obligado a repetir el atraso del 2021 en el 2023, prácticamente se agotaría por completo la competitividad cambiaria ganada en años recientes: se arribaría a un TCRM tan solo un 13% superior al de diciembre 2015. En este escenario podría ponerse en jaque a la competitividad real del tipo de cambio y condicionando el superávit externo actual.

Conclusiones

Para reducir las tensiones cambiarias actuales, frenar con la pérdida de competitividad cambiaria real -e incluso intentar recomponerla- es condición necesaria, pero no suficiente. La brecha del orden del 100% sigue siendo uno de los principales problemas a resolver en materia cambiaria: la misma refleja la incertidumbre a corto y mediano plazo, potenciando las expectativas de devaluación y la consecuente demanda de divisas para cobertura.

En este sentido, restaurar la credibilidad con un amplio consenso político respecto del rumbo económico de los próximos dos años y alcanzar un acuerdo con el FMI que aleje la probabilidad de entrar en una situación irregular de deuda son insumos necesarios para apuntalar la confianza, despejar la incertidumbre y descomprimir tanto el frente financiero como la demanda de divisas para cobertura, que en última instancia son factores los que empujan la brecha cambiaria. Estos elementos son además insumos necesarios que la actual trayectoria cambiaria que el BCRA intenta administrar pueda ser llevada a cabo sin sobresaltos.

 

 

¿Es seguro ganar…?

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“No se puede intervenir en la realidad que no podemos observar”

Ya nos acercamos al cierre del año 2021. Seguramente poco nos acordaremos de aquellas predicciones que, a esta misma altura de un año atrás nos apurábamos por leer y retener. Quizás un criterio sería entonces, en base a la información disponible concreta y presente, intentar poner el acento más en los aspectos preventivos que predictivos. La misma dinámica de acontecimientos tan acelerados hace que las predicciones sean cada vez más complejas de establecer y sostener.

Observando el devenir de los mercados financieros aún en pandemia, podemos intentar un camino descriptivo. Las dos corrientes genéricas de análisis siempre fueron, los fundamentos y lo técnico. Haciendo una muy breve aproximación a la temática, el primero, pone foco en el valor de un activo relacionado con registros financieros, métricas y modelo de negocios. Mientras que el segundo, hace foco en el precio de un activo, vinculado con un período de tiempo determinado y se expresa en gráficos.

Al análisis fundamental y técnico, hoy se agrega un nuevo, significativo y determinante aporte, la síntesis algorítmica, es el aporte de la inteligencia artificial, que, en base a relevamiento de datos unificados de los silos de almacenamiento, concluye y determina decisiones operativas. Incluso en las redes sociales, en especial vía Twitter, corre información que suele impactar en los precios y tendencias. O acaso, pasa desapercibido cada nuevo comentario/tweet de Elon Musk…? Recientemente S&P Dow Jones lanzó dos nuevos índices: el S&P 500 Twitter Sentiment Index y el S&P 500 Twitter Sentiment Select Equal Weight Index. En ambos casos se mide el impacto de las conversaciones en twitter en los índices bursátiles y financieros. Pasamos de la inside information a la social media information, en tiempo real.

En tal sentido es interesante destacar el crecimiento de personas que en estos últimos años inician operaciones a través de brokers online. Es muy elocuente la accesibilidad para ello, con tecnologías muy amigables a tal fin. Sería necesario aportarles a esos millones de nuevos inversores, una base mínima de conocimientos para así poder gestionar su dinero, con un criterio de responsabilidad y mayor cobertura posible.

Aquello que sí podemos afirmar de manera predictiva es el enorme crecimiento de los criterios ESG (environmental, social, governance) que refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo, ASG en español.  Cada vez cobra mayor relevancia que las empresas cotizantes en mercados puedan mostrar y demostrar el impacto de sus actividades respecto medio ambiente, respecto al entorno social y  la comunidad, que incluye los aportes a la “economía plateada”. También refiere al modo de gestionar temática de inclusión, diversidad de género, transparencia de información pública, ratio de clima interno.

Del lado de los inversores crece la corriente de inversión sostenible y responsable (ISR), tanto para el espacio retail, como para los gestores de fondos. En virtud de los aspectos mencionados es que cada día cobran mayor relevancia  y crecen algunos criterios de mediciones.

Tal el caso del Global Reporting Initiative (GRI), que de modo independiente propone el primer estándar mundial de lineamientos de empresas respecto a su aporte a la sostenibilidad del negocio, desde su desempeño económico, ambiental y social.

Es muy importante incorporar en el aspecto social, aquella mirada referida a la “economía plateada” o “silver economy”. Desde el punto de vista demográfico en el mundo en general y en Latam en particular, ya se conoce el crecimiento sostenido del segmento social de mayores de 60 años, que requieren ser integrados productivamente, sea como clientes o sea como inversores y ser foco de políticas de alfabetización financiera y alfabetización digital. Quizás el cambio de paradigma respecto al siglo pasado es, pasar del criterio para personas mayores de 60 como nuevos actores en su capacidad de aportar, de dar, de colaborar, de apoyar a los más jóvenes y a toda la comunidad en su conjunto. La experiencia aplicada, es un capital que necesitamos convertirlo en gestión, en innovación, en proyectos asociativos.

Está muy claro que en los mercados financieros en nuestros días, no es seguro ganar, se requiere de buen asesoramiento y buen apoyo profesional, se requiere de conocimientos,  también tener muy claro los objetivos a cumplir, si se trata de fondos que disponemos por plazo corto, mediano o largo, si se trata de acumular capital para nuestra etapa de retiro, si se trata de conservar fondos y defenderlos de la inflación, si se trata de ahorro por goteo, para determinar cuánto especulamos, cuándo especulamos, dónde especulamos, con qué instrumento especulamos…  Como sea lo hagamos es prioritario ya reconocer el carácter de sustentabilidad de las empresas cotizantes en bolsas.

Cuando hablamos de sustentabilidad, expresamos: “satisfacer necesidades presentes, sin comprometer necesidades futuras”.

En el libro “Un pequeño empujón” de Richard Thaler y Cass Sunstein, podemos leer en su epílogo:” Racionalidad limitada. Ya hemos señalado que, cuando las cosas se complican, los humanos pueden empezar a hacer tonterías, lo que nos lleva a un aspecto de la crisis financiera que no ha recibido la atención que merece: el mundo financiero se ha hecho mucho más complejo en las últimas dos décadas”. Me permito expresar que en los recientes tres años, su complejidad es aún mayor.

Que logres cumplir tus objetivos financieros para 2022¡!

 

Ernesto R. Scardigno

Asesoramiento y coaching en Finanzas Personales,

Protección Familiar y Planificación Patrimonial.

Ahorro para etapa de retiro

PAS Matriculado SSN

ICF Membership

Magíster en Políticas Públicas

 

 

 

 

HSBC lanza un plan para eliminar la financiación de las centrales de carbón y la minería del carbón térmico

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Pixabay CC0 Public Domain. HSBC Launches a Thermal Coal Phase-out Policy

HSBC ha presentado su nueva política para eliminar gradualmente la financiación de la energía de carbón y la minería de carbón térmico para 2030 en los mercados de la UE y la OCDE, y en todo el mundo para 2040. 

En reconocimiento de la rápida disminución de las emisiones de carbón necesaria para cualquier camino viable hacia 1,5°C2 , HSBC ha decidido dejar de financiar a los clientes cuyos planes de transición no sean compatibles con su objetivo de cero emisiones para 2050. El plan se basa en la política actual de HSBC que prohíbe la financiación de nuevas centrales eléctricas de carbón y de nuevas minas de carbón térmico; ampliando el enfoque para impulsar la eliminación progresiva del carbón térmico existente. 

“La política de eliminación progresiva del carbón térmico, que se revisará anualmente en función de la evolución de la ciencia y de las orientaciones reconocidas internacionalmente, es una parte clave de la ejecución de la ambición del banco de octubre de 2020 de alinear sus emisiones financiadas -las emisiones de gases de efecto invernadero de su cartera de clientes- a cero neto para 2050 o antes”, explica la entidad en su comunicado.

En concreto, se han establecido objetivos a corto plazo para ayudar a impulsar resultados medibles antes de las fechas de eliminación. Por ejemplo, en 2022 se publicará un objetivo de emisiones financiado por la ciencia para reducir las emisiones de la energía de carbón de acuerdo con una trayectoria de 1,5°C. HSBC también tiene la intención de reducir su exposición a la financiación del carbón térmico en al menos un 25% para 2025 y pretende reducir dicha exposición en un 50% para 2030, utilizando su informe del Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (TCFD) de 2020 como referencia. La financiación de carbón térmico que quede después de 2030 solo se referirá a clientes con activos de carbón térmico en mercados no pertenecientes a la UE ni a la OCDE, y se eliminará por completo en 2040. HSBC informará anualmente sobre el progreso en la reducción de la financiación del carbón térmico en su Informe y Cuentas Anuales. 

En este sentido, la entidad se compromete a trabajar con los clientes afectados y esperará que formulen y publiquen planes de transición para finales de 2023 que sean compatibles con su objetivo de cero emisiones para 2050. Según indican, los planes de transición de los clientes se evaluarán anualmente, basándose en una serie de factores que incluyen: el nivel de ambición para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; la claridad y credibilidad de la estrategia de transición, incluyendo cualquier tecnología de reducción propuesta; la adecuación de la divulgación y la consideración de los principios de transición justa. 

Queremos estar en el centro de la financiación de la transición energética, especialmente en Asia. Aquí es donde podemos tener el mayor impacto para ayudar al mundo a alcanzar su objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C. Tenemos una larga historia y una fuerte presencia en muchos mercados emergentes que dependen en gran medida del carbón para la generación de energía. Nos comprometemos a utilizar nuestras profundas relaciones para asociarnos con los clientes de esos mercados y ayudarles en la transición hacia alternativas energéticas más limpias, seguras y baratas en las próximas décadas. La lucha contra el cambio climático es una prioridad estratégica para HSBC, nuestros inversores y nuestras partes interesadas”, ha indicado Noel Quinn, director general del Grupo.

Por su parte, Celine Herweijer, directora de Sostenibilidad del Grupo, ha añadido: “Tenemos que abordar los problemas más difíciles para cumplir nuestro compromiso de cero emisiones, y para un banco global como HSBC, con una presencia significativa en las economías emergentes que dependen del carbón y que están en rápido crecimiento, la eliminación progresiva del carbón es una prioridad. La capacidad de Asia para hacer la transición a la energía limpia a tiempo hará que el mundo pueda evitar el peligroso cambio climático. Aunque nuestras fechas de eliminación del carbón y los objetivos provisionales se basan en la ciencia, necesitamos un enfoque que reconozca las realidades actuales de Asia. La transición sólo tendrá éxito si las necesidades de desarrollo se abordan conjuntamente con los objetivos de descarbonización. Nuestros clientes en Asia se encuentran en puntos de partida diferentes a los de sus homólogos de la UE y la OCDE, con más obstáculos en materia de infraestructuras, recursos y políticas, pero muchos han declarado un gran interés y ambición por invertir en la transición y diversificar sus negocios. La buena noticia es que las energías renovables de coste marginal cero, el aumento de los precios del carbono y una contracción terminal de la demanda de carbón son factores que les ayudan a diversificar”. 

El aumento de la riqueza proporciona una plataforma sólida para el crecimiento de EE.UU.

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La economía estadounidense se ha recuperado notablemente bien del colapso inicial de la actividad provocado por la pandemia, dice un informe de ING Bank.

La economía es ahora alrededor de 1,4 puntos porcentuales más grande que antes de comenzar y, aunque todavía hay millones menos de puestos de trabajo, el repunte del empleo también es impresionante.

Sin embargo, a pesar de todo el daño económico, los datos de flujo de fondos de hoy de la Fed muestran que la riqueza de los hogares ha aumentado en 29,4 billones (o trillions en idioma anglosajón) desde fines de 2019 y, de hecho, ha aumentado 35,5 billones desde el punto más bajo del primer trimestre de 2020.

Los activos no financieros, principalmente bienes raíces, pero también automóviles, joyas y equipos, ahora totalizan 48,6 billones de dólares frente a 40 billones a fines de 2019. Mientras tanto, los activos financieros suman 114 billones, frente a 93,4 billones en 2019, un aumento del 22% en 21 meses.

Dentro de los activos financieros, las categorías más grandes son acciones corporativas y fondos mutuos (42,6 billones) fondos de pensión y vida (32,9 billones), capital de pequeñas empresas (14,4 billones) y depósitos a plazo y de ahorro (10,7 billones).

Los balances de los hogares nunca han sido más sólidos

Es cierto que la mayoría de los aumentos de riqueza se habrán producido en hogares con mayores ingresos y ya ricos, ya que habrán invertido mucho en las clases de activos «ganadoras».

La mayor contribución a las ganancias de riqueza financiera provino de las acciones corporativas y los fondos mutuos debido principalmente a la recuperación del apetito por el riesgo y al alza de los mercados de acciones gracias a un estímulo sin precedentes de la Fed y del gobierno. Las mismas razones llevaron a buenos resultados para los fondos de pensiones y seguros de vida. Por el contrario, el valor de las tenencias de títulos de deuda ha disminuido debido a que los bajos rendimientos llevaron a los inversores a vender.

Además, los hogares con mayores ingresos y más ricos gastan proporcionalmente más en servicios y «experiencias» como viajes, salir a comer, teatro y cine, cosas que las medidas de contención de COVID-19 han evitado. En consecuencia, es probable que hayamos visto un aumento significativo en el ahorro no planificado entre este grupo con el dinero invertido en varios activos financieros y físicos.

También hubo un aumento sustancial de la riqueza en efectivo, cuentas corrientes y depósitos de ahorro. Dadas las tasas de interés tan bajas que se pagan sobre los saldos, podemos decir con seguridad que esto se debió abrumadoramente a que las personas pusieron cada vez más dinero en estas cuentas: 3 billones de dólares desde el primer trimestre de 2020 y 3,4 billones desde el cuarto trimestre de 2019.

Los hogares de menores ingresos también se habrán beneficiado en cierta medida con los cheques de estímulo del gobierno de 1.200, 600 y 1.400 combinados con beneficios de desempleo extendidos y mejorados que contribuyeron a aumentos significativos en los ingresos familiares durante los últimos 18 meses.

Esto se puede ver en el cuadro a continuación con las barras naranjas que representan el aumento de ingresos de los cheques y las barras grises que representan los beneficios por desempleo ampliados.

Un documento del NBER (Buró Nacional de Investigación Económica, según sus siglas en inglés) calculó que el 69% de los beneficiarios de prestaciones por desempleo en realidad ganaban más dinero estando desempleados que cuando estaban trabajando.

El beneficiario medio recibió el 134% de su compensación previa después de impuestos. Es alentador que ahora estamos viendo un crecimiento positivo de los ingresos a partir de sueldos y salarios más altos y, con suerte, esto significará que los ingresos pueden seguir aumentando a pesar de la reducción de las prestaciones por desempleo adicionales.

Más municiones para gastar

Dado que el crecimiento del empleo parece resistente y un aumento de los ingresos cada vez más evidente a medida que las empresas compiten por el personal, las perspectivas para el gasto de los consumidores siguen siendo positivas. La evidencia actual de una mayor acumulación masiva de riqueza solo se suma a la munición de gasto potencial del sector doméstico, lo que nos da más confianza en que la economía de EE.UU. puede expandirse en más del 4% en 2022.

HSBC Uruguay emitió Notas de Crédito Hipotecarias en UI por el equivalente a 19,8 millones de dólares

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El banco HSBC Uruguay colocó la segunda serie de su segundo programa de emisión de Notas de Crédito Hipotecarias en unidades indexadas (UI) por el equivalente a 19,8 millones de dólares a través de la Bolsa Electrónica de Valores de Uruguay (BEVSA).  

Los fondos obtenidos de la colocación serán destinados por el HSBC a la financiación de créditos hipotecarios para la construcción o adquisición de viviendas.

La serie de Notas de Crédito Hipotecarias suscrita a través del procedimiento de licitación de BEVSA, recibió una demanda total de 272 millones de UI (unos 31,6 millones de dólares) para los UI 170 millones ofrecidos, a un precio medio de 100,49, con un máximo de 103,58 y un mínimo de 93,40.

La emisión se realizó en dos tramos: uno mayorista competitivo inicialmente por el 90% de la emisión, unos 153 millones de UI (17,8 millones de dólares), con adjudicación mediante sistema inglés, donde a cada orden se le adjudica el precio que ofrece hasta completar el monto a emitir. El precio de las ofertas presentadas en ese tramo determinó un precio de 101,94 para la colocación en el tramo minorista no competitivo, que finalmente no tuvo demanda, por lo que asignó la totalidad de la emisión en el tramo competitivo.  

De esta forma, la adjudicación de los 170 millones de UI se realizó en el tramo mayorista con un precio medio de 101,81, y un precio mínimo adjudicado de 100,67, determinando en promedio una tasa interna de retorno efectiva anual para el inversor del 2,95%anual en UI.

La colocación realizada bajo el segundo programa de emisión de Notas de Crédito Hipotecarias de HSBC tiene un plazo de 25 años contados desde el día de la emisión. La tasa de interés de la emisión de la serie II es de 3,09% anual, calculado a partir del nodo de 15 años de la curva en UI (CUI) del décimo día hábil anterior a la emisión más 25 puntos básicos, y se amortizará el capital en 50 pagos semestrales, iguales y consecutivos. El programa recibió la calificación de riesgo AAAsf (uy) por parte de Fix SCR Uruguay Calificadora de Riesgos SA.

“Realizamos en el día de ayer la quinta colocación de Notas de Crédito Hipotecarias en unidades indexadas en el mercado local; en esta oportunidad por un equivalente a 19,8 millones de dólares y a 25 años de plazo. Los fondos obtenidos de esta colocación se destinarán a la financiación de créditos para vivienda. Agradecemos el apoyo de BEVSA y la confianza que los inversores continúan depositando en nuestra institución. Desde hace más de 20 años estamos comprometidos con el crecimiento del país y con los uruguayos que confían en nosotros para concretar el sueño de la casa propia”, comentó Geoffrey Fichte, Gerente General de HSBC en Uruguay.

“Una vez más tenemos la satisfacción de aportar el ámbito para la colocación y operativa de una herramienta como las notas de crédito hipotecarias que permiten canalizar fondos de mercado para brindar a los uruguayos la posibilidad de tener una vivienda”, afirmó Eduardo Barbieri, gerente general del BEVSA.

 

Ninety One: “La volatilidad crea una gran cantidad de oportunidades en las valoraciones de la renta fija emergente corporativa”

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Victoria Harling Ninety One
Victoria Harling, responsable de deuda emergente corporativa en Ninety One. Victoria Harling, responsable de deuda emergente corporativa en Ninety One

En el último trimestre de 2021, los mercados de deuda corporativa emergente han experimentado un repunte de la volatilidad impulsado en gran medida por la mayor incertidumbre en torno a la situación macroeconómica global. Aunque esta mayor volatilidad también viene determinada en parte por la situación individual de cada uno de los países y los cambios en materia de política monetaria que están siendo anunciados.

Por otro lado, en opinión de Victoria Harling, responsable de deuda emergente corporativa en Ninety One y principal gestora de la estrategia Ninety One Emerging Markets Corporate Debt, también existen otros factores positivos que están influyendo en la deuda corporativa emergente como la sincronización en la reapertura de las economías tras la irrupción de la pandemia y otros indicadores adelantados de crecimiento que se irán materializando en 2022.

Otro aspecto para considerar es la poca visibilidad que se tendrá debido a que se esperan una serie de elecciones en los mercados emergentes en el transcurso del año. Así, la deuda corporativa emergente se verá afectada por las expectativas de voto de los electores y por los nuevos gobiernos, creando más volatilidad, en particular en la región de América Latina.

La calidad de sus fundamentales va en aumento

La deuda corporativa emergente ha sorprendido gratamente con la solidez de los balances de sus empresas en los últimos años. Sus beneficios han sido impresionantes y, en todo caso, su apalancamiento ha disminuido de forma significativa. Las buenas noticias son que la tendencia de fortalecimiento de los fundamentales continúa.

Recientemente, los resultados de las empresas han revelado un panorama general de retorno de los beneficios a niveles más normales tras los resultados récord de finales de 2020. Esto ha ayudado a que las métricas de apalancamiento vuelvan a caer a los niveles de 2015. Con unos márgenes elevados y un fuerte crecimiento de los beneficios, muchas empresas entrarán en 2022 con unas bases muy sólidas.

Además, el incierto panorama está pesando en el apetito de las empresas por el gasto de capital y la expansión, reforzando su capacidad para soportar futuros vientos en contra. Esto ha llevado a muchas empresas a mejorar su calificación crediticia. Junto con las bajas tasas de impago globales, el resultado es un entorno favorable para los tenedores de bonos.

Los riesgos y oportunidades

El motor dominante ha sido la reacción del mercado a la evolución de la política en China. Aunque a lo largo de este año se ha prestado mucha atención a la evolución de la deuda corporativa en el gigante asiático -en concreto, al impacto del endurecimiento de la normativa y a la liquidez en el sector inmobiliario-, esta atención se ha intensificado en las últimas semanas, con un aumento de los diferenciales de los bonos corporativos inmobiliarios chinos hasta sus niveles históricos más amplios en la última década, durante el mes de noviembre.

A pesar de ello, el mercado de deuda corporativa de los mercados emergentes en su conjunto se ha mostrado notablemente resiliente; el índice CEMBI de JP Morgan sigue subiendo en el año, con un estrechamiento de los diferenciales en todas las categorías de calificación crediticia en el momento de redactar esta nota. Esto subraya la profundidad y la amplitud de un mercado que ofrece a los inversores un conjunto de oportunidades muy diversas.

Las perspectivas económicas mundiales para 2022 parecen relativamente positivas. A medida que la pandemia mundial se convierte en una enfermedad endémica, el desarrollo de vacunas y nuevos medicamentos para combatir el virus debería ayudar al mundo a volver a un estado más normalizado, proporcionando un telón de fondo relativamente positivo para el crecimiento y la actividad.

Sin embargo, muchas facetas de la vida aún no han vuelto a la normalidad, y las secuelas de la pandemia han provocado trastornos en las cadenas de suministros y escasez de recursos, que están impulsando el crecimiento de la inflación. Aunque Ninety One espera que las presiones inflacionistas se reduzcan con el tiempo, existe una gran incertidumbre sobre el momento en que se producirá y es probable que varios factores se mantengan a medio plazo.

La inflación: factores e incertidumbre

Una de las fuentes de perturbación en las cadenas de suministros que está provocando subidas en la inflación es el carácter de reinicio y parada que se está viviendo con la reapertura y cierre de las economías con el receso y avance de la pandemia. Este fenómeno puede persistir en el corto y medio plazo. Además, es probable que el retraso asociado a la crisis del transporte marítimo y de los contenedores tarde muchos meses en desaparecer antes de que se resuelva y se reduzcan las presiones inflacionistas.

Otro motor que fomenta la inflación y sobre el que se tiene una visibilidad limitada es el mercado laboral a nivel global. El cambio de mentalidad de los trabajadores que han optado por abandonar la mano de obra tras la pandemia ha creado presiones inflacionistas en los salarios y escasez de capital humano. A medida que pase el tiempo, se podría ver una mayor disposición por parte de las personas que han abandonado la mano de obra para regresar a la población activa, pero hay poca visibilidad al respecto.

Por último, el creciente impulso de los compromisos gubernamentales para reducir las emisiones de carbono ha provocado algunas presiones inflacionistas en los costes de la energía, que podrían seguir siendo elevados a medida que las nuevas tecnologías tarden más en ponerse en marcha y la producción de combustibles fósiles se reduzca, lo que provocará un desequilibrio entre la oferta y la demanda.

Aunque en Ninety One ven posible que los cuellos de botella en las cadenas de suministro se suavicen, cuanto más tiempo pase y la incertidumbre permanezca en torno al ritmo de crecimiento nominal y real, mayor será el riesgo de que la inflación se afiance. Esta incertidumbre está haciendo que la Reserva Federal de Estados Unidos sea reacia a subir los tipos de interés hasta que haya una mayor claridad sobre el alcance y el momento en que se disipen estos vientos en contra. Por lo tanto, en Ninety One creen que el riesgo de que la Fed realice un cambio brusco en su política monetaria es limitado.

Dicho esto, si la economía estadounidense vuelve a crecer plenamente y la Fed confía más en la persistencia de un mayor crecimiento, se esperarían unos tipos de interés más altos y mayores rendimientos en todo el mundo de la renta fija. En un entorno así, en Ninety One creen que el universo de la deuda corporativa de los mercados emergentes -con su menor duración y sus mayores diferenciales que el crédito de los mercados desarrollados- también ofrece un atractivo potencial de rentabilidad ajustada al riesgo dentro del universo de la renta fija.

Lo anterior, unido a los sólidos fundamentos de esta clase de activos, lleva a la gestora a pensar que el nuevo año anunciará un entorno favorable desde la perspectiva de los inversores en deuda corporativa de los mercados emergentes.

Los riesgos soberanos

La pandemia ha cambiado el equilibrio político de muchas conversaciones. Los gobiernos de todo el mundo están teniendo que adoptar políticas más populistas y de izquierdas en respuesta a la demanda de sus electores. Esto ya ha traído mucho riesgo de titulares a los mercados emergentes este año, y con ello, la volatilidad de los precios de los activos a medida que el clima político se vuelve menos amigable para el mercado.

En Ninety One esperan que este riesgo siga siendo elevado en 2022, especialmente en América Latina, donde las próximas elecciones están dando lugar a una retórica que socava la prudencia fiscal. En otros países, como Turquía, la vulnerabilidad externa sigue siendo elevada.

Sin embargo, los mercados ya han absorbido gran parte de este nuevo riesgo y se ha observado que tanto las primas de riesgo de las acciones como los diferenciales de los bonos corporativos se han ampliado, ya que los titulares relacionados con la política en países como Brasil y China han provocado volatilidad en los mercados renta fija y variable emergentes. Esta revalorización en algunos segmentos del universo de la deuda corporativa emergente ha creado valoraciones atractivas para los bonos de algunas empresas y ha aumentado el número de oportunidades de valor relativo que los gestores activos tratarán de aprovechar en 2022.

El posicionamiento de cara a 2022

El equipo gestor de Ninety One busca aprovechar las oportunidades de valor relativo que se presentan en el mercado de crédito corporativo de los mercados emergentes, centrándose en los fundamentales a medio plazo y buscando fortaleza en los balances que no esté siendo debidamente valorada en los mercados.

Teniendo esto en cuenta, la gestora ve importantes oportunidades en China, ya que los temores de una recesión parecen exagerados y la flexibilización de las políticas podrían estar ayudando a mitigar los vientos adversos macroeconómicos. Según Ninety One, el error de valoración más pronunciado se está viendo en el sector inmobiliario de China, representando un importante potencial para captar alfa tanto por la sobreponderación del sector como por el posicionamiento dentro del mismo. También buscan aprovechar las oportunidades de descuento generalizadas que se derivan del efecto contagio a otros sectores en China, especialmente entre los bonos con calificación BBB.

Por otra parte, en Ninety One siguen sobreponderados en América Latina, concretamente en Brasil, donde creen que las primas de riesgo son excesivas en relación con la fortaleza en los fundamentales de las empresas en las que invierten. Este error de valoración se debe a la preocupación por el deterioro de la disciplina fiscal de Brasil y las próximas elecciones. Por eso, en Ninety One se centran especialmente en las empresas de materias primas no energéticas, donde esperan que la demanda y los precios sigan siendo elevados.

Desde el punto de vista sectorial, se centran en los sectores cíclicos, como los metales básicos, la industria y el consumo, al tiempo que mantendrán una infraponderación en el sector financiero debido a su correlación con el entorno macroeconómico y soberano, que podría estar sujeto a titulares políticos negativos. Siguen infraponderando el sector del petróleo, dada la disminución de la demanda de inversiones en combustibles fósiles y el carácter típicamente de larga duración del sector (alta sensibilidad a las subidas de tipos). En la misma línea, esperan aumentar su exposición a los bonos verdes y a las empresas más limpias que ofrecen a los países la posibilidad de hacer la transición hacia una menor huella de carbono, ya que esperan que la demanda de estos bonos siga siendo muy fuerte.

En términos más generales, si bien les complace poseer bonos de una mayor duración cuando las curvas son pronunciadas, buscarán cubrir el riesgo de tipos de interés si ven mayores posibilidades de subidas de estos a medida que se acerca 2022. Intentarán proteger sus estrategias en caso de que se vean riesgos de un cambio general hacia rendimientos más altos en el universo de la renta fija.

En resumen, en Ninety One tratarán de obtener rendimientos adoptando su enfoque habitual de inversión: adoptando una perspectiva ascendente y buscando oportunidades de valor, impulsadas por sus fundamentales, en todas las curvas de rendimiento, calificaciones y países.

Más concentrada, sostenible y con mayor presencia del inversor retail: así ha madurado la industria europea de fondos

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Pixabay CC0 Public Domain. Más concentrada, sostenible y con mayor presencia del inversor retail: así ha madurado la industria europea de fondos

La Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés) ha publicado la decimotercera edición de su informe sobre la gestión de activos en Europa, que ofrece un análisis en profundidad de las tendencias recientes en el sector de la gestión de activos en Europa, centrándose en el lugar donde se gestionan los fondos de inversión y los mandatos discrecionales en Europa. 

Según los datos que recoge el informe, el total de activos bajo gestión en Europa alcanzó los 28,4 billones de euros a finales de 2020. “A pesar de la fuerte corrección del mercado en marzo de 2020, los activos gestionados aumentaron un 5,2% en 2020 tras el fuerte repunte hacia finales de año. Esta tendencia continuó durante 2021 y, a finales de septiembre de este año, los activos bajo gestión alcanzaron la cifra estimada de 31,3 billones de euros”. 

Gráfico 1 AUM

Por regiones, la gestión de activos en Europa se concentra principalmente en seis países, que son responsables de casi el 85% de la actividad de gestión de activos que tiene lugar en Europa. Según Efama, esto se explica por la presencia de grandes centros financieros en esos países. Pese al Brexit, el Reino Unido es el mayor mercado europeo de gestión de activos, seguido de Francia, Alemania, Suiza, Países Bajos e Italia. Los Países Bajos deben su quinta posición en la clasificación al tamaño del sector holandés de fondos de pensiones profesionales.

Países AUM

 

Una tendencia clara de la industria europea durante estos últimos años es el fuerte crecimiento de los fondos de inversión sobre los mandatos discrecionales. En concreto, los activos de los fondos de inversión representaban 15.371 millones de euros, es decir, el 54% del total a finales de 2020. En cambio, la parte de los activos de los mandatos discrecionales respecto a los activos bajo gestión suponen el 46% y asciende a 13.052.000 millones de euros. “La mayor proporción de la renta variable en la asignación de carteras de los fondos de inversión en comparación con los mandatos discrecionales, combinada con la fuerte subida de los mercados bursátiles durante el periodo 2012-2017, es la principal razón que explica esta evolución”, explican desde Efama. 

En segundo lugar, y como ya se venía viendo en los últimos años, la inversión ESG se ha consolidado en Europa. “La introducción del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) en marzo de 2021 tuvo un gran impacto en la industria europea de gestión de activos. Aunque no era la intención de los reguladores, el SFDR provocó la aparición de dos categorías distintas de fondos: los fondos del artículo 8, con características de sostenibilidad, y los fondos del artículo 9, con objetivos de sostenibilidad”, explican. Desde Efama destacan que la gestión de los fondos del artículo 8 y 9 está repartida de forma desigual en la Unión Europea. A finales del primer trimestre de 2021, el 75% de los fondos del artículo 8 se gestionaban en solo tres países europeos: Francia (36%), Suecia (22%) y los Países Bajos (17%). 

La organización espera que esta situación evolucione dado el crecimiento y el dinamismo de la inversión ESG. “Los gestores de activos se han convertido en contribuyentes clave a la transición hacia una economía sostenible al incorporar factores ESG en sus procesos de inversión y participar en actividades de administración más eficaces y asertivas. A finales del primer trimestre de 2021, los gestores de activos en Europa aplican un enfoque de inversión ESG a unos 11 billones de euros de activos, de los cuales unos 6 billones de euros (o el 55%) se gestionan en fondos de inversión, y 5 billones de euros en mandatos discrecionales”, señala el documento en sus conclusiones. 

Gráfico ESG 3

Inversores y asignación de activos

El informe también analiza la otra cara de esta industria: sus clientes. Según explica, el mercado europeo de fondos tiene dos pilares básicos de inversores: retail e institucionales (principalmente planes de pensiones, aseguradoras y otros clientes institucionales). El porcentaje de activos bajo gestión en manos de clientes retail ha crecido sustancialmente durante 2020 dado el gran apetito que los inversores han mostrado por los instrumentos para invertir en el mercado de capitales. En este sentido, según Efama, “otra de las tendencias observadas es el aumento constante de la proporción de otros clientes institucionales, como fundaciones, organizaciones benéficas, sociedades de cartera o grandes empresas. Esto se observa en la mayoría de los grandes centros europeos de gestión de activos”. 

Por ahora, los clientes nacionales son, con diferencia, los principales clientes del sector europeo de la gestión de activos. Sin embargo, el informe muestra que la importancia de los clientes extranjeros no ha dejado de crecer en los últimos años, pasando del 26% en 2017 al 31% a finales de 2020. Esta evolución está en consonancia con uno de los objetivos clave de la Unión de Mercados de Capitales (UMC) de la UE: una mayor integración de los mercados de capitales nacionales en un auténtico mercado único.

Por último, se ha producido un interesante cambio en la asignación de activos. Según Efama, a finales de 2020, los activos de renta fija representaban el 40% de las carteras de inversión gestionadas por los gestores de activos en Europa, frente al 31% de los activos de renta variable y el 7% de los activos del mercado monetario y equivalentes de efectivo. El resto de la cartera (23%) estaba formado por otros activos, como infraestructuras, fondos de cobertura, productos estructurados y capital riesgo. 

“En los últimos años, impulsada por las subidas generales de los mercados bursátiles mundiales, la parte de la renta variable cotizada en la asignación de activos de los gestores aumentó hasta el 31%. La proporción de otros activos, como las infraestructuras, los fondos de cobertura, los productos estructurados o el capital privado, también aumentó de forma constante, ya que los inversores que buscan rendimiento se dirigieron a estos activos más ilíquidos. A pesar de estas tendencias, los instrumentos de renta fija siguen siendo el tipo de activo predominante. Esto refleja la importancia de los clientes institucionales, que consideran los bonos como instrumentos seguros para preservar el capital y generar ingresos”, indican. 

Gráfico Asset Allocation

Frente a los resultados de este informe, Tanguy van de Werve, director general de Efama, destaca el papel que están desempeñando los gestores de activos ahora. “Ponen a trabajar los ahorros de los ciudadanos europeos, financian la innovación y desempeñan un papel fundamental en la transición hacia una economía sostenible. Como tales, son una fuerza a tener en cuenta cuando se trata de lograr la Unión de Mercados de Capitales de la UE, la digitalización y los objetivos ESG”, concluyen.

Los inversores profesionales ven en los ETFs una solución líquida, sostenible, temática y práctica para invertir en renta fija

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Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores profesionales ven en los ETFs una solución líquido, sostenible, temática y práctica para la renta fija

¿Qué opinan los inversores profesionales sobre los ETFs? Según el resultado del Estudio Global sobre ETFs de 2021 elaborado por JP Morgan AM, este vehículo de inversión ha demostrado ser resistente incluso durante los momentos de mercado más turbulentos. El documento, en el que han participado 373 profesionales inversionistas en 18 países, con responsabilidad sobre inversiones en ETFs valoradas en 347.000 millones de dólares, se pone de manifiesto algunas de las principales tendencias de esta industria como, por ejemplo, los ETFs de gestión activa o el crecimiento de los vehículos pasivos de inversión ESG.  

“En la primavera de 2020, en el punto álgido de la volatilidad del mercado, la mayoría de los observadores siguieron de cerca si se producía una dislocación entre los ETFs y sus participaciones subyacentes. La feliz conclusión fue que el mecanismo operado por los creadores de mercado y los participantes autorizados para ajustar el inventario de los ETFs en función de la oferta y la demanda demostró ser un amortiguador fiable para moderar el impacto de los movimientos de los grandes inversores”, destaca Jean-René Giraud, fundador y CEO de TrackInsight, en la carta de presentación del estudio. 

Esta reflexión explica, en opinión de Giraud, que, por segundo año consecutivo, la liquidez haya sido considerado el principal criterio que los encuestados tienen en cuenta a la hora de seleccionar los ETFs, lo que refleja la importancia de la parte «negociada» de los «fondos cotizados». “El modelo de ETF ha demostrado ser fundamental para la aparición de un nuevo mundo de inversión digital más rápido y dinámico, creando un entorno fértil para la continua convergencia de los fondos de inversión y los ETF a medida que la industria avanza hacia un modelo basado en la distribución estructurada en torno a vehículos cotizados. Tal vez como consecuencia del aumento del trabajo a domicilio, la crisis también ha provocado un renacimiento de la inversión autodirigida, ya que el dinero minorista volvió a los mercados con fuerza”, añade.

En este sentido, la estudio muestra que “la fuerte liquidez que proporcionaron los ETF en el contexto de volatilidad provocada por el COVID-19 en 2020, unida al conocimiento por parte de los proveedores sobre los mecanismos de la fijación de precios en estos fondos, ha hecho que se dispare la proporción de encuestados para los que la liquidez supone una ventaja de los ETFs”, indican desde la gestora.

Gráfico jP confianza

De la liquidez a las nuevas tendencias: temáticos, gestión activa y ESG

Entre las conclusiones de la encuesta, destaca que las asignaciones a renta fija han crecido rápidamente. Según explican: “La capacidad de los ETFs de proporcionar acceso líquido y eficiente desde un punto de vista de costes a carteras diversificadas de bonos es un aspecto que los encuestados aprecian cada vez más, y los ETFs de renta fija están creciendo para convertirse en la segunda mayor clase de activo en el espacio de los ETFs”.

Por otro lado, la encuesta confirma desde la óptica de los inversores profesionales las tendencias en las que las gestoras ya están trabajando. La primera es la mayor apuesta por los ETFs de gestión activa. Según indican desde JP Morgan AM, aunque los ETFs de gestión activa siguen siendo un segmento relativamente pequeño del mercado global de ETFs, el porcentaje de encuestados con exposición a este tipo de fondos se ha incrementado del 31% en 2019 al 54% en 2020. “Este repunte refleja el aumento de la demanda de estrategias activas, tanto para impulsar la diversificación de la cartera y el potencial de alfa, como para reducir costos”, indican. 

En segundo lugar, los encuestados confirman que los fondos temáticos se están generalizando. “Las posiciones en fondos temáticos han aumentado considerablemente desde 2020 y todo apunta a que seguirán haciéndolo en los próximos dos a tres años, ya que los encuestados asignan más activos a los temas de tecnología y medio ambiente en particular”, apuntan las conclusiones del estudio. 

Gráfico JP morgan temáticos
Por último, la encuesta recoge que la ESG es la principal apuesta de los inversores institucionales. Los activos ESG se triplicaron en 2020 hasta los 174.000 millones de dólares, impulsados por la entrada récord de capitales por 87.000 millones de dólares, una tendencia que seguirá aumentando, ya que el 48% de los encuestados afirman que prevén incrementar al menos un 5% su exposición a ETFs ESG. “Sin embargo, la falta de consistencia en los parámetros ESG sigue dificultando las comparaciones entre fondos”, advierten desde JP Morgan AM.

La ESG y la cooperación internacional: los retos pendientes

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Pixabay CC0 Public Domain. globo

Esta ha sido una década sorprendente para las inversiones sostenibles. Hemos asistido a la confluencia de acciones por parte de empresas, individuos y responsables políticos. Estos últimos han sido especialmente activos en los últimos tres años y el creciente poder de la regulación es un completo cambio de juego para la sostenibilidad, y para los datos sostenibles en particular. El famoso Reglamento de Divulgación Financiera Sostenible (SFDR, por sus siglas en inglés) es un listón cada vez más alto, no sólo para la divulgación, sino también para la disciplina y el enfoque relativos a los marcos sostenibles.

Durante los últimos dos o tres años, la atención se ha centrado principalmente en una sola dimensión: el medio ambiente y, en particular, el clima. Sin embargo, la crisis sanitaria ha demostrado el papel clave del pilar social y cómo las tres dimensiones -medio ambiente, social y gobernanza- están interconectadas, por lo que requieren un enfoque global. Esta ha sido siempre una convicción en DPAM.

La carrera hacia las emisiones cero no es solo una declaración 

Casi todos los países se han comprometido a lograr la neutralidad de carbono en las próximas décadas. Esto tiene consecuencias económicas y financieras. En primer lugar, significa una retirada completa de los combustibles fósiles para 2050 y un agresivo proceso de descarbonización. En segundo lugar, supone un coste de inversión estimado en más de 5 billones de dólares al año hasta 2030, lo que requiere una financiación considerable.

Los últimos 5 años han sido años récord en cuanto a los llamados bonos verdes y emisiones similares. Esto es sólo un comienzo. Estos instrumentos deberían emitirse masivamente en los próximos años. Proporcionarán una mayor diversificación a los mercados. Ya sea atraídos voluntariamente por estos instrumentos o empujados por la normativa, los inversores son propensos a comprar activos «verdes» cuyas valoraciones empiezan a mostrar algunos signos de fuerte demanda.

De hecho, la taxonomía europea, entre otras cosas, impulsa a los inversores a comprar los valores que les permitan mostrar los mejores índices de alineación con los dos primeros objetivos del cambio climático (mitigación y adaptación). Los siguientes cuatro objetivos se han redactado recientemente.

A modo de recordatorio, la taxonomía pretende aportar claridad sobre lo que debe considerarse verde y ayuda a reasignar el capital hacia actividades económicas y empresas que contribuyan a los objetivos medioambientales alineados con la taxonomía.

Aunque las ambiciones de los países son importantes, para que tengan éxito deben lograrse a escala mundial. En este sentido, los resultados de la COP 26 no fueron tranquilizadores. «Una COP de los países ricos para los países ricos», como han afirmado varios expertos, y con un importante desfase entre las declaraciones oficiales de la primera semana y las conclusiones de la segunda.

Esto ha creado un contexto de desconfianza entre los países y, en particular, entre las economías desarrolladas y las emergentes, sin precedentes que las próximas conferencias tendrán que resolver rápidamente. La guerra por el liderazgo climático entre China y Estados Unidos ya está creando algunas tensiones geopolíticas. El fracaso de la COP 26 en varios puntos esenciales para la cooperación internacional y la desconfianza entre los estados reforzará dichas tensiones.

¿Qué pasa con el frente social y de gobernanza?

El impacto de la regulación en cuanto a los requisitos sociales y de gobernanza ha sido bastante limitado por el momento, especialmente en la valoración.

En el ámbito social, la atención sigue centrada en la compleja consideración de los derechos humanos a lo largo de la cadena de valor, el famoso deber de diligencia aplicado por Francia y el Reino Unido. Sin embargo, el primer borrador de la Taxonomía Social se publicó el verano pasado, y promete debates animados y ciertamente subjetivos sobre su aplicación.

Lo mismo observamos en materia de gobernanza: las garantías mínimas que deben aplicarse desde el punto de vista reglamentario refuerzan el escrutinio de los incidentes y escándalos a los que pueden enfrentarse los emisores. Además, el paso de la primacía de los accionistas a la gobernanza de los stakeholders sitúa en primer plano la noción de «misión» de la empresa hacia la sociedad. Esto ha abierto la puerta a interesantes debates sobre el frágil equilibrio de todo este microcosmos.

Los 5 mensajes clave para 2022 

1. El mercado con criterios ASG ha crecido muy rápidamente en los últimos 5 años hasta convertirse en una tendencia dominante. No hay razón para que se detengan los importantes flujos de activos sostenibles de los últimos trimestres. El seguimiento de estos flujos es clave en la gestión de las carteras.

2. La regulación está ahí para apoyar estos flujos; la SFDR, en particular, es un elemento de cambio para reciclar los activos de inversión en soluciones de inversión con criterios ASG.

3. La demanda está entonces claramente en aumento. Por el lado de la oferta, el universo de activos verdes sigue siendo relativamente pequeño, con sesgos geográficos y sectoriales. Esto podría pesar en la valoración. Es imperativo que el universo crezca para evitar la saturación de los riesgos de inversión. Las carteras gestionadas activamente pueden marcar la diferencia.

4. A raíz de las recientes valoraciones más elevadas, podría cuestionarse la posible valoración errónea de los denominados activos ASG y la correlación positiva entre los ASG y los resultados financieros. Dada la diversidad de enfoques sostenibles, la respuesta no siempre es sencilla. Sin embargo, un reciente análisis del Centro Stern de Negocios Sostenibles de la Universidad de Nueva York y de Rockefeller Asset Management confirmó la correlación positiva y/o neutra entre los criterios ASG y los resultados financieros. El consenso del mercado se basa en que los criterios ASG pueden conducir a un rendimiento superior.

5. Por último, el problema de los datos es un desafío bien conocido. El SFDR y la Taxonomía, en particular, han cambiado las reglas del juego de la inversión y los datos de criterios ASG. Las necesidades de los inversores han pasado de las evaluaciones subjetivas de los proveedores de datos ASG a los datos brutos objetivos directamente de las empresas. El mundo financiero necesita datos adecuados, fiables y con visión de futuro para tomar decisiones de inversión apropiadas, totalmente alineadas con la agenda política 2030-2050. Por ello, el anuncio de la Fundación de las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS) y de la creación del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB) ha sido bien recibido por los mercados. Esto desarrollará una base global completa de normas de divulgación de la sostenibilidad para el mercado financiero, lo cual es un paso prometedor en la dirección correcta.

 

Tribuna de Ophélie Mortier, estratega de Inversión sostenible en DPAM.