Las megatendencias son las potentes fuerzas socioeconómicas, medioambientales y tecnológicas que definen nuestro planeta. La digitalización de la economía, la rápida expansión de las ciudades y el agotamiento de los recursos naturales de la Tierra son solo algunas de las tendencias estructurales que transforman la manera de gobernar países, dirigir empresas y vivir la vida. A continuación, Pictet Asset Management expone siete temas de megatendencias que están ayudando a conformar nuestro futuro para el próximo año y los siguientes.
1. El enfoque en seguridad alimentaria
Las recientes interrupciones en la cadena de suministro (y las consecuentes estanterías vacías en los supermercados) han puesto de relieve el tema de la seguridad alimentaria. La tecnología agrícola avanzada y la logística mejorada son clave para alimentar con éxito a una población global en constante crecimiento en un contexto de cambio climático.
En primer lugar, existe una responsabilidad de producir más alimentos a nivel local, lo que genera múltiples beneficios como un suministro más fiable, la reducción de los residuos y de la huella de carbono y una trazabilidad mejorada. También reduce la presión sobre la disminución de los recursos como el suministro de agua dulce y las tierras cultivables. En interior, las explotaciones agrícolas verticales suponen un gran área de crecimiento, ofreciendo la perspectiva de alimentos locales de calidad en zonas con espacio reducido o condiciones climatológicas difíciles. Por ejemplo, la empresa dedicada a la agricultura vertical Kalera está lista para lanzar este año una nueva mega explotación en Singapur con la intención de cultivar unos 500 000 kg de vegetales de hoja verde anualmente como parte de los planes del país insular de proporcionar el 30 % de sus necesidades nutricionales en 2030 (frente al 10 % actual).
Las explotaciones tradicionales también están incorporando los últimos avances científicos que nos han dado la capacidad de adaptar los cultivos al medio ambiente y de mejorar los valores nutricionales. Por su parte, el uso de la cadena de bloques puede ayudar a impulsar los rendimientos de las cosechas y optimizar las cadenas de suministro, así como a aumentar la transparencia sobre la procedencia de nuestros alimentos. El gigante minorista francés Carrefour es uno de los pioneros en este sentido y su objetivo es ampliar el uso de la cadena de bloques a unos 300 productos frescos este año, siguiendo y rastreando su recorrido desde las explotaciones hasta las tiendas.
Existe una responsabilidad de producir más alimentos a nivel local, lo que genera múltiples beneficios como un suministro más fiable, la reducción de los residuos y de la huella de carbono y una trazabilidad mejorada.
También ha aumentado el apetito por servicios de alimentos directos al consumidor y, de hecho, por casi cualquier producción de alimentos de nueva generación y modelo logístico que pueda acortar las complejas cadenas de suministro globales y reducir el riesgo de problemas logísticos, deterioro y contaminación.
2. La reinvención de la madera
La madera fue uno de los primeros materiales dominados por la humanidad y ha sido usada en la construcción durante más de 10 000 años. Hoy en día, ha optado a una segunda oportunidad gracias a sus credenciales de sostenibilidad. El gobierno local de París, por ejemplo, ha ordenado que cualquier edificio con una altura inferior a ocho plantas construido para los Juegos Olímpicos de 2024 debe estar construido íntegramente en madera. Por su parte, Francia en su conjunto prevé ordenar que, a partir de este año, todos los edificios públicos estén hechos al menos en un 50 % en madera u otros materiales naturales. Es probable que el “Pacto Verde” Europeo y otras iniciativas de recuperación frente al coronavirus centradas en sostenibilidad aceleren el cambio. Por su parte, los impuestos sobre el carbono pueden hacer la madera más asequible.
La madera ya cuenta con muchos beneficios a la hora de recomendarla. La madera es un material seguro contra incendios y puede emplearse para ofrecer resistencia al fuego de hasta dos horas. También se quema y carboniza a un ritmo lento y uniforme, a diferencia de ciertos metales como el acero, que puede fundirse de forma rápida e impredecible una vez que alcanza la temperatura crítica y puede causar derrumbamientos estructurales repentinos.
Por su parte, la tecnología está mejorando en esencia. Mientras que la construcción en madera antiguamente se limitaba a casas unifamiliares o pequeños edificios multifamiliares, los edificios de altura media o incluso de gran altura ahora pueden erigirse casí íntegramente en madera empleando madera contralaminada (CLT), un panel de madera hecho de tablones encolados entre sí a partir de un único tronco. Estable y resistente, la CLT se emplea en la prefabricación de madera maciza, suelos y otras estructuras que pueden ensamblarse de forma mucho más rápida en el lugar de construcción, lo que reduce costes y emisiones, siendo la madera más ligera, pero con la misma capacidad de resistencia que otros materiales de construcción y con un impacto mucho menor en el medio ambiente.
Se prevé que el mercado mundial de CLT crezca desde los 670 millones de dólares actuales hasta los 2300 millones de dólares en 2025, un incremento anual del 15 % aproximadamente (1).
Y el potencial de la madera no está limitado a la construcción, sino que también puede emplearse en envases, textiles, ingredientes alimentarios y productos de higiene. Por último, además de su uso como material, la madera es esencial para el almacenamiento de carbono, una característica que resulta cada vez más valiosa.
3. El boom de baterías
El mundo está evolucionando hacia fuentes de energía más sostenibles. Esto, a su vez, significa que necesitamos más y más baterías para todo, desde alimentar vehículos eléctricos hasta almacenar electricidad renovable.
Las previsiones indican que la entrada del vehículo eléctrico alcanzará el 50 % a nivel global (hasta el 79 % en Europa) en 2030 (2). Esta cantidad de coches requerirá unos 4000 GWh de baterías de litio, es decir, 25 veces más de lo que se necesita hoy en día (3).
Por su parte, se espera que el mercado de almacenamiento de baterías a gran escala se multiplique por 20 en 2030 según un nuevo análisis de Blomberg New Energy Finance. Esto es necesario para suavizar la producción de electricidad de un creciente número de plantas eólicas y solares en todo el mundo, cuya expansión a su vez está fomentada por ambiciosos compromisos climáticos y políticas gubernamentales favorables en países entre los que se incluyen EE. UU., China, India, Australia, Alemania, Reino Unido y Japón.
Las baterías también se necesitan como base para un creciente mercado de soluciones solares y de almacenamiento en tejados para propiedades residenciales y comerciales.
Con tal fuerte demanda prevista, la tecnología está centrada en fabricar baterías más pequeñas, más ligeras y más económicas, así como en explorar la posibilidad de abandonar el litio para acercarse a otros materiales, incluidos el magnesio o incluso el oxígeno. Tal investigación podría obtener un nuevo impulso a lo largo del próximo año debido al aumento del precio de litio.
4. Los riesgos cibernéticos
La pandemia ha desencadenado un análisis más profundo de las prácticas laborales en todo el mundo, con un gran giro hacia el trabajo a distancia al menos durante parte del tiempo. Esto plantea oportunidades en el mundo digital, en particular mediante la inversión en servicios en la nube y en la consiguiente necesidad de cada vez más centros de datos. Sin embargo, también supone sus propios desafíos, sobre todo para la ciberseguridad.
Conforme la migración hacia la arquitectura informática en la nube se acelere, cada vez más empresas adoptarán arquitecturas de seguridad “zero trust” (confianza cero) para controlar el acceso de usuarios a servidores en la nube. Durante el próximo año se producirá un aumento en el uso de la autenticación de dos factores y la biometría. Por su parte, es probable que las VPN (redes privadas virtuales) queden desfasadas a medida que los ciberataques dejen al descubierto su vulnerabilidad. Los analistas del sector también están cada vez más preocupados por el crecimiento de los llamados “deepfakes” (ultrafalsos) que, gracias al poder del aprendizaje automático, pueden simular jefes o compañeros de trabajo en llamadas de vídeo o audio.
5. La vida en el metaverso
La informática espacial ya nos ofrece asistentes virtuales domésticos y aplicaciones de movilidad compartida. Esto permite a los jugadores de videojuegos convocar a los gules en el salón de sus casas y a los compradores probarse la ropa en probadores digitales. Luego, imaginemos trabajar, comprar y socializarse como avatares en un rico mundo digital y tridimensional que se superpone al nuestro. Bienvenidos al metaverso, un entorno virtual compartido donde los mundos físico y digital confluyen gracias a la realidad virtual y la realidad aumentada (RV y RA), ofreciendo una sensación de inmediatez e inmersión.
Durante años, los molestos cascos auriculares, una conectividad pobre y la falta de un contenido aceptable contuvieron el crecimiento de estas tecnologías. Los avances en la banda ancha móvil 5G y los teléfonos inteligentes están cambiando esa tendencia. Al mismo tiempo, la pandemia ha hecho que el público se abra más a la interacción en línea. El concepto está cobrando especial fuerza entre la Generación Z: la generación nacida entre finales de la década de 1990 y principios de la de 2010, que ahora representa un tercio de la población mundial.
Las grandes empresas tecnológicas están tomando nota. Microsoft acaba de anunciar sus planes de adquirir Activation Blizzard, el creador de los juegos “Call of Duty”, asegurando que esto “jugará un papel fundamental en el desarrollo de plataformas de metaverso”, mientras que la empresa matriz de Facebook ha sido rebautizada como “Meta”. El mercado global del metaverso podría crecer alrededor de 800 000 millones de dólares para mediados de la década de 2020, según una investigación de Bloomberg. Ello incluirá hardware (como gafas de realidad virtual), software (para compras, socialización, educación y trabajo), capacidad y estructura de la nube (mejores redes con ancho de banda aumentado y latencia reducida).
6. Diagnóstico, por favor
El diagnóstico también ha tenido un papel protagonista a raíz de la pandemia de la COVID-19. La pérdida del sentido del olfato y el gusto rápidamente se identificaban como indicadores clave del virus. Es importante destacar que, sin embargo, esa percepción no surgió de los médicos, epidemiólogos ni investigadores. Surgió de ordenadores que recolipaban y procesaban datos de millones de personas a través de la aplicación ZOE.
Y eso es solo una muestra de todas sus posibilidades de aplicación. El potencial de la IA en diagnósticos va mucho más allá de la pandemia. Tras examinar miles de exploraciones con imágenes, las máquinas han aprendido a identificar el cáncer de mama con una precisión comparable a la de los radiólogos expertos humanos. Tales técnicas también podrían abrir la posibilidad de efectuar diagnósticos en lugares donde existen escasos médicos o ninguno, particularmente en ubicaciones remotas y países en vías de desarrollo.
Algo que resulta fundamental ya que un diagnóstico temprano significa que el tratamiento puede empezarse antes, mejorando las perspectivas de los pacientes y reduciendo el riesgo de propagación de la enfermedad. Los gobiernos, que se enfrentan al envejecimiento de la población y a presupuestos ajustados, están observando cada vez más estos beneficios e invirtiendo consecuentemente. Reino Unido, por ejemplo, ha asignado 248 millones de libras esterlinas al Servicio Nacional de Salud Británico este año con el fin de invertir en tecnología para pruebas diagnósticas, revisiones y escáneres.
7. La contaminación por sustancia perfluoroalquilada y polifluoroalquilada (PFA, por sus siglas en inglés)
Las PFAS son una “mágica” sustancia química elaborada que se utiliza en una multitud de objetos domésticos y productos industriales, desde sartenes con revestimiento antiadherente, bolsas de palomitas para microondas e hilo dental, hasta tejidos resistentes al agua y las manchas, espumas contra incendios y sistemas de tratamiento de aguas residuales. Su popularidad se debe, en parte, a su durabilidad. Pero también es su mayor punto débil, por el que se está despertando una consciencia a nivel mundial cada vez más sensible respecto al medio ambiente. Las PFAS nunca se rompen.
Los gobiernos están empezando a tomar medidas drásticas respecto a esta sustancia química. La responsabilidad consistirá en eliminar la contaminación existente (por ejemplo, con carbono activado), así como en desarrollar alternativas más ecológicas a las PFAS. Este último punto es particularmente urgente en la UE, donde se prohibiran unas 200 PFAS a partir del próximo año, una regulación para la que los fabricantes deberán estar preparados. En la industria del envasado de alimentos, por ejemplo, se están realizando actualmente experimentos con bambú, hoja de palmera y estucado con arcilla.
Tribuna de Hans Peter Portner, gestor senior y responsable del equipo Thematic Equities en Pictet Asset Management.
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Anotaciones:
(1) Transparency Market Research
(2) UBS Q-Series, “EVs shifting into overdrive” (marzo de 2021)
(3) Bloomberg New Energy Finance
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