Mediolanum International Funds Limited (MIFL) refuerza su equipo de inversiones de renta fija con dos nuevas incorporaciones. Según ha informado la plataforma europea de gestión de activos del Grupo Mediolanum, ha nombrado a Dermott Aspell gestor senior de renta fija, y a Marco Meijer gestor de carteras de renta fija.
Dermott Aspell se incorporará al equipo de gestión de carteras multigestor de la firma y reportará al responsable del área, Bish Limbu. La principal responsabilidad de Dermott será construir y gestionar las carteras multigestor de renta fija de MIFL, y colaborará al mismo tiempo con el equipo de research.
Aspell procede de Goodbody, una de las gestoras líderes de Irlanda, donde fue responsable de selección de inversiones. Anteriormente, trabajó en Pioneer Investments, HBV Credit Advisors y en el Banco de Irlanda. Dermott acumula más de 22 años de experiencia en estrategias de renta fija, retorno absoluto y renta variable.
Respecto a Marco Meijer, se incorpora a la firma como gestor de carteras dentro del equipo de inversiones de renta fija. Como nuevo responsable de las carteras de renta fija gestionadas internamente, reportará directamente a Charles Diebel, actual responsable de renta fija en MIFL. Meijer será responsable de la gestión de carteras de mercados emergentes de la firma, y se centrará específicamente en el análisis de deuda soberana.
Meijer se une procedente de BNP Paribas, donde ocupó el cargo de estratega senior de tipos de interés europeos desde 2018. Anteriormente, Marco fue gestor de carteras senior en Pioneer Investments durante casi 10 años y había trabajado también en JP Morgan, Susquehanna y Commerzbank Securities. Marco cuenta con más de 25 años de experiencia en inversión en renta fija y trading.
“Los nombramientos de Dermott y Marco aportan a MIFL cerca de 50 años de valiosa experiencia profesional en mercados financieros; ambos profesionales cuentan con una reconocida trayectoria en el ámbito de la renta fija, y estamos encantados de contar con ellos. Nuestra misión es atraer continuamente al mejor talento del mercado. Estamos comprometidos a desarrollar y ampliar nuestra experiencia interna para impulsar el rendimiento, expandir oferta de inversión y apoyar a nuestros distribuidores”, ha indicado Christophe Jaubert, Chief Investment Officer en MIFL.
Estos nuevos nombramientos se producen poco después de la incorporación a MIFL de Jeremy Humpies como responsable de Inversión Cuantitativa. Según explica la firma, el crecimiento de las capacidades en renta fija, tanto en soluciones multigestor como en valores directos, está alineada con su objetivo estratégico de ampliar su oferta de inversión, mejorar las competencias de selección e internalizar los activos bajo gestión, en beneficio de los distribuidores y clientes finales de la plataforma.
Wellington Management, una de las mayores compañías independientes de gestión de activos a nivel mundial, ha anunciado su intención de abrir una oficina de representación en Madrid para consolidar su compromiso con la región.
Según ha explicado la firma, con la apertura de su sucursal que aún está pendiente de autorización por parte de la CNMV, persigue reforzar su presencia en Iberia en vista del crecimiento experimentado en los últimos años y el continuo interés por sus estrategias. En este sentido, abrir una sede en Madrid representa un paso más en su plan estratégico para expandir su presencia en Europa, con el objetivo de acercarse a sus clientes y proporcionar un mejor servicio a nivel local. En la última década, ha abierto sucursales en Fráncfort, Zúrich, Luxemburgo y Milán.
La compañía pretende registrar la sucursal bajo el nombre Wellington Management Europe GmbH, Sucursal en España, que contará con Álvaro Llavero, Portfolio Manager, como representante legal de la sucursal. El equipo estará compuesto de profesionales de la inversión desarrollo de negocio, como Alonso Pérez-Kakabadse, Portfolio Manager; Erich Stock, Managing Director y Head of Southern Europe Distribution, y Andrés Pedreño Gil, Sales Manager. Este equipo estará al frente de gestionar la relación con los clientes actuales e incrementar la presencia de Wellington en toda la península.
A raíz de este anuncio, Erich Stock ha comentado: “Queremos acercarnos a nuestros clientes para fortalecer estas relaciones y seguir forjando otras nuevas. Confiamos en que nuestra experiencia y nuestro abanico de soluciones de inversión sean bien recibidos en el mercado local y sirvan para satisfacer las necesidades presentes y futuras de nuestros clientes. Esperamos ampliar nuestro equipo local con el tiempo y una vez que contemos con la autorización de apertura de la oficina”.
Por su parte, Andrés Pedreño Gil ha añadido: “Llevamos trabajando con clientes en la península ibérica desde 2004.En los últimos años, hemos expandido nuestra base de clientes con soluciones de inversión innovadoras a través de estrategias de renta variable, renta fija, multiactivo y, más recientemente, inversión sostenible y estrategias alternativas”.
Entramos en el quinto día del conflicto armado iniciado por Rusia en Ucrania. Los principales países occidentales ya han respondido, en mayor o menor medida, a través de la herramienta de las sanciones. Su intención es ahogar el músculo financiero y económico del Kremlin. Estas medidas han sido tildadas de “urgentes”, “masivas” y “contundentes” por sus promotores, pero según la valoración de los expertos todavía habría margen para endurecerlas. Eso sí, advierten de que el conflicto y las sanciones también impactarán el crecimiento mundial.
«Se espera que la respuesta en forma de sanciones por parte de Occidente sea contundente, pero es difícil calibrar el impacto hasta que veamos su alcance total. También hay incertidumbre respecto a la respuesta rusa a estas. Pesarán en el crecimiento futuro, aunque Rusia es una economía relativamente difícil de castigar, ya que no depende del capital extranjero, es un acreedor externo neto, tiene necesidades de financiación externa netas negativas, una política fiscal disciplinada, un reducido endeudamiento público y una política monetaria ortodoxa. Además, Rusia es un importante exportador de petróleo, gas, metales industriales, metales preciosos, fertilizantes y materias primas blandas como los cereales. Las exportaciones rusas en estas categorías representan a menudo una parte significativa del suministro mundial”, explica Tom Wilson, responsable de renta variable de mercados emergentes de Schroders.
Según el análisis que hace Garrett Melson, estratega de Natixis IM Solutions, ya hemos visto la mayor parte de la presión vendedora. “Históricamente, las incursiones y las escaladas militares han demostrado ser un caso de vender la acumulación y comprar la invasión. En otras palabras, el clásico libro de jugadas de vender el rumor y comprar la noticia, en el que los inversores reducen el riesgo cuando los rumores y la incertidumbre abundan, para comprar poco antes o después de la escalada real. Estos acontecimientos suelen tener muy poco impacto fundamental en las economías más amplias, a menos que se produzcan a una escala global mucho mayor”, explica.
Otra historia será el impacto en la inflación. Wilson señala que las sanciones que afectan al comercio pueden producir un aumento de los precios de las materias primas a nivel mundial, lo que provocaría una estanflación y causaría problemas económicos. “Esto puede resultar especialmente grave para Europa, dada su dependencia del gas ruso. La amenaza de sanciones no parece haber disuadido la incursión rusa. Sin embargo, una invasión puede impulsar una respuesta por parte de Occidente más sólida y sostenida de lo esperado. Puede ser que la OTAN haya redefinido sus objetivos y que la intervención rusa desencadene un notable aumento de la presencia de la OTAN en Europa del Este”, añade.
El estratega de Natixis IM Solutions matiza en que el conflicto supone el mayor riesgo para los importadores netos de energía y, por tanto, tiene el potencial de pesar sobre la demanda europea si los precios de la energía siguen siendo firmes y suben. “Sin embargo, EE.UU. sigue siendo un exportador neto de crudo y está relativamente aislado de la economía mundial desde una perspectiva de exportación más amplia. Por ello, es probable que el conflicto tenga poco impacto en la economía estadounidense y en las multinacionales de ese país”, insiste sobre la posición ventajosa de la economía estadounidense.
El papel de los bancos centrales
Según los analistas, otra de las claves del impacto de las sanciones a Rusia y de este conflicto pasa por los bancos centrales que se enfrentan a un dilema: se verán obligados a elegir entre continuar con la normalización de su política monetaria o pisar el freno y no subir los tipos de interés hasta que la situación se calme. Según Silvia Dall’Angelo, economista senior del negocio internacional de Federated Hermes, desde el punto de vista de la política monetaria, este conflicto implica un mayor deterioro de los ya complicados equilibrios entre crecimiento e inflación a los que se han enfrentado los bancos centrales, lo que hace que las próximas decisiones sean especialmente difíciles.
En este sentido, explica: “En el entorno actual de inflación ya elevada y de preocupación por los efectos secundarios, es probable que los bancos centrales sigan retirando estímulos monetarios. Pero los riesgos de crecimiento a la baja derivados del contexto geopolítico hacen que probablemente procedan de forma gradual y cautelosa. Además, el impacto de la crisis en la política monetaria variará según los distintos bancos centrales. Mientras que la Reserva Federal parece estar más aislada, el BCE y el Banco de Inglaterra se enfrentan a una situación más difícil, dado que Europa es un importador neto de productos energéticos y depende de Rusia para el gas y, en menor medida, el petróleo. En general, es justo decir que la crisis aumenta el margen de error de las políticas de los bancos centrales”.
Para la gestora Loomis Sayles, del grupo Natixis Investment Managers, los bancos centrales mantendrán inicialmente su hoja de ruta, pero que se enfrentan a un riesgo de estanflación, que les podría obligar a adaptar sus estrategias. “Es importante destacar que actualmente no vemos que la situación descarrile el endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales a nivel mundial. A largo plazo, opinamos que el conflicto probablemente creará un entorno de decisiones de política monetaria más complejo, ya que los bancos centrales se enfrentan a los riesgos de una posible estanflación. Los bancos centrales podrían tener que adaptar sus estrategias en consecuencia”, indican.
“Por el momento, no esperamos que el riesgo geopolítico impida que la Fed suba los tipos de forma constante en 25 puntos básicos en cada una de sus próximas reuniones. Además, creemos que la incertidumbre geopolítica reduce las probabilidades de una subida de 50 puntos básicos en marzo. El Banco Central Europeo (BCE) podría estar ante una situación diferente. La crisis podría tener un efecto negativo más fuerte en el crecimiento europeo que en el estadounidense, y la inflación no es tan elevada como en Estados Unidos”, añade François Rimeu, estratega senior de La Française AM, centrándose en las dos principales instituciones monetarias.
De hecho, a finales de la semana pasada, Ayer, Robert Holzmann, miembro del BCE, declaró que “el conflicto de Ucrania puede retrasar la retirada de estímulos”, lo que indica que el BCE está dispuesto a adoptar una postura menos restrictiva si es necesario. “Las consecuencias en los mercados financieros dependen obviamente de la evolución del conflicto, por lo que hemos hecho algunas suposiciones: se evitará tanto las fuertes sanciones a Rusia como una gran crisis energética a largo plazo en Europa. Supondremos que la situación seguirá siendo muy tensa, con un frágil equilibrio entre Rusia y la OTAN, al menos por el momento”, añade Rimeu.
Según estima Robert Lind, economista de Capital Group, a la luz de los riesgos al alza de la inflación, “espero que el BCE siga adelante con su intención de poner fin a sus compras de activos y considere la posibilidad de aumentar los tipos de interés. Pero es probable que proceda con cautela ante la extrema incertidumbre en torno a los precios de la energía”
¿Cómo son las sanciones?
En opinión de los expertos de Schroders, las medidas que han presentado Estados Unidos y otros aliados occidentales han sido de naturaleza relativamente limitada, pero explica que ahora se está trabajando en sanciones más severas. “Las sanciones de EE.UU. incluyen medidas contra dos bancos rusos, la ampliación de las restricciones sobre la negociación de deuda soberana y sobre un grupo de particulares. También ha prohibido a los ciudadanos estadounidenses invertir, negociar o financiar a las regiones separatistas”, resume sobre las sanciones anunciadas hasta ahora.
Sin embargo, aún queda que Biden concrete más sobre las sanciones. “No se espera que el gobierno de Biden apunte directamente a los sectores del petróleo y los combustibles de Rusia debido a la preocupación por la inflación y el daño a los mercados mundiales del petróleo. Por ello, Putin anunció que Rusia seguirá suministrando gas a Europa de forma ininterrumpida”, matiza Rohan Reddy, analista de Global X ETFs.
Por su parte, las sanciones de la Unión Europea, explican, “se dirigen a 351 parlamentarios rusos que votaron a favor del reconocimiento de las regiones separatistas, así como a 27 personas y entidades rusas que el bloque considera que están desempeñando un papel clave en relación con las actuales acciones hacia Ucrania”. En este sentido, la propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se expresó en estos términos durante la rueda de prensa: “Tendrán un fuerte impacto. La economía rusa ya se ha visto sometida a una intensa presión en las últimas semanas. Y estas presiones se acumularán ahora. Suprimirán el crecimiento económico de Rusia, aumentarán los costes de los préstamos, elevarán la inflación, intensificarán las salidas de capital y erosionarán gradualmente su base industrial».
También hay que sumar las sanciones de Reino Unido que, según recuerdan los expertos de Schroders, se ciñen a cinco bancos rusos y a congelar los activos de tres ciudadanos rusos. “Además, Alemania ha suspendido el proceso de certificación del gasoducto Nord Stream 2, que discurre entre Rusia y Alemania”, añaden.
SWIFT: dañar la operativa de los bancos
Una de las sanciones que más debate y expectación está teniendo es si Occidente desconectará a Rusia del sistema SWIFT. “Nos comprometemos a que se expulse a determinados bancos rusos del sistema SWIFT. Esto asegurará que estas entidades estén desconectadas del sistema financiero internacional y dañará su capacidad de operar globalmente”, aseguró la Casa Blanca en un comunicado firmado por los líderes de la Comisión Europea, Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.
En este mismo comunicado, los líderes de Occidente añaden: «En segundo lugar, nos comprometemos a imponer medidas restrictivas que evitarán que el Banco Central de Rusia despliegue sus reservas internacionales para intentar socavar el impacto de nuestras sanciones». En concreto, se va a limitar su capacidad de acceder a sus activos en el extranjero que, según apuntan los analistas de Banca March, son aproximadamente el 40% del total de sus reservas. En consecuencia, se dificultará la liquidez para dar soporte al rublo, que lleva un desplome cercano al 30% en este mañana. Además, a lo largo de las últimas horas, el incremento de los tipos de interés de Rusia se ha elevado hasta el 20%, desde el 9,5%, «sin que se puedan descartar otras medidas como la de limitar la retirada de depósitos de los bancos rusos», destacan los analistas.
Este paquete incluye sanciones financieras que cortan el acceso de Rusia a los mercados de capitales más importantes. “Nuestro objetivo actual es el 70% del mercado bancario ruso, pero también empresas públicas clave, entre otros, en el ámbito de la defensa. Estas sanciones incrementarán los costes de endeudamiento de Rusia, aumentarán la inflación y erosionarán gradualmente su base industrial. También atacamos a la élite rusa limitando sus depósitos para que ya no puedan esconder su dinero en lugares seguros en Europa”, especifican.
Los analistas de Monex Europe explican que, al principio, “las noticias ya sugerían que la UE no llegaría a un acuerdo sobre el dilema de SWIFT por ahora, especialmente con la oposición de Alemania e Italia a cortar el acceso de Rusia a SWIFT en este momento, aunque tal paso podría darse en una etapa posterior. Los países de Europa oriental estuvieron presionando para que se tomara una decisión sobre SWIFT, junto con el Reino Unido, pero los Estados miembros de la UE siguen divididos debido a las implicaciones que tendría sobre la energía y la inflación”.
Si nos remitimos a los precedentes, en 2014, el SWIFT emitió un comunicado indicando que era una sociedad cooperativa global neutral establecida bajo la ley belga y que no tomaría medidas ante el conflicto en Rusia y Ucrania. Según indica Mirabaud en su último análisis, Rusia depende en gran medida de SWIFT debido a sus exportaciones de hidrocarburos multimillonarias. “El corte detendría todas las transacciones internacionales, desencadenaría la volatilidad de la moneda y provocaría salidas masivas de capital”, afirman.
¿Y ahora qué?
Tras el primer día de ataques, los mercados esperan más claridad sobre el alcance de las sanciones occidentales, así como las posibles contramedidas de Rusia. “La dinámica del mercado a la baja podría intensificarse si se activan ciertos límites de riesgo con los inversores institucionales, o si los inversores minoristas comienzan a entrar en pánico. Al mismo tiempo, la experiencia histórica nos dice que esos días tampoco son buenos para vender”, explica Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer para DWS.
Sobre las sanciones, Kreuzkamp considera que, para Rusia, el mayor impacto se producirá en el sector financiero, incluido el mercado de valores. “Occidente, sobre todo Europa, es más vulnerable en lo que respecta a las importaciones de materias primas. Creemos que la energía conllevará una prima de riesgo durante un tiempo prolongado. Esto, a su vez, hace que la reacción de los bancos centrales sean más difícil de predecir. Si bien se verán tentados a estimular la economía si es necesario, o al menos no endurecer las condiciones financieras demasiado rápido, es posible que se enfrenten a tasas de inflación potencialmente más altas durante un período más largo de lo previsto”, señala como otras posibles consecuencias de todo este entorno.
Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G, recuerda que la evolución de las bolsas durante conflictos militares pasados sugiere que estos suelen ser capítulos bajistas de corta duración y pocos meses después, las bolsas tienden a recuperase con fuerza, siendo mayores las caídas el mes anterior al inicio del conflicto que el primer mes desde su inicio. “Los aspectos económicos y financieros, que serán los relevantes en el medio plazo, impronta poco hoy, pero son los que deben marcarnos la dirección. En ese sentido, ni el comercio y ni las condiciones financieras están bajo un riesgo significativo, siendo la mayor amenaza una posible disrupción en el mercado del gas”, matiza.
Elices reconoce que el nivel de pesimismo es fuerte y advierte: “No tomaríamos aún indicadores de sentimiento como señales contrarias de pesimismo extremo para añadir riesgo de forma agresiva en carteras, pero sugieren que, en líneas generales, tampoco en buen momento para vender agresivamente activos de riesgo, claudicando en este punto. Los fundamentales de la economía han mejorado en el último mes de forma significativa y serán soporte para la recuperación cuando se reduzca la tensión en Ucrania”.
Ningún jugador de la industria de inversión escapa al proceso de digitalización y modernización de la mano de la tecnología. En esta ocasión, London Stock Exchange Group (LSEG o el Grupo) ha anunciado la adquisición de TORA, un proveedor líder de tecnología basada en la nube que presta apoyo a los clientes que negocian con múltiples clases de activos en los mercados mundiales.
La operación, según ha explicado LSEG en un comunicado, se ha cerrado por un importe de 325 millones de dólares y se estima que la adquisición se cerrará en el segundo semestre de 2022, ya que aún está sujeta a las pertinentes aprobaciones regulatorias. Además, Uuna vez completada la compra, TORA formará parte de la división de Datos y Análisis de LSEG.
Según explican, esta compra mejorará aún más la presencia global del negocio de Trading & Banking Solutions de LSEG, con la presencia establecida de TORA en Asia y América del Norte y las operaciones en Europa. Permitirá a los clientes de LSEG beneficiarse de “una solución de negociación diferenciada que combina las capacidades multiactivas del software de TORA con los ricos servicios de datos y análisis del Grupo”, afirman.
Por su parte, TORA, fundada en 2004, ofrece soluciones tecnológicas de negociación. Esto incluye un sistema de gestión de órdenes y ejecución (OEMS) y un sistema de gestión de carteras (PMS) para clientes que negocian con acciones, renta fija, divisas, derivados y activos digitales. La incorporación de los activos digitales a las capacidades de negociación de LSEG refuerza su presencia en esta clase de activos en rápida expansión, en un momento en que los participantes del mercado institucional están aumentando su exposición a las criptomonedas y otros activos digitales.
“Esta transacción es una importante ampliación de nuestro negocio global de trading. La adquisición de TORA permitirá a LSEG ofrecer capacidades críticas en la negociación para la parte compradora. La combinación de la huella internacional de TORA con el alcance global de LSEG impulsará un mayor crecimiento y esperamos colaborar para continuar esta expansión”, ha indicado Dean Berry, director del Grupo de Soluciones de Negociación y Banca de LSEG.
Sobre la operación, Andrea Remyn Stone, jefe de Grupo de Datos y Análisis de LSEG, ha añadido: “La combinación de la tecnología multiactiva y la experiencia global de TORA con la fuerza y la amplitud de la división de Datos y Análisis de LSEG creará una propuesta convincente para el cliente. Esta adquisición es un gran ejemplo de la estrategia de LSEG para ofrecer a los clientes una infraestructura financiera global y de multiactivos que opera en los mercados de capitales y en el ciclo de vida de las inversiones como un ecosistema abierto. Estoy deseando trabajar con el equipo de TORA para apoyar a los clientes en su actividad comercial y hacer crecer nuestros negocios juntos”.
Por su parte, Robert Dykes, director general de TORA, ha declarado: “Estoy encantado de que TORA pase a formar parte de LSEG. Vemos esta combinación como una increíble oportunidad para crear valor adicional para los clientes. La unión de la atractiva solución de negociación de TORA con la riqueza de datos de LSEG tiene el potencial de crear un potente conjunto de herramientas para nuestros clientes, permitiéndoles negociar de forma más eficiente. Estoy seguro de que, al colaborar con el equipo de Data & Analytics en general, innovaremos aún más y seguiremos ofreciendo las mejores soluciones para nuestros clientes”.
El Reglamento de divulgación sobre sostenibilidad 2019/2088 (SFDR) de la Unión Europea, en vigor desde el 10 de marzo de 2021, se concibió para incrementar la transparencia en la forma en que las gestoras de activos integran los riesgos y las oportunidades en materia de sostenibilidad en sus decisiones y recomendaciones de inversión. Desde entonces, las firmas de inversión han revisado y adaptado sus fondos para que cumplan con dicha normativa.
En este contexto el fondo iMGP US Value, gestionado por Scharf Investments, ha sido clasificado conforme al artículo 8 del SFDR, por lo que se suma a las estrategias de gestión de activos europeos en la vanguardia de la inversión con enfoque ESG.
“Los gestores de fondos fuera de la UE deben valorar que sus estrategias calibran y divulgan los criterios ESG en línea con el SFDR, si desean atraer a inversores europeos y no incumplir la normativa. La clasificación de Artículo 8 demuestra que estamos en el lado correcto de la curva regulatoria, al tiempo que refleja lo mucho que valoramos la integración de los estándares más elevados de las prácticas ESG en nuestro proceso de inversión”, ha señalado Eric Lynch, director gerente de Scharf Investments.
Durante casi 40 años, Scharf Investments ha integrado consideraciones no financieras en el trabajo que hace para preservar y aumentar el capital de los inversores institucionales y particulares. Desde que la firma se fundó entre las secuoyas de la costa central de California, su proceso de inversión se ha centrado en la calidad —en concreto, en los beneficios sostenibles a lo largo de un ciclo económico— y la reducción del riesgo; simulando el riesgo bajista tanto como las rentabilidades alcistas y exigiendo un diferencial entre valor y precio. Aunque la demanda y el interés en los factores ESG en Estados Unidos han ido a la zaga de la demanda en Europa, Scharf Investments es uno de los pocos gestores estadounidenses de inversiones que ha comenzado a alinear su enfoque de inversión con los valores impulsados por los clientes desde la década de 1980.
Según explican desde la firma, a diferencia de muchos otros fondos centrados en los factores ESG, los gestores han decidido no crear un equipo ESG especializado dentro de la compañía. En su lugar, todos los miembros del equipo de inversión tomarán en cuenta consideraciones ESG como parte de sus tareas habituales.
“No creemos que las consideraciones de análisis ESG tengan que ser revisadas esencialmente por un equipo exclusivamente dedicado al ESG. Dada nuestra estrategia, creemos que es más eficaz y holístico integrar fundamentalmente los criterios ESG en cada momento del proceso de análisis y gestión de la cartera. El analista que realiza la cobertura supervisa el análisis de los factores de riesgo ESG de una empresa concreta y aprovecha la ayuda de nuestro Comité ESG. El Comité ESG se centra en las tendencias de la empresa y el sector, las buenas prácticas y las demás cuestiones ESG”, ha añadido Lynch.
En su opinión, otra característica distintiva del fondo es que su principal foco no financiero será la puntuación de carbono. “Tradicionalmente, la predilección del equipo de inversión por la gran previsibilidad de los beneficios y la sostenibilidad de los negocios ha tenido como resultado carteras con grados de riesgo de carbono relativamente bajos. El equipo de inversión estructura las carteras con atractivas puntuaciones agregadas de riesgo de carbono y de factores ESG. En concreto, el equipo busca crear una cartera con una puntuación de carbono inferior a 10 en una escala entre 0 (insignificante) y 50+ (grave)”, ha añadido Lynch.
Por su parte, Philippe Uzan, consejero delegado adjunto y director de inversiones del área de Gestión de activos mundial, ha indicado: “iM Global Partner ha estado trabajando duro con sus socios en Estados Unidos para agilizar la incorporación de la normativa europea sobre criterios medioambientales, sociales y de gobernanza. Este anuncio demuestra la solidez de las convicciones de nuestros socios respecto a las ventajas de la inversión con criterios ESG”.
Eric Lynch ha explicado que la firma se ha comprometido a provocar un impacto en la inversión desde el origen de su firma y han alineado los intereses responsables de sus clientes con su enfoque de inversión sostenible. “Creemos que comprar empresas de gran calidad con valoraciones atractivas es esencial para el éxito de la inversión a largo plazo. Junto con nuestro foco en la calidad y la reducción de los riesgos, consideramos que esto da lugar a carteras de negocios sostenibles con puntuaciones de carbono y riesgo ESG atractivas. Hacerlo exige integridad en nuestro proceso de inversión, nuestra gente y nuestros actos. En las inversiones, como en la vida, no hay atajos a la larga”, ha concluido.
M&G ha anunciado el primer cierre de su segundo Specialty Finance Fund con 155 millones de libras esterlinas procedentes del fondo Prudential With-Profits Fund y de un fondo de pensiones nórdico. Esta estrategia, que se ha puesto como meta un cierre definitivo con en torno a 750 millones de libras, está diseñado para inversores institucionales que buscan rentabilidades cercanas aunque inferiores al 10%.
Según explica la gestora, el M&G Specialty Finance Fund II invierte en carteras de créditos principalmente de consumo e hipotecarios residenciales en la OCDE, con sesgo hacía Europa. En este sentido, el fondo recurre a la financiación de términos y la titulización para mejorar las rentabilidades ajustadas al riesgo que podrían derivarse de esta clase de activos, y sigue un modelo de gestión activa.
“El crédito al consumo en Europa está dominado por los bancos minoristas, pero los cambios regulatorios generalizados han animado a las entidades a encontrar maneras de gestionar sus balances y su capital de manera más eficaz. En los últimos años, los gestores de activos se han lanzado a aportar capital de largo plazo a este mercado en nombre de inversores institucionales que buscan ingresos de largo plazo y diversificación con una prima de rentabilidad frente a los mercados cotizados”, explican desde la gestora.
Además, consideran que debido a esto, los bancos han transferido periódicamente carteras de hipotecas residenciales y créditos al consumo a inversores institucionales cuidadosamente seleccionados, al tiempo que seguían encargándose del servicio de los préstamos y manteniendo relación con los consumidores finales.
Desde que creó en 2017 un equipo dedicado en exclusiva a financiación especializada, M&G ha invertido casi 1.000 millones de libras en el mercado a través de una serie de fondos, vinculando lotes de hipotecas residenciales y créditos al consumo por más de 15.000 millones de libras de más de 25 contrapartes distintas. El equipo cuenta con el apoyo del gran grupo de análisis de renta fija de M&G, que incluye 16 analistas especializados en titulizaciones de activos (ABS, por sus siglas en inglés) dentro de la división Private & Alternative Assets de M&G, que gestiona con 65.000 millones de libras.
Según explican, el equipo hace acopio de activos de diversas maneras, como por ejemplo adquiriendo pólizas vigentes de créditos ya originados procedentes de balances bancarios, empresas financieras no bancarias y otros intermediarios, con asociaciones para la originación con bancos y plataformas de financiación no bancaria innovadoras (como la prolongada alianza de M&G con Finance Ireland), o comprando tramos mezzanine o junior de carteras de hipotecas residenciales o créditos de consumo en transacciones externas y privadas.
“Los inversores institucionales, incluidos los fondos de pensiones y las aseguradoras, no han invertido tradicionalmente demasiado en los flujos de caja estables y la protección frente a la inflación que pueden aportar las carteras de créditos al consumo e hipotecas con tipos de interés variable. Hacer que estos activos estén disponibles genera importantes oportunidades para los inversores que buscan diversificar y las rentabilidades potencialmente elevadas ajustadas al riesgo que ofrecen estos lotes de activos de gran calidad”, indica William Nicoll, director de inversiones de la división de Activos privados y alternativos de M&G.
Por su parte, Jerome Henrion, jefe del equipo de financiación especializada de M&G, destaca que en los últimos dos años, el mundo ha experimentado el mayor rescate a los consumidores jamás visto y a pesar de los obstáculos, los consumidores europeos gozan en general de una buena salud financiera. “Esto, junto con los cambios regulatorios que han llevado a los bancos a trasladar a regañadientes algunas de estas carteras fuera de sus balances para no tener que mantener los colchones de capital a los que obligan las autoridades para cubrirlas está dando lugar a un mercado apasionante”, apunta.
En opinión de Henrion, este tipo de activos ha demostrado su resistencia a lo largo de ciclos económicos y ha aportado estabilidad y seguridad. “Dado que los bancos han introducido requisitos de aseguramiento más estrictos en la última década, el crédito al consumo se ha ido volviendo progresivamente más vigoroso y seguro. Se calcula que en todo el mundo hay balances de créditos al consumo por valor de 28,5 billones de dólares, lo que significa que esta oportunidad del mercado tiene un importante potencial de crecimiento y de que aumente la participación de los inversores institucionales con capital flexible, destrezas analíticas y la capacidad para aportar a las contrapartes certeza de ejecución”, concluye.
La imagen que se utiliza habitualmente para representar el riesgo de los bonos es la de un sube y baja, el columpio que se encuentra en los parques infantiles en el que cuando un lado baja, el otro sube. Hace unas décadas, solían estar colocados sobre un suelo de hormigón; entonces los niños estaban hechos de una pasta más dura, por mucho que los recuerdos de rodillas y codos magullados atestigüen lo contrario. Actualmente, los planificadores urbanos son más atentos y la arena blanda o la goma amortiguan cualquier caída.
Asumir el impacto
Normalmente, el sube y baja se utiliza en el debate sobre los precios de los bonos: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios bajan y viceversa. Pero para los bonos corporativos high yield también es una imagen útil para dos de los riesgos clave a los que se enfrentan los bonos: el riesgo de tipos de interés y el riesgo de crédito. En un momento en que los bancos centrales están endureciendo el tono y subiendo o planteándose subir los tipos (aumento del riesgo de los tipos de interés), ¿puede la mejora de las condiciones corporativas (reducción del riesgo de crédito) amortiguar el impacto de la subida de tipos?
En primer lugar, es importante dejar claro que los bonos high yield suelen ser menos sensibles a las variaciones de los tipos de interés que los mercados de deuda pública y de bonos corporativos investment grade. Esto tiene un componente estructural; los inversores han estado tradicionalmente menos dispuestos a prestar a emisores de mayor riesgo durante largos periodos, por lo que los bonos high yield suelen tener vencimientos más cortos; al fin y al cabo, ¿por qué dar lugar a un riesgo de vencimiento adicional (esperar el reembolso de la inversión al valor nominal al vencimiento) cuando un inversor ya asume un mayor riesgo a nivel de crédito? Y en parte refleja los mayores rendimientos de los bonos high yield, que básicamente aceleran el ritmo de reembolso de la inversión de un inversor, sobre todo porque el valor real de los pagos de cupones disminuirá con el tiempo en un entorno inflacionista. Juntos, los vencimientos más cortos y los rendimientos más altos dan lugar a una menor duración (sensibilidad a los tipos de interés) media de los bonos high yield (véase el gráfico 1).
Recordemos que una duración efectiva de 3,5 años supone que si se produjera una variación del rendimiento de 100 puntos básicos, o un 1%, cabría esperar que el precio del bono variara un 3,5%. Recuerden: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios de los bonos bajan y viceversa, por lo que, en un entorno de tipos al alza, una menor duración puede resultar favorable.
La alta inflación es una preocupación evidente para los bancos centrales y está motivando sus decisiones de subir los tipos de interés, pero también hay pruebas de la recuperación de las economías, que ya no requieren apoyo de emergencia. Los mercados laborales muestran una gran pujanza, los beneficios aumentan y las cadenas de suministro empiezan a recuperarse. Los mercados de activos tienden a predecir el futuro y los mercados de bonos high yield llevan tiempo registrando esta mejora. Los diferenciales de crédito (el rendimiento adicional sobre la deuda pública con un vencimiento similar) se han reducido considerablemente desde sus máximos registrados en los momentos de mayor temor sobre la pandemia de covid-19, pero siguen ofreciendo margen para una mayor reducción (véase el gráfico 2).
Al reducirse, los diferenciales de crédito pueden asumir parte del aumento de los rendimientos de la deuda pública. El año pasado también argumentamos que la mejora de la calidad en el mercado high yield, junto con un entorno de baja morosidad, podrían permitir que los diferenciales superasen sus mínimos. Las agencias de calificación de crédito esperan que la tasa de impagos a nivel mundial se mantenga bajo; por ejemplo, S&P Global Ratings prevé que la tasa de impagos global de la categoría especulativa roce los mínimos históricos en la primera mitad de 2022 ―posiblemente por debajo del 2%―, para aumentar a medida que avance el año, aunque solo levemente (1).
Lógicamente, somos conscientes de que el mercado high yield está a merced de los acontecimientos. De momento, dado el aumento de la aversión al riesgo debido a la geopolítica y a la política de los bancos centrales, la reducción de los diferenciales se enfrenta a un obstáculo. Los bancos centrales se han visto sorprendidos por una inflación más alta y persistente de lo que esperaban. Al haber podido ser lentos a la hora actuar, ahora pueden sentirse presionados para que se vea que están haciendo algo. En el caso concreto de la Reserva Federal estadounidense, tras dar un giro tan brusco en el cuarto trimestre de 2021, es poco probable que modere su nuevo tono duro en los próximos meses, a no ser que haya señales evidentes de continuación de los datos económicos o la inflación. Esto podría dar lugar a unos meses de inestabilidad en los mercados, aunque esto no tiene por qué ser malo para un inversor activo, ya que puede generar oportunidades.
Fundamentos sólidos
La pandemia fue un golpe que obligó a muchos emisores a recurrir a los mercados de capitales en busca de financiación, pero los fundamentos de crédito subyacentes de los emisores de high yield han mejorado sustancialmente desde entonces. El ratio de apalancamiento ―la deuda total dividida entre los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda)― se disparó inicialmente, al aumentar los préstamos y caer los beneficios. Esta dinámica se ha dado la vuelta ahora, ya que las empresas están pagando la deuda y los beneficios van en aumento. El apalancamiento neto (la deuda total menos efectivo y equivalentes a efectivo del balance) también ha disminuido, ya que el efectivo de emergencia originalmente destinado a cubrir los costes del déficit de ingresos se ha convertido en efectivo de precaución. La mejora ha sido tal que Morgan Stanley señaló que el apalancamiento del high yield en EE. UU. nunca ha sido más bajo al inicio en un ciclo de endurecimiento monetario en las últimas dos décadas (véase el gráfico 3).
Dada la mejora de los beneficios y los bajos costes de financiación, el ratio de cobertura de intereses (ebitda/gastos totales de intereses) sigue rozando máximos, por lo que prevemos que la mayoría de las empresas estarán en muy buenas condiciones para pagar su deuda, incluso cuando los tipos de interés suban. En término medio, la cobertura de intereses de las empresas high yield estadounidenses es de 4,9 veces (0,8 más que un año antes).2 Además, muchos emisores high yield han refinanciado su deuda para asegurarse tipos bajos. Aunque se espera que la oferta de nueva deuda siga siendo elevada este año, creemos que sea menor que la del año pasado, en un momento en que probablemente continuará la demanda de rendimientos, por lo que las perspectivas técnicas parecen favorables.
No todo es de color de rosa. Las medias de los índices pueden camuflar los problemas subyacentes, por lo que sigue siendo clave evaluar los fundamentos del crédito. Las tensiones continúan centradas en los créditos de menor calidad (véase el gráfico 4). Los niveles de apalancamiento en gran parte del mercado más allá de la calificación CCC han vuelto a los niveles anteriores a la covid-19, pero los niveles de cobertura de intereses van a la zaga de la mejora de los niveles de apalancamiento.
Esto coincide con nuestra opinión de que los bonos con calificación BB pueden ser el segmento high yield que ofrece los mejores rendimientos ajustados al riesgo, no solo por sus fundamentos de crédito más sólidos, sino porque es probable que esa calificación siga siendo popular entre los inversores investment grade que buscan un rendimiento adicional, además de ser una fuente de estrellas ascendentes, es decir, emisores que pasar a ser investment grade.
¿Es mala la inflación?
Con su mandato de mantener la estabilidad de los precios, los bancos centrales están respondiendo a la inflación con una política monetaria más estricta, pero la inflación no tiene por qué ser negativa para los inversores. Las fuentes de inflación son importantes. El universo high yield ha tenido históricamente una importante ponderación en los emisores de materiales y energía, por lo que, a la larga, el aumento de los precios de las materias primas puede ayudar al flujo de caja de estas empresas. Lógicamente, habrá sectores del mercado para los que el aumento de los costes de los insumos sea mayor que su capacidad de repercutir dichos costes, por lo que es importante buscar empresas con capacidad de fijación de precios.
Históricamente, entre las principales clases de activos de renta fija, el high yield ha demostrado ser una buena inversión en un entorno inflacionista (véase el gráfico 5). Sin embargo, es probable que cada episodio de inflación sea diferente, por lo que los inversores no deben confiar en que las tendencias pasadas se van a repetir.
La moraleja del cuento
En definitiva, no existe una respuesta de manual sobre cómo responderán las economías al dejar atrás la pandemia ni sobre si los bancos centrales están evaluando correctamente las perspectivas de inflación actuales. Un posible riesgo es que, si la política monetaria se endurece demasiado, podría provocar una recesión. Lo que está claro es un cambio de ánimo entre los responsables de los bancos centrales ahora que el apoyo de emergencia que ha marcado los dos últimos años llega a su fin.
Volviendo a nuestra metáfora inicial, la retirada de la liquidez no implica que los responsables de los bancos centrales vayan a sustituir por hormigón el suelo de goma del sube y baja, pero los inversores deberán tener más cuidado. Las caídas podrían ser más dolorosas, como demuestra la volatilidad de los mercados en enero de 2022, tanto en la renta variable como en la renta fija. En el caso del high yield, nos tranquiliza el hecho de que las subidas de tipos también indican una mayor confianza en la capacidad de la economía para valerse por sí misma. Creemos que la disminución del riesgo de crédito entre determinados emisores de bonos high yield podría ayudar a compensar parte de la presión del aumento de los rendimientos de la deuda pública.
Tribuna de Tom Ross y Brent Olson, gestores de carteras de crédito corporativo de la plataforma High Yield Global de Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
(1) Fuente: S&P Global Ratings, Perspectivas de crédito global de 2022, diciembre de 2021. Los pronósticos son estimaciones y no están garantizados.
(2) Fuente: Morgan Stanley, Cobertura de intereses del segmento high yield de EE. UU. en el tercer trimestre de 2021, 21 de enero de 2021.
Glosario de términos
Riesgo de crédito: riesgo de que un deudor incumpla sus obligaciones contractuales con los inversores, al no realizar los pagos de la deuda requeridos. Todo lo que mejore las condiciones de una empresa puede contribuir a reducir el riesgo de crédito.
Bonos corporativos: valor de deuda emitido por una empresa. Los bonos ofrecen una rentabilidad a los inversores mediante pagos periódicos y la eventual devolución del dinero original invertido en la emisión.
Diferencial de crédito: el rendimiento adicional (normalmente expresado en puntos básicos) de un bono corporativo (o índice de bonos) sobre un bono gubernamental equivalente.
Impago: el incumplimiento por un deudor (como un emisor de bonos) de su obligación de pagar intereses o reembolsar la cantidad original prestada a su vencimiento. La tasa de impagos mide los impagos durante un periodo determinado como porcentaje de la deuda emitida originalmente.
Duro: describe a los responsables de los bancos centrales favorables a una política monetaria más estricta (como unos tipos de interés más altos) para mantener la inflación bajo control.
High yield:bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón más alto para compensar el riesgo adicional.
Inflación: tasa de variación anual de los precios, normalmente expresada como porcentaje.
Riesgo de tipo de interés: riesgo que puede suponer para los inversores de renta fija la fluctuación de los tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, los rendimientos de los bonos de tipo fijo se vuelven relativamente menos atractivos, por lo que los precios de los bonos disminuyen.
Investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda. La mayor calidad de estos bonos se refleja en su mayor calificación de crédito.
Apalancamiento: el nivel de deuda de una empresa.
Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria.
Calificación/rating de crédito: puntuación otorgada a un prestatario según su solvencia. Puede aplicarse a un gobierno o empresa, o a una de sus deudas u obligaciones financieras específicas. Las entidades que emiten bonos investment grade tendrían normalmente una mayor calificación crediticia que las que emiten bonos high yield. La calificación suele ser otorgada por las agencias de calificación de crédito, como S&P Global Ratings; dentro de los bonos high yield, por ejemplo, un bono con calificación BB se considera de mayor calidad que un bono con calificación B, que se considera de mayor calidad que un bono con calificación CCC o inferior.
Taper: la reducción del ritmo del programa de compra de bonos (expansión cuantitativa) de un banco central. Se habla de endurecimiento cuantitativo cuando el banco central reduce activamente el tamaño de sus posiciones de bonos.
Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.
Rentabilidad: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Para un bono, se calcula dividiendo el cupón anual pagado entre el precio actual del bono.
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Al inicio de la pandemia reflexionaba sobre los pensamientos que entonces se me venían a la cabeza en medio de la desolación que vivíamos. Y, aunque ahora la situación sigue siendo compleja, creo que por fin se entrevé un final cada vez más próximo, y que se está modelando un entorno distinto con nuevas costumbres, hábitos y valores. Así que hemos vuelto a darle continuidad a estas reflexiones desde Robeco, y bajo el prisma de la Sostenibilidad que es lo que más nos caracteriza.
Llega una nueva forma de trabajar, con la incorporación del formato “on line” que reemplazará, en gran parte, los lugares físicos de trabajo por zonas de reuniones diferentes donde socializar y conectar. La ubicación física podría pasar a un segundo término para las empresas, pero al primero para las personas, que podrán vivir fuera de la ciudad y de su vorágine diaria. Las últimas tecnologías estarán presentes en la creación de múltiples espacios transformando, por ejemplo, las juntas de accionistas en juntas telemáticas, las llamadas en videollamadas o los grandes congresos en eventos tecnológicos, convirtiendo todos estos espacios en experiencias personales.
Este nuevo entorno a su vez exigirá de habilidades distintas, premiando el compromiso, la autogestión, el uso eficiente del tiempo y la consecución de resultados medidos por indicadores objetivos. De esta forma, el desafío de los líderes será la creación de una cultura empresarial basada en nuevos valores donde, adaptabilidad, colaboración, credibilidad, responsabilidad y preparación serán sus nuevas métricas para el largo plazo. El valor de la empresa dependerá de muchos factores, y no únicamente de la cifra de ventas anual a corto plazo.
Observado nuestro sector, el financiero, creemos que ha llegado el momento de marcarnos nuevas metas que nos permitan alinear los incentivos meramente financieros con objetivos sostenibles. Debemos seguir trabajando en métricas que nos ayuden a entender mejor el verdadero valor de las compañías, teniendo en cuenta su capital humano, natural y social. Con ello conseguiremos ayudar a nuestros clientes a tomar decisiones de inversión mejor fundamentadas y beneficiarse, a su vez, de la gran oportunidad que supone una inversión sostenible que lucha contra la perdida de la biodiversidad y el cambio climático. Éste último será pieza clave en las agendas políticas y económicas de los gobiernos durante los próximos años, fundamental para mantener la supremacía global mediante el dominio de los nuevos materiales, tecnología y cadenas de suministro.
Dando un paso más allá, en Robeco impulsamos, y nos sumamos a la iniciativa Net Zero Asset Managers desde su lanzamiento el 12 de diciembre de 2020, coincidiendo con el quinto aniversario del Acuerdo de París, y comprometiéndonos a lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, o incluso antes si fuera posible. Esto sólo lo lograremos trabajando, codo con codo, con nuestros clientes, acordando unos objetivos realistas. Actualmente estamos trabajando en soluciones innovadoras con el objetivo de reducir la huella de carbono de las carteras y alinearlas con las medidas adoptadas en el famoso Acuerdo de Paris. Según la última Encuesta Global sobre el Clima 2021, que hemos elaborado en Robeco, (encuesta entre más de 300 inversores institucionales representando el 20% de los activos a nivel global), el 86% considera que el cambio climático afectará a su política de inversiónen los siguientes dos años, lo que supone una señal inconfundible de que la descarbonización está definitivamente en marcha.
Además, señalar que recientemente hemos sido galardonados con el premio mejor gestora ESG 2020 que, por primera vez, otorga Expansión – Allfunds.
Hace un año formulábamos el deseo de poder sacar lo mejor de la situación a la que nos enfrentábamos y, ahora, que parece que el final de esta pandemia está más cerca, no se nos puede olvidar continuar aplicando las mejores prácticas adquiridas. No sólo porque tenemos la enorme responsabilidad de tomarnos en serio las continuas señales de alarma que nos llegan, sino porque el individuo va a seguir, incluso con mayor intensidad si cabe después de lo vivido, en su búsqueda de lo saludable para sí mismo, para el planeta y para la sociedad.
En Robeco somos conscientes de la responsabilidad que entraña ir abriendo el camino de la sostenibilidad y es por eso que junto a Funds Society hemos considerado que es el momento de arrojar luz en el mundo de la gestión de activos sobre uno de los aspectos más relevantes, es por eso que lanzamos la Sustainable Society, un espacio en el que interactuaremos todos los protagonistas de nuestro sector, con la intención de generar contenido de calidad, promover la educación en la sostenibilidad y crear el primer Think Tank de Sostenibilidad en Latam y US Off shore.
Juntos sumamos más, es el momento de actuar.
Tribuna de Ana Claver, CFA, Directora Gerente de Robeco para Iberia, US Offshore & Latam, y Presidenta del Comité de Sostenibilidad de CFA Society Spain.
El escenario al que los consultores geopolíticos asignaban una probabilidad de incidencia de menos de 10% parece estar consolidándose, en línea con lo telegrafiado por Joe Biden y su equipo las últimas semanas. El catalizador ha sido el reconocimiento ruso de la independencia para las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk y la excusa el envío de tropas para evitar «un genocidio».
El pasado jueves despertamos con las noticias de bombardeos en Kiev, y aunque la información es difusa y no del todo uniforme, todo apunta a una ocupación a gran escala con despliegue de tropas y columnas de tanques desde norte, sur y este. El objetivo final de Vladimir Putin sigue sin desvelarse del todo, pero el desarrollo de los acontecimientos se asemeja a lo sucedido en Georgia en 2008.
Rusia sigue manteniendo que sus planes no pasan por ocupar territorio o causar daño a la población. Putin afirmó el 24 de febrero que «las Fuerzas Armadas rusas no están lanzando ningún ataque con misiles o artillería sobre las ciudades de Ucrania. Las armas de alta precisión destruyen la infraestructura militar: campos de aviación militar e instalaciones de defensa aérea de las Fuerzas Armadas de Ucrania. La población civil no corre peligro».
Su objetivo, dijo, es desmilitarizar a los pro-ucranianos para proteger a las regiones insurgentes, aunque las primeras incursiones de tropas desde Bielorrusia no apoyan esta tesis. Según explica este artículo, el escenario, ahora más probable, de invadir y someter a un país de 44 millones de habitantes y fracturado ideológicamente puede acarrear un coste que Putin aún no esta dispuesto a asumir. Tampoco queda claro si la sustitución del gobierno actual por otro más afín a los intereses de la Federación Rusa no terminará en un quebradero de cabeza por una hipotética “balcanización” del país. No olvidemos lo que sucedió hace no tanto cuando Moscú intentó imponer a un presidente “marioneta” (Viktor Yanukovich, 2014).
La situación es muy fluida y puede dar un giro con rapidez. En el momento de redactar estas líneas, todavía desconocemos las sanciones que en unas horas anunciará Biden –que probablemente no sean demasiado onerosas y se centren en la congelación de activos de personas y entidades de interés o restricciones al acceso de productos de alta tecnología– ni cómo reaccionará Moscú (que con superávits gemelos y 630.000 millones de dólares en reservas puede aguantar el tirón). Y tampoco tenemos datos suficientes para estimar las probabilidades de una ola masiva de refugiados hacia el oeste (que EE.UU. cifra en hasta 5 millones de ucranianos), la reacción de países occidentales como Polonia (que recientemente ha encargado a EE.UU. tanques por valor de 6.000 millones de dólares), los países bálticos o Rumanía, que pueden sentirse amenazados y militarizar sus fronteras, la incorporación de Finlandia y/o Suecia a la OTAN (avivando los temores rusos), o la disrupción resultante en flujos de turistas y mercancías.
Adicionalmente, teniendo en cuenta la merma en la capacidad de maniobra de los bancos centrales a nivel global –inmersos en apagar el fuego de la inflación–, es probable que los próximos días seamos testigos de revisiones a la baja en estimados de crecimiento en PIB que afectarán al optimismo de analistas y estrategas de renta variable.
Todo lo anterior invita a tener paciencia antes de aprovechar el río revuelto.
No obstante, hay argumentos para mantener una visión constructiva a medio plazo:
A pesar del rally en bonos largos, la pendiente de la curva estadounidense (38 pbs.) y alemana (56 pbs.) disipan el riesgo de contracción económica en 2022. Utilizando datos históricos del S&P 500 desde 1970, mercados bajistas en la bolsa norteamericana (entendidos como caídas desde máximos iguales o superiores al 20%) han precedido o coincidido (excepto en 1987) con episodios de recesión. Rusia y Ucrania solo representan un 2% del PIB global; una crisis macro en estos dos países no sería suficiente para precipitar una recesión global.
La corrección ha llevado a los índices a la sobreventa técnica, y a los termómetros de sentimiento inversor (institucional y minorista) a lecturas próximas al pánico.
De los más de 80 eventos de carácter geopolítico (guerras, ataques terroristas y crisis políticas y económicas) ocurridos desde 1930, la media de rentabilidad de aquellos no globales, circunscritos a un país o región, y sin participación directa estadounidense o aliada, resultaron en pérdidas de 8% a 10% de media. Aunque lo más interesante es que 3,6 y 12 meses después de la fecha de inicio del evento, la rentabilidad media es positiva (2%, 5% y 10%, respectivamente. La rentabilidad media anual del S&P 500 desde 1930 es de 8,3%)
Como hemos comentado en anteriores entregas, los mercados en EE.UU. y Europa ya han puesto en valor un tensionamiento en política monetaria mucho más agresivo (sobre todo en EE.UU.) del comunicado por sus respectivos banqueros centrales. El mercado de futuros estadounidense sigue defendiendo subidas del 1,57% desde marzo hasta diciembre, mientras que el europeo apuesta por tres subidas (septiembre, octubre y diciembre). Es prácticamente imposible que Powell no aumente el precio del dinero en su reunión del próximo 16 de marzo, pero sí es más probable –si las caídas continúan tensionando las condiciones financieras– que sugiera una aproximación más amable para los mercados respecto a la fecha de inicio y volumen de drenaje mensual de sus activos en balance. Esta junta, además, incorpora la actualización del resumen de proyecciones económicas y de su “mapa de puntos”, que podría señalar una hoja de ruta, en cuanto a subidas se refiere, menos restrictiva que la que descuentan los inversores. Este escenario es más plausible si consideramos que los futuros de eurodólar dan por hecho que las subidas de la Fed serán rápidas pero concentradas entre marzo de 2022 y septiembre de 2023.
El riesgo más relevante (sobre todo para Europa) radica en la perturbación en el abastecimiento de energía. La ayuda de Australia, Japón, y la cercanía de la primavera son factores positivos; adicionalmente la economía global es cada vez menos dependiente del consumo de petróleo y, a la vista de las sanciones y de acuerdo con Bloomberg, ni EE.UU. ni Europa tienen intención de llevar a sus respectivas economías a la recesión.
Con la volatilidad aumenta también la dispersión. Hace unas semanas hablábamos del mercado bajista encubierto y cómo, a pesar de caídas moderadas (ahora menos) en los índices, algunos de sus componentes habían sufrido fuertes castigos. A cierre de la semana pasada y a pesar de rentabilidades acumuladas desde enero del -10% y -16% respectivamente, un 20% de las acciones del S&P 500 y un 65% de las del Nasdaq presentaban caídas iguales o superiores al 25% respecto a sus máximos de 52 semanas.
Como parte de una revisión de sus participaciones estratégicas, Julius Baer ha decidido vender el 50,1% de su participación en NSC Asesores a Stratos Wealth Partners, firma asesora de inversiones registrada en Estados Unidos. Según ha explicado la entidad, conservará una participación del 19,9% como reflejo de su compromiso con el mercado mexicano de gestión patrimonial.
Desde Julius Baer han señalado que esta transacción se produce tras una revisión de las participaciones estratégicas del Grupo y la conclusión de que NSC Asesores puede desarrollarse y crecer mejor bajo una estructura de propiedad diferente. Los actuales socios gestores de NSC Asesores seguirán manteniendo el 30% y Stratos Wealth Partners será el nuevo propietario mayoritario de la empresa.
En este sentido, Julius Baer conservará una participación minoritaria del 19,9% y mantiene su compromiso con el mercado mexicano, que representa un mercado importante para el Grupo. Según matizan en un comunicado hecho público, la transacción se firmó y cerró el mismo día.
NSC Asesores es una de las mayores empresas independientes de gestión patrimonial de México que, a 31 de diciembre de 2021, gestionó activos de clientes por valor de más de 4.000 millones de dólares.