¿Cómo se mide la calidad de la deuda de América Latina?

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Nunca antes en la historia el mundo había tenido un nivel de deuda tan alto. Según los datos proporcionados por el Fondo Monetario Internacional y el Instituto de finanzas Internacionales, la deuda emitida habría superado ya los 296 billones de dólares, en la cual China, junto diversos gobiernos del primer mundo tienen un nivel protagonista.

Ciñéndonos a América Latina, cuyo valor medio de endeudamiento se sitúa en torno al 75% del Producto Interior Bruto, nos encontramos con países punteros como Argentina, con una deuda del 80% del PIB, en torno a los 330.000 millones de euros o Brasil, con una deuda prácticamente similar a su producción, con valor de 1.250.000 millones de euros.

Por el contrario, otros países como México o Chile, han optado por políticas de reducción de deuda, manteniendo niveles bajos, 57% y 35% respectivamente. Sin embargo, los niveles de deuda de la región han mejorado levemente pese a que se mantenga en “un nivel históricamente alto y supere los niveles observados en los 20 años previos a la pandemia” tal y como redactó el organismo de las Naciones Unidas en el informe Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2022.

Deuda pública bruta del gobierno central

Sin embargo, la deuda pública no es, per se, señal de que algo funcione mal. Diversos países de Europa vieron como su economía reflotaba tras la segunda guerra mundial ayudada por niveles relativamente altos de deuda, fue lo que se conoce como “Plan Marshall”.

Más recientemente, algunos países como Japón han mantenido niveles de deuda incluso por encima del 200% del valor de su producción nacional sin que esto les suponga un problema. Pero lo cierto es que, cuanto más elevada es la deuda, más problemática resulta la situación y mayor es la probabilidad de que se produzca lo que los economistas llaman “pánicos autocumplidos”: si los mercados tienen miedo a la solvencia de un país, pedirán unos tipos de interés más elevados. Este aumento incrementa el peso de la devolución de la deuda y hace, efectivamente, más probable su impago, “justificando” así las previsiones del mercado.

El factor sostenibilidad de la deuda

Sabiendo que el valor monetario de la deuda, ya sea este absoluto o relativo, no define la calidad de ésta, debemos centrarnos en la sostenibilidad para evaluarla más certeramente. Este factor dependerá de muchos factores, algunos de los más importantes son: el índice de crecimiento del país que sostiene el endeudamiento ya que, tras el crecimiento económico sigue el crecimiento fiscal de un Estado, esto es, un mayor recaudamiento impositivo de recursos con los que pagar la deuda, esto explicaría que países tan punteros en muchos aspectos como Brasil puedan mantener un nivel elevado de deuda.

Otro factor importante muy unido a este último sería la capacidad de recaudación y de subida de impuestos, países de la región como Argentina, con una escasa infraestructura de recaudación de impuestos están mucho más expuestos a las crisis. En este factor confluyen tanto elementos sociales: hartazgo social, legitimidad del Estado, etc. como legales: tipos de recaudación altos, niveles de participación fiscal ciudadana o el poder de las jurisdicciones a la hora de hacer estas recaudaciones efectivas, etc.

El carácter interior de la deuda es otro factor importante a la hora de definir un endeudamiento. Si los tenedores de deuda pertenecer al país endeudado, la deuda es más sostenible ya que, por puras razones de gobernabilidad, a los emisores de deuda siempre intentarán pagar antes a sus ciudadanos, bancos o bancos centrales (que como consecuencia de la flexibilización de la política monetaria se encuentran con muchos bonos de estado en diversos países), ya que su acción puede afectarles de forma mucho más directa. Esto explica que Japón pudiera sostener un nivel de deuda del 240% de su producción nacional en 2014, y es que el 90% de la misma se encontraba en manos niponas.

En concreto, mucha de la deuda de América Latina es de mercado: se hizo a través de la colocación de bonos en el mercado internacional, con los grandes bancos y fondos de inversión en Wall Street como sus principales compradores, lo que la convierte en menos sostenible.

Otro factor a la hora de colegir la calidad de cualquier deuda es el interés de la deuda, un factor en el que la región latinoamericana se encuentra a la cola ya que del 75% endeudamiento medio de la región (lo que la convierte en la región emergente más endeudada del mundo), los intereses de la deuda representan el 59% de las exportaciones de bienes y servicios de la región, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Además, en un entorno que sigue los pasos de la FED con su subida de tipos, este aspecto no tiene visos de mejorar para los diversos gobiernos latinoamericanos.

El interés de la deuda se deduce también de las calificaciones que de esta hagan las empresas de rating, en este sentido y de acuerdo con Fitch Ratings, casi un tercio de las calificaciones soberanas de América Latina están en “perspectiva negativa” y ninguno tiene una “perspectiva positiva”, de acuerdo con Fitch. Panamá, Perú, Surinam y Colombia han visto empeorar su calificación como pagadores en el último año.

 

Redactado Por Carlos Burgos Retamal.

Semiconductores y energía: las dos industrias clave en las tensiones en torno a Taiwán

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En las últimas semanas, la escalada de tensión entre China, Taiwán y Estados Unidos ha generado inquietud entre los inversores, en particular sobre el impacto que puede tener en determinadas industrias, entre ellas la de los semiconductores. La tensión generada tras la visita a Taiwán de la presidenta del Legislativo de EE.UU., Nancy Pelosi, con el inicio de maniobras militares de China con fuego real en el Estrecho de Taiwán, podría tener efectos económicos graves a nivel global, según Natixis.

En este sentido recuerdan que, en un mundo con mayores riesgos geopolíticos, cualquier crisis potencial en el Estrecho de Taiwán forma parte de un escenario mayor en la competencia estratégica entre Estados Unidos y ChinaSin embargo, según explican los expertos de la entidad, “la economía de China es ahora mucho más determinante que en la pasada crisis del Estrecho de Taiwán de 1996 y Taiwán juega un papel fundamental en la cadena de valor mundial, sobre todo, en lo que a producción de semiconductores se refiere”.

Lo que está claro es que si la situación no se calma rápidamente, “las implicaciones económicas serán mayores que las tres grandes crisis del Estrecho de Taiwán en el pasado”, reconocen, ya que el mundo está más globalizado, el tamaño de China continental es mayor y Taiwán se ha convertido en un productor crítico en los sectores de los semiconductores y las TIC. 

En su último encuentro, señalaron que “cualquier interrupción de las exportaciones de semiconductores de Taiwán será dolorosa para las presiones inflacionistas, debido al papel clave de los semiconductores. Esto puede suponer una presión adicional sobre los bancos centrales de todo el mundo. La buena noticia es que se han acumulado más inventarios tras la pandemia”.

Los expertos coinciden en que estas tensiones tendrán implicaciones sectoriales. “En primer lugar, un posible bloqueo afectaría a los sectores con mayor dependencia de los semiconductores, como la informática de alto rendimiento, el internet de las cosas, los centros de datos o los vehículos eléctricos. La electrónica de consumo también se verá afectada, pero la caída de la demanda y el mayor nivel de existencias serían el amortiguador. Y, en segundo lugar, que las economías asiáticas pueden sufrir retrasos en el envío de energía debido a desvíos o velocidad reducida, no sólo para Taiwán, sino también para Japón y Corea”, puntualizan.

Además, añaden que una mayor extensión del bloqueo militar, en tamaño y duración, también es costoso para China continental debido a su fuerte dependencia de las importaciones de semiconductores, “que ya se enfrenta a vientos en contra por más bloqueos establecidos por los EE.UU., como la ley CHIPS, las prohibiciones de exportación de equipos, la presión sobre otros fabricantes (Taiwán, Corea y los Países Bajos, etc.)”. Según concluyen, a medio plazo, esto acelerará las tendencias existentes para que las diferentes economías y empresas diversifiquen sus cadenas de suministro, es decir, más nearshoring y onshoring.

Posibles escenarios

Ahora bien, ¿qué podemos esperar de estos acontecimientos? Tras un ejercicio de análisis, Homin Lee, estratega Macro para Asia de Lombard Odier, considera que, a corto plazo, podemos ir hacia tres escenarios. El principal, y más probable, es que se trate de un ejercicio militar puntual de uno a dos años de duración en torno a Taiwán. Según Lee, esto provocaría interrupciones intermitentes de los flujos comerciales a través del Estrecho de Taiwán y de las aguas y espacios aéreos de las inmediaciones, sin que se produjera ningún enfrentamiento militar directo importante entre China y Taiwán o entre China y Estados Unidos.

Según Lee, “este escenario, similar al modelo de la Tercera Crisis del Estrecho de Taiwán, pero más agresivo en su magnitud, minimizaría el riesgo de sanciones occidentales para China y también ofrecería un grado de flexibilidad estratégica sobre los resultados de las elecciones de 2024 en EE.UU. y Taiwán o cualquier nuevo entendimiento estratégico mutuo en el período intermedio”. Los costes para la economía mundial consistirían en una alteración adicional de las cadenas de suministro mundiales, el riesgo de un cambio repentino hacia una confrontación más peligrosa y la aceleración del desacoplamiento entre China y Estados Unidos.

“En segundo escenario, menos probable y más peligroso que el escenario, veríamos un impulso deliberado de China hacia una cuarentena o incluso un bloqueo de Taiwán, en el que China decidiera quién entra en la zona que la rodea”, afirma el experto de Lombard Odier. En este caso, las interrupciones de las cadenas de suministro globales serían mucho más significativas que el escenario de un simulacro militar puntual y prolongado, y el duro desacoplamiento entre EE.UU. y China estaría casi asegurado, dado el alcance del cambio de sentimiento decisivo en Occidente.

Por último, Lee describe una tercera opción más improbable, pero no despreciable al ser el escenario más peligroso: “Sería un rápido declive hacia una «guerra caliente» entre EE.UU. y China en torno al Estrecho, con este último intentando el control político total de Taiwán por medios militares. Este escenario provocaría una gran repercusión en toda la economía mundial, ya que probablemente conduciría a la bifurcación completa de las cadenas de suministro mundiales y al colapso del marco de gobernanza multilateral”.

En conclusión, el experto defiende que una «guerra caliente» en el estrecho de Taiwán es poco probable a medio plazo, aunque considera que las respuestas de China a la visita de Pelosi abren la puerta a una escalada más significativa en este sentido. “Si el statu quo estratégico puede mantenerse a pesar de las interrupciones en el comercio, el impacto en la economía mundial podría ser algo más manejable, aunque todavía negativo. Los daños colaterales del aumento de la tensión en Taiwán podrían ser retrocesos en las discusiones entre EE.UU. y China sobre la reversión de los aranceles y la eliminación de las empresas chinas de los mercados estadounidenses, así como la restricción de las sanciones secundarias con respecto a Rusia. Es probable que estos reveses, relativamente modestos, ya estén descontados en los mercados”, concluye Lee.

Las divisas de los BRICS se apreciarán o se mantendrán estables frente al dólar en los próximos meses

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La mayoría de divisas de los mercados emergentes se han comportado de manera admirable frente al dólar estadounidense en los últimos meses, especialmente teniendo en cuenta la agresiva postura de endurecimiento adoptada por la Reserva Federal de EE.UU. (Fed). A corto plazo, desde Ebury mantiene una previsión, por lo general, positiva sobre las monedas de los BRICS, y prevé que se aprecien o se mantengan estables frente al dólar estadounidense en los próximos meses.

Creemos que la mayoría debería seguir beneficiándose de los elevados precios de las materias primas, de un amplio repunte del apetito por el riesgo y de la continua postura agresiva adoptada por la mayoría de bancos centrales, muchos de los cuales continúan con la subida de tipos”, señala la entidad la fintech en su informe de previsión de monedas BRICS correspondiente al tercer trimestre del año. 

Si nos fijamos en los dos principales índices sobre las divisas de los mercados emergentes, el de JP Morgan y el MSCI, se han mantenido bien en lo que va de año. Según indica, el segundo de ellos, en el que las divisas de los BRICS ponderan más de la mitad, ha caído únicamente alrededor de un 4% desde el 1 de enero. En cambio, señala que el índice de JP Morgan, que se enfoca más en Asia, se ha comportado aún mejor y ha caído únicamente alrededor de un 2% en lo que va de año. “Durante el mismo periodo, el índice del dólar estadounidense ha subido alrededor del 10%, lo que indica que la mayoría de las divisas de los mercados emergentes han tenido un mejor rendimiento frente al dólar estadounidense que sus principales pares”, afirma. 

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Según su informe, hay varios factores que explican el buen comportamiento general de las divisas de los mercados emergentes, pero hay dos en concreto que destacan particularmente. En primer lugar, en el último año el ritmo de subida de tipos de interés por parte de los bancos centrales de los países emergentes ha sido rápido, y en muchos casos ha sido incluso mucho más agresivo que el de los principales bancos centrales. 

Y, en segundo lugar, el fuerte aumento de los precios de las materias primas a nivel mundial es también un factor positivo para los países emergentes, ya que la mayoría de los países en desarrollo dependen de las exportaciones de materias primas más que las grandes áreas económicas. 

“El índice de precios de las materias primas del CRB ha subido aproximadamente un 30% desde principios de año, debido en gran parte a las interrupciones en la cadena de suministro y la guerra en Ucrania. De hecho, la comparación del comportamiento de las divisas de los mercados emergentes con los precios de las materias primas sugiere que hay margen para una rápida recuperación de estas divisas”, explican. 

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Desde Ebury también subrayan que, en esta ocasión, “las economías de los países BRICS se encuentran en una posición mucho más sólida que en la que se encontraban en los anteriores ciclos de  endurecimiento de la Fed”. Según destacan, esta situación se caracterizaría por unos niveles de deuda externa comparativamente bajos, unas reservas de divisas suficientes (en relación con los meses de cobertura de las importaciones) y unos saldos por cuenta corriente sólidos.

Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica

En general, consideran que las cinco divisas que componen el grupo de los BRICS han superado a la mayoría de sus pares en los últimos meses. “El real brasileño, una de nuestras monedas favoritas desde hace tiempo, ha subido alrededor de un 10% frente al dólar estadounidense en lo que va de año, debido en gran parte al aumento de los precios de las materias primas a nivel mundial y a los mayores tipos de interés del Banco Central de Brasil. Por otro lado, el rand sudafricano volvió a cotizar por encima de su valor anual a principios de mes, ya que un carry trade más atractivo le benefició, aunque ha vuelto caer desde entonces”, destaca la fintech en su último informe. 

Respecto al yuan chino y la rupia india explica que se encuentran en el otro extremo. “El yuan, que durante mucho tiempo ha sido una de las divisas del grupo de mercados emergentes que mejor ha resistido, se ha depreciado en los últimos meses debido a las draconianas restricciones para frenar la pandemia impuestas en muchas de las principales ciudades chinas. La creciente preocupación por la ralentización de la actividad en China ha pesado sobre muchas de las divisas asiáticas, incluida la rupia india”, añaden. 

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Respecto al rublo, en lo que va de año, ha sido la divisa con mejor desempeño del mundo. Según indican, actualmente el par dólar/rublo cotiza en torno al nivel de 60, tras haberse disparado al 135 a comienzos de marzo. Sin embargo, advierten: “La apreciación de la divisa ha sido artificial, producto de los controles de capital impuestos por el gobierno de Rusia, que han impedido las salidas de capital, como de un aumento de las entradas netas de rublos, ya que las sanciones occidentales han paralizado las importaciones y los altos precios de la materias primas han hecho que aumenten los ingresos por exportaciones. Esto hace que cualquier forma de análisis y previsión basada en nuestro marco tradicional sea casi totalmente redundante”

Principales perspectivas

De cara a los próximos meses, Ebury mantiene una opinión generalmente positiva sobre las monedas de los BRICS y prevé que se aprecien o se mantengan estables frente al dólar estadounidense en nuestras previsiones. “Creemos que la mayoría debería seguir beneficiándose de los elevados precios de las materias primas, de un amplio repunte del apetito por el riesgo y de la continua postura agresiva adoptada por la mayoría de bancos centrales, muchos de los cuales continúan con la subida de tipos”, concluye su informe.

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Liontrust ficha a Claude Ewen como director de Ventas Internacionales para ampliar su distribución en Europa

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La gestora británica Liontrust se ha marcado como objetivo ampliar su distribución en Europa, poniendo especial énfasis en Alemania y Austria, y, por este motivo, ha contratado a Claude Ewen como nuevo director de Ventas Internacionales para Europa. Según indica la firma, Ewen estará ubicado en su sede de Luxemburgo. 

Ewen se une a Liontrust procedente de Columbia Threadneedle, donde encabezó la distribución de estrategias de inversión responsable en Europa. Además, a lo largo de su trayectoria profesional ha trabajado en firmas como Fidelity Worldwide Investment, Lux-Investment Advisors y Banque et Caisse d’Epargne de l’Etat. Según destacan desde la gestora, Ewen habla cuatro idiomas y aportará su amplia experiencia en la distribución de fondos en toda Europa.

“Conozco a Claude desde hace mucho tiempo y siempre me ha impresionado su capacidad, enfoque y dedicación. El amplio conocimiento de Claude del mercado europeo, y de las inversiones responsables, ayudará a desarrollar las ventas en estos mercados principales para todas nuestras estrategias, incluido el equipo de Inversión Sostenible”, destaca James Beddall, director de Ventas Internacionales de Liontrust.

En 2021, Liontrust fue la segunda entidad con mayores ventas netas al por menor en el Reino Unido, según el Informe Pridham. En este sentido, Beddall apunta que “el nombramiento de Claude es el último paso en la expansión de nuestro negocio europeo, ya que buscamos replicar el éxito que hemos logrado en el mercado británico”.

En los últimos años, Liontrust ha desarrollado su distribución en Europa y ahora cuenta con un equipo de ventas de seis personas, dos personas en servicios al cliente y 15 fondos en dos gamas domiciliadas en Irlanda. Según indica la gestora, todas sus estrategias principales están registradas para su venta, y son fiscalmente transparentes, en Alemania y Austria. Los socios de distribución en Europa incluyen a ABN Amro, SEB y Lombard Odier. 

“Me atrajo unirme a Liontrust por varias razones. Una de ellas es la solidez del equipo de inversión sostenible y el potencial de expansión de las ventas, dada su trayectoria de 21 años y su reputación. Estoy seguro de que también hay un fuerte apetito potencial por otras estrategias en Liontrust, incluyendo nuestros fondos de renta variable long/short, renta fija global y renta variable británica. Creo que estos fondos atraerán a muchos compradores de fondos en Alemania y Austria”, señala, por su parte, Claude Ewen, ya como director de Ventas Internacionales de Liontrust para Europa.

Todo es cuestión del momento

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Tras un primer semestre desastroso, y con el deterioro de la situación económica en los países desarrollados, la prudencia aconsejaría retirarse de los activos de riesgo a la espera de una tregua. Pero, ¿es siempre la prudencia el mejor consejero?

El momento es clave en los mercados de renta variable

Los temores a que las economías desarrolladas se encaminen a una recesión se han agravado últimamente, con el dato del PMI de actividad industrial estadounidense de 53 (56,1 en mayo), afectado por la disminución de los nuevos pedidos y del empleo. En cuanto a los mercados bursátiles, el S&P y los índices europeos se han dejado alrededor de un 20% en lo que va de año. Tras este importante descenso, la cuestión es si el mercado está remunerando el riesgo suficientemente ahora mismo.

En EE. UU., otorgamos un 40% de probabilidades a la recesión (30% de recesión leve, 10% de recesión grave) y un 60% de probabilidades a una desaceleración económica en los próximos doce meses. En caso de evitarse la recesión, creemos que el mercado tiene gran capacidad para recuperarse. Veamos la tendencia de los beneficios a doce meses.

Ya hemos señalado que los márgenes de beneficio estadounidenses son extraordinariamente altos y terminarán por reducirse. Sin embargo, creemos que estos ajustes serán más lentos de lo que los inversores esperan ahora mismo. En efecto, a largo plazo, la evolución de los resultados de las empresas que componen el S&P500 se ha visto impulsada principalmente por el sector de tecnología de la información. El sector tecnológico está ahora dominado por monopolios naturales, empresas que se benefician de los efectos de la red y de importantes economías de escala. El aumento de la regulación erosionará su control a lo largo del tiempo, pero es probable que el proceso sea lento.

También a largo plazo, la tendencia al alza de los márgenes de beneficio fuera del sector tecnológico no causa tanta impresión. A medida que la economía se ralentiza, los precios de las materias primas industriales y agrícolas caen, lo que permite a las empresas de sectores defensivos con fuertes márgenes brutos, como alimentación y bebidas, mantener unos niveles de márgenes razonables. Por otro lado, es verdad que las empresas de sectores con márgenes brutos bajos, como comercio minorista o materiales de construcción, se enfrentan a la doble dificultad de gestionar una limitada capacidad de fijación de precios y una probable disminución de los volúmenes.

Pese a todo, se espera una reducción de los márgenes de las empresas incluidas en el S&P500 estadounidense, aunque manteniéndose en niveles razonables durante los próximos doce meses.

En Europa, la caída del euro está contribuyendo claramente las exportaciones y limitará la disminución de las secuencias de beneficios en el segundo trimestre. Es más probable que ese descenso se note en el tercer trimestre. Pero aquí tampoco es seguro lo peor, ya que las empresas están confirmando ahora carteras de pedidos completas y una gran capacidad para ajustar sus precios para compensar en gran parte la inflación de los costes de producción. Cabe esperar que asistamos a posibles movimientos sociales y subidas salariales, pero los efectos no se notarán hasta más adelante o incluso en 2023. La situación en Ucrania sigue siendo el principal riesgo para Europa. El cese o la mayor reducción del suministro de gas puede cuestionar la evolución de las secuencias de beneficios corporativos.

En conclusión, en los mercados de renta variable vemos que las valoraciones empiezan a descontar los principales escenarios de tensión. Aunque aún es demasiado pronto para reposicionarse de forma sustancial, los niveles de entrada están cerca.

Aún es algo pronto para el crédito

Los diferenciales del high yield dan a entender que el mercado presupone una tasa de impagos de entre el 7%-8% en los próximos doce meses. La agencia de calificación Moody’s la sitúa en el 6% en el peor de los casos. En marzo de 2020, el mercado estimaba que alcanzaría un 12%. Por tanto, parte del riesgo está claramente en los precios.

Cabe señalar que la tasa de rendimiento absoluto supera actualmente 7,50%. Históricamente, a este nivel, las probabilidades de generar un rendimiento positivo en los próximos doce meses son de más de un 80%. Además, un tipo del 7,5% permite generar un carry suficiente para soportar una ampliación adicional del diferencial de unos 250 puntos básicos (pb), es decir, los niveles máximos registrados hace años.

En conclusión, creemos que el mercado del high yield debe capitular por última vez para que las últimas «manos débiles» (compradores oportunistas) sean sustituidas por inversores con una visión más estratégica. Entonces, se habrán alcanzado las primas de riesgo suficientes para estabilizarse y volver a los fundamentales sólidos.

Cerca de los niveles de entrada

En estos primeros días de julio, tenemos una perspectiva más constructiva. Los datos macroeconómicas no traen buenas noticias, pero la divergencia en la política monetaria y fiscal de China y Japón debería limitar la desaceleración del crecimiento mundial. Las empresas tienen una impresionante capacidad de resistencia. Pero lo que se pondrá a prueba será la capacidad de resistencia del consumidor. Aunque el ahorro sea abundante, las clases menos favorecidas y el conjunto más amplio de la población están sufriendo una fuerte erosión de su poder adquisitivo. ¿Revuelo o tormenta en el consumo? Es difícil saber.

Sea como fuere, nos acercamos a los niveles de entrada tanto en los mercados bursátiles como en los de high yield. Claro que los riesgos siguen estando presentes, pero la remuneración ya refleja en parte las numerosas incertidumbres. La escasa liquidez de los meses del verano puede provocar pequeños shocks en el mercado, que se aprovecharían para un mayor reposicionamiento.

El fin del dinero fácil

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Los inversionistas de todo el mundo deberían prepararse para un endurecimiento disruptivo de las condiciones financieras. Esto incluye los mercados de crédito, acciones y la liquidez de los mercados monetarios, ya que los bancos centrales se enfocan en combatir la inflación. A raíz de los programas de estímulo masivos relacionados con la pandemia en todo el mundo, que mantuvieron los mercados mundiales llenos de efectivo desde el colapso de 2020, los formuladores de políticas ahora están dando un giro radical. A medida que las autoridades monetarias comienzan a subir las tasas y reducir sus balances, un proceso conocido como ajuste cuantitativo, los inversionistas deberían estar en alerta máxima por las repercusiones financieras.

La principal preocupación es si los bancos centrales pueden terminar con la dependencia de los mercados financieros ante estímulos sin precedentes, sin interrumpir el flujo de capital y llevar a las economías a la recesión, y lograr el llamado «aterrizaje suave». La economía más grande del mundo, EE.UU., nunca ha podido reducir la inflación en más del 2% sin inducir una recesión. Según el fundador y director ejecutivo de Citadel, Ken Griffin, el panorama económico es el más incierto desde la crisis financiera mundial y, según el director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, se avecina un huracán económico para los mercados financieros.

Bloomberg Economics ha estimado que los encargados de formular políticas en los países del G-7, incluido el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Canadá, reducirán los balances en alrededor de 410.000 millones de dólares combinados en el resto de 2022 a través del ajuste cuantitativo. Recientemente, la Fed realizó un nuevo aumento de 0,75% de la tasa de interés consolidando el mayor endurecimiento monetario desde principios de los 80 y mantiene un plan para comenzar a deshacer billones de dólares en compras de activos.

A medida que se intensifica la volatilidad de los mercados financieros, se vuelve imperativo observar más de cerca las probables repercusiones financieras. La reciente inversión de la curva de rendimiento del mercado de bonos, la caída de los salarios reales, así como la disminución de la confianza del consumidor y el gasto real de los hogares, el aumento de las tasas hipotecarias y los inventarios excesivos están contribuyendo a la volatilidad. Esta fase puede verse como el final del dinero fácil, poniendo a prueba la inversión pasiva y posiblemente destacando la importancia de la inversión activa. A medida que la Reserva Federal aumenta agresivamente las tasas en un esfuerzo por combatir la inflación, las empresas estadounidenses están perdiendo gradualmente su capacidad para pedir dinero prestado a tasas históricamente bajas. A medida que los costos de endeudamiento continúan aumentando mucho y con demasiada rapidez, el flujo de crédito corporativo puede verse gravemente interrumpido. En casos extremos, las empresas saludables pueden comenzar a perder el acceso a la financiación que tanto necesitan, lo que provocaría estragos económicos.

Actualmente, el diferencial en un índice de Bloomberg de bonos de grado de inversión de EE.UU. ha aumentado a más del 2,20%, desde un mínimo del 0,80% en junio de 2021, lo que indica mayores costos de endeudamiento que pueden forzar una contracción en el crecimiento de los préstamos. Un diferencial por encima del 1,5% indica que los mercados crediticios podrían paralizarse, lo que dificultará mucho la obtención de préstamos. La métrica ha demostrado ser una bandera roja confiable en el pasado después de cruzar el 2% en los años volátiles, por ejemplo, después de la crisis financiera mundial y durante las consecuencias de la pandemia. En última instancia, esto ha prolongado la desaceleración en los volúmenes de préstamos comerciales e industriales, causando un daño histórico a la economía mundial.

Los temores de una desaceleración económica, una inflación persistentemente alta y una retórica de ajuste cada vez más agresiva por parte de los bancos centrales han pesado sobre el apetito por el riesgo, estimulando la volatilidad en los mercados financieros. En el mercado de bonos, el salto agresivo en los rendimientos de los bonos ha llevado al peor desempeño en el índice de rendimiento total agregado de EE.UU. de Bloomberg desde 1980. Si estos movimientos en el mercado de bonos aún no han descontado por completo la campaña de ajuste crediticio de la Reserva Federal, habrá espacio para más volatilidad.

Una narrativa común del mercado ha sido que las altas valoraciones de las acciones fueron respaldadas por tasas de interés ultra bajas, especialmente para empresas con utilidades corporativas bajas o nulas, pero con el potencial de generar mayores ganancias en un futuro lejano. Por lo tanto, las valoraciones serán extremadamente sensibles a las tasas de interés que descuentan las ganancias para determinar los precios de mercado de las acciones.

En tanto, el tono agresivo de la Fed y el sólido mercado laboral de EE. UU. están impulsando el fortalecimiento del dólar. Si bien la Reserva Federal no administra directamente la política monetaria para las naciones extranjeras, afecta profundamente las condiciones financieras en el extranjero en función de los diferenciales de tasas de interés. El BCE y el Banco de Japón, por ejemplo, no han aumentado las tasas o simplemente comenzaron a aumentar desde la pandemia. El Dólar Index, que mide el dólar frente a una cesta de otras monedas importantes, se encamina hacia sus mayores ganancias desde 2002. Tanto el euro como el yen se encuentran en mínimos de más de dos décadas frente al dólar.

La Fed influye dramáticamente en la actividad económica mundial a través de su política monetaria. Un dólar en alza tendría consecuencias significativas en particular para los mercados emergentes, que aún dependen en gran medida de él para sus necesidades de endeudamiento. Cuanto más fuerte es el dólar, más caro es para las empresas y los gobiernos de los países en desarrollo realizar pagos de deuda denominada en dólares. El dólar también se considera un refugio seguro dados los riesgos geopolíticos actuales en Ucrania en este momento. A medida que el dólar se aprecia, los prestatarios extranjeros de dólares estadounidenses necesitarán más dólares estadounidenses para pagar sus préstamos. Cuando los prestatarios recauden los dólares necesarios para cumplir con sus obligaciones, provocarán una mayor apreciación del dólar. Es probable que sigan incrementándose los flujos hacia el dólar, lo que hará que el dólar suba significativamente y empeore los problemas para los prestatarios en dólares.

La inflación de junio del 9,1% (5,9% subyacente) probablemente reforzará la determinación de la Fed de continuar subiendo las tasas durante todo el año. La economía de EE. UU. ya se ha contraído un 1,4% anualizado en el primer trimestre, muy por debajo de la expectativa del mercado de una expansión del 1,0%. Esta caída prepara a EE. UU. para una recesión técnica, en caso de que el PIB del segundo trimestre también sea negativo. Hay mucho en juego en este momento y los inversionistas deberían mantener un posicionamiento de cartera de bajo riesgo hasta que los resultados del fuerte endurecimiento de las condiciones financieras sean más claros.

¿Recesión global o aterrizaje suave?: las impresiones desde América Latina

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En un contexto de inflación exaltada y sombríos pronósticos económicos, los inversionistas malabarean con distintas tonalidades de pesimismo. Ahora, la pregunta a nivel internacional sobre la economía es: ¿vamos a entrar en una recesión global, o tendremos un “aterrizaje suave”?

Las opiniones de los actores del mercado parecen estar divididas a nivel global, con las miradas puestas en particular en las economías de China y Estados Unidos. En América Latina, distintos actores regionales se inclinan por la visión de un “soft landing”.

Algunas de las principales casas de inversión del vecindario prevén una recesión técnica en Estados Unidos, no muy profunda, y una dinámica económica en China que le haría un contrapeso, previniendo una recesión global.

Las entidades concuerdan con que la variable clave, que determinará en qué dirección soplan los vientos en este caso, será el manejo de la política monetaria, por parte de los principales bancos centrales del mundo. Además, los precios de los commodities y la cadena de suministro cumplirán un rol.

Recesión en EE.UU.

Para Banco Santander Chile, es “muy probable” que haya una recesión en la mayor economía del mundo. “La economía de EEUU inició 2022 con un nivel por sobre su tendencia y debiese moderarse hacia delante. Ya hemos visto que el PIB se ha contraído dos trimestres seguidos y es posible que en el tercer o cuarto trimestre de este año veamos una caída adicional debido a la contracción monetaria de la Reserva Federal”, señala Claudio Soto, economista jefe de la firma.

Desde BTG Pactual concuerdan con el diagnóstico, y recalcan que no se trataría de una depresión profunda o severa. “Vale la pena considerar que los últimos tres años han sido anormales en términos de la velocidad de entrada a recesión el 2020, y el tamaño de los estímulos monetarios y fiscales”, dice Mauricio Cañas, director de Estrategia de BTG Pactual Wealth Management. En este contexto, agrega, “es natural esperar un escenario de moderación una vez que éstos se van retirando de la economía”.

En la administradora de fondos de Banco de Chile, Banchile AGF, también anticipan que la economía estadounidense experimente una recesión suave o técnica, caracterizada por dos trimestres consecutivos de caída en el crecimiento.

Los factores, explica el estratega de inversiones de la firma, Rodrigo Ibáñez, son “las condiciones financieras más estrechas en virtud del ciclo alcista de tasas de la Fed”, y la caída de las expectativas manufactureras regionales, “que anticipan un ISM manufacturero por debajo de los 50 puntos”.

Además, agrega el ejecutivo, la fortaleza del mercado laboral en el país, en término de vacancia por desempleo, “evitaría una recesión profunda, que gatille un gran ajuste en los precios de los activos”.

¿Recesión global?

Si bien el deterioro de la dinámica económica en EE.UU. pinta un panorama sombrío para la economía global, los actores latinoamericanos no prevén que se gatille una recesión global.

“El resto del mundo se mantiene resiliente y China podría ser el impulsor de los países emergentes”, escribe Alejandro Guin Po, economista de LarrainVial Asset Management, en un comentario de mercado reciente.  El profesional destaca que las autoridades chinas “está apostando a una recuperación vigorosa hacia la segunda mitad del año mediante una batería de políticas monetarias y fiscales”, que se combinarían con una regulación más selectiva.

Desde Credicorp Capital concuerdan con el diagnóstico, augurando que la segunda mayor economía del mundo compense el deterioro en Occidente. “Vemos a China saliendo de su golpe del COVID-19 de este año, hacia un último trimestre acelerado”, indica el director de Portfolio Solutions de la firma, Klaus Kaempfe.

En esa línea, el ejecutivo no ve una recesión mundial en el horizonte, con la economía internacional apoyada por la aceleración de China.

En el caso de Europa, el panorama se ve más complicado, considerando su mayor cercanía con la guerra en Ucrania y el alza en los precios de la energía que ha derivado de ella.

Considerando eso, Kaempfe anticipa que será la región más golpeada, en términos de crecimiento, “incluso sacando a Rusia del cálculo”. Con Alemania y el Reino Unido anunciando fuertes frenazos, eso podría impactar el crecimiento global, aunque sin llegar a empujarlo a la recesión generalizada.

Por su parte, Guin Po apunta que los estragos tomarían forma en un horizonte de mediano plazo. Con todo, el economista de la gestora LarrainVial señala, “deseando que no vuelvan las draconianas medidas de confinamiento chinas, el resto del mundo seguiría creciendo”.

Variables claves

A futuro, entre los principales factores que determinarán la dirección que tome la dinámica económica, destaca el actuar de los principales bancos centrales.

“Bajo nuestros análisis, la dinámica de la actividad global depende fundamentalmente de las tasas del G-20, del petróleo y del dólar global. De estas tres variables, la que más podría desviarse respecto a sus niveles ya incorporados en los precios son las tasas del G-20”, comenta Ibáñez, de Banchile AGF.

En esa línea, el profesional asegura que cualquier sorpresa inflacionaria, ya sea gatillada por shocks en el mercado de commodities o de salarios, impulsaría aún más los tipos de referencia.

Otros ingredientes claves hacia delante, agrega Soto, de Santander Chile, serán los precios de las materias primas y la normalización de las cadenas de suministro. “Si se mantiene la trayectoria descendente de los precios de las materias primas –y, en particular, del petróleo—la inflación de EE.UU. podría comenzar a descender más rápido, lo cual le permitiría a la Reserva Federal ser menos agresiva en el retiro del estímulo monetario”, explica.

En ese caso, acota el economista jefe, la balanza se inclinaría más hacia un aterrizaje suave, evitando una recesión.

 

La SEC anuncia que entregó más de 16 millones de dólares a dos denunciantes

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La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos anunció este martes premios de más de 16 millones de dólares a dos denunciantes que brindaron información y asistencia en una acción de cumplimiento exitosa.

El primer denunciante impulsó la apertura de la investigación y proporcionó información sobre infracciones difíciles de detectar. Este denunciante también identificó testigos clave y proporcionó información crítica, lo que ayudó al personal en su investigación. Como resultado, este denunciante recibirá una recompensa de aproximadamente 13 millones de dólares. El segundo denunciante presentó nueva información importante durante el curso de la investigación y recibirá una recompensa de más de 3 millones de dólares.

«La información y la asistencia brindadas por estos dos denunciantes para ayudar a identificar irregularidades complejas demuestra la importancia del programa de denunciantes para los esfuerzos de cumplimiento de la SEC», dijo Creola Kelly, jefe de la Oficina de Denunciantes de la SEC.

«Estos denunciantes informaron información crítica que ayudó a la investigación de la SEC y brindaron una cooperación extensa y continua que ayudó a detener las irregularidades y proteger los mercados de capital», añadió.

La SEC ha otorgado más de 1.300 millones de dólares a 281 personas desde que emitió su primera adjudicación en 2012. Todos los pagos se realizan a partir de un fondo de protección de inversionistas establecido por el Congreso que se financia en su totalidad a través de sanciones monetarias pagadas a la SEC por infractores de la ley de valores. No se ha tomado ni retenido dinero de los inversores perjudicados para pagar las indemnizaciones de los denunciantes.

Los denunciantes pueden ser elegibles para una adjudicación cuando proporcionan voluntariamente a la SEC información original, oportuna y creíble que conduce a una acción de ejecución exitosa. Las indemnizaciones para denunciantes pueden oscilar entre el 10 %y el 30% del dinero recaudado cuando las sanciones monetarias superan el millón de dólares.

Como se establece en la Ley Dodd-Frank, la SEC protege la confidencialidad de los denunciantes y no divulga información que pueda revelar la identidad de un denunciante.

 

 

Itaú USA se asocia con Bain & Company para capacitar en diversidad a sus directivos

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Itaú USA comenzó una serie de talleres brindados por Bain & Company para capacitar a sus directivos en políticas que apunten a una mayor diversidad, equidad para lograr un trabajo más inclusivo.

“Nuestro equipo de alta dirección se involucró en algo que ha sido parte de nuestro ADN: ser un lugar de trabajo más diverso, equitativo e inclusivo”, publicó el banco de origen brasileño en su cuenta de LinkedIn.

Desde Itaú USA celebraron que Bain & Company realice las capacitaciones.

“Nos sentimos honrados de asociarnos con Bain & Company que nos guiarán a través de una serie de talleres a medida que continuamos profundizando en este importante tema”, agrega el comunicado.

Por último, la entidad defendió la importancia de trabajar en diversidad.

“Atesoramos la diversidad y nuestro compromiso es más fuerte que nunca”, concluye el mensaje.

 

Inflación: qué esperar en el corto, el medio y el largo plazo en Estados Unidos

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Hay tantos factores que se incluyen en la inflación que la propia Fed ha dicho que con frecuencia no entiende por completo qué es lo que la impulsa. Muchos de los factores son reflexivos, con mecanismos que se auto corrigen y se auto refuerzan, por lo que es complicado predecir las huellas de la inflación. Los tipos y la inflación son reflexivos. Lo que le pasa a uno impulsa al otro, y lo mismo en dirección contraria. Hay mucho margen para que uno de esos factores se mueva y modifique al otro.

Dicho esto, mi expectativa es que la inflación en Estados Unidos alcance su pico dentro de este ciclo en los próximos uno a tres meses. Fuimos sorprendidos en mayo con un IPC del 8,6%, y hay razones para pensar que la inflación estará un poquito más alta el próximo mes o dos meses pero, después de eso,  hay muchas fuerzas en marcha para hacer descender tanto la inflación general como la subyacente en el medio plazo. Sin embargo, en el largo plazo, es posible que la inflación no vuelva a su tendencia histórica del 2% al 3% anual, donde se ha movido durante varias décadas.

La inflación subyacente rebotó hasta el 6,5% este año, y ese rebote estaba a muchas desviaciones estándar de la tendencia y fuera del mapa en lo que se refiere a la mayor parte de nuestra vida como inversores. Analicemos los componentes.

La línea azul representa la inflación subyacente de servicios. Históricamente ha sido la parte estable y el grueso de la inflación. Lo que es interesante es que incluso si se eliminase la línea verde (energía), la línea amarilla (alimentos) y la línea naranja (bienes), y solo se dejasen los servicios, la inflación todavía se sitúa por encima del 3%. Si el resto fuese cero, los servicios por sí solos todavía estarían a un nivel superior al objetivo de la Fed.

En otras palabras, la inflación no depende de un único componente. Está compuesta de señales de verificación en energía, bienes, alimentación y servicios. Todos ellos están por encima de sus medias históricas, incluso los que son relativamente estables. Por tanto, todos los componentes se han vuelto inflacionarios. 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Los enormes estímulos económicos tras la pandemia de Covid alentaron a la gente a comprar online. Aún así muchos negocios cerraron, causando interrupciones en la cadena de suministros, que a su vez llevaron a la escasez y precios más elevados para bienes, servicios y puestos de trabajo más escasos.

La buena noticia es que hay muchas razones para que la inflación caiga en los próximos seis a doce meses:

  • La política fiscal se ha vuelto restrictiva. El gasto del Gobierno se ha recortado y quizá sea un 20% inferior este año respecto al máximo de gasto por Covid.
  • Endurecimiento monetario. La Fed está retrocediendo su QE  reduciendo las compras de bonos al tiempo que sube los tipos de interés.
  • Se están suavizando los precios de las materias primas. La demanda se está ralentizando en China y otros lugares.
  • Un dólar fuerte. Esto proporciona a Estados Unidos mayor poder adquisitivo para comprar bienes del extranjero sin importar inflación.
  • Caída de la confianza del consumidor. El resultado de julio del índice Conference Board (CONCCONF) cayó por tercer mes consecutivo hasta los 95,7 puntos, desde una lectura revisada a la baja de 98,4 en junio.
  • La producción de automóviles está creciendo y se están moderando los precios de vehículos usados. El índice Manheim, que mide el volumen de ventas de coches usados, fue negativo en junio por primera vez en mucho tiempo y otra vez en la primera mitad de julio, respecto a periodos anteriores.
  • La cadena de suministro se está normalizando. Las grandes colas de barcos en los puertos de Long Beach y Los Angeles esperando a ser descargados se han disuelto.

Todos estos aspectos aportan razones para que la inflación caiga en el medio plazo y ciertamente representan fuertes obstáculos para que la inflación siga subiendo. Sin embargo, se debería puntualizar que, aunque hay muchas razones para esperar que la inflación se modere, ciertamente las sorpresas del último año han sido negativas y nuevas sorpresas podrían alterar nuestro escenario.

El mercado continuará debatiendo hacia dónde se dirige la inflación, pero hay un grado razonable de confianza (70% de probabilidad en nuestra opinión) de que en el próximo mes o dos todavía habrá lecturas altas de la inflación. En los siguientes dos a doce meses, creemos que hay una probabilidad del 40% al 50% de que la inflación se modere, y que los tipos suban lentamente o se mantengan.

Hay, sin embargo, potenciales motores de inflación más elevada que serán diferentes tras el Covid, aunque queda por ver cómo evolucionan las cosas en 2023 y 2024.

Motores en el largo plazo para inflación potencialmente más alta 

  • El Covid ha alentado la desglobalización, la relocalización y el acortamiento de las cadenas de suministro. Las cadenas largas de suministro han dañado el negocio de muchas empresas. Depender de China cuando se cerró o las limitaciones a los puertos cuando había escasez de mano de obra para descargar contenedores llevó a muchos a querer acortar las cadenas de suministro y volver a la producción local, más cerca de casa.
  • Una menor participación de la mano de obra es inflacionaria y provoca que los negocios aumenten los salarios para atraer talento. Mucha gente se ha salido de la masa laboral y también ha habido mucha prejubilación. La menor participación de la mano de obra está por debajo de lo que esperaba la Fed y de su media histórica. Esto también ha proporcionado mayor poder de negociación a los trabajadores. Esperemos y veamos cuánto dura. Si una recesión devuelve el desempleo al 5 o 6%, probablemente caiga el poder de negociación, pero por ahora los trabajadores tienen la sartén por el mango.
  • La tecnología no está aportando tanto a la productividad.  Los saltos en la productividad experimentados tras el desarrollo de la electricidad e internet no se han repetido. Los avances tecnológicos como la IA y el big data ayudaron a mejorar algo la productividad, pero la historia de la última década muestra que la unidad de producción en Estados Unidos no presenta una buena tendencia. Las nuevas tecnologías de redes sociales como Facebook, Instagram y TikTok no aportan a la productividad general y, de hecho, probablemente reduzcan la eficiencia y productividad de los trabajadores.
  • La transición energética y las tendencias ESG son costosas. ¿Por qué quema el mundo petróleo, carbón y gas natural? La respuesta es porque, sobre una base de productividad por unidad de energía, los combustibles fósiles son menos costosos. El mercado libre – en ausencia de inversores activistas- generaría energía eléctrica lo más eficiente posible en costes. A medida que se van cambiando las políticas en todo el mundo, y ciertamente en Europa, para reducir la huella de carbono, la senda hacia la huella cero va a ser por definición inflacionaria para los precios de la energía. Si producir energía eólica fuera más económica que el petróleo, esa sería la principal fuente de energía ahora mismo.

Todas estas razones apuntan hacia un nivel de inflación más elevado que en el pasado y causa una interesante dinámica con volatilidad en la inflación. Mi predicción es que prevalecerá una inflación más elevada en los próximos meses, que después caerá por sorpresa varios meses después, y quizá más tarde vuelva a subir antes de instalarse finalmente en un rango del 3 al 4% en el largo plazo.

 

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