La Fundación John S. y James L. Knight, en colaboración con Global Economics Group, publicó un nuevo estudio que revela que las empresas de asset management, propiedad de mujeres y personas afrodescendientes, tienen al menos tres veces más probabilidades de emplear equipos diversos en comparación con las empresas dirigidas principalmente por hombres blancos.
El estudio, «Knight Diversity of Asset Managers (KDAM) Research Series: Ownership and Teams Diversity Metrics», representa una primera mirada a los únicos datos ampliamente disponibles sobre la diversidad de los equipos de inversión, incluidos los gestores de cartera de las empresas, los analistas y otros responsables de la toma de decisiones.
El estudio revela una fuerte relación positiva entre la diversidad de la propiedad y la diversidad de los equipos de inversión: cuanto más sólida es la diversidad de la propiedad, mayor es la diversidad de los equipos, por término medio, y viceversa.
El estudio también descubrió que hay más diversidad en los equipos de inversión, en general, que en la propiedad. Considera que los equipos son diversos si al menos el 50% de sus gestores de cartera son mujeres o personas de color.
Los resultados complementan otras investigaciones que muestran que las mujeres y las personas de color están lamentablemente infrarrepresentadas entre los propietarios de las empresas de gestión.
Un estudio reciente de la serie KDAM reveló que las empresas de propiedad diversa sólo supervisan el 1,4% del total de activos gestionados en el sector financiero estadounidense, a pesar de que las investigaciones demuestran que esas empresas rinden tanto como las dirigidas por hombres blancos.
Este nuevo análisis centrado en los equipos ha sido posible gracias a los nuevos datos recogidos a través de una encuesta voluntaria realizada por eVestment.
En el conjunto de datos de eVestment de 1.096 empresas con sede en EE.UU., 204 empresas (o el 19%) proporcionaron datos sobre la diversidad de la propiedad y la diversidad del equipo.
Las empresas que respondieron supervisan colectivamente 3 billones (trillions en inglés) de dólares de los 37,3 billones de dólares en activos supervisados por todas las empresas con sede en EE.UU. en el conjunto de datos de eVestment. Es decir, representan un 8% del total de los activos supervisados.
“La tasa de respuesta pone de manifiesto la necesidad de disponer de datos más exhaustivos y de mayor transparencia en este ámbito”, reflexiona la fundación en su informe al que accedió Funds Society.
Dentro de las principales datos que surgen del estudio se destaca que entre las 204 empresas de asset management incluidas en el análisis, la mayoría de las empresas de propiedad diversa (69 de 93, o el 74%) emplean equipos diversos, en comparación con sólo 28 de 111 (25%) entre las empresas que no son de propiedad diversa.
Además, los datos estadísticos muestran que, por término medio, las empresas que no respondieron a la encuesta de eVestment tienen una menor representación de la diversidad en la propiedad y en los equipos de inversión que las empresas que comunicaron voluntariamente las estadísticas.
Pero incluso entre el subconjunto de 204 empresas que comunicaron voluntariamente datos sobre la propiedad y los equipos, las disparidades siguen siendo enormes. Las mujeres están muy poco representadas en los equipos en relación con su respectiva proporción en la población total de EE.UU., y gestionan sólo el 23% de los 3 billones de dólares en activos analizados para este estudio.
Las estadounidenses de origen asiático representan el mayor porcentaje de equipos de inversión diversos, mientras que las mujeres blancas son el mayor porcentaje de propiedad diversa.
“Las conclusiones del estudio plantean cuestiones críticas sobre el estado de la diversidad en la gestión de activos, como por ejemplo si la diversidad relativa de los equipos en comparación con los propietarios es un signo de progreso positivo, y hasta qué punto las mujeres y las personas de color en funciones de toma de decisiones se enfrentan a barreras sistémicas para ser propietarios”, dice el informe.
«Esperamos que este estudio anime a más empresas de gestión de activos a compartir datos sobre la composición de sus empresas y que, a su vez, este conocimiento ayude a las empresas a aprovechar el talento de las mujeres y las minorías infrautilizadas», dijo Candice Rosevear, directora de Global Economics Group.
El Índice de Expectativas del consumidor se debilitó aún más, con los consumidores citando como factores el aumento de los precios, basado en la explosión del combustible y todas las consecuencias de la guerra en Ucrania, según una encuesta de The Conference Board.
Mientras tanto, las intenciones de compra de artículos de gran valor, como los automóviles, se han suavizado en los últimos meses al aumentar las expectativas de los tipos de interés.
Un sondeo especial realizado en la Encuesta de Confianza del Consumidor® de marzo se centró en el impacto percibido de la guerra en Ucrania sobre la inflación general en EE.UU., así como su impacto en una amplia gama de expectativas que van desde los precios de la energía y los alimentos hasta el crecimiento económico y los viajes internacionales (véase el gráfico siguiente).
En particular, 6 de cada 10 consumidores creen que el conflicto provocará un aumento significativo de los precios en los próximos meses, mientras que otros 3 de cada 10 consumidores consideran que el impacto en los precios será probablemente moderado.
Los consumidores esperan que el impacto general de la guerra en Ucrania sea negativo y de gran alcance.
Se espera que los impactos más pronunciados se sientan en los precios de la energía. De hecho, más de la mitad de los consumidores dijeron que los precios en el surtidor serían probablemente los más afectados.
Con los precios de la gasolina por encima de un dólar el litro, es probable que los precios de la energía sigan siendo una de las principales preocupaciones de los consumidores.
Mientras tanto, los consumidores esperan que el impacto en los precios de los alimentos sea algo más moderado. Sin embargo, esto puede deberse en parte a que los aumentos en este sector tardarán un poco más en filtrarse a través de la cadena de suministro antes de que los consumidores vean cambios visibles en los estantes de las tiendas.
Menos de una cuarta parte espera que la economía estadounidense sufra un impacto muy negativo, pero, no obstante, las expectativas son que el crecimiento se ralentice en un futuro próximo.
En general, la confianza de los consumidores sigue respaldada por el fuerte crecimiento del empleo y, por tanto, se ha mantenido notablemente bien a pesar del aumento de los conflictos geopolíticos. Sin embargo, las expectativas de inflación para los próximos 12 meses alcanzaron el 7,9% en marzo -un máximo histórico- y es probable que sigan aumentando en los próximos meses.
El impacto del aumento de los precios, especialmente para los consumidores menos pudientes, probablemente frenará el gasto en 2022. Estos consumidores dispondrán de menos dinero discrecional para gastar en cenas fuera de casa, entretenimiento fuera del hogar, viajes y vacaciones. Por lo tanto, las industrias de servicios en persona que intentan recuperarse de la pandemia pueden seguir teniendo problemas, aunque en menor grado que durante lo peor de la crisis del COVID-19.
Con estos datos, The Conference Board prevé que los vientos en contra derivados de una mayor inflación y de la guerra en Ucrania persistirán a corto plazo, lo que podría mermar la confianza y enfriar el gasto y el crecimiento económico en los próximos meses.
Durante gran parte de la última década, el entorno económico no ha sido nada propicio para los gestores de renta variable value, muchos de los cuales han abandonado el sector, bien porque han sido despedidos o porque se han hartado de ver el deterioro del value año tras año.
Sin embargo, al subir la inflación, se reduce el comercio global y, por lo tanto, la competencia, de modo que muchos sectores tradicionales podrían ver aumentada su capacidad de fijación de precios. En este contexto, los gestores de acciones value podrían tener por fin la ansiada oportunidad de destacar.
¡Oye, gran derrochador!
Como gestor value, es importante no perder de vista los principios fundamentales de la inversión. Cuando alguien compra una acción, básicamente está comprando el valor real de una empresa y de sus productos y operaciones. Todo precio de compra adicional superior a dicho coste no es más que el reflejo de la confianza que otros han depositado en esa empresa. Hasta hace 18 meses, los tipos de interés sumamente bajos y la política monetaria flexible abarataron el dinero, lo que permitió a los inversores comportarse con frivolidad y comprar las acciones growth de moda que parecían interesantes, sin apenas prestar atención a cuánta «confianza» adicional había.
Como consecuencia de ello, se destinó capital a empresas con ratios precio-beneficio (PER) elevados que los participantes del mercado creían que ofrecerían una mayor recompensa en el futuro. Este tipo de empresas solían generar muy poco flujo de caja y dependían de inversores externos para financiar el negocio. Al igual que al final de la burbuja de las puntocom, muchos inversores han considerado el mercado más como una lotería que como una oportunidad para invertir, una estrategia que les ha reportado excelentes rentabilidades durante una época de dinero fácil, pero que no puede funcionar bien siempre.
En los últimos meses y semanas, tanto el entorno macroeconómico como el ánimo de los inversores han cambiado radicalmente. En los últimos 18 meses, el estilo growth y el value han pugnado por el liderazgo (gráfico 1). Pero ante el aumento de la inflación, la escasez de suministros, las crecientes tensiones en el comercio global y, en última instancia, las probables subidas de tipos de interés, los inversores ahora se piensan mucho más el precio que están dispuestos a pagar por una empresa. A principios de 2022, asistimos a un cambio bastante drástico en las asignaciones de capital: el índice MSCI Europe Value se anotó una subida del 2,6% en enero, comparado con las caídas del 5% del índice MSCI World y del 8,8% del índice MSCI Europe Growth.
¿La apuesta por el value ha llegado para quedarse?
El value ha registrado un periodo momentáneo de rentabilidad relativamente buena, pero ¿cuánto puede durar? Los inversores en growth podrían aducir que los factores estructurales que impulsan a las acciones growth siguen estando ahí; las fuerzas deflacionistas podrían recuperarse en cuanto se resuelvan los problemas coyunturales de las cadenas de suministro y las tensiones políticas. Sin embargo, creemos que la inflación va a continuar al menos durante los próximos años.
Las tensiones geopolíticas siguen creciendo y la situación entre Ucrania y Rusia está afectando aún más a la inestabilidad del suministro. Mientras las cadenas de suministro se resienten, vemos cómo las empresas están relocalizando sus negocios al trasladar las operaciones a su país para evitar nuevas interrupciones. Ello supondría la creación de empleo mejor remunerado en fábricas y algunas empresas repercutirán estos costes a los clientes mediante subidas de precios, lo que generará inflación.
En otro ámbito de la inversión, creemos que los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) también son sumamente inflacionistas. Disponer ‘correctamente’ los factores ESG tiene un alto coste. Esto se puede ver en el propio sector de la inversión, ya que las gestoras de activos están contratando más analistas para investigar las alegaciones en materia de ESG de las empresas, las cuales contratan a su vez más personal para responder a este escrutinio. La presión también se ve reflejada en el precio del petróleo.
Es imposible ignorar este desplazamiento del capital desde las compañías energéticas «sucias» hacia las nuevas tecnologías «limpias». Aunque este giro tiene buenas intenciones, se trata de empresas jóvenes que no suelen ser sustitutas reales de las fuentes de energía de eficacia probada. Una sustitución deficiente implica un aumento de la demanda de crudo, lo que eleva los precios, una consecuencia que ha afectado a muchos últimamente. De nuevo, esta situación puede generar presiones inflacionistas en la economía, que no van a desaparecer rápidamente, en nuestra opinión. En lugar de volver al entorno deflacionista de la última década, creemos que estamos en los albores de un nuevo ciclo, muy diferente del anterior.
La búsqueda de value de calidad en Europa
Frente a las empresas growth de alta calificación se encuentran las acciones deep value, es decir, empresas que parecen extraordinariamente baratas, a veces por buenos motivos. En Europa, los bancos son un sector deep value (generalmente empresas con dificultades financieras). A pesar de esta definición tan poco alentadora, el sector bancario ha sido el favorito del mes para muchos inversores interesados en pasarse al value.
Gran parte de la apuesta por el value que vimos en las primeras semanas de 2022 empezó ahí, puesto que los tipos de interés más altos deberían traducirse en mayores beneficios para el sector bancario. Una vez que los sectores deep value registren compras masivas, creemos que la apuesta por el value se ampliará a otras áreas de este mercado.
Preferimos centrar nuestra atención en empresas de mayor calidad que creemos que el mercado infravalora, pero que tienen una alta rentabilidad financiera (ROE). Dada la retención de los flujos de caja en los negocios, creemos que este tipo de empresas deberían poder crecer más rápido que el mercado. En este entorno de tipos de interés e inflación más altos, creemos que el value de calidad está bien posicionado de cara al nuevo ciclo.
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En sus declaraciones del pasado martes, Lael Brainard, gobernador de la Reserva Federal, anunció que el banco central estadounidense podría comenzar a adelgazar el tamaño de su balance tan pronto como el próximo mayo.
El lenguaje utilizado («Dado que la recuperación ha sido considerablemente más fuerte y rápida que en el ciclo anterior, espero que el balance se reduzca considerablemente más rápido que en la recuperación anterior») contrasta con las pistas respecto a futuros ajustes en política monetaria compartidas por Jay Powell en su última conferencia de prensa: «Pensamos que el balance se ajustará de manera predecible en el fondo y que la herramienta activa, reunión a reunión, será el nivel de los fondos federales (…) queremos evitar añadir incertidumbre a lo que ya es una situación muy incierta».
Esta falta de concreción, con el mercado descontando ya una subida del 0,5% en la próxima reunión de mayo, ha incrementado la presión sobre la rentabilidad del bono a 10 años, sacando temporalmente a la curva de la zona de pendiente negativa. Las minutas publicadas el miércoles han aportado su granito de arena. Aunque se habló de un límite máximo mensual de 95.000 millones de dólares (60.000 millones en bonos del Tesoro y 35.000 millones en titulizaciones), no se establece con precisión un volumen de activos objetivo en el que finalizar el tensionamiento cuantitativo (QT). Los miembros de la Fed plantean alcanzar esa velocidad de crucero para el QT en tres meses desde su inicio. Este ritmo es más rápido que la reducción del balance de 2017, cuando la Fed limitó el drenaje mensual a 50.000 millones de dólares y tardó un año en alcanzar ese monto de retiros de forma sostenida.
La inversión en el tramo de 2 a 10 años del que hablamos la semana pasada –que a su vez no ha hecho más que seguir el movimiento en la curva del mercado monetario de las últimas semanas– sostiene la idea de que el tipo de interés real neutro (R*, que equilibra la inversión/consumo con el ahorro de una economía en el largo plazo) se mantiene muy próximo a donde se encontraba antes de la pandemia, y que la inflación será solamente un problema pasajero. Así, los futuros de eurodólar están apuntando un violento giro en política monetaria en un horizonte de 18 a 30 meses.
Esta corriente de pensamiento también implica que si la Fed sigue adelante con su hoja de ruta, el riesgo de recesión –y de corrección más abultada en el precio de activos financieros– debería ir incrementándose rápidamente.
Asumiendo el nivel de tipos implícito para diciembre por la curva OIS, los fed funds ajustados a inflación se situarán por encima de cero, muy cerca de los niveles que resultaron excesivos desde el punto de vista del tensionamiento monetario en 2019.
Hay que tener en cuenta que el potencial de crecimiento económico ha venido disminuyendo los últimos años (CBO lo estima en 1,7%), rebajando el nivel máximo de tipos hasta donde debe llegar la Fed para afectar al consumo, la inversión y la inflación (algo que evidencia la estructura de máximos decrecientes en el panel inferior del gráfico anterior).
El crecimiento real del PIB lo determinan dos pilares, uno más demográfico y el otro asociado con la inversión: el aumento de la población activa y la productividad. El BLS (Bureau of Labor Statistics) proyecta que la tasa de crecimiento de la población activa subirá de media un 0,5% por año hasta 2030, por lo que difícilmente cumplirá con el pronóstico. Echando un vistazo rápido a la gráfica de abajo (izquierda) observamos con claridad cómo el número de personas trabajando o buscando trabajo activamente viene cayendo de forma casi ininterrumpida desde los máximos de 1979.
El inicio de los periodos de expansión más sólidos y longevos ha coincidido casi siempre con mercados de trabajo muy deprimidos, cuya paulatina recuperación aportaba positivamente al crecimiento económico. En esta ocasión, la contribución cíclica de los cambios en la tasa de desempleo sobre el PIB –que desde 1950 oscila entre 0,9% y -0,8%– está ya en zona de máximos (gráfica de abajo derecha). A partir de aquí su aportación muy probablemente sea decreciente.
La productividad, también en tendencia bajista, se sitúa en un 1,2% de media en los últimos 10 años y ofrece margen de mejora en un contexto de recuperación en la inversión. Sin embargo, en base a la equivalencia entre inversión y ahorro, un déficit de cuenta corriente cada vez más negativo merma la capacidad para invertir.
La R* es un concepto difícilmente cuantificable, y existe otra corriente de pensamiento que considera que ahora está por encima de donde se encontraba en 2020 (más cerca del 3% que del 0%), sobre todo por una tendencia estructural a la baja en la tasa de ahorro. Algo que mitigaría a corto plazo el riesgo de recesión (porque la política monetaria de la Fed no sería entonces tan agresiva como parece), pero que podría resultar en riesgos inflacionistas persistentes más adelante.
La vuelta a la normalidad social después de dos años y la transición del consumo de bienes a servicios impulsará una rápida disminución del excedente de ahorro (que en EE.UU. es de 2,3 billones de dólares) como también lo hará la jubilación en masa de los babyboomers, que dejarán de ingresar y comenzarán a gastar más. Además, el aumento de riqueza por la apreciación de activos mobiliarios y financieros puede acelerar esta tendencia.
Por otro lado, el incremento del déficit estructural hasta 2025 (4,9% de media frente al 2% desde 2014 a 2019, según datos del FMI) y la necesidad de invertir para renovar un tejido productivo y residencial anticuado (16 años en el caso del primero, el nivel más elevado desde 1965, y 31 años en lo que respecta al segundo, niveles pico de los últimos 70 años) podrían sesgar los próximos años la balanza a favor de la inversión impulsando al alza la tasa R*.
Sea como fuere, y en línea con nuestros comentarios de la semana pasada, el mercado no parece estar descontando esta incertidumbre adecuadamente. El miércoles inauguraremos el inicio del periodo de publicación de resultados del 1T en EE.UU. y es probable que los empresarios se muestren cautos respecto al segundo y tercer trimestre. Sorprende que, en un entorno donde los riesgo son cada vez mayores, los analistas estadounidenses de renta variable, según datos de Factset, tengan tantas acciones de recomendación de «COMPRAR» como no se veía desde 2010.
Amundi ratifica su compromiso de ofrecer a los inversores un conjunto cada vez más amplio de productos ESG. Así, Amundi ha transformado dos de sus principales ETFs de renta variable sobre el CAC 40 y el STOXX Europe 600 en exposiciones equivalentes ESG.
Según explica la gestora, esta iniciativa forma parte del Proyecto Social del Grupo Crédit Agricole y de su compromiso con el clima. De hecho, el 21 de marzo de 2022, Amundi CAC 40 UCITS ETF se convirtió en Amundi CAC 40 ESG UCITS ETF DR. El ETF replica el índice CAC 40 ESG y permite a los inversores beneficiarse de la exposición a los 40 principales valores del mercado francés que demuestran sólidas prácticas medioambientales, sociales y de gobernanza seleccionados del índice CAC Large 60, mediante un estricto screening negativo y un enfoque de selección best-in-class.
Este ETF tiene una huella de carbono ponderada reducida y su ratio “verde-marrón” mejorado apoya la transición hacia inversiones más bajas en carbono. Con 1.200 millones de euros en activos gestionados, es el mayor ETF disponible en el mercado sobre esta exposición.
En la misma fecha, Amundi Stoxx Europe 600 UCITS ETF se convirtió en Amundi Stoxx Europe 600 ESG UCITS ETF DR. Según indica la gestora, este vehículo de inversión replica el índice STOXX Europe 600 ESG Broad Market y permite a los inversores beneficiarse de una exposición a los valores de los países desarrollados europeos mediante la selección del 80% de los valores con la mayor puntuación ESG seleccionados del índice STOXX Europe 600. Se excluyen los emisores implicados en prácticas empresariales controvertidas.
Ambos ETFs están ahora clasificados como artículo 8 del reglamento SFDR de la UE. “Los inversores buscan cada vez más opciones para reorientar su cartera hacia inversiones responsables. Estos cambios en nuestra gama de productos reflejan nuestro compromiso de acelerar la transición ESG”, indica Arnaud Llinas, director de ETF, Indexing & Smart Beta en Amundi.
Para Juan SanPio, Director De ETF, Indexing & SmartBeta en Amundi, “con la aplicación de nuestra gama de ETFs climáticos, ofrecemos a los inversores instrumentos adicionales que responden a la creciente demanda por este tipo de soluciones”.
Por un momento los mercados se mostraron alcistas gracias a las señales que indicaban que la guerra en Ucrania parecía estar disminuyendo en intensidad, pero la historia sobre el terreno es completamente diferente. A medida que las semanas avanzan, las posibilidades de que el conflicto se prolongue y puedan aprobarse más sanciones después aumentan, lo que obliga a las gestoras a reevaluar las consecuencias de esta guerra en los mercados y en las posiciones de sus carteras.
En opinión de Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM, Rusia está “arrinconada” debido a las fuertes sanciones y, por ahora, un apoyo muy limitado de China. “Con el tiempo, a medida que las importaciones a Rusia se vuelvan más costosas y difíciles de encontrar, es probable que el descontento se extienda en la población obligando al gobierno a encontrar una nueva narrativa. El gobierno estadounidense especula sobre el uso de armas no convencionales, mientras que el mercado espera que suceda lo mejor, es decir, el inicio de negociaciones serias”, explica.
Para Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance, la guerra se alargará, alternando episodios de paz y etapas de duros enfrentamientos. “Ahora el conflicto formará parte de la ecuación que moverá a los mercados, y muy concretamente, una variable clave: la inflación. Porque el aislamiento económico de Rusia tiene un impacto inflacionista a nivel mundial, y no tanto en el crecimiento, al ser Rusia el mayor productor global de materias primas. Cortar las exportaciones rusas implica poner al mercado de materias primas patas arriba. Occidente se auto sanciona indirectamente, en forma de shock inflacionista. Incluso aunque los cuellos de botella causados por la pandemia se resuelvan rápidamente y la revolución digital logre suavizar la inflación en el sector de los servicios, aún quedará una potente fuente de inflación, que será de origen ruso y de origen salarial”, afirma.
No perdamos el optimismo. Por ejemplo, Galy considera que el mercado cree que Rusia retrocederá y llegará a un acuerdo con Ucrania. “Cuanto más tiempo espere Rusia, más fuerte será el impacto de las sanciones, incluidas unas tasas de interés muy elevadas, lo que sugiere que el mercado probablemente tenga razón al ser cautelosamente optimista. De hecho, Rusia anunció un objetivo más limitado, centrado en la región de Donbass. La pregunta ahora es si Rusia aceptará la afirmación de Ucrania de neutralidad”, afirma para contextualizar en qué punto de esta guerra estamos.
Las carteras
Según resume Edmond de Rothschild AM en su último análisis de mercado, “la prima de riesgo del conflicto disminuyó, haciendo que los activos de riesgo subieran y las materias primas bajaran considerablemente. Volvemos gradualmente a una postura neutral en la renta variable y seguimos infraponderando la duración, ya que la inflación sigue estando presente”.
Hasta que el conflicto se detenga, los expertos recuerdan que seguirá impulsando la inflación, erosionando el valor del efectivo y obligando a los gestores a navegar entre la gestión del riesgo y la búsqueda de oportunidades. Para Euan Munro, CEO de Newton, y Shamik Dhar, economista jefe de BNY Mellon Investment Management, consideran que, frente al trasfondo del conflicto, podría ser tentador liquidar posiciones en activos de riesgo y buscar refugio en otros percibidos como seguros como el efectivo, pero las sanciones financieras impuestas a Rusia por grandes segmentos de la comunidad global han creado un colectivo de vendedores en apuros que intentan deshacerse de activos en un mercado que se ha visto privado de liquidez. “A no ser que sea usted un vendedor forzado, yo no me uniría a ellos”, advierte.
Munro considera probable que la rotación de growth a value y renta se intensifique a medida que los efectos de la inflación creciente y el impacto de las sanciones comerciales a Rusia se hacen patentes. Esta tendencia favorecerá seguramente a empresas con poder de fijación de precios, capaces de mantener sus dividendos en la actual coyuntura de mercado. A la luz de las sanciones y de la “desglobalización” resultante del conflicto, Munro considera que los beneficiarios podrían ser empresas no obligadas a satisfacer a varios regímenes, como por ejemplo negocios orientados al mercado doméstico y con poder de fijación de precios. “Existe mucha incertidumbre y podríamos enfrentarnos a una recesión mientras se reajusta el suministro de energía en distintas partes del mundo. En tal entorno, es mucho más probable que las acciones growth sufran un varapalo”, afirma.
En opinión de Hamco Financial, el conflicto puede generar aún más volatilidad en los precios de las materias primas, a causa de la reducción de oferta tanto en la energía como en los productos agrícolas, debido a las sanciones aplicadas contra Rusia. Según su valoración, todo ello aumenta el riesgo de ralentización de la economía, sin descartarse una posible entrada en recesión. “En un entorno de endurecimiento monetario que ya se había puesto en marcha por parte de los bancos centrales para frenar la subida de los precios antes de la invasión rusa de Ucrania. A partir del estallido de la guerra, la inflación se ha disparado y las autoridades monetarias no tendrán más remedio que incrementar las subidas de tipos previstas. A lo que se añade que la Reserva Federal continuará reduciendo su balance”, resumen.
Frente a ello, Hamco Financial recomienda un sesgo más defensivo que el posicionamiento que había recomendado hasta ahora, pero manteniendo la exposición a energía y las principales posiciones. En el caso de la renta variable, señala que hay que tener en cuenta que las bolsas habían alcanzado niveles máximos, y cayeron de forma relevante tras el inicio de la guerra, para dar lugar a nuevos rebotes posteriores en el precio de las acciones.
Por su parte, desde Cobas AM, consideran que el panorama parece positivo para las industrias del petróleo y del gas, sobre todo del gas natural licuado. Respecto al mercado energético señalan: “Si los fundamentales del sector apuntaban ya hacia precios más elevados del crudo para los próximos años, ahora la situación en Ucrania está elevando aún más estas previsiones. En principio, las empresas petroleras verán incrementada sustancialmente su capacidad de generar flujos de caja. En el caso del gas, la nueva apuesta europea impulsará la inversión en nuevas infraestructuras en toda la cadena de valor. Además, junto al impulso del gas natural licuado, también se plantean medidas como el regreso del uso transitorio del carbón, la sustitución de las calderas de gas o el incremento de las energías renovables”.
En último lugar, Amundi señala que la renta variable sigue estando favorecida, especialmente en EE.UU., donde el crecimiento de los beneficios debería seguir siendo positivo en el marco de una economía más resiliente. “Sin embargo, los inversores deberían evitar los valores más expuestos a la subida de los tipos y buscar oportunidades en los segmentos de value y quality. La capacidad de preservar los márgenes será fundamental, especialmente en el segundo semestre y en 2023, y el poder de fijación de precios de las compañías será clave en este sentido”.
Además subraya que los fuertes y rápidos movimientos en el mercado de bonos exigen un enfoque táctico de la duración, ahora no tan corta como hace unas semanas. “La parte corta de la curva parece ahora especialmente atractiva, puesto que ya ha descontado la mayor parte del ciclo de subidas de la Fed, mientras que el extremo largo probablemente se revalorizará más. Los mercados de titulizaciones relacionados con la vivienda en EE.UU. pueden ser especialmente atractivos a la luz de un mercado inmobiliario fuerte”, indica en su último documento de Investment Talk.
Una nueva visión
Por último, dejando a un lado estas ideas de inversión, Mobeen Tahir, director de análisis de WisdomTree, identifica cuatro cambios significativos y duraderos en el mundo de la inversión que han sido catalizados por el conflicto: la necesidad de identificar los riesgos geopolíticos está siempre a la vuelta de la esquina; la necesidad de prepararse para una política restrictiva; la necesidad de una mejor protección inflacionista; y la necesidad de observar que ciertas megatendencias se han catalizado.
A corto plazos, según explican lgerd Eichler y Alexander Lippert, gestores de fondo MainFirst Top European Ideas Fund, y el MainFirst Germany Fund, respectivamente, en un contexto de mercados muy volátiles, es difícil separar la valoración del mercado a corto y medio plazo del impacto económico real en la evolución de los beneficios empresariales a medio y largo plazo. «El mercado de valores es un mecanismo de descuento, que actualmente no está dando buenos resultados debido a los nuevos y desconocidos factores de incertidumbre», advierten.
Por ello consideran que la selección de valores individuales es un reto para un gestor de fondos activo en un entorno tan simplificado. Según su experiencia, es precisamente en esos momentos cuando también surgen oportunidades, aunque a menudo sólo parecen evidentes a posteriori: «Aquí es importante recordar el potencial de rentabilidad a largo plazo del mercado de valores».
M&G ha anunciado una serie de mejoras en su fondo M&G (Lux) Sustainable Allocation, incluida la incorporación de un objetivo no financiero para complementar el objetivo financiero del fondo. Según señala la gestora, los cambios serán efectivos a partir del 20 de mayo de 2022.
Entre los cambios realizados, el fondo pasará a estar categorizado conforme al artículo 9 del marco del Reglamento europeo de divulgación sobre sostenibilidad (SFDR). Aunque las consideraciones medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa siempre han formado parte del objetivo de inversión del fondo, la gestora explica que “la inclusión de un objetivo concreto de sostenibilidad mejorará su perfil ESG y aportará mayor claridad a los inversores en relación a los resultados ESG que el Fondo busca alcanzar”.
Además, se introducen un conjunto de indicadores clave de sostenibilidad que permitirá a los inversores acceder a la contribución del fondo a una economía sostenible, a través de objetivos medioambientales y/o sociales, en particular la mitigación del cambio climático. Así, a partir del 20 de mayo de 2022, los objetivos financieros del fondo seguirán sin cambios, es decir, buscará aportar una rentabilidad total (aumento del capital más ingresos) del 4%-8% por año sobre cualquier periodo de cinco años. Mientras que los objetivos sostenibles serán: contribuir a una economía sostenible invirtiendo en activos que apoyan el medio ambiente y/o metas sociales, en particular la mitigación del cambio climático.
“Desde que lanzamos el fondo, los inversores han demostrado un creciente interés por la sostenibilidad y la atención por que su capital se mueva en los mercados financieros. Esta tendencia ha ampliado el alcance de las oportunidades de inversión y ahora nos sentimos cómodos reforzando la propuesta del fondo en la conversión al artículo 9 del SFDR. Estamos estableciendo un objetivo sostenible, criterios de inversión más estrictos e indicadores clave de sostenibilidad que ayudarán a los inversores a poner de manifiesto su contribución para lograr los objetivos medioambientales y sociales. Creo que este foco renovado y centrado en la sostenibilidad realmente distinguirá la propuesta única del fondo en el panorama de inversión multi-activos al tiempo que permitirá cumplir las metas financieras del fondo”, ha destacado Maria Municchi, gestora del M&G (Lux) Sustainable Allocation Fund en M&G.
Por su parte, Fabiana Fedeli, directora de inversiones, renta variable y multi-activos de M&G, ha señalado que, a medida que el sector de la inversión se va haciendo más consciente de su papel para conseguir un futuro más sostenible, sus clientes exigen soluciones más orientadas al ESG. “A largo plazo, creemos que las empresas cuyos productos y operaciones se gestionan de manera sostenible, experimentarán un mejor comportamiento operativo y un crecimiento más sólido a largo plazo. Este fondo aprovechará la sólida experiencia del equipo en inversión en sostenibilidad e impacto para lograr resultados positivos tanto a escala medioambiental como social, a la vez que busca lograr rentabilidades atractivas para nuestros inversores en el largo plazo”, ha afirmado.
Según indican desde la gestora, los principales cambios realizados incluyen la aplicación de restricciones adicionales a la inversión en el universo de inversión del fondo y que la estrategia de inversión del fondo se actualizará para aportar detalles sobre cómo seleccionarán los activos para cumplir su meta de sostenibilidad. Además, se añadirá una serie de indicadores clave de sostenibilidad al documento de Criterios de ESG y Sostenibilidad del fondo (disponible en la página dedicada al Fondo dentro de la página web de M&G) para que los inversores puedan valorar cómo está evolucionando el Fondo con respecto a su objetivo sostenible.
2022 es un año desafiante, sobre todo para el mercado cripto a medida que el bitcoin se aproxima a su fase de corrección durante el ciclo de halving (se divide a la mitad). El mercado cripto ha comenzado el año teniendo turbulencias de precio en medio de las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal (Fed), la elevada inflación y la caída generalizada de los mercados de renta variable.
A principios de noviembre de 2021, la capitalización de mercado total cripto alcanzó brevemente el récord de los 3 billones de dólares, para luego caer a los 1,87 billones de dólares. Actualmente el bitcoin cotiza a los 41.206 millones de dólares (-11% en lo que va del año -YTD-) y el Ethereum en 2.883 millones de dólares (-23% YTD).
Desde una perspectiva de diseño de tecnología, esto nos da la oportunidad de deconstruir el mito de que el bitcoin es percibido como un instrumento de cobertura inflacionista, y ver cómo el activo se ha comportado durante un entorno reciente de inflación elevada. Posteriormente plantearemos algunas nuevas ideas sobre cómo las stablecoins y el staking (o la participación) podrían ser utilizados como una solución alternativa.
Tecnológicamente hablando, el protocolo bitcoin está codificado para ser deflacionario. Los nuevos bitcoins se extraen utilizando la potencia informática, y las recompensas mineras están predeterminadas. Esto significa que las mismas se reducen a la mitad cada cuatro años y, por lo tanto, de aquí es que sale la nueva oferta de particiones de bitcoin en mitades, haciendo que el programa de emisión de bitcoin sea consistente y predecible. Actualmente, más del 90% de los bitcoins ya están en circulación (₿18.989.550 al 21 de marzo de 2022), y la oferta máxima tiene un tope de 21 millones. La tasa de inflación de bitcoin, calculada como el porcentaje de nuevas monedas emitidas dividido por la oferta corriente, es actualmente del 18% anual y se espera que disminuya después del próximo halving previsto aproximadamente para marzo de 2024.
Tecnológicamente hablando, aunque bitcoin debería ser un buen instrumento de cobertura contra la inflación, cabe preguntarse por qué su precio no se ha comportado recientemente como tal en los mercados.
Evidencia empírica
La tasa de inflación en EE.UU. es de alrededor del 7,9%, 5,8% en la zona Euro, 6,0% en la India y 5,5% en el Reino Unido. Los riesgos geopolíticos han presionado aún más al alza a los precios de las materias primas, sugiriendo la posibilidad de que la inflación sea aún más elevada en 2022. Las diferentes clases de activo se han comportado de manera diversa con respecto al renacimiento de la inflación, tal como se destaca en el gráfico 2. Un punto interesante, es que el precio del bitcoin no ha seguido la evolución de otros instrumentos de cobertura inflacionista como el oro o las materias primas, así como tampoco ha mantenido una alta correlación con activos de riesgo como las acciones tecnológicas.
Esto contradice la idea ampliamente instaurada de que bitcoin es una “cobertura contra la inflación”, es decir, un lugar donde colocar su dinero cuando las monedas de referencia pierden valor en el mundo real. Entonces: ¿cuáles podrían ser las explicaciones de ello?
Una clase de activo naciente con un historial corto
El bitcoin fue creado en 2009 y su adopción generalizada no comenzó hasta 2019. Durante este período, las economías globales desarrolladas no tuvieron demasiada inflación como para probar cómo reaccionarían a semejantes condiciones. 2021 fue la primera vez que Bitcoin fue puesto a prueba en un entorno inflacionista elevado. Los activos de cobertura inflacionista tradicionales como el oro, las materias primas y los activos reales han atravesado todos varios ciclos de inflación, lo cual les ha dado tiempo para atraer a inversores y establecerse como instrumentos de cobertura contra la inflación. Esto es importante porque a los inversores les lleva tiempo convencerse del valor de preservación de un activo.
El bitcoin, como un mercado naciente, se diferencia de otros activos tradicionales como el oro/materias primas, sobre todo en áreas como:
La participación minorista versus la institucional: el mercado de bitcoin es aún dominado por los inversores minoristas.
Los instrumentos derivados: menores soluciones de cobertura en bitcoin; los volúmenes de trading de los derivados son mucho menores que los activos tradicionales.
Directriz regulatoria: el marco regulatorio de los criptoactivos está evolucionando.
Disponibilidad de producto: los inversores disponen de menores productos. financieros de acceso regulados (por ejemplo: fondos/fondos cotizados -ETFs-)
Infraestructura de mercado: como la liquidación, el prime brokerage, la calidad de los proveedores de datos, etc.
Estos factores significan que el mercado de bitcoin está fundamentalmente en una fase de desarrollo diferente a la de los activos tradicionales. Está naciente y en esta fase, el activo ha solamente comenzado a ser adoptado por las grandes instituciones.
Hay razones por las cuales bitcoin y otros criptoactivos están demostrando un “crecimiento en valor”, características líquidas de venture capital (VC) en esta fase actual. A medida que el mercado continúa madurando, las características de “almacenamiento de valor” de bitcoin pueden ser más aparentes y es aquí cuando Bitcoin podría convertirse en un instrumento más tradicional de cobertura inflacionista.
La inflación elevada no es el único factor que impacta a los mercados globales en 2021/22
2021 es un período muy corto para establecer si el bitcoin funciona como una cobertura contra la inflación. Los mercados globales no han visto un entorno inflacionista elevado como el actual desde 1982. Más allá de la inflación, hay factores geopolíticos y de carácter macro, así como la recuperación económica post COVID-19 que impulsan la rentabilidad de los activos. De hecho, esto puede ser el motivo por el cual el oro, como un instrumento tradicional de cobertura contra la inflación no reaccionó a la inflación elevada sino hasta 2022.
Existen otros desafíos únicos para los criptoactivos en 2021/2022, a saber: los cambios de regulación, es decir, la prohibición general de las criptodivisas en China y las influencias de las redes sociales, como, por ejemplo, los tweets de Elon Musk. Estos factores también han afectado el precio del bitcoin y los criptoactivos por igual, lo que contribuye a la volatilidad de los precios.
A través de estas dos lentes, los inversores ahora pueden entender por qué Bitcoin no ha actuado como instrumento de cobertura contra la inflación bajo las condiciones recientes de mercado. El historial de precios del bitcoin todavía marca una volatilidad continua a 30 días del 75.35% anualizado.
Otra idea
Para los inversores dubitativos respecto a la naturaleza volátil de los criptoactivos, otra idea es considerar la utilización de stablecoins para obtener un rendimiento por el staking realizado como cobertura inflacionista. La idea es que este tipo de criptodivsas como Tether (USDT) y USD Coin (USDC) son creadas para anclarse al dólar estadounidense, por lo que su valor se estabiliza alrededor de U$S 1. El staking permite a los inversores depositar sus criptomonedas para ciertas actividades, a modo de otorgar mayor liquidez y formar un pool de préstamos. A cambio, el inversor es recompensado, actualmente en un 8,3% anual en el USDT y un 7,2% anual en el USDC, lo cual es mucho más alto que las estrategias de divisas tradicionales en las condiciones actuales del mercado.
Sin embargo, son varios los factores de riesgo que se consideran cuando sus criptoactivos se otorgan en préstamo: el riesgo de mercado, ya que el valor de la moneda se desvía de un dólar, y el riesgo colateral -la calidad y liquidez de los activos de reserva, es decir, los papeles comerciales, los períodos de lock-up, los riesgos de contraparte, pérdida/robo, etc-.
Fuera de las stablecoins, otros criptoactivos como solana, cardano, avalanche también son opciones populares en el staking, y existen soluciones estructuradas reconocidas como un producto cotizado (ETP) sobre staking de Solana que actúa como una solución integral, en la cual los inversores pueden tercerizar el proceso de trading, custodia y staking del criptoactivo al emisor de ETPs mientras se benefician de los rendimientos potenciados de la participación. Las recompensas por participación en estos activos de Prueba de Participación son normalmente mucho más altas en comparación con las stablecoins, ya que las monedas invertidas en la participación tienen el papel funcional de validar las transacciones en las cadenas de bloques, generando una utilidad en la red.
Conclusión
Los inversores invierten habitualmente en oro, bienes inmuebles, materias primas y otros activos reales para protegerse contra la inflación futura. 2021 creó un conjunto de condiciones de mercado complejas, que brindaron la oportunidad de introducir el bitcoin y otros criptoactivos como una posible idea de inversión. Esta clase de activo naciente presenta un potencial de crecimiento líquido similar al del VC para que los inversores accedan a la tecnología disruptiva de las cadenas de bloque. A medida que se desarrollen más casos de uso y la adopción institucional avance a gran velocidad, los criptoactivos como el bitcoin crecerán para estabilizarse, y podrían actuar como una solución efectiva de “almacenamiento de valor” en el futuro.
Tribuna elaborada por Alice Liu, asociada senior de WisdomTree.
El mercado del lujo continúa su recuperación después de los momentos más duros de la pandemia. El efecto positivo de las vacunas en el control del virus y la retirada paulatina de las más medidas más restrictivas están favoreciendo a que el consumo sobre artículos de lujo vuelva, según la octava edición del True-Luxury Global Consumer Insight 2021, elaborado por Boston Consulting Group y Altagamma.
Entre sus conclusiones, el informe destaca que el mercado se recupera tanto en el lujo personal (ropa, joyas, cosméticos, relojes) como en el experiencial (hoteles, restaurantes, vinos); sus dos principales patas. Sin embargo, según señala el estudio no será suficiente como para recuperar la situación previa a la pandemia. Según sus estaciones, tras un 2021 en cifras globales aún flujo, 2022 podría ser el año clave de la recuperación alcanzando un crecimiento entre el 5% y el 10% por encima de los niveles logrados en 2019. El documento indica que los artículos que mejor se están comportando en términos de recuperación se corresponden al sector de lujo personal. En particular, la perfumería y la cosmética, seguido de la marroquinería y los accesorios.
Por dispersión, el gasto en el lujo personal se beneficiará del consumo nacional, mientras que el lujo experiencial se apoyará en el gasto extranjero. Por regiones, Europa muestra pesimismo en el consumo doméstico de productos de lujo para los próximos meses. Con la excepción alemana que se sitúa en el -1%, los valores van desde el -5,7% en el Reino Unido hasta el -11% en Italia. Así, el peso del consumo recaerá en EE.UU. y China.
Por un lado, China espera gastar un 6% más en los próximos meses, contrarrestando el descenso del 5,6% en el consumo en el extranjero. Así, los indicadores de la economía del gigante asiático muestran que el gasto en lujo se repatriará. “La cuota de compra de los chinos en el extranjero, estimada en un 56% en 2019, está entonces condenada a reducirse en los próximos años y, dada la enorme importancia que estos consumidores tienen sobre el mercado global del lujo, las marcas podrían verse obligadas a invertir para reforzar su presencia en China y no perder las oportunidades de esta perspectiva positiva”, afirman en el informe.
Por otro lado, el camino que recorrerá EE.UU. no requerirá cambios sustanciales para las marcas de lujo. Los consumidores se muestran optimistas, tanto en el consumo interno como externo; con el primero alcanzando un 7,7% de aumento del gasto previsto para el próximo año, y el segundo con un 1,4%.
Optimismo entre los jóvenes
Otras de las conclusiones más relevantes del informe es que más del 50% de los millennials y la Generación Z se muestran optimistas sobre la recuperación tras la pandemia; por el contrario, el 23% de la Generación X y los Baby Boomers muestran ese optimismo.
¿Qué implicaciones tendrá? Los millennials y la Generación Z representarán más del 60% de la cuota del mercado de lujo personal para 2025, “con un valor de mercado estimado que oscila entre los 235 y 265 mil millones de euros. Estas nuevas generaciones resultan ser muy influyentes en el mercado global, gracias a su capacidad en términos de creación de compromiso digital y de marcar tendencias”, indica el informe True-Luxury Global Consumer Insight 2021.
Tendencias
Antes de la pandemia, los valores de marca extrovertidos, que giran en torno a la idea de moda, brillo y glamour, adquirieron fuerza por encima de los introvertidos: sobriedad, elegancia y sencillez. Según el informe, tras la pandemia, la evolución de esta tendencia ha divergido en dos: mientras lo extrovertido se mantiene en el lado oriental del mundo, los occidentales (Estados Unidos y Europa) han expresado preferencia por lo introvertido.
El documento explica que en este cambio influyen las diferentes generaciones de consumidores. “Los millennials y la Generación Z muestran un equilibrio de valores entre lo extrovertido-introvertido mientras que las generaciones mayores prefieren fuertemente lo introvertido”, señala en sus conclusiones.
Otra tendencia en el sector del lujo que ha tomado empuje desde el año pasado es el modelo de acceso y posesión. El comercio de segunda mano ha aumentado en comparación al año pasado, situándose en una media del 35% de consumidores que han vendido de segunda mano algún producto en los últimos 12 meses.
Por otra parte, el alquiler pisa fuerte. Un 18% de consumidores han probado esta posibilidad en el último año (+13% frente al año anterior). En ambos casos, los millennials y la Gen-Z muestran mayor interés en recurrir a ellas con una media del 17% y 31%, respectivamente, frente al 17% de los demás.
Además, 6 de cada 10 encuestados admiten que se ven influidos por los criterios de sostenibilidad en su toma de decisiones. Todavía es mayor en las generaciones millennial y Gen-Z en las que 8 de cada 10 declaran que dejarían de comprar en una empresa con prácticas insostenibles.
Entre los atributos de sostenibilidad indispensables, independientemente de la edad, señalan el bienestar animal (apoyado por más del 50% de los encuestados), seguido de la transparencia en el uso de materiales (36%) y las prácticas laborales justas (35%).
Por último, la personalización es la preferencia número uno en las interacciones entre marca-consumidor, mencionada por el 70% de los encuestados. “Si se profundiza en los datos, se observa que el 50% de las preferencias dentro de la personalización se asignan a las ‘características físicas y en persona’” (trato personalizado en la tienda), mientras que el otro 50% va a las funciones digitales y omnicanales (recomendaciones específicas y reconocimientos en todos los canales)” añaden.
La tendencia por excelencia
El proceso a gran escala de la digitalización se vaticinaba desde hace años. Sin embargo, la incidencia de la pandemia premió a los que ya habían incluido esta característica y exigió que se ajustasen a las nuevas condiciones a los que todavía no la habían internalizado. Algunas iniciativas digitales novedosas son:
La omnicanalidad genera un valor extra de retención en los usuarios. Asimismo, otra tendencia altamente eficaz son los livestreams virtuales. En general, las sesiones de livestream demuestran tener un alto potencial de conversión, ya que el 70% de los encuestados afirma haber comprado durante las sesiones o después de asistir a ellas.
Por último, destacan la virtualización del lujo a través de la interacción de marcas y consumidores por medio de juegos virtuales en línea. “Estas iniciativas tienen un gran potencial tanto en términos de nuevas fuentes de ingresos como de herramientas de marketing para alimentar las ventas de artículos físicos: entre los consumidores que han afirmado conocer la existencia de juegos virtuales en línea que implican a una marca de lujo, el 55% de ellos declara haber comprado artículos dentro del juego. Entre ellos, el 86% declara haber comprado después la versión física correspondiente, y otro 13% afirma estar interesado en hacerlo”, subrayan en el informe.
No obstante, estas iniciativas digitales se encuentran en distintas etapas de evolución según la región. China y EE.UU. son los mercados con mayor grado de consolidación, cerca del 50% de los consumidores de todas las edades conocen los juegos virtuales.
*La encuesta, realizado por Boston Consulting Group y Altagamma, contiene una muestra de 12.000 personas con un gasto medio en bienes de lujo de unos 33.000 euros al año. Se incluye los 10 países que más gastan en lujo -Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Francia, Alemania, Brasil, China, Japón, Corea del Sur y Rusia-, además de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Asimismo, cuenta con un Consejo Asesor ad hoc compuesto por más de 20 empresas de lujo que ofrece recomendaciones sobre las principales tendencias en este mercado.
El peak inflacionario a nivel global se ha tomado gran parte del protagonismo en las mesas de dinero y discusiones macroeconómicas. En este contexto, Julius Baer prevé que los bancos centrales latinoamericanos tendrán el desafío de controlar el alza de precios con tasas más altas, en un contexto donde las economías ya se están desacelerando.
Si bien América Latina está aislada geográficamente de la guerra en Ucrania, de todos modos sufre efectos de la dinámica global, como el impacto positivo del alza de los commodities y el impacto negativo de menores expectativas de crecimiento, según delineó el banco de inversiones en un análisis.
Leonardo Pellandini, estratega de Equity Strategy Research de Julius Baer, señala que “el impacto de precios más altos de la energía y productos agrícolas en el ingreso disponible real, las condiciones financieras más restrictivas, y el deterioro de la confianza de los consumidores están pesando en las perspectivas de crecimiento para la región. y más que compensando las condiciones de mayores precios en el espacio de commodities”.
En esa línea, el estratega asegura que, antes de que se desencadenara el conflicto entre Rusia y Ucrania, Julius Baer esperaba una reducción de las disrupciones de la cadena de suministros provocada por la pandemia, lo que –junto con el agresivo ciclo de subidas de los bancos centrales– ayudara a aliviar las presiones inflacionarias.
“Sin embargo, las dinámicas inflacionarias ahora han cambiado hacia un nivel más alto de inercia, dado el inesperado empeoramiento de los ciclos de producción y distribución”, acota Pellandini.
Los precios de los alimentos y la energía, en particular, son importantes para la región, considerando que “el peso de estos ítems en las canastas de índices de precios al consumidor representa una porción significativa y que impactan a los consumidores de menores ingresos”.
Para el banco de inversiones europeo, este elemento será crítico, ya que los gobiernos podrían limitar el aumento de estos precios a través de subsidios, para mitigar el descontento social.
“Mientras que los precios de los alimentos y la energía están impulsando el cambio al alza en las expectativas de inflación, el aumento de los sueldos nominales también está empezando a crecer, a la par del costo de la vida”, señaló Pellandini, agregando que, en este contexto, “los bancos centrales tendrán la difícil tarea de atacar la inflación con tasas de política monetaria más altas sin empeorar el ya desacelerado crecimiento económico”.