El consenso de mercado espera que el dato de inflación mensual que se publique hoy en Estados Unidos muestre, por fin, una cierta moderación, pasando del 8,5% de marzo a un 8,1% en abril. Este porcentaje es solo uno de los frentes que los gestores, analistas e inversores vigilan, ya que no pierden ojo de los otros factores que están dictando el ritmo del mercado y generando incertidumbre: los bancos centrales, la geopolítica y la crisis energética.
“La combinación de una inflación elevada y un debilitamiento de las perspectivas económicas mundiales ha alimentado la preocupación sobre hasta qué punto los bancos centrales podrán subir los tipos de interés sin sobrecargar la economía”, reconoce Geir Lode, director de renta variable global de Federated Hermes Limited.
En su opinión, las preocupaciones macroeconómicas siguen siendo notables en el mercado, con la estanflación en la mente de los inversores. “En la última semana, los mercados de renta variable han recompensado a los sectores defensivos que anteriormente han obtenido mejores resultados en entornos de estanflación, como la energía, los productos básicos de consumo, los servicios públicos y los materiales. Sin embargo, en un intento de controlar las presiones inflacionistas, la Reserva Federal ha subido los tipos de 50 puntos básicos, la más agresiva desde mayo de 2000. Esto tuvo un efecto inmediato, ya que la renta variable estadounidense se revalorizó en torno al 3% al apostar los inversores por el control de la inflación y por evitar una desaceleración económica”, explica.
Además, tal y como recuerda Lode, los riesgos geopolíticos persisten. “El conflicto entre Rusia y Ucrania, junto con la estricta política china frente al COVID-19, ha provocado una gran presión sobre las economías europeas, y la zona euro ha registrado un bajo crecimiento del PIB del 0,2% en el primer trimestre de 2022. Europa ha seguido aumentando las sanciones a Rusia, proponiendo ahora prohibir todo el petróleo ruso durante los próximos seis meses. Además, los principales bancos rusos están en el punto de mira de la UE, con la propuesta de prohibir el sistema de pagos SWIFT. Los graves bloqueos en las principales áreas metropolitanas de China han provocado nuevas interrupciones en la cadena de suministro y siguen afectando a las operaciones de las empresas en todo el mundo; un tema mencionado con frecuencia en los informes de resultados de la semana pasada”, añade.
Las preocupaciones no se ciñen a Estados Unidos y Europa, también llegan a los mercados emergentes. En este sentido, los expertos de Nomura advierte de que “las economías emergentes están más expuestas a los altos precios de los alimentos y la energía en el contexto de la crisis de Rusia-Ucrania, y son más vulnerables a un ciclo de subida de tipos de la Reserva Federal y a la desaceleración económica de China”.
Esta última valoración sobre China, según algunos analistas, tiene más relevancia de lo que a simple vista parece. Por ejemplo, Olivier de Berranger, director de inversiones y director de gestión de activos de la gestora francesa La Financière de l’Echiquier, avisa de que todos los indicadores están en números rojos y dan a entender que el gigante asiático sufre una fuerte ralentización económica. “Existen numerosas razones que explican la caída de la bolsa china. La primera es la regulación de las empresas tecnológicas chinas, que pretende limitar las prácticas contrarias a la competencia y restringir el uso de los datos. Otro motivo es el conflicto entre EE.UU. y China sobre las auditorías de las empresas chinas cotizadas en el país americano. A ello hay que añadirle la normativa del mercado inmobiliario, que puede traer a la memoria las tribulaciones de la crisis económica de 2008 en EE.UU., la reactivación de la política de cero COVID, así como el repunte de los temores ligados a las ambiciones geopolíticas de China, particularmente con respecto a Taiwán”, explica.
Por último, está la crisis energética que sufre Europa, que está provocando, según James Rutherford, director de renta variable europea de Federated Hermes Limited, que sea díficil manejar el mercado europeo de acciones. “Desde la perspectiva del mercado, el principal temor es el de lo desconocido. En el primer trimestre, los fundamentos fueron buenos para Europa, pero en gran medida se esperaba. Desde entonces, el aumento del coste de las materias primas y de la energía ha exacerbado el deterioro del contexto macroeconómico, lo que ha llevado a muchos inversores a refugiarse en sectores defensivos como las telecomunicaciones y las materias primas. El temor a una desaceleración económica en el segundo semestre de 2022 también está impulsando una mayor asignación en torno a la preservación del capital, en lugar del habitual cambio entre value y growth”, afirma.
Perspectivas de inversión
Para Thomas Hempell, jefe de Análisis Macro y de Mercado, y Vincent Chaigneau, responsable de análisis de Generali Investments, este es un mes complicado tanto para la renta fija como para la renta variable. “El aumento de la inflación y los bancos centrales con una postura agresiva dispararon los rendimientos, mientras que las preocupaciones geopolíticas y de crecimiento hicieron subir las primas de riesgo”, afirman.
En este contexto, la renta variable mundial viene de sufrir su mayor retroceso mensual desde el causado por la pandemia en marzo de 2020. “Tras el desplome de marzo, los principales indicadores de confianza (incluidos los PMI y el IFO) desafiaron las expectativas de una nueva caída en abril, manteniendo las sorpresas económicas positivas e incluso ligeramente al alza. Nuestros analistas explican gran parte del alivio: la relajación de los cierres en Europa desató la demanda reprimida en sectores golpeados por la pandemia. Además, la victoria de Macron en las elecciones francesas también ha eliminado un riesgo clave de que los populistas de extrema derecha socaven la integración de la UE”, destacan los expertos de Generali Investments.
Según argumenta, la renta variable puede encontrar cierto apoyo en un sentimiento ya muy bajista, “ya que la proporción de participantes alcistas en la encuesta de inversores de la AAII ha caído al nivel más bajo en tres décadas”. Sin embargo, matizan que, el posicionamiento real no es agresivamente defensivo, pues los inversores se muestran reticentes a reducir su exposición a la renta variable de forma más drástica, ya que un cambio hacia la renta fija no resulta atractivo en medio de la persistente preocupación por la inflación.
“Esto nos mantiene tácticamente infraponderados, sobre todo en los productos cíclicos y la zona euro. Vemos valor residual en el crédito debido al atractivo carry y a los diferenciales, pero favorecemos los segmentos defensivos. La fortaleza del dólar es escasa, pero podría extenderse a corto plazo en medio de la persistente preocupación por la guerra en Europa y un Banco de Japón sorprendentemente moderado que erosiona el yen”, añaden Hempell y Chaigneau.
Por su parte, las compras en los bonos soberanos continúan. “El miedo a la ralentización económica empieza a animar a los inversores a ganar cierta exposición a renta fija soberana. La rentabilidad exigida a los bonos a 10 años estadounidenses se sitúa de nuevo por debajo del 3% y el bund alemán también pierde hoy el nivel del 1%. Además, este último movimiento lo que ha provocado es que las curvas se aplanen ligeramente, con la referencia 10 – 2 años norteamericana perdiendo los niveles de 40 p.b. que había consolidado la semana pasada”, destacan los analistas de Banca March.
En opinión de Wouter Van Overfelt, Head Emerging Market Corporates en Vontobel, el factor que desde los inicios de año ha provocado los rendimientos negativos ha sido el aumento de los tipos del Tesoro estadounidense. “Como las tasas de inflación continúan subiendo, las expectativas de unos mayores tipos de interés de los bancos centrales empujaron la curva tipos al alza. Como los precios de los bonos se mueven de forma inversa a sus yields, los precios de los valores de renta fija bajaron de forma generalizada”, explica.
El experto de Vontobel considera que son muchos los que añoran aquellos «buenos tiempos» en los que los mercados nadaban inundados de dinero gratis y los tipos de interés bajaban cada vez más. Pero señala que “esa época está llegando a su fin” y ahora mismo nos adentramos en un escenario marcado por unos tipos reales al alza y una creciente incertidumbre económica y geopolítica. “Creemos que los gestores activos pueden demostrar su valía en un contexto en el que es probable que los rendimientos del índice de referencia (beta) sean menores. Especialmente ahora, los mercados de renta fija se muestran ciertamente frágiles”, concluye.