El proyecto europeo busca fortalecerse en mitad de una carrera de obstáculos. Tras la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para controlar las primas de riesgo periféricas, los resultados de la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, celebrada el pasado fin de semana, suma nuevos retos internos para el liderazgo de Francia. A esto se suma la crisis energética: Alemania, Francia e Italia han sufrido una reducción de los envíos de gas natural ruso, uniéndose a los cortes de suministro de Polonia, Holanda, Finlandia, Bulgaria y Dinamarca.
En el caso de Francia, en opinión de Pietro Baffico, economista de abrdn, estas elecciones son una manifestación de los desafíos políticos en un entorno inflacionario. “El programa de reformas de Macron se diluirá considerablemente. Aunque Les Republicains apoyarían medidas cercanas a su programa, también exigirían concesiones, limitando el gasto social y aspirando a una disciplina fiscal más estricta. El Presidente conserva el control de las políticas exterior y de defensa, aunque probablemente se enfrentará a una mayor oposición en lo que respecta a una mayor integración en la UE. Las presiones políticas derivadas de la crisis del coste de la vida probablemente reforzarán sus esfuerzos para impulsar un compromiso diplomático sobre la guerra de Ucrania”, explica Baffico.
Según los escenarios que apunta Thomas Gillet, director asociado de calificaciones soberanas y del sector público de Scope Ratings, el resultado hace que la capacidad del presidente Emmanuel Macron para llevar a cabo las reformas sea cada vez más incierta, ya que requerirá la creación de coaliciones. “Una mayoría ajustada e incierta, junto con el fortalecimiento del bloque de la oposición en torno a la coalición izquierda-verde y el partido de extrema derecha (en total, el 38% de los escaños), es probable que obstaculice la capacidad de reformas y disminuya la previsibilidad de las políticas, especialmente en temas socialmente sensibles como las pensiones. Esto también podría disminuir la posición y capacidad del presidente Macron en los asuntos europeos si tiene dificultades para controlar la agenda interna”, señala Gillet.
Ante el resultado electoral, los índices bursátiles y los tipos de interés de bonos del Tesoro francés se han movido lentamente, lo que indica que los mercados no están demasiado preocupados por la situación. Según Amundi, además, una nueva fase de apoyo fiscal y al consumo podría anunciarse rápidamente. «Esto impulsará la demanda interna y, por tanto, la renta variable. Sin embargo, un posible bloqueo político y, sobre todo, la ausencia de grandes reformas a largo plazo podrían afectar a la trayectoria fiscal y, en consecuencia, a la sostenibilidad de la deuda francesa en un contexto de tipos de interés más altos y condiciones financieras más estrictas», señalan Pedro Blanchet, director de Investment Intelligence de Amundi Institute, y Vincent Mortier, director de Inversiones del Grupo Amundi.
Recesión e inflación
Unas reformas necesarias, ya que el temor a una recesión sigue ganando terreno ante la clara intención del BCE de subir los tipos para frenar la inflación. “En este contexto, aumentó la preocupación por una posible repetición del escenario de fragmentación de la eurozona, al aumentar los diferenciales de los países periféricos. El BCE se vio obligado a declarar su compromiso con los países más endeudados. La preocupación por la recesión hizo que bajaran los precios de materias primas como el aluminio, el cobre y el acero, pero el petróleo y el gas se mantuvieron en niveles elevados debido a las limitaciones de la oferta, a menudo por factores geopolíticos. Los precios del gas en Europa se dispararon un 50% a lo largo de la semana después de que Rusia redujera las entregas”, indican desde Edmond de Rothschild AM, haciendo un resumen de los acontecimientos más relevantes de la última semana.
Mientras el mercado espera a que el BCE concrete más sobre su herramienta antifragmentación, el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, ha declarado que la zona Euro no está en riesgo de sufrir una nueva crisis de deuda “porque la situación es totalmente diferente”. Sin embargo, este es una lectura que no todos los analistas comparten. «Respecto a que la situación sea diferente, mi desacuerdo es completo, pues aquella crisis tuvo su origen en la deuda y esta no ha hecho más que crecer desde entonces. La similitud entre ambas situaciones coincide también en los síntomas, o lo que es lo mismo, en las famosas primas de riesgo, que miden la solvencia de los diferentes países europeos por comparación entre un país con bajo endeudamiento y elevada solidez como Alemania y el resto de países emisores de la zona Euro. Primas de riesgo que solo el BCE ha podido suavizar pero que el nuevo contexto inflacionista le va a complicar enormemente la tarea», afirma Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance.
Según recoge el outlook de mitad de año de Union Bancaire Priveé, Europa parece más vulnerable en los próximos trimestres: “Es posible que se produzcan contracciones temporales de la producción o incluso del PIB en su conjunto, lo que daría lugar a recesiones técnicas en torno al -0,2% trimestral. Esto es coherente con nuestro escenario de una fuerte desaceleración a solo el 2% en 2022 y 2023, muy por debajo de las previsiones del consenso y del BCE de más del 2,5% para 2022”.
A principios de semana, se confirmaba el repunte de la inflación en la zona euro, que cerró mayo en un nuevo máximo histórico. Según indican los analistas de Banca March, en concreto, el IPC de la región registró un avance del 8,1% interanual, situándose siete décimas por encima del mes anterior. “La mayor contribución a la inflación vino por el componente de energía que explicó 3,9 p.p., seguido de alimentos y tabaco que aportaron 1,6 p.p. a lo que se unió el avance de los precios de los servicios que explicaron otros 1,6 p.p. de la inflación de la región. Con ello, cabe destacar que la tasa de inflación subyacente también repuntó con fuerza y en mayo creció un 0,7% mensual hasta un ritmo de crecimiento del 4,4% interanual”, explican.
Por este motivo, para la Unión Europea y sus países es apremiante romper la dependencia energética de Rusia, más allá de ser una fórmula para apoyar a Ucrania en la guerra. Según Thomas Hildebrandt, Senior Portolio Manager de la gestora nórdica Evli Fund Management, la decisión de prohibir parcialmente las importaciones de petróleo ruso significa que los países tendrán que encontrar fuentes de energía de sustitución y Rusia tendrá que encontrar nuevos compradores para el petróleo.
“El precio al contado del crudo Brent del Mar del Norte volvió a subir en mayo y se acercó al precio máximo de 139 dólares registrado en marzo. Los precios de todos los combustibles están ahora en su nivel más alto desde hace una década, lo que está aumentando los costes para los consumidores, la industria, el transporte y la logística. Se teme que la disponibilidad de productos agrícolas se debilite y que los precios suban debido a los problemas de capacidad de producción y distribución en Ucrania y Rusia”, concluye.