La mirada hacia 2025 arranca en la inflación, los bancos centrales y el soft landing
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios
Las gestoras internacionales comienzan a mirar hacia 2025 y a arrojar luz sobre cuál será el escenario para los inversores. Esta claridad no solo se debe a que estamos a mes y medio del nuevo año, sino a que se han despejado dos de las incógnitas más relevantes del último trimestre del año: se ha consolidado el cambio de ciclo en términos de política monetaria y sabemos quién es el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
En cambio, en opinión de Lucía Gutiérrez-Mellado, directora de Estrategia de JP Morgan Asset Management para España y Portugal, una de las grandes dudas para los próximos meses es si se podrá extender más el ciclo económico actual. Desde JP Morgan AM consideran que todavía podría prolongarse varios meses, pero Lucía Gutiérrez-Mellado avisa de que “se está materializando una desaceleración del crecimiento, aunque todavía se mantendrá en positivo”.
Desde Pictet AM no hablan de perspectivas, pero sí de consideraciones tácticas, a corto plazo. “La inflación ha sido el invitado no deseado los últimos años en la economía mundial, pero ha ido decayendo hacia la normalidad y la atención ahora se centra más en el crecimiento. De hecho, nuestro análisis del ciclo apunta a cierta desaceleración de la actividad económica mundial. Por tanto, las condiciones monetarias mundiales se están relajando -hasta octubre ya se han realizado recortes de tipos de interés de bancos centrales que representan más de dos tercios del PIB mundial”, afirma Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM.
La cuestión de la inflación
En este contexto que apunta Gutierrez-Mellado y Paolini, las firmas de inversión reconocen que la inflación y los bancos centrales, y sus decisiones sobre la política monetaria, seguirán siendo determinantes. Empezando por el primero de estos factores, la inflación, Stefan Hofrichter, director de Economía y Estrategia Global de Allianz Global Investors, reconoce que el principal riesgo que tiene en consideración dentro de este escenario de un aterrizaje suave es una reaceleración de la inflación por razones cíclicas. “No podemos olvidar que sigue habiendo fuerzas estructurales subyacentes que podrían hacer que la inflación no cediera según lo esperado. El efecto retardado del crecimiento excesivo del dinero, choques estructurales del lado de la oferta- como desglobalización, demografía, descarbonización- siguen en juego. Si la inflación no cae como espera la Fed y los mercados, las expectativas de tipos se reajustarán. Eso es poco favorable para los bonos y, posiblemente, también para las acciones”, reconoce Hofrichter.
Sin embargo, la experta de JP Morgan AM se muestra más optimista y añade: “Pensamos que seguirá la tendencia de desinflación vista en los últimos meses en Europa y Estados Unidos pero no debemos olvidarnos de la inflación, debemos seguir vigilando su evolución. Es posible que los datos de la inflación en EE.UU. estén un poco distorsionados en los próximos trimestres porque reflejará el impacto económico de los huracanes. En Europa el sector servicios ha mostrado lecturas persistentes. Confiamos en que se vaya notando la caída de la presión salarial, de modo que la inflación se acerque al objetivo del banco central. En el ciclo anterior los tipos de interés estuvieron demasiado bajos. En este ciclo esperamos que los tipos se queden en niveles más normales respecto a la media histórica”.
Robert Lind, economista de Capital Group, coincide en que un punto caliente es justamente el mercado laboral: “Los mercados laborales están empezando a relajarse. Esto está cambiando la mentalidad de los bancos centrales, que cada vez son más cautos, por eso han cambiado el ciclo de tipos de interés. El crecimiento de los salarios se está ralentizando y esto implica que el riesgo inflacionario podría virar hacia una postura más equilibrada”.
El economista se muestra cauto y reconoce que el pulso de los precios de la energía se ha diluido, pero se ha de tener en cuenta que los precios son muy volátiles. “Igualmente, el riesgo inflacionario no se ha ido del todo, y además el riesgo geopolítico ha escalado. Además, China está exportando deflación. Los precios al consumo interno se están aplanando y los precios de las exportaciones están cayendo por el gran exceso de capacidad industrial y el país lo está exportando al resto del mundo, especialmente a Europa. Son precios bajos para tratar de ganar cuota del mercado que se lo están poniendo difícil a los fabricantes europeos”, argumenta.
Bancos centrales
Como hemos visto, es inevitable empezar hablando de inflación y terminar la explicación con los bancos centrales. Como bien reconoce Hofrichter, “la inflación se está aproximando a los objetivos de los bancos centrales” y eso les lleva a analizar cuál será la evolución del nuevo ciclo de política monetaria, cuál ser el ritmo de los recortes y dónde está la tasa neutral a la que hacen referencia las instituciones monetarias. “Aunque solo puede estimarse y no medirse, y aunque las estimaciones actuales dentro de la Fed varían ampliamente, las expectativas de los banqueros centrales serán en última instancia el ancla para la política monetaria. Otros factores importantes para los mercados serán la política, como la victoria de Trump. Por otro lado, aunque las tendencias políticas pueden volverse importantes, sigue siendo la economía y las perspectivas de la política monetaria las que determinan la dirección de los mercados financieros”, apunta el experto de Allianz GI.
Según Lind, “los bancos centrales se han vuelto más pragmáticos y flexibles en su actuación con la inflación y ahora están reconociendo que unos tipos más bajos pueden ayudar a las economías a estabilizarse”. En su opinión, “si nos dirigimos a tipos estructuralmente más elevados en EE.UU., actuarán como un viento de contra para la renta variable estadounidense. Si esto se cumple, entonces el mercado bursátil estadounidense está caro y supone una oportunidad para rotar carteras hacia otros mercados. Hay muchas evidencias de que los tipos de interés reales se quedarían entre el 1,5% y el 2,5%. Si se añade la inflación, deberían situarse entre el 4% y el 5% en EE.UU. En la eurozona es más difícil de predecir, diría que en el pasado fueron negativos en términos reales y neutrales en términos nominales, y pasaríamos de eso a ser neutrales en términos reales y positivos en términos nominales. El debate es fuerte porque EE.UU. es el que dicta la dirección global de los tipos de interés, por eso pensamos que globalmente se mantendrán en niveles altos, aunque no tanto como en las décadas de los 70-80”.
En opinión de Paolini, tras recortar sus tipos de interés más de lo esperado en septiembre, la Fed ha reforzado la confianza en que se logre un aterrizaje suave de la economía estadounidense. “En total, esperamos que reduzca los tipos cinco veces más, menos de lo que el mercado ha llegado a descontar. Pero si la demanda de mano de obra es más débil o hay aumento de los despidos, aumentarán las posibilidades de recortes de tipos de interés mayores y más rápidos. Efectivamente, la probabilidad de un aterrizaje suave en EE.UU. hace que el ritmo de flexibilización monetaria descontado por el mercado sea demasiado intenso”, afirma.
Visión por geografías
Desde JP Morgan AM alertan de las diferencias por sectores y regiones, particularmente entre el sector servicios, que todavía muestra fortaleza, y el manufacturero, que ha perdido pulso. En el caso de Estados Unidos señala que “el ciclo económico actual ha sido uno de los ciclos más difíciles de predecir de la historia. Los mercados han puesto mucho énfasis en las subidas de tipos de interés y no tanto en otras medidas, particularmente en los estímulos fiscales, que son los que han conseguido que las economías resistieran a la pandemia”.
La previsión de JP Morgan AM es que el crecimiento estadounidense se desacelere hasta el 2%. Su escenario base es el de aterrizaje suave y descartan el riesgo de estallido de una burbuja en el muy corto plazo. Gutiérrez Mellado comenta en particular que el sector inmobiliario se encuentra “en niveles más aceptables que en 2008”, y que también es menor el apalancamiento de las familias. Por otro lado, aunque las empresas tuvieran que endeudarse durante la pandemia, destaca que ese endeudamiento está empezando a reducirse, por lo que “el sector privado está aguantando”. “Si vemos preocupante y como un riesgo a vigilar estrechamente el incremento del endeudamiento de los gobiernos en general, no solo en EE.UU.”, matiza.
En el caso de Europa, una de las previsiones con las que ha trabajado JP Morgan AM a lo largo de 2024 era el estrechamiento del diferencial entre EE.UU. y Europa, por una desaceleración del crecimiento estadounidense y un rebote del europeo. Aunque esta tendencia sí se pudo ver en el primer semestre del año gracias a un rebote del consumo en Europa, ahora ha vuelto a ampliarse el diferencial principalmente por el debilitamiento de la actividad manufacturera en Europa. Gutiérrez-Mellado también refiere el descenso de la confianza empresarial y de la actividad industrial, así como el aumento de las diferencias entre los países más dependientes de la industria, que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad que las economías europeas más basadas en servicios.
Por último, no se puede pensar en 2025 sin mencionar a China. En su opinión, “las nuevas medidas son un poco diferentes, porque combinan políticas monetarias, fiscales y regulatorias. ¿Serán suficientes? Es cierto que nos gusta la combinación de varios tipos de medida, pero estamos esperando más información detallada sobre las medidas fiscales para valorar si realmente serán suficientes”.
La experta destacó lo necesario de este paquete de medidas ante los problemas crecientes de la economía china: el desplome del real estate ha llevado a una fuerte caída de la confianza del consumidor chino en los últimos dos años, y ahora se está sumando la situación de deflación, el empeoramiento del mercado laboral y el incremento del endeudamiento.
Mercados emergentes
Desde Pictet AM, Polini considera que los activos de mercados emergentes resultan especialmente atractivos ante la relajación monetaria de EE.UU. y recuperación del comercio mundial -pues son doblemente sensibles a la mejor del comercio mundial en relación que las economías desarrolladas-. “Además, los aumentos de precios de las materias primas pueden proporcionar beneficios adicionales a estas economías, que en general, crecen más que las desarrolladas, al igual que los beneficios y en un contexto favorable de desaceleración de la inflación”, reconoce el experto.
Y añade: “La flexibilización de la Reserva Federal facilita que estas economías relajen sus propias políticas monetarias, impulsando más sus economías. Ya hemos visto la reanudación de flujos de inversión hacia esta clase de activos. Las condiciones parecen particularmente favorables para bonos de mercados emergentes en moneda local, cuyas monedas pueden apreciarse frente al dólar, dado que los factores estructurales que han impulsado su fortaleza han alcanzado máximo a medida que el diferencial de crecimiento de EE.UU. van dejando de ser favorable. Además, EE.UU. tiene déficit presupuestario y por cuenta corriente extremadamente altos. Aunque las tensiones geopolíticas benefician al dólar, su mercado de bonos está incómodo dado el escaso margen fiscal del país. También la deuda empresarial de mercados emergentes en dólares también debe comportarse bien. Sin embargo, los problemas de China son profundos y requieren cambios estructurales más que soluciones a corto plazo. Sus acciones han llegado a reacciones favorablemente a las nuevas medidas de su banco central, pero su sostenibilidad depende de la implementación y continuidad. De todos modos, si no se tiene nada en China, es posible que se quiera agregar algunas posiciones”.
Teniendo en cuenta esta visión, en su opinión, la estabilidad financiera de estos países emergentes no es una preocupación importante y considera que la renta variable de mercados emergentes es muy barata. ”Si se quiere invertir en crecimiento secular es el caso es India, la región de más rápido crecimiento y uno de los mercados de mejores previsiones de rentabilidad en renta variable. El país está recuperando la inversión de capital e infraestructuras. Además, los bonos de mercados emergentes -excluidos los de China- muestran mayores rentabilidades a vencimiento que los de mercados desarrollados y son beneficiarios principales de la relajación monetaria de la Reserva Federal”, concluye Paolini.