Con una evidencia limitada del exceso en el sistema financiero global y en su mayoría de tasas de interés bajas en todo el mundo, me siento optimista acerca de la perspectiva económica global.
Desde Loomis Sayles creemos que la expansión va a continuar, impulsada por el crecimiento de las economías emergentes. La depreciación del dólar en relación con otras divisas a la fecha ha sido un impulsor clave del rendimiento de los activos de los mercados emergentes y ha contribuido a las ganancias de los corporativos multinacionales.
En lo que se refiere a política monetaria, en mi opinión, quienes toman las decisiones cambiarán pronto de dirección, eliminando la política acomodaticia en un periodo de unos cuantos años y a un ritmo alineado con los fundamentales. Los bancos centrales ya han comunicado sus cambios en la política, lo cual ha contribuido a tranquilizar a los inversionistas porque un error en la política es menos probable.
Con todo esto, los rendimientos de la deuda pública de los mercados desarrollados deberán experimentar mayores rendimientos en el futuro, pero la trayectoria parece a la baja con base en una visión benéfica de la inflación y de la política monetaria en el mediano y corto plazos.
En Loomis Sayles vemos que las ganancias corporativas están en un canal sincronizado por primera vez desde el 2006. Las valoraciones, ya sea diferenciales con opción a ajuste con los índices de crédito o múltiples P/E de renta variable, siguen estando con perspectiva al alza, pero el aumento de los ingresos deberá mantenerse como un eje clave de apoyo. Si la política monetaria acomodaticia se retira cuidadosamente—y se evitan los sucesos inesperados que podrían drásticamente elevar el riesgo de los mercados—creo que muchas clases de activos podrían generar retornos positivos absolutos en los próximos 12 meses, aunque tal vez menos que los promedios históricos.
Por último, de cara al último trimestre del año, el dólar deberá permanecer estable o levemente débil en comparación con sus contrapartes globales, particularmente en los mercados emergentes, donde el crecimiento económico acumulado ha venido superando al de EE.UU.
Craig Burelle, analista de investigación de Estrategias Macro de Loomis Sayles, filial de Natixis Global Asset Management.
La popularidad de la temática climática y medioambiental ha crecido exponencialmente en los últimos años, dado que los inversores reconocen cada vez más los múltiples catalizadores que apuntalan esta megatendencia a largo plazo. A pesar de ello, es difícil dejar atrás dos ideas preconcebidas profundamente arraigadas entre los inversores.
El primer equívoco es la creencia en que las soluciones centradas en el cambio climático y el medio ambiente se limitan fundamentalmente al sector de las energías alternativas. No obstante, esta restringida descripción subestima considerablemente las amplias oportunidades de inversión que ofrece esta megatendencia, en particular, en empresas orientadas a la eficiencia de recursos. La segunda falacia es la percepción de que las empresas que ofrecen soluciones beneficiosas para el medio ambiente no pueden brindar rentabilidad a sus accionistas.
Si bien numerosas empresas no fueron capaces de generar flujos de efectivo estables en el pasado, este sector, que protagoniza una rápida evolución, se ve impulsado en la actualidad por unos sólidos fundamentales. La creencia en que la inversión en la temática climática y medioambiental solo será fructífera en la próxima generación también es errónea: estas soluciones ya están arrojando resultados.
Convergencia de intereses
Antes de la crisis financiera, el panorama climático y medioambiental se guiaba fundamentalmente por la política, en particular en lo relativo a los subsidios y la legislación. En la actualidad, es una cuestión puramente económica. Invertir en soluciones climáticas constituye una decisión racional tanto para consumidores como para empresas.
El incentivo económico, es decir, la lógica económica tanto para consumidores como para empresas de invertir en soluciones climáticas, ha alcanzado claramente un punto de inflexión. Las empresas entienden que una mayor sostenibilidad es vital para mantener la competitividad en el mundo actual.
Al mismo tiempo, la adopción de medidas positivas para el medio ambiente se ve respaldada por la sociedad en su conjunto. No obstante, la mayoría de los participantes del mercado sigue subestimando y estudiando de forma insuficiente el efecto de la temática del clima y el medio ambiente como catalizador de los flujos de efectivo de las empresas.
Más allá de las energías alternativas
En el ámbito climático y medioambiental, nos centramos en tres áreas de inversión principales: los actores innovadores en el segmento de las energías alternativas, las empresas orientadas a la eficiencia de los recursos y las firmas reorientadas hacia la protección medioambiental.
Nuestra exposición a las energías alternativas representa alrededor del 5% y se concentra en empresas que apuestan por tecnologías innovadoras y respetuosas con el medio ambiente para la generación de energía más limpia. Mientras que la cuota mundial de energía primaria obtenida a partir de fuentes renovables todavía es muy reducida, las energías renovables libres de emisiones, como la solar y la eólica, han probado su viabilidad económica, y las mejoras en este campo favorecerán una mayor adopción. Nuestro análisis nos lleva a creer que la electricidad se convertirá, a largo plazo, en la principal forma de energía consumida, y que la era del petróleo y el carbón está tocando a su fin.
Mantenemos el 25% de la asignación en empresas con ofertas sólidas en el marco de la protección del medio ambiente y de la naturaleza. Este segmento a menudo se ve impulsado por la normativa medioambiental y las consideraciones en materia de gestión del riesgo, así como por la mejora continua de la calidad de los productos y servicios. La prevención del posible coste futuro de los factores negativos externos es tan importante como lidiar con los problemas heredados del pasado.
Firmas optimizadoras
La mayoría de nuestra estrategia, el 70%, se ha asignado a firmas optimizadoras en el ámbito de la eficiencia de recursos, es decir, a aquellas empresas que apuestan por la mejora de la eficiencia con sus productos y servicios. Una compañía ejemplar que está prosperando en este campo es Hexcel Corp, líder en la producción de fibra de carbono a nivel mundial. La fibra de carbono es un material que ofrece numerosas ventajas, dado que es considerablemente más ligero y sólido que el acero y el aluminio.
Las aeronaves de última generación, como el Airbus A380 y el Boeing 787 Dreamliner, se componen de aproximadamente un 50% de fibra de carbono, gracias a lo cual registran un 20% más de rendimiento de combustible que los aviones anteriores de igual tamaño. Puesto que el combustible constituye uno de los mayores costes para las aerolíneas, Hexcel les ofrece un ahorro considerable y genera valor para los accionistas, por no mencionar su contribución a la reducción de las emisiones del sector de la aviación.
Asimismo, la fibra de carbono está empezando a introducirse en otras aplicaciones industriales, como los aerogeneradores y los automóviles de alta gama. Este abundante viento a favor ha apuntalado la cotización de las acciones de Hexcel hasta prácticamente multiplicar por diez su valor desde inicios de la fase alcista del mercado, en 2009, muy por encima del alza del mercado en su conjunto durante el mismo periodo.
Efecto Trump
Por último, la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el clima a principios de año fue claramente un acontecimiento negativo, puesto que consideramos que este acuerdo será positivo para el planeta a largo plazo.
No obstante, el apoyo político es únicamente uno de los catalizadores de esta megatendencia. Dejando a Donald Trump a un lado, seguimos convencidos de que el mundo asiste a una revolución en las actitudes ante el clima y el medio ambiente, y las empresas se sitúan al frente de este cambio.
Tribuna de Thomas Sørensen y Henning Padberg, gestores de cartera del fondo Global Climate and Environment de Nordea Asset Management.
Jerome H. Powell fue elegido por Donald Trump para convertirse en el próximo presidente de la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal. De ser aprobado por el senado, Jay, como le dicen en el banco, lideraría la Fed por un período de cuatro años a partir del 3 de febrero de 2018.
El originario de Maryland ha sido miembro de la Junta de Gobernadores desde Mayo de 2012, es considerado dovish, y sería el primer presidente de la Fed sin un título en economía desde finales de los años 70. En un discurso reciente sobre mercados emergentes, Powell dejo entrever que no se esperan alzas exageradas en un futuro. El mercado lo considera una opción viable de continuidad al trabajo de Janet Yellen.
De acuerdo con un comunicado de la Casa Blanca «Powell ha demostrado liderazgo constante, buen juicio y experiencia en políticas. Powell traerá a la Reserva Federal un fondo único de servicio gubernamental y experiencia comercial».
Anteriormente se desempeñó como subsecretario del Departamento del Tesoro en la administración del presidente George H.W. Bush, y cuenta con casi tres décadas de experiencia empresarial que incluyen su participación en la firma de private equity Carlyle Group. Según declaró este año, su patrimonio se ubica entre los 19,7 y los 55 millones de dólares, por lo que al asumir el puesto, se convertiría en el presidente más rico de la Reserva Federal desde Marriner Eccles, que ocupó el cargo entre 1934 y 1948.
Powell se graduó de Política de la Universidad de Princeton, y consiguió un juris doctor en la Universidad de Georgetown, donde se desempeñó como editor en jefe del Georgetown Law Journal.
Son tiempos difíciles para los gestores de inversiones activas. La regulación, la transparencia y la relevancia de los costos han conspirado para transferir billones de dólares de estrategias de inversión activa a indexación pasiva. De acuerdo con la opinión general, el panorama para la inversión activa es sombrío, a medida que los inversionistas pierden la paciencia ante la prolongada racha de bajos rendimientos de los gestores activos contra los principales índices.
Además, la mayoría de dichos gestores continúan cobrando comisiones significativamente más altas que las inversiones pasivas alternativas. Después de más de 35 años de retornos impulsados por beta que generan márgenes de beneficio anormalmente elevados en toda la industria, la mezcla de más cobros y menos retornos parece insostenible.
Lo anterior representa un panorama negativo. Si bien los gestores activos siempre han competido entre sí, nunca han tenido que enfrentar una amenaza de esta magnitud. Pero irónicamente, las presiones que emergen de las estrategias pasivas baratas pueden, al final, salvar al sector de la gestión activa.
Como lo demostró Darwin, las especies más adaptables son las que sobreviven. En este caso, la inversión pasiva obliga a realizar cambios en la gestión activa que hace mucho debían haberse realizado. Hay cinco tendencias que beneficiarían a los gerentes activos que se mejor se adapten en los próximos años.
En primer lugar, evidentemente, la indexación está forzando a los gestores activos a reevaluar la competitividad de sus comisiones. A futuro, los gestores activos deberán alinear mejor sus comisiones con su capacidad de generar mayores retornos. Estos ajustes a la baja mejorarán el rendimiento neto. Los cambios regulatorios también juegan su papel. Directrices como RDR en el Reino Unido y las nuevas reglas fiduciarias en Estados Unidos están obligando a los compradores de fondos a comprar clases de acciones de menor costo con la eliminación de muchos costos extremos.
Desaparición de productos caros
En EEUU, las acciones B con altas comisiones desaparecieron hace años, mientras que las ventas de las otrora populares acciones C están por acabar. Lo cierto es que muchas de estas clases de acciones tenían cocientes de gastos totales suficientemente altos como para que el rendimiento a largo plazo fuera improbable. El giro del sector hacia menores costos parece estar en camino. Un estudio reciente de FUSE Research Network señala que las comisiones promedio para fondos activos de renta variable han caído de 0,94% a 0,75% en la última década, o 20%. A la vez que los gestores activos continúan reduciendo comisiones y los inversionistas demandan más reducción en las clases de acciones, hay menos rezagos estructurales en el universo de la gestión activa.
Más que un rendimiento mejorado, más atención en los costos podría aportar beneficios adicionales. Creemos que menos ingresos por comisiones resultarán en una era de mayor disciplina y eficiencia para los gestores activos. Con los años, los altos márgenes de ganancias en toda la industria han permitido que se disperse el enfoque de los gestores activos en el tema. Muchos sobreinvirtieron en áreas del negocio no relacionadas con la generación de alfa, pero con márgenes menores, es probable que los días de ventas masivas y bonos estén contados.
Generar alfa
Las presiones por generar ganancias obligarán a los gestores activos a optimizar y centrarse totalmente en las actividades que generan alfa. Recurrirán cada vez más a la tecnología promovida por gestores pasivos para reducir costos laborales y aumentar la constancia del rendimiento. Las negociaciones inteligentes y el uso eficiente de las técnicas cuantitativas pueden conducir a menores gastos y retornos más competitivos.
Un mayor enfoque en la generación de mayores retornos naturalmente impulsará a los gestores a conformar portafolios más diferenciados. Ya en la década de los 80, las instituciones comenzaron a reconocer que los portafolios podrían ser más eficientes al separar beta barato del alfa más caro. Hoy, incluso los inversionistas minoristas entienden la amenaza de acaparar y pagar de más por beta, y están forzando gradualmente a los indexadores de closet a salir del negocio.
Dado que los inversionistas fluctúan entre beta con una comisión baja y alfa con comisiones más altas, los fondos activos que queden estarán más concentrados y con menos superposición con los puntos de referencia. Si bien esta «participación activa alta» puede por si sola no bastar para generar mayor retorno, sin duda es una condición necesaria. En consecuencia, menos estrategias estructuralmente incapaces de superar su carga de gastos permanecerán en las bases de datos. Al igual que las comisiones más bajas, esta tercera tendencia también mejorará el desempeño relativo de los gestores activos en comparación con sus puntos de referencia.
Otra consecuencia del aumento de la inversión pasiva es una deficiente asignación del capital. Contrario a la intuición, la indexación puede estar generando más oportunidades para los gestores activos a medida que se añade más capital al piloto automático sin considerar la calidad de los activos. Actualmente, la mayoría de los activos indexados se asignan simplemente en función de la capitalización del mercado (para acciones) o del tamaño de la emisión (para bonos). No se diferencia entre los fundamentales de las empresas, valoraciones, riesgo o prácticas de gobernanza. Si bien los inversionistas pueden esperar que los mercados sigan siendo razonablemente eficientes, el aumento de los activos indexados generará mayores focos de valores con precios erróneos. De nuevo, no hay garantía de que la mayoría de los gestores activos puedan aprovechar sistemáticamente estas cotizaciones.
Beta puro
Por último, las estrategias activas pueden beneficiarse de una de las debilidades inherentes a la indexación: la incapacidad para gestionar el riesgo. Los índices de mayor capitalización de mercado y de emisión ponderada están totalmente invertidos en todo momento y proporcionan beta puro, que genera todo lo que el mercado puede ofrecer, bueno y malo. Desde 2009, esto ha sido benéfico para las estrategias pasivas, a la vez que las acciones globales han subido y las tasas de interés han caído. Pero en algún momento la tendencia bajista regresará, y entonces los inversionistas redescubrirán el lado más oscuro de mantener activos en piloto automático.
Si bien nada garantiza que las estrategias activas excedan en promedio a los índices en la próxima venta masiva, estos gestores tienen al menos la oportunidad de eliminar el riesgo durante los períodos problemáticos. Para el próximo mercado bajista, muchos inversionistas que resultaron beneficiados por la participación total al alza se darán cuenta del impacto de la exposición total a la baja. Al igual que los aviones y autos de conducción autónoma, el entusiasmo por el piloto automático puede disminuir después del primer choque. Esto puede ocurrir cuando los inversionistas adquieran más respeto por las estrategias activas que pueden ofrecer una protección a la baja que los índices, por su propia naturaleza, no pueden proporcionar.
Ninguno de estos factores, individualmente o en su conjunto, asegura que el gestor activo promedio superará al índice o al neto de sus comisiones. Sin embargo, las presiones ejercidas por la indexación pasiva están forzando a los gestores activos a enfrentar fuentes prolongadas de bajo desempeño. Al establecer comisiones más razonables y descartar índices de closet, las estrategias activas aumentarán en los rankings de competitividad. Además, la llamada de atención del próximo mercado bajista forzará a los inversionistas a ser más exigentes con la calidad de los activos que poseen, llevando a muchos hacia estrategias que puedan gestionar mejor los riesgos. En vez de quejarse, los gestores activos deben aceptar los cambios del sector de la gestión de activos. A la larga, las presiones competitivas de la indexación pasiva pueden salvar a la gestión activa.
Columna de Natixis Global Asset Management escrita por David Lafferty.
En los últimos años, la inversión sostenible ha mostrado una importancia creciente para los inversores de todo el mundo. No obstante, aún queda camino por recorrer antes de que la mayoría de inversores reconozcan este tipo de inversión como una forma efectiva de lograr una repercusión positiva en el mundo.
Esta es una de las principales conclusiones del Estudio Global de Inversión de Schroders elaborado este año, en el que se encuestaron a más de 22.000 inversores de 30 países de todo el mundo.
Las tendencias identificadas en el mismo indican que la inversión en fondos sostenibles seguirá creciendo, pero la gestora advierte: “Si logramos concienciar a los inversores sobre cómo este tipo de inversión puede lograr tanto beneficios potenciales como repercusiones positivas en el mundo, este crecimiento puede verse apuntalado”.
Estas son los datos más relevantes extraídos de la encuesta:
1.- Cambian las percepciones sobre la inversión sostenible: Más de tres cuartos (78%) de los encuestados creen que la inversión sostenible es más importante para ellos ahora y casi dos tercios (64%) han aumentado sus inversiones sostenibles en comparación con hace cinco años.
2.- El público general aún debe concienciarse sobre el uso de la inversión sostenible de cara a lograr repercusiones positivas: A escala global, la gente muestra comportamientos sostenibles en sus vidas cotidianas —el 72% reduce o recicla sus residuos domésticos a menudo y el 44% compra comida orgánica habitualmente —, sin embargo, parece que la concienciación general sobre la inversión sostenible es menor. Sólo el 42% de los encuestados elige los fondos de inversión sostenibles frente a otros tipos de fondos de cara a contribuir a una sociedad más sostenible.
3.- Los millennials son la generación más dispuesta a valorar los fondos sostenibles e invertir en ellos. Más de la mitad (52%) de los Millennials invierte a menudo o siempre en fondos sostenibles, en comparación con el 40% de la Generación X y el 31% de la generación del Baby Boom.
4.- Los países que muestran comportamientos más sostenibles también son más propensos a invertir en fondos sostenibles. En los cinco primeros países por porcentaje de personas que muestran comportamientos sostenibles, una media del 65% de los encuestados invierte en fondos sostenibles, mientras que en los cinco últimos esta media se sitúa en un 27% únicamente.
5.- La gente se muestra dispuesta a mejorar su conocimiento sobre aquellas inversiones que tengan repercusiones positivas: se trata del primer ámbito de inversión sobre la que los encuestados quieren saber más (31%).
6.- Los inversores del continente americano fueron los que más predisposición mostraron a invertir de forma sostenible y los europeos los que menos. De media, aproximadamente la mitad de los encuestados americanos (47%) invierte a menudo o siempre en fondos sostenibles, en comparación con el 37% de los europeos.
“Vamos a ver como decanta todo, ya que es un proyecto de ley”. Este es el comentario más repetido por los analistas que han evaluado para Funds Society la repercusión que tendrá en la industria la propuesta de reforma fiscal presentada esta semana en Argentina por el Gobierno de Macri.
Sin embargo, bajo el entusiasmo contenido de los gestores, se abre paso la idea de que efectivamente, si los productos habituales de ahorro en Argentina, hasta ahora libres de impuestos, empiezan a tributar, el atractivo de los vehículos colectivos de inversión empieza a ganar enteros y se puede decir que, a medio plazo, es una gran noticia para las gestoras que están fuera de Argentina.
“Hasta antes de ayer un bono argentino no pagaba ni impuestos de ganancias ni de bienes personales. Ahora pasaría a tributar al 15%, igual que los fondos de extranjeros, pero sin la opción ‘roll-up’ que si tiene los fondos y es la que te permiten diferir el pago hasta el momento de la venta. El cliente ahora tiene un rendimiento 15% menor al de antes y esta obligado a tributar cuando cobra el cupón, no lo puede diferir. Esto sin contar que en este nivel de ‘spreads’ es muy difícil lograr los mismos retornos en Argentina, mientras que los fondos cuentan con el factor diversificación, que no es menor”, explica Florencio Más, managing director de BECON Investments.
“Aunque la decisión de rebalanceo de las carteras dependerá del perfil de la aversión al riesgo de cada inversor, sería esperable que la mayoría de los inversores compensen, al menos parcialmente, el impacto fiscal con una asignación estratégica que incluya fondos de renta variable. Las acciones argentinas y Futuros Financieros (instrumentos de cobertura) estarían exentos del 15%, no así plazos los activos fijos, LEBACS, bonos e instrumentos extranjeros”, afirma Andrés Bagnasco, profesor de la Universidad Católica de Montevideo, recordando que esto es aplicable a personas físicas, mientras que la gran mayoría del capital se encuentra en las personas jurídicas.
Para Bagnasco, este impacto debería de apreciarse más sobre el segmento de banca privada, con menor incidencia sobre el segmento inferior del mercado retail, ya que existen mínimos para su aplicación (ingresos anuales de 17.000 dólares, es decir 300.000 pesos), y mínimo no imponible de renta de capital de aproximadamente 3000 dólares.
¿Impuesto al cupón o a la rentabilidad del bono?
Lo que ninguna fuente del mercado tiene todavía claro es cuál va a ser la base de cálculo, si el cupón o el rendimiento del bono. En un cálculo aproximado sobre el impacto que podría tener en los rendimientos, el equipo que lidera Ezequiel Zambaglione, jefe de research de Max Valores, estima que el impacto sería de entre 0,35% y 1,1%. Según su análisis, los menos afectados serían los bonos que pagan cupones más bajos y los que presenten precios bajo la par, en el caso que la base imponible sea el ingreso producto del pago del cupón.
Por el contrario, explica, si la alícuota se calcula sobre el retorno total, los bonos más cortos serían los menos afectados, ya que presentan los menores rendimientos y menores ganancias de capital potenciales, especialmente en un escenario donde, a medio plazo, se espera una compresión de spreads.
Sin embargo, Zamblagione no cree que vaya a producirse una migración de renta fija a renta variable, ya que sería un cambio importante en la exposición a riesgo por parte de los clientes y el ahorrador argentino en general es bastante reticente a invertir en bolsa.
Los próximos días 7 y 8 de noviembre tendrá lugar en el JW Marriott de Brickell Avenue la segunda edición del programa para family offices e individuos UHN “Weston Hill Global Private Wealth Miami”, organizado por New York Business Group.
Se trata de un evento único por la cantidad de gestores patrimoniales de la industria offshore y firmas extranjerasque están estudiando asentarse en la ciudad que se congregarán en este encuentro, al que asistirán más de 150 representantes de family offices y wealth managers de Estados Unidos, América Latina y Europa.
Además del repaso a estrategias de inversión dadas las condiciones del mercado y la evaluación de nuevas oportunidades, destacan dos ponencias muy relevantes para el sector.
Por una parte, un análisis técnico y enfocado desde el punto de vista de las soluciones acerca de cómo afecta FATCA y CRS a los individuos de alto patrimonio con inversiones en múltiples jusrisdicciones que lideraran Bas Horsten de SGG Group, Milan Patel, Managing Partner en Miami de Anaford Attorneys at law y Carlos Soto Raynald, Director de Wealth Management Solutions de EFG Capital.
Y por otra, la ponencia de Francisco Borges, CEO y Chairman de Landmark Partners, acerca de las oportunidades en secundarios de Private Equity y Real Estate.
Entre los ponentes de esta convocatoria se encuentran: Santiago Ulloa, partner de WE Family Offices;Elliot Dornbusch, CEO de CV Advisors;Steven Wagner, CEO & Founder en Omnia Family Wealth; Juan Garrido, Luis Sans y Jose Maria Garrido, co-fundadores de Weston Hill; Elizabeth Van Walleghem, CEO & Founder de MAXIMAI Investment Partners; Luiz Felipe Andrade, partner de la firma de Brasil Pragma Patrimonio; el español Juan Jesús Gómez Cubillo; de Consilio Family Office, Miguel Sosa, CEO de Premia Global Advisors; Jose Remy, Partner en Guggenheim Partners Latin America, o Faquiry Diaz Cala, CEO de la firma de Miami Tres Mares Group.
Al igual que cuando los árboles nos impiden ver el bosque, buscar oportunidades en el sector tecnológico consiste actualmente en tomar distancia de los grandes nombres que lo eclipsan o, casi podríamos decir, lo fagocitan. “El mercado está caro especialmente en el caso de las compañías tecnológicas que forman el grupo FANG (Facebook, Amazon, Netflix, Google), pero vemos más valor en otros subsectores como los semiconductores que, además, nos permite tener la misma exposición al potencial de crecimiento del sector tecnológico a unas valoraciones más atractivas”, explica Israel Hernández, miembro del equipo de tecnología de Columbia Threadneedle liderado por Paul Wick, durante una entrevista con Funds Society.
Hernández ha participado en la conferencia “Oportunidades en tecnología desde Silicon Valley” en la que ha presentado el Threadneedle (Lux) Global Technology Fund, un fondo que ha registrado rentabilidades superiores al 20% en los últimos cinco años y ostenta la categoría 5 estrellas de Morningstar.
Con un volumen de 130,7 millones de dólares el fondo mantiene entre 50 y 80 posiciones y ha batido de forma consistente a su índice de referencia, el MSCI World Information Technology Index, focalizándose en empresas de mediana capitalización y con la selección de acciones como elemento clave.
En el top ten del fondo aparecen, por un lado, nombres como Lam Research (8,09%), Broadcom (6,92%) o Micron Technology (4,82%), pero también Apple (5,7%) o Alphabet (4,42%)
Pero un gestor de un fondo tecnológico debe tener cierto perfil de visionario para intentar acertar en su apuesta por aquellas compañías más disruptivas. “Hay muchas compañías que tienen ese poder disruptivo, pero es muy difícil saber cuáles serán las ganadoras”, explica Hernández.
Y ante esa dificultad, la estrategia de este fondo no gira entorno a los grandes nombres sino a las compañías que actúan como proveedores. Hernández nos pone como ejemplo lo sucedido durante la famosa fiebre del oro de California. “Los fabricantes de las herramientas e infraestructuras necesarias para la extracción del oro ganaron mucho más dinero que los propios mineros en esa época”, explica.
En este sentido, “todas las aplicaciones y todas las tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, cloud computing, vehículos autónomos tienen algo en común, una necesidad común y esa necesidad son los semiconductores. Invirtiendo en estas compañías invertimos en las tecnologías más disruptivas a valoraciones más atractivas” afirma el experto.
Así, casi la mitad (48%) de la exposición sectorial de este fondo es a fabricantes de semiconductores mientras que más de un 18% corresponde a compañías de software. “El software va a ser un área importante de crecimiento, un crecimiento muy rápido ya que están heredando el nicho de negocio de otros proveedores”.
En cuanto a la posible nueva burbuja del sector, Hernández se muestra escéptico y señala las que, a su juicio, son las principales diferencias respecto al escenario del año 2000. “No existe una burbuja como la de 1999. En aquel momento los modelos de negocio eran, en muchos casos, deficientes. Ahora hay muchas compañías que están realmente revolucionando la forma de hacer negocio. Los modelos de negocio ahora son más creíbles, las empresas ganan dinero”, afirma.
La cuestión de si hay o no una nueva burbuja tecnológica puede estar, a su juicio, relacionada con ciertos excesos en el mercado y con la enorme liquidez existente en el mercado como consecuencia de las políticas expansivas y monetarias de los bancos centrales. “Para mí ese es el mayor riesgo a medio y largo plazo, si empezamos a ver los tipos de interés empezar a subir y cómo presionará los márgenes empresariales”. En este sentido, el experto destaca que la mayoría de las compañías que el Threadneedle (Lux) Global Technology Fund mantiene en cartera tienden a unos ingresos y beneficios estables.
Desde un punto de vista de diversificación geográfica, se trata de un fondo genuinamente estadounidense con el el 95% de su exposición a este país seguido,a mucha distancia, del mercado israelí (2,85%) Sin embargo, el 40% de las compañías en las que invierte obtiene al menos el 50% de sus ingresos de fuera de EE.UU. En este sentido, la exposición al mercado asiático es muy baja en parte por la escasa transparencia de las empresas, aunque “las compañías de semiconductores obtienen gran parte de sus ingresos de Asia”.
Para Fabrice Cuchet, director de Gestión alternativa, y César Zeitouni, responsable de Gestión de Long Short Equity, el escenario está claro: desde 2008 los mercados se vieron profundamente influidos por las políticas monetarias acomodaticias adoptadas por los bancos centrales, que ahora se van retirando de forma progresiva. En su opinión, las estrategias de rentabilidad absolutas son una propuesta atractiva para el inversor en este entorno.
Las consecuencias de estás políticas acomodaticias han sido unos tipos ínfimos o incluso negativos, unos activos de riesgo con buenas valoraciones, la afluencia de capitales hacia activos ilíquidos y una percepción de riesgos en mínimos. En su opinión, “la retirada de dichas políticas, aunque paulatina, debería poner las cartas sobre la mesa y obligar al inversor a reconsiderar de cabo a rabo su asignación de activos”, apuntaron estos expertos durante la XVII edición anual de conferencias sobre la gestión de rentabilidad absoluta de Candriam.
Sien embargo, según destacó Fabrice Cuchet, la deuda pública ya no basta para satisfacer las necesidades de los inversores. “Por un lado, ya no aporta suficiente rentabilidad y, por otra, su cometido histórico de mejor instrumento de diversificación de una cartera toca techo cuando los tipos están en cero. Hoy día, la esperanza de lograr beneficios en caso de crisis en la parte de renta fija de una cartera es casi inexistente”, afirmó.
Por eso considera que, en este contexto, hay dos buenas noticias: “La primera es que las fases de subida de tipos han sido favorables históricamente para el desempeño de la gestión de rentabilidad absoluta. La segunda es que la reducción de los programas de compra de activos de los bancos centrales entraña una posible mayor volatilidad y mayor dispersión y, por ende, más oportunidades para las estrategias de gestión activa”, argumentó Cuchet.
En su opinión, el regreso de la dispersión a los mercados es positivo para las estrategias de long short equity y equity market neutral. “Estamos pasando de un entorno de riesgos menos favorable para la gestión de convicción a otro que pone más de realce las diferencias entre modelos económicos. Una subida de tipos debería seguir favoreciendo a dichas estrategias al crear un entorno menos propicio para la refinanciación de empresas en dificultades”, argumenta.
Igualmente, considera que el contexto es más favorable para las estrategias de tipo global macro o multiestrategia, ya que una mayor dispersión entre zonas geográficas y sectores dará más oportunidades de arbitraje para los gestores. Oportunidades que, según el análisis que hacen, desaparecieron cuando todos los mercados evolucionaban al unísono.
César Zeitouni señala incluso oportunidades concretas. “La temática de la digitalización se está acelerando y ya abarca todos los segmentos de la economía. Esa evolución crea oportunidades de arbitraje entre las empresas líderes innovadoras y las que acusan un cierto retraso”, defiende.
Conclusión
Como conclusión de las jornadas, ambos gestores destacaron que la salida progresiva de las políticas monetarias acomodaticias es un desafío para los inversores, pero es también fuente de numerosas oportunidades para la gestión activa y de convicción, como es el caso de la gestión de rentabilidad absoluta.
“Los inversores comenzaron a adelantarse a los acontecimientos con el regreso de la afluencia neta positiva hacia fondos de rentabilidad absoluta desde el comienzo del año”, concluyeron.
Para el equipo de Robeco Trends Investing hay tres claras tendencias que generan interesantes oportunidades de inversión: los modelos de negocio en red, que son un fenómeno disruptivo; la inteligencia artificial, que está de moda y que conectan la oferta y la demandan a través de plataformas, y el hecho de que los consumidores estén reduciendo su ingesta de azúcar.
“Casi de la noche a la mañana están apareciendo nuevas compañías desarrollando una presencia global”, afirma Steef Bergakker, analista de tendencias de Robeco. Se trata de compañías como Facebook, Spotify, Airbnb, Uber, Snapchat y Alibaba, que fueron fundadas no hace más de una década y que se han vuelto omnipresentes.
Todas presentan un formato de negocio que revitaliza el tradicional modelo comercial de la cadena de valor y proponen uno nuevo basado en plataformas digitales, que conlleva una alta conectividad entre oferta y demanda. Las plataformas disponen de un suministro suficiente de productos o servicios, lo que la hace interesante para los consumidores. Y el hecho de que haya muchos consumidores la hace atractiva para los proveedores.
Según Bergakker, habrá industrias más sensibles que otras a la implantación de este modelo; además, cuanto más simple es el producto, más fácil es dominar el mercado. “Las industrias en las que las empresas con plataformas en red ya han dejado huella son el comercio electrónico y los mercados online, fintech, software y servicios de Internet, mensajería social y medios de comunicación. La intensidad de la información, sin escalabilidad de intermediarios, un alto grado de fragmentación y grandes asimetrías de información son características que conducen a soluciones de plataforma en red. Las industrias que tienen estas características son vulnerables a la disrupción de estas plataformas”, explica Bergakker.
En cambio, en aquellas industrias que, por ejemplo, haya un intenso control regulatorio, altos costes asociados a un posible fracaso o la utilización intensiva de recursos, no es tan sencillo que se desarrollen bajo este modelo de negocio. Bergakker afirma que “la industrias médicas, y ciertos segmentos de la industria financiera, son buenos ejemplos de ello. El contenido informativo de las industrias donde la utilización intensiva de recursos es alta, como la minería, la exploración de petróleo y gas o la agricultura, tiende a ser limitado y protege a estas industrias contra la entrada disruptiva de las plataformas en red”.
Sin embargo, la educación, la salud y las finanzas son las próximas industrias que se espera se vean afectadas por la disrupción de las plataformas, dice Bergakker. “Las características de estas industrias soportan las soluciones de plataforma en red. Asistimos al inexorable ascenso de un viejo modelo de negocio bajo una nueva forma de productividad, pero turbo potenciada”, afirma.
Inteligencia Artificial (A.I)
La segunda de estas tendencias es la inteligencia artificial que, según Jeroen van Oerle, investigador de tendencias de Robeco, se aleja un poco de la visión cinematográfica que tenemos de ella. Van Oerle se refiere a tres formas de IA existentes: la inteligencia débil o estrecha, la inteligencia general, y la super artificial. En su opinión, este primer tipo es el que ofrece actualmente las mejores oportunidades, es decir, aquella inteligencia artificial que se utiliza para optimizar una determinada tarea o se especializa en un área específica.
Según los especialistas de Robeco, para un inversor normal es muy difícil invertir en empresas de este ámbito no cotizadas e invertir en gigantes tecnológicos solo proporcionaría una exposición modesta al segmento de inteligencia artificial. “Por lo tanto, es mejor considerar la posibilidad de seguir una estrategia del cubo y la pala hasta que los verdaderos ganadores aparezcan”, aconseja Van Oerle.
“En lugar de considerar las compañías que eventualmente proporcionarán servicios de inteligencia artificial, es mejor apuntar hacia las compañías que proporcionan los recursos utilizados en ese proceso, los llamados proveedores de cubo y pala durante la fiebre del oro. Por ejemplo, invertir en productores de GPUs (unidades de procesamiento gráfico), procesadores, potencia de computación, sensores, reconocimiento de voz y proveedores de datos”, argumenta Van Oerle.
Vida sana
La tercera de las tendencias que apuntan desde Robeco está relacionado con la preocupación social por el consumo abusivo de azúcar. ¿Cómo convertir esta tendencia en una oportunidad de inversor? Según explica Henk Grootveld, jefe de tendencias de inversión de Robeco y gestor de cartera, “los consumidores son cada vez más conscientes de los peligros del consumo excesivo de azúcar, y están tratando de evitarlo. Es por ello que no invertimos en empresas de alimentos que utilizan mucho azúcar en sus productos”, explica Grootveld.
Otra posibilidad de inversión, según Grootveld, son fusiones y adquisiciones motivadas por el objetivo de producir alimentos más saludables. Algunas empresas procesadoras de alimentos son conscientes de la tendencia hacia la reducción del consumo de azúcar, y han estado comprando empresas que ofrecen alternativas saludables.
Grootveld no espera que la industria alimentaria dé el primer paso en la reducción del contenido de azúcar en sus productos. “Las compañías no bajarán voluntariamente el contenido de azúcar, ya que los consumidores siempre prefieren la alternativa más dulce. Cuanto más se conciencie el público en general acerca del consumo excesivo de azúcar, más se podrá señalar a la industria de alimentación y bebidas. Hasta que la industria no reciba ese aviso, esperamos que los volúmenes de sus productos azucarados disminuyan a medida que los consumidores buscan alternativas más saludables”, afirma.