Uruguay cuenta con una nueva firma dedicada a brindar servicios a entidades financieras, family offices y asesores independientes: se trata de Sur Investment, empresa cuyos accionistas principales son Darío Epstein y Leonardo Hansman.
El equipo directivo y gerencial estará liderado por Ezequiel Aleman, con amplia trayectoria en UBS y Barclays.
Sur Investment proporcionará asesoramiento en materia de research financiero y asset management para sus clientes.
“Hemos estado mirando oportunidades de expansión y Uruguay es un mercado natural.Hicimos varios due diligences de compra de entidades que estaban dejando la región, pero no logramos encontrar el perfil de riesgo que se adecue a nuestra propuesta de valor. Sobre esa base, decidimos abrir con una inversion green field y con la visión que nuestros clientes van a necesitar una serie de servicios adicionales, atento a los permanentes cambios regulatorios, fiscales y tecnológicos del sector”, explicó a Funds Society Epstein, también accionista principal de Research for Traders y Fin.guru.
El pasado jueves tuvo lugar la fiesta de celebración del quinto aniversario de Funds Society en la terraza del East Hotel, en Brickell City Center. Más de 100 profesionales de las principales entidades de asset y wealth management con presencia en Miami y Nueva York pudieron disftutar de un cóctel y estrechar lazos con sus compañeros del sector.
El equipo de la revista, con presencia local en Madrid, México, Miami, Montevideo y Rio de Janeiro, festejó los más de 5 años ofreciendo noticias y exclusivas sobre la industria de fondos de inversión y presentó el número 13 de la edición US Offshore de la revista en papel, a la que se pueden suscribir a través de este link.
Junto con ella se distribuirá la segunda edición del Asset Managers Guide, que contiene información sobre más de 60 gestoras de fondos internacionales que hacen negocio en el mercado de no residentes en Estados Unidos (NRI). El primer número de la revista de 2018 estará en las mesas de los lectores a lo largo de los próximos días.
A finales de 2017, el servicio de Mandatos de asesoramiento de Banque SYZ lanzó un nuevo bono emitido por el Banco Mundial (Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo o BIRD) e indexado a una cesta de valores de plazas bursátiles desarrolladas que cumplen los criterios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En colaboración con el Banco Mundial (BIRD), Banque SYZ es la única entidad comercializadora de este instrumento, el primer bono en Suiza que permite a los inversores privados contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los réditos del bono están ligados a la rentabilidad de empresas que promueven las prioridades de desarrollo global establecidas en los objetivos, entre ellas lidiar con el cambio climático, erradicar la pobreza, promover la igualdad de género, mejorar la salud y construir infraestructuras sostenibles.
SYZ es el primer banco privado de Suiza que ofrece este tipo de inversión a clientes de banca privada. Si bien existen instrumentos centrados en criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés), la colaboración con el Banco Mundial va más allá de ellos al centrarse en los ODS establecidos por las Naciones Unidas y que regirán su estrategia hasta 2030. Además, todas las inversiones se destinarán a financiar proyectos de desarrollo del Banco Mundial.
Dirigido por Carole Millet y Manuel Terreault, del equipo de Asesoramiento de Banque SYZ, el proyecto ha recibido el respaldo entusiasta de inversores privados atraídos por la combinación de un objetivo de rentabilidad y el espíritu humanista del producto. Este proyecto pone de manifiesto la capacidad y la agilidad de SYZ para ofrecer a sus clientes productos innovadores y coherentes con su espíritu empresarial.
“Estamos muy orgullosos de colaborar con el Banco Mundial en este instrumento de inversión que respalda los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La innovación es uno de nuestros valores fundamentales y, como inversores responsables, nos complace contribuir a nuevas soluciones que aportan rentabilidad a través de inversiones que incorporan consideraciones medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo”, afirma Eric Syz, CEO de Grupo SYZ.
Arunma Oteh, vicepresidente y tesorero del Banco Mundial, destaca que “tenemos que concebir de nuevo la financiación del desarrollo para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Gracias a nuestra colaboración con Banque SYZ y BNP Paribas, quienes han diseñado el bono, podemos ofrecer a los inversores suizos de banca privada una interesante oportunidad en cuanto a perfil de riesgo/remuneración, que demuestra asimismo el poderoso cometido de los mercados de capitales a la hora de encauzar el ahorro hacia las prioridades de desarrollo. Esperamos seguir nutriendo estas ofertas para inversores y mercados de todo el mundo”.
El Banco Mundial destinará las aportaciones a la financiación de proyectos que promueven sus objetivos de erradicar la pobreza extrema y fomentar la prosperidad compartida, acordes con los ODS.
La rentabilidad de la inversión en los bonos depende directamente del rendimiento de las empresas incluidas en el índice Solactive Sustainable Development Goals World MV. El índice incluye 30 empresas que, según el método desarrollado por Vigeo Eiris Equitics, dedican al menos un quinto de su negocio a productos sostenibles o son líderes reconocidos en sus sectores en cuestiones social y medioambientalmente sostenibles.
Nordea Asset Management reconoce que 2017 fue un año espectacular para las principales clases de activos, dado que la recuperación cíclica, tras los episodios de temor acerca del crecimiento en 2015-2016, ganó fuelle y la inflación se mantuvo en cotas moderadas. Como consecuencia inevitable, las condiciones monetarias se están empezando a endurecer, por lo que la era del dinero barato está tocando a su fin.
¿Qué implica esto para 2018? Por ahora, el nivel de normalización no es suficiente para mermar el crecimiento global y atajar el repunte de los activos de riesgo. Más adentrado 2018, ni la economía ni los mercados podrán desafiar a la gravedad por completo. Los obstáculos provenientes del plano monetario empiezan a incrementarse a medida que la Fed retira el mayor experimento de la historia monetaria reciente, lo que causará una mayor volatilidad y unas rentabilidades inferiores en comparación con 2017. Por último, se debe estar atentos ante la posibilidad de que la renta variable alcance su punto máximo en el segundo semestre de 2018. Para que se produzca esta hipótesis, suelen ser necesarias dos condiciones: que la curva de tipos se invierta y que los diferenciales de crédito toquen fondo.
¿Qué dice “la Doctora Curva” sobre 2018, los riesgos de recesión y la cota máxima en el mercado?
La curva de tipos estadounidense se ha aplanado de forma considerable en 2017. Este hecho ha llamado mucho la atención, dado que la curva constituye uno de los indicadores de recesión favoritos de los mercados.
La inversión de dicha curva suele indicar que el país se acerca a una recesión. Y, como bien es sabido, los mercados bursátiles alcistas no mueren de viejos, sino más bien porque entran en recesión. Todavía se encuentran a casi 60 puntos básicos de la inversión de la curva (véase Gráfico 1). A medidados de diciembre de 2017, los riesgos de recesión son limitados, pero presentan una tendencia al alza, según indica la “Doctora Curva”.
Cabría preguntarse por qué se deberían preocupar los inversores si la curva de tipos no está señalando una recesión. La respuesta reside en el Gráfico 1. El aplanamiento de dicha curva refleja unas condiciones monetarias más restrictivas. Los tipos a corto plazo han aumentado (reflejo de los costes de financiación), mientras que aquellos a largo plazo (reflejo de las rentabilidades potenciales) se han mantenido estables. Por tanto, la curva de tipos apunta a una reversión del ciclo crediticio, que se refleja en el descenso de la demanda de préstamos en el futuro. A no ser que el recorte fiscal de Trump logre revertir esta tendencia, el ciclo crediticio apunta a un menor crecimiento en 2018 y 2019. Hay que añadir que el aplanamiento actual es real, no una suerte de anomalía en los datos, dado que concuerda a la perfección con el panorama cíclico general.
Una última mención de los riesgos de recesión y, por tanto, del riesgo de que la renta variable alcance su punto álgido: tal y como se ha mencionado previamente, una curva de tipos invertida suele señalar una recesión en un futuro no demasiado lejano. Este indicio es aún más evidente si los diferenciales de la deuda corporativa también marcan un mínimo en el ciclo. Si bien existen señales que apuntan a que los diferenciales de high yield podrían haber alcanzado su punto más bajo, la pregunta es cuándo podría invertirse la curva de tipos. Dado que la inflación y el potencial de crecimiento probablemente se mantengan en niveles reducidos a medio plazo, en Nordea Asset Management creen que existe un margen muy limitado de subida de los tipos a largo plazo en Estados Unidos, por lo que reiteran su visión, mantenida desde hace tiempo, de que la curva se aplanará aún más. Esto también significa que la posibilidad de que la curva se invierta pasa a depender de en qué medida subirá sus tipos la Fed y, por tanto, impulsará los tipos a corto plazo.
Si bien consideran poco probable que la Fed suba los tipos tres veces en 2018, tal y como indican actualmente sus previsiones, con dos subidas podría ser suficiente para invertir la curva cuando se adentren en el segundo semestre de 2018. Si tiene en cuenta la historia, este hecho apuntaría a una recesión a principios de 2019 y a un punto álgido de la renta variable en el tercer o cuarto trimestre del próximo año. Este contexto también ilustra por qué un recorte fiscal de gran calado en Estados Unidos podría ser beneficioso a corto plazo, pero perjudicial con el tiempo. Un contexto de gran estímulo podría con toda seguridad forzar a la Fed a subir los tipos incluso más de tres veces, lo que, en la opinión de Nordea Asset Management, adelantaría la inversión de la curva y una recesión en Estados Unidos. Si bien esto constituye un riesgo de caída, el mercado alcista podría beneficiarse de otro impulso si la Fed contrarrestase la inversión de la curva mediante un renovado programa de relajación cuantitativa, lo que volvería a inclinar la curva y disiparía los riesgos de recesión.
Una advertencia: el lapso temporal entre la inversión de la curva de rendimientos, los niveles mínimos de los diferenciales de crédito y una recesión varía de forma considerable, por lo que resulta muy complicado determinar cuál será “el punto álgido” de la renta variable. Se produzca dicha inversión de la curva o no, ha llegado el momento para los inversores de reducir la exposición en los mercados más vulnerables a unas condiciones monetarias más restrictivas, a un cambio en el ciclo crediticio y al aplanamiento de la curva de tipos. El segmento high yield podría ser el primero en verse presionado en estas condiciones. La renta variable debería seguir arrojando rentabilidades aceptables hasta que la normalización monetaria empiece a hacerse sentir en la economía real, lo que podría producirse en el segundo semestre. Por tanto, actualmente prefieren la deuda corporativa con calificación de grado de inversión frente a los segmentos con calificaciones inferiores.
Prepararse para el próximo ciclo de creciente volatilidad
Tal y como comenta Nordea Asset Mananagement con anterioridad, el aplanamiento de la curva básicamente refleja el ajuste monetario, lo que, en última instancia, provoca la inversión del ciclo crediticio. Las condiciones monetarias excepcionalmente flexibles desde la gran crisis financiera han constituido un requisito para que la volatilidad se mantuviera en niveles reducidos tanto en los mercados como en la economía. Dado que la marea monetaria está remitiendo, se espera que la volatilidad alcance niveles máximos y mínimos más marcados en 2018. Una vez más, la curva de tipos ayuda a ilustrar este argumento, dado que su aplanamiento y, por tanto, el endurecimiento de las condiciones monetarias, debería incrementar la volatilidad en todas las clases de activos (véase Gráfico 2).
En esencia, el aplanamiento de la curva de tipos y el aumento de la volatilidad reflejan la fase final del ciclo económico, lo que provoca que las tendencias macroeconómicas actuales se cuestionen cada vez más. Esto exige adoptar estrategias de inversión alternativas que sean ágiles y capaces de limitar las repercusiones o incluso beneficiarse de un posible cambio de las tendencias. Y, es aquí donde las “liquid alternatives” entran en juego, dado que ofrecen diversificación a través de una correlación baja con el conjunto del mercado. Si se combinan con un enfoque de inversión centrado en las primas de riesgo, estas estrategias pueden incluso ofrecer nuevas fuentes de rentabilidad en momentos en los que las elevadas valoraciones indican unas expectativas de rentabilidad reducidas en las clases de activos tradicionales.
Buenas vibraciones: lo que implican los elevados niveles de confianza para las rentabilidades futuras La recuperación cíclica que se instauró a principios de 2016 y que ha funcionado a pleno rendimiento desde entonces ha dado lugar a unos datos de confianza económica extraordinariamente elevados en todo el mundo. Un ejemplo es el índice de confianza empresarial de la zona del euro (Gráfico 3). Si bien dichos niveles confirman la solidez cíclica, también se trata de un fenómeno típico de las fases finales del ciclo, dado que normalmente se da unos pocos trimestres antes del fin del ciclo económico. Un motivo fundamental para esto reside en uno de los puntos principales de las perspectivas de Nordea Asset Management para 2018: la solidez de la recuperación está obligando a los bancos centrales a retirar los estímulos y, en algún momento, a endurecer su política. Claramente, la Fed va por delante en este proceso. Este hecho podría ser incluso más importante en este ciclo que en episodios anteriores, dado que los estímulos monetarios probablemente hayan sido el catalizador más importante desde la crisis financiera tanto para los mercados como para la economía. La eliminación o incluso reversión de este catalizador sería, como poco, un hecho decisivo. Si bien los elevados niveles de confianza no impiden que se produzca otro repunte en los activos de riesgo en los próximos meses o incluso trimestres, implican que los riesgos de caída están aumentando a medio plazo. Por tanto, podría ser un buen momento para recoger beneficios en los segmentos de mercado que han protagonizado un comportamiento estelar en 2017.
Sin duda alguna, siempre y cuando la confianza siga aumentando, los inversores tienen libertad de acción. Pero en cuanto la tendencia bajista se materializa, resultará fundamental contar con un enfoque prudente. Un ejemplo: El ciclo de rentabilidad de los activos, que mide la rentabilidad de los activos de riesgo frente a la de los activos más seguros, suele dirigirse hacia sus niveles máximos en fases en las que la opinión de consenso es que nada puede salir mal.
UBS ha creado una división única de negocio con la combinación de sus unidades de Wealth Management (WM) y Wealth Management Americas (WMA), que se llamará Global Wealth Management (GWM) y será efectiva a partir del 1 de febrero.
El proceso comenzó hace dos años, cuando el banco suizo inició la alineación de su división de gestión patrimonial con el negocio estadounidense de Wealth Management. Ambas divisiones han realizado un buen progreso a la hora de converger en su director de inversiones (Chief Investment Office), así como transformar en organizaciones globales los segmentos de negocio para clientes de alto patrimonio (Ultra High Net Worth) y de family office global.
La decisión de combinar ambas áreas de negocio es el siguiente paso natural en la evolución de la franquicia de Wealth Management. Como resultado de la unificación, Martin Blessing, actual presidente de la división Wealth Management, y Tom Naratil, actual presidente de las divisiones de UBS Americas y Wealth Management Americas, han sido nombrados co-presidentes de la división de Global Wealth Management. Esta nueva división busca mejorar la experiencia y la oferta de producto en línea con las necesidades de una base de clientes cada vez más global. UBS cree que la combinación de las divisiones de negocio permitirá al banco apalancar de una manera más efectiva el poder de compra de sus 2,3 billones de francos suizos invertidos en la base de activos invertidos y realizar unas mayores sinergias a través de la tecnología, la innovación y otras áreas de inversión. Sin embargo, las variaciones regionales en el modelo del servicio al cliente se mantendrán y las funciones de middle-office y back-office estarán alineadas e integradas de una forma más cercana. El banco reportará los resultados de la división Global Wealth Management el primer trimestre de 2018 y proporcionará series temporales actualizadas a finales de marzo de 2018.
Al respecto, Sergio P. Ermotti, consejero delegado, comentó: “En los últimos años, hemos transformado nuestra unidad de negocio de wealth management, adoptando un nuevo paradigma a la vez que añadiendo unos 1.000 millones de francos suizos en beneficios ajustados desde 2011.
Dos años atrás, comenzamos a alinear las dos divisiones, y el anuncio de hoy refleja nuestra continua evolución. Representará una mejora en la eficiencia, un mayor intercambio de mejores prácticas, mayores retornos en nuestras inversiones y una mejora en el servicio al cliente”.
El primer mes del nuevo año toca a su fin y deja los mismo interrogantes con que comenzó: ¿Se mantendrá la evolución económica? ¿Cuándo durará el impulso en los mercados de capitales? ¿Cuál será efecto de la retirada de estímulos por parte de los bancos centrales? Pocas son las incógnitas que se han ido despejando en un entorno en el que la renta variable sigue siendo el activo favorito de los gestores.
“En el último año nos instalamos en la idea de que vivíamos en un mundo de bajas rentabilidades, pero resulta que las rentabilidades han sido espectaculares para el contexto. La renta variable estadounidense y el high yiel europeo aumentaron un 40%, por ejemplo”, señala Paras Anand, director de inversión del área de renta variable en Europa de Fidelity Internacional.
En su opinión, este mercado se ha caracterizado por ser muy alcista y poco usual porque el objetivo de los inversiones no ha sido aumentar el capital sino más preservar su capital en un entorno de tipos y retornos bajos. “Este sentimiento de los inversores ha servido para entender el comportamiento de ciertos activos, como títulos de preservación de capital o crédito de empresas, pese a que supone un mayor riesgo”, apunta Anand.
Ahora bien, Anand, advierte que entramos en una nueva fase: la normalización de la política monetaria. “La mayoría de la gente considera que con la normalización monetaria podría llevar a amortiguar el crecimiento económico de los últimos años. Pero no va a ser así, podría ocurrir lo contrario. A medida que se endurece la política monetaria, la economía se va a acelerar. Podría haber una relación sorprendente entre la normalización de la política monetaria, la confianza y el crecimiento”, argumenta. Con este contexto de fondo, Anand considera que se producirá una fuerte inversión en renta variable, que vendrá de una mayor volatilidad que los inversores querrán aprovechar.
Una opinión que coincide con la de Hans-Jörg Naumer, jefe global de mercados de capitales e inversión temática de Allianz Global Investors. A grandes rasgos, la gestora considera que la política monetaria seguirá siendo flexible, aunque en el nuevo año es probable que quede superado el pico de liquidez de los bancos centrales, interpretado como las bases monetarias de los bancos centrales de los países del G4 en relación con el producto interior bruto global.
“Pese a las expectativas de una mayor volatilidad, conviene seguir sobrependerando acciones. Tanto la situación económica como la política monetaria son factores positivos. Al mismo tiempo, los inversores siguen buscando rentabilidad. Por lo que respecta a las acciones, debe darse una ligera preferencia a títulos de la zona euro, pero también podrían incorporarse acciones de Estados Unidos y de los mercados emergentes. En cuanto a las acciones japonesas, hay que tener presente el riesgo del tipo de cambio”, apunta Naumer sobre cuáles cree que son las mejores asignaciones de activos que se pueden hacer en renta variable para este año.
Contexto de crecimiento
Desde M&G insiste que la proyección positiva del crecimiento será el otro factor que avive el interés y las oportunidades en el mercado de renta variable, en especial en Europa. Según el análisis que hace la gestora, hasta ahora, el crecimiento positivo y los sólidos fundamentales no están totalmente descontados en la renta variable europea –las perspectivas de crecimiento de los beneficios son demasiado reducidas–, y los inversores siguen aplicando una prima de riesgo en las acciones históricamente elevada en Europa, en especial en comparación con Estados Unidos.
“En un contexto caracterizado por una continua recuperación económica y la mejora de los resultados corporativos, creemos que las oportunidades más interesantes en Europa se encuentran en los segmentos de valor más baratos del mercado, que han pasado desapercibidos para los inversores”, señala Richard Halle, gestor del fondo M&G European Strategic Value.
Findentiis Gestión también considera que Europa será una gran plaza para la renta variable. La firma considera que estamos en un momento de cambio respecto a los tipos de interés en Europa que “veremos a partir del segundo trimestre de 2019 porque es muy probable que Draghi se quiera ir dejando hecha una primera subida”, explican sus gestores.
“Creemos que será necesario una estrategia que se fije en las oportunidades macro y siga un estilo de inversión bottomp-up, además será necesario ser flexibles para poder sortear los repuntes de volatilidad que esperamos este año”, afirma Jorge Nuño, gestor de estrategia global de Fidentiis Gestión.
En opinión de esta gestora, el sector financiero europeo tendrá un especial interés. Según su compañero Luis Peña, gestor financiero de Fidentiis Gestión, “la industria financiera está terminando su proceso de reestructuración y la implementación de tecnología, ambas cosas ayudarán a reducir las pérdidas. Además, tras todos los cambios regulatorios, entremos una fase de estabilidad regulatoria que durará otros 10 años. Eso deja un escenario en el que los bancos empezarán a tomar decisiones sobre su política de remuneración al accionista”, concluye Peña.
No es realista pensar que tras el Brexit la industria de servicios financieros seguirá funcionando dentro de la normalidad del “business as usual”, pero es posible que su impacto inicial y en el largo plazo no sea tan crudo como se pensó en un primer momento. Según apunta el equipo de Global Markets Research de Nomura, el peor escenario del “primer día” del Brexit supondría la movilización de unos 10.000 puestos de trabajo, con la posibilidad de que sea un número menor si se alcanza un acuerdo de transición al principio del proceso.
Esto podría reducir a la mitad el tamaño de la desinversión que Nomura estimó a principios de 2017 -de los 25.000 millones de libras a los 12.000 millones- y podría esparcirse entre varios trimestres. Sin embargo, el impacto del Brexit a largo plazo es más difícil de cuantificar, con los informes académicos sugiriendo cualquier cifra entre un -10% y un 4% del GDP, dependiendo del autor. Típicamente es estimado entorno a los 75.000 empleados, pero unos estimados más recientes se sitúan entorno a los 35.000 o los 40.000.
Los datos publicados recientemente por la Autoridad Bancaria Europea sugieren que 27 bancos de la Unión Europea han reducido su exposición a Reino Unido, mientras que, el Banco de Pagos Internacionales y el Banco Central Europeo presentan dudas sobre la validez de esos datos. De producirse un adecuado progreso en las negociaciones, el riesgo significativo de traslado de puestos de trabajo y de salidas de flujo durante el primer trimestre de 2019 se reducen, mejorando las perspectivas de la libra esterlina.
¿Cómo llega Nomura a la cifra del traslado inmediato de 10.000 empleados?
La esperanza de que se mantenga el “pasaporte” para los servicios financieros es próxima a cero, el objetivo del gobierno británico de un Brexit “duro” es muy claro, pero los bancos siguen sin anunciar sus planes de contingencia.
Desde que realizaran un primer informe a principios de año, en Nomura han examinado un gran número de informes elaborados por la prensa sobre la probabilidad de que haya un movimiento entre el número de puestos de trabajo en las instituciones financieras. Basándose en una muestra de 14 instituciones que han indicado cuantos puestos de trabajo serán desplazados por causa del Brexit, el total de empleados llega a una cifra de 10.000, representando el 12% de la muestra. Pero, dado que unos 6.000 puestos de trabajo proceden de tres compañías (JP Morgan, Goldman Sachs y Deutsche Bank), en Nomura esperan que el total sea una sobreestimación, conforme estos números han sido reducidos conforme ha pasado el tiempo. Excluyendo a las tres firmas mencionadas sólo un 7,5% de los trabajos se ven afectados, con bancos como Bank of New York Mellon afirmando que no más de 30 puestos de trabajo necesitarían ser trasladados ya que han establecido la licencia de banca requerida por la Unión Europea.
Otras encuestas más amplias están de acuerdo con la marca de los 10.000 empleados
El Banco de Inglaterra solicitó a las firmas que hicieran públicos los planes de contingencia que tuvieran en marcha por motivos de estabilidad financiera, mientras que Reuters, unos meses más tarde, realizó una encuesta similar para sus propios propósitos. Aunque los motivos de ambas encuestas diferían, los resultados coincidían, con un estimado de 10.000 empleos trasladados en la primera ola del Brexit (Reuters encuestó a 55 bancos y el Banco de Inglaterra a 400 firmas). Pero como indicó Sam Woods, responsable de la autoridad regulatoria del Banco de Inglaterra (PRA), el impacto de esta primera fase en el empleo puede ser relativamente modesta, en cualquier caso, el movimiento de unos 10.000 puestos de trabajo es un número en la que la mayoría de informes realizados por la prensa tienden a coincidir por ahora como un impacto inicial.
¿Por qué estos números tienden a diferir ampliamente entre los bancos?
Se estima que un quinto de los ingresos de la banca mayorista y de la banca de inversión están ligados al “pasaporte” requerido por la Unión Europea (Open Europe). Sin embargo, las diferencias entre el personal a trasladar por cada firma dependen de varios factores. Uno de los principales determinantes es cómo se están estableciendo los servicios financieros entre sucursales y subsidiarias en tanto en Reino Unido como en el grupo de los 27 de la Unión Europea. Se espera que los proveedores de servicios financieros que persigan su actividad empresarial a través de sucursales se vean más afectados por el Brexit que aquellos que actúan a través de subsidiarias, que ya han adquirido en la actualidad sus derechos de pasaporte. Según la Autoridad de Conducta Financiera (FCA), existen unas 13.484 firmas que están utilizando el pasaporte europeo dentro y fuera de Reino Unido. Siendo unas 8.008 firmas dentro de Reino Unido del área de la Unión Económica Europea, frente a 5.476 firmas de fuera del Reino Unido hacia el área de la Unión Económica Europea. El 36% del grueso de la banca de la Unión Europea se basa en sucursales bancarias (que se apoyan en el pasaporte europeo de la sucursal principal), frente a un 64% de las sucursales (con una licencia relevante), por lo que no es una tarea fácil si se es parte del 36%.
Por otro lado, un 69% de la banca transfronteriza en el Reino Unido por parte de los bancos europeos se realiza a través de sus sucursales en el Reino Unido. Si los derechos de pasaporte ya no aplican, esto significará que los bancos europeos deberán solicitar una licencia en el Reino Unido, así como a las empresas británicas deberán solicitar una licencia en el área de la Unión Económica Europea.
Se ha cumplido el primer aniversario del mandato del presidente Donald Trump. Cuando inició su periodo se generaron diversas expectativas sobre la política económica que iba a seguir y el impacto que tendría sobre la economía de los Estados Unidos de Norteamérica.
Hasta el momento los resultados le son muy favorables. Se estima que el PIB va a crecer 2%, nivel superior al del año anterior, la tasa de desempleo es la más baja desde la crisis de 2009, la inflación se ubicó en 2.11%, nivel ligeramente por encima del año anterior lo que indica que continúa el dinamismo de la actividad económica. La Federal Reserve aumentó su tasa de referencia, lo cual también refleja que ve mayor dinamismo en la economía. Por su parte, el principal indicador de la bolsa de valores registró un aumento de 25% durante 2017.
Es un hecho que a la economía norteamericana le fue muy bien en el primer año de gobierno de Trump. La pregunta que se vuelve relevante es si dichos resultados se debieron a sus decisiones de política económica o provienen de una inercia que ya traía la economía desde 2016. Todo indica que el bienestar se debe más bien a la combinación de dos factores, la inercia que traía la economía, quizá la principal causa, y a las expectativas que generaron sus planteamientos económicos. A pesar de que no se llegaron a materializar la gran mayoría de los planteamientos hechos por Trump, muchos agentes económicos creyeron en ellos y actuaron en consecuencia.
En otras palabras, las decisiones de Trump no afectaron negativamente en el corto plazo al ciudadano promedio de su país. Sin embargo, algunos de sus efectos si serán nocivos para Estados Unidos en el mediano plazo. Medidas como, salirse del Acuerdo de París, del Acuerdo Transpacífico, cuestionar el apoyo a la OTAN, criticar el comercio internacional y otras más, van a provocar que con el tiempo la hegemonía internacional de Estados Unidos disminuya y difícilmente pueda volver a recuperarse.
Ahora resulta que China es el abanderado de cuidar el medio ambiente, el promotor del libre comercio, ofrece créditos a los países con quienes Estados Unidos desea reducir sus relaciones económicas. Un claro ejemplo es América Latina, donde la inversión China ha estado creciendo en varios sectores. El Presidente de China ha visitado a los principales países de la Comunidad Europea para fortalecer las relaciones económicas y no se limita únicamente a las comerciales. Con el tamaño que tiene la economía China, la velocidad a la que crece y las relaciones económico financieras que está estableciendo, junto con la posición de Estados Unidos de centrar su preocupación en su propia economía y desentenderse de las situaciones internacionales, provocará que la influencia de Estados Unidos en las decisiones económicas internacionales disminuya y la de China se fortalezca. Particularmente, en la medida que China continúe aumentando sus relaciones comerciales y ofreciendo créditos o adquiriendo bonos de países con necesidad de financiamiento, como lo ha estado haciendo desde hace algunos años. Este cambio en el poder económico internacional va tomar tiempo, pero en la medida que Trump continúe como hasta ahora, se acelerará y llegará a ser irreversible.
Creemos que un buen gobierno corporativo resulta crucial, ya que es preciso garantizar que los equipos directivos de las compañías actúen en interés de los accionistas. Esto es necesario para afrontar el problema clásico del principal-agente, cuando los accionistas no administran la compañía en la que invierten y quedan expuestos a la posible diferencia de prioridades de la dirección.
El dilema típico es la naturaleza temporal: administrar la compañía a ultra largo plazo independientemente de la rentabilidad o el rendimiento (un problema clásico en Japón), puede ser tan perjudicial como dirigirla para obtener beneficios a corto plazo, a menudo para ganar un mayor sueldo (un problema clásico angloestadounidense). Sin duda, los inversores deben estar en guardia.
Es vital dirigir las compañías en pos de la rentabilidad a largo plazo en lugar de a corto plazo. En concreto, es necesario invertir lo suficiente para mantener sus franquicias, innovar y, cuando corresponda, respaldar esas innovaciones a través de publicidad y marketing. Estas inversiones se financian tanto a través de la cuenta de resultados como de gasto en capex.
También es crucial que cualquier flujo de caja libre remanente se invierta a altas tasas de rentabilidad o, en ausencia de tales oportunidades, que se devuelva a los accionistas, preferiblemente a través de dividendos. Se deben cerrar las unidades de negocio que no tienen perspectivas de ofrecer una rentabilidad aceptable a largo plazo, y el capital se debe dirigir hacia áreas que generen mayor rentabilidad, o devolverse a los accionistas.
Si bien existen operaciones corporativas interesantes, generalmente somos cautelosos respecto a las grandes adquisiciones, ya que tienden a ser una transferencia de valor desde los accionistas que compran a los afortunados que han sido comprados.
“Compouders” de alta calidad
Puede parecer contrario al sentido común, pero en nuestra opinión, el gobierno corporativo es aún más importante en los “compouders” de alta calidad. El motivo radica simplemente en el hecho de que el equipo directivo dispone de un mayor margen de libertad.
Las compañías del sector de consumo básico cuentan con generosos presupuestos para publicidad, que pueden ser recortados en épocas de vacas flacas con el objetivo de inflar los beneficios a corto plazo a costa de destruir valor a largo plazo, cuando en realidad las compañías que reinvierten a altas tasas de rentabilidad deberían generar grandes cantidades de flujo de caja libre, con todas las tentaciones de asignarlo de forma indebida que esto conlleva.
Analizar la gestión y el gobierno corporativo ha sido un elemento central del proceso de inversión del equipo International Equityde Morgan Stanley desde su fundación en 1986. El trabajo en esta área no se subcontrata a empresas como ISS o Glass Lewis, sino que lo lleva a cabo el propio equipo de inversión, respaldado por el equipo de Gobierno corporativo de MSIM.
Aunque tenemos preferencias claras, que abordamos a continuación, las decisiones sobre votaciones analizando cada caso particular y no utilizando una fórmula general. En un mundo profundamente imperfecto, no queremos que nuestra búsqueda de la perfección se interponga en lo razonable, particularmente cuando lo razonable mejora cada año. No obstante, nos sentimos muy cómodos votando en contra de las recomendaciones del consejo de administración, e incluso en contra de sus miembros, cuando creemos que es necesario.
Roles y remuneración
En cuanto a la estructura, preferimos que los roles del CEO y del presidente del consejo estén separados, y lo ideal sería tener un consejero independiente sénior al que acudir cuando no estemos satisfechos con ellos. En términos más generales, no nos gustan las “píldoras venenosas”, los derechos de voto doble para algunos accionistas, ni las clases de acciones diferenciadas. No creemos que las compañías, y en particular su equipo directivo, requieran protección por parte de sus dueños.
La remuneración de los ejecutivos es un tema central, ya que la mayoría tiende a hacer lo que se les paga por hacer, lo que significa que los incentivos deberían recompensar el comportamiento que beneficia a los accionistas. Esto hace que seamos cautelosos y que no nos fiemos demasiado de los beneficios por acción, ya que se pueden manipular con maniobras a corto plazo, en concreto, mediante aumentos del apalancamiento o adquisiciones de baja rentabilidad.
En especial, nos resistimos al uso de “beneficios ajustados” o, como preferimos llamarlos, “beneficios antes de que suceda algo negativo”. Lo negativo pueden ser pérdidas, los costes por impactos medioambientales o sociales, o incluso el pago con acciones de la compañía. Por el contrario, acogemos positivamente la (aunque no muy común) inclusión de objetivos basados en la rentabilidad sobre el capital.
Uno de nuestros objetivos es evitar pagar demasiado por una rentabilidad ordinaria o deficiente. Por esa razón, buscamos metas más amplias en lugar de objetivos fáciles o acciones solo por el tiempo como inversores. Otra señal de alerta es el cambio sobre la marcha de los objetivos, por ejemplo, al descontar los efectos de la divisa cuando esta fluctúa lastrando los resultados, que a menudo ha reportado beneficios cuando se movía en sentido contrario.
También desaprobamos los objetivos que se cumplen mediante adquisiciones. Apoyamos que los directivos posean un mínimo de acciones, y vamos más allá, alentando a las compañías a mantener los objetivos aún después de que se jubilen los ejecutivos, para evitar la tentación de engordar el negocio de forma insostenible cuando estos dejan la empresa.
En última instancia, aunque las estructuras son importantes, lo que más importa es la cultura de la organización y el comportamiento de su equipo directivo, por lo que es fundamental reunirse con ellos regularmente. Gran parte de la “industria de gobierno corporativo” se concentra en calificar lo que se mide fácilmente, y termina siendo únicamente un ejercicio de marcar casillas, descuidando el elemento humano. El peligro es que el proceso termine como la historia del borracho que ha perdido las llaves en el parque y las busca bajo la farola, porque ahí es donde está la luz. Nuestro proceso, más complejo, laborioso y necesariamente subjetivo procura buscar donde realmente están las llaves.
Opinión de William Lock, Bruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de International Equity de Morgan Stanley Investment Management.
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Antes de la aprobación de la nueva reforma tributaria de la Administración Trump, muchos habían especulado sobre dos posibles impactos clave para los clientes no residentes de la banca privada y de los broker: la eliminación de la disparidad en la exención del impuesto de sucesiones entre personas no estadounidenses y estadounidenses, y la eliminación del impuesto de sucesiones en sí, que podría haber suprimido una de las razones más antiguas para utilizar estructuras offshore.
El 22 de diciembre de 2017, se promulgó la «Ley de reducción de impuestos y empleos». En ella se modifica el impuesto de sucesiones para personas estadounidenses únicamente. Las secciones número 2010 y 2001, que se aplican a propiedades de ciudadanos o de residentes, no modificaron los impuestos que atañen a las propiedades de los no residentes que no son ciudadanos de Estados Unidos.
Bajo la Sección 2010, el monto de la exclusión básica para las propiedades de los fallecidos residentes o ciudadanos que fallezcan después del 31 de diciembre de 2017 y antes del 1 de enero de 2026 se incrementa de US$5.000.000 a US$10.000.000. Pero, las secciones con número 2101-2108, las que fijan las condiciones para los no residentes o no ciudadanos, no registraron ningún tipo de enmienda.
En consecuencia, el impuesto que se aplica a la transferencia de patrimonio imponible de difuntos no residentes que no sean ciudadanos de EE. UU. está sujeto a una exclusión básica mínima de solo US$60.000.
Dado que la fiscalidad sobre los activos en Estados Unidos cuando se traspasan tras la defunción sigue vigente, los clientes de wealth management deben tener cuidado al planificar cómo se mantienen esos activos, incluida la consideración apropiada de las estructuras de inversión personal offshore.
Si tiene alguna pregunta sobre este u otros asuntos de banca privada transfronteriza, comuníquese con Sergio Alvarez-Mena (305-71-9759) o Kathy Keneally (212-326-3402).
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