Una nueva era en México: los interrogantes que suscita la elección de López Obrador
| Por Magdalena Martínez | 0 Comentarios
Los analistas coinciden en que ha empezado una nueva era para uno de los mercados más importantes del mundo: el de México. Algunos dudan que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, pueda mantener a raya el déficit e invertir en programas sociales, como ha prometido. Otros confían en que el dirigente de izquierda apueste por el pragmatismo y pueda impulsar el crecimiento gracias a su prometida lucha contra la corrupción y la criminalidad.
Paul Greer, asistente en la gestión de fondos de renta fija emergente de Fidelity, considera que “la agenda de pro-crecimiento de AMLO será finalmente más benigna y amigable con los inversionistas que los peores temores del mercado. Los primeros comentarios conciliadores después de su victoria (la de Manuel López Obrador) insinúan un pragmatismo político, responsabilidad fiscal y unidad nacional, mientras que también prometen no reformar la independencia del Banco Central ni renunciar al TLCAN. Con la mayor parte de la incertidumbre política resuelta, y el resultado en gran medida como se había anticipado, esperamos algún alivio a corto plazo en los mercados mexicanos”.
“Para nosotros, el mejor valor en los mercados mexicanos está en los bonos en moneda local”, prosigue Fidelity, “El Banco Central de México (Banxico) ha realizado un trabajo estelar en la gestión de las expectativas de inflación en los últimos 18 meses, ya que el peso se ha depreciado un 10% frente al dólar estadounidense desde la victoria electoral de Trump en noviembre de 2016. Las tasas de interés nacionales en México se han incrementado en + 475 pb durante ese período, lo que ha impulsado la credibilidad de la política de Banxico entre los inversores a niveles altísimos. Con la probabilidad de que la inflación doméstica continúe cayendo en el mediano plazo, la tasa real de política en México es ahora una de las más ajustadas del mundo y las valuaciones de los bonos locales actualmente se ven atractivas. Como el crecimiento está constantemente por debajo de su tasa potencial, y el IPC está volviendo a su objetivo a mediano plazo, creemos que incluso hay una posibilidad no consensuada de recortar las tasas de interés en México en los próximos 12 meses”.
Paul Greer añade: “Si bien identificamos esta parte del universo de los mercados emergentes como una prima de riesgo excesiva, es probable que el contexto exógeno de nuestra clase de activos siga siendo un gran desafío en los próximos meses (…) Con esto en mente, nuestro optimismo para los bonos en moneda local mexicanos se basa en el valor relativo frente al resto de los mercados emergentes, en lugar de hacerlo en términos absolutos.
Kim Catechis, gestor del fondo Legg Mason Martin Currie Global Emerging Markets, señala que “México se encuentra en una categoría de riesgo político más elevada después de la victoria de AMLO, porque este resultado representa un cambio sin precedentes en la forma en que se ha gestionado la política económica y social durante las últimas tres décadas.
Si bien las limitaciones económicas probablemente empujarán a López Obrador hacia la moderación, su orientación política e ideológica, especialmente en áreas como la energética, diferirían significativamente del enfoque de las administraciones recientes”.
El gestor de Legg Mason añade: “Esto significa que estamos ante un período prolongado de incertidumbre menos placentero para los mercados de capitales. Prolongado porque el nuevo presidente no asume el poder hasta diciembre y porque después es probable que haya un período más largo de lo habitual para instalar al nuevo gabinete y promulgar sus nuevas políticas, dado que Morena nunca antes ha gobernado.
Al igual que el primer mandato de Lula en Brasil, AMLO probablemente se centrará en ganarse el apoyo de los inversores en el primer año de gobierno, para luego centrarse en la consecución de su programa electoral durante los siguientes cuatro o cinco años”.
Por su parte, Alonso Cervera, de Credit Suisse, considera que “para el primer año de gobierno (la inauguración presidencial es el 1 de diciembre) anticipamos una política fiscal en gran medida inercial, con un superávit primario de poco menos de un punto del PIB y un déficit consolidado del sector público de hasta el 2,0% del PIB, lo que haría ser bienvenido por los mercados. La propuesta de presupuesto para 2019 se envía al Congreso antes del 15 de diciembre, para su aprobación antes del 31 de diciembre. También pensamos que un gobierno de AMLO respetará la autonomía del banco central en el año uno de su presidencia, con su única contribución en este período es el nombramiento de uno de los cinco miembros de la junta, al final de el mandato del Dr. Manuel Ramos-Francia como vicegobernador en diciembre de 2018”.
La agencia HR Ratings señala que “el gran tema será la tensión entre la meta de continuar con balances financieros responsables y con la política de cero endeudamiento, por un lado, y los incrementos importantes tanto en la inversión pública como en el gasto social, por el otro . Durante el proceso electoral, AMLO también prometió no aumentar impuestos (en términos reales) ni el precio de la gasolina, limitando así su capacidad de aumentar los ingresos para financiar los incrementos en el gasto social y la inversión”.
Los analistas de la calificadora explican que el presidente electo se propone lograr sus metas fiscales racionalizando el gasto, con una lucha contra la corrupción y la criminalidad. Por ello, desde HR Ratings se pronostica que durante los tres primeros años se suspenda la meta de endeudamiento, por lo menos temporalmente.
“Pero en la segunda mitad del sexenio, México, de acuerdo con este escenario, estaría cosechando los efectos positivos de las reformas en el gasto, de la reducción en la corrupción y los niveles de criminalidad, de los programas de inversión y de otras iniciativas. Con la maduración de las políticas nuevas, el crecimiento se aceleraría, aumentando los ingresos presupuestarios para reducir el déficit y las necesidades de endeudamiento. Esto, en conjunto con el mayor crecimiento del PIB, reduciría notablemente la razón de deuda a PIB, con una macroeconomía menos dependiente en los vaivenes de los mercados internacionales, y con una mejor distribución del ingreso”, añade HR Ratings, sin dejar de advertir que el mejor escenario para la próxima administración mexicana será difícil de conseguir sin alterar los equilibrios fiscales del país.