La corredora de bolsa montevideana Gastón Bengochea & Cia anunció su adhesión al Código de Ética y Normas de Conducta Profesional del Instituto CFA.
“Es para para nosotros un gran orgullo ser el primer corredor de bolsa de Uruguay en subscribir y adoptar el código de Ética y Conducta del CFA”, expresó Diego Rodríguez, director en GB&Cia Corredor de Bolsa (Uruguay).
Durante 2018, la empresa puso el foco en la ética, capacitando a todo su personal (desde el área comercial a la administración o el servicio “compliance”) en las buenas prácticas de la industria.
El código CFA representa los más altos estándares de ética y conducta profesional en la industria financiera.
“La industria financiera requiere especialmente la adopción de altos estándares de profesionalismo e integridad, lealtad a los clientes, trato justo e independiente, actuando con idoneidad, cumpliendo con las leyes y la normativa dictada por el regulador”, añadió Rodríguez.
Gaston Bengochea & Cia CB (fundada en 1967) es una compañía regulada por el BCU, basada en Uruguay dedicada a la gestión y asesoramiento en activos financieros.
El próximo día 27 de marzo a las 8:00 horas, la CFA Society Chile celebrá su segundo evento en Casa Piedra, que contará con la participacíon de Joaquín Cortez, presidente de la CMF y Meir Statman, experto en finanzas del comportamiento.
Joaquín Cortez, el actual presidente de la Comisiòn del mercado financiero chilena, es ingeniero comercial por la Pontificia Universidad Católica de Chile y master en economía por la Universidad de Chicago. Fue presidente del directorio de la compañía de seguros Confuturo y CorpSeguros, asesor de The Blackstone Group y director en empresas Camanchaca, AFP Habitat Perú y administradora de inversiones La Construcción (ADILAC).
Entre agosto de 2008 y octubre de 2013 estuvo en AFP Provida, primero como gerente de inversiones y, luego como presidente del directorio, cargo que ocupó hasta que MetLife asumió el control de la compañía.
Previamente, se desempeñó como director de inversiones de la unidad de pensiones y seguros del BBVA en América Latina, Senior Financial Officer para Bankers Trust, Deputy General Manager en Chemical Bank, gerente general de Santander Investment, director de operaciones del Banco Central de Chile, gerente de desarrollo y finanzas del Banco de A. Edwards y asesor del Ministerio de Hacienda.
A nivel académico, fue profesor de economía y finanzas en la Universidad Católica, la Universidad Finis Terrae y la Universidad del Desarrollo.
Meir Statman es profesor de finanzas en la Universidad de Santa Clara, pionero en el estudio de las finanzas del comportamiento (behavioral finance)· y autor de los famosos libros: «What Investors Really Want: Know What Drives Investor Behavior and Make Smarter Financial Decisions» y «Finance for Normal People: How Investors and Markets Behave»
El evento está patrocinado por AFP Habitat, HMC Capital y Moneda Asset Management
Luego de que la Casa Blanca informara que «los Estados Unidos han logrado un progreso sustancial en nuestras conversaciones comerciales con China. Suponiendo que ambas partes logren un progreso adicional, estaremos planeando una Cumbre para el Presidente Xi y para mí, en Mar-a-Lago, para concluir un acuerdo», el optimismo comercial sobre la extensión en las conversaciones entre China y Estados Unidos se propagó en los mercados de todo el mundo.
Anthony Chan, responsable de inversiones en Asia de Union Bancaire Privée (UBP) considera que aunque el actual rally del mercado ha valorado algunos acuerdos temporales que se anunciarán para extender el plazo del 1 de marzo para aumentar las tarifas entre China y EE.UU., «el anuncio de un acuerdo sólido es necesario para garantizar el optimismo de los inversores, mientras que un acuerdo débil solo restablecerá la preocupación del mercado ante una eventual imposición de aranceles más altos». En su opinión, «lo ideal es el desarrollo tanto de un marco de trabajo como de unos plazos creíbles que permitan ver el progreso de la reforma estructural de China, lo que le permitirá al presidente Trump dar a Pekín más tiempo para responder».
De acuerdo con Chan, «la política de reflación de China dependerá del progreso de las negociaciones comerciales, pero parece improbable una reducción drástica del estímulo; Nuestra recomendación de inversión siguen siendo los sectores de demanda interna», concluye.
Un total de 233 proyectos de innovación social procedentes de investigadores, emprendedores, científicos y estudiantes de universidades y escuelas de negocios de 26 países han presentado sus proyectos a la II edición de los Premios Fundación Mapfre a la Innovación Social.
Se trata de soluciones innovadoras, con alta capacidad de transformación social y de impacto global, con un objetivo común: mejorar la vida de las personas.
Los candidatos, que proceden de trece países europeos y doce de Latinoamérica participan con proyectos que constituyen propuestas útiles para mejorar la salud, el seguro, la movilidad sostenible y la seguridad vial, tres aspectos esenciales para el progreso social.
Dicha iniciativa, que Fundación Mapfre lleva a cabo en colaboración con IE University, persigue, además, promover la creatividad, el emprendimiento y el liderazgo como herramientas para lograr un mundo más justo, además de impulsar valores como la sostenibilidad y la integración.
Con 27 semifinalistas
Los premios se lanzan en tres grandes regiones, Brasil, resto de Latinoamérica y Europa, donde próximamente se clasificarán los 27 semifinalistas, es decir tres aspirantes por cada una de las tres categorías y por cada una de las regiones.
Para ello, el jurado elegirá los proyectos con mayor potencial de impacto social y que sean más viables desde el punto de vista técnico, económico y organizativo. También valorará la capacidad y experiencia de los interesados a la hora de desarrollar la idea y de demostrar con pruebas piloto o prototipos que han llevado a cabo, que el proyecto puede ser una realidad.
La celebración de las semifinales tendrá lugar el 6 y 13 de junio en México y Brasil respectivamente y el 4 de julio en España, donde se clasificarán los 9 finalistas (un candidato por categoría y región) que participarán en la gran final en Madrid, que se celebrará el 10 de octubre.
Los semifinalistas recibirán apoyo, orientación y ayuda para comunicar y desarrollar de la forma más efectiva sus propuestas, así como la oportunidad de formar parte de un plan de relaciones públicas y recibir gran visibilidad ante potenciales inversores. Los tres ganadores recibirán un premio con una dotación individual de 30.000 euros y formarán parte de la Red Innova, una comunidad privada de innovadores sociales puesta en marcha con motivo de la 1ª edición.
Muchos inversores se plantean si realmente el análisis ESG tiene un efecto positivo en la rentabilidad de las carteras. Para Amundi, la respuesta es sencilla: este análisis influye positivamente en su rendimiento. La gestora ha realizado un estudio sobre el impacto de los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG por sus siglas en inglés) en la rentabilidad de las carteras. El objetivo del análisis era determinar el impacto de ser un inversor ESG en el rendimiento de las carteras.
Dada la creciente demanda de inversiones ESG por parte de clientes institucionales en todo el mundo, Amundi ha analizado datos propios de 2010 a 2017 para estudiar el comportamiento de 1.700 compañías en cinco universos de inversión, correspondientes a los índices MSCI: MSCI North America, MSCI EMU, MSCI Europa-ex EMU, MSCI Japan y MSCI World.
Al analizar la rentabilidad y los criterios ESG (los resultados E,S,G a nivel individual y ESG en conjunto) de las compañías, Amundi ha concluido que el impacto de los criterios ESG en la rentabilidad, la volatilidad y drawdown depende de tres factores: el periodo de observación, el universo de inversión y la estrategia de inversión. Según los resultados, entre 2010 y 2017, los criterios ESG tuvieron poco impacto en el riesgo de la cartera (volatilidad y drawdown), mientras que, por el contrario, fue crucial en términos de rentabilidad.
En general, la inversión ESG tendió a penalizar a los inversores ESG activos y pasivos entre 2010 y 2013. En contraste, la inversión ESG fue una fuente de rentabilidad superior entre 2014 y 2017 en Europa y Norteamérica. Por ejemplo, comprando las acciones “best in class” (20% mejor clasificadas) y vendiendo las acciones “worst in class” (20% peor clasificadas) habría generado una rentabilidad anualizada del 3,3% en Norteamérica y del 6,6% en la Eurozona en el periodo 2014-2017; siendo estas cifras -2,70% y -1,20% respectivamente entre 2010 y 2013.
En los tres pilares ESG, el factor medioambiental en Norteamérica y el factor de gobierno corporativo en la Eurozona fueron los que aportaron mayor rentabilidad. A partir de 2015, el aspecto social mejoró significativamente y ahora se valora positivamente por el mercado. En general, el estudio muestra que los criterios ESG no impactan en todas las acciones, pero sí tienden a influir en aquellas que son las mejores y las peores de su categoría (“best in class” y “worst in class”).
Según explica la gestora, el mecanismo causal se basa en la dinámica de la oferta y la demanda, así como en el circulo virtuoso creado por el valor añadido intrínseco de los criterios ESG. El impacto en el rendimiento se debe al aumento de la demanda de los inversores por enfoques ESG, que generan flujos hacia las acciones “best in class”, que a su vez incrementan su precio y rentabilidad. La dinámica observada entre 2014 y 2016, con una tasa de crecimiento medio anual del 12%) debería continuar.
Los resultados anteriores también son válidos cuando se considera la gestión pasiva, que genera exactamente los mismos resultados en términos del impacto de los criterios ESG en la rentabilidad de la cartera. Es posible por tanto un enfoque ESG en un marco de gestión pasiva, siempre que los inversores acepten un tracking error adicional pero controlado, en comparación con los índices ponderados por capitalización de mercado.
En este sentido, la gestora destaca que, en octubre de 2018, anunció su plan de acción a tres años para reforzar su compromiso con la inversión responsable. En 2021, el análisis de ESG se integrará en el conjunto de fondos e iniciativas de Amundi, favoreciendo las inversiones en proyectos con un impacto medio ambiental o social. Al mejorar y desarrollar el análisis ESG, Amundi está convencido de que ayudará a los inversores a comprender mejor los grandes desafíos de la inversión ESG.
Según señala Thierry Roncalli, director de análisis cuantitativo, “este nuevo análisis confirma la dinámica variable en el tiempo del rendimiento de los criterios ESG. Dado que los precios de las acciones reflejan el balance entre la oferta y la demanda, nuestro análisis muestra que los criterios ESG influyen en el comportamiento de los mercados de acciones. Es evidente que los riesgos ESG “extra-financieros” se han convertido en riesgos financieros y que la dinámica actual de valoración de activos favorece a los inversores ESG”.
Por su parte, Vincent Mortier, director adjunto de inversiones, añade que “nuestro estudio confirma que la integración de criterios ESG genera un impacto tangible en el rendimiento de la renta variable en Europa y Norteamérica. Favoreciendo un enfoque ESG “best-in-class”, los inversores pueden beneficiarse de una estrategia de inversión que mejora el rendimiento a largo plazo de las carteras”.
Metodología
Según explica la firma, el análisis se basa en datos cuantitativos de enero de 2010 a diciembre de 2017, utilizando las métricas ESG proporcionadas por el Departamento de Análisis ESG de Amundi. Para cada compañía, los analistas ESG de Amundi evaluaron la puntuación general ESG y las calificaciones para cada una de las categorías medioambiental, social y de gobierno corporativo, usando además un sistema de puntuación basado en los datos suministrados por cuatro proveedores externos. Los analistas ESG de Amundi revisaron y dieron la puntuación final a cada compañía.
José Antonio Meade, exsecretario de Hacienda y excandidato del PRI en las elecciones presidenciales de México del año pasado, se unirá al consejo de administración de HSBC Holdings a partir del 1 de marzo de 2019 como director no ejecutivo independiente.
Según indicó el banco en un comunicado, también formará parte del comité de gobernanza corporativa y de nombramientos. Mark Tucker, presidente de HSBC, comentó al respecto que «estoy absolutamente encantado de dar la bienvenida a José Antonio a la junta. Él trae consigo una gran cantidad de experiencia adquirida en una serie de áreas políticas clave y su experiencia y conocimiento de América Latina serán de gran importancia para HSBC dada la importancia que otorgamos a la región. Vale la pena destacar la importancia que México tiene para HSBC como uno de nuestros mercados de escala».
La elección del doctor en economía por la Universidad de Yale se llevará a cabo en la junta del 12 de abril de 2019, y podría durar tres años, con reelección anual. En su nuevo cargo, Meade recibirá 110.000 libras anuales.
Allianz Global Investors ha lanzado el fondo Allianz Climate Transition, una solución de inversión domiciliada en Luxemburgo y que invierte en acciones de empresas europeas que están bien preparadas para la transición hacia una economía baja en carbono. Más específicamente, además de generar un atractivo rendimiento financiero, la estrategia busca lograr un impacto ambiental y social.
El fondo se centrará en inversores minoristas e institucionales y ampliará su oferta de inversión sostenible. Sobre el lanzamiento, Isabel Reuss, directora global de análisis ISR en Allianz Global Investors, ha comentado que “no hay tiempo que perder. El cambio climático es uno de los desafíos más importantes de este siglo. Como inversores activos queríamos ofrecer un producto de renta variable que no solo permita a los inversores abordar los riesgos climáticos, sino también beneficiarse de las oportunidades de inversión que supone la transición energética, ayudando a contribuir a una ‘transición justa’ que también tenga en cuenta sus dimensiones sociales”.
El equipo gestor de la cartera se basa en un proceso de inversión probado e impulsado por el análisis que combina el impacto financiero, el de los factores ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo), y el climático para crear una cartera concentrada que mitiga el riesgo de emisiones de carbono y que ayuda a financiar la transición energética mediante la identificación de los que mejor se han comportado, los mejores esfuerzos y las mejores soluciones con respecto al clima.
Sobre el enfoque, Christine Clet-Messadi, gestora de la cartera, ha explicado que “adoptamos un enfoque diferenciado que va más allá de la exclusión, ya que nuestro objetivo es fomentar el cambio y facilitar la transición. Buscamos compañías que ya han logrado reducir significativamente su huella de carbono, que se han comprometido de manera creíble con programas ambiciosos de reducción de carbono que muestran desarrollos positivos y / o empresas que ofrecen soluciones para ayudar a otros a reducir significativamente las emisiones de carbono”.
Por su parte, Steve Berexa, responsable global de inversiones de renta variable de Allianz Global Investors, ha señalado que “embarcarse en la transición climática se ha convertido en una necesidad para muchas industrias. Allianz Global Investors ha comenzado a analizar riesgos y oportunidades para sectores y acciones específicas hace muchos años. El lanzamiento del fondo Allianz Climate Transition amplía nuestra oferta internacional y ayuda a nuestros profesionales de inversión en la plataforma de inversión global a obtener información adicional sobre una dimensión de riesgo crucial a través de la lente específica que requiere esta estrategia. Dado que estamos en el proceso de integrar factores ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) en todas las estrategias y clases de activos en nuestra toma de decisiones de inversión, es imperativo evaluar y discutir cómo los riesgos y oportunidades climáticos pueden afectar a todo tipo de empresas para generar valor para nuestros clientes».
El nuevo fondo Allianz Climate Transition nace de una estrategia domiciliada en Francia que cuenta con más de tres años de trayectoria en un gran mandato institucional y como un vehículo francés. El producto domiciliado en Francia se fusionó con el nuevo fondo registrado en Luxemburgo el 19 de febrero de 2019. Las diferentes clases de acciones del nuevo fondo se registrarán para distribución pública en varios mercados europeos.
Hace aproximadamente diez años, la mayoría de los gobiernos occidentales asumió la deuda de sus bancos nacionales en un intento por salvarlos de las nefastas consecuencias de la Gran Recesión. Con esta pesada carga sobre los hombros, los gobiernos dejaron en manos de sus bancos centrales la tarea de encarrilar de nuevo la economía.
Estos últimos hicieron lo que mejor saben hacer: inyectar liquidez en el sistema financiero en aras de, al menos, evitar el colapso absoluto del mismo y la entrada en barrena de la economía. Sin embargo, los bancos centrales también esperaban algo más: que la nueva liquidez que inundaba los mercados impulsara los precios de los activos financieros —desde la deuda pública a la renta variable, pasando por los bonos corporativos y los activos inmobiliarios— de cara a generar un efecto “riqueza”. Se trata de un concepto con el que los economistas están muy familiarizados y que se cimienta sobre la teoría de que la revalorización de los activos de las personas impulsa la confianza de los consumidores y su predisposición a comprar, reavivando así la demanda en la economía.
No obstante, este efecto riqueza ha arrojado resultados dispares durante los últimos años. Su influencia en Europa resultó nimia, debido a un subempleo generalizado y a la reducida proporción de ahorros que los europeos destinan a la inversión en renta variable. En Estados Unidos, donde las personas invierten mucho más en activos financieros, el aumento de los precios de las acciones contribuyó considerablemente a una recuperación del consumo.
Con todo, en ambos casos, el efecto riqueza dio lugar a una brecha —que no tardó en ampliarse hasta convertirse en un profundo abismo— entre los afortunados titulares de activos financieros y los trabajadores asalariados que carecían de ellos, que vieron como sus rentas se estancaban como resultado de un crecimiento económico anémico y de unas restrictivas políticas presupuestarias.
La heterogeneidad de los resultados no solo generó un creciente descontento entre los estratos sociales más perjudicados por las políticas monetarias adoptadas en respuesta a la Gran Recesión, sino que también desacreditó a los gobiernos sucesivos, que se mostraron incapaces de aportar soluciones presupuestarias a los problemas en cuestión debido a la falta de margen de maniobra suficiente para implementar sus políticas.
Hoy, diez años después, las principales consecuencias políticas de esta disonancia resultan evidentes. En las principales democracias occidentales, hemos asistido al surgimiento de plataformas alternativas de corte radical y populista que han cosechado importantes éxitos electorales, en función del nivel de frustración económica que han experimentado los segmentos de la población que menores rentas perciben. Si bien esta tendencia se puede atribuir principalmente a factores concretos sociológicos e incluso claramente políticos, resulta casi inevitable pensar que la elección de Donald Trump, el referéndum que se saldó con el voto a favor del Brexit y la llegada al poder de Matteo Salvini en Italia se deben, en gran parte, a los efectos colaterales de la decisión de hacer frente a la Gran Recesión con una combinación de inflación del precio de los activos financieros y austeridad presupuestaria. Asimismo, cabe recordar que incluso Emmanuel Macron se alzó con la victoria en Francia con la promesa de romper con la «política económica tradicional» (por mucho que fuera un candidato reformista).
A medida que 2018 toca a su fin, los inversores tienen sobrados motivos para preocuparse, habida cuenta de que las políticas monetarias con las que tan buenos resultados han obtenido se encuentran en fase de normalización en todo el mundo. Para colmo, el crecimiento económico sigue dando muestras de inestabilidad y la hoja de ruta de las políticas económicas resulta incierta. Un análisis general de la coyuntura nos permite afirmar que nos hallamos inmersos en una triple colisión entre los ciclos monetario, macroeconómico y político.
El generoso programa de gasto público de Trump podría haber alimentado la ilusión de que la política presupuestaria puede solucionar nuestros problemas. Además, a pesar de financiarse mediante deuda (el déficit presupuestario del país se encuentra en vías de representar un 6 % del PIB este año), su política presupuestaria solo ha logrado, en parte, generar su propio antídoto, esto es, provocar un aumento de los tipos de interés. No obstante, incluso a pesar del estatus privilegiado que ostenta EE. UU. en los mercados financieros, solo es cuestión de tiempo que esos mismos efectos colaterales se materialicen también en su propio territorio. La excesiva carga de la deuda a nivel mundial nos condena a seguir creciendo ad eternum —un objetivo inalcanzable—, dado que esta intensificará las ralentizaciones económicas y amenaza con convertir cualquier recesión en un colapso devastador.
Llegados a este punto, cabe destacar que la economía estadounidense ya ha empezado a ralentizarse, y cuesta imaginar de qué forma podrían Italia y Francia liberarse de los grilletes que representan sus niveles de endeudamiento. Por tanto, el primer riesgo al que se enfrentan los inversores en 2019 es la continuación de la deflación de los precios de los activos financieros. Sin embargo, esa deflación también podría tener efectos cruentos en la economía real al provocar la reversión del efecto riqueza: unos precios de activos inferiores lastrarían aún más la confianza de los consumidores en un momento en que los responsables políticos carecen del margen de maniobra necesario para adoptar programas de estímulo adecuados. ¿Acudirán una vez más al rescate los bancos centrales?
Tribuna de Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac.
Bank of America ha decidido reformar sus marcas y eliminar el conocido “Merrill Lynch” de sus operaciones comerciales y su banco de inversión. El más familiar y corto “Merrill” será utilizado a partir de ahora para todo el negocio de gestión de patrimonios, anunció el lunes el Wall Street Journal.
Según la publicación, el área de clientes corporativos pasará a llamarse “Bank of America” solamente y el banco de inversión se conocerá como “BofA Securities”.
Por otro lado, el negocio de Wealth Management se conocerá como “Merrill” y conservará el toro en el logotipo.
Bank of America compró Merrill Lynch en 2008 durante la crisis financiera.
El gobierno de Brasil ha lanzado su esperado proyecto de reforma previsional, un cambio que Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para Latinoamérica e Iberia de BlackRock, considera “medular” para equilibrar la economía del país. Ante el delicado proceso legislativo que se anuncia, lo importante será mantener el timón y avanzar a buen ritmo.
“Claramente, es una reforma significativa, si uno da por buenas las cifras del gobierno brasileño, estamos hablando de ahorros de más de 300 mil millones de dólares en diez años, lo cual equivaldría a un 15% del PIB de Brasil. Es un proyecto de ley muy importante que va en el sentido de resolver una situación deficitaria en el presupuesto federal que viene provocando un aumento del nivel de endeudamiento y compromete el equilibrio económico de Brasil en el largo plazo”, explica Axel Christensen.
El gobierno brasileño espera que a mediados de este año esté aprobada la reforma que requiere un cambio de la Constitución y, por lo tanto, una mayoría.
Para Christensen, será “un proceso largo en el cual el reto para el gobierno es atenerse a la propuesta original. Ya hay una experiencia anterior con el gobierno de Temer a finales del 2016, pero su propuesta se fue diluyendo al no alcanzar una mayoría en el Congreso. Por ello el gobierno actual tendrá dos desafíos: el primero conseguir la aprobación de la reforma a tiempo para que las finanzas no se sigan deteriorando y el segundo que las reformas no se diluyan. Es una reforma difícil, las reformas del sistema de pensiones en todas partes son especialmente difíciles porque involucran muchos detalles, tienen un impacto importante y suelen ser impopulares”.
El cambio supondrá un aumento de la edad mínima de la jubilación (de 62 para las mujeres y 65 para los hombres) y del tiempo de cotización. Se considera que el proyecto abre la posibilidad de un sistema de ahorro individual similar al de otros países de Latinoamérica, como Chile.
“Hay que entender el proceso de reforma de la seguridad social en Brasil como un proceso que va a involucrar múltiples etapas y proyectos. Lo que se presentó la semana pasada es la reforma del sistema actual para trabajadores de los sectores público y privado, la propuesta hace mención a la creación de un sistema de contribución individual a la semejanza del que existe en Chile, Perú, Colombia, México e incluso en Uruguay (con sus matices y diferencias). Pero sobre ese punto el gobierno brasileño todavía no ha anunciado los detalles, solo se menciona en la propuesta actual. Se espera que se anuncien en las próximas semanas más detalles sobre la posible portabilidad de los ahorros de un empleado de una empresa a otra. Por otro lado, tampoco ha quedado claro como sería la reforma de las pensiones en las fuerzas armadas y sobre ese capítulo se esperan también más detalles en los próximos días”, señala el director de Estrategia de Inversiones para Latinoamérica e Iberia de BlackRock.
Los inversores esperaban con interés este cambio, esencial para impulsar el mercado brasileño en los próximos años. “Lo medular de la reforma es cambiar la dirección en la que iban las finanzas públicas en Brasil. El régimen previsional actual de Brasil está provocando un déficit que está haciendo insostenible el cargo de la deuda, que está ya cercano al 75% del PIB cuando cinco años atrás apenas superaba en 50%. Y los inversores internacionales están mirando esas cifras. Brasil perdió su categoría de grado inversor y esta reforma, si se aprueba a tiempo y sin quedar diluida, podría cambiar el escenario progresivamente, reduciendo los costes de financiamiento y dando un mejor soporte a los activos brasileños a largo plazo”, concluye Christensen.