MFS Investment Management ha reestructurado su equipo de inversión, distribuyendo a sus profesionales por regiones.
A partir del próximo marzo Alison O’Neill y Kevin Beatty estarán a cargo de la región Américas, mientras que David Shindler y Christopher Jennings actuarán como co-CIO para Europa, y en Asia, Simon Gresham y Jeanine Thomson serán los encargados de los equipos locales.
Todos los co-CIOs regionales reportan a Ted Maloney, director de inversiones de MFS.
Según comentó la firma a Funds Society, estos cambios son «consistentes con la historia y el compromiso de MFS de crear valor para nuestros clientes al invertir su capital de manera responsable y nuestra cultura única y colaborativa».
Los directivos conservarán sus responsabilidades actuales de gestión de cartera.
Atlantis Global Investors, firma especializada en el asesoramiento financiero y administración de patrimonios desde Uruguay y Paraguay, cumplió sus primeros cinco años anunciando la inauguración de un nuevo local para su oficina en Asunción que estará ubicada en el WTC.
Integrada por asesores con experiencia en grandes instituciones, como Merrill Lynch, Julius Baer, Wells Fargo, Wachovia Securities o Citibank, Atlantis GI apuesta por un crecimiento tanto orgánico como inorgánico en los próximos años.
Miguel Libonatti, fundador y managing director de Atlantis, señala que el principal logro de estos cinco años fue la “consolidación del nombre, construyendo una empresa en una región que sufre una alta volatilidad, lo que obliga a una adaptación continua”.
Uno de los objetivos de la empresa es tener mayor presencia en Paraguay en los próximos años: “Estamos en vías de contratar 2 nuevos asesores financieros en Asunción, donde nuestra oficina contara con 6 personas”, señala.
Otro de los planes de la firma es la incorporación de plataformas que usen tecnología para atención de clientes retail, un mercado con menos competencia (a partir de los 50.000 dólares) que se está mirando atentamente desde Atlantis.
“El mercado retail es un mercado insatisfecho, poco atendido. Se trata de clientes que buscan una cuenta en el exterior y también acceso a una gama de productos que no encuentran localmente”, señala Libonatti.
Después de un buen 2019, Libonatti considera que 2020 será un año complejo para la industria de Wealth Management latinoamericana, debido a nuevas regulaciones y a la incertidumbre política en Argentina y varios países latinoamericanos: “Creo que vamos hacia un nuevo proceso de consolidación de las oficinas independientes, ya que los costos son cada vez más altos y los grandes bancos y brokers internacionales con los que trabajamos son cada vez más exigentes”, afirma.
En 2020 se producirá un cambio de gobierno en Uruguay, país que tiene actualmente uno de los Bancos Centrales más exigentes de Latinoamérica en cuestiones de reglamentación de la industria.
Pero a este respecto, Libonatti no espera grandes cambios ni novedades con la administración del presidente Luis Lacalle Pou: “No habrá una marcha atrás con el cambio de gobierno, Uruguay tiene una posición internacional de transparencia y estabilidad, algo muy valioso. Quizá se flexibilicen algunas normas menores, pero hemos hecho un esfuerzo muy grande por adaptarnos a las exigencias regulatorias y no esperamos cambios en esta materia”.
Repasando la situación regional, Libonatti considera que Argentina cubre de un manto de incertidumbre a toda la región. Sin embargo, en Brasil las perspectivas parecen más optimistas debido a las reformas del gobierno, que han impulsado un clima de negocios. Si el crecimiento económico regresa a Brasil, eso tendrá un efecto positivo sobre toda la region, señala Libonatti.
Otro de los interrogantes de la región es Chile, donde se detecta un mayor interés de los clientes por abrir cuentas en el exterior cuando era un mercado tradicionalmente onshore.
En cuanto a la asignación de carteras para 2020, en Atlantis han pasado a posiciones más defensivas con el objetivo de preservar el capital, pero estando atentos a las oportunidades.
Pixabay CC0 Public Domain. Renta variable sostenible
Las empresas con un foco sostenible facilitan y, al mismo tiempo, se benefician del incremento del capital y la asignación de inversiones hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. A cambio, apoyan y se benefician de la transición hacia un futuro sostenible. De cara a 2020, NN Investment Partners (NN IP) considera que esta tendencia va a acelerarse, por lo que va a ser un año favorable para la inversión en renta variable sostenible.
“Independientemente de los fuertes retornos de inversión de los que estos modelos de negocios han disfrutado gracias a los tipos de interés cada vez más bajos, el reciente llamamiento al apoyo fiscal en varias regiones económicas también podría apoyar a las empresas que apuntan a un crecimiento sostenible”, asegura la gestora en su informe de perspectivas para 2020.
Entre esas medidas de apoyo se encuentran inversiones, gastos y subvenciones fiscales respaldadas por los gobiernos, que acelerarían la transición global hacia las energías renovables, o iniciativas de movilidad, eficiencia y reciclaje.
Con ello en mente, en el área de renta variable sostenible y de impacto, NN IP identifica oportunidades de crecimiento sólidas en esa transición hacia fuentes de energía renovables, incluyendo infraestructuras renovables y servicios públicos “que han dado el salto a nuevas formas de generación energética”. También ve una situación favorable en las empresas dedicadas a la agricultura sostenible y la producción de proteínas, ya que considera que se convertirán en las beneficiarias de los cambiantes hábitos de consumo.
“Además, vemos un potencial de inversión para los proveedores de soluciones en el espacio de atención médica que están ayudando a contener las cada vez mayores presiones de costes dentro de la sanidad”, afirma.
Según la entidad, en términos de valoración, estos modelos de negocio se han vuelto relativamente más caros si nos basamos en numerosos análisis a corto plazo y en comparación con negocios más cíclicos económicamente y, a menudo, menos resistentes. “Sin embargo, no creemos que sean demasiado caros, especialmente cuando se considera las perspectivas de crecimiento a más largo plazo con un enfoque de cash flow descontado”, señala.
Aunque los modelos de negocio de menor calidad y menos sostenibles se han vuelto más baratos en términos relativos, para NN IP, esto se debe a una buena razón: muy bajos retornos económicos, una competencia feroz sin oportunidades de ganar una prima y falta de oportunidades de alto crecimiento sostenible. “Como resultado, en 2020, seguimos prefiriendo activos sostenibles, que creemos que serán los ganadores a largo plazo para obtener retornos financieros y sostenibles”.
En este sentido, la gestora cuenta con dos estrategias clave: el NN (L) Global Sustainable Equity y el NN (L) European Sustainable Equity. Se trata de fondos que invierten en empresas que persiguen una política de desarrollo sostenible y, para ello, combinan el respeto por los derechos sociales (derechos humanos, no discriminación) y el medioambiente con el rendimiento financiero.
Durante mucho tiempo invertir en una buena causa no se consideraba una verdadera inversión desde un punto de vista estrictamente financiero, sino que se veía como un acto de caridad o filantropía. Esto se debía a que faltaba la intención de generar rentabilidad. Pero esa contradicción entre rentabilidad y buenas intenciones es solo ilusoria y la denominada inversión de impacto está ayudando a cerrar esta brecha. Lo que era un nicho al comienzo de esta década se está convirtiendo en uno de los segmentos de inversión de más rápido crecimiento.
La inversión de impacto presenta varias características. Se trata de inversiones que, además de una rentabilidad financiera, también generan un impacto positivo sobre el medio ambiente o sobre la sociedad. Es importante que los efectos ecológicos y/o sociales pretendidos sean parte explícita de la estrategia de inversión. Según la definición de la Red Mundial de Inversiones de Impacto (Global Impact Investing Network o GIIN, por sus siglas en inglés), las inversiones de impacto deben cumplir con cuatro requisitos. En primer lugar, intencionalidad; debe haber una intención declarada de lograr un efecto claramente definido. En segundo lugar, causalidad; el efecto deseado debe estar directamente ligado a la inversión. En tercer lugar, debe ser medible; saber en qué medida se ha logrado un efecto sobre la base de indicadores clave (KPIs) claramente definidos. Y, en cuarto lugar, debe contar con reportes o informes regulares; el impacto debe ser reportado de forma transparente.
Ahora, ¿cuáles son los efectos que deben lograrse? El consenso actual es que las inversiones de impacto tienen que actuar sobre al menos uno – lo ideal sería sobre varios– de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Estos objetivos, con los que la propia ONU se comprometió en 2015 con la intención de lograr su cumplimiento en 2030, cubren un amplio espectro: desde combatir la pobreza y garantizar los alimentos, la salud y la educación a través de la igualdad de género, suministro sostenible de agua y energía hasta combatir el cambio climático y promocionar la paz.
La cuestión de las rentabilidades sigue ahí. Hay, desde luego, (grupos de) inversores que están dispuestos y pueden anteponer las buenas causas que defienden a las rentabilidades. Sin embargo, esto no aplica a la mayoría de los inversores. La buena noticia es que, según un estudio de la GIIN, la mayoría de los inversores de impacto – más del 90%– afirmó que se habían cumplido o excedido sus expectativas de rentabilidad. Esto demuestra que las inversiones orientadas al impacto pueden cerrar la brecha entre las buenas causas y las rentabilidades.
En el presente, el mercado para dichas inversiones sigue siendo comparativamente pequeño: según las estimaciones de la GIIN, a finales de 2018 el tamaño del mercado era ligeramente superior a 500.000 millones de dólares en todo el mundo. Si se añaden los bonos verdes, que no están incluidos en esta cifra debido a su carácter de instrumento de financiación corporativa (y no de inversión) y debido a que con frecuencia no cumplen del todo con los criterios de intencionalidad y, sobre todo, de causalidad, se llega a ligeramente más del doble de esta cantidad, 1,1 billones de dólares. Esto supone menos de un uno por ciento del total de la capitalización del mercado global de renta fija y renta variable. Sin embargo, el volumen ha crecido rápidamente en los últimos años. Y, aún más importante, el potencial es inmenso. La propia ONU asume que para cumplir los 17 SDG en 2030, será necesario invertir varios billones de euros. Es imposible para el sector público hacerlo por sí mismo, es indispensable el compromiso del sector privado.
Debido a este potencial de crecimiento, es esencial establecer estándares elevados para las inversiones de impacto “real”, como los mencionados anteriormente, para minimizar el riesgo de “ecopostureo” (o “greenwashing”). En un entorno tan dinámico, existe el peligro de que las inversiones tradicionales puedan simplemente etiquetarse como “inversiones de impacto” para beneficiarse de sus atributos positivos y buena imagen. Así, se corre el riesgo de decepcionar a los inversores; en el peor escenario, toda una clase de activos y estrategias podría quedar desacreditada ante el cliente. Para impedir esto, no deberían hacerse concesiones en la selección de los objetivos de inversión y en los criterios de cuantificabilidad y transparencia.
¿Cómo puede implementarse esto en términos concretos? Veamos algunos ejemplos: tras lanzar tres fondos para invertir en energías renovables que se cerraron con éxito, Allianz Global Investors lanzó este verano el fondo Allianz Impact Investment Fund (AIIF), sólo para inversores institucionales. Este fondo invierte en renta variable y deuda de proyectos y compañías que tienen una variedad de impactos medioambientales y/o sociales. Además de los análisis financieros estándar, al fijar los objetivos de inversión se incluyen indicadores clave (KPIs) frente a los que se pueden medir los efectos de forma constante, y se establece la forma y frecuencia en que se debe proporcionar la información extra financiera. La gama de posibles proyectos es amplia: desde microfinanzas y vivienda social a agricultura sostenible, reforestación y eficiencia energética.
Desde la perspectiva de los inversores institucionales europeos que deben cumplir con Solvencia II, hay una faceta adicional interesante: con su foco en las inversiones de impacto en los países de la OCDE, el fondo intenta lograr una rentabilidad ajustada a riesgo que también sea atractiva desde una perspectiva de consumo de capital. Con un plazo de diez años, más una opción de ampliación de dos años, puede también contribuir a la gestión de activos y pasivos.
Para apoyar inversiones de impacto en los mercados emergentes, que se necesitan de manera urgente, es importante movilizar el capital de inversores privados regulados, como las compañías de seguros o los fondos de pensiones. Una forma viable de hacerlo son las asociaciones (de inversión) público-privada, conocidas a menudo en el sector como “financiación mixta” y un área donde Allianz Global Investors se ha convertido en un auténtico líder. Asociarse con instituciones públicas reduce el riesgo de inversión y los costes de capital de solvencia para los inversores privados. Un ejemplo de este tipo de proyecto es la iniciativa Africa Grow, anunciada en Alemania a mediados de noviembre. Dentro de esta iniciativa, un vehículo de fondo de fondos invierte dinero del Ministerio Federal Alemán de Cooperación y Desarrollo, KfW DEG y Allianz en fondos privados de venture capital de África. Estos, a su vez, financian pequeñas y medianas empresas y start ups africanas, promocionando así el desarrollo social y ecológico.
Algunos pueden preguntar ahora de qué oportunidades de inversión disponen los inversores particulares. Debido a sus características – fondos de capital cerrado, vencimientos largos – los vehículos descritos anteriormente no están abiertos a las inversiones directas de inversores particulares. Sin embargo, este grupo de inversores tiene a su disposición, por ejemplo, entrar en el mercado de bonos verdes. Los bonos verdes son bonos emitidos por compañías o instituciones públicas para financiar proyectos medioambientales bien definidos y que están sujetos a unos estrictos requisitos de transparencia y de reporting: los Principios de Bonos Verdes de la International Capital Market Association (ICMA).
En resumen, mirando a las inversiones de impacto, la inmensa necesidad mundial de financiación se está encontrando con una disposición a invertir cada vez mayor, no sólo para generar rentabilidades aceptables sino también para conseguir un impacto positivo. Esto está sucediendo en un momento en el que cada vez más compañías reconocen la necesidad de asumir responsabilidad ante el conjunto de la sociedad, además de perseguir sus propios intereses y los de sus accionistas. Por lo tanto, cada vez se van a integrar más las consideraciones de impacto en todas las decisiones de inversión. Mirando hacia el futuro, las inversiones de impacto pueden por lo tanto impactar la propia inversión, con el potencial de convertirse en el segmento de inversión del futuro.
Tribuna de Barbara Rupf Bee, responsable para EMEA de Allianz Global Investors.
¿Gestión activa o pasiva?: Juan Hernández, Country Head de Vanguard México, dictará una conferencia sobre este tema el próximo 10 de diciembre en Montevideo.
Hernández, profesor visitante de la escuela de postgrados de la ORT Uruguay, ha sido invitado por esa institución en colaboración con la CFA Society Uruguay.
El evento tendrá lugar en piso 40 a partir de las 8.30 de la mañana. Para más información: mgmt@cfasocietyuruguay.org
Wikimedia Commons. Itaú Corpbanca eleva su participación en Itaú Corpbanca Colombia al 87,10%
Mediante la comunicación de un hecho esencial a la CMF chilena, Itaú Corpbanca ha informado que ha adquirido el 20,82% de las acciones de Itaú Corpbanca Colombia en manos de Helm LLC y Kresge Stock Holding Company Inc, por un valor de 334 millones de dólares, 1,37 veces valor en libros.
Esta adquisición forma parte de acuerdo de accionistas firmado el 31 de julio de 2013, que queda concluido tras esta operación, y cuyo precio ha sido objeto de disputa por parte de Helm LLC. Así, el vendedor presentó una demanda ante el Tribunal de la ICC (Corte de Arbitraje Internacional de Colombia) para que sus acciones fueran adquiridas al mismo precio que el acordado con Corpgroup en el transaction agreement, el cual habría ascendido a un monto aproximado de 850 millones. La demanda fue rechazada por el tribunal el pasado 28 de febrero el cual ordenó a Helm LLC a vender sus acciones a un precio de aproximado de 299 millones de dólares. El precio final ha sido ligeramente superior.
Esta operación eleva la participación del Itaú Corpbanca en su filial colombiana al 87,10% del capital. Según ha reportado la propia entidad el comunicado el impacto en su TIer 1 será del 0,94%, situando el ratio en el 7% para este año.
El pasado 28 de noviembre se dieron cita en el Treze con Z de la Ciudad de México distribuidores de Fondos, clientes y amigos de la Operadora de Fondos de Grupo Financiero Banorte.
Durante el exclusivo evento «Craft your Own Wine», los participantes mezclaron y prepararon su propio blend de vino con la ayuda de representantes de Las Pudencianas, una bodega boutique de Parras de la Fuente, Coahuila, quienes explicaron el proceso de la creación de la mezcla de un vino mientras los participantes degustaban las distintas cosechas de uvas del viñedo, Cabernet Sauvignon, Syrah, Tempranillo y Malbec y, escuchaban brevemente a los cuatro subadvisors de Banorte: Alliance Bernstein, BlackRock, Franklin Templeton y Vanguard.
Por otra parte, Alejandro Aguilar, director general de la operadora, comparó la importancia de preparar el vino ideal para cada paladar con la diversificación de los portafolios, a fin de obtener esa mezcla de inversiones para los clientes.
Después de disfrutar de una cena de tres tiempos, los asistentes recibieron las botellas de las mezclas que prepararon con una etiqueta personalizada para conmemorar el evento.
La Operadora de Fondos Banorte al cierre de septiembre de 2019 gestionaba cerca de 210.000 millones de pesos en activos bajo administración, equivalentes aproximadamente a 11.000 millones de dólares con una base de más de 200.000 clientes. Actualmente, la oferta internacional cuenta con nueve fondos de inversión, los cuales seis corresponden a los cuatro subadvisors de Banorte: Alliance Bernstein (NTEAI, NTEUSA+), BlackRock (NTEINT+ y NTEDINT), Franklin Templeton (NTEGL) y Vanguard y (NTEDLS+).
Leo Ferretti se unió a Merrill Lynch como asesor financiero.
El directivo, con sede en Miami, forma parte del equipo de Andrés de Corral y se centra en clientes de alto y ultra alto patrimonio de Chile y el Cono Sur.
Ferreti, quién pasó más de 12 años en HSBC, dejó la firma en verano de 2018, para unirse al equipo de EFG Capital International donde estuvo por cinco meses. En septiembre pasado se unió al equipo onshore de JP Morgan Securities, donde estuvo por poco más de 2 meses.
Ferretti estudió finanzas y relaciones internacionales en la Florida International University y cuenta con un MBA de la Universidad de Miami.
The Galleria Office Tower I . Santander Private Bank Internacional estrenará oficinas en Houston
Santander Private Bank Internacional, la unidad internacional de la División de Banca Privada Global del Grupo Santander, ha estrenado nuevas y mejores oficinas en Houston.
La firma, que cuenta con presencia en Ginebra, Zurich, Nassau, Miami, Nueva York, San Diego y Houston, ha decidido cambiar su ubicación en Texas, para continuar ofreciendo el mejor servicio a los clientes mexicanos del mercado offshore, a quienes informaron del cambio en dirección previo a la apertura.
Santander BPI tiene sus nuevas oficinas en The Galleria Office Tower I en Houston y el equipo que lleva más de ocho años trabajando desde la cuarta ciudad más grande de los Estados Unidos, ofrece soluciones a la medida para clientes del segmento de banca privada y UHNW, tales como la gestión, la planificación, el asesoramiento y la financiación.
Pixabay CC0 Public Domain. La CMF publica normativa para la identificación de bancos de importancia sistémica
El Consejo de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) ha informado que ha resuelto poner en consulta pública, desde el día 3 de diciembre y hasta el 20 de diciembre, una circular que establece un requerimiento mensual de información financiera y de solvencia para las compañías de seguros y entidades reaseguradoras.
La propuesta busca aumentar la periodicidad de la información financiera y de solvencia que las compañías reportan actualmente en forma trimestral, según lo establecido en la circular N° 2022, de mayo de 2011, aunque en forma resumida, reemplazando lo requerido por el Oficio Circular N° 479, de octubre de 2008.
Este cambio normativo busca incrementar la capacidad de la comisión para aplicar un enfoque preventivo y prospectivo de supervisión, fortaleciendo y complementando el monitoreo sobre el desempeño de las aseguradoras, anticipándose además a eventuales contingencias de solvencia que pudieran presentar las compañías.
Esta Circular permite además equiparar el requerimiento de información mensual en materia de solvencia y estados financieros con respecto a otras áreas de supervisión de la CMF, como es el caso de los bancos.
El Informe Normativo, que contiene la propuesta junto al fundamento regulatorio y análisis de impacto, estará disponible para recibir los comentarios del mercado y público en general desde esta fecha hasta el 20 de diciembre, a través de la sección Normativa en Consulta del sitio web de la CMF.