CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Yuting Liu. Foto: Yuting Liu
Como dijo Artemus Ward: «No es lo que no sabemos lo que nos trae problemas, es lo que creemos saber, pero en realidad no sabemos». Invertir es sencillo. Ya se trate del mercado de renta variable o renta fija, público o privado, los flujos de efectivo impulsan los precios de los activos. La vida, sin embargo, no es tan fácil. Y la inversión también resulta increíblemente difícil por la naturaleza no lineal del mundo.
Cuando los flujos de efectivo no están a la altura de las expectativas, los precios de los activos pueden descarrilarse. Por ejemplo, en la antesala de la crisis financiera, los inversores estaban convencidos de que los precios de la vivienda no podían descender. Y, por lo tanto, creían que los cientos de miles de millones de instrumentos de deuda titulizados respaldados por pagos mensuales de hipotecas eran dinero seguro. Ahora sabemos que no lo eran.
Pasemos al año 2020. La actual expansión económica mundial se está prolongando de manera excepcional, si bien ha generado una tasa de crecimiento por debajo de lo esperado. Pese a los 768 recortes de tipos acometidos, junto a un programa de expansión cuantitativa de más de 11 billones de dólares (cifra en aumento), la inflación sigue sin aparecer. En mi opinión, lo más destacado de esta situación es la fortaleza histórica de los beneficios corporativos en un entorno de deslucido crecimiento económico, una productividad excepcionalmente reducida y un crecimiento de los ingresos muy inferior a la media.
En este sentido, Estados Unidos se distingue de otros grandes mercados. Aunque esta es la expansión económica más larga, aunque más débil, desde la Guerra Civil americana, la capacidad de generación de beneficios se ha incrementado hasta alcanzar la notoria cifra del 13,3% anualizado, como se muestra en el gráfico 1 a continuación.
Como escribí en la edición de Strategist Corner de octubre de 2019, «Estas son las cuestiones que me quitan el sueño por las noches«, los jerarcas corporativos han empujado agresivamente los resultados financieros durante años. Parafraseando a Artemus Ward, deberíamos preguntarnos lo siguiente: ¿qué creemos saber sobre este ciclo de beneficios que quizás «no sabemos en realidad»?
Considerar la calidad de los beneficios
La comparación de los beneficios calculados conforme a los PCGA y los beneficios no acordes con los PCGA, como hacemos en el siguiente gráfico 2, puede ayudarnos a discernir qué sabemos y qué no.
Wall Street opta por los beneficios operativos no calculados según los PCGA (línea azul oscura), al considerar que reflejan mejor la rentabilidad de las operaciones comerciales habituales. Por lo general, estos datos excluyen los gastos y cargos no monetarios que se contabilizan en la cuenta de resultados. Podemos citar como ejemplos la depreciación de un activo, como una fábrica, o el fondo de comercio derivado de una adquisición.
Los PCGA, publicados por el Consejo de Normas de Contabilidad Financiera (FASB), son normas generales estandarizadas. Los beneficios acordes con los PCGA reflejan unos gastos no monetarios «extraordinarios», como la amortización o la cancelación de una mala inversión. Como es lógico, existe normalmente una diferencia entre los beneficios que se rigen o no por los PCGA. En este ámbito no hay sorpresas.
Ahora bien, como muestra el gráfico 2, a medida que este ciclo maduraba y los beneficios se fortalecían, el diferencial (representado por las barras azules) experimentó un aumento, en promedio. De hecho, los niveles arriba indicados son en torno a un tercio más elevados que los registrados en los últimos compases de la década de 1990. Esto implica que los beneficios durante la segunda mitad de este ciclo revelaron una calidad inferior, dado que los inversores ignoraron en gran medida el creciente número de impactos no monetarios «extraordinarios» en los beneficios. Siendo justos, parte de la brecha se puede explicar probablemente por la tecnología y el giro secular desde las inversiones físicas a las no físicas, como la propiedad intelectual.
Por qué la gestión activa es importante
Algunas compañías están adoptando acertadas decisiones de inversión entre bastidores, y la diferencia entre los beneficios declarados y los beneficios calculados según los PCGA resulta adecuada. En cambio, existen empresas cuya propuesta de valor se ha visto erosionada, y sus no muy competentes equipos de directivos adoptan decisiones equivocadas en materia de asignación de recursos. Esto ayuda a explicar por qué la esencia de la gestión activa radica en entender los fundamentales de sectores y empresas, determinar quién cuenta con poder de fijación de precios y quién no, y analizar los canales de distribución de los productos y servicios de las empresas para evaluar su viabilidad.
Habida cuenta de los elevados niveles de valoración actuales y la inusual duración de este ciclo de mercado (casi 12 años), cobra más importancia que nunca poder distinguir entre lo que es y lo que no es un gasto no monetario que debería excluirse de los beneficios declarados. Esa es la razón por la que creemos que la gestión activa podría ofrecer un mayor valor de cara al futuro del que ha brindado hasta ahora en este ciclo inusualmente homogéneo. Y esto empieza por distinguir lo ordinario de lo extraordinario.
Columna de Robert Almeida, gestor de carteras y estratega global de inversión en MFS Investment Management.
Pixabay CC0 Public Domain. Recorte de emergencia de la Fed: ¿Le seguirán los bancos centrales de la región?
En los últimos días hemos visto a los mercados cayendo sin freno ante los temores causados por la propagación del coronavirus y a los expertos preguntándose si, también esta vez, los bancos centrales podrían salir al rescate, en una lucha sin cuartel dinero versus virus: pues bien, acaban de hacerlo. Tras un recorte del Banco Central de Australia por la mañana, la Reserva Federal estadounidense ha dado la sorpresa, con un recorte de tipos consecuencia directa de la crisis vírica.
Así, la Fed ha decidido aplicar un inesperado recorte del 0,5% en los tipos de interés para contrarrestar el impacto del coronavirus en los mercados y en la economía, hasta dejarlos en un rango de entre el 1% y el 1,25%. «Los fundamentos de la economía estadounidense siguen siendo fuertes. Sin embargo, el coronavirus plantea riesgos en la evolución de la actividad económica», ha dicho la autoridad. La decisión llega tras una reunión del G7 en la que sus miembros del mundo han mostrado su compromiso de utilizar todas las herramientas adecuadas para hacer frente a los riesgos ligados a la expansión mundial del virus.
Los mercados esperan más
El paso dado por la Fed ha llegado de forma inesperada si bien los expertos venían preguntándose, y esperando, que las autoridades monetarias también ayudaran en esta crisis. Y los mercados habían empezado a descontarlo, con fuertes caídas en los yields de bonos que sirven de refugio, como la deuda pública estadounidense o británica: “La parte corta de la curva también se ha derrumbado, con la rentabilidad del bono americano a dos años cayendo hasta el 0,75%, lo que implica claramente que el mercado de renta fija espera recortes de tipos de forma inminente”, explicaba Mark Holman CEO de TwentyFour AM boutique de (Vontobel AM).
“Es un movimiento algo sorprendente, aunque solo hasta cierto punto. La Fed había dado indicios de que iba a recortar tipos y, si iba a hacerlo, ¿para qué esperar hasta el 18 de marzo? Esta es una decisión que tiene mucho que ver la estabilización de los mercados y con apoyar de manera preventiva a la economía. En cuanto al volumen del recorte, el mercado había indicado claramente que estaba esperando una reducción de 50 puntos básicos (y está descontando un nuevo recorte igual a lo largo del año), así que la Fed estaba abocada a cumplir con las expectativas ejecutando un recorte contundente, en lugar de tener que volver a bajar tipos pronto si la primera decisión no fuera considerada como suficiente”, dicen Esty Dwek, Head of Global Strategy de Natixis IM Solutions (Natixis IM).
Y de hecho, los mercados piden más: “Los mercados de futuros en los tipos nos permiten juzgar con bastante precisión lo que los inversores están valorando con respecto a la actividad del banco central, y actualmente se indican tres recortes de 25 puntos básicos por parte de la Reserva Federal para finales de julio. Sin embargo, algunas empresas están pidiendo una acción más agresiva. Goldman Sachs espera recortes de 100 puntos básicos por parte de la Reserva Federal en total y un inminente recorte de 50 puntos básicos este mes”, indica el experto de TwentyFour AM.
¿Funcionarán las medidas?
Sin embargo, la clave es si las autoridades monetarias tienen realmente poder para luchar contra esta crisis: dinero contra virus. Para los expertos, el intento coordinado de los principales bancos centrales mundiales puede inyectar confianza en el sistema cuando más lo necesita, pero también advierten de que sus esfuerzos no pueden curar un virus y creen que las autoridades podrían quedarse pronto sin munición. “Debemos ser cautelosos con las acciones improvisadas de las autoridades, tanto en forma de estímulos monetarios como fiscales específicos”, dicen en TwentyFour AM.
Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de análisis macroeconómico y financiero del Servicio de Estudios de Mapfre, también matiza sus efectos: “El recorte de tipos de la Fed no va a servir de mucho porque, más bien, debería garantizar un suelo en la caída del precio de los activos (y esto no se arregla con un recorte de tipos) y estar preparada para una potencial crisis de liquidez. El escenario del coronavirus y las reacciones de los mercados a este evento recuerda más al episodio del 11/9 que a la quiebra de Lehman. Esto es porque, fundamentalmente, es un shock de oferta que además afecta en segunda ronda al sector financiero. Como ocurrió el 11/9, lo que hay es un miedo real y una disrupción productiva y comercial que no se arregla bajando el precio del dinero, sino con mecanismos que ayuden a transitar el ‘impasse’ productivo y frenen la caída del valor de los activos a nivel global, especialmente los más ilíquidos”, indica.
«Es evidente que la Reserva Federal está alarmada directamente por los riesgos que plantea el coronavirus, pero también lo está de forma indirecta por el pánico que se apoderó de los mercados financieros la semana pasada. Si no se controla, esta explosión de tensión financiera podría haber amenazado el ciclo. Este paso que ha dado la Fed debería proporcionar cierta comodidad a los mercados, impulsar a las personas con préstamos y ayudar a mantener la confianza”, dice James McCann, Senior Global Economist de Aberdeen Standard Investments. Pero advierte: “Esto no es una panacea. Recortar los tipos en una situación como la actual es una herramienta bastante contundente y realmente sería deseable que se combinara con la intervención de los gobiernos. Actuando ahora, la Fed se arriesga a dar a los gobiernos todas las excusas que necesitan para no tomar medidas», añade.
«Si bien la relajación de la política monetaria ayuda al sentimiento, los bancos centrales no deberían actuar de manera aislada: los gobiernos deberían intervenir con medidas fiscales oportunas y bien diseñadas, apoyando a las economías que tienen problemas no solo por el virus en sí, sino también por la toma de medidas preventivas que, en algunos casos, han detenido su actividad productiva», defienden también en este sentido en Fidelity International, donde Anna Stupnytska, directora de macro global, cree que, a raíz de este movimiento por parte de la Fed (y también del banco central australiano), es probable que otros bancos centrales sigan su ejemplo de manera coordinada.
¿Qué harán los demás bancos centrales?
“Creemos que otros bancos centrales secundarán a la Fed, reduciendo tasas o agregando liquidez y brindando así un apoyo adicional a los mercados. Dicho esto, los riesgos a la baja para la economía permanecen, ya que el brote aún se está extendiendo y los temores respecto al crecimiento persisten”, advierten en Natixis IM Solutions.
En el caso del BCE, el experto de Mapfre prevé que, por el momento, la institución garantizará mayor volumen de compras y una pausa en la revisión de la estrategia que anunció su presidente.
Keith Wade, economista jefe de Schroders, prevé que “China también recorte los tipos de referencia en 2020 y que el BCE mantenga el recorte de la tasa de depósitos (-0,50% a -0,60%) durante el segundo trimestre”. Desde la gestora creen que “el impacto a corto plazo del coronavirus es significativo y en gran parte debido a esto estamos reduciendo nuestra previsión de crecimiento global en 2020 al 2,3% desde el 2,6%. Tal resultado haría que este año fuera el más débil desde 2009, el punto álgido de la crisis financiera mundial”.
Desde Itaú Chile no descartan que se otros bancos centrales, no solo del mundo desarrollado, si no de economías emergentes adopten medidas similares. Así, «la decisión de hoy aumenta de manera importante la probabilidad de ocurrencia de nuestro escenario, que prevé que el Banco Central de Chile recortaría en 50 pb la TPM hasta 1,25% en los próximos meses», afirman. Esta misma opinión es compartida por BCI Estudios que añade que esta decisión «abre espacio para nuevas bajas hacia la segunda parte del año”.
En México, los analistas de Bx+ consideran «revisar a la baja nuestro estimado para la tasa objetivo, dado que el anuncio de hoy en EE.UU. da mayor margen de maniobra a Banxico y es posible que replique este movimiento… Actualmente, vemos altamente probable que Banco de México emprenda un ritmo de relajamiento de la postura monetaria más acelerado a lo que originalmente previmos. Con ello, hemos decidido poner en revisión nuestro estimado de cierre de año para la tasa objetivo (6,75%), posiblemente a un rango de entre 6,00–6,50%, sujeto a la evolución de la inflación y su balance de riesgos».
En los últimos días hemos visto a los mercados cayendo sin freno ante los temores causados por la propagación del coronavirus y a los expertos preguntándose si, también esta vez, los bancos centrales podrían salir al rescate, en una lucha sin cuartel dinero versus virus: pues bien, acaban de hacerlo. Tras un recorte del Banco Central de Australia por la mañana, la Reserva Federal estadounidense ha dado la sorpresa, con un recorte de tipos consecuencia directa de la crisis vírica.
Así, la Fed ha decidido aplicar un inesperado recorte del 0,5% en los tipos de interés para contrarrestar el impacto del coronavirus en los mercados y en la economía, hasta dejarlos en un rango de entre el 1% y el 1,25%. «Los fundamentos de la economía estadounidense siguen siendo fuertes. Sin embargo, el coronavirus plantea riesgos en la evolución de la actividad económica», ha dicho la autoridad. La decisión llega tras una reunión del G7 en la que sus miembros han mostrado su compromiso de utilizar todas las herramientas adecuadas para hacer frente a los riesgos ligados a la expansión mundial del virus.
De hecho, el Banco Central de Australia se convirtió horas antes en el primer banco central en salir al rescate, recortando los tipos de interés en 25 puntos básicos hasta un mínimo histórico del 0,5% e indicando un sesgo hacia una mayor relajación.
Los mercados esperan más
El paso dado por la Fed ha llegado de forma inesperada si bien los expertos venían preguntándose, y esperando, que las autoridades monetarias también ayudaran en esta crisis. Y los mercados habían empezado a descontarlo, con fuertes caídas en los yields de bonos que sirven de refugio, como la deuda pública estadounidense o británica: “La parte corta de la curva también se ha derrumbado, con la rentabilidad del bono americano a dos años cayendo hasta el 0,75%, lo que implica claramente que el mercado de renta fija espera recortes de tipos de forma inminente”, explicaba Mark Holman CEO de TwentyFour AM boutique de (Vontobel AM).
“Es un movimiento algo sorprendente, aunque solo hasta cierto punto. La Fed había dado indicios de que iba a recortar tipos y, si iba a hacerlo, ¿para qué esperar hasta el 18 de marzo? Esta es una decisión que tiene mucho que ver la estabilización de los mercados y con apoyar de manera preventiva a la economía. En cuanto al volumen del recorte, el mercado había indicado claramente que estaba esperando una reducción de 50 puntos básicos (y está descontando un nuevo recorte igual a lo largo del año), así que la Fed estaba abocada a cumplir con las expectativas ejecutando un recorte contundente, en lugar de tener que volver a bajar tipos pronto si la primera decisión no fuera considerada como suficiente”, explica Esty Dwek, Head of Global Strategy de Natixis IM Solutions (Natixis IM).
“A pesar de la escasa visibilidad sobre el impacto económico del COVID-19, contamos con bancos centrales y gobiernos estimulando la economía, cuando a finales del 2018 se esperaba lo contrario”, indican en A&G, donde confían en la actuación de las autoridades, creen que el mercado ha sobre reaccionado y ven oportunidades interesantes.
Y de hecho, los mercados piden más: “Los mercados de futuros en los tipos nos permiten juzgar con bastante precisión lo que los inversores están valorando con respecto a la actividad del banco central, y actualmente se indican tres recortes de 25 puntos básicos por parte de la Reserva Federal para finales de julio. Sin embargo, algunas empresas están pidiendo una acción más agresiva. Goldman Sachs espera recortes de 100 puntos básicos por parte de la Reserva Federal en total y un inminente recorte de 50 puntos básicos este mes”, indica el experto de TwentyFour AM.
¿Funcionarán las medidas?
Sin embargo, la clave es si las autoridades monetarias tienen realmente poder para luchar contra esta crisis: dinero contra virus. Para los expertos, el intento coordinado de los principales bancos centrales mundiales puede inyectar confianza en el sistema cuando más lo necesita, pero también advierten de que sus esfuerzos no pueden curar un virus y creen que las autoridades podrían quedarse pronto sin munición. “Debemos ser cautelosos con las acciones improvisadas de las autoridades, tanto en forma de estímulos monetarios como fiscales específicos”, dicen en TwentyFour AM.
“Es una herramienta que no había sido utilizada desde 2008 y llega tras un empeoramiento del escenario macroeconómico mundial debido al coronavirus”, indica Ranko Berich, jefe de análisis de Monex Europe. “Con el mundo enfrentado un shock macroeconómico de proporciones históricas, el FOMC ha decidido que el mercado tiene la razón, y la economía estadounidense necesita un apoyo monetario significativo para contener el shock”, añade, explicando que el alcance del recorte significa que el coronavirus está provocando consecuencias peores a las que se anticipaban (empezando por la fuerte volatilidad de los mercados). El experto, que cree que la Fed ha dejado ahora el testigo en otros bancos centrales para que relajen sus políticas de forma agresiva, advierte del peligro de quedarse sin munición demasiado pronto en esta crisis: “Con los bancos centrales utilizando sus principales herramientas de política monetaria tan pronto, hay ahora un riesgo de que si el virus no se contiene en la primera mitad del año, la política monetaria se habrá quedado sin munición”.
Para Ariel Bezalel, responsable de estrategia del área de Renta Fija de la gestora Jupiter AM,“habrá una recesión económica antes de que el «dinero del helicóptero» venga al rescate”.
Andrew Mulliner, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson, cree que la Fed actuará para apoyar la economía y el funcionamiento de los mercados de la manera que pueda, pero, matiza, mientras su apoyo es un requisito para calmar a los mercados, la realidad sigue siendo que reducir la extensión del coronavirus está lejos de ser cierto. “Con los titulres de una escuela cerrada en Nueva York este mediodía, estamos lejos de ser capaces de ver todo claro en la actividad económica. La realidad es que podría conjugarse un shock de oferta (debido a la disrupción de las cadenas de oferta con links en China) con un shock de demanda (cancelación de eventos, viajes, consumo en general) y ello requeriría de medidas más dramáticas para contener el virus. En este escenario, el recorte de tipos no será malo, pero tampoco suficiente para evitar una mayor disrupción económica”, advierte.
Mike LaBella, responsable de estrategia de inversión de QS Investors, filial de Legg Mason, se muestra crítico: “La medida emprendida por la Fed, si bien audaz, probablemente resulte prematura», dice, y cree que resulta poco probable que la política monetaria cure el coronavirus: «La flexibilización tendrá un efecto positivo en la confianza a corto plazo, pero hasta que las tasas de contagio no alcancen su punto álgido, debemos esperar una continuidad de la incertidumbre y la volatilidad. Aunque el efecto del recorte sorpresa de la Fed en los mercados es incierto, lo que es seguro es que la ya reducida capacidad de la Fed para hacer frente a la siguiente recesión ha menguado hoy un poco más», añade. Por último, critica, «cualquier solución para esta epidemia probablemente deba aplicarse a escala mundial»: «Tras la crisis financiera, los distintos países del mundo se unieron y aplicaron medidas coordinadas. Si bien la declaración del G7 entrañaba el compromiso de responder de forma adecuada, el movimiento de hoy por parte de la Fed parece ser unilateral y podría ser una medida que responde a los tiempos en que vivimos. Una menor confianza en las instituciones internacionales y una respuesta mundial menos coordinada cuando probablemente más lo necesitamos”.
Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de análisis macroeconómico y financiero del Servicio de Estudios de Mapfre, también matiza sus efectos: “El recorte de tipos de la Fed no va a servir de mucho porque, más bien, debería garantizar un suelo en la caída del precio de los activos (y esto no se arregla con un recorte de tipos) y estar preparada para una potencial crisis de liquidez. El escenario del coronavirus y las reacciones de los mercados a este evento recuerda más al episodio del 11/9 que a la quiebra de Lehman. Esto es porque, fundamentalmente, es un shock de oferta que además afecta en segunda ronda al sector financiero. Como ocurrió el 11/9, lo que hay es un miedo real y una disrupción productiva y comercial que no se arregla bajando el precio del dinero, sino con mecanismos que ayuden a transitar el ‘impasse’ productivo y frenen la caída del valor de los activos a nivel global, especialmente los más ilíquidos”, indica.
«Es evidente que la Reserva Federal está alarmada directamente por los riesgos que plantea el coronavirus, pero también lo está de forma indirecta por el pánico que se apoderó de los mercados financieros la semana pasada. Si no se controla, esta explosión de tensión financiera podría haber amenazado el ciclo. Este paso que ha dado la Fed debería proporcionar cierta comodidad a los mercados, impulsar a las personas con préstamos y ayudar a mantener la confianza”, dice James McCann, Senior Global Economist de Aberdeen Standard Investments.Pero advierte: “Esto no es una panacea. Recortar los tipos en una situación como la actual es una herramienta bastante contundente y realmente sería deseable que se combinara con la intervención de los gobiernos. Actuando ahora, la Fed se arriesga a dar a los gobiernos todas las excusas que necesitan para no tomar medidas», añade.
«Si bien la relajación de la política monetaria ayuda al sentimiento, los bancos centrales no deberían actuar de manera aislada: los gobiernos deberían intervenir con medidas fiscales oportunas y bien diseñadas, apoyando a las economías que tienen problemas no solo por el virus en sí, sino también por la toma de medidas preventivas que, en algunos casos, han detenido su actividad productiva», defienden también en este sentido en Fidelity International, donde Anna Stupnytska, directora de macro global, cree que, a raíz de este movimiento por parte de la Fed (y también del banco central australiano), es probable que otros bancos centrales sigan su ejemplo de manera coordinada.
¿Qué harán los demás bancos centrales?
“Creemos que otros bancos centrales secundarán a la Fed, reduciendo tasas o agregando liquidez y brindando así un apoyo adicional a los mercados. Dicho esto, los riesgos a la baja para la economía permanecen, ya que el brote aún se está extendiendo y los temores respecto al crecimiento persisten”, advierten en Natixis IM Solutions.
En el caso del BCE, el experto de Mapfre prevé que, por el momento, la institución garantizará mayor volumen de compras y una pausa en la revisión de la estrategia que anunció su presidente.
Keith Wade, economista jefe de Schroders, prevé que “China también recorte los tipos de referencia en 2020 y que el BCE mantenga el recorte de la tasa de depósitos (-0,50% a -0,60%) durante el segundo trimestre”. Desde la gestora creen que “el impacto a corto plazo del coronavirus es significativo y en gran parte debido a esto estamos reduciendo nuestra previsión de crecimiento global en 2020 al 2,3% desde el 2,6%. Tal resultado haría que este año fuera el más débil desde 2009, el punto álgido de la crisis financiera mundial”.
«La decisión de la Fed, que se produce poco después de la declaración del G-7 en la que se expresaba el compromiso de los encargados de la formulación de políticas de utilizar todos los instrumentos adecuados para salvaguardar las economías contra los riesgos a la baja, es probable que sea uno de los varios anuncios de ese tipo que se hagan en las próximas semanas. Consideramos que esa respuesta política es un factor clave para reducir la posibilidad de que el choque del coronavirus genere una dinámica recesiva en la economía mundial», añade Bill Papadakis, estratega macro de Lombard Odier.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Wagner Machado Carlos Lemes
. Wagner Machado Carlos Lemes
Con cuatro, tres, uno y un fondos de UBS, Pictet, GSAM y Fidelity, respectivamente, sumados al uno de Vanguard (para tener siete) y uno de AllianceBernstein (que lo lleva a cuatro), son once nuevos fondos los que se incorporaron a la lista de fondos mutuos internacionales en los que las afores pueden invertir.
Hasta ahora han sido Investec, que cuenta con cinco fondos en la lista, y Morgan Stanley, con tres fondos, los que han recibido recursos por parte de una afore, en este caso, de Afore SURA.
En total son ya 80 fondos de 18 gestoras entre los que las afores pueden elegir. La lista es liderada por Amundi que con 15 fondos casi duplica al segundo y tercer lugar, ocupados por Schroders y Vanguard.
Foto cedida. El seminario Latam Focus de BTG Pactual contará con la participación de Daron Acemoglu, autor de "Por qué fracasan los países"
BTG Pactual Chile celebrará su seminario anual Latam Focus el próximo 5 de marzo en el hotel W de Santiago de Chile.
Para la edición 2020, el seminario contará con la participación de Daron Acamoglu, autor de «Por qué fracasan los países» y del ministro de Hacienda chileno Ignacio Briones.
Ignacio Briones, actual ministro de Hacienda chileno desde octubre 2019, es doctor en economía y magíster en ciencias políticas. Fue decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez entre 2014 y 2019. Con anterioridad, fue consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, director de Codelco y embajador de Chile ante la OCDE. En 2012 fundó el Centro de Estudios Horizontal, y es miembro fundador de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas.
Daron Acemoglu nació en Turquía en 1967. Reside en Estados Unidos y enseña economía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). En 2011, junto a James Robinson, publicó Why Nations Fail, un libro mundialmente celebrado. También en coautoría con Robinson, escribió The Narrow Corridor (2019), una obra lúcida que propone soluciones novedosas a viejos dilemas sociales. Acemoglu ganó el premio de Economía Global del Instituto Kiel 2019 y es considerado uno de los pensadores más destacados de nuestra época.
Tras la introducción de la jornada que correrá a cargo de Juan Guillermo Agüero, CEO BTG Pactual Chile, la agenda del día incluye ponencias de Ignacio Briones y Daron Acemoglu, para terminar con un dialogo entre ambos conferenciantes.
Alfredo Dihmes, se ha incorporado este mes de marzo a Itaú Asset Management como gerente de distribución institucional. Dihmes procede de BICE Inversiones donde ocupaba el cargo de subdirector de distribución institucional desde marzo 2017, según su perfil de LinkedIn.
Con más de 15 años de experiencia en la industria financiera, Dihmes ha trabajado también como Portfolio Manager de renta variable en LarrainVial, como jefe de inversiones extranjeras y analista de inversiones para Penta Vida y como analista de negocio y de riesgo corporativo en Corpbanca.
Es ingeniero comercial con especialidad en administración de empresas por la Universidad de Chile y cuenta con un MBA por la Alliance Manchester Business School.
Pixabay CC0 Public Domain. El entorno actual favorece la inversión en el Mirabaud Emerging Markets Fixed Maturity 2025
El contexto económico y social de los mercados emergentes en estos momentos no podría ser más propicio para el lanzamiento de un fondo de deuda emergente con vencimiento fijo y una cartera diversificada y equilibrada.
Las previsiones macroeconómicas se alinean con nuestros intereses. El FMI sitúa la tasa de crecimiento de los países emergentes en más de un 4%, una cifra que duplica la de las economías más desarrolladas. Esperamos que este diferencial se mantenga en los próximos años.
La tendencia a cero de los tipos de interés en Europa y Estados Unidos es un aliciente más para la inversión en emergentes. A ello se suma que, en general, el índice de inflación en estos mercados es el más bajo de su historia, un indicador clave para la estabilidad social y económica de un país.
Nos encontramos, por lo tanto, en un entorno muy interesante para aquellos inversores que busquen un rendimiento atractivo con un riesgo calculado y moderado. Este es el objetivo que perseguimos con nuestra propuesta Mirabaud Emerging Markets Fixed Maturity 2025, un producto que lanzamos hace apenas tres meses, pero que ya acumula una rentabilidad bruta de casi el 3%, una cifra muy atractiva teniendo en cuenta la posición actual de los bonos disponibles para los inversores en la zona euro.
En Mirabaud aplicamos una gestión activa y centrada en el resultado. Esta estrategia nos ha permitido configurar una cartera muy diversificada en la que hemos incorporado bonos nuevos con rendimientos atractivos. Asimismo, hemos reciclado en posiciones nuevas algunas de las emisiones que estaban proporcionando un mejor rendimiento con el objetivo de ampliar nuestro margen.
Este modelo de diversificación es transversal a todo el fondo, trasladándose también al peso que ocupa cada divisa en la composición de la cartera. Desde Mirabaud, hemos considerado la adopción de un enfoque diversificado, con posiciones equilibradas al 50% entre dólares y euros. En aquellas emisiones que no estaban disponibles en la moneda europea, se han incorporado en dólares.
Creemos que, en el horizonte temporal del fondo, con vencimiento fijo en 2025, se encuentran las oportunidades de crédito en emergentes más interesantes. En el segmento de deuda en el que ponemos el foco, los emisores no plantean sus emisiones a más de cinco años. Además, otras estrategias a más largo plazo, incluso con vencimientos a 20 o 30 años, como aquellas de emisores con una elevada calidad crediticia, no conllevan para el inversor una compensación en rentabilidad.
El índice de referencia de JP Morgan de deuda emergente denominada en euros se encuentra en la actualidad en un 1,5% aproximadamente. Los índices soberano y corporativo en dólares, traducidos a euros, alcanzan el 2,5%. Si tenemos en cuenta que nuestro vehículo de inversión arroja una TIR cercana al 4%, es más que previsible que en los próximos cinco años la línea apenas fluctúe.
Desde una perspectiva macroeconómica, si los tipos de interés en Europa, Estados Unidos y Japón se mantienen en los niveles actuales, tal y como es previsible, estaremos en disposición de conseguir una apreciación continuada en los bonos emergentes.
Dado este buen momento inversor y convencidos del acierto de nuestra estrategia de deuda emergente, hemos decidido reabrir el fondo a nuevos inversores que busquen un vehículo de inversión con una relación rendimiento-riesgo óptima. Ayer, 2 de marzo, iniciamos el nuevo periodo de comercialización de Mirabaud Emerging Markets Fixed Maturity 2025, que concluirá el 27 de marzo.
Tribuna de Daniel Moreno, gestor principal de carteras en Mirabaud Asset Management especializado en deuda de mercados emergentes
Foto cedidaKris Atkinson, gestor principal del FF Sustainable Reduced Carbon Bond Fund de Fidelity International.. Kris Atkinson, gestor principal del FF Sustainable Reduced Carbon Bond Fund de Fidelity International
Fidelity ha lanzado el Fidelity Funds – Sustainable Reduced Carbon Bond Fund a través de su sicav domiciliada en Luxemburgo. Según explica la gestora, esta estrategia forma parte de su familia de fondos sostenibles, que está integrada por cinco productos: dos fondos temáticos sostenibles centrados en la reducción de las emisiones de carbono y en el agua y los residuos, así como tres fondos de renta variable y renta fija con enfoque best-in-class.
El Fidelity Funds – Sustainable Reduced Carbon Bond Fund, gestionado por Kris Atkinson con el apoyo de Sajiv Vaid como cogestor, tiene como objetivo crear una cartera de renta fija corporativa mundial con un “impacto genuino en la reducción de las emisiones”. El fondo limita su exposición a las empresas con las mayores tasas de intensidad de emisiones y las mayores reservas de combustibles fósiles. A través de un enfoque de gestión activa, el gestor del fondo trata de “identificar empresas que están realizando la transición hacia un entorno más respetuoso con el medio ambiente”, explican desde la gestora.
Con motivo del lanzamiento, Kris Atkinson, gestor principal del FF Sustainable Reduced Carbon Bond Fund de Fidelity International, ha declarado: “Algunos inversores opinan que las inversiones verdes son blancas o negras y solo consideran empresas con emisiones bajas o nulas, pero no es así: para afrontar la amenaza del cambio climático como inversores, debemos dar la bienvenida a las empresas que están avanzando hacia modelos de negocios más ecológicos, no excluirlas. Dialogando activamente con las empresas podemos reducir las emisiones, influir en sus estrategias de descarbonización y avanzar hacia un futuro más sostenible”.
En este sentido la gestora considera que el interés del inversor en este tipo de fondos es relevante ya que estamos en un momento en el que los niveles de dióxido de carbono son los más altos. En su opinión, el cambio climático representa una grave amenaza, pero también una oportunidad para los inversores y las empresas de todo el mundo.
Por su parte, Sajiv Vaid, cogestor del FF Sustainable Reduced Carbon Bond Fund de Fidelity International, ha añadido que este fondo es “una solución adecuada para los clientes que aglutina la solidez de la plataforma de renta fija de Fidelity, que está muy enfocada en el análisis de deuda corporativa, y nuestra filosofía de sostenibilidad medioambiental. Reúne lo mejor de los enfoques existentes para ofrecer una cartera vinculada al clima que alcanza un equilibrio adecuado entre diversificación, sostenibilidad y rentabilidad”.
Pixabay CC0 Public Domain. Economía china: el parte médico del paciente cero del coronavirus
Hasta hace unos meses Wuhan (China) era conocida por el Lago del Este y por sus templos a las orillas del río Yangtsé, ahora está asociada a las calles vacías, a mascarillas y a ser el epicentro del coronavirus. China es el paciente cero de esta crisis que se ha contagiado a los mercados y cuyo impacto económico aún es incierto.
“Es probable que el coste económico del coronavirus sea mayor que el del brote de SARS en 2003. En comparación con ese año, el peso de China en la economía mundial se ha cuadruplicado hasta el 16% y las estimaciones preliminares indican que el PIB del país podría caer entre el -0,5% y el 2,5% en el primer trimestre en comparación con el cuarto trimestre de 2019”, señalan desde el Investment Desk de Bank Degroof Petercam.
Los datos económicos publicados hasta la fecha ya apuntan hacia una desaceleración de la economía asiática. “En China, durante el fin de semana, conocimos el PMI oficial mientras que ayer se publicó el Caixin PMI del mes de febrero. Ambos con importantes caídas que muestran el impacto del coronavirus. Se observa una caída al mínimo en el indicador de confianza de los empresarios, que ha pasado del 50 en enero a 35,7 en febrero, muy por debajo de lo esperado por los analistas. También, se ha observado un fuerte deterioro en el indicador manufacturero, que se sitúa en 27,8. Lo mismo sucede en el Caixin PMI que alcanza niveles de 40,3, los mínimos de toda la serie histórica que arranca en abril de 2004. Tanto los indicadores de nuevas órdenes como el de condiciones laborales han bajado a mínimos desde la crisis financiera de 2009. Sin embargo, el indicador de retrasos en los pedidos ha aumentado a máximos históricos lo que mostraría que a pesar de que la producción está detenida, los pedidos actuales no se han cancelado y esto daría margen de recuperación una vez las fábricas vuelvan a la normalidad”, explican los analistas de BancaMarch.
En opinión de los analistas de Groupama AM, el coronavirus tendrá un efecto significativamente negativo en el crecimiento de China, por dos razones específicas. “En primer lugar, el brote se ha producido durante el período del Año Nuevo chino, que es tradicionalmente una época de alto consumo de bienes y servicios (transporte y hostelería). Y, en segundo lugar, ha generado medidas drásticas, como el cierre de fábricas en regiones que representan casi el 95% del PIB, lo que supondrá un importante freno a la actividad industrial durante el primer trimestre”, explican.
Contagio al resto de las economías
La preocupación de que China contagie al resto de economías del mundo es lógica porque la economía china representa actualmente casi el 20% del PIB mundial y el 40% del crecimiento, frente al 20% en 2003.Esty Dwek, responsable de estrategia de mercado globales de Natixis Investment Managers Solutions, advierte que los temores de recesión mundial “continuarán mientras el virus se siga propagando” como lo ha empezado a hacer las últimas semanas, y es que “los mercados se corrigen a medida que crecen las preocupaciones sobre la pandemia global y las consecuencias económicas que de ello derivan”.
La experta señala que, aunque desde Natixis IM esperan una recuperación del crecimiento hasta finales de 2020, probablemente “el impacto del brote durará también en el segundo trimestre” debido a que ya se están viendo contagiados en toda Europa, algo que está “afectando al turismo y al entretenimiento”, y a que “el contagio en EE.UU. provocaría temores mucho mayores de pandemia global”. Aunque, como indica, “la densidad de población y la asistencia sanitaria son mejores en Europa y EE.UU., lo que sugiere un impacto menor que en China”, donde, además, “las medidas de contención parecen funcionar porque los casos están cayendo”.
Con todo ello, Dwek advierte que, tras las semanas de caídas de las bolsas, “los próximos días podrían seguir siendo difíciles para las acciones”, aunque señala que “el rebote puede ser rápido una vez que los temores disminuyan, incluso si no vemos una recuperación económica en forma de V”.
¿Opciones de mejorar?
Keith Wade, economista jefe de Schroders, explica que la recuperación de la economía mundial se ha paralizado en Asia como resultado del virus. “Los efectos se están propagando ahora por la economía mundial a medida que se interrumpen las cadenas de suministro. También existe la amenaza añadida de que el virus surja fuera de China, como hemos visto en Italia y Corea. Los mercados están teniendo que revisar sus supuestos sobre el retorno a la normalidad y aunque el virus puede ser contenido en el segundo trimestre, el efecto sobre el gasto y la actividad podría persistir ya que la gente será cautelosa durante algún tiempo después. Las consecuencias negativas a corto plazo serán suficientes para inclinar algunas economías como Japón e Italia hacia la recesión. No obstante, a medida que el virus se vaya extinguiendo habrá margen para un repunte de la actividad”, argumenta.
En este sentido, desde Schroders señalan que comienzan a verse signos de mejora en la economía de China: “Es difícil medir con precisión el grado en que las fábricas han logrado reabrir después del Año Nuevo Lunar el 25 de enero, y a qué nivel de capacidad de producción. Los datos de migración producidos por la empresa tecnológica china Baidu sugieren que una gran proporción de los trabajadores aún no han regresado. En Wuhan, que es donde se cree que se originó la epidemia, se han incorporado un número inferior de trabajadores. Los negocios no esenciales para Hubei, la provincia más amplia de la que Wuhan es la capital y en la que viven unos 60 millones de personas, permanecerán cerrados hasta el 11 de marzo.
Y, en este sentido, las perspectivas que se manejan no son ya tan negativas. “Nuestra previsión es que en los próximos seis meses el crecimiento mundial se estabilice tras el brote de coronavirus que solo causará disrupciones temporales en la economía mundial. Concretamente en Europa se observan pequeños brotes verdes en el sector industrial gracias a la demanda interna en constante crecimiento y a políticas monetarias flexibles que se prolongarán al menos hasta 2021. Por su parte en EE.UU. continúan las buenas previsiones de su economía a pesar de algunos inconvenientes derivados del posible efecto contagio de las debilidades del sector manufacturero al sector servicios. La Fed realizó un ajuste de mitad de ciclo antes de entrar en modo pausa y existe cierta incertidumbre acerca de un posible aumento del proteccionismo y la regulación fiscal”, apunta Laurent Denize, Global co-CIO y responsable global de renta fija de ODDO BHF AM.
De hecho, y según recuerdan desde Bank Degroof Petercam, en un intento por limitar el impacto en la economía, las autoridades chinas han recortado impuestos directos. “Otras medidas incluyen el aplazamiento de la recaudación de las contribuciones a la seguridad social y algunas autoridades locales han decidido ampliar los plazos de amortización a las empresas chinas gravemente afectadas por el virus. Además, se espera un mayor estímulo fiscal y monetario”, concluyen.
Pixabay CC0 Public Domain. NN IP lanza un nuevo fondo que invertirá en bonos verdes corporativos
NN Investment Partners (NN IP) lanza el fondo NN (L) Corporate Green Bond. Se trata de una estrategia que sigue la que plantea el fondo NN (L) Green Bond, pero con un enfoque específico en bonos verdes corporativos. Según explica la gestora, NN (L) Corporate Green Bond amplía el rango de bonos verdes de la compañía e incluye una variante de corta duración para los inversores que desean proteger su cartera contra el aumento de las tasas de interés y todavía tienen un impacto positivo.
“Este lanzamiento coincide con un momento en el que mercado de bonos verdes está experimentando un crecimiento significativo y una mayor diversificación en términos de emisiones corporativas. Esto mercado ha llevado a un aumento del interés inversor por los bonos verdes, con un total de 2.400 millones de euros de activos combinados de las estrategias y los mandatos de bonos verdes de NN IP”, subrayan desde la gestora.
En este sentido, la gestora cuenta con tres estrategias de bonos verdes de NN IP que comparten los mismos criterios de selección para determinar su universo de inversión: NN (L) Green Bond, NN (L) Green Bond Short Duration y NN (L) Corporate Green Bon son subfondos del NN (L) (SICAV). Según matizan desde la firma, el nuevo fondo esta autorizado por la Comisión de Vigilancia del Sector Financiero de Luxemburgo (CSSF). Además, determinadas clases de acciones de los subfondos están registradas actualmente en Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Bélgica, Francia, Reino Unido, Austria, Italia, Suiza y los Países Bajos.
“El mercado de bonos verdes ha despegado en 2019 y ya es mayor que el mercado high yield europeo, por ejemplo, en términos de volumen. Esto lo convierte en un segmento de renta fija en toda regla por derecho propio”, asegura Bram Bos, gestor jefe de carteras de bonos verdes en NN IP. NN IP ha estado en el mercado de bonos verdes desde 2014 y fue una de las primeras gestoras en lanzar un fondo dedicado a estos activos. A través del NN (L) Green Bond, que invierte en bonos corporativos y soberanos, han alcanzado un rendimiento anualizado frente al índice de referencia del 0,6%.
“Nuestro último análisis refleja que, en el caso de los bonos corporativos, la volatilidad del índice de bonos verdes se ha mantenido constantemente cerca de un índice de bonos tradicional. Esto hace que los bonos verdes corporativos sean cada vez más atractivos desde una perspectiva puramente financiera y de riesgo-rentabilidad. Nuestro fondo dedicado a bonos corporativos brinda a los inversores de bonos tradicionales la oportunidad de ecologizar su exposición a bonos corporativos sin coste adicional”, añade Bos.
En 2019, el mercado de bonos verdes pasó de los 181.000 millones de euros a un total de 507.000 millones. Si bien es cierto que la emisión de bono soberano se mantuvo fuerte, con los Países Bajos, Francia e Irlanda en este mercado, los emisores corporativos “han dominado el mercado de bonos verdes”, asegura NN IP. Además, en comparación con años anteriores, la base emisora se ha diversificado. Muchas compañías tecnológicas, industriales y de comunicación buscan ahora financiación en el mercado de bonos verdes.