Deuda corporativa latinoamericana: para Credicorp Capital, el momento es ahora

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Foto cedidaGalantino Gallo, CIO de Credicorp Capital. ,,

La corrección de los mercados ha sido muy fuerte y rápida, acentuándose en los últimos 10 días la idea de una eminente recesión global que llevó a una correlación absoluta entre activos de riesgos en donde nada se salvó de caer.

Si bien la causa de la corrección es conocida (COVID-19 y caída pronunciada del precio del petróleo), la magnitud de las consecuencias en la sociedad y repercusiones económicas son inciertas y por ello la alta volatilidad presente en todos los mercados.

La renta fija corporativa Latinoamericana de grado especulativo (High Yield) no estuvo ajena a la desvalorización de los activos de riesgo a nivel global y así el índice de referencia Cembi Broad Diversified Latam retrocedió 21% durante marzo, superior al retroceso mostrado por la deuda especulativa de EE.UU. (-18%) y la renta fija corporativa emergente (-14%). Es más, la corrección del activo es muy similar a la que tuvimos en el año 2008.

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¿Cómo se compara esta corrección a otras?

Hoy en día, los diferenciales de crédito (spread) han llegado a los niveles de la crisis del 2008 y se encuentran cercanos a los 880 puntos básicos. Esto es muy por encima de la crisis del 2015/2016 en donde la combinación de una corrección en el precio del petróleo (similar a la de ahora) junto con la transición política en Brasil y los casos de Lava Jato llevó a una desvalorización general en la deuda corporativa Latinoamericana, con un incremento en las tasas de incumplimiento (default rates) y en los diferenciales de crédito que llegaron a los 670 puntos básicos.

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¿Cuál es la situación financiera de los corporativos Latinoamericanos?

¿Podemos entrar en un ciclo agresivo de incumplimientos?

La situación financiera de los corporativos Latinoamericanos no podría estar en mejor posición. Desde el año 2014 y especialmente post la crisis del 2015/2016, las empresas se enfocaron en restructurar sus pasivos, reducir sus niveles de endeudamiento y mejorar sus márgenes. Esto se ve reflejado en la mejora de rating que han tenido los emisores de la región en los últimos 2 años, en las bajas tasas de incumplimiento y en las limitadas emisiones de deuda que no llegaron a superar vencimientos y así el stock de deuda como un todo cayó (muy distinto a Asia y otros mercados)

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Hoy, a los spreads actuales de 880 puntos básicos, asumiendo un 30% de recuperación en los créditos que entren en “default”, la tasa de incumplimiento implícita es del orden de 13%, cifra superior a todos los “defaults rates” efectivos que hemos visto en la deuda corporativa Latinoamericana en los últimos 10 años. En el año 2013, cuando quebraron las constructoras mexicanas y la empresa Petrolera OGX en Brasil, no sobrepasamos el 11% de tasa de incumplimiento y en el año 2016 con todo el caso Lava Jato y la quiebra de OAS, Odebrecht, Pacific Rubiales y otros, no superamos el 10%.

¿Qué pensamos en Credicorp Capital Asset Management (CCAM)?

Nosotros creemos que si bien las probabilidades de recesión sí se han incrementado de manera relevante y la “cuarentena” impuesta por varios gobiernos de la región afectará la generación de caja de empresas y especialmente algunos sectores en la región (como consumo discrecional, aerolíneas, hotelería, etc), la corrección del activo y la ampliación de “spreads” ha sido exagerada y nos brinda una gran oportunidad de construir posiciones en deuda corporativa latinoamericana.

Si estresamos el flujo de caja de las empresas y consideramos que las aerolíneas, las pequeñas petroleras, las empresas de hotelería y anexos a turismo y las pequeñas y medianas empresas financieras no bancarias entran en incumplimiento de su deuda (sin recovery), no llegamos a más de 5.5% de default rate y con yields (tasas de retorno) cercanos a 10% para el índice, hay espacio de maniobra para amortiguar potenciales pérdidas.

Lo que sí consideramos clave es la diversificación y poder manejar una mesa de ejecución activa ya que la iliquidez del mercado amplía el gap entre compras y ventas (bid/ask) y fuerza la necesidad de tomar decisiones rápidas apoyándose en un equipo enfocado en análisis crediticio de corporativos.

En CCAM, nuestro Fondo de Deuda Corporativa Latinoamericana tiene hoy un “yield to maturity” promedio de 11.16%, un “yield to worst” de 11.4% y un spread de 1065 puntos básicos con un rating promedio en la cartera de BB-.

Si bien el portafolio se ha visto recientemente más afectado que el índice por nuestra sobre exposición a Brasil, creemos que tenemos el balance adecuado para sobresalir con fuerza en la eventual compresión de “spreads” así como ya lo hicimos en el 2016. La experiencia del equipo, el manejo activo de las posiciones y el stress test por el cual pasamos a las empresas en nuestro portafolio nos lleva a estar convencidos sobre los retornos que pensamos generar hacia adelante.

 

Por Galantino Gallo, CIO de Credicorp Capital

Chile después de la convulsión del 18 de octubre: ¿qué esperar de la economía chilena?

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A finales del mes de octubre de 2019 y a los pocos días de que el presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera, declarase que el país era un oasis en medio de una Latinoamérica convulsa, una ola de protestas que sorprendieron al mundo por su violencia y magnitud, añadieron el temido factor incertidumbre a la hasta ahora tranquila y bien considerada economía chilena.

Sus consecuencias ya se han podido observar en algunas de las principales variables de la economía, especialmente en el consumo privado y en la inversión directa, y en un aumento significativo de la volatilidad en los mercados financieros locales y el tipo de cambio.

Con una agenda política, sobre todo social, marcada por una población que sigue estando a pie de calle, el año 2020 se presenta desafiante.

En el artículo a continuación, publicado en la revista Américas 22 de Funds Society, un numeroso grupo de expertos con presencia en el país comparten sus expectativas para los años 2020 y 2021 y ayudan a trazar una hoja de ruta para el inversor, local y extranjero, en los mercados chilenos.

Puede acceder al artículo completo en este pdf.

 

El artículo fue escrito antes de la llegada del coronavirus a Chile y Latinoamérica. Por ello, algunos elementos del análisis que les ofrecemos pueden estar desactualizados.

El sector de la atención sanitaria: invertir para alargar la vida y mejorar su calidad

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Funds Society. ,,

El sector sanitario, que tradicionalmente había proporcionado a los inversores una fuente de crecimiento relativamente defensiva, está en plena expansión y cada vez más representa un porcentaje mayor del PIB global. La crisis del coronavirus, además, lo ha puesto en el foco de todas las miradas y su crecimiento en los próximos meses contrastará con el de otras industrias.

Pero más allá del factor temporal vírico, el ritmo de crecimiento de la demanda supera al crecimiento económico mundial debido a unos incuestionables factores seculares. El envejecimiento de la población y la inversión de la pirámide demográfica, la innovación tecnológica y el aumento de la riqueza en los países emergentes están presionando el incremento del gasto en materia de salud a nivel mundial. Estas tres megatendencias estructurales seguirán dando apoyo a un sector que, aunque no está exento de volatilidad, presenta unas alentadoras perspectivas de crecimiento.

En un análisis que publicamos en la revista número 22 de Funds Society Latinoamérica, analizamos cuáles son los principales fondos que operan en esta industria y que se beneficiarán de esas tendencias.

El proceso de disrupción tecnológica que ha experimentado el sector de la salud no es solo revolucionario, sino que también es evolutivo. Mientras que el primer término se relaciona con tecnologías de vanguardia como la terapia génica y la cirugía robótica, el segundo se aplica a una serie de avances en el sector como, por ejemplo, la cirugía mínimamente invasiva o el reemplazo de pruebas de punción digital para la diabetes por parches dérmicos que proporcionan un seguimiento continuo de los niveles de glucosa.

Desde las gestoras señalan la importancia de mirar más allá de las empresas de gran capitalización dentro del sector farmacéutico y biotecnológico para identificar oportunidades de inversión.

Puede acceder al artículo completo en este pdf.

 

 

 

 

Las solicitudes por desempleo en EE.UU. rompen su récord histórico mientras el Congreso aprueba un paquete de estímulo

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Photo: Bytemarks . Bytemarks

Después de un par de semanas, el Congreso estadounidense finalmente aceptó un paquete de estímulo que se estima en un total de 2 billones de dólares (trillion en inglés y equivalente al 9,2% del PIB). Mientras tanto, 3,3 millones de personas en los Estados Unidos se registraron para beneficios de desempleo en una sola semana, rompiendo por mucho el récord anterior de 695.000 en una semana de 1982.

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David Page, jefe de Macro Research en AXA Investment Managers, cree que «a pesar del impresionante tamaño del paquete, hay dudas sobre si esto será suficiente para lidiar con el choque material que el coronavirus parece estar listo para entregar a la economía de EE.UU. en los próximos meses. El paquete también está diseñado para compensar el fuerte ajuste en las condiciones financieras. En este sentido, el aumento del 10,5% en el índice S&P 500 en las últimas dos sesiones es una recepción positiva».

En la estimación mediana para las solicitudes de desempleo se esperaba un aumento de 1,64 millones, con el número real de 3,28 millones casi duplicando las estimaciones, lo que Page cree que «sugeriría una caída de dos dígitos en los ingresos disponibles reales en el segundo trimestre, lo que a su vez exacerbaría una fuerte caída en gasto interno no solo en el segundo trimestre, sino también en los próximos trimestres. El paquete de estímulo está diseñado para prevenir tal deterioro, particularmente al brindar apoyo directo a las empresas e incentivarlas a mantener a los trabajadores en nóminas y a las personas a través de pagos directos. Esto complementa las acciones de la Fed para facilitar los préstamos a las empresas para mantenerse a flote mientras pasa la caída de la demanda relacionada con el virus. Pero solo las próximas semanas mostrarán el éxito de estas medidas», Page menciona.

Mientras tanto, el analista de eToro, Adam Vettese comenta que a pesar de todo, sigue habiendo ganadores en la crisis. Vettese destaca que “Walmart y Amazon están contratando cientos de miles de trabajadores” y resalta cómo “Nike está consiguiendo superar con ventas on-line las disrupciones ocasionadas por el Covid-19”.

Por su parte, James McCann, economista senior de Aberdeen Standard Investments, señala que «estos números realmente desafían cualquier superlativo. Además, el número real de personas desempleadas o infraempleadas será casi seguro mayor que estas cifras cuando se considere la economía GIG… Si se tienen en cuenta a las personas que ya reciben subsidios de desempleo, entonces ya estamos en alrededor de 5 millones según las cifras oficiales, y todavía estamos muy lejos de alcanzar el pico.
Pero es importante recordar que los números son exactamente lo que se esperaría de una economía que se ha apagado. Lo que importa es la respuesta a esta situación. Los gobiernos y los bancos centrales han tomado medidas sin precedentes para tratar de minimizar la disrupción a largo plazo de esta crisis. La gran pregunta para los inversores es si a medida que vayan llegando más datos, seguirán siendo suficientes».

BlackRock destina 50 millones de dólares para paliar el impacto del COVID-19 entre los más desfavorecidos

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Foto cedidaFoto de la Federación de Bancos de Alimentos de España.. BlackRock destina 50 millones de dólares para apoyar a ONG y paliar el impacto del COVID-19 entre los más desfavorecidos

En mitad de la expansión de la pandemia del coronavirus y sus efectos, la solidaridad se abre paso. BlackRock ha anunciado todo un paquete de ayudas y colaboraciones con entidades sociales por un importe de 50 millones de dólares. Su objetivo es dar soporte y financiación a aquellas ONG locales que estén trabajando con los colectivos más vulnerables y que más pueden padecer el mayor impacto del COVID-19, a corto y largo plazo.

“Nuestros corazones están con todos los afectados por la rápida propagación de COVID-19. En BlackRock, estamos comprometidos a apoyar a las personas afectadas por esta crisis mundial, especialmente en las comunidades donde operamos. Esto incluye apoyo a personas y programas que proporcionan servicios de ayuda directa, en especial aquellos colectivos económicamente más vulnerables y que sufrirán con mayor fuerza el impacto de esta crisis en los próximos meses”, ha señalado la firma en un comunicado. 

BlackRock canalizará su ayuda a través de organizaciones y asociaciones locales con el fin de abordar las dificultades financieras y necesidades sociales de los más afectados por esta crisis, con particular atención a las familias que han visto interrumpido su trabajo, a los escolares que están sin clases y a los gastos inesperados que los núcleos familiares están teniendo que afrontar. “Sabemos que las necesidades inmediatas de las comunidades serán diferentes en cada comunidad y que también van a surgir nuevas en los próximos meses, por lo que iremos escalonando nuestra colaboración empezando por lo local, lo regional y, posteriormente, a nivel mundial”, detalla.

Por ello, la gestora ha destinado un primer tramo de 18 millones dólares a financiar bancos de alimentos y organizaciones de ayuda a colectivos vulnerables en América y Europa. Según señala BlackRock en su comunicado: “Hemos aprendido de anteriores situaciones de emergencia que los bancos de alimentos no solo proporcionan comida, sino que son un elemento de soporte vital de cara al miedo, la incertidumbre y la confusión. Desde estas organizaciones nos trasladan que se están enfrentando a una disminución en el número de voluntarios y donaciones, lo que les está obligando a reajustar sus recursos y forma de trabajo. Estamos dispuestos y comprometidos a ayudar en estas circunstancias”. 

Por ahora, BlackRock ha destinado sus recursos a:

En Estados Unidos:

  • 5 millones de dólares a Feeding America® donde BlackRock será uno de los principales financiadores de la campaña nacional COVID-19 de Feeding America para recaudar 100 millones de dólares.
  • 2 millones de dólares para los bancos de alimentos donde los empleados de BlackRock trabajan como voluntarios, entre ellos City Harvest en la ciudad de Nueva York, SF-Marin y el Banco de Alimentos del Condado de Alameda y el Banco de Alimentos de la Comunidad de Atlanta. La gestora también está trabajando para dar respuesta a las necesidades de los bancos de alimentos de Boston, Wilmington, Nueva Jersey y Seattle, ciudades en las que viven y trabajan parte de sus empleados.
  • 2 millones de dólares al Fondo de Socorro de la Fundación Robin Hood para financiar las necesidades de emergencia de sus 220 beneficiarios y ofrecer apoyo en efectivo a otras organizaciones sin ánimo de lucro que prestan servicios a los neoyorquinos con rentas bajas.
  • 1 millón de dólares a la Campaña de Respuesta de COVID-19 de la Comunidad de Tipping Point para proporcionar apoyo inmediato a sus más de 55 beneficiarios que luchan contra la pobreza en toda el área de la bahía.

En Europa:

  • 2,25 millones de dólares a las redes nacionales de bancos de alimentos que trabajan para responder al drástico aumento de la demanda de alimentos. En especial, BlackRock ha concentrado su ayuda al Banco Alimentare en Italia, la Federación Española de Bancos de Alimento en España y otros que trabajan en Francia y Alemania.
  • 2 millones de dólares al National Emergencies Trust (Reino Unido), una organización nacional independiente que trabaja con fundaciones locales y organizaciones benéficas locales para proporcionar apoyo vital a los colectivos más vulnerables.
  • 1,25 millones de dólares para la respuesta médica crítica, suministros y profesionales médicos que trabajan en hospitales de todo el continente, incluidos Médicos sin Fronteras/Médecins Sans Frontières (MSF).

De forma internacional: 

  • Donación de 500.000 dólares a la Red Mundial de Bancos de Alimentos, para responder a las necesidades actuales en Asia y la crisis emergente en América Latina.
  • Desde enero, la gestora ha colaborado con Give2Asia para ayudar al hospital Wuhan Jinyintan a la adquisición de equipos médicos. 

“Sabemos que esto es solo el comienzo, pero con este compromiso a corto plazo, nos proponemos aprovechar la experiencia de nuestro equipo de Impacto Social para ayudar y socorrer a las comunidades locales”, añaden desde BlackRock.

Por último, otra de las iniciativas que está apoyando la gestora es “redoblar” el esfuerzo que sus propios trabajadores están haciendo. Según explica, la firma se compromete a duplicar las aportaciones y contribuciones que hagan sus empleados a las organizaciones locales con las que normalmente colaboran.

La gripe de 1918, el SARS en 2003, el colapso de 2008 o el coronavirus de 2020: no hay dos crisis iguales

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Pixabay CC0 Public Domain. Del SARS en 2003 al colapso de 2008 y al coronavirus: no hay dos crisis exactamente iguales

Son muchos los analistas que durante la última década han advertido de que estamos ante el mayor experimento económico de la historia, refiriéndose a la intervención de los bancos centrales y al entorno de bajos tipos de interés que se ha instaurado en la economía global. Pues bien, este experimento se enfrenta a una nueva prueba: cómo esquivar una recesión. 

Muchos analistas han tomado como referencia crisis sanitarias pasadas, comenzando por la más próxima y parecida, el brote de SARS de 2003. Al inicio de este brote, en enero de 2020, la mayoría de las firmas de inversión cuantificaban el impacto del coronavirus en el crecimiento económico a raíz de las cifras que dejó el SARS entre 2002 y 2003. Incluso, se ha usado este marco para anticipar la trayectoria del coronavirus. Pero, ante el desarrollo de los acontecimientos, las gestoras avisan que hace falta ajustar las previsiones tras el fracaso de las autoridades para contener los contagios. 

“En el caso del virus del SARS, transcurrieron aproximadamente seis semanas desde que la OMS dio la alerta mundial por primera vez hasta que se recabaron datos suficientes para llevar a los inversores a considerar que lo peor había quedado atrás”, recuerda Andrew Graham, responsable de Asia de Martin Currie, filial de renta variable de Legg Mason.

Sin embargo, aquel 2003 no es este 2020. Según destaca Graham, en la actualidad, las valoraciones se sitúan en niveles más elevados que en 2003. “El ratio precio/beneficio para el ejercicio completo del índice MSCI AC Asia (excl. Japón) es de 15 veces, frente a las 11,6 veces de febrero de 2003, y el ratio precio/valor contable es de 1,56 veces, frente a 1,23 veces en 2003. No tenemos claro que esta brecha de valoración se vaya a cerrar por completo durante esta fase de aversión al riesgo, puesto que los tipos de interés se sitúan en niveles más bajos en la actualidad y los Gobiernos se muestran hoy más preparados para responder a la volatilidad del mercado que en 2003”, explica.

Y es que el 2020 ya había empezado con la sombra del fin de ciclo mundial, lo que lleva a muchos otros analistas a comparar lo que están viviendo en los mercados con la última crisis vivida, y viva aún en el subconsciente de los inversores: la crisis de 2008. “Históricamente, el problema se localizaba en un área o país y luego se extendía según su peso en la economía global. Por lo tanto, durante la última crisis económica de 2008, las economías emergentes se vieron menos afectadas porque estaban menos vinculadas a los mercados inmobiliarios estadounidenses y porque los respectivos sistemas financieros estaban menos integrados. Sin embargo, el presente caso no tiene precedentes porque la marcada desaceleración de la actividad se está produciendo de manera global y simultánea debido al bloqueo y las medidas de cuarentena aplicadas en países clave”, explican desde Unigestion

Muy diferente a 2008

Richard Woolnough, gestor del equipo de renta fija de M&G, considera que estamos ante un evento de mercado diferente al que provocó el colapso de 2008. En su opinión, veremos una recesión relámpago en forma de T provocada por las políticas de confinamiento. “Esta recesión es diferente. Sabemos por qué está ocurriendo, tenemos una idea mucho más clara de lo habitual sobre su duración y podemos trazar hipótesis de gran solidez sobre cómo terminará. Por tanto, los distintos Gobiernos y bancos centrales están trabajando en medidas para poder capear el colapso relámpago (flash crash) del PIB a corto plazo. Ello ha permitido a las autoridades actuar de forma audaz, contundente y diferente a las intervenciones previas”. En este sentido, Woolnough, no descarta que los paquetes de estímulos sin precedentes que se están aprobando, probablemente, se mantenga después del colapso de cara a garantizar que la economía pueda situarse lo más cerca posible de sus niveles anteriores.

“En los 37 años que he pasado como inversor profesional en Capital Group, he vivido en varias ocasiones inestabilidad en los mercados, como la crisis de ahorros y préstamos a finales de la década de 1980, la burbuja tecnológica y de telecomunicaciones que terminó en marzo de 2000 y la crisis financiera mundial de 2008 y 2009. Cada una de estas crisis fue muy diferente y presentaba condiciones subyacentes muy distintas. Pero en todos los casos, los mercados se recuperaron. Creo que los mercados y las grandes empresas sobrevivirán al descenso y el repunte actuales del mercado”, afirma Tim Armour, presidente y CEO de Capital Group.

Misma opinión comparten desde BlackRock, que también defiende que esta crisis no tiene nada que ver con la de 2008. “Es probable que el impacto del choque del virus sea grande y agudo, pero creemos que los inversores deben ser sensatos, adoptar una perspectiva a largo plazo y seguir invirtiendo. La economía está en una base más sólida y, lo que es importante, el sistema financiero es mucho más robusto hoy en día que al entrar en la crisis de 2008”, argumenta. 

Sobre esta misma crisis, Evan Brown, responsable de estrategias en UBS AM, recuerda que la profundidad de cualquier recesión depende del aumento del apalancamiento previo a esa recesión. “En 2008 los hogares estaban muy endeudados y los bancos muy poco capitalizados. Hoy en día los hogares y los bancos están en una situación mucho más saneada. No cabe duda de que, tras el ciclo económico más largo de la historia, se ha producido una excesiva asunción de riesgos, una reducción de la calidad del crédito y un aumento del apalancamiento en el sector empresarial, pero la necesidad actual de desapalancamiento no es ni parecida a la sufrida en la última recesión”, explica. 

En este sentido, Brown destaca que la deuda de las empresas no financieras con respecto al PIB es mucho menor que la de los hogares, que a nivel macroeconómico significan ahorros preventivos para amortiguar el golpe de la falta de ingresos. “Además, en última instancia, los precios del petróleo y los tipos de interés bajos proporcionarán un impulso a los consumidores cuando las tensiones sanitarias y económicas se alivien”, espera.

Según los expertos, el contexto actual también puede remitir nuestro imaginario a la pandemia de gripe de 1918. «Por muy grave que resulte esta crisis, no es la Gran Crisis Financiera. La Gran Crisis Financiera fue una recesión de balances provocada por el hundimiento del mercado de la vivienda y la falta de confianza en los bancos», señala Aditya Khowala, gestor de fondos de Fidelity International, para explicar por qué la crisis COVID-19 se parece más a la de 1918. 

En su opinión, en lugar de remontarnos doce años, deberíamos estudiar los acontecimientos ocurridos hace 102 años. «Ello es debido a que la crisis del covid-19 viene dada por un suceso y, en algunos aspectos, es comparable a la pandemia de gripe de 1918-1919. Entonces, la recesión duró tan solo siete meses, a pesar de que la segunda oleada de infecciones en el otoño de 1918 fue más mortífera que la primera. Durante la pandemia de 1918-1919, el 5% de la población murió y un tercio se infectó en un mundo que padecía todavía los efectos de una Guerra Mundial. Estamos ya en el segundo mes de este suceso de ámbito mundial y nuestros sistemas de salud están mucho más preparados que en 1918, pero no se sabe cómo va a evolucionar el virus ni lo pronto que se contendrá», argumenta Khowala

Otros momentos históricos

Los analistas también diferencian esta crisis del coronavirus con el 11S en 2001. Sobre ello desde Mapfre señalan que lo que ambos momentos tienen en común es el “miedo desenfrenado”. Según explica en su último informe, “nuestros recuerdos de la gravedad de aquel tiempo podrían haberse desvanecido con los años, pero hoy nos encontramos en medio de niveles similares de miedo e incertidumbre. Hoy la economía es significativamente más fuerte que en 2001, pero el miedo a lo desconocido, en particular a lo que vendrá después, está sembrando el terror en los corazones de los ciudadanos medios, así como en la comunidad financiera. Los índices han bajado significativamente desde sus máximos históricos, pero hasta ahora solo han vuelto a donde estaban en 2018”.

Lo mismo ocurre al comparar la crisis del coronavirus con los momentos de guerra que han vivido las economías de los países a lo largo de la historia. En este sentido, desde el multifamily office EFE & ENE señalan que la principal diferencia de una situación de guerra es que ahora mismo «la seguridad jurídica permite el funcionamiento institucional y empresarial con garantías, y facilitará la recuperación». E insiste: «La liquidez garantizada es fruto de habernos inmunizado de otra «enfermedad»: el sistema financiero aprendió la importancia de mantener la liquidez a toda costa tras la crisis financiera, y se nota». En su opinión, lo que diferencia esta crisis de las demás es que, en general, las crisis tienen una causa endógena que puede ser cíclica (enfriamiento, recesión) o más súbita (pinchazo de una burbuja). «No es el caso. Esta crisis tiene una causa exógena, como una guerra mundial. Empezó paralizando las cadenas de suministro que empezaban o pasaban por China y después se ha extendido sin fronteras, en tiempo récord y a todos los sectores», apuntan. 

Reflexiones sobre un par de semanas de locura

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Matteo Fusco. Foto: Matteo Fusco

Ante el empeoramiento de una crisis de salud pública que está teniendo un enorme impacto en las familias, las comunidades y los mercados, he aquí unas cuantas reflexiones que espero resulten de utilidad. Muchos inversores se centran en el potencial de revalorización cuando los mercados tienden al alza y en el riesgo bajista cuando los mercados descienden. No obstante, su enfoque debería ser justo el contrario.

En los últimos años, nos hemos centrado en la errónea asignación del capital realizada de forma casi sistemática por compañías obcecadas en aumentar las cotizaciones y devolver el capital a los inversores por medio de recompras de acciones y mayores dividendos (lo que se ha financiado con unos tipos de interés en niveles históricamente reducidos y unos estrechos diferenciales de crédito), al tiempo que evitaban la realización de inversiones de capital productivas a largo plazo.

Esta asignación errónea desembocó en beneficios y márgenes sin precedentes, así como en valoraciones que rozaban niveles récord. Ahora bien, las empresas habían sido diseñadas para ganar un sprint, no para vencer en una maratón. Bastó que llegara el COVID-19 para desvelar la fragilidad de esos exagerados beneficios y la economía mundial. En estos momentos, la atención debería concentrase en las oportunidades. ¿Qué empresas sobrevivirán y cuáles estarán mejor posicionadas una vez finalizada la crisis si se reduce el número competidores a la mitad? En nuestra opinión, las compañías que producen bienes o servicios que las personas necesitan o quieren, que no dependen de la financiación a corto plazo y cuyas cotizaciones se han visto diezmadas de forma arbitraria resultarán interesantes en retrospectiva, cuando dejemos la crisis atrás. Este es nuestro foco de atención.

La liquidez se mantiene en cotas decepcionantes, pero debería mejorar

Los inversores podrían atravesar dificultades para sacar partido de las oportunidades hasta que mejore la liquidez, ya que resulta difícil comprar o vender en el entorno actual. Las medidas adoptadas estos últimos días por la Reserva Federal estadounidense comienzan a aliviar las tensiones en los mercados monetarios. La salud de los mercados de financiación a corto plazo cobra vital importancia para el buen funcionamiento de los demás mercados financieros.

Una actividad eficiente de estos mercados constituye la máxima prioridad. Los bancos centrales no pueden dar solución a una pandemia o a una crisis del petróleo, pero sí pueden asegurarse de que el entramado del sistema financiero funciona correctamente.

Desde un punto de vista operativo, las firmas de Wall Street han trasladado sus actividades al mundo virtual, al solicitar a sus mesas de negociación y sus equipos de gestión de carteras que trabajen en centros de operaciones de emergencia o desde casa. En MFS, nuestros equipos de inversión pueden celebrar reuniones por videoconferencia, y las visitas a los equipos directivos de las empresas se están realizando de forma digital, al igual que las presentaciones itinerantes («roadshows»). Pese a la distancia, estas reuniones se están desarrollando, más o menos, como de costumbre. Hemos aumentado la frecuencia de nuestras evaluaciones de riesgo durante este periodo de mayor volatilidad.

Una bola de cristal poco transparente

La formulación de previsiones de beneficios cuando gran parte del mundo desarrollado se halla en aislamiento resulta, de por sí, una ardua tarea. Ahora bien, hemos de añadir otra variable a la ecuación: las perturbaciones en la oferta del petróleo. Los mercados se están viendo obligados a absorber dos perturbaciones al mismo tiempo, en un contexto en el que los inflados beneficios caen desde niveles máximos y los bancos centrales disponen de escasas herramientas monetarias en la recámara.

En mi opinión, las repercusiones de la guerra de los precios del petróleo, aunadas a las de la crisis del coronavirus, no describirán una trayectoria lineal. El impacto combinado de ambos acontecimientos será más significativo que el de cualquiera de los dos de manera aislada. De ahí que resulte especialmente complicada la formulación de previsiones de beneficios para 2020 en relación con los índices, aunque realizamos constantemente análisis fundamentales a nivel de las empresas, en busca de oportunidades a largo plazo entre los activos de elevada calidad.

Triaje de la cartera

Desde el punto de vista de la inversión, los inversores están efectuando una suerte de «triaje» cuando organizan sus carteras y se preguntan si determinadas empresas son capaces de sobrevivir a una escasez mundial de liquidez, una profunda recesión y unos precios del petróleo por debajo de los 30 dólares, por citar tan solo unas pocas de las nuevas realidades. En el caso de las firmas que se mantendrán en pie, ¿durante cuánto tiempo atravesarán dificultades?¿Necesitarán ampliar capital, con el consiguiente riesgo de dilución del capital para los accionistas? ¿Se deteriorarán los BPA en los próximos años? ¿Se está generando una nueva generación de empresas «zombis»?

La realización de evaluaciones de este tipo revestirá una importancia crucial en los próximos meses: nos centraremos en las firmas que, a nuestro parecer, sobrevivirán y, a continuación, llevaremos a cabo los análisis necesarios para sacar partido de las oportunidades. 

China encabezará la recuperación económica ante el COVID-19

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Pixabay CC0 Public Domain. China encabezará la recuperación económica ante el COVID-19

Las empresas chinas parecen las mejor posicionadas para dejar atrás, es decir antes y en mejores condiciones, la pandemia del coronavirus. Esta es la principal conclusión que arroja el último sondeo de opinión realizado por Fidelity International, en el que han participado 152 analistas de renta variable y renta fija.

Los encuestados aseguran que la crisis del coronavirus recortará los beneficios de las empresas que normalmente cubren. En concreto, el 85% de los analistas de China prevén que el impacto se limite al primer semestre del año. En otras regiones, el 42% de los encuestados espera que los efectos del COVID-19 se prolonguen también durante la segunda mitad de 2020.

No obstante, pese a que el 87% de los analistas de China prevé que el virus afecte a los beneficios, el porcentaje más alto en todas las regiones, también esperan que su magnitud sea menor que en otras áreas geográficas. Así China sería la zona que antes se recuperará, pero donde el impacto en los beneficios de sus empresas será mayor.

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“Dado que China fue el primer país aquejado por el virus, parece lógico que sea el primero en recuperarse, pero el tiempo necesario para reactivar la actividad empresarial en países que están luchando con el virus también dependerá en gran parte de las medidas de contención que adopte cada gobierno”, señala Fiona O’Neill, directora adjunta del departamento de Análisis de Renta Variable de Fidelity International.

En este sentido, las medidas de restricción de los desplazamientos en las áreas afectadas, impuestas por el gobierno chino en una fase relativamente temprana del brote, provocaron un bajón generalizado en el sistema, pero también han hecho posible “una recuperación relativamente rápida y con un impacto menor en el conjunto de los beneficios, siempre que no se produzca una segunda oleada del virus”, subraya O’Neill.

Mientras, en los países occidentales, los esfuerzos se han centrado en ralentizar la propagación, pero evitando los cierres económicos durante el mayor tiempo posible. O’Neill asegura que la diferencia entre los enfoques es difícil de predecir en estos momentos.

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El sector tecnológico: en condiciones de gestionar las perturbaciones causadas por el virus

Otra área del mercado que parece estar en mejor situación que otras para gestionar las perturbaciones provocadas por el virus es el sector tecnológico. En este sector, los analistas esperan que el golpe a los beneficios sea más leve que en otros sectores.

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“El sector tecnológico cuenta con ingresos más recurrentes que atenuarán los posibles problemas de liquidez, mientras que los subsectores como los videojuegos y el teletrabajo recibirán un impulso mientras los países intentan limitar los viajes y los contactos sociales”, añade O’Neill.

Además, la experta también señala que estas empresas se encuentran entre las más preparadas para un posible aumento del brote: ya existe una cultura de teletrabajo y cuenta con la tecnología necesaria para trabajar a distancia con normalidad.

Los fondos de pensiones de empleo de los 22 mayores mercados del mundo alcanzaron los 47 billones de dólares en activos en 2019

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Pixabay CC0 Public Domain. Los fondos de pensiones de empleo de los 22 mayores mercados del mundo alcanzaron los 47 billones de dólares en activos en 2019

Ahora puede parecer lejano, pero 2019 fue un buen año en términos de rentabilidad y así lo experimentaron también los fondos de pensiones de empleo. Según un estudio de Thinking Ahead Institute, de Willis Towers Watson, los activos de los fondos de pensiones de empleo de los 22 mayores mercados del mundo (P22) experimentaron una recuperación del 15% en 2019, alcanzando los 46,7 billones de dólares.

Según explica la firma, este dato supone un cambio significativo frente a la disminución del 3,3% que el sector sufrió en 2018. El informe Global Pensión Assets Study indica que la recuperación de la senda de crecimiento fue impulsada, en gran parte, por las fuertes ganancias que se produjeron durante el año en los mercados, con México (22,2%), Canadá (18,9%) y Estados Unidos (17,8%) a la cabeza.

Según el informe, los 7 mayores mercados de activos de pensiones (P7) -Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Países Bajos, Reino Unido y Suiza- han llegado a constituir el 92% del total del P22 en 2019, por encima del peso que tuvieron en el ejercicio de 2018. Estados Unidos mantiene el liderazgo del P7, representando el 62% de los activos de pensiones a escala mundial. Le siguen, de lejos, Reino Unido (7,4%) y Japón (7,2%).

El estudio del Thinking Ahead Institute también muestra que la tendencia hacia activos alternativos continúa a buen ritmo y marca dos décadas de cambios considerables en la asignación de activos de fondos de pensiones a nivel mundial. En este sentido, solo el 6% de los activos de los fondos de pensiones del P7 estaban invertidos en mercados privados u otros activos alternativos. En cambio, la cifra en 2019 se situó en el 23%, casi una cuarta parte del total. Este movimiento ha sido el contrario para la renta variable y los bonos, que descienden un 16% y un 1% respectivamente, en este periodo, si bien ambos activos siguen manteniendo el liderazgo en cuanto a inversiones del P7 en 2019: renta variable (45%), bonos (29%), alternativos (23%) y liquidez (3%)”.

Una cuestión de interés que también se desprende de este estudio radica en que los activos totales de los fondos de pensiones de aportación definida han continuado creciendo, y representan ya algo más del 50% del total de los activos de fondos de pensiones del P7. De hecho, en 2019, este tipo de activo superó a los de prestación definida por primera vez, tras diez años observando la situación contraria, lo que refleja una mayor cobertura de los miembros y, en algunos mercados, mayores aportaciones.

Ante las pérdidas: ¿Cambiar de Afore? ¿Resignarse? ¡Ahorro Voluntario! ¡Invertir!

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Pixabay CC0 Public Domain. Columna de Arturo Rueda

La idea de cambiar de Afore tienta al afiliado del SAR para tratar de aminorar el ritmo de disminución de su saldo. No lo piensa porque sepa que es efectiva sino por sentir que es lo único que le queda. ¿Qué se puede hacer en pleno colapso para que a mediano plazo los ahorros sean mayores?

Debido a que todos los instrumentos o mecanismos contienen riesgo, unos más, otros menos, y a que ni el dinero invertido ni los rendimientos están garantizados, los ahorros de toda clase han perdido valor por la pandemia. Y como hacia fines de marzo no había visos de solución, contención o vuelta a la normalidad, cabe esperar que en el siguiente estado de cuenta se refleje la minusvalía, pérdida o reducción del saldo (minusvalía y pérdida son sinónimos. Es ocioso darle vueltas). De hecho, quien tenga la aplicación de Afore Móvil puede percatarse ya de la merma al comparar su saldo actual contra el del estado de cuenta previo.    

¿Tiene sentido cambiar ahora de Afore?

Cambiarse puede ser inútil o incluso lamentable. No es la solución. Primero, porque no revertiría las pérdidas pasadas ni significa certeza de que a partir del cambio se perderá menos que en la Afore actual. En caso de que el descalabro generalizado siga, no será posible saber si la gestora que genere menores pérdidas al corte de abril seguirá siendo la menos perjudicada. Segundo: las Afores menos perdedoras serán las que hayan invertido menos en productos más riesgosos. Las que asumen riesgos menores de forma consistente aspiran a generar rentabilidad más baja, de modo que pasarse a alguna de ellas en la fase crítica significa restar (por no decir descartar) posibilidades de recuperar el cien por ciento de lo perdido cuando los mercados suban. Tercero: como el traspaso de saldo no es de un día para otro, pudiera ser que cuando el trabajador lograra el cambio los mercados estuvieran ya en otra dinámica, o que las Afores hubieran cambiado sus proporciones de inversión. Como todo esto no se sabe, cambiarse es aventurado.

¿Se recuperará lo perdido?

La historia nos dice que a cada crisis sobrevino la recuperación. Claro que no con la misma celeridad de la baja, sino pausada. Así, cuando la pandemia se controle o se cuente con vacuna o fórmula para curarla, puede que para ver la regeneración del dinero haya que esperar muchos meses, como luego de la crisis de 2008-2009; o incluso algunos años, como después de la recesión estadounidense de 2000-2003.

Todo depende de la profundidad del daño a la economía global, y a la local en particular, y de lo que hagan el gobierno, banco central y empresas para regresarla a las condiciones y números que tenía a inicios de año.

Es verdad que desde 1945 las crisis se originaron por disfunciones económicas o por otras guerras, que esta es la primera que se deriva de una pandemia y que por eso la solución no depende solo de medidas monetarias o fiscales. El antecedente de la gripe española, que mató a millones y retardó la recuperación, ha de verse aparte, no como antecedente, porque la economía de Europa ya estaba devastada por el desastre de la primera guerra mundial, y porque los mercados financieros, las alternativas de ahorro y el mismo concepto del dinero, no eran como son ahora.

Ante la pandemia: saber ser paciente y hacer aportaciones voluntarias

Hay que asimilar que las pérdidas son generalizadas, en México y el mundo, para todo tipo de ahorradores, inversionistas, empresarios, empleados, y esperar a que la contención de la pandemia permita volver a la normalidad. ¿Queda algo aparte de resignarse? Sí, y es crucial, pues cada ocasión negativa puede ser una oportunidad.

Al paso del tiempo, quien sabe ser paciente, recupera lo perdido. Los que aprovechan las crisis financieras para invertir, suelen ganar mucho. Ahorrar o inyectar dinero ahora significa comprar valores muy baratos, con alto potencial de alza. Un ejemplo fresco: los grandes rendimientos de 2019 se dieron por comprar o mantener instrumentos durante la caída estrepitosa de septiembre-noviembre de 2018.

Quien tenga algo disponible bien podría considerar esta debacle histórica para hacer aportaciones voluntarias. O cualquier tipo de ahorro, no solo para el retiro.

Columna de Arturo Rueda