Generación X: en busca de una solución eficiente para una generación escéptica
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios

En opinión de Paul Benson, gestor de fondos de Mellon, parte de BNY Mellon IM, para quienes nacieron durante la vorágine política y económica de los años setenta y ochenta, el futuro de la inversión podría pasar por un enfoque que combine datos y tecnología. Las nuevas generaciones de inversores son todo un reto para las gestoras en parte por su “escepticismo”.
Según su experiencia, los inversores que muestran un sano escepticismo hacia la ortodoxia financiera podrían verse recompensados si adoptan enfoques menos tradicionales en renta fija. Benson señala que, mientras que la generación X solo representa una cuarta parte de la población de EE. UU., su cuota de riqueza es mucho mayor. “Además, es la generación sándwich, responsable de cuidar tanto de sus hijos como de sus padres mayores”, matiza el gestor.
Esta doble responsabilidad convierte la estabilidad financiera en uno de los principales objetivos de la generación X. Sin embargo, como hemos visto a lo largo de la última década, los inversores ya no pueden confiar en que la renta fija tradicional proporcionará las rentabilidades del 4%-5% que venía generando en el pasado. “En el mercado actual, hay que pagar por tener efectivo. No es de extrañar que los hijos de los baby boomers se sientan engañados”, apunta Benson.
Afortunadamente, el cambio y la disrupción no son nada nuevo para la generación que creció con la Guerra Fría, la caída del muro de Berlín, el nacimiento de internet y el advenimiento de la era digital. Según explica el gestor “la generación X sabe gestionar el cambio. No temen alterar y desafiar las normas existentes. Están preparados para preguntarse si existe una forma mejor de hacer las cosas, si tienen que confiar sin más en cómo se han hecho las cosas hasta ahora y si pueden ser escépticos sobre lo que nos dicen los profesionales financieros”.
La solución de Benson pasa por recurrir a los datos y la tecnología para abordar el problema de las bajas rentabilidades. “¿Existen nichos y anomalías en partes específicas del mercado que podamos aprovechar? Si analizamos el mercado desde una perspectiva cuantitativa, ¿podemos encontrar una manera de replicar o superar la rentabilidad del índice combinando gestión activa y pasiva?”, se pregunta el gestor.
Según Benson, ese es el objetivo de la estrategia de beta eficiente de Mellon. Por ejemplo, en el espacio de la deuda de alto rendimiento, o high yield, los gestores activos llevan años sin poder superar sus respectivos índices de referencia. Esto puede deberse en parte a los costes de negociación que conllevan las estrategias activas pero también a la dificultad para negociar cuando solo el 25% del índice cambia de manos en un día cualquiera. “Como gestor activo, estás en desventaja frente al índice desde el primer momento. Antes de hacer nada más, tendría que generar 50 puntos básicos de alfa solo para igualar la rentabilidad del índice”, afirma.
Para Benson, la solución consiste en adoptar un enfoque híbrido que combine gestión activa y pasiva con tecnología para replicar el índice subyacente utilizando cestas de operaciones. De esta forma, la estrategia elimina algunos de los problemas asociados a un enfoque puramente activo. Por otra parte, la aplicación del modelo de crédito propio de Mellon persigue limitar la exposición a posiciones que estén demasiado caras o que presenten un riesgo de impago demasiado elevado. “Aun así, podemos elegir entre más de 1.700 bonos para añadir a esa cesta de operaciones. Lo que resulta más que suficiente para replicar la beta del índice. Si logramos añadir 30-50 puntos básicos de alfa al año, la estrategia resulta claramente interesante para los inversores que desean invertir en high yield con menos incertidumbre”, concluye Benson