Foto cedidaTerry Ewing, director de renta variable de Mediolanum AM.. Mediolanum AM nombra a Terry Ewing nuevo director de renta variable
La plataforma europea de gestión de activos del Grupo Mediolanum, Mediolanum International Funds Ltd (MIFL), ha anunciado el nombramiento de Terry Ewing como nuevo director de renta variable. Desde la sede en Dublín, Terry Ewing tendrá como principal función el desarrollo en MIFL de la actividad en el ámbito de la renta variable, un área estratégica en el desarrollo y el crecimiento de la actividad de la compañía.
Según ha indicado la firman, también formará parte del comité de inversiones, en el que participará en la estrategia de inversión y la toma de decisiones de todas las soluciones de inversión de MIFL. Terry Ewing acumula 26 años de experiencia en puestos de responsabilidad en el sector de la gestión global de activos. Hasta su incorporación a MIFL, Ewing era gestor senior de carteras en Abu Dhabi Investment Authority (ADIA), el segundo fondo soberano más grande del mundo, donde formaba parte del equipo Global.
Antes de trabajar en ADIA, Terry Ewing pasó ocho años como director de renta variable norteamericana en Ignis Asset Management en Londres, y anteriormente también dirigió equipos de gestores y analistas que gestionaban carteras de renta variable norteamericana y renta variable global en Old Mutual Asset Management y Britannic Asset Management.
Como ha declarado Furio Pietribiasi, consejero delegado de MIFL, «la industria de la gestión de activos se encuentra en un período de consolidación, y nosotros estamos apostando de forma decidida por ampliar nuestras competencias en una serie de áreas estratégicas, que serán fundamentales para nuestro crecimiento futuro».
Según Pietribiasi, «tras el éxito de la contratación de talentos líderes en el mercado, como por ejemplo Charles Diebel, para nuestro equipo de renta fija, nuestro objetivo ahora es construir partiendo de la fuerza de los resultados del equipo de renta variable existente ―ha explicado Pietribiasi―. Al ampliar nuestras competencias internas, creemos que podemos lograr mejores economías de escala y menores costes para nuestros clientes, manteniendo al mismo tiempo la diversificación de la gestión y ofreciendo buenos resultados».
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Qué pasará con todo el “dinero”?
El fallo del Tribunal Constitucional Federal alemán sobre la ampliación del balance del Banco Central Europeo (BCE) a principios de mayo ha dado un nuevo impulso a una vieja cuestión. Esta aparente expansión de la oferta monetaria, que actualmente se logra principalmente a través de la compra de bonos por el Bundesbank y otros bancos centrales de la zona euro, ¿trae consigo un riesgo sustancial de inflación?, se pregunta DWS en un artículo reciente.
Según la gestora, incluso los autodenominados “no monetarios” tienen que admitir que la inflación es un fenómeno monetario. La oferta de dinero, multiplicada por la velocidad de circulación, debe corresponder al valor nominal de todos los bienes y servicios comercializados en un periodo de tiempo. Si la oferta monetaria aumenta mientras la velocidad del dinero en circulación y la cantidad de bienes y servicios se mantienen constantes, entonces el nivel de precios debe aumentar, es decir, debe producirse la inflación.
Hasta ahora, todo bien. Pero, ¿qué es exactamente «dinero»? Un momento de reflexión revela que esta pregunta está lejos de ser trivial, dice DWS. Como se ha descrito anteriormente, la inflación se produce cuando demasiado «dinero» persigue muy pocos bienes y servicios. Los bienes y servicios pueden ser pagados en efectivo, pero también con una tarjeta de débito, o incluso de crédito.
“En cambio, el dinero ahorrado en una cuenta de depósito a plazo, que un ahorrador prolonga continuamente durante años, no forma parte en este sentido del ‘dinero’ disponible inmediatamente para las compras”, señala. Del mismo modo, las tenencias físicas de efectivo que están guardadas bajo llave en una caja fuerte privada durante años se han retirado efectivamente de la circulación. Por el contrario, apunta que las participaciones de renta variable que alguien acumula para ahorrar para la compra de un coche prevista para el próximo año no son tan diferentes del dinero disponible para compras en un año.
Según la gestora, estas consideraciones son una de las razones por las que a los economistas de la zona euro les sigue gustando considerar el agregado de masa monetaria “amplio” M3. (A diferencia de las medidas más estrechas, el M3 incluye todo lo mencionado anteriormente, excepto las participaciones en acciones).
“Esto nos devuelve a la pregunta inicial, es decir: por qué la expansión de los balances de los bancos centrales no derivará necesariamente en inflación”, afirma. Desde 2009, la oferta monetaria del M3 no ha crecido tan fuertemente como el balance del BCE. De hecho, se ha estancado durante varios años en la última década, es decir, que gran parte de la liquidez proporcionada por el BCE nunca llegó a entrar en la economía real.
DWS considera que esto también explica por qué la tendencia de inflación subyacente, medida por la tasa de inflación básica, se encuentra aproximadamente al nivel de hace diez años. “Para que esto cambie, asumimos que el agregado monetario M3 tendría que empezar a crecer a tasas similares a las del balance del BCE”, asegura.
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Pixabay CC0 Public DomainFoto: Craig Berry. Foto: Craig Berry
Según los datos publicados por S&P Global Ratings, las acciones tomadas por el Banco Central Europeo (BCE) para canalizar la liquidez a las empresas no financieras en medio de la volatilidad causada por el COVID-19 han contribuido a un incremento en la emisión de bonos de grado de inversión. Sin embargo, el mercado de emisiones primarias con grado de especulación, o de emisiones high yield, se quedará atrás.
“El Banco Central Europeo ha dado un paso adelante en su enfoque doble que combina programas de compra directa como el programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), junto con medidas de relajamiento del crédito para facilitar el préstamos bancario está apuntalando los mercados de financiación corporativa”, dijo Patrick Drury Byrne, analista de crédito de S&P Global Ratings. “Sin embargo, la recuperación en las condiciones de financiación ha sido desigual”.
Después de las medidas de apoyo anunciadas tales como el programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) y acciones similares por parte de otros bancos centrales, la emisión de deuda corporativa con grado de inversión europea a cierre del mes de abril aumentó en 128.000 millones de euros, incluyendo unos 56.000 millones en el mes de abril, superando ampliamente el total registrado durante el mismo periodo en 2019.
La emisión con grado especulativo, por el contrario, ha permanecido en gran medida acallada. Gran parte de los 21.000 millones de euros en deuda high yield que fueron emitidos antes del 30 de abril fueron lanzados antes de los cierres de las economías por el COVID-19. Esto deja a las empresas de grado de especulación dependientes de las fuentes de fondos existentes, en su mayoría patrocinadores, líneas de crédito comprometidas y sus relaciones con los bancos.
Si bien la emisión de grado especulativo atraviesa dificultades, el préstamo bancario está creciendo fuertemente. En marzo, los nuevos préstamos bancarios a las empresas no financieras alcanzaron un total de 117.000 millones de euros, superando el conjunto total de los 10 meses anteriores.
“Los esquemas de apoyo nacionales también pueden alentar a los bancos a continuar canalizando préstamos al sector privado, lo que puede a su vez estar contribuyendo a la reapertura más lenta de los mercados de emisión de grado especulativo”, afirma Drury Byrne.
Aunque los programas de compra directa de activos del BCE y el estímulo financiero han sido efectivos para reducir la volatilidad del mercado, los diferenciales siguen siendo elevados y las medidas adicionales que el banco central puede tomar la volatilidad del mercado son inciertas. Además, las medidas podrían dar como resultado que haya demasiada liquidez disponible para ciertas empresas vulnerables, según apunta el informe de S&P Global Ratings. “Si bien algunas empresas podrían evitar el estrés en el corto plazo asumiendo una liquidez adicional, existe el potencial de que estés acumulando unos desafíos más grandes en el medio plazo”, añade Drury Byrne.
En S&P Global Ratings reconocen un alto grado de incertidumbre sobre la tasa de propagación y el pico del brote del coronavirus. Algunas autoridades gubernamentales estiman que la pandemia llegará a su punto máximo a mediados de año, y en S&P Global Ratings están utilizando estas suposiciones para valorar las implicaciones económicas y crediticias. Con todo, la agencia de calificación cree que las medidas adoptadas para contener el COVID-19 han llevado a la economía mundial a la recesión y seguirá revisando sus supuestos.
Pixabay CC0 Public Domain. La pandemia de COVID-19: detonante de un nuevo régimen financiero
La década de 2010 fue muy positiva para los inversores, que recuperaron con creces las pérdidas que experimentaron durante la gran crisis financiera, ya que se beneficiaron de un entorno de baja volatilidad en todos los ámbitos.
Esta década es simplemente el clímax de 30 años de inflación y tipos de interés a la baja, así como de propagación de la globalización (beneficiando a los líderes mundiales de los mercados de acciones). Durante este período, los rendimientos del mercado financiero fueron impulsados por factores monetarios y no por componentes de la economía real (crecimiento o crecimiento de beneficios por encima de la tendencia).
El COVID-19 es el detonante de una reversión a la media
Actualmente, se ha activado una reversión a la media y el crecimiento excesivo del mercado de renta variable ha sido más que reabsorbido en un rápido movimiento descendente. Ha regresado la volatilidad y se mantendrá durante un tiempo, mientras la liquidez se está reduciendo en múltiples espacios. Aunque esta turbulencia está teniendo un impacto significativo en las rentabilidades a corto plazo, al mismo tiempo está solucionando los desequilibrios y podría resultar positiva a largo plazo. Una continuación de la inflación de los activos financieros en un contexto de bajo crecimiento de la economía real tarde o temprano habría generado un escenario de burbuja y estallido.
La crisis siembra las semillas para un retorno de la inflación
Ya vemos algunos precursores para el camino de vuelta a la década de 1970. La inflación parece estar fuera del radar por ahora y las fuerzas deflacionarias continuarán prevaleciendo en el corto plazo. Sin embargo, a largo plazo, tanto la crisis en sí misma como la recuperación sembrarán las semillas para un retorno de la inflación en forma de un shock de oferta (además del de demanda). En los 70, el shock de oferta vino por el lado del petróleo y condujo a un ambiente estanflacionista. Actualmente, proviene de bloqueos que están causando interrupción en las cadenas de suministro. Si bien la combinación de shocks de oferta y demanda evitará que la inflación aumente a corto plazo durante la recesión, la situación podría cambiar una vez que la crisis haya terminado.
Un regreso a la normalidad, incluso a un ritmo lento, aumentará la demanda, sobre todo porque la liquidez será abundante. Sin embargo, la oferta seguirá siendo limitada y no podrá igualar la presión de la demanda, lo que conducirá a una mayor inflación. De hecho, el riesgo de inflación en productos agrícolas y alimentos podría comenzar a materializarse antes de que termine la pandemia.
Un reequilibrio del apoyo social y político a favor del trabajo
La brecha entre la productividad de EE.UU. y la compensación de los trabajadores se ha ampliado significativamente desde finales de los 70, lo que indica que las mejoras en la eficiencia no han beneficiado a los trabajadores, sino que han contribuido al aumento de los beneficios empresariales.
Esto es lo que ha sucedido durante la última década, en la que la desigualdad de la riqueza se está convirtiendo en una señal del malestar general con el régimen actual y presenta el riesgo de que explote una bomba social en un momento de profunda recesión. El cambio de régimen que se está produciendo podría ayudar a reducir estas desigualdades.
Monetización directa total de los déficits presupuestarios
El hecho de que se politicen las variables financieras y económicas también es una característica del regreso a la década de 1970. En el aspecto fiscal, los déficits tendrán que aumentar dramáticamente. Primero, tendrán que compensar la crisis económica, proporcionar a las personas desempleadas un salario de emergencia y garantizar la supervivencia de las empresas bloqueadas, ya que de otro modo colapsarían, lo que causaría un dolor económico aún más profundo y a largo plazo.
Segundo, cuando la emergencia sanitaria termine y las empresas comiencen a reabrir, el apoyo fiscal tendrá que ayudar a restaurar el crecimiento. A nivel de la Unión Europea, no esperamos mucho de la mutualización. Consideramos que es mucho más probable un escenario en el que el BCE incorpore el papel de Tesorería, en lugar de ver una mutualización de las emisiones de deuda.
Una mayor reducción del comercio mundial
La crisis actual está acelerando aún más las fuerzas de desglobalización que ya estaban avanzando con las guerras comerciales en curso. La industria del transporte mundial se enfrenta a una interrupción significativa y los Estados podrían volver a financiar actividades y nacionalizar las empresas con problemas en un esfuerzo por controlar mejor la dinámica sanitaria y económica. El concepto de crecimiento global impulsado por el crecimiento del comercio ya se estaba desvaneciendo antes de que comenzara la crisis.
Tribuna de Pascal Blanqué, director de inversiones del Grupo Amundi
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Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores optan por los ETFs monetarios y renta fija para pasar la pandemia
La confianza del mercado empezó a revelar síntomas de recuperación en abril tras la severa corrección desencadenada por la propagación del COVID-19 y las medidas de contención que se adoptaron en todo el planeta. Según los datos de Lyxor, los flujos hacia los activos de mayor riesgo comenzaron a materializarse a lo largo del mes, en lo que se incluyen los 19.100 millones de euros que entraron en la renta variable solo en Europa.
La recuperación del sentimiento a favor del riesgo también se notó en las entradas en los ETPs que, según los datos iShares (parte de BlackRock) aumentaron en 62.500 millones de euros en abril en todo el mundo. En concreto, los flujos a productos básicos ETPs lograron un nuevo récord al alcanzar los 19.500 millones de euros, superando las entradas mensuales de marzo.
Por su parte, desde Lyxor ETF señalan que los inversores mantuvieron un sesgo de cautela, y la mayoría de las entradas de capitales se observaron en los fondos de los mercados monetarios y los fondos cotizados (ETFs). En Europa, los ETFs y los fondos de renta fija recaudaron, en su conjunto, unos flujos netos de activos por valor de 30.600 millones de euros.
Respecto a los fondos ETFs de renta variable y los fondos de tipo abierto, estos revelaron unos flujos netos de activos por valor de 19.100 millones de euros, 18.800 millones de los cuales fueron acumulados por los fondos y 300 millones por parte de ETFs.
Según indican desde la gestora, en el plano sectorial, “abril resultó ser un magnífico mes”, en el que los fondos sectoriales de todo el planeta y los ETFs acumularon flujos por valor de 9.500 millones de euros. “La mayor parte de las entradas de capitales provinieron principalmente de los fondos con exposición a los sectores de tecnología, atención sanitaria y energía. Si bien los flujos mensuales acumulados en los sectores de todo el mundo ya se revelan impresionantes, también cabe reseñar que estos sectores gozaron de flujos de entrada diarios a lo largo del mes de abril”, explican en su informe mensual de abril.
El tirón de los ETFs ESG en Europa
Según los datos de UBS AM la pandemia no ha podido tumbar el interés por los ETFs sostenibles. Según el informe ETFGI, el número de ETFs en Europa clasificados como ESG ha crecido drásticamente en los últimos años y ascendiendo a 119 productos a finales de enero de 2020. Asimismo, los activos bajo gestión de productos sostenibles han aumentado a un ritmo impresionante, triplicándose en el transcurso del año pasado.
“Si nos acercamos al desglose de los activos invertidos en los productos ESG, podemos ver que la mayoría está ligada a los ETFs de renta variable, mientras que las inversiones en el lado de la renta fija son, en la actualidad, algo más baja. Sin embargo, los flujos de entrada de los ETFs de renta fija de ESG han aumentado rápidamente, lo que sugiere una creciente demanda de soluciones de ESG más allá del ámbito de la renta variable. Podemos observar una tendencia similar en el lado de los productos, con casi el 80% de los vehículos disponibles enfocados a renta variable. No obstante, el número de ETFs de ESG de renta fija se ha duplicado en sólo un año, lo que pone de manifiesto la necesidad de integración de los ESG también en la renta fija, ya que los reguladores están aumentando su presión sobre la industria”, explica Nina Petrini, Responsable de Gestión Pasiva y ETF’s en UBS AM Iberia.
Según Petrini, desde marzo de 2020, los ETFs europeos con criterios ESG representan, aproximadamente, el 4% de los activos bajo gestión de todo el mercado europeo. Aunque esta cifra puede parecer baja, en el período comprendido entre el 1 de enero de 2019 y el 13 de marzo de 2020, los ETFs ESG han captado el 20% del total de capital que fluye hacia los ETFs europeos. Dado que la proporción de dinero nuevo neto es sustancialmente mayor que la actual cuota de mercado, esto indica un fuerte.
Pixabay CC0 Public Domain. Bonos corporativos de mercados emergentes: una fuente de diversificación interesante
Los mercados emergentes todavía pueden ofrecer valoraciones atractivas. Presentan fundamentales sólidos y están siendo respaldados por medidas agresivas por parte de las instituciones y los gobiernos. En este sentido, las compañías que operan en estas regiones aún pueden ser una fuente de diversificación para los inversores comprometidos con la renta fija corporativa.
La rápida propagación del COVID-19 y las medidas de confinamiento posteriores han dado lugar a una crisis de doble dimensión: humanitaria y, al mismo tiempo, de liquidez y capital de las compañías. Las medidas de política monetaria y fiscal implementadas por los bancos centrales y los gobiernos han actuado para ayudar a suavizar dicho varapalo. Estas se han dirigido a actuar de soporte para las empresas y los trabajadores, pero también para estabilizar los mercados después de una de las mayores olas de ventas desde la Gran Crisis financiera del 2008.
Desde mi punto de vista, si consideramos los fundamentales – los aspectos técnicos y las valoraciones – las empresas de los mercados emergentes ofrecen una oportunidad potencial atractiva para los inversores. Los balances de las empresas de estas regiones continúan saludables y, en nuestra opinión, aún pueden cumplir con los vencimientos de sus deudas. Si nos fijamos en los aspectos técnicos, no parece haber una gran urgencia de financiación, ya que todo se produjo a principios de año, mientras que el mercado primario ahora ha reabierto. De ahí a que podamos pensar que las valoraciones siguen siendo atractivas, habiendo tocado fondo en la segunda mitad de marzo de este año. Con todo, es posible que podamos revisar esos niveles si se produce una segunda ola del COVID-19 que frene aún más la apertura de la economía global.
El universo de inversión continúa ofreciendo oportunidades potenciales significativas a través de la exposición a más de 50 países en diferentes etapas del ciclo económico, así como a múltiples industrias. Los bonos corporativos de los emergentes pueden permitir una diversificación mucho mayor en todas las áreas, mediante la apuesta de industrias como el papel, la salud, las proteínas, los servicios públicos y de telecomunicaciones, etc. La calidad crediticia es comparable a los bonos de mercados desarrollados, según nuestros análisis, y este segmento tiene una calificación crediticia de grado de inversión de media.
La respuesta de los mercados emergentes se ha centrado menos en la flexibilización cuantitativa (QE) en comparación con la respuesta que han dado los mercados desarrollados. Primero, porque creemos que estos programas de compras deberían usarse cuando los tipos de interés llegan a cero, lo cual no es el caso para los emergentes; y, segundo, porque estas herramientas pueden degradar potencialmente las divisas, algo que estos países deben evitar.
En cambio, las instituciones monetarias de estas regiones han elegido otros mecanismos, como reducir el coeficiente de reserva requerido (RRR) o implementar “amortiguadores” de capital como medidas más efectivas para aumentar la liquidez en el sistema bancario para que luego pueda conectarse a la economía real a través de préstamos a pequeñas y medianas empresas.
Los bancos centrales de los mercados emergentes también han aumentado la liquidez en dólares al aumentar el tamaño y la elegibilidad de las operaciones de repos y han solicitado líneas de swaps con Estados Unidos y otras áreas de financiación relevantes.
En el aspecto fiscal, muchos de estos países han presionado para contrarrestar los préstamos cíclicos. Esto ha sido habitual en Asia, tanto en India, China, Filipinas, Singapur, Malasia e Indonesia, así como en Rusia, Turquía y México. Además, el G-20 y el FMI han anunciado la congelación de la deuda bilateral y una mayor facilidad de acceso a los mecanismos de emergencia, respectivamente.
Por tanto, creo que es probable que en 2020 se vea una recesión debido al impacto de la pandemia del COVID-19 en el crecimiento económico en todo el mundo. Nuestra opinión consensuada es que la magnitud de la crisis será severa pero temporal, y que probablemente no habrá una pérdida permanente en la producción. En general, pensamos que las empresas de los mercados emergentes parecen saludables, los flujos negativos han mejorado los aspectos técnicos y las valoraciones parecen atractivas.
En este entorno, los gestores activos con experiencia a la hora de determinar la solvencia crediticia de una empresa y minimizar la exposición a los defaults deberían poder navegar de manera oportunista, comprando bonos con futuros pagos potenciales a los precios más bajos de la actualidad.
Tribuna de Warren Hyland, Gestor de Carteras de Mercados Emergentes en Muzinich & Co
Las noticias económicas para Brasil no son positivas, como señala el último estudio de la gestora Criteria. Con más de 220.000 casos y 15.000 fallecidos, Brasil se ubica ahora en el cuarto lugar de contagios de coronavirus en el mundo. Por otro lado, el mercado espera que, hacia fines de este año, el PBI brasileño presente caídas en torno al -4%. Organismos internacionales ven una contracción mayor: por encima de 6%.
Respecto a la expansión fiscal, el mercado espera un resultado primario negativo de -7,5% del PBI mientras que si le sumamos los servicios por la deuda ascendería hacia el -12% de la producción total anual de bienes y servicios. Lo único que ha mejorado son las proyecciones sobre las cuentas externas debido a la gran devaluación de la moneda brasilera en lo que va del año. También, el contexto de crisis de demanda permite que el estado brasileño despliegue estímulos enormes sin poner en riesgo las expectativas de inflación, que han descendido.
El real parecería no encontrar piso, y se ha devaluado otro 10% en el último mes y acumula un 45% en lo que va del año demostrando el deterioro de la confianza reinante. A la vez, el Banco Central ha decidido seguir bajando la tasa de referencia Selic hacia la zona de 3% para abaratar el crédito e impulsar el consumo. El mercado espera que culmine el año en 2,5%.
El Ibovespa sigue sin poder recuperarse de la estrepitosa caída de marzo pasado. A la pandemia se le adiciona la crisis de confianza en la moneda brasileña que hace hundir más al índice medido en dólares. En los últimos 12 meses, acumula una pérdida del 61% en esta moneda y de un 15% en reales.
Mientras tanto, XP Investimentos, una de las casas de inversión más grandes de Brasil, ha comenzado a recomendar diversificarse del riesgo accionario brasileño debido a la crisis de confianza en la moneda local y el abultado déficit nominal proyectado para este año, que traería aparejada mayores complicaciones para la economía en el mediano plazo. En esta sintonía, han comenzado a recomendar invertir en bonos atados por inflación y renta variable internacional.
En el plano local, recomiendan una estrategia de compra escalonada mensual para disminuir el precio de entrada promedio.
Para la casa de análisis financiero Variant Perception, las malas noticias ya han sido incorporadas a los precios en su totalidad o están muy cerca de ese nivel.
View Político: Salida de Sergio Moro y dos ministros de Salud. ¿Nuevo impeachment en puerta?
No hay dos sin tres. A las crisis de salud y economía se suma una tercera: la política. El exministro de justicia, Sergio Moro, una de las principales figuras del gobierno Bolsonarista por llevar la bandera anticorrupción, ha renunciado a finales de abril. Declaró un intento de intervención de la policía federal por parte del presidente y lo acusó de encubrir las investigaciones por corrupción que tienen bajo sospecha a los hijos del primer mandatario.
En este contexto, el presidente de la cámara de diputados, Rodrigo Maia, ya ha recibido más de 30 pedidos de juicio político o “impeachment” aunque ha aclarado que la prioridad en estos momentos es el combate a la pandemia. Respecto a la posibilidad de que se lleve a cabo un proceso para destituir a Bolsonaro tal y como ha ocurrido con Dilma Rousseff, la sociedad se proclama dividida: según una encuesta realizada a finales de abril por Data Folha, un 48% de los brasileños estaría en contra de esta medida mientras que un 45% a favor.
El enfrentamiento entre los estados y el gobierno central (San Pablo por ejemplo) ya es evidente. Brasil es el epicentro de la pandemia en Sudamérica.
Según observan las encuestas, Bolsonaro sigue conservando su “núcleo duro” de seguidores con un 33% de los encuestados declarando que su gestión es buena u óptima según Data Folha. En otra encuesta encargada por la Confederación Nacional de los Transportes (CNT), el 43,4% de los 2000 entrevistados ha evaluado negativamente al oficialismo mientras que un 32% la considera positiva coincidiendo con los números presentados anteriormente.
Amundi Asset Management listó en la Bolsa Institucional de Valores de México (BIVA) el ETF Floating Rate USD Corporate UCITS ETF – MXN Hedged, con lo que incrementó a 21 las opciones las soluciones de Amundi ETF disponibles en el SIC del mercado bursátil mexicano.
Amundi ETF, brazo de la gestión pasiva de Amundi Asset Management que administra 55.000 millones de euros, ofrece más de 140 distintas soluciones de inversión en ETFs en el mundo y está dentro de las cinco firmas más grandes en Europa. A partir del 2018, expandió su ámbito de acción a México, listando desde entonces 20 ETFs que ofrecen opciones de inversión sobre índices relacionados a mercados de deuda y accionarios.
“El AFLMXofrece al inversionista una opción de inversión en pesos mexicanos que obtiene una tasa atractiva en moneda local (México), con un perfil crediticio igual o superior a las mismas opciones de tasas locales. Estamos seguros que este primer despliegue de nuestra gama cubierta en pesos le agregará valor a portafolios de inversión institucionales y privados”, señaló Gustavo Lozano, director de México de Amundi Asset Management.
Por su parte, María Ariza, Directora General de BIVA, destacó el compromiso de esta bolsa con el desarrollo del mercado financiero nacional. “Este listado es reflejo de nuestro compromiso con la apertura financiera de México. En BIVA continuamos trabajando para ampliar las opciones a los inversionistas, para que tengan mayor alcance a la oferta de empresas, en este caso privadas, y cuyo listado de origen está en el CBOE London Exchange, por lo que estamos seguros que será de mucho interés para el mercado”.
Desde el inicio de operaciones de BIVA en julio de 2018 hasta el día de hoy, se han listado 2 ETFs de Amundi. El Amundi Floating Rate USD Corporate UCITS ETF – MXN Hedged (AFLMX) llega a complementar la gama de listados de Amundi Asset Management y busca replicar el rendimiento del índice Markit Iboxx USD Liquidity FRN Investment Grade Corporates 100, que es un índice de bonos representativo denominado en dólares estadounidenses, bonos con grado de Inversión, preferentes o subordinados de tipo de interés variable emitidos por empresas corporativas de países desarrollados.
Libby Cantrill y Tiffany Wilding, foto cedida. foto cedida
Mirando hacia la reapertura gradual de la economía de EE.UU., a medida que los responsables de políticas inyectan estímulos récord -todo esto en un año electoral- Libby Cantrill, directora de políticas públicas de PIMCO, y Tiffany Wilding, economista para EE.UU., evalúan seis preguntas clave sobre la política de EE.UU. y las perspectivas económicas.
1) Recientemente, el Congreso aprobó la mayor cantidad de estímulos fiscales en la historia de los EE.UU. ¿Qué sucedió y qué sigue ahora?
Durante las últimas ocho semanas, el Congreso aprobó cuatro proyectos de ley separados de gastos que ascienden a casi 2,9 billones de dólares (trillion en inglés), más del doble de los esfuerzos de recuperación aprobados después de la crisis financiera de 2008. El estímulo incluye aproximadamente 720.000 millones en fondos para pequeñas empresas, 500.000 millones para individuos, casi 300.000 millones en seguro de desempleo, más de 250.000 millones para atención médica y 150.000 millones para Estados y municipios. En conjunto, la respuesta es casi equivalente al 14% del PIB de EE.UU.. Si bien estas leyes de gastos se financiarán exclusivamente con déficit (estimamos que el déficit superará los 4 billones de dólares este año), las tasas de interés en EE.UU. apenas se han movido. Esto se debe en parte a las compras de activos de la Reserva Federal, además de la fuerte demanda de bonos del Tesoro estadounidense por parte de inversores que buscan un activo seguro.
A pesar de estas medidas fiscales extraordinarias, el Congreso está discutiendo una próxima fase de alivio económico («Fase 4»). Mientras esperamos que el proceso para la Fase 4 sea más conflictivo políticamente, especialmente en torno al tema polémico de los fondos estatales, creemos que otro proyecto de ley de gasto es una cuestión de cuándo -no de si-, y tal vez tan pronto como junio.
La Fase 4 podría incluir dinero adicional para los Estados y municipios, más asistencia para el programa de pequeñas empresas que ya ha excedido su capacidad (el Programa de Protección del Salario) y probablemente otra ronda de cheques de estímulo para particulares. Todo sumado, aunque esperamos que la Fase 4 sea más pequeña que su primo de la Fase 3 (que era de 2,2 billones de dólares), podría estar en el rango de 1 billón a 1,5 billones de dólares.
2) ¿Cuál es la perspectiva para la economía estadounidense por el resto del año?
A medida que la tasa de crecimiento de los nuevos casos de COVID-19 en los EE.UU. se ha desacelerado, el enfoque político se ha desplazado hacia el proceso de reapertura de la economía. Reforzando el deseo de terminar con los mandatos de distanciamiento social, los datos económicos han confirmado el colapso vertiginoso y generalizado de la actividad desde mediados de marzo, cuando se pusieron en práctica muchas de las órdenes de “quedarse en casa”. Los Estados que han tenido relativamente menos casos de virus se han enfrentado igualmente a un aumento en las solicitudes de desempleo y un colapso en los indicadores de alta frecuencia de actividad. En abril, la tasa de desempleo en Estados Unidos aumentó por encima del 14%, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
Sin embargo, muchas regiones de EE.UU. aún no han garantizado suministros hospitalarios adecuados o capacidad de respuesta a un repunte, ni hay un sistema a nivel nacional de pruebas y trazabilidad. Por lo tanto, muchos gobiernos estatales y locales están reabriendo lentamente sus economías con medidas de distanciamiento social todavía vigentes: buscan equilibrar el riesgo de daño económico a más largo plazo por el cierre prolongado de negocios con el riesgo de otro brote severo del virus. Pero el levantamiento de los mandatos puede no cambiar el comportamiento del consumidor en ausencia de vacunas y otros tratamientos terapéuticos. Y, en cualquier caso, enhebrar esta aguja será cada vez más difícil para muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que se han visto particularmente afectadas por esta crisis. Según una encuesta de la Fed de 2019, una de cada cinco Pymes saludables se vería obligada a cerrar si enfrentase dos meses de pérdida de ingresos.
En general, esperamos que la actividad económica de EE.UU. muestre un aceleramiento a partir de los datos de la segunda quincena de mayo, cuando la mayoría de las órdenes de los Estados para quedarse en casa expiraron. Pero es poco probable que el crecimiento vuelva rápidamente a los niveles anteriores a la crisis. En cambio, el camino hacia la recuperación probablemente será gradual y desigual en todos los sectores y regiones. Las pequeñas y medianas empresas, que entraron en este período con ganancias decrecientes y un apalancamiento creciente, parecen ser particularmente vulnerables. Y aunque el Congreso se ha movido a una velocidad sin precedentes, es probable que se necesiten más medidas fiscales para garantizar una recuperación relativamente rápida.
3) ¿Cuáles son los riesgos para esa perspectiva?
La trayectoria de la pandemia y el momento de la reapertura siguen siendo los mayores riesgos para nuestra perspectiva. A medida que se permita la reapertura de las empresas en las próximas semanas, será fundamental controlar en qué medida la actividad y la contratación rebotan y en qué medida se aceleran los nuevos casos de virus. Un período prolongado de actividad reducida que da lugar a fracasos comerciales generalizados o un retorno más rápido que contribuya a otro brote plantean igualmente riesgos políticos y económicos que los responsables políticos deben sopesar.
4) ¿Cómo esperamos que el COVID-19 y sus ramificaciones económicas afecten las elecciones presidenciales de noviembre?
Si bien una serie de encuestas recientes muestra que el vicepresidente Biden supera al presidente Trump, las encuestas nacionales en una fase tan temprana del ciclo electoral rara vez son confiables. Con poca claridad sobre la trayectoria del virus, y la medida en que los votantes pueden responsabilizar al presidente Trump por las consecuencias económicas, es demasiado pronto para sacar conclusiones reales, excepto que, como en 2016, lo más probable es que sea otra elección reñida.
Si bien las encuestas nacionales atraen una atención considerable, la presidencia estará determinada, una vez más, por un puñado de estados cambiantes. Los más importantes en este ciclo electoral son Arizona, Florida, Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Es notable que dos de estos estados, Michigan y Pensilvania, hayan soportado desproporcionadamente la carga económica de las consecuencias de la pandemia, viendo que casi uno de cada cuatro individuos de su fuerza laboral se ha declarado desempleado. Sin embargo, las calificaciones de aprobación de Trump en todos los cinco estados se han mantenido por ahora, pero vale la pena monitorear su popularidad y las métricas económicas en estos estados.
5) ¿A qué más deberían prestar atención los inversores en los próximos meses?
Los inversores deberían esperar más ruido de guerra sobre China en los próximos meses. No solo hay dudas legítimas sobre el manejo de China del brote de coronavirus, sino que el presidente Trump, quizá con razón, ve el problema como un activo político para su reelección: encuestas recientes sugieren que la mayoría de los estadounidenses tienen ahora una visión más negativa de China que cualquier otro momento en la historia reciente. Es demasiado pronto para decir si el tono de dureza se convierte en una acción más punitiva contra China, aunque esperaríamos que EE.UU. emprenda otras acciones, como controles de exportación, restricciones de visas y viajes, y sanciones a las personas, antes de aumentar los aranceles dado el daño potencial a la economía y porque EE.UU. ya ha implementado aranceles sobre bienes de China por valor de 360.000 millones de dólares. Tampoco podemos descartar que el presidente Trump se retire del acuerdo comercial de la Fase 1 y vuelva a intensificar la guerra comercial, aunque este no es nuestro escenario base.
6) ¿Cuál es la perspectiva para las elecciones al Congreso en noviembre?
Dada la importancia de un Congreso cooperativo para avanzar en la agenda económica de un presidente, la composición del Congreso podría ser tan importante para los mercados financieros como la de quien se sienta en la Casa Blanca en 2021. En este punto, es probable que la Cámara de Representantes permanezca bajo el control de los demócratas dada la gran mayoría que tiene este partido de cara a las elecciones junto con las tendencias recientes: los demócratas han ganado los escaños en la Cámara en cinco de las seis elecciones generales anteriores.
El Senado, por otro lado, podría estar en juego. Los republicanos controlan actualmente el Senado 53-47 y defienden 23 de los 35 escaños del Senado para la reelección. De esos 23, tres asientos parecen muy vulnerables (Arizona, Colorado y Maine), mientras que otros son muy reñidos. Al mismo tiempo, solo un escaño parece muy vulnerable para los demócratas (Alabama) y uno está en franca competición(Michigan). Dada la superposición de las disputadas elecciones al Senado y los Estados oscilantes para las elecciones presidenciales, parece que el control del Senado podría ir en la misma dirección que la Casa Blanca. Pero cualquiera que sea el partido que finalmente gane el control del Senado, esperamos que solo sea por un escaño o dos, o incluso podemos ver una división de 50-50 (y en ese caso, el vicepresidente, y por lo tanto la Casa Blanca, emite el voto decisivo del Senado).
Pixabay CC0 Public Domain. Relaciones comercial y COVID-19: ¿hasta qué punto vuelven las tensiones entre Estados Unidos y China?
Los inversores están muy preocupados por cuál será el impacto del COVID-19 en sus carteras y en el mercado. Por ello los analistas no pierden de vista la contracción del PIB global, la evolución de la inflación, el crecimiento de la deuda pública de los gobiernos y las posibles burbujas de activos. A esta larga lista de variables que aportan volatilidad al mercado ahora toca añadir una más: las crecientes tensiones comerciales entre China y Estados Unidos.
La llamada guerra comercial que protagonizó gran parte de 2019 y que prácticamente se había desvanecido en 2020, vuelve a hacerse presente. Por ahora, las tensiones han vuelto a raíz del coronavirus. La Casa Blanca ha lanzado acusaciones directas al régimen de Pekín sobre su falta de transparencia en los datos relacionados con el COVD-19 y por un supuesto incumplimiento de las compras de productos estadounidenses acordadas en la Fase 1 de su acuerdo comercial. Unas acusaciones que llevan a pensar que de nuevo estamos ante el choque de los países por el liderazgo mundial.
También, según indican los analistas de BancaMarch, “se especula con que la Casa Blanca podría estar elaborando un nuevo paquete de aranceles contra importaciones chinas, como represalia por la propagación del COVID-19, lo que supondría un paso atrás desde la desescalada de tensiones en torno a la guerra comercial, cuando a principios de este año ambas potencias firmaron la primera fase de una tregua”.
En opinión de los analistas de la entidad, ante la recesión a la que se enfrenta la economía estadounidense, como resultado del parón en la actividad económica y las fuertes caídas en el precio del petróleo, las amenazas del presidente Trump suscitan el temor de que un nuevo conflicto comercial obstaculice la recuperación económica del país. «En esta ocasión, el regulador chino ha advertido a Estados Unidos de que la confianza en las bolsas americanas se verá debilitada si finalmente se implementa el proyecto de ley por el que se exigirá a compañías extranjeras acogerse a la normativa de auditoría doméstica si quieren cotizar en bolsas estadounidenses. Desde la Comisión Reguladora de Valores de China afirman que la propuesta está dirigida a China y acusan a Estados Unidos de politizar la regulación de valores, lo que debilitará la confianza de los inversores en las bolsas americanas y pondrá en duda su posición global. Está advertencia se suma a la tensión generada por el anuncio de nuevas leyes de seguridad impuestas por el Gobierno Chino a Hong Kong, que de acuerdo con el Secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, ponen en peligro la autonomía de la isla como centro financiero, lo que podría afectar al régimen comercial especial concedido al territorio», apuntan los analistas de BancaMarch.
Impacto de las tensiones
A la hora de valorar hacia dónde van estas nuevas tensiones comerciales los analistas muestran puntos de opinión muy diferentes, desde los que piensan que es una maniobra de distracción por parte de Donald Trump, que sigue en año electoral, hasta aquellos que ven potencialmente un gran riesgo. Por ejemplo, Esty Dwek, jefa de estrategia global de mercados de Natixis IM Solutions (Natixis Investment Managers), considera que las fricciones actuales “parecen más ladridos que verdaderos mordiscos”, pero avisa de que “represalias mayores impactarían en una ya muy frágil recuperación”
En cambio, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, cree que «la guerra comercial solo tuvo un armisticio y no una auténtica paz”. Del Pozo señala que las acusaciones de la Casa Blanca a China sobre el origen de COVID-19 en un laboratorio de Wuhan se unen a la amenaza de Trump de retomar las sanciones a la potencia asiática, una medida que, según indica el experto, “debe ser interpretada en clave electoral”. Y es que, como comenta, estamos en año de elecciones presidenciales en EE.UU. y eso confiere una “importante incertidumbre a la forma que la administración estadounidense tendrá de afrontar la presente crisis y el deterioro económico subsiguiente”.
Por el contrario desde Bank of America se muestran muy cautos. “Las tensiones por el coronavirus se suman a la larga lista de disputas entre los EE.UU. y China. Pero es poco probable que se tomen medidas importantes contra China antes de las elecciones, ya que los políticos estadounidenses se centrarán en recuperar su propia economía. Después de las elecciones, un serio choque de disociación es un riesgo creciente, particularmente si la economía se ha recuperado”, apuntan.
Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l’Echiquier, señala que China podría replantearse su relación con Estados Unidos. «Hasta ahora la escalada no figura en el orden del día, y Chinase limita a denunciar la difamación estadounidense. Pero la celebración de la reunión anual del Parlamento del gigante asiático, a partir del 22 de mayo, podría ser la ocasión para que el aparato chino revise a fondo su estrategia frente al Tío Sam», apunta Berranger.
En opinión de DWS, las recientes tensiones comerciales entre EE. UU. y China podrían ser difíciles de revertir, lo que perjudicará tanto a los consumidores como a las empresas estadounidenses. Las exportaciones chinas a EE. UU. se han mantenido bastante estables en términos de valor desde que ambas partes comenzaron a imponer aranceles en julio de 2018; de hecho, siguen superando en un 8% los niveles que marcaban cuando el presidente Trump llegó al gobierno. Por su parte, las exportaciones estadounidenses a China se han desplomado desde el inicio de las tensiones y se han reducido un 8% con respecto al nivel de enero de 2017.
«Una breve reflexión explica el porqué de esta situación. En los últimos 20 años, China se ha convertido en el principal fabricante, no solo de un amplio conjunto de bienes de consumo, desde ropa y juguetes hasta electrónica sino, también, de muchos subcomponentes. Como desafortunadamente hemos podido comprobar desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, la producción china abarca artículos tan esenciales como las mascarillas y los ingredientes activos de muchos productos farmacéuticos. Intentar reducir esta dependencia puede parecer una buena idea. De hecho, los países implicados en las guerras comerciales deberían haber empezado por los artículos esenciales a la hora de reconstruir su autosuficiencia. Sin embargo, relocalizar la producción deslocalizada a China requerirá grandes dosis de tiempo y de inversión. Gracias a las ventajas de costes y a las economías de escala, los precios se fijaban cada vez más en China», explican desde DWS.
La reacción China
Por su parte, China no permanece callada ante las opiniones y declaraciones que llegan desde Estados Unidos. Y ha decidido responder. «Nos hemos dado cuenta de que algunas fuerzas políticas en Estados Unidos están tomando como rehenes a las relaciones chino-norteamericanas y empujando a nuestros dos países al borde de una nueva guerra fría», ha señalado Wang Yi en una conferencia de prensa en el marco de reunión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), según recoge EFE.
Durante esta rueda de prensa Wang Yi defendió respecto a las relaciones entre China y Estados Unidos: «Lamentablemente además de COVID-19, otro virus político se está expandiendo en EE.UU., que se expresa a través de una frenética campaña de difamaciones contra China en cada oportunidad que se les presenta. Algunos políticos han llegado al extremo de ignorar los hechos básicos, inventar demasiadas mentiras y planificar excesivas conspiraciones contra China. Recientemente, las mentiras de EE.UU. han sido recopiladas y denunciadas en Internet. Cada vez que inventan una nueva mentira, se hará más larga su lista de mentiras, se desnudará con mayor claridad su inmoralidad y se sumarán más manchas sucias a su historia».
A nivel económico, según explican desde Monex Europe, el banco central de China estableció hoy el fixing más débil del yuan frente al dólar desde el 2008, una acción que ha sido señalada anteriormente como un acto de «manipulación» de la divisa. «Aunque la dirección del tipo de referencia se alinea con la presión del mercado a raíz de la caída de las bolsas asiáticas por los disturbios en Hong Kong durante el fin de semana, la marca refleja un posible sesgo a la baja en relación a estimaciones basadas en el equilibrio de oferta y demanda. Esta acción podría añadirse a la lista de crecientes tensiones entre ambas potencias y consolidar la fortaleza del dólar como consecuencia», argumentan.