Pixabay CC0 Public Domain. Credit Suisse lanza un fondo de impacto que invierte en compañías que promuevan una transición ambiental positiva
Credit Suisse presenta una nueva estrategia de inversión de impacto de renta variable. Se trata del Credit Suisse (Lux) Environmental Impact Equity Fund, cuyo lanzamiento está previsto para el 25 de junio de 2020, invertirá en empresas que impulsen una transición medioambiental positiva y que, a la vez, generen beneficios financieros. Además, pretende contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Según explican desde la firma, el fondo se centrará principalmente en empresas de pequeña y mediana cotización, que proveen servicios, tecnologías o productos enfocados en la solución de los más urgentes problemas ambientales como el cambio climático, la contaminación o el agotamiento de los recursos naturales.
Este fondo de impacto incluye en su proceso de inversión los criterios ESG basados en el Marco de Inversión Sostenible del Credit Suisse. Además, para mejorar el impacto de las empresas de la cartera, el equipo de gestión de la cartera, dirigido por Christian Schmid. Y se vinculará con empresas seleccionadas mediante el diálogo y el voto por representación (proxy voting), y pondrá a disposición de los inversores informes sobre las posiciones del fondo y el impacto logrado por las compañías de la cartera.
A raíz de este lanzamiento, Marisa Drew, CEO del departamento Impact Advisory and Finance (IAF) de Credit Suisse, ha destacado el amplio atractivo que se espera de este fondo. En este sentido, afirma que está «dirigido a los inversores que buscan un enfoque más ecológico y sostenible de los negocios y las inversiones apoyando conceptos como la economía circular, que exige la reducción y la eliminación definitiva de los artículos de un solo uso y de los desperdicios mediante el reciclado de recursos y la regeneración de los sistemas naturales”.
Por su parte, Filippo Rima, director de renta variable de Credit Suisse Asset Management, ha declarado: «Aprovechamos la experiencia de Credit Suisse en inversiones sostenibles, nuestras capacidades de inversión, conocimientos y recursos para ofrecer a nuestros clientes soluciones sostenibles invertibles».
Domiciliado en Luxemburgo, el Credit Suisse (Lux) Environmental Impact Equity Fund cumple con los requisitos UCITS y proporcionará liquidez diaria. Según ha explicado la firma, el período de suscripción comienza el 5 de junio de 2020 y se extenderá hasta el 25 de junio de 2020, fecha de lanzamiento del fondo. Durante el período de suscripción, se ofrecerán dos clases especiales de acciones con una comisión de gestión reducida: USD SBP (ISIN LU2176899297) y CHF SBHP (ISIN LU2177566267).
Pixabay CC0 Public Domain. Los hedge funds acumulan ocho trimestres consecutivos registrando salidas significativas
Las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19 tuvieron un impacto significativo en la industria los hedge funds durante el primer trimestre del año. Según los datos proporcionados por Preqin, los activos bajo gestión cayeron un 9,4% en el caso de los hedge funds desde el último trimestre de 2019 hasta el 31 de marzo de 2020.
Según explican desde Preqin, esta es la primera vez que los activos bajo gestión han caído por debajo de los 3,5 millones de dólares desde el cuarto trimestre de 2018. La mayoría de los activos perdidos (296.100 millones de dólares) se debieron al mal comportamiento de los fondos. Mientras que los reembolsos de los inversores ascendieron a 47.700 millones de dólares. Lo que supone que los hedge funds acumulan ya ocho trimestres consecutivos acumulando salidas significativas.
Casi todas las estrategias sufrieron salidas en el primer trimestre. Las estrategias macro y los CTA registraron las mayores retiradas de capital, con 10.800 y 10.700 millones de dólares respectivamente. Y las estrategias event driven siguieron una trayectoria similar: los reembolsos de los inversores totalizaron 8.300 millones de dólares en el trimestre, tras un pobre rendimiento del -16,72%.
En general, las estrategia perdieron entorno al 21% de activos bajo gestión, hasta los 152.700 millones de dólares. En cambio, solo las estrategias nicho registraron entradas netas. Por áreas geográficas, América del Norte fue la única región que registró entradas netas, de 25.400 millones de dólares.
El primer trimestre de 2020 ha sido muy duro para los gestores, pero por ahora lo que está claro es que los hedge funds que mejor funcionan son los únicos que están siendo capaces de atraer dinero nuevo. “Cualquier fondo capaz de navegar por la interrupción del mercado inducida por el COVID-19 para producir una retorno positivo es probable que construya un sólido historial que pueden ayudar a asegurar futuras inversiones”, apuntan desde Preqin.
Los recursos administrados por las Afores han resentido las fluctuaciones del dólar-peso. Las Siefores Básicas (SB) 90-94, de mayor riesgo y potencial, fueron las más afectadas.
Analizando su caída, recuperación y valuación equivalente en dólares, al cierre de mayo, notamos que:
Lo bueno: la baja de las tasas de interés, principalmente, propició que las SB 90-94 y 75-79 regeneraran en abril-mayo lo que habían perdido en marzo.
Lo malo: la pérdida del poder adquisitivo en dólares se mantiene, en menores proporciones. A marzo, con el tipo de cambio a $24, ambos grupos de SB perdían casi 20% en dólares; a mayo, con el interbancario a $22, su pérdida era todavía sentida: alrededor de 13%.
SB 90-94: homogeneidad, fondo y superficie
Esta gráfica de desempeño de los precios de las SB 90-94 entre enero y mayo, revela la rapidez y magnitud de las minusvalías, y la vuelta escalonada al alza. Véase la homogeneidad desde el arranque, durante el primer bache y buena parte de la recaída. Es difícil distinguir quién era quién en medio de la maraña. En plena agudización (bolsas desplomadas, tasas de interés y dólar disparados), los extremos se notaban:
Se identificaba a Inbursa por ser la “suelta” del grupo en esa fase de inicio diríase normal. Siguió notoria con 1% pérdida, hasta que el conjunto se recuperó y ya no fue posible saber cuál era su línea una vez algunas la alcanzaron y superaron en territorio positivo
Sura y Citibanamex resultan inconfundibles por caer tan bajo: llegaron a perder 14%
Al final, ambas seguían aisladas del resto aunque habían acortado distancia a grandes pasos y ya bordeaban la línea de cero
Sucedió de nuevo: la foto de Inbursa como primera es usualmente anecdótica, cuando los mercados colapsan.
La buena racha de las tasas de interés (la de 10 años, desde 8,53% hasta 6,20% – 6,40%) posibilita que el grueso del grupo vuelva a números negros. La recuperación se ha encarrilado. Tiempo al tiempo. A las SB de mayor carga en renta variable, si no aprovecharon el abaratamiento de precios para incrementar posiciones, les tomará un tanto más.
En el rendimiento directo o acumulado en cinco meses, lo importante no son las posiciones sino la disminución de las diferencias: en marzo, entre primera y última Afore, había 8% de distancia, con 4% como promedio. En mayo, la diferencia entre Invercap y Citibanamex era de 4,07% y el rendimiento promedio, de 2,3%
El rendimiento a doce meses también se regeneró, aunque, claro, todas aún con algo en el camino, en particular las dos últimas.
SB 75-79: de forma transitoria, mejores resultados
Este grupo mostraba cifras ligeramente mayores, de modo coyuntural, en todos los rubros: acumulado, en dólares, a doce meses… Se entendería que al paso de los meses, a medida que avance la normalización, vayan siendo inferiores a las SB 90-94, de régimen más amplio.
Lo que sigue en rojo
El pendiente de las SB es la regeneración del poder adquisitivo en dólares. No me refiero a que aún no se logra, sino a que depende en exclusiva de los vaivenes del mercado: las pérdidas cambiarias son ahora menores por el regreso del tipo de cambio, no por las posibilidades del régimen de inversión ni las tácticas de las Afores.
Esperar que el mercado corrija menoscabos cambiarios es abonar insuficiencias al sistema. Contribuir a su deterioro. ¿Para cuándo el remedio?
Pixabay CC0 Public DomainPhoto: Ludwig Friborg. Photo: Ludwig Friborg
La crisis sanitaria mundial provocada por la pandemia del coronavirus ha puesto decididamente en primer plano la capacidad de los países para hacer frente a la carga que supone rescatar sus economías de una debacle sin precedentes. La pregunta a la que se enfrentan los inversores en renta fija es cuáles serán los países que capearán el temporal y si este irá seguido de crisis de deuda soberana.
Los déficits públicos se están disparando en todas partes, impulsados por dos factores. El primero, el establecimiento de ingentes programas fiscales para apoyar a los hogares y a las empresas en un momento en que muchos han visto desplomarse sus ingresos y beneficios debido al confinamiento mundial. El segundo, la disminución de los ingresos por impuestos en las arcas públicas, que se han visto muy afectados por la falta de actividad económica, tanto nacional como transfronteriza.
Hasta ahora, los gobiernos han anunciado programas de estímulo fiscal en respuesta a la crisis del coronavirus por un valor del 4,1% del PIB mundial potencial, de los cuales casi la mitad procederán de EE.UU. En la zona euro, los programas de estímulo representan el 3% del PIB, mientras que en Japón alcanzan el 10%. Este gasto requiere enormes cantidades de emisión de deuda pública. Los bancos centrales de los países mejor situados, como EE.UU., que se beneficia de la condición de moneda de reserva, pueden absorber la mayor parte, si no la totalidad, de esta nueva deuda a través de sus programas de compra de activos. El balance de la Reserva Federal estadounidense se ha ampliado de 4 billones de USD a 6,5 billones de USD tan solo en los dos últimos meses, y esperamos que alcance un máximo de unos 8 billones de USD a finales de año. En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra se ha embarcado en una modalidad aún más audaz de compra de activos mediante la compra de bonos directamente del Tesoro en una especie de monetización de la deuda –una política que durante mucho tiempo había sido tabú.
No obstante, si los confinamientos duran más de dos trimestres, habrá que adoptar un nuevo conjunto de medidas fiscales, lo que podría conllevar problemas de solvencia para algunos países ya muy endeudados. Estimamos que la deuda de EE.UU. habrá aumentado del 108% del PIB a entre el 133% y el 145% tras su enorme programa de estímulo, por un valor aproximado del 7% del PIB, dependiendo de la intensidad con que se recupere la economía. En el peor de los casos, podría alcanzar el 165% del PIB a finales de 2022. Por otra parte, es probable que el aumento de los niveles de deuda haga sonar las alarmas –conviene recordar que durante la crisis de la deuda soberana de la zona euro, Grecia estuvo a punto de ser expulsada de la moneda única cuando su deuda superó el 150% del PIB.
¿Quiénes corren más riesgo?
Las puntuaciones de riesgo soberano de Pictet Asset Management muestran los países que eran más vulnerables a dinámicas de endeudamiento peligrosas al entrar en la crisis provocada por el coronavirus. El indicador se basa en la situación de cada uno de los países con respecto a los demás y con respecto a sus propias tendencias históricas en tres dimensiones –el grado de asequibilidad de su deuda existente, hasta qué punto pueden financiarla y en qué medida se reducirá la deuda de forma natural a medida que crezcan sus economías.
Nuestro análisis muestra que, a finales de 2019, Grecia era, con diferencia, el país que salía peor parado en cuanto a sostenibilidad de la deuda de entre todos los países desarrollados, seguido por Italia, Japón, Bélgica y el Reino Unido. En el otro extremo de la balanza, Suiza, los Países Bajos e Irlanda se encontraban en las posiciones más envidiables.
La comparación de la situación de la deuda a corto plazo de los países con sus puntuaciones estructurales confirma que Grecia, Italia y Japón presentan la peor dinámica de la deuda, aunque la de Francia también es preocupante. En cambio, otros países del norte de Europa y escandinavos se encuentran en una buena posición.
Entre las economías emergentes, los países que se enfrentaban a los mayores riesgos respecto a su deuda soberana al comienzo de la crisis eran Brasil, Sudáfrica, Egipto y Argentina. En cuanto a la dinámica de la deuda en relación con las situaciones de deuda a corto plazo, Sudáfrica, Egipto y Ucrania son los países que más preocupan. Rusia y Corea fueron los que probablemente mostraban mayor resistencia.
Punto crítico
Italia fue un punto crítico durante la crisis de la zona euro y podría volver a serlo. La deuda pública italiana podría alcanzar el 150% del PIB a finales de este año. El Banco Central Europeo ya posee bonos italianos por un valor de alrededor del 22% del PIB de Italia y, por ello, su papel es sumamente importante para la sostenibilidad de la deuda del país. El BCE ya ha anunciado que adoptará una postura flexible a la hora de comprar bonos de los Estados miembros y que absorberá alrededor del 90% de las nuevas emisiones netas de los gobiernos de la región de la moneda única este año.
Esas compras del BCE van acompañadas de las preocupaciones del norte de Europa por una posible mutualización progresiva de la deuda. Pero, en última instancia, si se desea mantener la unidad de la zona euro, será necesario algún tipo de fondo común para financiar la deuda –prorrogar plazos y fingir que pueden cumplirse es una actitud que solo puede sostenerse durante un tiempo, hasta que el mercado pone a prueba la determinación política de la región. Creemos que se producirán avances hacia la mutualización que asegurarán que los rendimientos de los bonos italianos se mantengan contenidos.
No obstante, el BCE deberá encontrar un justo equilibrio en su actuación durante los próximos meses y mostrarse habilidoso en su forma de aplicar la ley de las probabilidades. Su intención es impedir que se produzca otra crisis de deuda soberana. Pero tampoco quiere eliminar del todo la presión sobre los políticos de la zona euro para que lleguen a un acuerdo sobre algún tipo de mutualización de la deuda. Si el banco central es demasiado acomodaticio y comprime demasiado los diferenciales de la deuda pública del sur de Europa, disminuiría la necesidad de que los gobiernos de la zona euro alcancen un acuerdo sobre la manera de seguir adelante.
Otra preocupación aún más inmediata es que algunas economías emergentes ya han agotado su margen de maniobra monetaria. En las economías desarrolladas, la inflación no será un problema durante algún tiempo, ya que la reducción de la demanda y la debilidad de los precios del petróleo presionan a la baja el conjunto de los precios al consumo pese a la enérgica actuación de los bancos centrales. Sin embargo, en algunas economías emergentes los bancos centrales ya han puesto en marcha políticas para devaluar sus monedas en lo que podría resultar ser otro ciclo de devaluación/inflación. Es preocupante comprobar que algunas de las grandes economías en desarrollo –Turquía, Brasil, Sudáfrica– van en esa dirección.
Es probable que la pandemia global ponga en evidencia las tensiones que ya existen en la economía global y plantee nuevos problemas. La situación de los gobiernos cuando entraron en la crisis influirá considerablemente en cómo salgan de ella.
Columna de Andrés Sánchez Balcazar, responsable del equipo de bonos globales, y Sabrina Khanniche, economista del equipo de renta fija de Pictet Asset Management.
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Este documento ha sido publicado en Suiza por Pictet Asset Management SA y en el resto del mundo por Pictet Asset Management Limited, sociedad autorizada y regulada por la Financial Conduct Authority, y no podrá reproducirse ni distribuirse, ni parcialmente ni en su totalidad, sin su autorización previa.
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Foto cedidaIgnacio Briones, ministro de Hacienda. El gobierno chileno presenta un proyecto de ley con cambios en los mercados financieros para enfrentar la pandemia
El gobierno chileno presentó un proyecto de ley con el “objetivo de adecuar el funcionamiento de los mercados financieros de manera que permitan enfrentar de mejor manera la contingencia actual”.
En concreto el proyecto presentado el 4 de junio aborda tres aspectos específicos: regulación específica para fondos de pensiones, modificaciones a normas aplicables a compañías de seguros y emisión de títulos de deuda en el mercado de valores
Fondos de pensiones: inversión en títulos de deuda no inscritos y mayor margen de inversión en alternativos
Así, para los fondos de pensiones se propone que puedan invertir en títulos de deuda no inscritos, “siempre que sean transados en una bolsa de valores nacional, el emisor se encuentre inscrito en el correspondiente registro de la Comisión para el Mercado Financiero y se cumpla con las demás condiciones que la superintendencia de Pensiones establezca”.
Además, el documento propone aumentar el rango del que dispone el Banco Central para fijar los límites de inversión en activos alternativos hasta el 5-20%. Actualmente el rango disponible es del 5-15% en función del tipo de multifondo y los límites actuales se sitúan en 5%-13% desde su reciente ampliación del mes de abril.
Se condiciona el pago de dividendos a la solvencia de las compañías de seguros
En cuanto a las compañías de seguros, el proyecto limita el reparto de dividendos a unos niveles determinados de solvencia, se entrega flexibilidad a la CMF para determinar el límite máximo de endeudamiento financiero dentro de un rango, se modifican normas relativas a la calificación de riesgo requeridas para ciertas inversiones y modifican las normas aplicables para el tratamiento de excesos “en caso de que se superen los límites establecidos para las inversiones representativas de reserva técnica y patrimonio de riesgo”.
En cuanto al pago de dividendos, las compañías de seguros con una razón de fortaleza patrimonial mayor o igual a 1,1 veces y menor a 1,2 veces podrán repartir como máximo el 50% de las utilidades. Las compañías cuya razón de fortaleza patrimonial sea inferior a 1,1 veces no podrá repartir dividendos y las que tengan una razón inferior a 1,2 veces tampoco podrán disminuir su capital.
Simplificación del proceso de inscripción
En el mercado de valores, se propone establecer un sistema de inscripción automática de títulos de deuda para aquellos emisores que ya están inscritos en el registro. De esta forma la duración del proceso se reduce de 90 a 1 día. Además, se establece la posibilidad de que determinadas emisiones de títulos de deuda que cumplan con determinados requisitos solo contraten clasificaciones de riesgo de forma voluntaria.
Por otro lado, se reduce el plazo la citación de juntas de accionistas o asambleas de socios de emisores de valores de oferta pública de 15 a 10 días y se establecen nuevas formas de citación.
HSBC Global Asset Management ha anunciado el lanzamiento de una nueva generación de ETFs sostenibles, que combina la inversión sostenible a través de un vehículo con reducido coste de gestión a los mercados de valores desarrollados y emergentes a nivel mundial, regional y nacional.
Según explica la gestora, tres de los nuevos ETFs, el ETF de HSBC Europe Sustainable Equity UCITS, el ETF de HSBC Japan Sustainable Equity UCITS y el ETF de HSBC USA Sustainable Equity UCITS, cotizarán en la Bolsa de Londres el 5 de junio de 2020, y se esperan tres lanzamientos adicionales, con exposiciones a países desarrollados, mercados emergentes y Asia Pacífico (ex-Japón), en las próximas semanas. También se prevén otras cotizaciones en los principales mercados europeos.
Los ETFs replicarán los índices FTSE Russell ESG Low Carbon Select Índices de reciente creación que fueron desarrollados y personalizados en colaboración con FTSE Russell, un proveedor global líder de soluciones de índices. Además de aspirar a lograr un aumento del 20% en la puntuación ESG, los índices van un paso más allá de la oferta actual de mercado al centrarse en dos áreas de exposición al carbono, con el doble objetivo de obtener: una reducción del 50% de las emisiones de carbono y una reducción del 50% de las reservas de combustibles fósiles, con respecto al índice de referencia.Los ETFs pretenden replicar el rendimiento de los índices subyacentes minimizando la diferencia de rentabilidad entre el fondo y el índice.
La gestora señala que este enfoque a través de tres vertientes también tiene en cuenta la neutralidad por país y sector, dentro de categorías establecidas, en relación con los principales índices de capitalización bursátil, e incluye una lista de exclusión personalizada basada en los principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y otros factores de sostenibilidad.
«El deseo de los inversores de iniciar el cambio mediante inversiones sostenibles sigue creciendo y los rendimientos del capital a largo plazo son impulsados cada vez más por empresas que aplican eficazmente sólidas prácticas ambientales, sociales y de gobernanza”, apunta Xavier Desmadryl, Global Head of ESG Research en HSBC Global Asset Management.
Según explica Desmadryl, «tratamos de incentivar a todas las empresas que tenemos en nuestras carteras a que establezcan y mantengan altos niveles de transparencia, en particular en su gestión de los problemas y riesgos asociados a los criterios ESG. El compromiso con estas empresas es un elemento importante tanto en nuestra integración de estos criterios como en nuestra supervisión de la administración. Estos fundamentos son la fuerza motriz de nuestros nuevos ETFs sostenibles, que proporcionarán a los inversores un elemento sostenible para el “core” de sus carteras».
Por su parte, Olga De Tapia, Global Head of ETF Sales en HSBC Global Asset Management, añade que la nueva gama de ETFs va un paso más allá de los ETFs sostenibles tradicionales replicando índices, desarrollados por FTSE Russell, con un enfoque innovador a través de tres vertientes.
“Este enfoque nos permite captar los beneficios de la inclusión positiva y acceder a las empresas que están en transición hacia una economía baja en carbono. Debido a la evolución de la industria energética, los índices tienen como objetivo captar valores que presentan menor intensidad de reservas de combustibles fósiles, incluyendo así las empresas de energías alternativas. El objetivo de los índices de reducir en un 50% las reservas de combustibles fósiles les permite incluir a las empresas que están a la vanguardia de esta transición”, apunta De Tapia.
Por último Stephane DeGroote, Managing Director, Head of ETFs & Derivatives business EMEA, FTSE Russell, comenta que ambos trabajaron estrechamente para desarrollar índices a medida que integran criterios ESG, y tienen en cuenta las emisiones de carbono y consideraciones en cuanto a las reservas, preparando de este modo el camino para una nueva generación de ETFs.
“HSBC eligió a FTSE Russell debido a nuestro enfoque único en cuanto a la construcción de índices que incorpora métricas climáticas y de ESG, a la vez que minimiza las exposiciones no relevantes, una solución inteligente y transparente para ponderar las compañías. La construcción del índice se complementa con una metodología de puntuación de criterios ESG robusta y trazable. Estos ETFs permiten a los inversores participar en la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono, a la vez que se equilibran las consideraciones gubernamentales, sociales y medioambientales», afirma DeGroote.
Los planes de HSBC Global AM
Según explica la gestora, el lanzamiento de ETFs sostenibles forma parte de los planes más amplios de HSBC Global Asset Management para hacer crecer su negocio de ETFs. “Los planes también incluyen el desarrollo de una plataforma de ETFs de renta fija y una plataforma de ETCs de metales preciosos. La empresa gestiona actualmente 60.000 millones de dólares en estrategias pasivas y 8.000 millones de dólares en estrategias de ETFs”, explican desde la firma.
El objetivo de HSBC Global AMss es incorporar los factores ESG en sus decisiones de inversión para generar rendimientos sostenibles a largo plazo y apoyar la transición hacia una economía y una sociedad más sostenibles. La empresa hace esto mediante su modo de invertir, los productos que ofrece y el papel que desempeña en la configuración de un sistema financiero más sostenible
Pixabay CC0 Public Domain. La Fed, el PIB, la pandemia, el dólar y las elecciones: Estados Unidos gestiona una coctelera de riesgos en su horizonte
Estados Unidos ha ocupado los titulares toda la semana. El aumento de las protestas y la violencia, la gestión del COVID-19 y las tensiones con China han sido los principales focos de atención que, según algunos analistas, están siendo, por ahora, ignorados por el mercado.
En esta línea hace su valoración Adam Vettese, analista de mercados de la plataforma de inversión en multiactivos eToro. “La mayoría de las protestas son pacíficas, pero la violencia está aumentando, con saqueos masivos, miles de detenciones y al menos cinco muertes. Los inversores parecen ignorar en gran medida las protestas hasta ahora, pero eso podría cambiar si estas protestas masivas conducen a un repunte significativo en los casos de COVID-19, ya que el mayor riesgo al que se enfrentan actualmente los mercados de EE.UU. es una segunda oleada del virus”, explica el analista de eToro.
Por ahora, el optimismo de los inversores no se ha visto afectado por la creciente tensión social y las protestas contra la brutalidad policial. “Los inversores siguen ignorando los disturbios sociales. Lo que está animando al mercado son datos las cifras mejores de lo esperado en el sector de empleo privado en EE UU”, añade Vettese.
En cambio, el otro gran foco de atención han sido los mensajes cruzados entre China y Estados Unidos, que evidencia que la tensión entre ambos países ha aumentado, sí que inquieta al mercado y a los inversores. La tensión es tal que estamos viendo cómo Pekín rechaza las peticiones de las aerolíneas estadounidenses de reactivar los vuelos y a Estados Unidos amenazar con prohibir todos los vuelos de pasajeros desde China.
“Es probable que los mercados de acciones vivan un tira y afloja, por un lado, entre un creciente optimismo y una estabilización económica gradual y, por el otro, un nuevo estallido del conflicto comercial entre EE.UU. y China y el riesgo de una segunda ola de contagios”, afirma Stefan Scheurer, director de Global Capital Markets de Allianz Global Investor. En su opinión, no se debe ignorar el conflicto comercial que parece reavivarse entre EE.UU. y China.
De hecho, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, considera que «los mercados siguen muy a atentos al rebrote de las tensiones chino-norteamericanas» al ver que «la crisis del coronavirus no ha hecho sino ocultar momentáneamente una tensión que persiste» entre las dos potencias y que «puede suponer un deterioro de la relación entre China y EE.UU.»
Según su análisis “la guerra comercial solo tuvo un armisticio y no una auténtica paz”. Aunque, como comenta el experto, «parece que por parte de la Administración Trump estas tensiones tienen más de retórica que de acciones concretas», por lo que señala que la actuación de EE.UU. en este conflicto “debe ser interpretada en clave electoral” dada la proximidad de las próximas elecciones presidenciales, que otorgan una «elevada incertidumbre a la forma en que la administración estadounidense afrontará la presente crisis y el deterioro económico subsiguiente”, especialmente si tenemos en cuenta la imprevisibilidad del mandatario estadounidense.
Misma lectura de la situación realiza Esty Dwek, responsable de estrategia global de Natixis IM Solutions, sobre todo después de la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Nacional para Hong Kong. Dwek destaca que “la retórica de Trump se ha endurecido contra China, pero se concreta en pocas medidas. Como estábamos esperando, es más un ladrido que un mordisco y esperamos que siga así. Trump necesita parecer duro contra China para su campaña de reelección, pero si es excesivamente duro se pueden empeorar las condiciones económicas y una caída en los mercados podrían costarle el segundo mandato”.
Consecuencias de las tensiones
En opinión de Dwek,los mercados continúan demostrando que son inmunes a los titulares negativos y están más centrados en el rally bursátil, que se ha extendido más allá de los valores defensivos y de crecimiento. “En general, creemos que las tensiones entre EE.UU. y China y los resultados esperados para el segundo trimestre pesarán en el sentimiento inversor en las próximas semanas, por lo que elegimos ser prudentes”, apunta.
En general, a las gestoras les preocupa el impacto que puede tener el aumento de las tensiones comerciales en el crecimiento global. Un punto de inflexión en estas tensiones ha sido el anuncio de la Administración Trump de eliminar el estatus especial del que Hong Kong disfrutaba desde 1992 y, por el cual, dicha región administrativa es tratada de forma diferente a China continental.
“No obstante, creemos que las medidas que se adopten serán más simbólicas que cualquier otra cosa: las exportaciones de Hong Kong a Estados Unidos, que no son reexportaciones de China y que hasta ahora estaban exentas de los aranceles estadounidenses, representan menos del 3% del PIB de Hong Kong y consisten principalmente en servicios postales y logísticos. Cualquier otra medida adoptada contra Hong Kong perjudicaría ante todo a su población, lo que no es necesariamente el objetivo de la Casa Blanca, por no hablar del impacto que cualquier medida pueda tener en las 1.200 empresas estadounidenses que tienen operaciones en Hong Kong”, señala Fabrice Jacob, consejero delegado de JK Capital Management, parte del Grupo La Française.
En opinión de Scheurer, también habrá que estar atento al efecto que tienen sobre las divisas y los mercados emergentes. “El aumento de las tensiones en el contexto del conflicto comercial entre China y Estados Unidos no solo provocó que el renminbi chino se situara en el nivel más bajo desde 2008 frente al dólar, sino que también podría extenderse a otras monedas de países emergentes”, recuerda.
Guy Barnard, Tim Gibson, gestores del fondo Global Property Equities de Janus Henderson. Guy Barnard, Tim Gibson, gestores del fondo Global Property Equities de Janus Henderson
Guy Barnard, Tim Gibson y Greg Kuhl, del equipo de renta variable inmobiliaria global de Janus Henderson Investors, analizan el sector de las oficinas en la actualidad y plantea una cuestión clave: ¿cómo afectará la normalización del teletrabajo a este mercado?
Dentro del marco de medidas implementadas para evitar la expansión del coronavirus, las autoridades sanitarias recomendaron el cierre de oficinas. Como consecuencia, el trabajo desde casa se impuso en un gran número de empresas. Pero, ¿cómo está siendo esta experiencia? Por un lado, permite disfrutar del tiempo que se ahorra en el desplazamiento al trabajo, hay menos distracciones por parte de los compañeros (aunque más de los hijos) y, para algunos, incluso menos reuniones. Pero, por otro lado, puede que en realidad implique trabajar más horas cada día, o quizá no ser tan productivo como antes y que se mantenga una menor comunicación con los compañeros de trabajo, lo que quizá incremente los niveles de estrés y ansiedad de los trabajadores.
En efecto, las personas que trabajan desde casa mencionan las cuestiones relacionadas con el bienestar entre sus principales preocupaciones. En Estados Unidos, según una encuesta reciente realizada por USA Today y LinkedIn, el 51% de los encuestados se sentía solo trabajando desde casa, una sensación que un 20% tenía todo o la mayoría del tiempo. Mantener la moral de los empleados ha sido difícil, según dos terceras partes de los profesionales de Recursos Humanos encuestados por la asociación estadounidense Society for Human Resource Management.
Independientemente de cómo esté siendo la experiencia del teletrabajo, ha quedado demostrado que la mayoría de los empleados de oficinas pueden, en general, trabajar desde casa.
¿Cómo afectará al mercado de oficinas la expansión del teletrabajo?
En medio de una recesión económica, las empresas pueden tratar de reducir costes y los alquileres de oficinas a menudo son el blanco fácil. Si los empleados y empleadas pueden seguir trabajando con la misma eficiencia en casa que en la oficina, seguramente algunas empresas se replantearán sus necesidades reales de espacio de oficinas. En ese sentido, el equipo de Janus Henderson coincide en cierto modo con este punto de vista, pero creen que el impacto en la demanda de oficinas quizá no sea tan malo como parece en principio y, por tanto, creen que las comparaciones directas con los problemas del sector del comercio minorista no están justificadas.
El teletrabajo no es una idea nueva. Sin duda, algunas personas cuyo empleo les permitía trabajar de forma eficiente desde casa ya trabajaban así antes de la Covid-19. Por tanto, debe haber razones que expliquen por qué la gente decide no trabajar desde casa aunque pueda.
Los seres humanos son criaturas sociales por naturaleza. Según una investigación del economista de Standford Nicolas Bloom, la colaboración entre personas es necesaria para la creatividad y la innovación, y es más probable que esto suceda en las reuniones en persona, en las que a menudo surgen nuevas ideas. «[La situación actual] será un desastre de productividad para las empresas», afirma Bloom (1).
Pero el entorno creativo y colaborativo no es lo único que importa, el entorno físico también es importante. Las viviendas de muchas personas no están equipadas para funcionar como una oficina. Trabajar desde el dormitorio, el pasillo o el garaje, con el ruido de la aspiradora y los hijos de fondo, puede valer a corto plazo, pero la novedad puede cansar pronto. Muchos se han adaptado a esta «nueva normalidad» como solución alternativa, pero ¿permite el teletrabajo hacer el trabajo del mismo modo que antes, manteniendo la satisfacción laboral y el equilibrio entre vida laboral y vida personal?
¿Qué cambios cabe esperar en el entorno de trabajo?
Puede que los trabajadores hayan notado que, en los últimos años, el espacio personal en las oficinas se ha reducido debido a «mejoras de eficiencia». Con la imposición de medidas de distanciamiento social y la creciente aversión a aproximarse en exceso a los compañeros de trabajo, hay quien justifica la necesidad de incrementar el espacio de oficinas por empleado. En Janus Henderson creen que, al menos, la continua disminución del espacio de oficina por persona puede haber llegado a su fin, un factor positivo para los propietarios.
Aunque todavía no está confirmado, Los gestores de Janus Henderson opinan que el impacto será más negativo para los edificios más antiguos y de menor calidad, menos capaces de permitir una movilidad eficiente a un mayor número grupos compuestos por menos personas por el edificio. De pronto, el número de ascensores por persona y la calidad de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado pueden ser un factor tan importante como la ubicación. No es el «principio del fin».
Aunque es difícil de predecir, en Janus Henderson creen que el impacto en el mercado de oficinas probablemente será negativo en los próximos meses. La pregunta clave es ¿hasta qué punto y durante cuánto tiempo? Elegir la disposición óptima de trabajo para los empleados es fundamental para los empleados, no solo para que las empresas maximicen la productividad, sino también para atraer y retener al mejor talento gracias a la satisfacción y compromiso de los empleados.
Aunque las circunstancias actuales pueden suponer una breve pausa en los fundamentales del alquiler de oficinas, en Janus Henderson opinan que la competencia de los sofás y las mesas de cocina no supone el «principio del fin» para la clase de activos. La tecnología ha demostrado que puede hacer posible los cambios y este experimento de teletrabajo desde casa ha demostrado que se puede trabajar desde casa, pero ¿se quiere trabajar siempre desde casa?
Anotaciones:
(1) Fuente: Stanford News, 30 de marzo de 2020. Adam Gorlick: The productivity pitfalls of working from home in the age of COVID-19.
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Foto cedidaChristine Lagarde, presidenta del Banco Central Europea (BCE).. Liquidez, política fiscal y coordinación europea: los tres mensajes en los que insiste el BCE
El Banco Central Europeo (BCE) cumplió y superó ayer las expectativas de los analistas sobre su reunión de junio. La institución monetaria ha demostrado que los mercados no deben dudar de su capacidad para afrontar una crisis que, según los cálculos presentados por Christine Lagarde, va a conllevar una caída del 8,7% del PIB en la zona euro este año.
“El BCE ha dado más de lo que se esperaba para la reunión de hoy, tanto por el tamaño del complemento del PEPP, se esperaba un aumento de 500 mil millones de euros y se anunciaron 600 mil millones de euros, como por la extensión del programa hasta junio de 2021”, apunta Esty Dwek, responsable de estrategia global Natixis IM Solutions (Natixis IM).
De esta forma, Dwek señala que «Lagarde ha demostrado a los mercados que no deben luchar contra el compromiso o el poder del banco central», como ya ha venido haciendo la Fed, a la vez que permite al BCE «actuar como un respaldo para los spreads periféricos y para el crédito». La ampliación del PEPP anunciada ayer también “demuestra mayor cooperación en toda Europa”, algo que solo puede ser bien recibido por los mercados.
Las gestoras coinciden en el mensaje que ha mandado el BCE. “En última instancia, esto es una importante señal de que el BCE está comprometido a estimular durante el tiempo que sea necesario. También sugiere que no están indebidamente preocupados por la interferencia de la Corte Constitucional Alemana en los programas de alivio cuantitativo”, añade Oliver Blackbourn, gestor del equipo de Multiactivos de Janus Henderson.
Una valoración que también comparte Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments: «Junto con los recientes anuncios fiscales o propuestas de gasto fiscal adicional, esta medida refuerza una narrativa emergente en los mercados de que la respuesta monetaria y fiscal europea está dando un paso adelante, siendo un gesto significativo y coordinado».
Otras voces, como la de Philippe Waechter, jefe de investigación económica de la gestora Ostrum AM (gestora de Natixis Investment Managers), se muestran más críticos sobre el mensaje que el BCE está lanzando. En su opinión, “no es totalmente convincente”.
“Como sugiere el economista Frédéric Ducrozet, al ritmo de las compras actuales, la cantidad de 1,35 billones de euros se agotará completamente el 21 de febrero. ¿Deberíamos esperar una extensión de casi 600.000 millones de nuevo hasta finales de junio? Esta cuestión de la calibración del plan es también una fuente de preguntas cuando miramos las previsiones publicadas hoy por la institución monetaria.Si la capacidad de proyección del BCE es tan limitada, ¿cómo podemos entender y justificar el tamaño de las medidas de política monetaria aplicadas hoy en día? ¿Cuál es la racionalidad de los 600.000 millones? ¿Por qué no más directamente?”, cuestiona Waechter.
Impacto en el mercado
Estas medidas coinciden en general con lo que esperaba el mercado y la deuda soberana de los países periféricos ha reaccionado bien al anuncio. Según explica Jon Day, gestor de carteras de renta fija en Newton Investment Management y gestor del BNY Mellon Global Dynamic Bond Fund, el motivo es sencillo: dado el volumen de emisiones de países y empresas, al BCE no le quedaba otra opción que aumentar y ampliar su programa de compras.
“Sigue habiendo mucha incertidumbre sobre cuánto tardará en recuperarse la economía y la necesidad de liquidez para reforzar los balances continúa siendo elevada. Aunque las economías se verán respaldadas principalmente por el enorme gasto fiscal, el BCE está haciendo lo posible por ayudar a reducir la presión sobre el mercado a la hora de absorber las emisiones necesarias para financiarlo. Este aumento del PEPP debería cubrir la mayor parte de esas emisiones adicionales. Esto es importante porque los bonos soberanos, sobre todo los de los países del núcleo europeo, ofrecen unos rendimientos muy bajos que no resultan atractivos en divisa cubierta para los inversores extranjeros, lo que prácticamente convierte al BCE, que es insensible a los rendimientos, en el único comprador disponible”, argumenta Day.
En opinión de Dwek, de Natixis IM Solutions (Natixis IM), esta medida «debería mantener bajos los rendimientos y los márgenes contenidos a la vez que debería ser beneficioso para los activos de riesgo» y, además, «respaldar la reciente recuperación de los activos europeos a medida que se ponen al día con los EE.UU.».
Las gestoras consideran que el anuncio el BCE evita nuevos repuntes de las primas de riesgo que pongan en duda la capacidad de pago de los estados. Es cierto que el estímulo ha sido superior al consenso, aunque no se ha discutido la posibilidad de comprar bonos corporativos que caigan a high yield. “El paquete monetario total ya es superior a los 1,3 billones y contrasta con la falta de capacidad de reacción de la UE para aprobar un estímulo fiscal conjunto en un escenario de recesión que, el BCE ahora prevé del -8,7% para 2020 acompañado de una recuperación del 5,2% en 2021, sin presiones inflacionistas”, matizan desde Diaphanum.
Carlos del Campo, del equipo de Inversiones de Diaphanum, explica que “la intervención de los bancos centrales sigue siendo clave para garantizar los niveles de liquidez y solvencia de empresas, evitando al mismo tiempo aumentos significativos de las primas de riesgo que pongan en duda la capacidad de pago de los estados”.
Perspectivas económicas
Para Diggle de Aberdeen Standard Investments, Lagarde también ha mandado un mensaje clave cuando ha explicado las perspectivas económicas de la zona euro. Las proyecciones muestran el PIB se contraerá un 8,7% en 2020, antes de crecer un 5,2% y un 3,3% en 2021 y 2022 respectivamente. Mientras tanto, el BCE espera una inflación media del 0,3% este año, y luego del 0,8% y el 1,3% en 2021 y 2022 respectivamente.
“Estas previsiones son en realidad ligeramente superiores a las nuestras, ya que consideramos que las fuerzas desinflacionarias están aún más arraigadas en Europa de lo que estima el BCE. Pero de cualquier manera, con la inflación todavía muy por debajo del objetivo incluso para 2022, no descartaríamos una mayor relajación del BCE. De hecho, Christine Lagarde en un momento dado sostuvo la perspectiva de otra evaluación de la dotación del PEPP en septiembre, cuando se actualizan las previsiones macroeconómicas de septiembre”, apunta.
En su opinión, esta mayor relajación del BCE se produce también en un contexto de mejora de la respuesta de la política fiscal europea. Según explica, “el promedio de la flexibilización estructural de los estados miembros individuales de la Eurozona es ahora de alrededor del 4% del PIB, con Alemania haciendo lo máximo incluyendo un presupuesto adicional de 130.000 millones de euros acordado ayer. Y a nivel supranacional, las medidas fiscales acordadas ya suman un 4% adicional del PIB de la Eurozona, y las propuestas del Fondo de Recuperación de la UE podrían añadir otro 5% del PIB de estímulo de la UE”.
Misma lectura del impacto que tendrá la decisión del BCE realiza Azad Zangana, economista y estratega senior de Schroders. “Se ha hecho evidente que los programas de QE del BCE se están utilizando ahora para financiar a los gobiernos, con cierto sesgo favorable a ayudar a los Estados miembros que están siendo castigados por los mercados por tener una mala dinámica de la deuda”, explica. Como recordó ayer Lagarde: «La combinación de la política fiscal y la política monetaria, que claramente en este momento, mientras se desarrolla, se complementan mutuamente, trabajan mano a mano, están alineadas con objetivos similares…».
Temas pendientes
Sobre los temas que el BCE tenía sobre la mesa, Ulrike Kastens, economista en DWS, lanza una última observación: la postura del BCE frente al Tribunal Constitucional alemán y su veredicto de mayo que el BCE se había excedido anteriormente en sus competencias, particularmente al no evaluar y explicar adecuadamente la proporcionalidad de sus medidas.
“En este contexto, la presidenta Lagarde subrayó varias veces el análisis coste-beneficio de las decisiones monetarias del BCE. Esto no altera la postura bien expresada del BCE de que sólo está sujeto a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (y no a la de los tribunales nacionales individuales, incluido el del mayor Estado miembro de la zona del euro). Sin embargo, la conferencia de prensa sugirió que el veredicto alemán tendrá efectos indirectos. En particular, constituye un paso importante hacia una mayor transparencia, que en realidad podría ser bastante útil para aumentar la eficacia de la política monetaria”, explica Kastens.
«Los recientes pasos hacia una respuesta fiscal europea conjunta y el nuevo estímulo fiscal de Alemania deberían ayudar a mantener el sentimiento positivo en la eurozona durante más tiempo. Es suficiente para justificar la opinión de que los responsables de las políticas de la zona euro han coordinado, al menos por ahora, las respuestas a la crisis del coronavirus», añade Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier.
Por último, las gestoras también esperaban alguna aclaración sobre la deuda que tiene pensado comprar el BCE. En este sentido, Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija de M&G, matiza: “El BCE puso coto a la flexibilidad en cuanto a la calidad crediticia de las compras de deuda corporativa. En la reunión de hoy, la presidenta Lagarde ha dejado claro que el BCE no está preparado para dar el salto y empezar a comprar bonos con calificación inferior a grado de inversión, al menos por ahora”.
En opinión de Bauer, en vista del marcado repunte de los diferenciales de crédito de la deuda europea de alto rendimiento desde sus niveles de marzo —el índice iTraxx Xover ha caído desde más de 700 pb a alrededor de 375 pb—, podría haber llegado el momento de reducir la exposición y recoger parte de los beneficios. “La ausencia de una ventaja técnica derivada de las compras del BCE podría hacer que la clase de activos pase a ser vulnerable ante cualquier deterioro de la situación de la COVID-19 o ante unos datos económicos peores de lo esperado”, concluye.
Pixabay CC0 Public Domain. No debemos sacrificar la crisis ambiental sólo para resolver una crisis económica
Los gobiernos deben cuidarse de no sacrificar los esfuerzos de descarbonización mundial en el altar de la prosperidad económica. Pero, al mismo tiempo, no deben desacelerar el crecimiento para lograr un mundo más limpio. Es mejor encontrar una manera de hacer ambas cosas. La crisis del COVID-19 ha puesto en primer plano dos temas que prevalecen en las actuales actitudes económicas hacia el calentamiento global.
En primer lugar, esta emergencia ha demostrado que existe una actitud muy preocupante entre los políticos, los economistas y posiblemente el público en general de que abordar las preocupaciones ecológicas es un lujo y debe pasar a un segundo plano cuando las economías están en dificultades. Dado que recuperar el crecimiento perdido en los últimos dos meses podría llevar décadas, las cuestiones ecológicas podrían pasar permanentemente a un segundo plano hasta que las economías vuelvan a niveles similares a los de principios de 2020.
En segundo término, ha aumentado el riesgo opuesto de que el público reaccione a la pandemia rechazando el comercio mundial y la globalización, y en su lugar adopte modelos económicos restrictivos que a primera vista podrían reducir las emisiones de CO2, pero a un coste masivo para el crecimiento económico mundial.
En este escenario de «decrecimiento», la falta de recuperación se convierte aparentemente en la principal herramienta contra el calentamiento global. Sin embargo, es cuestionable si sería política o socialmente aceptable que las economías perdieran colectivamente en 2021 cualquier recuperación respecto a la actual recesión y luego aceptaran una nueva recesión de una década de duración por medio de una agenda de decrecimiento.
Si consideramos la intensidad de carbono como una unidad de carbono por unidad de PIB, esperamos ver que el crecimiento del PIB mundial muestre que las emisiones de CO2 disminuyen en un 6% este año. Si bien esto podría parecer que muestra que un menor crecimiento mundial es mejor para el medio ambiente, todavía está muy lejos de la tasa de disminución calculada por la Coalición Mundial de Inversores (GIC) como necesaria para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados para finales del siglo XXI.
Todavía tendríamos que ver una nueva reducción del 13% y esperaríamos que las emisiones de CO2 se recuperen, como lo hicieron después de la crisis financiera de 2008-2009, en 2021. Por lo tanto, la contracción económica no nos ha dado más tiempo para resolver el calentamiento global, ni la recesión ha tenido un impacto significativo en el cambio de nuestra producción de CO2.
A pesar de la crisis, no podemos posponer el aumento de nuestros esfuerzos para descarbonizar nuestras economías. Si lo hacemos, pronto nos quedarán dos opciones sombrías: o bien renunciamos a frenar el calentamiento global y aceptamos los devastadores costes ambientales, sociales, económicos y geopolíticos, o bien entramos en un período de recesión duradera.
Las estimaciones de la Comisión Europea sugieren que para lograr una transición verde, los esfuerzos de inversión deben ser de alrededor del 2%-3% del PIB anual. Si bien muchas de estas «inversiones de transición» no muestran una rentabilidad inmediata, lo que debería tenerse más en cuenta es el verdadero coste que el calentamiento mundial tendrá en última instancia en las economías nacionales e internacionales.
No obstante, la recesión aporta un resquicio de esperanza para las inversiones destinadas a hacer frente al calentamiento de la Tierra. Aprovechando el bajo nivel de los tipos de interés, un Fondo Europeo de Emergencia Climática que podría ofrecer una deuda conjunta a largo plazo podría utilizar la inversión para financiar proyectos de transición ecológicos. Éstos serían asumidos por los Gobiernos o las empresas y podrían brindar la oportunidad de aunar el crecimiento económico y frenar el calentamiento del planeta. La integración fiscal europea, que esta crisis ha demostrado ser muy necesaria, también podría beneficiarse de esa empresa y conducir a un mayor crecimiento.
Es totalmente comprensible que las preocupaciones ecológicas se hayan dejado de lado en el plazo inmediato para centrar los esfuerzos políticos en la pandemia, y felicito a los gobiernos y las empresas que han adoptado las medidas adecuadas para proteger a los empleados y la continuidad de la empresa.
Sin embargo, ahora no debemos perder de vista la transición hacia una economía ecológica cuando empecemos a recuperar nuestras pérdidas y recordar que una crisis ambiental en el futuro podría ser igual de perjudicial, si no más.
Tribuna de Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers.