Las criptodivisas se vuelven cada vez más populares. En opinión de Nigel Green, director ejecutivo y fundador de deVere Group, dos de los grupos poblacionales que más se están interesando por el bitcoin y por otras criptomonedas son los baby bommers, que actualmente son jubilados, y la generación X.
Su visión se sostiene en los resultados de la última encuesta a nivel mundial realizada por la firma a clientes de más de 55 años. Según esta encuesta, el 70% reconoce haber invertido en “monedas digitales” o tener intención de hacerlo a corto plazo. El motivo es sencillo: su atractivo recorrido alcista.
“El bitcoin continúa con su tendencia alcista y recientemente alcanzó la cota de los 60.000 dólares. Poniéndolo en perspectiva, hace un año el activo cotizaba apenas por encima de los 5.000 dólares. Esto nos lleva a preguntarnos qué ha pasado desde entonces. Al igual que con otras clases de activo, la crisis del coronavirus también golpeó fuertemente al bitcoin. La criptodivisa no fue para nada ajena a la mega caída que los mercados globales padecieron en marzo de 2020. Pese a ello, su repunte ha sido vertiginoso y más allá de las expectativas. Creemos que una de las principales razones detrás de su crecimiento es su mayor adopción por parte de los inversores institucionales, así como el respaldo generado por los avances de la industria y un entorno general más favorable”, explica Florian Ginez, director asociado de análisis cuantitativo en WisdomTree.
A este motivo, el director ejecutivo y fundador de deVere Group añade un par más: «Mientras que el reciente y masivo bombo de las redes sociales y los titulares clickbait son más bien un catalizador para que los millennials y la generación Z consideren invertir en cosas como el bitcoin, hay otros impulsores para las generaciones más mayores. Por ejemplo, los mayores de 55 años que respondieron a la encuesta citaron como factor clave para su interés en las criptomonedas los niveles históricos de emisión de dinero, ya que los bancos centrales de todo el mundo intentan apuntalar sus economías tras las consecuencias de la pandemia. Son conscientes de que si se inunda el mercado con dinero extra, puede acabar devaluándose las monedas tradicionales; y esto, y la amenaza de la inflación, son preocupaciones legítimas, lo que les lleva a buscar alternativas”.
Ginez coincide en que el COVID-19 y todas las medidas tomadas para soportar las economías han posibilitado una narrativa general favorable a esta clase de activos, logrando así el respaldo del contexto macro. “La pandemia provocó que muchas economías alrededor del mundo se contrajeran el año pasado, en algunos casos a niveles no vistos en siglos. A medida que las mismas se cerraron para prevenir la propagación del virus, los gobiernos se vieron forzados a tomar medidas para evitar y amortiguar el golpe económico. La liquidez inyectada por los bancos centrales de las economías desarrolladas alcanzó niveles sin precedentes, ampliando el espectro de la inflación. Asimismo, los gobiernos han acumulado cifras siderales de deuda para respaldar a las empresas y mantener, en la medida de lo posible, los empleos durante los confinamientos. Sin dudas que, en 2020, el bitcoin tuvo su atractivo para una determinada clase de inversores dado el entorno de rendimientos reducidos, los riesgos de un incremento de la inflación y la incertidumbre respecto a la mayoría de los activos tradicionales”, señala Ginez.
Impulso desde la propia industria
Por último, algunas reflexiones sobre el crecimiento del bitcoin y otras monedas digitales apuntan a que se trata de la evolución natural de la propia industria bancaria. Según explica Pierre Savarzeix, gestor de carteras de Seeyond, una gestora del grupo Natixis Investment Managers, la adopción de monedas digitales no sería más que la última fase de la automatización bancaria.
“En un mundo que adopta constantemente nuevas regulaciones, las criptomonedas y el blockchain permitirían a las autoridades ofrecer una supervisión centralizada más eficiente, y menos costosa de establecer para los actores bancario. Actualmente, los bancos y las compañías de seguros se encuentran en una posición de espera con respecto a sus autoridades de supervisión. En este marco, tanto la Reserva Federal de EE.UU. como el Banco Central Europeo tratan de incubar un dólar y un euro digital lanzando – entre otras cosas – consultas públicas. En un primer momento, mantienen la cautela para no alterar demasiado las prácticas bancarias y no dejar que el control de la creación de dinero pase a manos de nuevos actores que serían más difíciles de regular. La creación de estas criptodivisas estatales daría paso a la tercera ola: la generalización del uso de las criptodivisas, sean las que sean”, señala Savarzeix.
Sin embargo, en su opinión, dadas algunas de sus limitaciones técnicas, no está garantizado que bitcoin sea el principal beneficiario de este movimiento. “Se puede suponer con seguridad que grandes actores digitales como Google, Amazon, Apple y Facebook también quieren aprovechar la digitalización de las monedas. En Europa, por ejemplo, también podemos esperar la aparición de nuevas leyes que combinarán algún tipo de ley y reglamento bancario, por un lado, junto con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), por otro”, matiza.
Al igual que para la mayoría de las empresas en el país y en el mundo, para Pemex fue un muy mal año. Se redujeron sus ventas, tanto por precio como por volumen, disminuyó su producción de algunos productos y aumentaron sus pérdidas.
El confinamiento que registró la sociedad durante 2020 disminuyó la actividad económica de manera importante en todo el mundo. En el caso de México el PIB se contrajo 8,5%, lo que significa que se produjo menos que el año anterior. El que la gente hubiera estado recluida en sus casas durante algún tiempo, que oficinas, negocios y fábricas cerraran temporalmente, claramente se reflejó en una menor demanda por productos provenientes del petróleo, como son la gasolina, el gas, el combustóleo, etc.
La reducción a nivel mundial de la demanda de este tipo de productos provocó que el precio de los mismos disminuyera. El precio del crudo mexicano se redujo de 55,53 dólares el barril en 2019 a 35, 82 dólares en 2020, o sea bajó 35,5%.
Los ingresos por ventas de Pemex que más se redujeron fueron las nacionales, se contrajeron 37,6% y los provenientes de exportaciones disminuyeron 24% a pesar de que el precio disminuyó en mayor proporción y eso se debió a que aumentó un poco el volumen de exportación de petróleo, se exportaron 1.120 millones de barriles diarios. A pesar de que fue un año difícil para la empresa, debemos de reconocer que por primera vez durante los últimos diez años se rompió la tendencia a la baja de la producción de crudo, registró un ligero aumento al ubicarse en 1.686 millones de barriles diarios.
El combustóleo fue el único producto petrolífero que incremento su producción, aumentó 17,5% respecto al año anterior. Sin embargo, el consumo de ese producto tiende a la baja como consecuencia del impacto ambiental que tiene su utilización, por lo que CFE se está convirtiendo en el mayor cliente del producto. El volumen de las ventas de gasolina se redujo 20,6% pero el mayor impacto se reflejó en las importaciones, porque la producción de Pemex apenas disminuyó 5,0%.
Así como se redujeron los ingresos, también se presentaron disminuciones en la mayoría de los gastos, particularmente los relacionados con los de producción. Sin embargo, llama la atención que los gastos de administración aumentaron 12,1%, situación que no es lógica en una empresa que enfrenta menor demanda, menores precios y menores ingresos. El aumento de esos gastos es equivalente a la mitad de la pérdida de operación.
Es común que se argumente que Pemex pierde porque paga muchos impuestos, pero eso no es verdad. Antes de impuestos la pérdida de Pemex pasó de 4.000 millones de pesos en 2019 a 295.1000 millones en 2020, o sea que aumentó 73 veces el monto de la pérdida.
Como parte de la estrategia de apoyo a Pemex, la actual administración realizó modificaciones al régimen tributario de la paraestatal para que disminuyera su pago de impuestos. Como resultado de esas acciones, en 2020 Pemex pagó 185.800 millones de impuestos y derechos, lo que significa casi la mitad de lo que había pagado el año anterior. Eso permitió que las pérdidas netas del ejercicio aumentaran de 347.900 millones de pesos en 2019 a 480.900 millones en 2020, un incremento de 38%. La difícil situación de Pemex también se reflejó en el hecho que cada vez más se tiene que financiar con los proveedores, aumentó sus adeudos con proveedores en 43,2%, o sea que les dejó de pagar 90.000 millones de pesos adicionales a los años anteriores.
Para poner en contexto la magnitud de las cifras, la pérdida neta en 2020 equivalió a perder diariamente 1.371 millones de pesos y si excluimos el pago de impuestos, la pérdida diaria ascendió a 808 millones de pesos por día.
Los resultados financieros de Pemex confirman que sustentar el crecimiento del país y su desarrollo en el petróleo, como sucedió con López Portillo a finales de los 70´s e inicio de los 80’s, es un error. La demanda de varios petrolíferos, como la gasolina, tiende a la baja, los grandes yacimientos petroleros ya se terminaron. Se requiere una solución de fondo para Pemex, concentrarlo en las áreas que sean rentables y dejar de producir lo que no genere utilidades.
CFA Society Uruguay convocó a KPMG, líder en asesoramiento tributario a nivel global, para dar a conocer las novedades más relevantes alrededor del denominado ¨Aporte Solidario y Excepcional para morigerar los efectos de la pandemia del COVID-19”, impulsado por el gobierno argentino.
El encuentro online, titulado “El impuesto a las Grandes Fortunas: Tiempo de descuento para la toma de decisiones», fue co-organizado por KPMG, World Trade Center Freezone, CFA Society Argentina, CFA Society Uruguay y Busso & Asociados.
Expusieron cuatro referentes de KPMG en Argentina: Rodolfo Canese, socio de Impuestos; Juan Martín Jovanovich, socio de Legales; Pablo Coccorullo, gerente senior de Impuestos, y Gonzalo Brest, gerente senior de Legales.
Barbara Mainzer, presidenta de CFA Society Uruguay, explicó que este tributo “es un impuesto del cual falta aclarar muchos detalles y es, potencialmente, muy oneroso” ya que, a su vez, incorporó un régimen de información que “tomó por sorpresa tanto a los contribuyentes como a los tributaristas”. Ya están las definiciones generales y la fecha de pago –que es el 30 de marzo– “pero aún hay muchísimas dudas”, agregó Mainzer.
El nuevo aporte solidario en Argentina ya está confirmado y reglamentado. A modo de introducción, Coccorullo explicó que alcanza a patrimonios superiores a los 200.000.000 de pesos argentinos (2.450.000 dólares aproximadamente) e incorpora un régimen de información para algunos sujetos alcanzados y no alcanzados.
Este “aporte solidario” busca recaudar fondos para afrontar de mejor manera la pandemia por COVID 19.
Pero una de las dudas que genera, coincidieron los expertos, es que 25% de los fondos recaudados se destinarán al sector energético estatal, mientras el resto a equipamiento médico, vacunas, etc. (20%), subsidios a micro, pequeñas y medianas empresas (20%), programa integral de becas Progresar, gestionado en el ámbito del Ministerio de Educación argentino (20%) y a habitantes de barrios populares, enfocado en la mejora de la salud y de las condiciones habitacionales de sus habitantes (15%).
“Según la ley, el 25% de lo recaudado serán para la Secretaría de Energía de la Nación con el destino de desarrollar programas y proyectos de producción de gas a través de la empresa estatal Integración Energética Argentina Sociedad Anónima y de YPF. Habrá que ver cómo y para qué proyectos se instrumentan esos fondos”, agregó Canese.
Jovanovich explicó que originalmente se había regulado por ley como ingreso tributario, pero, a través de una resolución de la Secretaría de Hacienda, se lo categorizó como “aporte solidario”.
“Percatado de que se podía generar algún problema judicial, eventualmente, el gobierno decidió modificarlo, a través de una resolución de la Secretaría de Hacienda, categorizándolo como un recurso no tributario. Claramente, con una intención, creemos, de evitar reclamos que tengan que ver con la confiscatoriedad o con los principios constitucionales que rigen los tributos», señaló.
Jovanovich agregó que el tributo también afecta derechos como “la capacidad contributiva, la propiedad, la igualdad y la irretroactividad”.
Luego de intercambiar posiciones respecto a las características del gravamen, los especialistas coincidieron en una serie de conclusiones generales: el aporte generará una recaudación menor al 1% de PBI, incorporará conceptos que afectan al contribuyente, dan lugar a discrecionalidad de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), incorpora regímenes de información aún para sujetos no alcanzados e incrementa la litigiosidad.
La ley, aprobada en diciembre pasado, establece un «aporte solidario» por única vez: “La primera pregunta que nos hacemos todos es si realmente será por única vez. En caso de que no sea así entonces se refuerza la idea de que este aporte solidario tiene las características de un impuesto”, dijo Canese.
“Si esto no fuera por única vez sería un tributo análogo a bienes personales. Y ahí no hay ninguna duda de que los tenemos que acumular. Si estamos colaborando dos bienes exactamente iguales, entonces ahí la capacidad contributiva va a estar medida en función de los dos juntos”, añadió Brest.
El debate continuará en los próximos días. En la medida en que se vayan conociendo más detalles del nuevo tributo, CFA Society Uruguay seguirá promoviendo espacios de análisis con expertos para que empresarios e inversionistas puedan conocer su impacto.
El activismo fiscal de EE.UU. sigue ganando impulso unos días después de que el presidente Joe Biden firmara la ley del “Plan Americano de Rescate”, ya está tomando forma un programa económico a largo plazo que desplegará 5,4 billones de dólares en los próximos diez años.
Está previsto que estos fondos se destinen a un amplio abanico de áreas económicas, como las infraestructuras, la educación, la investigación y el desarrollo, la vivienda, la seguridad social y la sanidad. En torno al 70% debería financiarse mediante la subida de impuestos.
En 2021 el paquete de estímulos de Biden incrementará el poder adquisitivo de los hogares estadounidenses hasta un nivel sin precedentes. Sin embargo, durante el año siguiente, la ausencia de cheques de estímulo dejará un vacío en los ingresos de los hogares del orden de 2.000 millones de dólares, lo que inevitablemente conducirá a un ciclo de expansión y contracción, dice el CIO de Julius Baer, Yves Bonzon.
Para el experto, la mejora del mercado laboral en 2022 y el considerable ahorro involuntario que han acumulado los hogares durante la pandemia podrían contribuir a atenuar la fuerte variación del poder adquisitivo.
Al mismo tiempo, los cambios en la legislación fiscal para financiar las futuras iniciativas presupuestarias de la administración Biden podrían acentuar las fluctuaciones. Un posible restablecimiento de normas presupuestarias prudentes en los próximos años también podría acrecentar la magnitud de la actividad económica estadounidense.
Estas fuertes fluctuaciones se dan exclusivamente en EE.UU., dado que China ya está suprimiendo gradualmente los estímulos mientras Europa está dando prioridad al plan plurianual de recuperación «nueva generación» de la Unión Europea, centrado en la inversión.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, se enfrentará a varias preguntas sobre si el nuevo paquete fiscal traerá consigo un carácter inflacionario o qué proporción del paquete de estímulos se ejecutará el año que viene. Además, Powell deberá tener en cuenta ¿qué impacto tendrán las operaciones de refinanciación del Tesoro en las tasas del mercado monetario? Y por último, pero no menos importante, ¿darán indicios los miembros de la Fed sobre una subida de las tasas de interés – o incluso dos – en 2023? En esta situación, Jerome Powell necesita encontrar un buen equilibrio.
Por otra parte, un análisis de ING Bank estima que la Fed hace “una declaración audaz” al eliminar una medida de emergencia clave empleada para apoyar a los bancos y al sistema.
Hace un año, la Fed dio un respiro a los bancos estadounidenses al permitirles excluir las tenencias de bonos del Tesoro y los depósitos en exceso del índice de reserva suplementaria (SLR, por sus siglas en inglés), un índice que pone un límite a las extensiones del balance bancario (en relación con el capital), dice el informe de ING. Este beneficio concluye la próxima semana.
Hubo sondeos en todo Wall Street que aluden a la preocupación de que la Fed esté considerando un ajuste a la ruptura de la SLR. En algunos sectores se advirtieron que si la Fed lo hacía, los bancos estadounidenses tendrían que dejar de recibir depósitos. Si bien esto es técnicamente un resultado posible, es poco probable que sea un resultado real.
También se puede deducir cierta anticipación de la decisión de la Fed a partir de la venta de bonos del Tesoro de los bancos observada en las últimas semanas. En ese sentido, el resultado no fue una sorpresa total. Se había pensado que la Fed se ampliaría, pero también teníamos bastante claro que esto estaba lejos de ser una opinión de convicción, debido a los muchos matices que rodean la medida.
Este es un movimiento bastante importante de la Fed en un par de aspectos. En primer lugar, debe convertirse enla primera flexibilización de una política excepcional emprendida por la Fed por su propia cuenta.
La Fed está bastante cómoda con el funcionamiento del sistema y los bancos.
Pero hay consecuencias en las tasas de mercado y en la liquidez, siendo esta última más duradera, agrega ING. La liquidez de los bonos del Tesoro funciona mejor cuando los bancos participan plenamente en el mercado. De hecho, una de las razones detrás de permitir que los bancos excluyan los bonos del Tesoro del cálculo de SLR fue ayudar a mejorar la liquidez del mercado de bonos del Tesoro.
Por definición, una reversión corre el riesgo de producir el efecto contrario, cuyo resultado sería más evidente cuando el mercado está sesgado en un sentido, por cualquier motivo. De hecho, el aspecto de la liquidez puede resultar el impacto más duradero de la medida de la Fed.
En este sentido, el impacto direccional estará ahí, pero probablemente será subsumido por impresiones macro engreídas y efectos de euforia de las vacunas en las tarifas del mercado. Incluso sin esto, tenemos un objetivo de 2 puntos para el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, impulsado allí por una recuperación en curso del gran rendimiento real negativo a 10 años (ahora -60 pb). La reversión de SLR desde el 1 de abril empuja en la misma dirección, pero no la domina.
La noticia de que la exención de SLR del Tesoro de EE.UU. no se extenderá le ha dado al dólar un poco de apoyo, nuevamente en gran parte a través del aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. El aumento casi desordenado de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. en algunos momentos de este año ciertamente ha socavado un mercado sesgado a comprar divisas de actividad en caídas. La noticia de SLR ciertamente agrega un elemento de precaución aquí.
Los bonos convertibles globales han sido uno de los activos con mejor comportamiento el pasado ejercicio (+23%*) alcanzando niveles en nuevas emisiones que no veíamos desde 2007, con un volumen de 137.700 millones de dólares y 269 emisiones. Esta fortaleza sigue presente en 2021. Pero además su histórico no defrauda, pues desde finales de 2008 hasta finales de febrero de 2021 la rentabilidad anualizada es del 11,8%, comparada con el 13% del MSCI World Index. A pesar de la buena trayectoria del activo, uno de los grandes atractivos de los bonos convertibles reside en la convexidad, y hay que saber cómo obtenerla.
La convexidad nos va a permitir poder capturar entre el 40%-70% de las subidas del mercado de renta variable y entre el 20%-40% de los retrocesos, con una volatilidad muy inferior a la del mercado de renta variable (7,9% vs 15%). Para ello la gestión activa es clave. Es de vital importancia conocer qué tipología (perfil) de bonos es la que nos proporcionan esta ventaja, tener clara la delta más adecuada en cada momento del ciclo, e invertir en bonos de empresas de mucha calidad (ESG). Como en otras muchas clases de activo, el momento del ciclo en el que nos encontremos es determinante para la gestión y construcción del portfolio. En convertibles, este aspecto influirá a la hora de decidir los niveles óptimos de la delta, perfil de los bonos convertibles (bono, equilibrado, equity), el crédito (high yield, investment grade), la duración, el tamaño de las compañías (grandes o pequeñas) y el estilo de la renta variable (value o growth).
Por otro lado, el índice de referencia de convertibles globales (Refinit Global Focus Hedge) tiene sus particularidades. Existe cierta concentración en compañías tecnológicas y de salud (+37%), en Estados Unidos (+55%), y los requisitos para la inclusión de bonos dentro del índice conllevan excluir a muchas compañías de mucha calidad. El análisis de compañías fuera del índice es crucial, al igual que la gestión activa a nivel sectorial y geográfico.
En Mirabaud Asset Management contamos con un fondo de convertibles globales, Mirabaud Sustainable Convertibles Global, que lleva a cabo una gestión activa centrada en la convexidad. El fondo, liderado por Nicolas Cremieux desde sus inicios (2014), se compone de una cartera de bonos concentrada, con alrededor de 49 posiciones (77% fuera del índice) frente a 229 de su índice de referencia. El fondo cuenta con un active share del 97%, con una gestión activa de la delta, entre el 30%-60%, siendo estos los niveles óptimos para la captura de la convexidad (51% actualmente). Cuenta con una exposición a cierre de febrero del 79% en bonos con perfiles equilibrados, un 18% en perfiles de bonos que se asemejan más a la renta fija y un 3% en perfiles que se asemejan más a la renta variable. Desde comienzos de año tiene sobreponderación a cíclicos (51% vs 36% del índice) y en Asia (+18% vs 9%) y Japón (16% vs 6%).
El fondo acumula una rentabilidad desde su lanzamiento de 78,23%**, muy por encima del índice de referencia, que se sitúa en 58,94%. Es importante destacar que su volatilidad anualizada (desde el lanzamiento) es de 7%. En 2020 obtuvo una rentabilidad del 33,6% vs 23% del índice. La excelente trayectoria del fondo le ha hecho merecedor de las 5 estrellas Morningstar. Está registrado en España y disponible en clase dólar y euro (cubierta), de capitalización y distribución. Además, cuenta con más de 500 partícipes, por lo que es traspasable.
Convicción en la sostenibilidad
En Mirabaud estamos plenamente convencidos de que la inversión sostenible en convertibles es un elemento clave para maximizar la convexidad. La experiencia nos ha demostrado que hay una estrecha correlación entre las inversiones ambientales de una empresa y su rendimiento económico. Así lo explicaba recientemente Cremieux, gestor principal del fondo: “La convexidad proporciona a los inversores una seguridad muy deseable ante potenciales caídas del mercado, a la vez que les brinda la posibilidad de mantener su exposición con una mayor protección ante mercados bajistas”. Asimismo, el gestor señalaba: “nuestra dilatada experiencia invirtiendo en convertibles nos reafirma en que el potencial de crecimiento a largo plazo de un emisor solo es sostenible si se apoya en prácticas responsables.”
Gracias a la gran habilidad de nuestro equipo de gestores para integrar exitosamente los criterios ESG, Mirabaud Sustainable Convertibles Global puede presumir de ser uno de los pocos fondos de su categoría que ha obtenido la prestigiosa `ESG Label´ por parte del Ministerio de Finanzas Francés.
Columna de Elena Villalba, directora general de Mirabaud Asset Management para la Península Ibérica y Latinoamérica
* Refinit Global Focus Hedge
**17/02/14-16/03/21 Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Para más información sobre rentabilidades históricas y riesgos asociados a este Subfondo, consulte la Sección la web www.mirabaud.com/es Rentabilidades anuales: 2020 +33,6% 2019 16,7% 2018 -6.3%
Los gobiernos de todo el mundo se apresuran a fijar unos costes de endeudamiento históricamente bajos mediante la emisión de deuda a más largo plazo; en los últimos años, México y Argentina incluso lograron vender emisiones de bonos a cien años. Eso presenta nuevos desafíos para los inversores de renta fija. Particularmente para aquellos que poseen bonos de mercados emergentes.
Los tenedores de bonos emitidos por gobiernos emergentes no solo tienen que sopesar los factores habituales a corto plazo, como los ciclos políticos, económicos y de las materias primas, sino que, al prestar dinero a los soberanos durante períodos tan prolongados, ahora también deben considerar el impacto de las tendencias a más largo plazo, como el cambio climático y el desarrollo social. Ambos factores pueden afectar la solvencia crediticia de manera profunda.
Esto ha requerido un nuevo enfoque para la inversión. Las previsiones económicas y financieras deben reformularse teniendo en cuenta la dinámica climática. Mientras tanto, las rutas modeladas del cambio climático están sujetas a expectativas sobre el cambio tecnológico futuro, así como a la evolución del pensamiento político en estos países. El número de piezas móviles solo crece a medida que los inversores se dan cuenta de que también tienen un papel que desempeñar en la configuración de cómo los gobiernos hacen que sus economías sean sostenibles y mantengan unas bajas emisiones de carbono.
Es un problema complejo. Pero no insuperable.
Una deuda de los mercados emergentes cada vez más verde
En 2015, alrededor del 17% de la deuda emergente denominada en moneda fuerte tenía un vencimiento de 20 años o más. A principios de 2021, esa proporción había aumentado al 27%. Incluso la deuda de los mercados emergentes denominada en moneda local, que tiende a tener plazos más cortos, se ha movido a lo largo de la curva de vencimiento. Durante el mismo período de tiempo, la proporción de deuda en moneda local con un vencimiento de cinco años o más había aumentado 11 puntos porcentuales al 58 por ciento (1).
Ese cambio refleja la creciente demanda de rendimiento por parte de unos inversores hambrientos de ingresos. Pero al mismo tiempo, los tenedores de bonos han reconocido la importancia de tener una visión a largo plazo de los problemas medioambientales. Esto es evidente tanto en el apetito por los bonos verdes (capital destinado a proyectos relacionados con el medio ambiente o el clima) como, de manera más general, en los bonos que caen bajo el paraguas de factores medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ESG).
Los gobiernos están felices de satisfacer esa demanda. Cada vez más, reconocen la necesidad de hacer esfuerzos para mitigar el cambio climático y, dado que las economías de mercados emergentes representan la mitad de la producción mundial, tienen un papel importante que desempeñar en el cumplimiento de los objetivos globales de emisiones de gases de efecto invernadero.
En los últimos cinco años, la emisión anual de bonos verdes, sociales y de sostenibilidad por parte de gobiernos de mercados emergentes creció casi cuatro veces hasta alcanzar los 16.200 millones de dólares (2). Y la demanda solo está aumentando. Por ejemplo, en las primeras semanas de enero, Chile cumplió con el 70% de su emisión de deuda esperada por 6.000 millones de dólares para 2021, todo en bonos verdes y sociales y planea únicamente emitir bonos verdes y sostenibles durante el resto del año (3). En septiembre de 2020, Egipto se convirtió en el primer gobierno de Oriente Medio en emitir un bono verde. Recaudó unos 750 millones de dólares para financiar o refinanciar proyectos verdes. Los inversores estaban entusiasmados: el bono estaba cinco veces sobresuscrito (4).
Y, en general, estos bonos tienen vencimientos más largos que los valores de renta fija convencionales. Aproximadamente el 46% de los 36.800 millones de bonos ESG de mercados emergentes en circulación denominados en moneda local tienen un vencimiento de más de 10 años, mientras que para los bonos ESG en moneda fuerte de los mercados emergentes, es el 41% de los 12.900 millones de bonos en circulación (5).
Estos bonos permiten a los inversores hacer un seguimiento del rendimiento, mientras que las agendas ecológicas también pueden ayudar a los gobiernos a mejorar sus calificaciones crediticias, lo que luego eleva el valor de su deuda, recompensando así a los tenedores de bonos.
En general, los bonos verdes generan efectos de retroalimentación positivos. Los crecientes volúmenes de emisión de bonos ecológicos y sostenibles resaltan la voluntad de los inversores de adoptar un enfoque más a largo plazo para la inversión en mercados emergentes. Pero al mismo tiempo, los gobiernos se están haciendo más responsables: para emitir este tipo de bonos, los gobiernos deben publicar sus marcos de sostenibilidad con mayor detalle. Esta responsabilidad adicional ayuda a mitigar los riesgos políticos que son una consideración clave en la inversión en los mercados emergentes. Sin embargo, los inversores deberán analizar y monitorear de cerca los desarrollos para garantizar que los ingresos se utilicen según lo previsto.
De hecho, los bonos verdes son el desarrollo más emocionante que se ha producido en la financiación de mercados emergentes durante décadas y, creemos, tendrán un impacto equivalente a los bonos Brady de la década de 1980 (6), aunque esto depende de una mejor divulgación y seguimiento y la estandarización de las etiquetas de bonos verdes en la industria.
El cambio climático importa (especialmente en los mercados emergentes)
Para todas las emisiones soberanas de bonos verdes realizadas hasta ahora, será necesario recaudar mucha más financiación para limitar el efecto del cambio climático. A nivel mundial, limitar el calentamiento global costará entre 1 billón y 2 billones de dólares al año en gastos adicionales, entre el 1% y el 1,5% del PIB mundial, según la Comisión de Transiciones Energéticas (7). Y una parte significativa de esos costes deberá ser asumida por las economías emergentes, sobre todo porque es probable que sean las que más sufran.
Para finales de este siglo, el cambio climático absoluto, que implica un calentamiento de 4,3 ° centígrados por encima de los niveles preindustriales, reduciría la producción económica per cápita en más del 60% en países importantes como Brasil e India, en comparación con un mundo sin cambio climático, según los datos de un informe realizado por la Smith School de la Universidad de Oxford patrocinado por Pictet Asset Management (8). A nivel mundial, el déficit sería del 45%.
Limitar el calentamiento a 1,6 ° C reduciría drásticamente ese impacto a aproximadamente el 27% del producto potencial per cápita para el mundo en su conjunto, aunque con variaciones considerables entre los países. Mientras que aquellos en los países tropicales se verían muy afectados por los efectos de la sequía y los patrones de lluvia alterados, aquellos en latitudes altas, como Rusia, serían relativamente ganadores a medida que los puertos se vuelvan menos bloqueados por el hielo y se abra más territorio a las industrias extractivas y la agricultura. Y aunque China sufriría pérdidas generales menores que el promedio, sus grandes conurbaciones costeras estarían sujetas a depredaciones causadas por el aumento del nivel del mar.
Integrando riesgos
A medida que se sientan estos efectos, los inversores serán cada vez más cautelosos a la hora de conceder préstamos a países vulnerables. Y el cambio climático ya está teniendo un impacto en las calificaciones crediticias de los países en desarrollo. En 2018, la agencia de calificación Standard & Poor’s citó el riesgo de huracán cuando recortó la perspectiva de las calificaciones de la deuda soberana emitida por las Islas Turcas y Caicos (9).
Los inversores podrían esperar que eventos relacionados con el clima, como sequías, tormentas severas y cambios en los patrones de precipitación, impulsen la producción y la volatilidad de la inflación en las economías emergentes durante los próximos diez a 20 años, según el profesor Cameron Hepburn, autor principal del informe de Oxford.
Eso representaría un cambio significativo para los prestatarios soberanos de los mercados emergentes. Desde el cambio de siglo, la tasa relativa de crecimiento y las volatilidades de la inflación entre los mercados emergentes y desarrollados se ha reducido a la mitad (10), lo que, a su vez, ha reducido el riesgo que enfrentan los inversores. La creciente volatilidad económica alimentaría las evaluaciones de riesgo soberano, erosionando sus perfiles crediticios.
Otra investigación del equipo de Oxford destaca las opciones que los países deberán tomar para permanecer en el camino hacia la construcción de una economía más verde (11).
En Pictet Asset Management, ya utilizamos una gran cantidad de datos ESG, tanto de fuentes externas como internas, como parte del proceso de calificación de los países. Los factores ambientales que monitoreamos incluyen la calidad del aire, la exposición al cambio climático, la deforestación y el estrés hídrico. Las dimensiones sociales incluyen educación, salud, esperanza de vida e investigación científica. Y la gobernanza abarca elementos como la corrupción, el proceso electoral, la estabilidad del gobierno, la independencia judicial y el derecho a la privacidad. Juntos, estos factores se agregan para convertirse en uno de los seis pilares en la clasificación del índice de riesgo país (CRI) elaborado por nuestro equipo de economía.
Un campo de juego equilibrado
En Pictet Asset Management creemos que las consideraciones ESG se reflejan de manera ineficiente en los precios de los activos de los mercados emergentes. Esto es una consecuencia de que el mercado aún se encuentra en una etapa temprana en su comprensión y aplicación de los factores y análisis ESG. También hay una falta de coherencia y transparencia en los datos ESG para muchos países emergentes. Creemos que usar una puntuación de factores ESG por sí sola simplemente no es suficiente. Tener una lente sostenible a través de la cual examinar los fundamentos de los mercados emergentes nos ayuda a mitigar el riesgo y descubrir oportunidades de inversión. Utilizamos nuestros propios datos y análisis de ESG y nos relacionamos con los emisores de bonos soberanos para ayudar a generar un cambio a largo plazo.
Las economías de los mercados emergentes varían enormemente en su grado de desarrollo. Esto complica la forma en que los inversores deben sopesar su desempeño ESG; después de todo, los países más ricos son más capaces de tomar decisiones políticas positivas para los factores ESG que a menudo tienen altos costes iniciales para después obtener una larga lista de beneficios, como el cierre de minas de carbón en favor de la energía solar.
La aplicación del enfoque más simplista de ESG, invertir sobre la base de las clasificaciones en factores ESG de los países, sacaría a los inversores de renta fija de los países en desarrollo más pobres, incluso si están implementando las políticas adecuadas para mejorar su posición ESG. En cambio, es importante que los inversores reconozcan lo que es posible y alcanzable por los países más pobres y asignen fondos dentro de esas limitaciones; comprender la dirección de viaje de los países en términos de ESG es fundamental para analizar sus perspectivas.
Una solución que estamos implementando en Pictet Asset Management es sopesar los criterios ESG con el PIB per cápita de un país. Entonces, por ejemplo, bajo nuestro nuevo sistema de puntuación, Angola lo hace bien sobre esta base ajustada a pesar de tener una clasificación general baja. Y lo contrario es cierto para los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo.
Enfoques dinámicos
La forma en que los gobiernos reaccionen a problemas a largo plazo como el cambio climático o al desafío de desarrollar su capital humano influirá en las trayectorias de sus economías y, en última instancia, influirá en sus calificaciones crediticias. Esas decisiones a largo plazo solo están ganando importancia, sobre todo dada la escala de las políticas fiscales implementadas a raíz de la pandemia de COVID-19. El seguimiento de estos programas de gasto, a través de, digamos, programas como el Observatorio de Estímulo Económico de Oxford (12), se convierte en un paso importante hacia la comprensión de los caminos ESG que probablemente seguirán los gobiernos.
Es probable que los países con políticas buenas y bien estructuradas vean mejorar sus calificaciones crediticias, lo que atrae a los inversores, atrae fondos a sus programas de inversión verde y, en última instancia, impulsa un ciclo de inversión virtuoso.
Inversores comprometidos
Todo esto implica que los inversores tienen un papel activo que desempeñar: no pueden simplemente asignar fondos de forma pasiva en función de las ponderaciones de los índices o ser puramente reactivos a las decisiones de los responsables de la formulación de políticas. Los inversores con más éxito ayudarán a orientar a los gobiernos hacia el camino que impulsa sus calificaciones crediticias, que les brinda un mayor acceso al mercado y mejora la suerte y el potencial de sus ciudadanos.
Como, por ejemplo, explicar cómo la electricidad generada por turbinas eólicas o energía solar puede resultar más rentable a largo plazo si se financia con bonos verdes que el carbón aparentemente más barato extraído de una mina pagado con una deuda convencional de mayor rendimiento. O cómo las inversiones en combustibles fósiles podrían resultar ser importantes elefantes blancos a medida que este tipo de activos contaminantes quedan varados por los cambios hacia una producción de energía más limpia. O que no invertir lo suficiente en educación es una economía falsa que, a largo plazo, no logrará aprovechar al máximo el capital humano y, por lo tanto, deprimirá la producción nacional, algo que planteamos al gobierno sudafricano después de nuestras reuniones con nuestros socios caritativos locales en el país.
Con ese fin, el Banco Mundial elaboró en 2020 una guía oportuna sobre cómo los emisores soberanos pueden mejorar su compromiso con los inversores en cuestiones ESG (13).
Este tipo de análisis intensivo, que utiliza todo tipo de información, desde modelos macro a largo plazo hasta reuniones con líderes de clubes juveniles en distritos empobrecidos, también puede ayudar a pintar una imagen completa de lo que está sucediendo en un país. Por ejemplo, ayudó a asegurarnos de que el cambio hacia el populismo en Argentina antes de sus últimas elecciones no nos tomase por sorpresa y nos permitió recortar nuestras posiciones en el país.
Para los inversores de mercados emergentes, asegurarse de que todos estos engranajes encajen correctamente es una propuesta difícil, especialmente dado que las piezas se mueven todo el tiempo, muchas de ellas impulsadas por fuerzas que se desarrollarán durante muchas décadas. Pero al utilizar toda la gama de herramientas analíticas, la investigación independiente y la búsqueda de hechos sobre el terreno, es posible obtener una visión más profunda y rentable de estos mercados que una simple lectura de las calificaciones crediticias o de las ponderaciones que ofrecen los índices. Y, al mismo tiempo, influir en los responsables de la formulación de políticas para que defiendan las iniciativas sostenibles de su país. Tomando un enfoque sostenible en el crecimiento y emitiendo bonos relacionados con este enfoque, las economías emergentes pueden cambiar fundamentalmente sus perspectivas para mejor. El enfoque sostenible tiene el potencial de ser revolucionario para los mercados emergentes y estimulante para quienes invertimos en ellos.
Columna de Mary-Therese Barton, directora de deuda de mercados emergentes de Pictet Asset Management.
(5) Fuente: Pictet Asset Management, Bloomberg. Datos al 25.01.21
(6) Los bonos Brady fueron un programa innovador de reducción de la deuda en respuesta a la crisis de la deuda latinoamericana de la década de 1980, que incluyó la emisión de bonos denominados en dólares estadounidenses.
(8) Hepburn, C. et al. «Cambio climático y mercados emergentes después de Covid-19». Noviembre de 2020. Estimaciones basadas en la vía socioeconómica compartida 2 (SSP2) del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático utilizando modelos climáticos cmip5.
(10) Promedio de la desviación estándar móvil de 2 años de las tasas de crecimiento e inflación para 27 países de ME en relación con 25 países de DM. Fuente: Pictet Asset Management, CEIC, Refinitiv. Datos del 01.01.2000 al 01.01.2021.
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Foto cedidaNicoló Bocchin. Por qué el riesgo de inflación es ahora más real que en el pasado: las explicaciones de Nicoló Bocchin, Head of Fixed Income de Azimut
Nicoló Bocchin, Head of Fixed Income de la gestora italiana Azimut y gestor del fondo AZ Fund 1 – AZ Bond – Inflation Linked, afirma que el riesgo de una mayor inflación es ahora mucho más real que en el pasado. En esta entrevista en exclusiva, el experto detalla a Funds Society las razones detrás de esta afirmación y la necesidad de invertir en productos que protejan a los inversores frente a este riesgo.
Estímulos fiscales, materias primas y nuevo ciclo de gasto de capital
En concreto, el experto menciona varios motivos que le llevan a esperar una inflación más alta que en el pasado. El primero es que, debido a la magnitud de la crisis derivada del COVID-19, la respuesta de los gobiernos ha necesitado de la aplicación de estímulos fiscales y no solo de medidas de política monetaria, lo que se traducirá en un mayor consumo privado y por ende, en una mayor inflación.
“Cuando tienes este tipo de respuesta fiscal se produce una cierta redistribución de dinero hacia los consumidores. La expectativa de un aumento del gasto por parte de los consumidores es mucho más alta que cuando solo se aplican medidas de política monetaria”, explica.
El segundo motivo es la subida del precio de las materias primas provocado por un exceso de sensibilidad de la oferta ante el aumento de la demanda como consecuencia del bajo nivel de inversión en el sector en los últimos 15, 20 años: “Dado el bajo nivel de inversiones en el sector de las materias primas, vemos que la relación entre oferta y demanda es muy sensible incluso ante pequeños aumentos de la demanda”. Además, de cara a futuro, se espera que la presión en los precios de las materias primas continúe debido a que las compañías han vuelto a invertir y “la vieja economía ha vuelto”, añade.
En esta línea, y debido a un mayor aumento de la inversión real por parte de las compañías, Bocchin señala un nuevo ciclo de gastos de capital (capex -capital expenditure en inglés) como otras de las razones que justifican el aumento de la inflación. Este nuevo ciclo de gasto de capital se produce gracias a la desaparición de tres incógnitas que han contenido la inversión en los últimos 4 años: Trump, el Brexit y la crisis del COVID-19.
“La desaparición de Trump, el final del Brexit y el despliegue de la vacuna, que nos dará confianza de que incluso la crisis del COVID-19 se terminará en algún momento, es un signo de que las compañías empezarán a invertir pensando en los próximos 2, 3 y 5 años, lo que hará que veamos un nuevo ciclo de gasto de capital”, explica.
No obstante, a pesar de esperar una mayor inflación, no anticipan que se produzca un shock importante debido a efectos mitigadores como el mayor uso de la tecnología y el margen de maniobra de la capacidad productiva. De esta forma, esperan que los niveles se acerquen a los objetivos de los bancos centrales.
“Lo que vivimos el año pasado, un entorno de inflación muy baja e incluso un entorno deflacionario en Europa, es un one-off. Ahora esperamos que sea más alta y se acerque a los niveles que los bancos centrales se han marcado como objetivo, tanto en Europa como en Estados Unidos, que es el del 2%”, concluye.
Estrategias para mitigar el riesgo de inflación
Ante este nuevo entorno, los bonos de renta fija ligados a la inflación (Inflation Linked Bonds en inglés) ofrecen un refugio seguro para mitigar este riesgo. “Es una herramienta que los inversores necesitan añadir a su cartera actual para protegerse del futuro aumento de la inflación debido a su descorrelación frente a lo que uno puede tener en cartera”, explica Bocchin.
Sin embargo, el principal inconveniente de estos productos es su bajo retorno, por lo que la solución que ofrece Azimut a través de su producto AZ Fund 1 – AZ Bond – Inflation Linked, domiciliado en Luxemburgo, combina la inversión en bonos ligados a la inflación con otros activos de interés variable (Floating Rates Notes en inglés), que añaden rentabilidad a la cartera.
Así, el fondo creado hace escasamente dos meses, invierte aproximadamente un 60% en bonos ligados a la inflación y un 40% en FRN (Floating Rates Notes por sus siglas en inglés) de bonos corporativos y deuda subordinada en su mayoría. La cartera tiene exposición a bonos de mercados emergentes (máximo 30%) y high yield, aunque esperan aumentar el peso de los activos grado de inversión en el futuro.
“Este fondo es único, porque juntamos activos vinculados a la inflación con activos a tipo de interés variable (FRN) del segmento corporativo. Es una cartera que refleja nuestra visión de que podemos proteger frente a la inflación, pero al mismo tiempo generar retorno”, afirma Bocchin.
Por otro lado, el fondo sí asume cierto riesgo de divisa, pero limita el riesgo de tipos de interés mediante el uso de derivados de cobertura. En concreto, el fondo tiene una duración cercana a cero lo que le protege ante una eventual subida de tipos de interés.
“Si se produce una subida de tipos de interés, el fondo se verá beneficiado. El lado negativo de la subida de tipos en la duración del fondo se verá compensado por el componente de derivados. Se beneficiará de un aumento del flujo de cupones pero no veremos los efectos negativos del aumento en la pendiente de la curva porque estamos cubiertos en duración”, concluye el gestor.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Irvin Tobias/ Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Foto:
En la tercera actualización sobre los vehículos en los que las afores pueden invertir de 2021, tres fondos se unieron a la lista. Estrenándose en la misma con un fondo están Robeco, y Man Group, que junto con Columbia Threadneedle Investments, hacen que la lista completa incluya ya a 116 fondos.
Estos son:
Amundi AM con 18 fondos
Schroders IM con nueve fondos
BlackRock con ocho fondos
AllianceBernstein con siete fondos
NinetyOne (antes Investec AM) con siete fondos
Henderson Global Investors con cinco fondos
Jupiter AM con cinco fondos
Morgan Stanley IM con cinco fondos
Vanguard con cinco fondos
GAM con cuatro fondos
Goldman Sachs Asset Management con cuatro fondos
Natixis IM con cuatro fondos
Pictet AM con cuatro fondos
UBS Asset Management con cuatro fondos
Wellington Management con cuatro fondos
AXA IM con tres fondos
Columbia Threadneedle Investments con tres fondos
JPMorgan Investment Funds con tres fondos
NNIP con tres fondos
Baillie Gifford con dos fondos
Franklin Templeton con dos fondos
BNP Paribas con un fondo
Fidelity International con un fondo
Man Group con un fondo
PIMCO con un fondo
Robeco con un fondo
T. Rowe Associates con un fondo
UTI AM con un fondo
En el caso de ETFs, se sumaron 9 vehículos, tres de Goldman Sachs, y uno cada uno de Franklin Templeton, iShares, JPMorganState Street, VanEck y Vanguard, siendo 35 las gestoras partcipantes entre 355 opciones.
Azimut Group, a través de su filial estadounidense Azimut Alternative Capital Partners LLC (AACP), celebró acuerdos para adquirir una participación minoritaria en HighPost Capital, LLC y ciertas entidades afiliadas, una empresa de capital privado del mercado intermedio centrada en el consumidor con sede en Nueva York.
HighPost, un gestor de capital privado, está dirigido por ejecutivos de marketing y capital privado, David Moross y Mark Bezos, y busca aprovechar las habilidades, la red y la experiencia respectivas de sus directores para crear valor a largo plazo para sus empresas de cartera. Moross, socio gerente y director ejecutivo de HighPost, ha conocido y trabajado con Mark Bezos y su familia durante muchos años.
La transacción implica que AACP adquiera inicialmente una participación del 12,5% en el capital social de HighPost, con opciones para aumentar su participación al 24,9% a lo largo del tiempo y aportando capital de trabajo al negocio en el futuro.
Toda la transacción procede utilizarse para crecer e invertir en el negocio en forma de capital de trabajo y crecimiento, reforzando el compromiso del equipo para impulsar el crecimiento a largo plazo del negocio. No habrá cambios en la estrategia, gestión, proceso de inversión o las operaciones diarias de HighPost como resultado de la inversión de AACP. Azimut nombrará un miembro de la Junta y las partes acuerdan trabajar juntas y hacer crecer el negocio a largo plazo. El cierre del trato está sujeto a las habituales precedente de la condición.
«Estamos encantados de asociarnos con Azimut, que tiene un historial probado de respaldo a las mejores firmas de inversión de su clase. Esta inversión proporciona HighPost con capital de trabajo y mejora nuestra capacidad para capturar oportunidades de inversión atractivas entre empresas de alto crecimiento, empresas centradas en el consumidor en el mercado intermedio a nivel mundial”, dijeron los fundadores de HighPost, David Moross, director ejecutivo, y Mark Bezos, socio general, según un comunicado al que accedió Funds Society.
Por otra parte, Jeff Brown, director ejecutivo de AACP, comentó que en Azimut Alternative Capital Partners “creemos que la combinación de la experiencia de capital privado de HighPost y el conocimiento y la red del sector del consumidor, junto con la solidez de los recursos globales de Azimut, cumplirá nuestra visión compartida de ayudar a HighPost a alcanzar su mayor potencial».
Esta transacción confirma la búsqueda de Azimut de crecer en el espacio de los mercados privados tanto en Italia como en los EE.UU., dice el comunicado y “es un privilegio asociarnos con familias importantes y family-office que nos ven como un socio estratégico sólido con un enfoque y una visión a largo plazo, también fuera de nuestras capacidades tradicionales de gestión de activos”.
AACP se estableció en noviembre de 2019 con el propósito de asociarse con administradores de activos alternativos con sede en EE.UU. de 500 y 3.000 millones de dólares en AUM, proporcionándoles capital permanente para crecer y alcanzar su mayor potencial comercial.
La transacción con HighPost es un proyecto estratégico especial para el Grupo Azimut que se encuentra en una etapa más inicial de su desarrollo aunque con alto potencial de crecimiento. AACP completó su primer acuerdo en 2020 con la adquisición de una participación en Kennedy Lewis, una firma de crédito privada que administra hoy cerca de 3.000 millones de dólares en AUM.
HighPost se enfoca en oportunidades con empresas controladas por familias y lideradas por emprendedores que comparten un enfoque de la creación de valor. El equipo de inversiones está dirigido por el director ejecutivo senior Kevin Mailender. Mailender tiene más de 18 años de experiencia en los sectores de capital privado y consumo. Antes de unirse a HighPost, fue socio de Oak Hill Capital, donde dirigió el grupo de Consumo, Minorista y Distribución.
HSBC Global Asset Management y la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) listaron en el SIC el ETF HSBC Hang Seng TECH UCITS (con clave HSTEN MM), el primer y único ETF UCITS que replica el comportamiento del índice Hang Seng TECH.
Este ETF, que tiene un TER de 0,50%, ha sido diseñado para brindar a los inversionistas acceso al sector de tecnología de rápido crecimiento de China siguiendo el desempeño del índice Hang Seng TECH, que tiene como objetivo capturar el potencial de las 30 compañías de tecnología más grandes que cotizan en la Bolsa de Valores de Hong Kong. El índice contiene empresas de cinco sectores diferentes que incluyen tecnología de la información, industria, salud, consumo discrecional y finanzas.
Entre varios criterios de elegibilidad, las empresas incluidas en el índice deben tener una alta exposición comercial a al menos uno de los cinco temas tecnológicos. También se les exige que pasen por un screening de potencial de innovación, bajo el criterio de que operan un modelo de negocio habilitado para Internet o una plataforma móvil, tienen una fuerte inversión en investigación y desarrollo o un crecimiento” de ingresos anuales de en al menos el 10%.
«El sector tecnológico de China ha experimentado un crecimiento explosivo en los últimos años y la región es el segundo centro mundial más grande de empresas unicornio, las cuales se benefician del acceso a incentivos gubernamentales y del mercado interno de rápido crecimiento de consumidores de clase media y conocedores de la tecnología. El ETF HSBC Hang Seng TECH UCITS ofrece a los inversionistas una forma transparente y rentable de invertir en este creciente sector y aprovechar la oportunidad única que representa», explicó Olga de Tapia, directora global de Ventas de ETFs de HSBC Global Asset Management.
Por su parte, María Ariza, directora general de BIVA, señaló: “El listado de este ETF es una muestra clara del esfuerzo constante de BIVA por seguir innovando en el sector bursátil, además del trabajo en conjunto con HSBC, mediante la atracción de nuevas opciones con la finalidad de que los inversionistas puedan cumplir sus objetivos. Estamos muy estusiasmados porque este ETF, una vez más comandado por HSBC, amplía la oferta de ETFs de BIVA que siguen una ruta hacia China, uno de los mayores mercados del mundo”.
HSBC Global Asset Management en los mercados asiáticos ofrece también el HSBC Asia Pacific ex Japan Sustainable Equity UCITS ETF, el primer ETF UCITS sustentable del mercado que ofrece exposición a un índice de referencia de Asia Pacífico (con excepción de Japón) y el HSBC MSCI China UCITS ETF, cuyo objetivo es replicar el comportamiento del índice MSCI China.