Siguiendo la tendencia de reconocidos museos internacionales como el Louvre de París o el Museo del Prado de Madrid, SURA digitalizó la totalidad de su colección de arte y la pone a disposición del público de manera gratuitaa través del sitio web arte y cultura. De esta forma, la compañía reafirma su compromiso por fomentar espacios de disfrute del arte para todos sus públicos, esta vez desde la virtualidad.
En esta colección digital, el visitante podrá encontrar diferentes pinturas, obras gráficas y esculturas que componen una muestra que se construye desde 1972 y que se ha consolidado como una muestra del interés de la compañía por preservar y divulgar diversos estilos artísticos de maestros latinoamericanos. Dicha colección se enriqueció considerablemente en 2011, cuando el Grupo SURA adquirió las operaciones de pensiones y gestión de activos de ING en América Latina, sumando con ello la colección mexicana a la pinacoteca.
La colección, que recoge más de 200 años de historia de Latinoamérica, suma 1,028 obras a 2020: 651 obras colombianas y 377 obras mexicanas. Entre las piezas se destacan pinturas de grandes nombres del arte en América Latina como Fernando Botero, Alejandro Obregón, Débora Arango, Luis Caballero y Francisco Antonio Cano; de los artistas mexicanos hay firmas como Diego Rivera, Frida Kahlo, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros.
“Desde 1972, SURA ha contribuido con la evolución artística de muchos talentos, a dar visibilidad a las expresiones del arte popular y conservar obras que son patrimonio cultural de la región. Asimismo, la Compañía se ha caracterizado por disponer sus espacios para divulgar las distintas expresiones del arte, lo que dinamiza los procesos culturales que promueven el encuentro de diversas visiones”, expresó Ricardo Jaramillo, miembro del comité cultural de SURA y vicepresidente de Desarrollo de Negocios y Finanzas de Grupo SURA.
En este sitio web, el usuario también apreciará las diferentes publicaciones editoriales promovidas por SURA, las cuales incluyen literatura latinoamericana, investigaciones sobre el patrimonio cultural indígena y ancestral, entre otros, que narran la historia de la región. Estas podrán leerse y descargarse sin costo.
También allí se podrá acceder a la programación de los contenidos que la Compañía dispone como parte de sus alianzas con diferentes entidades como el Hay Festival en Colombia, Perú y México, el apoyo a entidades e iniciativas culturales en diversas ciudades de Latinoamérica y el patrocinio al teatro Metropolitan en Buenos Aires, Argentina.
Esta oportunidad de democratizar el acceso al arte, es coherente con las acciones que adelanta la Fundación SURA en su línea de promoción cultural, la cual invirtió a cierre de 2020 más de 4, 000 millones de pesos colombianos (1,1 millones de dólares), destinados a fortalecer organizaciones del sector, desarrollar capacidades de emprendedores culturales y artistas, incentivar la apropiación social del patrimonio, entre otras iniciativas.
Digitalizar la colección y facilitar el acceso al público es una manera de preservar la historia cultural, lo cual se materializa en un contexto en el que la virtualidad cobra mayor relevancia como una opción de esparcimiento, pues la asistencia a los escenarios físicos sigue suspendida en la mayor parte del mundo por la pandemia.
Cuando el año pasado escribía que estábamos posicionando la estrategia Flexible Bond para soportar choques imprevistos y proteger el capital de los inversores en un momento en el que los mercados estaban festejando como en 1999, mis mayores preocupaciones eran los malos datos macroeconómicos y el riesgo político, no la aparición de una pandemia. El mundo y nuestra vida cotidiana han cambiado de forma inimaginable desde entonces y quiero agradecerles la confianza y paciencia de la que han hecho gala.
Por fortuna, el pasado mes de marzo la estrategia se adentró en la crisis con un posicionamiento defensivo, lo que nos permitió capear la volatilidad y aprovechar oportunidades interesantes de compra en deuda corporativa justo antes de que los bancos centrales salieran en tromba a sostener los mercados. La estructura barbell de la estrategia, que conjuga deuda pública estadounidense y australiana con vencimientos a medio y largo plazo (como cobertura frente al riesgo a corto plazo y la deflación a largo plazo) y posiciones selectivas en deuda emitida por empresas sólidas, fue el factor clave en su evolución. Tengo el placer de afirmar que gracias a eso, la estrategia Flexible Bond mostró un muy buen comportamiento en un año tremendamente impredecible.
Fijándonos en los mercados financieros un año después, parece que cuanto más muda todo, más inmutables se tornan algunas cosas. Los mercados vuelven a estar de celebración y las esperanzas de reflación abundan. Detrás de este optimismo se esconden expectativas de «espíritus animales» keynesianos y de liberación de la demanda acumulada cuando las vacunas posibiliten la reapertura de las economías, paquetes de ayudas públicas como las anunciadas por el presidente electo Biden y la política persistentemente expansiva de los bancos centrales.
Las perspectivas para la renta fija privada parecen, en efecto, halagüeñas: los bancos centrales pusieron las cartas sobre la mesa el pasado mes de marzo con su apoyo a los mercados de bonos corporativos. Sin embargo, la pandemia también dejará tras de sí un mundo muy diferente. Si el año pasado nos enseñó algo, fue que hay que tener presentes los riesgos de acontecimientos extremos inesperados. Estos riesgos de acontecimientos extremos no pueden preverse y, como ocurrió el año pasado por estas fechas, los mercados de activos de riesgo son potencialmente vulnerables ante las sorpresas. Considero que un enfoque flexible que distribuya las inversiones entre una cuidada selección de bonos corporativos y una exposición sustancial a la deuda pública de los mercados desarrollados será una forma prudente de conjugar el riesgo y la recompensa en 2021.
La deflación es «el precio del mañana«
El corolario de la «apuesta por la deflación» es estar corto en el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro estadounidense y ponerse largo en materias primas en previsión de un boom económico posterior a la pandemia y una reactivación de las fuerzas inflacionistas. Nuestro posicionamiento es el contrario. Seguimos convencidos de que las presiones deflacionistas, no las inflacionistas, son todavía las fuerzas dominantes. Esperamos que las rentabilidades de los títulos de deuda pública se mantengan en los bajos niveles actuales, o incluso más bajos, que la fortaleza del dólar se estabilice y que las materias primas sigan dando muestras de volatilidad.
Aunque indudablemente el crecimiento y la inflación repuntarán cuando las economías reabran debido a las reducidas bases de comparación, esperamos que este efecto se diluya después de uno o dos trimestres a lo sumo y ciertamente no estaríamos ante el arranque de una nueva tendencia inflacionista. La aceleración de la inflación no se ha dado ni siquiera en China, que ha registrado un fuerte rebote en su crecimiento económico desde que entró en la fase de recuperación de la crisis de la COVID-19.
Ello es debido a que existe una combinación de factores estructurales —el exceso de deuda, el envejecimiento de la población y las alteraciones provocadas por la globalización, la tecnología y la mano de obra barata— que está conteniendo la inflación. Salvo la evolución demográfica, la pandemia ha acelerado todas estas tendencias.
El excedente de capacidad en el mercado laboral y las expectativas de aumento de los precios entre la población apuntan a un prolongado entorno de inflación baja. Los salarios llevan 40 años registrando un crecimiento escaso en las economías desarrolladas, lo que significa que actualmente los trabajadores apenas tienen poder de fijación de precios frente al capital. El creciente poder de los monopolios internacionales, junto con los elevados niveles actuales de desempleo a raíz de los recortes de costes derivados de la pandemia, crean una dinámica que seguirá tirando a la baja de los salarios durante algún tiempo.
Estamos en los albores de una revolución tecnológica que tiene un efecto inherentemente deflacionista para los precios. La pandemia nos ha servido un adelanto, ya que las empresas desarrollaron formas aún más eficientes de trabajar, lo que presiona a la baja los salarios y el empleo, y todos echamos mano de servicios y aplicaciones digitales de coste reducido por infinidad de motivos, desde el entretenimiento y la salud hasta la alimentación y los productos básicos. Las perturbaciones provocadas por la Inteligencia Artificial, la robótica y la automatización lastrarán aún más el reducido crecimiento de los salarios. Esta fuerza es tan poderosa que en su libro, titulado The Price of Tomorrow, el tecnológo Jeff Booth se pregunta si todo eso terminará poniendo fin a la «era de la inflación».
La deflación a largo plazo se ve agravada por el envejecimiento poblacional que sufren las economías desarrolladas. El gráfico que figura debajo muestra la clara correlación entre la mediana de edad de una población y los tipos de la deuda pública a largo plazo de ese país.
La deuda, los demócratas y la ley de los rendimientos decrecientes
En el último recuento, la deuda mundial ascendía a 280 billones de dólares y subiendo. Ante semejante acumulación de deuda en la economía mundial (gran parte de la cual es improductiva), cualquier repunte de los tipos de la renta fija pública creará volatilidad en los activos de riesgo y provocará que los tipos de los bonos vuelvan a caer. El ascenso de los tipos de los bonos no ayuda a la Reserva Federal a alcanzar sus objetivos de inflación a largo plazo. Como señaló recientemente el banco de inversión HSBC, una subida de los tipos del 1 % hoy equivale a una subida del 3 % o el 4 % hace 20 años.
Sin embargo, el crecimiento es extremadamente difícil de generar en un mundo muy endeudado. La teoría económica afirma que cuando se usa en demasía uno de los factores de producción (tierras, mano de obra o capital), termina entrando en escena la ley de los rendimientos decrecientes y, en este caso, hemos usado en demasía la deuda. A consecuencia de ello, la eficacia de la política presupuestaria está disminuyendo: en la década de 1950, 1 $ de deuda generaba alrededor de 0,80 $ de PIB, mientras que esta cantidad es inferior a 0,40 $ en la actualidad. Esa es una de las múltiples razones por las que soy escéptico sobre la capacidad para generar inflación de los grandes programas de ayudas de los demócratas en EE. UU.
En el plano político, el Congreso sigue estando muy dividido a pesar de la ilusión despertada por la victoria completa del presidente Biden y los demócratas. La mayoría demócrata es tan exigua que la vicepresidenta Harris tiene el voto de desempate y muchos de los nuevos demócratas son moderados. Eso podría hacer que la aprobación de grandes paquetes de gasto fuera más ardua de lo que creen muchos partidarios de la teoría de la reflación. Además, en un país tan burocrático e influenciado por los lobbies como EE. UU., podrían pasar años antes de que la aprobación de un plan de infraestructuras empiece a dejar huella en la economía en forma de crecimiento e inflación.
Multitud de oportunidades, pero el análisis crediticio es crucial
A tenor del apoyo que brinda la política de los bancos centrales, los bonos Investment Grade y High Yield son una buena inversión, aunque es crucial realizar un análisis crediticio exhaustivo. Muchos modelos de negocio parecen vulnerables ante unas perspectivas de crecimiento más complejas, especialmente en los sectores cíclicos y los que presentan mayores niveles de endeudamiento. Las tasas de impago han aumentado en EE. UU. y seguirán haciéndolo.
La estrategia invierte más del 40 % en bonos High Yield de negocios eminentemente defensivos que pensamos que pueden sobrellevar un periodo prolongado de volatilidad económica. Dentro de estos negocios capaces de resistir a lo largo del ciclo, se encuentran algunas empresas de comida rápida y comida a domicilio, supermercados, farmacéuticas y servicios de televisión en streaming, que han experimentado un gran auge durante la pandemia. Muchas de estas empresas tienen calificaciones BB, lo que nos permite encontrar rendimientos que oscilan entre el 3 % y los dobles dígitos en títulos que brindan oportunidades para conseguir el cupón más la devolución del principal.
También hemos tomado una posición del 5 % en bonos de empresas petroleras y gasistas, donde hemos encontrado oportunidades en productores estadounidenses y europeos tanto en títulos High Yield como Investment Grade. La producción de petróleo se apresta a descender este año, lo que debería impulsar los precios al alza.
En cuanto a la deuda pública, en un mundo donde los bonos con rendimientos negativos suman 17 billones de dólares viene a la memoria el dicho «en el país de los ciegos, el tuerto es el rey». Recientemente incorporamos a la estrategia deuda pública china a diez años que, con sus intereses del 3,5 % frente al 1,1 % de los bonos del Tesoro estadounidense, constituía una oportunidad atractiva. Como he mencionado antes, la economía china está creciendo con fuerza sin señales de inflación, aunque se caracteriza —como el mundo desarrollado— por una población activa en descenso, un crecimiento demográfico muy lento, un crecimiento de la productividad estancado y una burbuja crediticia, lo que significa que el crecimiento económico del país tenderá a la baja. Por todo ello, los rendimientos reales positivos de China ofrecen cierto atractivo.
Las recesiones suelen ser cortas y violentas, mientras que las recuperaciones son largas y graduales. Este año nos deparará indudablemente más sorpresas y nuestra estrategia mantiene un grado suficiente de flexibilidad para adaptarse a los cambios. Estoy convencido de que nuestra capacidad para invertir en los mercados de renta fija de todo el mundo nos otorga la libertad y flexibilidad necesarias para gestionar el riesgo y, al mismo tiempo, tratar de conseguir rentabilidades positivas, y para mí sigue siendo un privilegio poder invertir en su nombre.
Columna de Ariel Bezalel, responsable de estrategia del área de renta fija en Jupiter Asset Management.
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Las acciones estadounidenses rebotaron en enero, un indulto para los inversores que aguantaron un desafiante 2022. El rally de las bolsas estaba impulsado por la creciente confianza de los inversores en que los tipos de interés puedan estar cerca de máximos. El mercado está empezando a poner en precio la posibilidad de que la Reserva Federal pueda pausar pronto el ciclo de subidas de tipos, seguido de recortes en los tipos en la segunda parte de 2023. Como resultado, se han beneficiado del rally los activos más arriesgados, como las compañías growth o las acciones con sensibilidad a tipos altos. Aunque mejoró el sentimiento general en el mercado, hay algo de precaución sobre si el movimiento haya representado un punto de inflexión real u otra trampa del mercado bajista.
Al terminar enero, el mercado entró en la parte más ajetreada de la temporada de resultados del cuarto trimestre. Aunque por el momento solo han publicado resutlados una parte de las compañías, los comentarios de los equipos directivos siguen siendo conservadores en un contexto de incertidumbre en el lado de la demanda. A pesar de unas expectativas de beneficios más bajas, el tono del mercado pareció alinearse más con las expectativas de un soft landing que con un escenario de hard landing.
El 1 de febrero, la Reserva Federal anunció una subida de tipos de 25 puntos básicos al final de su reunión de dos días, alegando inflación persistente. Esta subida lleva ahora la tasa de tipos de interés hasta el 4,5%- 4,75%, desde el 0%- 0,25% anterior a la primera subida, en marzo de 2022. La Fed anticipa que serán apropiadas más subidas de tipos para que la inflación regrese al 2%. El presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó que aún no se han reflejado todos los efectos de las subidas de tipos, y que todavía hay más trabajo por hacer. La siguiente reunión del FOMC es el 21-22 de marzo.
Después de casi tres años, China reabrió sus fronteras el 8 de enero y puso fin al requisito de guardar cuarentena a los viajeros que llegaran al país, desmantelando el ultimo componente de su estricta política de cero covid. Los inversores están optimistas con la perspectiva de que la reapertura y la recuperación de la segunda economía mundial podría ayudar a impulsar una recuperación económica más generalizada.
El rendimiento del arbitraje de fusiones en enero estuvo impulsado por acuerdos que realizaron avances significativos hacia su conclusión. Shaw Communications (SJR/B CN-C$39.60-Toronto) y Rogers Communications tuvieron éxito en la defensa de su fusion de 25.000 millones de dólares canadienses frente al Comité de Competencia canadiense en el tribunal federal de apelación de Canadá. Las partes esperan ahora la aprobación del Departamento canadiense de Innovación, Ciencias y Desarrollo Económico, la última aprobación que queda para que se pueda cerrar el trato. South Jersey Industries, Sierra Wireless, y Meridian Biosciences recibieron respectivamente la aprobación del regulador y las tres operaciones se cerraron en enero. Las ofertas anunciadas en enero incluyeron la adquisición por 8.000 millones de dólares de Evoqua Water Technologies por Xylem, la adquisición por 1.000 millones de dólares canadienses de Magnet Forensics porThoma Bravo, y la compra por 2.000 millones de dólares de CinCor Pharma por AstraZeneca están creando nuevas oportunidades de inversión.
Los bonos convertibles arrancaron 2023 con fuerza, con el mejor mes de rentabilidad desde 2020, impulsado por una serie de factores pero, en general, porque el apetito por el riesgo se ha incrementado con el inicio del año. Además, hemos visto que algunos de los bonos con peor comportamiento en 2022 han pasado a ser los mejores en lo que va de año. Algunas de nuestras posiciones equivalentes a renta fija se han beneficiado de una “delta de crédito”, en la que una mejora en la percepción del balance de una compañía y de su acceso al capital causa que los inversores demanden los bonos. El resultado ha sido que en un mes se han acumulado los retornos que muchos inversores esperaban para todo 2023.
Seguimos viendo oportunidades este año en el mercado de convertibles. Las emisiones equivalentes a renta fija todavía ofrecen rendimientos a vencimiento convincentes, incluso después de los últimos movimientos. Muchos de estos bonos son la única deuda en el balance y les quedan tres o cuatro años para llegar a vencimiento. Esperamos que estos bonos se incrementen a la par con el tiempo, construyendo una sólida base para obtener rendimientos. Hemos visto que algunas compañías han recomprado este tipo de bonos en el mercado secundario o que han ofrecido un intercambio por nuevos convertibles. Anticipamos más ofertas de intercambio a lo largo del año. También es probable que algunos emisores de convertibles sean objetivos de compra, lo que convertiría sus bonos en convertibles a la par si la adquisición se realiza en efectivo, o en convertibles en la empresa adquirente si se utilizan acciones. Cualquiera de los dos resultados sería deseable para los propietarios de convertibles.
Las nuevas emisiones continuaron siendo anémicas este mes, pero lo que sí hubo fue una demanda significativa, con ofertas de gran tamaño a precios muy elevados. Esperamos que las compañías usen convertibles para captar financiación este año para reducir el coste derivado de los intereses y extender los vencimientos con una estructura de ‘covenants’ ligeros. Creemos que muchas compañías han retrasado el momento de ir al mercado y que los convertibles ofrecen a las empresas una forma atractiva de añadir capital a sus balances a un bajo coste. La emisión continuada nos permite mantenernos actuales y esperamos añadir de manera selectiva nuevas emisiones a nuestra cartera para mantener el perfil de riesgo asimétrico que queremos conseguir.
Junto a la palabra coronavirus y vacuna, estímulos es el tercer término que más hemos escuchado y leído durante los últimos meses, e incluso años. Por decirlo de algún modo, los estímulos de los bancos centrales y de los gobiernos se han convertido en parte central del tratamiento para frenar la crisis del COVID-19. Sin embargo, los analistas de las gestoras se plantean diferentes interrogantes sobre los riesgos de estos programas y sus consecuencias.
Según Brad Neuman, CFA y director de estrategia de mercado de Alger (empresa del Grupo La Française), los balances de los principales bancos centrales -la FED, el BCE, el BoJ y el BoE- han aumentado en una cantidad sin precedentes de 8 billones de dólares en el último año. Esta espectacular avalancha de dinero hace que la expansión de 2 billones de dólares experimentada durante la crisis financiera mundial de 2008 parezca insignificante. «Aunque creemos que son múltiples los factores que han impulsado la expansión de la relación precio/beneficio de las acciones, el crecimiento de los balances de los bancos centrales y su impacto en la liquidez y los tipos de interés han desempeñado un papel importante», matiza Neuman.
En opinión de los analistas de Lazard Frères Gestion, las medidas de QE establecidas por los bancos centrales están proporcionando una panacea a corto plazo. “Si bien el cóctel de déficit público y relajación cuantitativa es poderoso a corto plazo, y sus limitaciones son bastante lejanas, no deja de plantear interrogantes, y especialmente el del posible impacto en la inflación. Una aceleración crearía un problema de credibilidad del banco central, pero resolvería en parte el problema del aumento de la deuda pública. Sin embargo, esto no sería una buena noticia para los inversores en bonos del Estado, que verían el poder adquisitivo de sus inversiones erosionado por el aumento de los precios. Creemos que este riesgo es mayor que el de que los impuestos suban bruscamente, pero tiene la ventaja de ser más fácil de manejar: nada obliga a los inversores a invertir en bonos del Estado a una tasa cercana al 0%”, señala.
Para Esty Dwek, responsable de estrategia Global Macro en Natixis IM, desde hace tiempo los mercados de activos de riesgo y renta variable en particular eran “adictos” a los estímulos monetarios. Según explica, desde la reacción de pánico colectivo en el 2013 que detonó una escalada en el rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU., los mercados han demostrado que casi siempre requieren abundante liquidez y tasas bajas de la Reserva Federal.
“Enfrentados con la pandemia global, los gobiernos imitaron los movimientos de los bancos centrales y también prepararon medidas extraordinarias de estímulos en el área fiscal. Estos iban a ser temporales, pero muchos ya se han extendido, y todos los ojos están puestos hoy en cómo el Congreso de EEUU va a presentar su programa CARES Act 2. Actualmente, este apoyo es necesario –y no solo para los mercados – sino que hay también muchas consecuencias a largo plazo que los inversionistas optan por ignorar. En este contexto, ¿nos hemos vuelto todos (economías y mercados) adictos a los estímulos?”, reflexiona Dwek.
En su opinión, si bien el apoyo ha sido masivo y en una escala más allá de 2008-2009, quedan muchos desafíos para el crecimiento global y para salir de esta crisis. Pese a las proliferación de las campañas de vacunas, aún no hemos vencido al virus, lo que sugiere que aún no hemos salido de esta crisis.
El último análisis sobre las perspectivas de cara a 2021 de Edmond de Rothschild AM señala que una consecuencia de estos estímulos es que los bancos centrales han tomado el control de los mercados, pero desde hace unos años. “El desplome del mercado en el cuarto trimestre de 2018 fue provocado por la normalización de la política monetaria y por la retirada de liquidez por parte de los bancos centrales. El rebote de 2019 comenzó tan pronto como Jerome Powell decidió detener el endurecimiento monetario y se aceleró cuando la Reserva Federal inyectó nueva liquidez. El colapso del mercado llegó a su fin abruptamente el 24 de marzo cuando la Fed anunció que iba a aplicar una política monetaria ultra-expansiva. En sólo unos meses, los balances de los principales bancos centrales se inflaron tanto como en los años de flexibilización cuantitativa que siguieron a la quiebra de Lehman Brothers”, resume el documento para ponernos en contexto.
Y reconoce que el desafortunado precedente de 2018 provoca que los bancos centrales se muestren dispuestos a volver a la política normal de forma mucho más gradual que antes. En consecuencia, la política monetaria seguirá prestando apoyo a los mercados, aunque en menor medida. “La expansión de los balances seguirá siendo fuerte, pero se reducirá drásticamente en comparación con el excepcional año 2020. Aunque es muy improbable que se produzca un cambio de política, tendremos que seguir de cerca la evolución de la situación”, destaca.
Esta reflexión también es válida para los gobiernos que, según destaca el documento de Edmond de Rothschild AM, han cambiado de filosofía. “Tanto Estados Unidos como Alemania han puesto en marcha programas de estímulo sin precedentes, a riesgo de dejar en suspenso, durante el tiempo que sea necesario, el objetivo de equilibrar el presupuesto. La Unión Europea ha ideado su propio plan de estímulo utilizando una entidad supraeuropea para emitir deuda. El pragmatismo es más que nunca la consigna. Por el momento, la política fiscal en 2021 parece menos expansiva, pero no se pueden descartar nuevas medidas para estabilizar la recuperación”, explica.
¿Hasta cuando?
La pregunta que se plantea ahora Dwek es hasta cuándo serán suficientes estos estímulos. “ En nuestra opinión, no se trata solo de escala y alcance, aunque sí importan. La pregunta es qué medidas ayudarán a evaluar el éxito. Las medidas de desempleo se utilizan tradicionalmente, pero las estructuras divergentes de los mercados laborales en Europa y Estados Unidos sugieren caminos muy diferentes. En Europa, los esquemas de licencia han logrado mantener empleada a una gran parte de la población, mientras que en los EE.UU. La idea era alentar a las empresas a volver a contratar empleados cuando reabrieran. La preocupación, especialmente en Europa, es que varios sectores tardarán tanto en recuperarse, especialmente en la industria de servicios, que el desempleo aumentará o los planes de empleo a corto plazo deberán ampliarse continuamente. En EE.UU., es posible que el desempleo no retroceda hasta la estimación de pleno empleo de la Fed (~ 4%) durante mucho tiempo. Si tomamos la economía estadounidense como ejemplo, el gasto de los consumidores es probablemente uno de los indicadores clave del éxito”, señala.
A corto plazo, desde Edmond de Rothschild AM consideran que los bancos centrales han sido muy claros y ya han manifestado su intención de proporcionar más apoyo en 2021. “La Reserva Federal seguirá ampliando su balance y manteniendo compras mensuales de 120.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas hasta que se hayan hecho progresos sustanciales en el retorno al pleno empleo y la inflación alcance los niveles objetivo. La situación es la misma en Europa. No se espera que el BCE deje de expandir su balance antes de marzo de 2022”, afirma.
Su principal conclusión es que esta nueva postura refleja un cambio filosófico: los bancos centrales ya no quieren arriesgarse a permitir que las expectativas de inflación se desmoronen. “Se basan en modelos que utilizan la curva de Phillips, un concepto que se ha visto seriamente menoscabado en los últimos años. Al mismo tiempo, la emisión sin precedentes en los principales países, particularmente en Estados Unidos, les ha obligado a intervenir en la financiación del mercado de bonos para detener una sequía de liquidez que está minando la recuperación”, explica al respecto el análisis de Edmond de Rothschild AM.
Allianz Global Investors (Allianz GI) ha anunciado el lanzamiento de su nueva estrategia Allianz Resilient Opportunistic Credit (AROC). Según explica la gestora, esta estrategia se concibe como una ampliación natural de la oferta de deuda de infraestructuras actual de Allianz GI.
Además, destaca que este fondo proporciona a los inversores institucionales en deuda de infraestructuras acceso a la gama completa de sectores, que van desde las infraestructuras core (básicas), como, por ejemplo, los servicios públicos regulados, hasta las infraestructuras “core ++/value-add», como, por ejemplo, la tecnología o la energía de próxima generación.
La cartera de AROC tiene como objetivo un perfil crediticio promedio de B + e invertirá en activos reales, centrándose en empresas relacionadas con infraestructuras intensivas en capital, con altas barreras de entrada y de salida. La estrategia invertirá en países de la OCDE, con un fuerte enfoque en el Espacio Económico Europeo (EEE) y el Reino Unido, y tendrá una estrategia ASG integrada además de una sólida mitigación del riesgo ASG.
Esta última oferta de la plataforma de deuda de infraestructuras de Allianz GI, que ha realizado más de 18.000 millones de euros en inversiones desde 2013, estará dirigida por Tom Lees, que se incorporó al equipo de Allianz GI en enero de 2021 como gestor senior y tiene más de 17 años de experiencia en renta variable de infraestructuras, asesoramiento en deuda y calificaciones, fusiones y adquisiciones, financiación apalancada y mercados de capital de deuda. En su nuevo cargo, Tom también formará parte de la plataforma general de deuda de infraestructuras y será responsable de la originación y ejecución más amplia de las operaciones, así como miembro de todos los Comités de Inversión en las estrategias de deuda de infraestructuras. Se une a Allianz GI procedente de BNP Paribas y anteriormente ocupó puestos en Borealis Infrastructure (ahora OMERS Infrastructure), J.P. Morgan y Dresdner Kleinwort.
Además, esta nueva estrategia complementa la oferta de deuda de infraestructuras existente de Allianz GI, que incluye los fondos Allianz Infrastructure Debt Euro Core Fund y el Allianz Resilient Credit (ARC) Euro. Ambos alcanzaron el cierre final en el cuarto trimestre de 2020, el Euro Core recaudó 745 millones de euros y el ARC Euro 397 millones de euros. El fondo Allianz Euro Core es de larga duración y proporciona un flujo de caja estable con grado de inversión principalmente para la gestión de balances. El fondo ARC Euro tiene una duración mucho más corta, con objetivo de 8 años, y brinda a los inversores la oportunidad de diversificar sus activos con deuda de mayor rendimiento, pero estable, dentro del ámbito de la deuda de infraestructuras. La nueva estrategia tiene como objetivo una duración de aproximadamente 6 años y un mayor rendimiento.
“Creo que es una gran oportunidad poder aprovechar el éxito de la plataforma de deuda de infraestructuras de Allianz GI mediante el lanzamiento de esta nueva estrategia que completa nuestra oferta en el ámbito del crédito. La estrategia AROC proporcionará a los inversores acceso a toda la gama de sectores de deuda de infraestructuras, así como acceso a la de mayor rendimiento. Con esta esperada ampliación de nuestra actual oferta, los inversores se beneficiarán de la posición de liderazgo de Allianz GI en deuda de infraestructuras en el mundo y de su reputación, experiencia y capacidad de generar operaciones”, ha destacado Claus Fintzen, CIO de deuda de infraestructuras en Allianz GI.
La Française Asset Management, sociedad de gestión de activos del Grupo La Française, ha anunciado su objetivo de ofrecer una gama de fondos abiertos 100% sostenibles para finales de 2022.
Según explica la gestora, este objetivo está en consonancia con la estrategia del Grupo La Française. Actualmente, el 73% de los fondos abiertos de La Française AM ya cumplen con criterios de sostenibilidad y siete cuentan con etiquetas sostenibles (a 31/12/2020). El Grupo La Française comenzó a desarrollar su exclusivo enfoque ASG (medioambiental, social y de gobernanza) en 2008 y, desde entonces, ha logrado importantes hitos, como el lanzamiento de una estrategia de Impacto de Carbono que coincidió con la firma del Acuerdo de París en 2015. Además, el Grupo está extendiendo su estrategia sostenible a todas sus clases de activos y, como tal, podrá ofrecer una gama de productos multiactivos sostenibles.
En este sentido, destaca que el Grupo invertido los medios y recursos necesarios para alcanzar estos objetivos, en particular a través de su propio centro de investigación ASG con sede en Londres: La Française Sustainable Investment Research (LF SIR). Sus equipos han trabajado en la aplicación de metodologías innovadoras para medir y prever las emisiones de carbono.
«Plenamente comprometida desde 2008, La Française AM seguirá respondiendo a las expectativas de los clientes en materia de inversión sostenible a través de una gama completa de soluciones representativas de todas nuestras clases de activos. Tenemos grandes ambiciones», explica Jean-Luc Hivert, responsable global de inversiones y presidente de La Française AM.
Por su parte, Laurent Jacquier-Laforge, responsable global de inversión sostenible del Grupo La Française, ha destacado: “Nuestro compromiso pone de manifiesto una nueva coyuntura en nuestra transición hacia la inversión sostenible. El rigor de nuestras metodologías y la experiencia adquirida de numerosos especialistas dentro del Grupo son la prueba de nuestra dedicación para transformar a La Française AM en un actor comprometido”.
La sostenibilidad es el camino de transformación que transitan muchas compañías, pero también el núcleo de muchos proyectos empresariales que nacen en el contexto actual. Según el Informe Global de Emprendimiento 2020, elaborado por BNP Paribas Wealth Management, los emprendedores de todo el mundo apuestan por la sostenibilidad como prioridad para sus negocio y para sus inversiones.
Casi la mitad de los entrevistados ya cuenta con inversiones sostenibles y el 70% está ahora más dispuesto a invertir de manera sostenible que hace 18 meses, aumentando al 75% en el caso de los millennials, según las conclusiones del informe. Además, los inversores estánpreparados para cuadriplicar de media sus inversiones de impacto a largo plazo, porque constituyen una manera de utilizar su patrimonio para trasladar sus valores personales y familiares.
Entre sus inquietudes y prioridades está la acción sobre el cambio climático, que coincide con el objetivo número uno de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas (ODS). De hecho, el 33% de los emprendedores eligen la acción sobre el cambio climático como uno de los cinco temas principales de los ODS entre los 17 totales. En Europa, esta es también la prioridad, sin embargo, en Estados Unidos prima el acceso a energía limpia asequible y en China el promover un crecimiento inclusivo.
Entre las conclusiones del informe también destaca que los emprendedores quieren que la industria de wealth management desempeñe un papel relevante ypromueva proactivamente oportunidades de inversión sostenible, además de proporcionar información y asesoramiento para lograr sus objetivos de impacto.
Según explica, Vincent Lecomte, consejero delegado de BNP Paribas Wealth Management, las expectativas son diferentes de una región a otra, pero todos los emprendedores quieren contribuir y usar su patrimonio para dejar una huella positiva en la sociedad. «La pandemia también ha acelerado la inversión sostenible, el 64% de los inversores cree que la crisis del coronavirus supone un punto de inflexión para las inversiones medioambientales, sociales y de buen gobierno. La industria de Wealth Management tiene un papel importante que desempeñar para proporcionar el nivel adecuado de información, transparencia y soluciones con el fin de respaldar este compromiso empresarial», señala Lecomte.
Por su parte, Antonio Salgado, consejero delegado de BNP Paribas Wealth Management en España, destaca que “las consideraciones ESG pueden integrarse de diversas maneras en la estrategia de inversión y en la construcción de las carteras. Actualmente, hay un enfoque claro hacia el medio ambiente y el ámbito social, pero no tanto hacia el buen gobierno, que a veces se olvida un poco. En BNP Paribas estamos convencidos de que un gobierno corporativo sólido genera mayores rendimientos a largo plazo, al mismo tiempo que reduce el riesgo de la cartera”.
Sobre el informe
El Informe Global de Emprendimiento 2020 de BNP Paribas Wealth Management proporciona la visión de emprendedores de élite de 19 países sobre las inversiones sostenibles, sus principales prioridades y en qué medida las ponen en práctica. El estudio ha sido coordinado por la consultora AON y se ha realizado sobre empresarios y emprendedores High Net Worth y Ultra High Net Worth que cuentan con un patrimonio total para invertir de 18.200 millones de dólares.
GAM Investments ha anunciado el primer lanzamiento de su nueva gama de estrategias centradas en ESG. Se trata de un fondo sostenible de bonos locales de mercados emergentes, cuyo enfoque de inversión se ha puesto en marcha con la colaboración del fondo de pensiones austriaco VBV-Pensionskasse, especializada en inversiones sostenibles.
Según explica la gestora, debido a su gran experiencia en esta clase de activos, VBV-Pensionskasse ha decidido invertir en este nuevo vehículo. “La estrategia será gestionada por el equipo de deuda de mercados emergentes de GAM y es la primera de una serie de estrategias de inversión sostenible que la firma tiene previsto lanzar en 2021”, señalan desde GAM Investments .
La nueva estrategia se basa en la experiencia de Paul McNamara y del equipo de deuda de mercados emergentes de GAM, que cuenta con un enfoque diferenciado y basado en la selección de activos de alta convicción. Es la misma visión que ha implementado en sus inversiones en deuda de mercados emergentes durante los últimos 20 años. “La estrategia busca generar rendimientos financieros a largo plazo invirtiendo de forma sensible al impacto que la toma de decisiones de inversión puede tener en la sociedad y el medio ambiente”, matizan desde la gestora.
El enfoque combina una inclinación positiva hacia los bonos soberanos con mayores puntuaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), según lo definido por su índice de referencia, el JP Morgan ESGGBI-EM GD Index, con el proceso de inversión propio del equipo que incorpora factores ESG para la asignación activa dentro de las inclinaciones del índice. El JP Morgan ESG GBI-EM GD Index aprovecha la investigación de Sustainalytics y RepRisk, lo que permite a los inversores combinar las ventajas que ofrece la gestión activa aplicada a un índice de referencia ESG.
Según explica la gestora, durante el proceso de inversión, el equipo busca bonos de larga duración. Además, analiza los distintos países para identificar aquellos en los que la relación riesgo/rentabilidad sea más interesante, en función de su presupuesto de riesgo. Para limitar riesgos en el análisis de los países, se utiliza un “filtro de ciclo de crisis”, que ha sido desarrollado y patentado por el propio equipo de GAM. Este filtro capta la interacción entre los principales factores ESG y nueve variables macroeconómicas tradicionales que se consideran indicadores tempranos muy fiables de las crisis financieras, como la caída de las reservas de divisas o el rápido aumento de la inflación.
La estrategia suele tener una exposición activa a entre 15 y 25 mercados emergentes y mercados frontera, centrándose en aproximadamente 10 mercados básicos muy líquidos y entre 100 y 150 bonos y divisas a plazo.
«Hemos tenido en cuenta los factores ESG en nuestro proceso de inversión de esta estrategia de bonos emergentes locales, buscando también un impacto en los rendimientos ajustados al riesgo. A medida que los factores ESG se valoran de manera más eficiente en el mercado de deuda soberana, estas estrategias de inversión en bonos locales tendrán cada vez más una inclinación específica hacia la ESG y se integrarán estos factores desde la perspectiva del riesgo/rentabilidad”, explica Paul McNamara, director de inversiones de deuda de mercados emergentes de GAM.
Por su parte, Günther Schiendl, miembro del Consejo de Administración de VBV-Pensionskasse, apunta que ellos invierten de forma responsable y sostenible, pero también centrados en el rendimiento. “Creemos que en el ámbito de los mercados emergentes de renta fija, era especialmente necesario un nuevo enfoque que tenga cada vez más en cuenta los criterios ESG, al menos, era importante para nosotros, ya que este tipo de solución es por frecuente por ahora”, añade.
«Claramente, estamos viendo una gran demanda de estrategias centradas en la inversión sostenible y por nuestra parte, estamos trabajando junto con nuestros clientes para desarrollarlas. Esta estrategia de bonos locales de mercados emergentes combina los beneficios de utilizar un índice de referencia ESG bien establecido, con la gestión activa y la beneficiarse de la gestión activa y la experiencia del equipo de bonos de mercados emergentes de GAM. A finales de este año, tenemos previsto lanzar otros productos centrados en ESG, basándonos en nuestra galardonada estrategia Swiss Sustainable Companies que cuenta con más de 20 años de trayectoria», concluye Stephanie Maier, directora global de inversión sostenible y de impacto de GAM.
El sector financiero y la industria de la gestión patrimonial, a los que pertenecemos, tienen un papel crucial que desempeñar a la hora de frenar la pérdida de biodiversidad. No se trata simplemente de algo que “está bien tener” en el contexto de la inversión sostenible: sirve a los intereses a largo plazo de nuestros clientes y mejora nuestros resultados de inversión; y es nuestro deber hacer todo lo posible por aprovechar nuestra capacidad financiera para contribuir a proteger el planeta. Por esta razón, hemos establecido tres prioridades estratégicas para nuestra estrategia de Inversión Sostenible: Cambio Climático, Biodiversidady Derechos Humanos.
Robeco lleva años abordando distintas cuestiones relacionadas con la biodiversidad, a través de un programa específico de interactuación centrado en la deforestación asociada a la explotación de materias primas, de nuestra política sobre el aceite de palma y de la consideración de la biodiversidad como un factor decisivo en nuestro proceso de integración ASG. Desde hace muchos años, la biodiversidad se encuentra presente en nuestro proceso de inversión como elemento de evaluación de los riesgos (y las oportunidades) ambientales que afectan a las inversiones.
Sin embargo, está claro que debemos hacer más, tanto en términos de interacción adicional como de nuestras decisiones de inversión. Ya no se trata solo de no invertir en empresas que contribuyen a la pérdida de biodiversidad debido a que sus operaciones resultan perjudiciales para el medio ambiente. También debemos apostar por las que se esfuerzan por proteger la biodiversidad, dirigiendo más capital hacia este tipo de empresas sostenibles.
Pero no podemos hacerlo solos. Ningún inversor puede. Necesitamos que todas las esferas sociales también contribuyan; desde las empresas hasta los gobiernos, pasando por el sector financiero en su conjunto. Por este motivo, nos complace colaborar con el fondo World Wildlife Fund (WWF) Países Bajos, entre otros aliados, en nuestro esfuerzo por promover a escala mundial este proyecto tan vital. Trabajaremos con ellos utilizando nuestra hoja de ruta, que describíamos en el libro blanco sobre biodiversidad que publicamos, para emplear el capital inversor en la consecución de nuestros objetivos comunes.
Nuestra meta general es poder medir y gestionar en los próximos años nuestra contribución como inversores a la protección de la biodiversidad y la naturaleza colaborando con WWF y participando en otras iniciativas como el Compromiso Financiero por la Biodiversidad (Finance for Biodiversity Pledge).
Y esto es ahora más importante que nunca. El mundo natural está en crisis. Nunca en la historia humana la biodiversidad ha disminuido tan rápidamente como hoy en día. Según IPBES, las presiones del ser humano sobre la naturaleza están haciendo que nada menos que un millón de especies estén en peligro de extinción, muchas de ellas en pocas décadas. Los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de organismos, la contaminación y la introducción de especies invasivas amenazan a muchos ecosistemas. Sin embargo, la crisis de la naturaleza no es una cuestión aislada. El cambio climático está intensificando los factores que generan la pérdida de naturaleza, lo que a su vez reduce nuestra capacidad de capturar carbono y, por tanto, de mitigar el cambio climático. Este bucle de retroalimentación negativa también reduce nuestra capacidad de resistir las consecuencias del cambio climático, ya que los ecosistemas degradados no nos protegen de los fenómenos naturales igual que los ecosistemas sanos.
En términos económicos, el impacto de esta pérdida de naturaleza no tiene precedentes. Los ecosistemas prestan un importante servicio tanto a las personas como a las empresas, por ejemplo, mediante el aprovisionamiento y la regulación de los recursos naturales. El Foro Económico Mundial estima que más de la mitad de la producción económica mundial (44 billones de USD) depende en gran medida, o al menos moderadamente, de la naturaleza. Esto supone que, si los sistemas naturales se colapsan, también lo harán nuestros sistemas económicos y financieros. Esta es claramente una cuestión importante para cualquiera que ejerza su actividad en cualquier sector de nuestro planeta, incluyendo a sus financiadores.
Al mismo tiempo, la naturaleza ofrece muchas oportunidades y el mundo es cada vez más consciente de ellas. En el informe Future of Nature and Business se estima que una economía con incidencia natural positiva puede desbloquear oportunidades de negocio por valor de 10 billones de USD, mediante la transformación de los tres sistemas económicos responsables de casi el 80% de la pérdida de naturaleza: alimentación, infraestructuras y energía. Los ecosistemas pueden considerarse activos importantes.
Si comparamos nuestro sistema económico con una cadena alimentaria, podemos decir que el sector financiero está en la cima de ella. La financiación constituye la base de nuestro sistema económico y hace posible todo tipo de actividades económicas, cuyas repercusiones sobre la naturaleza pueden ser tanto positivas como negativas. Por ello, el sector financiero tiene un papel crucial que desempeñar a la hora de afrontar la crisis climática y de biodiversidad.
Para poder actuar, el sector financiero necesita información que le permita entender cómo la naturaleza afecta a los resultados financieros inmediatos, así como los riesgos y oportunidades financieras que puede entrañar a más largo plazo. WWF se enorgullece de ser uno de los precursores del Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con la Naturaleza (TNFD), que tiene como objetivo construir un marco que permita a las entidades financieras dar cabida a los riesgos y oportunidades relacionados con la naturaleza en su planificación estratégica, gestión de riesgos y decisiones de asignación de activos. Tomando medidas ya, las entidades financieras pueden reducir drásticamente los riesgos asociados a la transición.
La hoja de ruta interna de Robeco sobre la biodiversidad, recogida en el libro blanco (whitepaper) sobre biodiversidad, es un paso adelante real. Trata de comprender y abordar los impactos e influencias sobre la naturaleza del conjunto de la entidad. Esperamos colaborar con WWF Países Bajos para asegurar que su aplicación sea todo lo sólida que debe ser. Nuestro deseo es que esta hoja de ruta contribuya a la integración de la naturaleza en todas las decisiones financieras que se tomen, para así evitar las catastróficas repercusiones de las crisis a las que nos enfrentamos.
A pesar de los bajos tipos de interés, 2021 nos depara numerosas oportunidades de inversión, pero solo si se sabe dónde buscar. La sincronización de la política monetaria global en 2020, que redujo los tipos de interés y apuntaló los activos de mayor calidad, se convirtió en el pilar de una asignación a renta fija y se tradujo en que esta clase de activos arrojara rentabilidades claras. Es probable que 2021 sea menos lineal, por lo que los activos menos sensibles a la evolución de los tipos podrían comportarse mejor, pues se espera que la economía global se recupere. Encontrar oportunidades idiosincráticas y una selección de activos basada en la valoración podrían impulsar el alfa y el rendimiento en el año que tenemos por delante.
2020 frente a 2021: un giro de política, de la solvencia a los estímulos
Los precios de los activos en 2020 respondieron principalmente a las políticas desplegadas, más que a los fundamentales económicos. Los fundamentales económicos se deterioraron significativamente en 2020 por la pandemia de COVID-19, que implicó confinamientos que, a su vez, se tradujeron en una caída repentina de los flujos de caja y una notable ralentización de la actividad económica.
La respuesta de política a esta situación fue ingente. Por ejemplo, la combinación de las políticas monetaria y fiscal ascendió al 45% y al 44% del PIB de Estados Unidos y la zona euro, respectivamente1. Sucedió lo mismo en el resto del mundo, pues se inyectaron grandes cantidades de liquidez en las economías vía flexibilización de la política monetaria, ampliación de los balances de los bancos centrales con medidas de expansión cuantitativa y programas de compras de emergencia para la pandemia (PEPP), así como moderación fiscal. La coordinada respuesta estabilizó los mercados al relajarse las condiciones financieras; dicha respuesta, centrada principalmente en los activos de renta fija de alta calidad, terminó llegando a los mercados de crédito y renta variable (Gráfico 1).
En pocas palabras, en clave temática, 2020 versó sobre políticas orientadas a favorecer la solvencia a fin de reducir el riesgo de un deterioro crediticio duradero para las compañías. Por ejemplo, el programa de expansión cuantitativa de Estados Unidos abarcó el crédito con grado de inversión y se vio complementado por el Programa de protección de rentas para personas físicas. El objetivo de los responsables de política era brindar protección frente al riesgo de solvencia y evitar que la situación se tradujera en un deterioro crediticio más grave. Dicho deterioro tenía que abordarse en primer lugar porque, si no se contenía, hubiera podido tener efectos más duraderos, que reducirían el potencial de una recuperación más sólida y más rápida.
Desde el punto de vista temático, 2021 versa sobre estímulos y recuperación económica. Consideramos que la política seguirá siendo un determinante clave, pero la clave será el restablecimiento de la demanda económica y unos flujos de caja impulsados por estímulos económicos. Hasta ahora, los responsables políticos estadounidenses coinciden en la aprobación de un paquete de estímulos fiscales de 900.000 millones de USD, pero puede que, más adelante, se aprueben incluso más. Se trata de un extremo crítico, pues estimamos que dichos estímulos aportarán en torno a 275 puntos básicos a las expectativas de consenso de referencia, que apuntan a un crecimiento del PIB anual del 3%, para llegar a un avance total del PIB en 2021 de entre el 5,5% y el 6%. Esta evolución contribuirá a estrechar la brecha con respecto al crecimiento tendencial previo a la pandemia, restableciendo la demanda agregada y los flujos de caja al conjunto de la economía. Sin embargo, persistirá una importante brecha, pues Estados Unidos permanecerá por debajo del crecimiento tendencial incluso aunque se produzca un marcado repunte del crecimiento en 2021, lo que significa que los estímulos procíclicos tendrán que prorrogarse durante años hasta que la demanda alcance la oferta y se cierre la brecha.
Repercusión para la inversión: un enfoque “barbell”
Lo que funcionó adecuadamente en 2020, es decir, invertir en activos de alta calidad y sensibles a la evolución de los tipos de interés, podría no arrojar buenos resultados en 2021 durante la recuperación económica. La razón es que los tipos de interés podrían no descender sustancialmente e incluso aumentar de forma moderada en 2021.
Con el fin de compensar el cambio de rumbo de los tipos, de una trayectoria descendente a una evolución plana o al alza, es necesario incorporar activos de renta fija cuyo rendimiento guarde mayor relación con el estrechamiento de los diferenciales de crédito.
Un inversor también se podría plantear incorporar una parte de activos de menor calidad crediticia como una forma de incrementar la exposición a una recuperación económica y de contribuir a reducir la sensibilidad a los tipos de interés, todo ello, además de mantener activos de alta calidad para equilibrar la posibilidad de que aumenten los riesgos de crédito, es decir, lo que denominamos una «estrategia barbell».
Rotaciones y desajustes
Consideramos que existen numerosas oportunidades idiosincráticas en el conjunto del mercado de renta fija global. Esta es la razón por la que la valoración y la selección de activos son aspectos fundamentales que incorporar al proceso de toma de decisiones de inversión y a la confección de una cartera. Llevar a cabo una rotación en detrimento de activos que colmaron su valoración en 2020 y sustituirlos por activos que podrían tener margen para apreciarse serán aspectos esenciales para impulsar el alfa a lo largo del año.
2021: nuestras mejores ideas de asignación de activos para inversores en renta fija
Los componentes fundamentales de nuestras decisiones de asignación de activos responden a nuestra visión de recuperación económica global procíclica y sincronizada. Sin embargo, también deben tenerse en cuenta la selección de activos y factores idiosincráticos a la hora de elaborar una cartera. En general, obtenemos nuestras mejores ideas principalmente de los siguientes ámbitos:
Activos titulizados
Mantenemos un sesgo positivo hacia el crédito titulizado relacionado con los inmuebles residenciales. Los fundamentales subyacentes del mercado de la vivienda en Estados Unidos son robustos y prevemos que permanezcan estables en 2021. La positiva dinámica de la oferta y la demanda, el descenso de los impagos y los bajos tipos de interés, que hacen que las viviendas sigan siendo asequibles a pesar del aumento del 5% de los precios de la vivienda a escala nacional, son factores favorables2. Los valores con una calificación de BBB y otros más sensibles a la evolución del crédito han quedado a la zaga en la recuperación. Aunque el conjunto de los mercados de renta variable y crédito ya descuentan en gran medida una recuperación económica, los mercados de activos titulizados muestran una mayor cautela económica. Por tanto, pensamos que la oportunidad que ofrecen dichos mercados actualmente sigue siendo interesante en términos ajustados por el riesgo. Debido a la solidez de los fundamentales del mercado de la vivienda, que ya hemos tratado, albergamos una perspectiva optimista para el crédito titulizado del ámbito residencial (bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles residenciales no de agencia, bonos de titulización de activos relacionados con el ámbito residencial y bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles comerciales), en particular, en Estados Unidos. El crédito de consumo, los bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles comerciales de oficinas y las viviendas plurifamiliares son sectores atractivos.
Mercados Emergentes
Es de esperar que un entorno global procíclico de acomodación monetaria, sostenida y amplia, las perspectivas de que se desplieguen a gran escala vacunas contra la COVID-19 para el primer semestre de 2021 y unos estímulos fiscales en Estados Unidos que podrían favorecer el crecimiento global impulsen los segmentos sensibles al crecimiento de esta clase de activos. Por tanto, consideramos que mantener crédito high yield y posiciones largas en divisas de mercados emergentes frente al USD, suscribiendo posiciones en emisores de high yield en moneda local, debería arrojar un rendimiento superior al del grado de inversión, que cuenta con un menor colchón de valoración. El crédito de la esfera emergente también ha quedado a la zaga de la recuperación y está posicionado para evolucionar adecuadamente en la que esperamos que sea una recuperación global procíclica.
Los factores técnicos también potencian nuestro optimismo sobre la deuda de mercados emergentes para el próximo año. Concretamente, es de esperar que el aumento del diferencial de crecimiento entre las esferas emergente y desarrollada y la persistencia de la búsqueda de rentabilidad, que lleva a los inversores hacia segmentos más arriesgados de la renta fija, impulsen nuevamente flujos hacia los mercados emergentes.
Crédito high yield
Consideramos que las mejores valoraciones se encuentran en el high yield estadounidense, pero con la salvedad de que esperamos que los rendimientos se vean impulsados por la compresión de la beta. Es decir, esperamos que se compriman las rentabilidades en las cohortes de activos con calificaciones de BB, B y CCC. Buscamos inversiones de valor con base en bonos rezagados, pero que probablemente vayan a rendir mejor en una recuperación cíclica. Creemos que las oportunidades idiosincráticas, específicas del emisor y del activo de crédito, serán las que generarán la mayor parte del alfa.
Alta calidad
Poseer renta fija de alta calidad y más sensible a los tipos de interés forma parte de nuestro enfoque táctico «barbell», lo cual incluye incorporar deuda pública estadounidense, australiana y neozelandesa cuando se produzca el esperado repliegue de las rentabilidades a lo largo del primer semestre de 2021. Sin embargo, sí somos algo reacios a poseer crédito grado de inversión con calificaciones elevadas y procuraremos reducir nuestra exposición a dichos activos. Fundamentamos nuestra postura en que los diferenciales de crédito de este ámbito ya se han estrechado sustancialmente. De hecho, prevemos huir de compañías con una calificación de A y saldos de efectivo elevados porque existe el riesgo de que las fusiones y las adquisiciones que se produzcan en esta cohorte pesen sobre las valoraciones. Preferiríamos mantener, por ejemplo, una combinación de activos con una calificación de BBB con fundamentales sólidos y deuda pública estadounidense como asignación de riesgo preferente.
Bonos convertibles
Considera-mos que es interesante incorporar bonos convertibles a la asignación de activos atendiendo a las valoraciones y la diversificación. Es probable que nuestra visión de una recuperación procíclica resulte favorable para los precios de los activos de mayor riesgo, así como para los bonos convertibles. Además, los bonos convertibles tienden a evolucionar de forma adecuada a medida que aumenta la volatilidad, lo cual puede hacer las veces de elemento de diversificación hacia posiciones largas en crédito, que inherentemente son volátiles a corto, mediante las primas de riesgo de impago. Los marcados factores técnicos de la oferta también han contribuido a mantener las valoraciones de los bonos convertibles en niveles comparativamente bajos frente a la renta variable, brindando así una oportunidad de poseer opcionalidad a través de los mercados de bonos convertibles a valoraciones más atractivas.
Conclusión
Es probable que la política monetaria y fiscal contribuya sustancialmente al rendimiento de los activos en 2021, como fue el caso en 2020. La diferencia fundamental es que el respaldo vía políticas acompañará un repunte económico (procíclico) en 2021, a diferencia de lo que sucedió en 2020, cuando lo que se pretendía era compensar el deterioro económico (anticíclico).
El objetivo de las políticas es asegurar que el repunte económico sea lo suficientemente significativo y duradero como para lograr demanda agregada suficiente para cerrar la brecha de producto y propiciar un regreso al crecimiento tendencial. Es improbable que este proceso sea fluido y los precios de los activos y los tipos de interés fluctuarán mientras dure. Dada esta situación, creemos que la gestión activa, la selección de títulos y la valoración son todos componentes necesarios a la hora de confeccionar una asignación duradera a activos de renta fija.
Columna de Michael Kushma, CIO del equipo de Renta Fija Global, y Jim Caron, portfolio manager y director de Global Macro Strategies en el equipo de Renta Fija Global en Morgan Stanley Investment Management.
Anotaciones:
(1) Fuente: Reserva Federal, Banco Central Europeo. Datos a 30 de noviembre de 2020
(2) Fuente: Índice S&P CoreLogic Case-Shiller U.S. National Home Price NSA, a 30 de noviembre de 2020
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