Llegan cambios a nivel internacional en el organigrama de BNY Mellon Investment Management. La gestora ha anunciado el nombramiento de Sasha Evers para el cargo de responsable de distribución minorista para Europa. Sasha, que seguirá trabajando desde la oficinas de BNY Mellon IM en Madrid, reportará a Matt Oomen, jefe global de distribución de BNY Mellon Investment Management.
En este puesto de nueva creación, Sasha será responsable de liderar, definir y ejecutar la estrategia de distribución de BNY Mellon Investment Management en el segmento minorista de Europa. Trabajará estrechamente con las firmas de inversión de BNY Mellon Investment Management, como Newton Investment Management, Insight Investment y Walter Scott, para “ofrecer a los clientes estrategias de inversión relevantes y de alta calidad que satisfagan sus necesidades y objetivos”, destacan desde la gestora.
Sasha Evers sustituirá a Hilary López, responsable de distribución de intermediarios europeos en BNY Mellon Investment Management, quien ha decidido dejar la compañía después de 11 años para buscar otras oportunidades. Sasha lleva más de 21 años en BNY Mellon IM y hasta el momento era el responsable de Iberia y América Latina, puesto que pasará a ocupar Ralph Elder, quien también ha sido promovido desde su actual cargo como director de ventas para la región ibérica, asumirá ahora el liderazgo de los negocios de la compañía en ambas regiones, Iberia y Latinoamérica. Ralph lleva dos décadas en la empresa y ha sido clave en el desarrollo del negocio de Iberia.
“El mercado minorista en Europa es una parte estratégicamente importante de nuestro negocio. Sasha tiene un historial probado en la creación de negocios y equipos de éxito, en el desarrollo de relaciones duraderas con los clientes y en el crecimiento de los activos. Estoy encantado de trabajar más estrechamente con él mientras impulsamos un mayor crecimiento en el segmento y reforzamos nuestra presencia en toda Europa. También estoy encantado de que Ralph dirija nuestros negocios en Iberia y Latinoamérica. Ha desempeñado un papel integral en la construcción de estos negocios junto a Sasha durante los últimos 20 años. También me gustaría dar las gracias a Hilary por sus numerosas contribuciones a la empresa y desearle lo mejor en sus futuras actividades”, ha declarado Matt Oomen, director global de distribución de BNY Mellon Investment Management.
Por su parte, Sasha Evers, responsable de distribución minorista para Europa en BNY Mellon Investment Management, ha señalado: «Estoy muy emocionado por esta oportunidad de liderar nuestra estrategia de distribución minorista en Europa. Estoy deseando trabajar con todos nuestros negocios en el continente para impulsar nuestro crecimiento en este segmento de clientes clave. Ralph ha sido un impulsor clave de nuestro éxito en la región de Iberia y estoy encantado de que dirija nuestros negocios de Iberia y Latinoamérica”.
Diaphanum abre en Miami su primera oficina fuera de España bajo el nombre de Diaphanum Americas, LLC, entidad supervisada por la Securities and Exchange Commision (SEC), iniciando así un proceso de internacionalización que le permite seguir afianzando su estrategia de crecimiento orgánico dentro y fuera de España.
Según explican desde la firma, con esta nueva oficina, Diaphanum amplía las alternativas de jurisdicción a los clientes existentes, una de las características del modelo de negocio de asesoramiento financiero independiente que ofrece la compañía. La entidad ha elegido Miami como una plaza idónea para comenzar a sentar las bases y continuar creciendo en el futuro, afianzando su proyecto en México, además de otros mercados de Centroamérica y el Cono Sur.
Para este crecimiento, Diaphanum ha llegado a un acuerdo con Family Enterprise Partners, firma especializada en asesoramiento a family offices, gestión de altos patrimonios y gobernanza familiar, plenamente alienada con el modelo de negocio de la entidad. El nuevo socio de Diaphanum en Miami se integrará a su vez en España bajo la figura de agente. Además, el equipo está liderado por Rafael Alberca y Daniel Cervantes.
Rafael Alberca y Daniel Cervantes Santamaría, socios fundadores de Family Enterprise Partners, atesoran más de 20 años de experiencia en el ámbito de la gestión de altos patrimonios y family offices. Antes de lanzar su proyecto han trabajado juntos los últimos cinco años desarrollando una cartera de clientes y family offices en España y Latinoamérica. Alberca, a su vez, ha sido director de inversiones en Kefren Capital Family Office. Por su parte, Cervantes previamente trabajó en JP Morgan, en la Boston Consulting Group y en Santander Private Banking International, como Family Wealth Advisor.
Rafael Gascó, presidente de Diaphanum, explica que “hemos elegido Miami para iniciar esta nueva andadura internacional por dos motivos: su gran potencial en el ámbito de la banca privada y porque hemos encontrado en Family Enterprise Partners al mejor socio por su amplio conocimiento de la plaza, así como su máxima alineación con nuestro modelo de negocio”. Y añade: “con esta apertura podremos ofrecer a nuestros clientes una jurisdicción alternativa en sus carteras. Nuestro objetivo en los próximos meses es seguir detectando nuevas oportunidades dentro y fuera de España, para desarrollar nuestro modelo diferencial de asesoramiento 100% independiente, pero solo donde encontremos los profesionales y los equipos adecuados para ello”.
Mediolanum International Funds Ltd (MIFL), la plataforma europea de gestión de activos del Grupo Mediolanum, ha anunciado tres nuevos mandatos de renta variable por un total de más de 1.000 millones de euros con tres boutiques de inversión europeas: Cadence, Intermede y RWC. Estos tres nuevos acuerdos se producen un mes después de los alcanzados con las boutiques estadounidenses SGA y NZS Capital.
Según ha explicado la firma, proporcionará a las tres empresas acceso a su plataforma de distribución en Italia, España y Alemania. Además, señala que estos nuevos acuerdos ayudarán a reforzar su estructura de multigestión, incorporando “excelentes capacidades adicionales que mejorarán aún más las soluciones de inversión de la gestora”
El acuerdo con Cadence Investment Partners LLP, boutique de inversión independiente con sede en Edimburgo, contempla que Mediolanum International Funds aporte 130 millones de euros a la estrategia insignia de la boutique en Asia. Fundada en 2014, Cadence es un inversor a largo plazo centrado en la inversión de valor intrínseco en empresas de alta calidad, capaz de traducir el crecimiento de Asia en rendimientos superiores.
“Estamos encantados de poder colaborar con Mediolanum y sus clientes. La relación marca un paso importante en el desarrollo de Cadence Investment Partners. Tener acceso a la plataforma de distribución de Mediolanum a través de este acuerdo nos permitirá seguir centrándonos en nuestra prioridad, la gestión de carteras. Nuestra estrategia está bien posicionada para reflejar la inmensa oportunidad que ofrece Asia, ya que la región parece que se convertirá en el motor del crecimiento mundial en las próximas décadas», ha destacado Jason McCay, socio director de Cadence Investment Partners.
El acuerdo también contempla la asociación de Mediolanum International Funds con Intermede, una boutique independiente con sede en Londres fundada en 2014. En este sentido, Mediolanum International Funds asignará 700 millones de euros a la estrategia de renta variable global a través de un mandato de subasesoramiento. Según explica, su filosofía de inversión bottom-up, basada en el análisis intensivo fundamental, ha dado lugar a una estrategia de growth de alta calidad, con una cartera concentrada (40-50 participaciones) y sólido active share.
Respecto a este acuerdo, Barry Dargan, gestor de carteras y CEO de Intermede Investment Partners, ha declarado: “Este acuerdo de subasesoramiento nos abre nuevos horizontes y nos permitirá ofrecer a una amplia gama de clientes minoristas europeos acceso a una cartera que identifica las mejores empresas de su clase con un descuento, independientemente de la situación del mercado. Nuestra cultura corporativa también está estrechamente alineada con Mediolanum en el sentido de que estamos óptimamente configurados para minimizar las distracciones externas de modo que el equipo de inversión pueda centrarse en el análisis de las compañías, con un equipo y una concentración de cartera adecuado”.
Por último, Mediolanum International Funds también destinará aproximadamente 300 millones de euros a RWC Partners, invirtiendo 60 millones de euros en su estrategia de mercados emergentes y otorgando un mandato de 240 millones de euros en su nueva estrategia de renta variable global, gestionada por un equipo que se incorporó recientemente a RWC. Con presencia en todo el mundo, RWC Partners es una gestora independiente de gestión de activos, que ofrece una amplia gama de productos de renta variable. Fundada en el año 2000, en la actualidad cuenta con de 20.000 millones de euros en activos bajo gestión.
Nick Clay, gestor principal de carteras de RWC Partners, ha explicado que esperan construir una sólida relación a largo plazo con Mediolanum International Funds. “Hemos logrado con éxito el crecimiento del capital a largo plazo e ingresos sostenibles de nuestra cartera de valores globales. Con este acuerdo, ahora podremos trasladar este éxito a los clientes de Mediolanum International Funds”, ha indicado Clay.
Desde Mediolanum International Funds destacan su flexibilidad y sólida infraestructura para apoyar startups fundadas por equipos muy pequeños, así como a firmas más establecidos como RWC. “Estamos encantados de poder trabajar con Cadence, Intermede y RWC. Las tres gestoras han demostrado que son actores altamente especializados con una trayectoria excepcional. Este es el resultado de un extenso trabajo por parte de nuestro equipo de análisis, que nos permite ofrecer nuevos talentos y capacidades a nuestros clientes, que de otra manera no serían accesibles. Nuestro objetivo sigue siendo claro: invertir al menos un tercio de todos nuestros activos gestionados por terceros, alrededor de 10.000 millones de euros, en boutiques en los próximos cinco años”, ha afirmado Furio Pietribiasi, consejero delegado de Mediolanum International Funds Limited.
El agua es el objetivo número seis de los ODS de Naciones Unidas y también el riesgo en el que menos se ha avanzado. Según señala la organización internacional, la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático. Ante este escenario, ¿qué importancia están dando las gestoras al agua dentro de sus carteras sostenibles?
Desde DWS defienden un enfoque basado en la “inversión de transformación” para afrontar los riesgos que acorralan a este recurso natural. Esta visión nace de su participación en un grupo de trabajo del Foro Económico Mundial que analiza cómo convertir los riesgos sistémicos mundiales en un retorno sostenible.
“Si no se logra un marco de transformación, es probable que el agua y posiblemente otros factores ESG se vean condenados a riesgos que los inversores traten de evitar, aunque se conviertan en el próximo gran desafío para la humanidad a finales de esta década. De modo que instemos a las firmas de gestión de activos a que empiecen a pensar en el riesgo del agua de una manera diferente, menos compartimentada y de naturaleza más holística, a que avancen en la dinámica y la legislación futuras, y a que adopten una carta del agua el objetivo de impulsar sus propias operaciones, así como sus actividades de inversión, y posiblemente en colaboración con otras firmas de gestión de activos, pidan a las empresas que hagan lo mismo”, señalan desde DWS.
Según explican, para lograr esta “inversión transformacional” es necesario desarrollar un marco que el ciudadano de a pie, el consumidor final, el inversor minorista y los inversores institucionales, sean conscientes de la sostenibilidad y el riesgo del agua Además de reevaluar los roles de las diferentes funciones a lo largo de la «cadena de inversiones»: recuperando el concepto de Aristóteles y Montesquieu de la separación de poderes.
“Los gobiernos deben legislar: utilizando la Carta del Agua de la UE para orientar las políticas. Necesitamos una ESG de Principios de Contabilidad Globalmente Aceptados (GAAP) con la auditoría de los países, empresas e inversores en relación con sus impactos ambientales y sociales. Y que los inversores deben invertir aplicando un marco de inversión en todas las clases de activos con una clara distinción entre «do nothing», la integración de la ESG (outside-in) y la inversión de impacto/transformación (inside out)”, defienden desde DWS.
Por último propone que los productos de inversión que realmente se ocupan del agua y/u otros riesgos de ESG deberían tener tarifas más bajas que aquellos que no son de ESG/transformación. “Los gobiernos deberían aplicar una «tasa de sostenibilidad» a los productos de inversión que no abordan el desafío de la sostenibilidad. Las tarifas más altas deberían ser para los productos de inversión que «no hacen nada», la tarifa intermedia para los productos de inversión de integración de los ASG y tarifas de inversión de sostenibilidad más bajas o inexistentes para los gobiernos”, añade como elemento para completar este marco de inversión.
Quality Growth y Pictet AM
Por su parte, Sudhir Roc-Sennett, Head of Thought Leadership & ESG de Quality Growth (Boutique de Vontobel AM), destaca las necesidades de inversión que genera este recurso natural y en especial el estrés hídrico, marcando como referencia para el sector el concepto de “huella hídrica”.
“Hemos vinculado los impulsores del estrés hídrico a las señales de alarma a nivel empresarial que merece la pena analizar. La visibilidad del estrés hídrico es limitada, ya que las empresas no están obligadas a revelar su consumo o exposición al estrés en sus operaciones o cadenas de suministro. Muchas empresas tienen la oportunidad de mejorar el consumo de agua antes de que el problema se haga crónico. Los inversores deben ser conscientes de los riesgos empresariales que genera el estrés hídrico. A medida que las compañías reduzcan su huella en las zonas afectadas, no sólo contribuirán a la salud de muchas comunidades locales y crearán conciencia de cara a sus clientes, sino que también ayudarán a mantener el crecimiento futuro y el posicionamiento competitivo”, explica Roc-Sennett.
Según explica la gestora, el estrés hídrico se define como la proporción de agua dulce extraída en relación con los recursos hídricos disponibles y cuando supera el 40%, se considera elevado. El estrés hídrico está distribuido de forma desigual por todo el mundo, aunque es más frecuente en áreas secas muy pobladas alrededor de las zonas subtropicales que abarcan franjas del norte de África, India, norte de China, sur de Estados Unidos y México. La FAO estima que el estrés hídrico mundial (utilización) fue sólo del 13% en 2018.
“Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los inversores es comprender la huella hídrica completa de una empresa y su cadena de suministro. La introducción de información obligatoria sobre el consumo de agua y la exposición regional sería muy útil. Además, los beneficios de reducir la huella hídrica de una empresa incluyen la posibilidad de ganar cuota de mercado frente a operadores menos eficientes. Se pueden reducir los costes y mejorar la reputación de la empresa. Una compañía también puede reducir su sensibilidad al agua en sus suministros adquiridos aportando conocimientos técnicos y apoyo comercial a pequeños y medianos proveedores”, añade Roc-Sennett.
Por eso propone que las empresas se adapten y reconozcan el valor del agua que el mercado lo refleje plenamente, y considera que los inversores pueden ayudar a que la empresa vaya en la dirección correcta y a que se ponga de manifiesto este elemento vital de su negocio. “Es probable que el cambio cobre impulso cuando se exija la divulgación de información sobre el agua en el informe anual; por ahora no es así. Las mejores prácticas deberían incluir información sobre la extracción anual de agua y los índices de consumo por unidad de negocio y en su conjunto, así como destacar la exposición al agua por subcuenca para la empresa y su cadena de suministro. Eso sería un buen comienzo”, propone Roc-Sennett.
Para Marc-Olivier Buffle, especialista de Pictet AM, y Cédric Lecamp, gestor del fondo Pictet Water, un punto de partida es el marco de Límites Planetarios para los nueve fenómenos medioambientales más perjudiciales a los que se enfrenta el Planeta, desde cambio climático y consumo de agua dulce hasta pérdida de biodiversidad y utilización del suelo. Creado por el Stockholm Resilience Center, indica que se pueden consumir 4.000 millones de metros cúbicos de agua dulce al año sin dañar el planeta, lo que coincide en líneas generales con los niveles de uso actual, según estimaciones. No obstante, para 2030 se prevé que la demanda mundial de agua alcance los 6.900 millones de metros cúbicos, superando con creces las posibilidades del abastecimiento accesible y fiable.
“De manera que analizar el consumo de agua de forma aislada de la cadena de valor añadido de los productos o servicios, resta importancia al papel que una empresa puede desempeñar en la eficiencia hídrica global, incluyendo proveedores. También se infravalora la medida en que puede verse perjudicada en caso de fenómenos hídricos extremos. El asunto se complica más por el hecho de que el agua es un problema local y la ubicación de una empresa puede influir mucho en su prioridad en cuanto a considerar la eficiencia hídrica. Además, la eficiencia hídrica no solo consiste en consumir menos, sino también en reutilizar. Al respecto algunas de las principales industrias del mundo están adoptando el planteamiento de economía circular, mediante tratamiento de las aguas residuales. Las que puedan mostrar este enfoque se beneficiarán de mejor imagen y reducirán su riesgo reputacional”, explican ambos expertos de Pictet AM.
AXA IM y BNP Paribas AM
Por último, uno de los enfoques que propone AXA IM es abordar el reto del agua a través de la tecnología. “Reconociendo la necesidad de actuar, las Naciones Unidas (NU), en su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) n. º 6 aboga por brindar agua limpia y saneamiento a todo el mundo, aunque se estima que, de aquí a 2030, serán necesarios unos 114.000 millones de dólares anuales para alcanzar dicho objetivo. Esto requerirá apoyo y financiación tanto de los gobiernos como del sector privado, lo que brinda una oportunidad a empresas de este ámbito para realizar contribuciones positivas desarrollando soluciones innovadoras con el objetivo de alcanzar esos objetivos mundiales”, destaca Amanda O’Toole, gestora de carteras en AXA Investment Manager.
En opinión de la gestora, una serie de empresas que operan en todo el ciclo del agua están desarrollando tecnología para hacer frente al desafío que plantea la escasez de agua, lo que se traduce también en oportunidades de inversión atractivas.
“Según la ONU, tan solo el 0,25% del agua que hay en el planeta puede utilizarse. El resto es agua salada, está contaminada o se encuentra en las capas de hielo polares, glaciares y permafrost. Siguiendo la tendencia actual, se espera que en 2030 la demanda de agua para uso doméstico, industrial y agrícola supere el suministro en un 40%.Esto genera toda una cadena de valor en torno al agua: recogida, desalinización/purificación, bombeo, reparación y reemplazo de infraestructuras anticuadas, logística y distribución e incluso seguimiento del uso del agua con fines de métrica, facturación y eficiencia”, señala entre los segmentos que considera más relevantes.
Por su parte, desde BNP Paribas Asset Management explican que quierenmejorar el impacto medioambiental de sus inversiones y ejercer con ellas una influencia positiva. “Con este fin integramos las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) en todos nuestros fondos; practicamos la gestión responsable mediante el diálogo activo entre el accionista y la empresa y las actividades de promoción de políticas públicas; aplicamos políticas de conducta empresarial responsable y exclusiones de productos; ponemos el foco en cuestiones clave en materia de sostenibilidad, como la energía, la igualdad y el medioambiente; y visibilizamos el papel del sector financiero en la consecución de un mundo más sostenible”, explican.
Dentro de esta visión y de su gama de productos de inversión, destaca su fondo BNP Paribas Aqua. Se trata de una estrategia de renta variable que invierte en empresas que operan en el sector hidráulico o similares, y seleccionadas por la calidad de su estructura financiera y/o el potencial de crecimiento de beneficios.
Agua, cambio climático y el futuro
No se puede entender los retos que plantea el agua sin abordar el cambio climático en su conjunto. Según recuerdan los analistas del equipo de Portocolom AV, la encuesta anual de PwC a consejeros delegados indica que estos altos ejecutivos infravaloran los riesgos del cambio climático, aunque sí que consideran la necesidad de mejorar su medición y reporte en relación con la sostenibilidad del medio ambiente.
En este sentido, la conclusión de Bob Moritz, presidente de PwC fue clara: “Para dirigir los grandes retos que encaramos en el mundo actual, necesitamos cambiar los incentivos que dirigen la toma de decisiones. Esto requiere que los mercados financieros tomen una visión más amplia, más allá del mero retorno financiero y el corto plazo. Es crucial una mejora en los reportes de las empresas sobre información no financiera. Así los distintos grupos de interés pueden ver cómo las compañías además de responder a sus objetivos financieros están creando valor a la sociedad y al planeta”.
En opinión del equipo del equipo de Portocolom AV, “las grandes corporaciones son conscientes del gran riesgo que supone para sus actividades económicas el cambio climático, en parte porque cuentan con los medios para medirlo. Sin embargo, las pymes infraestiman este riesgo, y hay que tener en cuenta que supone entre el 50% y el 60% del PIB de la OCDE. Para el cumplimiento de la Agenda 2030 es necesario que se establezcan más políticas que incentivos a las pymes a considerar el cambio climático como un riesgo prioritario”.
La Financière de l’Echiquier (LFDE) ha anunciado el nombramiento de Lena Jacquelin para el cargo de analista senior, en el marco del desarrollo de su división de renta variable, creada hace diez años. Además, la firma ha marcado como una de sus prioridades aumentar la gama de soluciones temáticas.
Según explican desde LFDE, la incorporación de Jacquelin refuerza el equipo de renta variable internacional, dirigido por Rolando Grandi, CFA, que gestiona, entre otros, los fondos Echiquier Artificial Intelligence (8 millones en activos) o Echiquier World Next Leaders, fondo multitemático que invierte en las mega tendencias que determinarán la economía del futuro (470 millones en activos).
“Damos la bienvenida a Lena Jacquelin, cuyo perfil y experiencia enriquecerán nuestra competencia en la selección de valores y consolidarán el desarrollo de nuestra gama temática internacional”, ha destacado Olivier de Berranger, director general delegado responsable de la gestión de activos de La Financière de l’Echiquier.
En marzo de 2021, Lena Jacquelin se incorporó a La Financière de l’Echiquier como analista senior al equipo de renta variable temática internacional, que ahora cuenta con tres personas. Jacquelin es graduada en finanzas de mercado por la Escuela Superior de Ingenieros Leonard de Vinci de París La Défense, Lena Jacquelin inició su carrera profesional en Invest Securities como analista de ventas. En 2015, se incorporó a Natixis Investment Manager Asia, en Singapur, como asistente de gestor, siendo nombrada analista de renta variable posteriormente. En 2018 pasó a integrar el comité de inversión de un fondo tecnológico y en 2019, el de un fondo Global Sport.
Una implicación efectiva requiere tiempo. Esperar resultados instantáneos de las relaciones con las compañías tiene tan poco sentido como aspirar a obtener alfa de inmediato. De la misma manera que aspiramos a que las compañías en que invertimos registren cifras de crecimiento sostenidas y sistemáticas, valoramos la mejora, también sostenida y sistemática, de su enfoque hacia cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), y no los intentos de zigzaguear las políticas para satisfacer impulsos a corto plazo y simplemente rellenar listas de chequeo.
Como equipo, llevamos más de veinte años implicándonos con los equipos directivos de las compañías y sus consejos. En los últimos años, hemos estructurado en mayor medida nuestras implicaciones, centrándonos en conversaciones con una vertiente doble: con los altos directivos y con los representantes de sostenibilidad de las compañías en que invertimos. Estas relaciones nos han brindado conocimientos de gran utilidad, en especial, en cuanto a las reacciones de las compañías a la pandemia y sus prioridades durante ese periodo. También nos hemos vuelto más sistemáticos acerca de lo crucial de los incentivos a la dirección, creando nuestro propio marco de puntuación sobre remuneración, «Pay X-Ray». Se trata de una herramienta que nos ha permitido llevar a cabo comparaciones mejores y abordar los planes de retribución de las compañías, así como fundamentar nuestro enfoque hacia las votaciones. En 2020, votamos en contra del 30% de los acuerdos de la dirección sobre remuneración. En la mayor parte de estos casos, nuestra postura era contraria a la de ISS, alineada con los equipos de dirección.
A nuestro esfuerzo de implicación contribuyen nuestras significativas posiciones a largo plazo en las compañías. El acceso resultante nos hace menos dependientes de las noticias que se presentan en las juntas generales anuales públicas o en eventos de relaciones con los inversores. Nos reservamos nuestras preguntas más complejas para las reuniones en privado, evitando plantearlas en nuestros turnos de palabra en el atril o ante la prensa. Consideramos que formular las preguntas adecuadas del modo oportuno propicia que se analice seriamente nuestra postura y favorece la agenda de las próximas implicaciones. Sin embargo, no nos asusta votar en contra del criterio de la dirección, como puso de manifiesto el 68% de las propuestas de los accionistas que respaldamos en 2020.
El teletrabajo implica que tanto los gestores de activos como las compañías hemos tenido que acostumbrarnos a reunirnos por medios digitales y por videoconferencia. Una de nuestras primeras conclusiones es que las compañías respondieron a nuestras solicitudes durante el confinamiento. Celebramos 369 reuniones en 2020, de las cuales, 205 incluían específicamente cuestiones ESG al respecto de temas como la descarbonización, la diversidad, la seguridad de los datos y las cadenas de suministro, en sectores desde la moda hasta los semiconductores. Dicho esto, estamos deseando reunirnos presencialmente con las compañías cuando resulte posible.
Las conversaciones que llevamos a cabo con las compañías en el cuarto trimestre de 2020 abarcaron, entre otros temas, los objetivos de emisiones de carbono, la deforestación, la diversidad y la inclusión, los controles de los riesgos por los consejos y la seguridad. Por ejemplo:
Con Reckitt Benckiser, sondeamos la forma en que puede cumplir su reciente compromiso con las cero emisiones de carbono para 2040. Nos alentaron sus políticas y actuaciones acerca del aceite de palma.
Mantuvimos una conversación muy exhaustiva sobre deforestación con Procter & Gamble para conocer sus iniciativas relacionadas con la obtención de productos del papel sostenibles. Han llevado a cabo actuaciones concretas, pero votamos a favor del acuerdo de los accionistas para mejorar la información al respecto.
Nuestras conversaciones con Baxter International se centraron en la seguridad de los productos, dadas las problemáticas que tuvieron en el pasado. La compañía tiene como objetivo formar parte del cuartil superior de seguridad frente a sus homólogas globales y ya ha conseguido una importante reducción en las reclamaciones relativas a productos gracias a la mejora de sus inspecciones. También analizamos sus parámetros de diversidad e inclusión y animamos a la compañía a comunicar su brecha salarial por razón de género. Consideramos que Baxter está mejorando y continuaremos siguiendo sus avances.
Le animamos a obtener más información sobre estas y otras relaciones mediante nuestro boletín Engage, que se publica con una periodicidad semestral en www.morganstanley.com/im.
La pregunta «¿de quién es la opinión que importa?» nunca ha sido más relevante. En última instancia, si bien importan todas las partes interesadas, el cliente es la prioridad. Cualquier inquietud relevante para el cliente debe ocupar un lugar prominente en la agenda de los equipos directivos de las compañías. Dada esta situación, es importante ser claros sobre los principios, las prioridades y los valores propios. En el caso de nuestras carteras globales de alta calidad y con emisiones de carbono limitadas, prestamos especial atención a las medidas que toman las compañías para satisfacer objetivos de emisiones de carbono bajas o nulas en términos netos.
También somos pragmáticos. Somos conscientes de que los problemas universales pueden exigir soluciones colaborativas para agilizar el progreso. El respaldo de MSIM a la iniciativa «One Planet Summit» desde enero de 2020, que tiene como objetivo avanzar en el conocimiento de los riesgos relacionados con el clima y las oportunidades que ofrecen las carteras de inversión a largo plazo, es un excelente ejemplo. En el informe anual de 2020 sobre los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas, MSIM obtuvo una puntuación de «A» en los diferentes módulos y de «A+» en acciones cotizadas tanto en propiedad activa como en incorporación, un resultado que saludamos gratamente.
Según las compañías avancen en sus planes para salir de la crisis, continuaremos planteando las preguntas difíciles. Muchas de ellas son específicas de compañías o sectores —sobre plásticos en el caso del consumo básico, sobre seguridad de los productos en el de la atención sanitaria o sobre seguridad de los datos en el ámbito de las tecnologías de la información—, pero hay cuestiones más universales que nos deja la crisis:
¿Cuáles son las principales lecciones que extraemos de la pandemia? ¿De qué forma ha evolucionado la actitud de la compañía hacia el riesgo como resultado de la crisis?
¿Será la cadena de suministro de la compañía igual que antes de la pandemia o cambiará? ¿Ha aceptado la compañía que se la considera responsable de su cadena de suministro, desde la salud de sus empleados a la seguridad en la obtención de sus recursos?
¿De qué forma cambiarán de cara al futuro las decisiones relativas a asignación de capital y balances?
¿De qué forma ha sacudido la pandemia las decisiones de remuneración? ¿Se planteará el consejo ampliar capital, rebajar los dividendos o aceptar ayudas públicas?
¿Cómo está posicionada la compañía para la nueva era de mayor intervención pública? ¿Está expuesta significativamente a posibles nuevos regímenes fiscales?
¿De qué manera percibe la compañía el impacto del teletrabajo en la innovación o la seguridad de los productos o prioriza cuestiones como la diversidad de género o racial en épocas de dificultades económicas?
¿Cómo logran las compañías el equilibrio entre la exigencia, que no para de aumentar, de sostenibilidad y su retorno a largo plazo sobre el capital operativo empleado?
A escala global, el llamamiento en pos de una mayor transparencia y comunicación de las actividades de las compañías y los gestores de fondos, así como la provisión de información exhaustiva de las carteras, se está abriendo paso en los organismos y los reglamentos del sector. Consideramos que, al afrontar las cuestiones ESG, merece la pena evitar las meras listas de comprobación y mantener la disciplina de inversión, a fin de centrarnos en valores sólidos y en la implicación duradera, relevante y significativa con sus emisores.
Columna de Bruno Paulson, Managing Director y Portfolio Manager, y Laura Bottega, la especialista de cartera principal para las estrategias Global Franchise, Global Quality y Global Sustain y miembro del equipo International Equity en Morgan Stanley Investment Management.
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Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en 2020, el presidente chino Xi Jinping asombró al mundo cuando declaró que su país pretendía dejar atrás el pico de las emisiones de carbono en 2030 con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono para 2060. Considerando que China, la segunda potencia económica mundial, es el mayor emisor de carbono del mundo y que los objetivos del presidente Xi son más ambiciosos que los de las demás naciones industrializadas, esta iniciativa tiene potencial para ampliar la frontera de posibilidades en el debate global respecto al cambio climático.
Según apuntan Jennifer James, gestora de carteras de crédito emergente, Daniel Graña, gestor de carteras de renta variable emergente; y Matt Doody, analista de renta variable emergente en Janus Henderson Investors, alcanzar la neutralidad en carbono no será fácil. Exigirá de China la reformulación de su mix energético y un cambio fundamental de modelo económico. No obstante, dada la toma de decisiones vertical de China y su sistema político centralizado, es posible que lo consiga. La historia reciente ha demostrado que cuando el gobierno central del país dedica todos sus recursos a grandes iniciativas como las establecidas en sus Planes Quinquenales, incluso los objetivos más ambiciosos son alcanzables.
En la rápida progresión de China hasta convertirse en la segunda potencia económica del mundo, al país también le cupo el dudoso honor de ser el mayor emisor mundial de carbono. La razón de esto es evidente: los países desarrollados subcontrataron en gran medida su capacidad manufacturera al gigante asiático, deseoso de ascender posiciones en el orden económico mundial.
La hipótesis tradicional es que en su afán por aumentar su riqueza nacional, China ha antepuesto sus objetivos económicos al cuidado del medioambiente. Hasta cierto punto, puede que esto fuera cierto en el pasado. China quema más carbono que ninguna otra nación y fue responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2019 (1). Durante años, los artículos sobre el cambio climático incluían inevitablemente fotografías de ciudadanos chinos con mascarillas para evitar inhalar partículas en suspensión en la densa capa gris de contaminación urbana. Esta imagen está cambiando.
En 2013, Chen Jiping, antiguo funcionario del Partido Comunista chino (PCC), subrayó que la polución había desbancado a las disputas sobre la tierra como la causa número uno de descontento social. Poco tiempo después, la Asamblea Popular nacional reforzó la regulación en materia ambiental con la Ley de protección del medio ambiente y, en 2015, el presidente Xi anunció compromisos específicos encuadrados en el marco del Acuerdo de París. Los recientes comentarios de Xi sobre la descarbonización dan nuevas pruebas de la determinación del gobierno central en abordar la cuestión del clima.
La magnitud del desafío al que se enfrenta China queda de manifiesto en el porcentaje persistentemente alto que representan los combustibles fósiles en el mix energético del país pese al considerable respaldo a las fuentes renovables. Durante las últimas tres décadas, la demanda total de energía ha crecido a un ritmo del 6% anual. Conforme la economía sigue expandiéndose, también lo hace en paralelo el consumo de energía. Aunque se han logrado avances —la cuota de hidrocarburos en la demanda total de energía ha descendido del 96% en 1990 al 85% en 2019— el objetivo del crecimiento económico, al menos en el corto plazo, solo puede alcanzarse con una gran contribución de los combustibles fósiles.
No es solo la generación de electricidad lo que está detrás del uso de hidrocarburos. De hecho, la cuota de la producción total de electricidad atribuible al carbón ha caído cinco puntos porcentuales en los últimos treinta años hasta el 66% (durante el mismo periodo, la cuota de las renovables en el total ha aumentado del 20% al 31%). No obstante, más de una cuarta parte del uso de carbón está relacionada con la industria, incluyendo su papel como combustible para la producción de acero.
Hora de actuar
Si las autoridades chinas han decidido ahora redoblar su compromiso con la descarbonización es porque el cálculo político y económico no deja lugar a dudas. Para el PCC, caracterizado por los principios de continuidad y estabilidad, la descarbonización conviene a los intereses estratégicos de China pues permite la cuadratura de los factores ambientales, sociales, económicos y geopolíticos. Desde una perspectiva ambiental y social, un aire más limpio es sinónimo de una población más saludable y feliz y, por consiguiente, más productiva.
Desde una perspectiva económica, un desplazamiento desde los combustibles fósiles hacia una economía menos intensiva en carbono ofrece considerables recompensas. Las renovables pueden ayudar a suplir la dependencia del combustible importado: por ejemplo, el 73% del petróleo crudo que se consume en China procede del exterior (2). La consolidación de una industria nacional de renovables también significa oportunidades laborables. Esto importa porque el sector de la minería de carbón ha sido históricamente un generador de empleo importante. A medida que la economía china se convierte en menos intensiva en carbono y dichos puestos de trabajo desaparecen, deberán ser sustituidos. Las nuevas oportunidades laborables en las futuras renovables permitirán compensar los puestos de trabajo perdidos en la minería, y hacerlo en un entorno laboral más limpio, seguro y productivo.
Durante años, China ha tratado de hacerse con una posición en tecnologías de valor añadido donde pudiera dominar a escala mundial. Su énfasis hacia las renovables le ofrece esa oportunidad. China es ya uno de los líderes de la cadena de suministro de la tecnología solar y eólica, y pretende alcanzar ese objetivo en el vehículo eléctrico (VE) y las baterías. Gracias a la creación por el Estado de un entorno favorable para las empresas innovadoras en tecnologías renovables, el país podrá lograr su ambición de convertirse en un líder de una industria de alto valor añadido, algo que se le ha resistido en otros sectores.
La descarbonización también encaja bien con la política de la «circulación dual» de China. Una mayor autosuficiencia, entendida como menor dependencia de los proveedores extranjeros gracias a la modernización de su base manufacturera y un mayor énfasis en los servicios y el consumo interno (circulación interna), actúa como contrapeso controlable del comercio internacional (circulación externa). Las empresas chinas también se están postulando para la localización de renovables en el extranjero mediante alianzas y producción por parte de empresas chinas implantadas en otros países.
El programa de descarbonización de China se verá apoyado probablemente por su viraje hacia un modelo de economía menos intensiva en energía y más basada en los servicios. El motor histórico del proceso de cambio sustancial de modelo económico — que apueste por el consumo y los servicios— ha sido aumentar la autodependencia y reducir su exposición a los avatares del ciclo económico mundial. Aumentar el peso del consumo y los servicios también favorece los objetivos gubernamentales en materia de clima, pues las economías con una composición de ese tipo suelen presentar una menor huella de carbono en relación con su producto económico.
En términos geopolíticos, la descarbonización tiene el potencial de servir a dos importantes propósitos: mitiga la vulnerabilidad estratégica del país de ser un importador neto de energía y aumentar su capacidad de influencia al convertirlo en el líder de una industria de creciente importancia. Con respecto a lo primero, China ya es el líder mundial en capacidad de producción solar y eólica. Pese a su ya importante huella de renovables, el país sigue dependiendo del carbón para la producción de electricidad. Aun con unos abundantes yacimientos carboníferos, China debe importar carbón para satisfacer sus necesidades de carga base.
Al expandir su capacidad de generación de electricidad a partir de renovables —incluida la nuclear y la hidroeléctrica para las cargas base— el país seguirá reduciendo su dependencia de las importaciones. En lo que respecta al liderazgo tecnológico, a medida que la demanda de capacidad de energía renovable crece en todo el mundo, las innovadoras empresas chinas y el gobierno central pueden apalancarse en su posición de dominio en estos campos para lograr una serie de fines geopolíticos.
Complicado, pero posible
En Janus Henderson Investors han constatado un entusiasmo político, casi una urgencia, por descarbonizar, pero los objetivos son ambiciosos. El siguiente cuadro detalla el calendario para alcanzar el máximo de emisiones y la neutralidad en carbono: China pretende conseguir en 30 años lo que a muchos países desarrollados les llevará el doble alcanzar.
China ha logrado avances en cambiar el mix y reducir la intensidad de carbono, pero la cantidad absoluta de demanda de combustibles fósiles se mantiene cerca de sus niveles máximos, mientras la intensidad en carbono sigue muy por encima de la del mercado desarrollado. Si China quiere reducir drásticamente la demanda de combustibles fósiles, debe formular políticas orientadas directamente a los sectores de generación eléctrica, transporte e industrial. Mediante la mejora de la eficiencia energética de estos sectores clave, y el constante fortalecimiento de los servicios y el consumo como motores económicos, la composición de la economía de China en 2060 tendrá un aspecto completamente diferente al de hace unas pocas décadas. Según algunas estimaciones, estos factores tienen conjuntamente el potencial de reducir los combustibles fósiles desde el 85% del total de la producción de energía en 2019 hasta el 25% para 2060, procediendo la mayor parte de dicha reducción de la eliminación virtual del uso del gas natural y el carbón.
La transición hacia un mayor peso de las renovables se ha visto ayudada por un desarrollo que venía gestándose hace tiempo: tras años esperando que sucediera, la curva de costes de la generación solar y eólica ha disminuido considerablemente, acercándose incluso a la paridad con algunas fuentes tradicionales de generación. Esto no solo convierte a las renovables en más competitivas en costes, sino que reduce su dependencia de las subvenciones estatales. A medida que las mejoras en competitividad de la energía eólica y solar permiten a estas fuentes sostenerse solas, las empresas de generación eléctrica estarán probablemente más tranquilas al instalar capacidad sin temor a que un cambio en el apoyo del Estado socave su estructura de costes.
Consecuencias para la inversión
Aunque la palabra «megatendencia» es muy utilizada por los inversores, pocos acontecimientos mundiales se ajustan de hecho a dicha categoría. La descarbonización de China, en cambio, cumple todos los requisitos para serlo. Una observación rápida es que este tema se concentra en China y se circunscribe al universo de la energía. No es exacto. En Janus Henderson Investors creen que esta ambiciosa iniciativa tiene el potencial de modificar el paisaje para múltiples clases de activos, regiones y sectores económicos. Como sucede con todo cambio de paradigma, habrá ganadores y perdedores en cada una de estas categorías.
Con el lanzamiento de su iniciativa de descarbonización, ha dado comienzo una carrera global para hacerse con la supremacía en las renovables. China, como primer consumidor de energía del mundo, ha desplazado el cálculo sobre los aspectos económicos del clima. También se ha lanzado a por la posición potencial de liderazgo en tecnologías renovables innovadoras. Como principal consumidor de energía, una gran parte de esta cadena de valor será un circuito cerrado dentro de China. Sin embargo, también podría exportar estas tecnologías a otros países interesados en cumplir sus —ahora acelerados— objetivos respecto al clima. Los perdedores regionales serán probablemente los países exportadores de hidrocarburos que no sepan diversificar sus economías. Esto podría pasar factura no solo a las perspectivas financieras de las empresas productoras de hidrocarburos y a las refinerías, sino también a la deuda soberana y las divisas. Los líderes de Oriente Medio y Rusia han recibido una advertencia sobre la posible caducidad de su status quo económico.
Las empresas energéticas de los mercados desarrollados también se enfrentan a retos. Dado el enfoque de las industrias solar y eólica en la producción de electricidad, las empresas mineras de carbón parecen muy vulnerables. Las compañías petroleras afrontan una amenaza a largo plazo a medida que el potencial para los vehículos eléctricos y las baterías aumenta, pero, a corto plazo, los hidrocarburos permanecerán como el principal combustible para el transporte, incluso dentro de China. A nivel mundial, las empresas industriales competirán para dominar sectores de negocio como la energía solar, la eólica y los vehículos eléctricos. Otras industrias afectadas por esta iniciativa son la gestión de residuos, la captura de carbono y la minería de los metales necesarios para apoyar la producción avanzada de energía. Entre estos cabe citar el cobre, el níquel, el cobalto y el litio. Como demuestran los componentes de esta lista, la tecnología de baterías y células de combustible está posicionada para ser una industria de crecimiento.
Dado el horizonte multidécada de esta megatendencia, la renta variable asociada a la cadena de valor de las energías renovables puede clasificarse como una oportunidad de crecimiento de larga duración. En consecuencia, es posible que presente valoraciones elevadas, aunque la naturaleza estructural y la magnitud de esta oportunidad justificarían, en nuestra opinión, pagar unos múltiplos altos por ella —siempre que no superen lo razonable—. La inversión empresarial que se requiere para llevar a cabo estas iniciativas es enorme. Es probable que las empresas recurran a los mercados de deuda para financiar su crecimiento, y estas emisiones podrían beneficiarse a menudo del aval estatal. Por el contrario, los productores de hidrocarburos estratégicamente desplazados verán empeorar sus perspectivas de beneficios y disminuir la calidad de sus balances. El ritmo al que esto se materialice dependerá del segmento específico en el que operen estas empresas y del grado en que sus equipos directivos reconozcan la amenaza.
Puesto que la descarbonización afecta tanto al sector público como a empresas multinacionales de un amplio ramo de sectores y a la sociedad en general, la comprensión de sus consecuencias para la inversión a largo plazo requiere de un enfoque holístico e interdisciplinar. En Janus Henderson Investors creen que a nivel de país —y regional— un enfoque macro resulta apropiado, sobre todo habida cuenta de que la política pública contribuirá a configurar las condiciones en que se desenvolverán las renovables. China ha abierto el camino y se prevé que otros países sigan sus pasos. Se necesita un enfoque en las empresas, pues los equipos directivos de todos los sectores tendrán que llevar a cabo una revisión estratégica de su huella de carbono que se plantee la manera en que producen y consumen energía. Al igual que en otros periodos de transición, habrá empresas que opten por estrategias ganadoras, y otras con menor visión de futuro se arriesgarán a una crisis existencial.
Por último, la descarbonización está plenamente alineada con la aceleración de los temas de inversión ESG. China cuenta con potencial para convertir una vulnerabilidad —su gestión del medio ambiente— en una fortaleza. De forma similar, las consecuencias sociales son considerables: ganancias salariales para los trabajadores de industrias de valor añadido y favorecedoras de la productividad, mejores resultados de salud para los habitantes de las ciudades y, en último término, menor riesgo de disrupción social y económica causada por los peores efectos del cambio climático, como la desertización, la inseguridad alimentaria y la migración masiva, son todos beneficios desde un punto de vista social derivados de un giro a gran escala hacia las fuentes de energía renovable. Las empresas cotizadas en Bolsa serán tanto catalizadoras como sujetos pacientes de la economía del clima y esta transición energética. Dentro del contexto del gobierno corporativo, los equipos directivos y los órganos de administración necesitarán un entendimiento profundo de cómo está cambiando el mercado energético para poder desarrollar estrategias que actúen en favor de los intereses a largo plazo de los accionistas.
Anotaciones:
(1) Fuente: Bernstein, diciembre de 2020.
(2) Fuente: National Bureau of Statistics of China, 30 de junio de 2020
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El universo de productos de gestión pasiva sigue creciendo. Según los datos recopilados por ETFGI, firma de análisis y consultoría independiente especializada en ETFs y ETPs, los activos invertidos a nivel global en esta industria han aumentado un 25,6%, pasando de 6,36 billones de dólares a un nuevo récord de 7,99 billones de dólares a finales de diciembre de 2020.
A cierre de año, el sector mundial de ETFs y ETPs contaba con 8.607 ETFs/ETPs, con 17.134 listados, activos por valor de 7,99 billones de dólares, de 514 proveedores que cotizan en 75 bolsas de 60 países. Ahora bien, ¿qué vehículos lideran este creciente mercado?
La forma más natural de medir este liderazgo es seguir el dinero y analizar los flujos de entradas y salidas. Tomando como referencia el mes de diciembre, ETFs/ETPs recogieron entradas netas por valor de 92.300 millones de dólares. Los flujos de entrada sustanciales pueden atribuirse a los 20 principales ETFs por nuevos activos netos, que colectivamente reunieron 41.820 millones de dólares durante diciembre, el ETF Vanguard Total Stock Market (VTI US) reunió 5.280 millones de dólares por sí solo.
En cambio, los 10 principales ETPs por nuevos activos netos reunieron colectivamente 1.450 millones de dólares en diciembre. Siendo el más destacable iShares Silver Trust (SLV US), que reunió 373,48 millones de dólares.
Otro criterio que podemos tomar es el tipo de ETFs, es decir, en qué invierte. En este caso, los flujos nos dicen que los ETF/ETP de renta variable que cotizan en todo el mundo reunieron entradas netas de 62.840 millones de dólares durante diciembre, lo que eleva las entradas netas para 2020 a 365.670 millones de dólares, por encima de los 282.780 millones de dólares en entradas netas que los productos de renta variable habían atraído en 2019.
Por su parte, los ETF/ETP de renta fija registraron 19.780 millones de dólares de entradas netas, lo que sitúa las entradas netas para 2020 en 230.270 millones de dólares, ligeramente por encima de los 227.660 millones de dólares de entradas netas en 2019. En último lugar, los ETFs/ETPs de materias primas reportaron 2.100 millones de dólares en salidas netas, llevando las entradas netas para 2020 a 61.250 millones de dólares, lo que es significativamente más que los 18.640 millones de dólares en entradas netas en 2019.
Balance de 2020
Los ETFs y ETPs cotizados a nivel mundial reunieron entradas netas por valor de 92.300 millones de dólares durante el mes de diciembre, lo que eleva las entradas netas en lo que va de año a un récord de 762.870 millones de dólares, que es superior a los 568.980 millones de dólares reunidos durante 2019 y al récord anterior de todo el año de 653.260 millones de dólares establecido en 2017, según el último informe de ETFGI correspondiente a 2020.
«El S&P 500® subió un 3,8% en diciembre y terminó el año en un máximo histórico, habiendo sumado un 18,4% en el año. Los valores sin contar con Estados Unidos ganaron un 5,5% en diciembre y terminaron el año con una subida del 11,1%. El S&P Emerging BMI ganó un 6,1% en diciembre y terminó el año 2020 con una subida del 15,5%. El S&P Emerging BMI ganó un 6,1% en diciembre y terminó el año 2020 con una subida del 15,5%”, señala Deborah Fuhr, socia directora, fundadora y propietaria de ETFGI.
Las materias primas vuelven al rádar de los inversores. Según explican los expertos, gran parte de ellas están experimentado un rally y sus rentabilidades superan a la renta variable por primera vez en mucho tiempo. Las gestoras, por su parte, están analizando si estamos ante un nuevo superciclo de mercado caracterizado por el alza de los precios y qué está impulsando su precio.
Mientras que la energía, los metales industriales y la agricultura siguen registrando fuertes ganancias, los metales preciosos se mantienen rezagados. Según apunta el último informe mensual de WisdomTree, los precios de la energía han liderado el comportamiento de las materias primas. “La combinación de una ola de frío en EE.UU. y la sorprendente falta de voluntad de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus países asociados (combinados como OPEP+) para aumentar la producción, han hecho que los precios del petróleo suban”, señala el informe.
La excepción en este rally lo ha marcado el oro. Según explica WisdomTree, el oro se ha visto presionado por el aumento de los rendimientos del Tesoro estadounidense que, en el caso de bono a 10 años, se dispararon cerca del 1,6% en marzo de 2021, desde un mínimo del 0,5% en agosto de 2020. “La fuerte relación inversa del oro con los rendimientos de los bonos del Tesoro no augura nada bueno. Sin embargo, las expectativas de inflación están aumentando rápidamente y esto sí es positivo para el precio del oro. Los precios del oro tienden a reaccionar a la inflación realizada más que a las expectativas de inflación”, señalan desde WisdomTree.
“El aumento de la demanda de materias primas de China, el control de la oferta en el sector petrolero, así como los compromisos gubernamentales para mantener el apoyo económico fiscal, han contribuido a ello”, explica James Luke, gestor de fondos de Schroders. El gestor reconoce que tanto ellos como un número cada vez mayor de inversores ven varias similitudes estructurales entre los principios de la década de 2020 y los principios de la de 2000, la última vez que las materias primas comenzaron un largo y poderoso ascenso a precios récord.
“Ahora, como entonces, hemos visto una importante reducción de la inversión en el suministro de materias primas con el capex en las empresas de petróleo y gas y minería cayendo alrededor del 40% desde 2011. A principios de la década del 2000, China representaba una fuente importante de demanda de materias primas. Hoy, podemos estar a punto de entrar en un período sin precedentes de inversión de capital global coordinada para facilitar la transición energética. El cambio a fuentes de energía limpia y vehículos eléctricos puede provocar una aceleración de la demanda de materias primas”, explica el gestor de Schroders.
En opinión de Luke hay cinco razones que respaldan el nuevo “superciclo” de las materias primas: su actual bajo precio; una mayor inflación; una mayor demanda al calor de la recuperación económica; la falta de inversión; y un dólar más bajo. Sobre este último aspecto explica que la intervención de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) durante la pandemia del COVID-19 para apuntalar las finanzas de empresas y consumidores ha limitado la apreciación del dólar.
“Un dólar más débil es positivo para las materias primas. Aunque la mayoría de las materias primas se producen en los mercados emergentes, su precio suele expresarse en dólares. Cuando el dólar se debilita, el precio de estas materias primas en términos de dólares aumenta”, matiza Luke.
Vientos a favor
Desde WidsomTree apuntan que el precio de las materias primas seguirá en alza en la medida que la recuperación de la economía global tome mayor ritmo. “De cara a lo que queda de 2021, creemos que una recuperación económica continuada, combinada con un gasto en infraestructuras intensivo en materias primas y una transición energética verde, proporcionará un entorno favorable para las materias primas. Los metales industriales se beneficiarán especialmente de estas tendencias. Sin embargo, el posicionamiento de los inversores en estos metales es relativamente elevado. Por lo tanto, no descartamos que se produzcan periódicamente reorganizaciones de las posiciones largas, que podrían hacer bajar los precios temporalmente. Ya hemos visto algo de esto la semana pasada. Sin embargo, en general, los precios de los metales básicos podrían estar preparados para un periodo plurianual alcista”, señala la gestora en su informe mensual.
Misma visión comparten desde Lyxor. Según recuerda en su informe semanal en el que analiza las tendencias en el universo hedge fund, las materias primas se benefician de vientos favorables en el plano macroeconómico. “Una fase temprana del ciclo, con la salida de la recesión inducida por la pandemia, y las políticas reflacionistas a escala mundial ofrecen un enorme respaldo. También asistimos a un repunte de la liquidez mundial, impulsada por los estímulos monetarios, que pasará el relevo a los ahorros de los hogares y las empresas cuando puedan ponerlos en circulación. Parte de la amplia liquidez de mercado, que busca opciones de asignación, acabará destinándose a las materias primas. Además, conforme aumentan los tipos y la inflación, los inversores buscarán la protección que las materias primas ofrecen de manera natural. Habida cuenta de la decreciente demanda de refugios seguros y el empeoramiento de la posición exterior de Estados Unidos, una nueva debilidad del dólar también podría servir de ayuda”, señala el documento de Lyxor.
Además, destaca que también hay “vientos favorables” desde el plano fundamental. En este sentido, el informe argumenta que las materias primas afrontan un déficit de oferta/demanda, fruto de años de restricciones en la oferta desde la crisis financiera y, más recientemente, debido a la guerra comercial y a la pandemia, dadas las limitadas inversiones en capacidad y exploración. Y espera que la demanda se dispare gracias a los programas de vacunación. No cabe duda de que la situación varía de una materia prima a otra.
“Por último, los vientos favorables procedentes de las tendencias seculares también apuntalarán la demanda y los precios. El sector inmobiliario ha comenzado un periodo de bonanza, especialmente en Estados Unidos. La descarbonización y el auge de los vehículos eléctricos espolearán la demanda de metales básicos. Las perspectivas de un creciente gasto en infraestructura serán sumamente beneficiosas para la mayor parte de las materias primas cíclicas y los materiales de construcción”, añade el informe de Lyxor.
Los gestores y analistas de cinco de las firmas de inversión de BNY Mellon Investment Management (Alcentra, Insight, Mellon, Newton y Walter Scott) han compartido sus perspectivas de inversión para este año. En total, 106 profesionales respondieron arrojando tres conclusiones: Asia ofrecerá las mayores oportunidades de inversión; la renta variable resultará prometedora este año; y la visión sobre el high yield es positiva.
Según los resultados de la encuesta en la que participaron, los gestores y analistas se muestran optimistas y ven probable que la economía se recupere con fuerza, aunque también identifican importantes riesgos a los que habrá que estar atentos. Más del 70% de los participantes espera que el PIB mundial crezca de forma robusta o acusada en 2021, mientras que un 27% cree que el crecimiento será marginal. Solo un 3% afirma que la economía se contraerá este año. Teniendo en cuenta estos porcentajes, “no sorprende que casi la mitad de los analistas y gestores que respondieron se muestre favorable a adoptar un posicionamiento más agresivo que el del año pasado, mientras que solo el 11% asegura que adoptará un enfoque de inversión más defensivo”, señalan desde BNY Mellon IM.
Con respecto a qué región ofrecerá las mejores rentabilidades de inversión, Asia se erige claramente como la vencedora: casi la mitad de los encuestados cree que esta región ofrece oportunidades, frente al 30% que se decanta por EE.UU. Según indica la gestora, esto supone un cambio notable con respecto a la encuesta de 2019, cuando las respuestas fueron prácticamente opuestas: un 43% votó por EE.UU. y un 30%, por Asia. “Si sumamos las respuestas de la encuesta de 2020 que optan por Latinoamérica (12% de los participantes) y Oriente Próximo (2%) parece que, este año, parte de nuestros equipos de inversión buscará las mejores oportunidades de inversión en los mercados emergentes y no tanto en los desarrollados”, añade en sus conclusiones la gestora.
Por el contrario, explica, una vez consumado el Brexit, solo un 3% de los encuestados sitúa al Reino Unido entre las mejores regiones del año. Casi un 12% escogió Europa como su destino favorito para encontrar las mejores oportunidades.
En cambio, se muestran más divididos con respecto a los principales riesgos a los que podríamos enfrentarnos en 2021. El aumento de la deuda (23%), la política de los bancos centrales (17%), el riesgo político (15%) y la inflación (14%) fueron algunos de los más votados, aunque la principal preocupación sea el desempleo, que señaló un 32% de los participantes. De nuevo, este resultado contrasta con el del año pasado: a finales de 2019, la mayoría de nuestros expertos identificó el riesgo político como su principal preocupación.
Perspectivas de inversión
Respecto a su visión para la renta variable, el 80% de los encuestados se declara “positivo” o “selectivamente positivo” de cara a 2021. En cambio, solo un 5% se declara «selectivamente negativo» y un 15%, “neutro”. Además, tres de cada cuatro encuestados creen que la volatilidad será más baja en 2021 que en 2020, lo que probablemente no resulta sorprendente tras el impacto que tuvo la pandemia del COVID-19 en los mercados el año pasado.
Según indica la gestora, las opiniones sobre sectores concretos también son bastante claras: el 30% considera que los valores tecnológicos están sobrevalorados. La otra cara de la moneda es que el valor del value empieza a ganar reconocimiento como parte de un cambio generalizado en el sentimiento del mercado y más de la mitad de nuestros expertos asegura que las acciones de este estilo están infravaloradas ahora mismo. Por otra parte, los expertos de nuestras cinco firmas de inversión subrayaron el atractivo de la renta variable emergente
Por último, respecto a la renta fija, los encuestados se mostraron positivos en high yield y negativos en deuda soberana. “Mientras que los gestores y analistas de renta variable y de multiactivos que respondieron a la encuesta se declaran mayoritariamente optimistas, los participantes del mundo de la renta fija se muestran más cautos”, señalan desde BNY Mellon IM.
De hecho, más de la mitad se declaró “negativo” o “selectivamente negativo” con respecto a la deuda soberana frente al 6% que confía en las perspectivas de esta clase de activo. Los compromisos de gasto para reactivar las economías tras la pandemia, así como la posible amenaza de inflación, enfrían las opiniones con respecto a la deuda gubernamental.
Sin embargo, la situación cambia por completo en el caso de la deuda corporativa, donde un 65% se declara “positivo” o “selectivamente positivo”. Por lo tanto, entre sus activos de renta fija favoritos se encuentran: high yield (38%), deuda privada (30%) y ángeles caídos (22%). Los expertos en renta fija se muestran menos entusiastas con respecto a las perspectivas de la deuda investment grade y solo un 8% espera que genere rendimientos superiores en 2021. Pese al potencial riesgo de inflación, solo un 5% seleccionó los bonos ligados a la inflación como una de las subclases de activo con más posibilidades de comportarse bien este año.