Ronald Cohen y Paul Polman defienden la transformación del modelo de negocio empresarial hacia “el impacto netamente positivo”
| Por Laura Olano | 0 Comentarios
El Impact Day 2024, el evento sobre materia de impacto en España, ha contado este año con la participación de Ronald Cohen, conocido como el ‘padre de la inversión de impacto’ y presidente y cofundador del GSG Impact, y Paul Polman, ex CEO de Unilever y líder empresarial que promueve el cambio sistémico en el mundo. El evento, organizado por el Observatorio de Impacto -una iniciativa de la consultora de sostenibilidad e impacto Transcendent y el despacho de abogados Ontier– ha sido un encuentro de líderes ya comprometidos con la sostenibilidad y el impacto social que busca inspiración al más alto nivel.
Ante más de 300 empresarios, ejecutivos y directores de empresa tanto Paul Polman como sir Ronald Cohen instaron a que se aumente el nivel de ambición en el proceso de transformar el modelo de negocio hacia “el impacto netamente positivo”. Como ha explicado Polman, “necesitamos construir negocios netos positivos, es decir, empresas que asuman la responsabilidad del impacto que generan en el mundo y mejoren el bienestar de todas las personas. El coste de la inacción es ya superior al coste de la acción”.
Para ello, defendió que es necesario transformar el modelo de negocio tradicional, actualmente basado únicamente en la maximización de beneficios o la rentabilidad para el accionista, en un modelo netamente positivo, que supone medir todos los impactos que genera una empresa para dar más de lo que recibe.
Desde la óptica de la oportunidad financiera, Cohen insistió en que el nuevo enfoque basado en el trinomio rentabilidad-riesgo-impacto no es sólo una palanca de generación de valor, y una herramienta para afrontar los retos, sino también una gran oportunidad de negocio. “La cuestión de cuándo llegará la transparencia global a la nueva contabilidad de impacto no es ya “si” llegará sino “cuán pronto” la tendremos”, ha explicado Cohen.
En este sentido, Cohen anunció que esta misma semana la Fundación Internacional para la Valoración de Impactos (IFVI) ha hecho pública la metodología, modelos y una base de datos con cerca de 100.000 elementos para valorar y monetizar el impacto ambiental.
Tras años de trabajo, este hito marca un antes y un después porque demuestra tres aspectos que son claves. Que la contabilidad de impacto es factible a gran escala, que la contabilidad de impacto es valiosa y relevante para la toma de decisiones y que se están logrando avances significativos para ampliar la forma en que conceptualizamos el impacto.
Se están dando pasos, pero ni son suficientes ni se está avanzando suficientemente rápido
Cohen y Polman coincidieron en que el impacto positivo debe ir más allá de la sostenibilidad convencional porque no se trata de “causar menores daños”, sino de transformar los modelos de negocio para que las empresas, tal y como defiende Polman en su libro “Netamente positivo”, devuelvan a la sociedad y al planeta más de lo que extraen. Esto implica un modelo de producción que repare, restaure, y regenere, aumentando el bienestar de todos los grupos de interés, desde empleados hasta inversores, pasando por clientes, proveedores y comunidades.
El impacto positivo se convierte en una oportunidad estratégica de negocio cuando las empresas buscan resolver retos sociales y medioambientales a través de su actividad, posicionando el impacto positivo como un elemento central en la estrategia corporativa.
España se enfrenta a una serie de desafíos sociales y medioambientales que requieren una respuesta coordinada desde el sector privado y público. Aunque muchas empresas ya están integrando el impacto en sus estrategias de negocio, sobre todo obligadas por una regulación europea cada vez más exigente, “no se está avanzando suficiente, y no se está haciendo suficientemente rápido”, han coincidido en señalar.
Además, persisten retos de calado que exigen soluciones innovadoras, que necesitan de inversión en nuevas tecnologías y una mayor colaboración entre el sector público y privado, pero también con otras organizaciones.
En un marco de crisis política, económica y social y de creciente complejidad, la oportunidad radica en que las empresas no solo respondan a las exigencias regulatorias y de sus grupos de interés, especialmente accionistas, sino que lideren un cambio radical en su modelo de negocio de business as usual para trabajar en un modelo diferente.
Este enfoque requiere de colaboración y coordinación, de recursos financieros y no financieros, e innovación y tecnología. Pero, sobre todo, como destacó Polman, requiere de un liderazgo valiente, comprometido y ético que ponga los intereses de todos sus grupos de interés y la sociedad en general en el centro de la toma de decisiones.
La economía de impacto ofrece a las empresas españolas, un tejido empresarial formado en su mayoría por pymes, la oportunidad de diseñar nuevos modelos de negocio, explorar nuevos mercados, desarrollar productos para dar soluciones innovadoras a los grandes retos a los que nos enfrentamos. El uso de las nuevas tecnologías es una palanca que puede llevar el impacto social a escala.
Los grandes desafíos de la empresa española ante el impacto
Con la demanda creciente de transparencia, debido a la nueva consciencia social por parte de consumidores e inversores, las empresas están bajo un alto grado de escrutinio sobre el impacto que generan.
También la regulación europea está empujando hacia una mayor transparencia de los daños que causan las empresas. Esta es, como explicó María Herrero, presidenta del Observatorio de Impacto y socia de Transcendent, una de las mayores quejas de las empresas, especialmente de las más pequeñas. “El exceso de regulación española supone más de 1 millón de páginas publicadas en el BOE, tiene un peso equivalente a una docena de vacas, a una altura equiparable a la Sagrada Familia, o a una longitud en línea recta equivalente al trayecto Madrid-Murcia, es decir, 378 km”, según explica la CEOE al referirse a la regulación de las empresas.
A la empresa española le preocupa, además y según la CNMV, la crisis geopolítica con los conflictos de Ucrania y Oriente Medio, cuyos efectos inmediatos son la incertidumbre, la amenaza a las cadenas de suministro y la subida de precios en las materias primas, especialmente los recursos energéticos. También preocupa la subida de tipos que genera volatilidad en los mercados y sube el coste de los créditos y la financiación de las empresas, preocupa la evolución de los tipos de cambio, el impacto de la creciente regulación sobre el clima y la sostenibilidad, y un entorno de mayor digitalización, que aumenta las brechas de seguridad en los sistemas de información.
Por eso cuanto mayor sea la tormenta, más resilientes han de ser las empresas. Para Polman las empresas “netamente positivas” estarán mejor posicionadas para hacer frente a todos estos grandes retos que ponen en riesgo la propia supervivencia de la empresa a largo plazo.
Empresas que lideran desde el compromiso
El evento, presentado por Pedro Rodero, presidente de Ontier España y vicepresidente del Observatorio de Impacto, y por Ana Ruiz, socia de Transcendent, ha culminado con una mesa redonda moderada por Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), que ha contado con la participación de Elena Valderrábano, directora global de Sostenibilidad de Telefónica; Teresa Parejo, directora de Sostenibilidad de Iberia; Sara Ramis, directora de Cliente, Marketing y Sostenibilidad de Barceló Hotel Group; Manuel Rua; director de Sostenibilidad de Amadeus, y Ángel Pérez Agenjo, socio director de Transcendent.
Todos ellos han analizado el papel fundamental de las empresas, demostrando liderazgo y compromiso hacia un modelo económico que impulse un crecimiento sostenible y responsable.