Tendencias clave que espolearán a la renta fija titulizada de EE. UU. en 2025

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Renta fija titulizada en Europa en 2025
Pixabay CC0 Public Domain

Tras un año de sólidas rentabilidades para la renta fija titulizada estadounidense, creemos que es probable que las siguientes tendencias clave den forma al conjunto de oportunidades para los inversores en 2025:

  1. CMBS: El regreso a las oficinas

En 2022 y 2023, el mercado inmobiliario de oficinas se vio afectado por la subida de los tipos de interés, junto con un alto nivel de desocupación, ya que más empleados trabajaban desde casa. Algunos comentaristas pronosticaban resultados catastróficos para el sector de oficinas, mientras que los de la industria simplemente mantuvieron la cabeza baja y trataron de «sobrevivir hasta 2025».

Ahora que 2025 se ciñe sobre nosotros, el mercado de oficinas parece estar sanando y las predicciones catastróficas van desapareciendo. En lo que va de año, hasta mediados de noviembre, los valores respaldados por hipotecas comerciales (CMBS) no emitidos por agencias han registrado su mayor exceso de rentabilidad en la última década, mientras que la emisión para 2024 alcanzará niveles no vistos desde 2021.

La reciente rentabilidad superior está siendo impulsada por el efecto de recuperación: después de dos años consecutivos de pérdida de rentabilidad, los inversores están volviendo al sector inmobiliario comercial con unas perspectivas más favorables. Además, como se muestra en el gráfico 1, los inversores están reconociendo que la desocupación no es uniforme en todo el sector, sino que es muy específica de los edificios.

En nuestra opinión, la bifurcación del mercado está bien establecida para un enfoque activo donde un gestor experimentado puede realizar un análisis profundo y buscar oportunidades en edificios específicos que muestren métricas de arrendamiento líderes en la industria.

Incluso tras el fuerte exceso de rentabilidad de 2024, creemos que el sector de los CMBS tiene más margen para obtener una rentabilidad superior, ya que los diferenciales de crédito del sector siguen estando muy lejos de sus niveles más ajustados de los últimos 10 años. Esto se compara favorablemente con los bonos corporativos, que cotizan a valoraciones mucho más altas.

  1. CLO: De nuevo más altos durante más tiempo con una nueva entrega de Trump.

Antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, los mercados de tipos habían estado descontando rebajas de 200 puntos básicos (pb) hasta finales de 2025 debido a la inflación con tendencias a la baja y al extraordinario recorte de tipos de 50 pb de la Reserva Federal (Fed) en septiembre. Todo eso cambió tras la victoria electoral de Donald Trump y el triunfo mayoritario del Partido Republicano en el Congreso

Parece que Trump tiene ahora el camino abierto para implementar las políticas propuestas en su campaña electoral: impuestos más bajos, aranceles severos sobre los productos importados y deportaciones a gran escala de inmigrantes que viven ilegalmente en el país. De aprobarse, algunas de estas políticas podrían conducir a un mayor crecimiento, pero también a una mayor inflación, lo que impediría a la Fed rebajar los tipos tanto como se había proyectado anteriormente.

Como se muestra en el gráfico 2, desde entonces los mercados de tipos se han ajustado a un futuro en el que permanecerán más altos durante más tiempo, anticipando una caída en los tipos de los fondos federales de solo unos 100 puntos básicos en los próximos dos años.

En nuestra opinión, la revalorización de los mercados de tipos es un buen augurio para los bonos a tipo variable, como las obligaciones de préstamos garantizados (CLO), ya que unos tipos más altos se traducen en una renta más alta para los inversores, en igualdad de condiciones.

Tomemos como ejemplo las CLO AAA, que actualmente rinden un 5,6%.1 Si los diferenciales de crédito de las CLO se mantienen constantes en los niveles existentes y los tipos evolucionan según esperan los mercados, las CLO AAA podrían experimentar solo una modesta reducción en el rendimiento durante los próximos 24 meses.

  1. ABS: El consumidor estadounidense resiste

Los balances de los préstamos al consumo de Estados Unidos, que incluyen tarjetas de crédito y otros planes rotatorios, superaron recientemente el billón de dólares estadounidense por primera vez en la historia, pero el aumento de la deuda muestra solo parte de esta historia. Los hogares siguen estando bien capitalizados, con amplia capacidad para pagar su deuda de consumo.

Mientras que algunos hogares con rentas bajas están empezando a mostrar cierta tensión financiera, los hogares con rentas medias y altas, que representan más del 85% del gasto total, se han beneficiado de las carteras de acciones y del aumento del valor de las viviendas a máximos históricos, de los bajos niveles de desempleo y de unos salarios que siguen creciendo muy por encima de sus tasas anteriores a la COVID.

Como resultado, el aumento de los niveles de deuda no ha llevado a un deterioro alarmante en la capacidad de los hogares para pagar su deuda. Como se muestra en el gráfico 3, la ratio del servicio de la deuda simplemente ha regresado a su rango anterior a la COVID y se ha estabilizado en torno a él. Sigue estando muy por debajo de los preocupantes niveles observados antes de la crisis financiera mundial. Creemos que las perspectivas para los valores respaldados por activos (ABS) y el crédito al consumo siguen siendo optimistas en medio de la persistente fortaleza de los hogares estadounidenses.

En nuestra opinión, los consumidores y las empresas estadounidenses siguen en buena forma. Consideramos que el riesgo de recesión es bajo y creemos que los inversores pueden apoyarse en el atractivo rendimiento de la renta fija titulizada. Además, como gestores activos, podemos ser selectivos sobre los tipos y la calidad de los activos titulizados a los que están expuestos nuestros clientes, tratando de evitar partes preocupantes del mercado y aprovechando las oportunidades más atractivas.

 

Tribuna de director de Productos Titulizados de EE. UU. de Janus Henderson, John Kerschner,

Tendencias clave que impulsarán la renta fija titulizada de EE. UU. en 2025

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Renta fija titulizada en Europa en 2025
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Tras un año de sólidas rentabilidades para la renta fija titulizada estadounidense, creemos que es probable que las siguientes tendencias clave den forma al conjunto de oportunidades para los inversores en 2025:

  1. CMBS: El regreso a las oficinas

En 2022 y 2023, el mercado inmobiliario de oficinas se vio afectado por la subida de los tipos de interés, junto con un alto nivel de desocupación, ya que más empleados trabajaban desde casa. Algunos comentaristas pronosticaban resultados catastróficos para el sector de oficinas, mientras que los de la industria simplemente mantuvieron la cabeza baja y trataron de «sobrevivir hasta 2025».

Ahora que 2025 se ciñe sobre nosotros, el mercado de oficinas parece estar sanando y las predicciones catastróficas van desapareciendo. En lo que va de año, hasta mediados de noviembre, los valores respaldados por hipotecas comerciales (CMBS) no emitidos por agencias han registrado su mayor exceso de rentabilidad en la última década, mientras que la emisión para 2024 alcanzará niveles no vistos desde 2021.

La reciente rentabilidad superior está siendo impulsada por el efecto de recuperación: después de dos años consecutivos de pérdida de rentabilidad, los inversores están volviendo al sector inmobiliario comercial con unas perspectivas más favorables. Además, como se muestra en el gráfico 1, los inversores están reconociendo que la desocupación no es uniforme en todo el sector, sino que es muy específica de los edificios.

En nuestra opinión, la bifurcación del mercado está bien establecida para un enfoque activo donde un gestor experimentado puede realizar un análisis profundo y buscar oportunidades en edificios específicos que muestren métricas de arrendamiento líderes en la industria.

Incluso tras el fuerte exceso de rentabilidad de 2024, creemos que el sector de los CMBS tiene más margen para obtener una rentabilidad superior, ya que los diferenciales de crédito del sector siguen estando muy lejos de sus niveles más ajustados de los últimos 10 años. Esto se compara favorablemente con los bonos corporativos, que cotizan a valoraciones mucho más altas.

  1. CLO: De nuevo más altos durante más tiempo con una nueva entrega de Trump.

Antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, los mercados de tipos habían estado descontando rebajas de 200 puntos básicos (pb) hasta finales de 2025 debido a la inflación con tendencias a la baja y al extraordinario recorte de tipos de 50 pb de la Reserva Federal (Fed) en septiembre. Todo eso cambió tras la victoria electoral de Donald Trump y el triunfo mayoritario del Partido Republicano en el Congreso

Parece que Trump tiene ahora el camino abierto para implementar las políticas propuestas en su campaña electoral: impuestos más bajos, aranceles severos sobre los productos importados y deportaciones a gran escala de inmigrantes que viven ilegalmente en el país. De aprobarse, algunas de estas políticas podrían conducir a un mayor crecimiento, pero también a una mayor inflación, lo que impediría a la Fed rebajar los tipos tanto como se había proyectado anteriormente.

Como se muestra en el gráfico 2, desde entonces los mercados de tipos se han ajustado a un futuro en el que permanecerán más altos durante más tiempo, anticipando una caída en los tipos de los fondos federales de solo unos 100 puntos básicos en los próximos dos años.

En nuestra opinión, la revalorización de los mercados de tipos es un buen augurio para los bonos a tipo variable, como las obligaciones de préstamos garantizados (CLO), ya que unos tipos más altos se traducen en una renta más alta para los inversores, en igualdad de condiciones.

Tomemos como ejemplo las CLO AAA, que actualmente rinden un 5,6%.1 Si los diferenciales de crédito de las CLO se mantienen constantes en los niveles existentes y los tipos evolucionan según esperan los mercados, las CLO AAA podrían experimentar solo una modesta reducción en el rendimiento durante los próximos 24 meses.

  1. ABS: El consumidor estadounidense resiste

Los balances de los préstamos al consumo de Estados Unidos, que incluyen tarjetas de crédito y otros planes rotatorios, superaron recientemente el billón de dólares estadounidense por primera vez en la historia, pero el aumento de la deuda muestra solo parte de esta historia. Los hogares siguen estando bien capitalizados, con amplia capacidad para pagar su deuda de consumo.

Mientras que algunos hogares con rentas bajas están empezando a mostrar cierta tensión financiera, los hogares con rentas medias y altas, que representan más del 85% del gasto total, se han beneficiado de las carteras de acciones y del aumento del valor de las viviendas a máximos históricos, de los bajos niveles de desempleo y de unos salarios que siguen creciendo muy por encima de sus tasas anteriores a la COVID.

Como resultado, el aumento de los niveles de deuda no ha llevado a un deterioro alarmante en la capacidad de los hogares para pagar su deuda. Como se muestra en el gráfico 3, la ratio del servicio de la deuda simplemente ha regresado a su rango anterior a la COVID y se ha estabilizado en torno a él. Sigue estando muy por debajo de los preocupantes niveles observados antes de la crisis financiera mundial. Creemos que las perspectivas para los valores respaldados por activos (ABS) y el crédito al consumo siguen siendo optimistas en medio de la persistente fortaleza de los hogares estadounidenses.

En nuestra opinión, los consumidores y las empresas estadounidenses siguen en buena forma. Consideramos que el riesgo de recesión es bajo y creemos que los inversores pueden apoyarse en el atractivo rendimiento de la renta fija titulizada. Además, como gestores activos, podemos ser selectivos sobre los tipos y la calidad de los activos titulizados a los que están expuestos nuestros clientes, tratando de evitar partes preocupantes del mercado y aprovechando las oportunidades más atractivas.

 

Tribuna de director de Productos Titulizados de EE. UU. de Janus Henderson, John Kerschner,

Siete hábitos financieros que ayudan a ahorrar para la entrada de la vivienda

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Ahorrar para la entrada de una casa es uno de los desafíos financieros más significativos para muchas personas, especialmente en un mercado inmobiliario en constante crecimiento y competencia. Según el Financial Wellness Index, el 51% de los españoles destina entre el 40% y el 60% de sus ingresos mensuales al pago de la hipoteca o al alquiler.

Sin embargo, con una estrategia adecuada y cambios inteligentes en los hábitos financieros, es posible alcanzar este objetivo de manera más sencilla, rápida y eficiente. Desde la consultora hipotecaria Bayteca, comparten siete recomendaciones para hacer del ahorro para la entrada de una casa un proceso más sencillo.

1.- Realizar una auditoría personal de las finanzas. Antes de comenzar a ahorrar, es crucial tener un conocimiento detallado de la situación financiera actual. Los expertos de Bayteca recomiendan analizar todos los ingresos y gastos mensuales, dividiendo estos últimos en esenciales como vivienda, alimentación y transporte, y no esenciales como ocio y suscripciones, etc. Esta auditoría permite identificar áreas donde se pueden reducir gastos.

2.- Eliminar deudas antes de comenzar a ahorrar. De acuerdo con el estudio del Financial Wellness Index, el 85% de los españoles cumple con dificultad sus compromisos de crédito, por lo que, las deudas son uno de los mayores obstáculos para el ahorro. Es fundamental liquidar todas las deudas, incluidas tarjetas de crédito y préstamos personales, antes de empezar a reunir dinero para la entrada de una casa.

3.- Establecer un presupuesto realista. Para mantener las finanzas bajo control, Bayteca sugiere crear un presupuesto claro. Utilizar herramientas como hojas de cálculo o aplicaciones financieras para registrar todos los ingresos y gastos ayuda a establecer límites claros para diferentes rubros como ocio, alimentación y otros. Cumplir con este presupuesto evita gastos innecesarios y permite aumentar los ahorros mensuales.

4.- Seguir la regla 50/30/20. La regla del 50/30/20 es una estrategia sencilla y efectiva para gestionar el dinero. Se debe asignar el 50% del salario a gastos esenciales, el 30% a gastos personales y el 20% restante, al ahorro. Al transferir este 20% a una cuenta de ahorro inmediatamente después de recibir el salario, se reduce la tentación de dedicarlo a otras cosas.

5.- Abrir una cuenta de ahorro separada. Una de las mejores formas de evitar gastar los ahorros es abrir una cuenta de ahorro separada. Lo más aconsejable es depositar automáticamente en esta cuenta el porcentaje del salario destinado al ahorro. Mantener los ahorros separados de la cuenta corriente reduce la tentación de utilizarlos en compras impulsivas.

6.- Utilizar técnicas de ahorro automáticas y progresivas. Para maximizar el ahorro, los expertos de Bayteca explican que se pueden utilizar técnicas como el redondeo automático de compras, transfiriendo la diferencia a una cuenta de ahorro; y el reto de las 52 semanas, que implica ahorrar una cantidad creciente cada semana, desde 1 euro hasta 52 euros. “También es útil explorar opciones bancarias como cuentas de ahorro de alto rendimiento, depósitos a plazo fijo y fondos de inversión, que pueden ofrecer una mayor rentabilidad que las cuentas tradicionales”, explican desde la consultora hipotecaria.

7.- Ser realista con los objetivos y necesidades. Es crucial ser realista con los objetivos y necesidades; comenzar con una propiedad más modesta puede ser una estrategia más sensata si la situación financiera no permite adquirir esa casa soñada de inmediato.

Merrill anuncia un nuevo grupo especializado para clientes UHNW

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Merrill y clientes UHNW
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Merrill Wealth Management anunció el lanzamiento de su Ultra-High-Net-Worth (UHNW) Advisory Group, un equipo de más de 25 especialistas liderado por Rob Romano, director de Capital Markets Investors Solutions. El grupo está dedicado a crear soluciones integrales de riqueza e inversión para clientes que pertenecen a esa clasificación patrimonial, dice el comunicado de la firma.

También asistirá a los asesores en la elaboración de carteras personalizadas, incluida la asignación de activos a medida, la construcción de carteras multiactivos y la selección de gestores de inversiones tradicionales y alternativas, indicó la empresa.

Además de proporcionar soluciones de inversión personalizadas, el equipo servirá como punto de contacto para los asesores, ayudándolos a acceder a la gama completa de servicios de Bank of America, tales como préstamos personalizados, servicios fiduciarios y patrimoniales a través de Bank of America Private Bank, filantropía, servicios de arte y soluciones para oficinas familiares.

“La creación de un grupo dedicado para apoyar mejor el compromiso con los clientes UHNW es el último ejemplo de cómo estamos apoyando a nuestros asesores mientras sirven a sus clientes y hacen crecer sus negocios”, dijo Brian Partridge, director de Investment Solutions Group Specialist. 

El peso de las IICs en el ahorro de las familias españolas marca récord al situarse en el 16,1% del total

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El ahorro financiero (activos financieros) de las familias españolas se situó en 3,07 billones de euros a finales de septiembre de 2024, según datos de las cuentas financieras de la economía española del Banco de España y recopilados por Inverco. En el tercer trimestre del año, los hogares españoles aumentaron su saldo en activos financieros un 0,8%, es decir, en 23.188 millones de euros, respecto a finales de junio de 2024 y un 4,7% (137.053 millones de euros) con respecto a finales de 2023.

Las rentabilidades generadas por los mercados financieros explicaron el incremento en el volumen de activos financieros de las familias españolas durante el tercer trimestre de 2024, por lo que el efecto mercado pudo compensar las desinversiones que llevaron a cabo los hogares en el tercer trimestre del año por 20.149 millones de euros. Las revalorizaciones de los activos superaron los 43.337 millones de euros.

Por componentes, la ponderación de las Instituciones de Inversión Colectiva experimentó un nuevo aumento, de tal manera, que ya representa el 16,1% del total del ahorro financiero de las familias españolas. De esta forma, marca un nuevo máximo histórico. Además, los fondos de inversión destacaron como el único activo financiero que registró flujos de entrada positivos, al canalizar 11.437 millones de euros por parte de los hogares españoles.

Por el contrario, la de renta fija registró las primeras desinversiones netas por parte de los hogares españoles desde el primer trimestre del 2022 (-725 millones de euros).

En términos interanuales, las operaciones de inversión de los hogares españoles en activos financieros se situaron en el 4,9% del PIB, siendo las Instituciones de Inversión Colectiva el activo de referencia de las familias, ya que canalizaron hacia Fondos de Inversión casi 34.000 millones de euros en el último año.

También resulta relevante el ascenso de la inversión directa de los españoles, que a cierre del tercer trimestre alcanzó los 1,01 billones de euros, también récord.

El mayor incremento del PIB frente al aumento de los activos financieros mantenidos por las familias provoca que esta ratio vuelva a descender hasta el 196% (197,6% a junio).

El total de pasivos financieros de las familias volvió a registrar un descenso, tras el incremento registrado el mes previo, volviendo a situarse nuevamente por debajo de los 750.000 millones de euros.

La riqueza financiera neta (activos menos pasivos) de los hogares experimentó en el tercer trimestre un incremento trimestral del 1,5%, situándose en máximos históricos, por encima de los 2,3 billones de euros. Así, los hogares españoles vieron incrementarse su riqueza financiera en 135.865 millones de euros hasta septiembre.

Mirando a las estrellas en 2025: oportunidades en renta fija

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Renta fija en LATAM en 2025
Foto cedida

¿Hacia dónde nos dirigimos en 2025? Reina la incertidumbre, por lo que debemos sacar el telescopio y observar el devenir de acontecimientos. Un dato importante es que hablaremos del cambio. Los mercados responden al cambio, no al nivel, y las cosas podrían cambiar mucho en 2025.

La economía va bien a nivel mundial y está cobrando cierto impulso coyuntural en Estados Unidos. Incluso las regiones de lento crecimiento, como Europa y China, muestran poco riesgo de caer en recesión. Ciertos elementos (como los aranceles) pueden redistribuir el crecimiento, pero deberían tener menos incidencia en el crecimiento mundial agregado. Lo mismo ocurre con las rebajas de impuestos. En resumen, esperamos que el crecimiento se modere algo en 2025. La desinflación, un factor propulsor durante los últimos 18 meses, ha quedado atrás en gran medida. Los principales bancos centrales (excepto Japón) seguirán relajando su política monetaria a corto plazo, aunque el incumplimiento de los objetivos de inflación en EE.UU. probablemente obligará a la Reserva Federal (Fed) a hacer una pausa en el primer semestre de 2025.

La clara victoria del Partido Republicano en las elecciones estadounidenses reescribe las reglas y tendrá importantes consecuencias a escala mundial. La combinación de aranceles, una prórroga de los recortes fiscales y la introducción de algunos nuevos es prácticamente segura. Las reformas migratorias deberían ser una preocupación mayor que los aranceles y podrían ralentizar sustancialmente el crecimiento del empleo en los próximos dos o tres años. Si a esto añadimos la desregulación, lo más probable es que se produzca una modesta desaceleración del crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos. Sin embargo, ya hay un afán notorio en recortar el gasto público que no formaba parte del programa original. Aunque es improbable que se apliquen recortes contundentes del gasto antes de la segunda mitad de 2025, de producirse lastrarían las perspectivas de crecimiento.

Es casi seguro que veremos una ampliación de las rebajas de impuestos que se aprobaron en la primera administración Trump, muy probablemente en el primer trimestre de 2025. Esta ampliación tendrá poca incidencia en el impulso fiscal, que ya está a punto de mostrar una leve contracción en 2025. Los tipos del impuesto de sociedades en EE. UU. podrían reducirse, aunque la propuesta de rebajarlos del 21% al 15% podría tropezar con algún obstáculo para ganar suficiente impulso.

La reducción del impuesto de sociedades no reforzará sustancialmente el crecimiento (aunque la Ley de Reducción de la Inflación, a través del código tributario, ha ayudado a redirigir la inversión hacia proyectos de energía limpia). La teoría sostiene que un tipo impositivo más bajo activa la inversión, pero esto no sucede en economías con abundante capital, como se ha visto en episodios anteriores de reducción de impuestos. Las economías en desarrollo no carecen de acceso al capital, pues ya tienen los medios para emprender proyectos que son económicamente productivos. Sin embargo, unos impuestos más bajos aumentarán los beneficios después de impuestos y desempeñarán un papel importante al trasladar la riqueza a los propietarios del capital.

El efecto de los aranceles es sumamente variable, ya que depende de si los costes repercuten o no a los consumidores, así como de las fluctuaciones de los tipos de cambio y del grado de represalias. Un arancel del 60% a las importaciones chinas y del 10% al resto del mundo podría mermar entre un 1% y un 2% el crecimiento chino y entre un 0,4% y un 0,8% el crecimiento de Estados Unidos y del resto del mundo hacia 2026.1

Como los aranceles son fácilmente reversibles, no suelen fomentar proyectos caros a largo plazo para crear empleos en el país. Gran parte del miedo, y de su impacto potencial, se exagera, pues es improbable que las previsiones más extremas se materialicen en su totalidad.

Inflación: gravedad débil

La inflación ha ido siguiendo una tendencia constante a la baja. Los cuellos de botella en el suministro fueron los primeros en disiparse tras la pandemia. Luego vinieron los precios de los bienes y luego los alquileres. Estos últimos pueden moderarse aún más, pero las buenas noticias podrían acabarse ahí. Los precios de los servicios se mantienen persistentemente altos y ahora se mueven al alza. Cuando la inflación de los alquileres deje de disminuir en los próximos dos o tres meses, podría surgir un nuevo desafío a medida que la economía pierda su conveniente contrapeso a los precios persistentes de los servicios. Los aranceles agravarían aún más la tendencia.

La Fed ha expresado su confianza en que la inflación retroceda a su objetivo del 2%. Esto se debe en gran parte a la arraigada tendencia de su métrica preferida: el gasto en bienes de consumo personal (PCE) subyacente. La confianza de la Fed podría estar fuera de lugar, porque el PCE puede que esté subestimando el ritmo subyacente de las subidas de precios. Es probable que las fricciones comerciales y los aranceles impulsen la inflación del país y la mantengan por encima del objetivo del 2%.

El tipo de interés neutral (R-asterisco o R*)

R* se define como el tipo de interés real que no es ni expansivo ni contractivo. Si R* es del 1% y el objetivo de inflación el 2%, en teoría, los tipos de interés oficiales deberían situarse en el 3% para que la economía esté en equilibrio. La idea es alcanzar la órbita del satélite con pleno empleo y luego hallar el tipo neutral adecuado. En el caso de un satélite, una velocidad demasiado alta (la que se necesita para viajar en línea recta) lo desplaza hacia el espacio;  si es demasiado baja, lo estrella contra la tierra. Con los tipos de interés, si son demasiado altos corremos el riesgo de entrar en recesión, mientras que si son demasiado bajos, corremos el riesgo de inflación.

El problema que presenta un tipo neutral es que no es observable, aunque sí sabemos que ha subido. La Fed ha estimado que los tipos de interés oficiales neutrales han subido, aunque no sabe realmente cuánto, por lo que ha elevado sus expectativas sobre los tipos de los fondos federales (a largo plazo), desde aproximadamente un 2,5% hace cinco años al 2,9% en los últimos años. R* tocó fondo tras la crisis financiera mundial de 2008/2009, pero ha subido como consecuencia de factores a largo plazo, como la demografía y el aumento de la productividad. El excedente de ahorro mundial, que durante mucho tiempo ha sido un obstáculo para los tipos globales, está menguando a medida que más economías recurren al desahorro (es decir, los déficits presupuestarios). Los factores cíclicos también influyen.

Si el R-asterisco se estima recientemente en el 1,22% y la inflación objetivo en el 2%, esto sugiere un tipo oficial neutral del orden del 3%-3,5%. Con el tipo de interés de los fondos federales situado en el 4,5%-4,75% en noviembre de 2024, ¿significa esto que la política monetaria de EE.UU. es restrictiva? ¿Y cómo se concilia esto con una economía relativamente sólida?

Hay tres posibles conciliaciones: 1) los desfases implican que la economía aún no refleja el nivel restrictivo de los tipos; 2) el crecimiento del PIB ha sido aceptable, pero la política restrictiva se manifiesta a través de la tasa de desempleo, que ha ido tendiendo al alza; 3) la política fiscal ha sido estimulante y ha compensado parte de la política monetaria restrictiva. Este último punto es otra razón por la que la Fed probablemente recorte los tipos a un ritmo moderado.

La relajación monetaria de los bancos centrales prestará un apoyo importante a los bonos, pero nuestra opinión es que los tipos seguirán siendo más altos que en el pasado. La inflación ha tocado fondo, los aranceles están a la vuelta de la esquina y los flujos internacionales de capital son cada vez menos favorables. Los niveles de deuda pública y la oferta de crédito aumentan inexorablemente. Todo esto justifica que los tipos se mantengan altos, pero no debemos confundirlo con las razones de que los tipos sigan subiendo. Los bonos del Tesoro estadounidense a diez años ofrecen una rentabilidad del 4,3%, y los bunds alemanes a 10 años un 2,4%.3 Creemos que los inversores deberían estar sobreponderados en duración de tipos de interés.

También creemos que deberían diversificar sus posiciones de renta fija, aprovechando los atractivos rendimientos. El papel de la renta fija como diversificador de carteras debería reafirmarse y proporcionar un contrapeso a las carteras en este nuevo entorno. En nuestra opinión, es importante pensar con amplitud de miras en lo que respecta a la asignación de activos. Los activos titulizados parecen especialmente atractivos, al igual que las bolsas de deuda de mercados emergentes. A medida que los diferenciales se estrechen, nos saldrá a cuenta tener una mayor variedad de activos. La dispersión debería mantenerse alta y la selección de valores seguirá siendo crucial.

 

 

Tribuna de Jim Cielinski, director global de renta fija de Janus Henderson

Mirando a las estrellas en 2025: ideas en renta fija

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Renta fija en LATAM en 2025
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¿Hacia dónde nos dirigimos en 2025? Reina la incertidumbre, por lo que debemos sacar el telescopio y observar el devenir de acontecimientos. Un dato importante es que hablaremos del cambio. Los mercados responden al cambio, no al nivel, y las cosas podrían cambiar mucho en 2025.

La economía va bien a nivel mundial y está cobrando cierto impulso coyuntural en Estados Unidos. Incluso las regiones de lento crecimiento, como Europa y China, muestran poco riesgo de caer en recesión. Ciertos elementos (como los aranceles) pueden redistribuir el crecimiento, pero deberían tener menos incidencia en el crecimiento mundial agregado. Lo mismo ocurre con las rebajas de impuestos. En resumen, esperamos que el crecimiento se modere algo en 2025. La desinflación, un factor propulsor durante los últimos 18 meses, ha quedado atrás en gran medida. Los principales bancos centrales (excepto Japón) seguirán relajando su política monetaria a corto plazo, aunque el incumplimiento de los objetivos de inflación en EE.UU. probablemente obligará a la Reserva Federal (Fed) a hacer una pausa en el primer semestre de 2025.

La clara victoria del Partido Republicano en las elecciones estadounidenses reescribe las reglas y tendrá importantes consecuencias a escala mundial. La combinación de aranceles, una prórroga de los recortes fiscales y la introducción de algunos nuevos es prácticamente segura. Las reformas migratorias deberían ser una preocupación mayor que los aranceles y podrían ralentizar sustancialmente el crecimiento del empleo en los próximos dos o tres años. Si a esto añadimos la desregulación, lo más probable es que se produzca una modesta desaceleración del crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos. Sin embargo, ya hay un afán notorio en recortar el gasto público que no formaba parte del programa original. Aunque es improbable que se apliquen recortes contundentes del gasto antes de la segunda mitad de 2025, de producirse lastrarían las perspectivas de crecimiento.

Es casi seguro que veremos una ampliación de las rebajas de impuestos que se aprobaron en la primera administración Trump, muy probablemente en el primer trimestre de 2025. Esta ampliación tendrá poca incidencia en el impulso fiscal, que ya está a punto de mostrar una leve contracción en 2025. Los tipos del impuesto de sociedades en EE. UU. podrían reducirse, aunque la propuesta de rebajarlos del 21% al 15% podría tropezar con algún obstáculo para ganar suficiente impulso.

La reducción del impuesto de sociedades no reforzará sustancialmente el crecimiento (aunque la Ley de Reducción de la Inflación, a través del código tributario, ha ayudado a redirigir la inversión hacia proyectos de energía limpia). La teoría sostiene que un tipo impositivo más bajo activa la inversión, pero esto no sucede en economías con abundante capital, como se ha visto en episodios anteriores de reducción de impuestos. Las economías en desarrollo no carecen de acceso al capital, pues ya tienen los medios para emprender proyectos que son económicamente productivos. Sin embargo, unos impuestos más bajos aumentarán los beneficios después de impuestos y desempeñarán un papel importante al trasladar la riqueza a los propietarios del capital.

El efecto de los aranceles es sumamente variable, ya que depende de si los costes repercuten o no a los consumidores, así como de las fluctuaciones de los tipos de cambio y del grado de represalias. Un arancel del 60% a las importaciones chinas y del 10% al resto del mundo podría mermar entre un 1% y un 2% el crecimiento chino y entre un 0,4% y un 0,8% el crecimiento de Estados Unidos y del resto del mundo hacia 2026.1

Como los aranceles son fácilmente reversibles, no suelen fomentar proyectos caros a largo plazo para crear empleos en el país. Gran parte del miedo, y de su impacto potencial, se exagera, pues es improbable que las previsiones más extremas se materialicen en su totalidad.

Inflación: gravedad débil

La inflación ha ido siguiendo una tendencia constante a la baja. Los cuellos de botella en el suministro fueron los primeros en disiparse tras la pandemia. Luego vinieron los precios de los bienes y luego los alquileres. Estos últimos pueden moderarse aún más, pero las buenas noticias podrían acabarse ahí. Los precios de los servicios se mantienen persistentemente altos y ahora se mueven al alza. Cuando la inflación de los alquileres deje de disminuir en los próximos dos o tres meses, podría surgir un nuevo desafío a medida que la economía pierda su conveniente contrapeso a los precios persistentes de los servicios. Los aranceles agravarían aún más la tendencia.

La Fed ha expresado su confianza en que la inflación retroceda a su objetivo del 2%. Esto se debe en gran parte a la arraigada tendencia de su métrica preferida: el gasto en bienes de consumo personal (PCE) subyacente. La confianza de la Fed podría estar fuera de lugar, porque el PCE puede que esté subestimando el ritmo subyacente de las subidas de precios. Es probable que las fricciones comerciales y los aranceles impulsen la inflación del país y la mantengan por encima del objetivo del 2%.

El tipo de interés neutral (R-asterisco o R*)

R* se define como el tipo de interés real que no es ni expansivo ni contractivo. Si R* es del 1% y el objetivo de inflación el 2%, en teoría, los tipos de interés oficiales deberían situarse en el 3% para que la economía esté en equilibrio. La idea es alcanzar la órbita del satélite con pleno empleo y luego hallar el tipo neutral adecuado. En el caso de un satélite, una velocidad demasiado alta (la que se necesita para viajar en línea recta) lo desplaza hacia el espacio;  si es demasiado baja, lo estrella contra la tierra. Con los tipos de interés, si son demasiado altos corremos el riesgo de entrar en recesión, mientras que si son demasiado bajos, corremos el riesgo de inflación.

El problema que presenta un tipo neutral es que no es observable, aunque sí sabemos que ha subido. La Fed ha estimado que los tipos de interés oficiales neutrales han subido, aunque no sabe realmente cuánto, por lo que ha elevado sus expectativas sobre los tipos de los fondos federales (a largo plazo), desde aproximadamente un 2,5% hace cinco años al 2,9% en los últimos años. R* tocó fondo tras la crisis financiera mundial de 2008/2009, pero ha subido como consecuencia de factores a largo plazo, como la demografía y el aumento de la productividad. El excedente de ahorro mundial, que durante mucho tiempo ha sido un obstáculo para los tipos globales, está menguando a medida que más economías recurren al desahorro (es decir, los déficits presupuestarios). Los factores cíclicos también influyen.

Si el R-asterisco se estima recientemente en el 1,22% y la inflación objetivo en el 2%, esto sugiere un tipo oficial neutral del orden del 3%-3,5%. Con el tipo de interés de los fondos federales situado en el 4,5%-4,75% en noviembre de 2024, ¿significa esto que la política monetaria de EE.UU. es restrictiva? ¿Y cómo se concilia esto con una economía relativamente sólida?

Hay tres posibles conciliaciones: 1) los desfases implican que la economía aún no refleja el nivel restrictivo de los tipos; 2) el crecimiento del PIB ha sido aceptable, pero la política restrictiva se manifiesta a través de la tasa de desempleo, que ha ido tendiendo al alza; 3) la política fiscal ha sido estimulante y ha compensado parte de la política monetaria restrictiva. Este último punto es otra razón por la que la Fed probablemente recorte los tipos a un ritmo moderado.

La relajación monetaria de los bancos centrales prestará un apoyo importante a los bonos, pero nuestra opinión es que los tipos seguirán siendo más altos que en el pasado. La inflación ha tocado fondo, los aranceles están a la vuelta de la esquina y los flujos internacionales de capital son cada vez menos favorables. Los niveles de deuda pública y la oferta de crédito aumentan inexorablemente. Todo esto justifica que los tipos se mantengan altos, pero no debemos confundirlo con las razones de que los tipos sigan subiendo. Los bonos del Tesoro estadounidense a diez años ofrecen una rentabilidad del 4,3%, y los bunds alemanes a 10 años un 2,4%.3 Creemos que los inversores deberían estar sobreponderados en duración de tipos de interés.

También creemos que deberían diversificar sus posiciones de renta fija, aprovechando los atractivos rendimientos. El papel de la renta fija como diversificador de carteras debería reafirmarse y proporcionar un contrapeso a las carteras en este nuevo entorno. En nuestra opinión, es importante pensar con amplitud de miras en lo que respecta a la asignación de activos. Los activos titulizados parecen especialmente atractivos, al igual que las bolsas de deuda de mercados emergentes. A medida que los diferenciales se estrechen, nos saldrá a cuenta tener una mayor variedad de activos. La dispersión debería mantenerse alta y la selección de valores seguirá siendo crucial.

 

 

Tribuna de Jim Cielinski, director global de renta fija de Janus Henderson

Mirando a las estrellas en 2025: oportunidades en bonos

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Renta fija en LATAM en 2025
Foto cedida

¿Hacia dónde nos dirigimos en 2025? Reina la incertidumbre, por lo que debemos sacar el telescopio y observar el devenir de acontecimientos. Un dato importante es que hablaremos del cambio. Los mercados responden al cambio, no al nivel, y las cosas podrían cambiar mucho en 2025.

La economía va bien a nivel mundial y está cobrando cierto impulso coyuntural en Estados Unidos. Incluso las regiones de lento crecimiento, como Europa y China, muestran poco riesgo de caer en recesión. Ciertos elementos (como los aranceles) pueden redistribuir el crecimiento, pero deberían tener menos incidencia en el crecimiento mundial agregado. Lo mismo ocurre con las rebajas de impuestos. En resumen, esperamos que el crecimiento se modere algo en 2025. La desinflación, un factor propulsor durante los últimos 18 meses, ha quedado atrás en gran medida. Los principales bancos centrales (excepto Japón) seguirán relajando su política monetaria a corto plazo, aunque el incumplimiento de los objetivos de inflación en EE.UU. probablemente obligará a la Reserva Federal (Fed) a hacer una pausa en el primer semestre de 2025.

La clara victoria del Partido Republicano en las elecciones estadounidenses reescribe las reglas y tendrá importantes consecuencias a escala mundial. La combinación de aranceles, una prórroga de los recortes fiscales y la introducción de algunos nuevos es prácticamente segura. Las reformas migratorias deberían ser una preocupación mayor que los aranceles y podrían ralentizar sustancialmente el crecimiento del empleo en los próximos dos o tres años. Si a esto añadimos la desregulación, lo más probable es que se produzca una modesta desaceleración del crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos. Sin embargo, ya hay un afán notorio en recortar el gasto público que no formaba parte del programa original. Aunque es improbable que se apliquen recortes contundentes del gasto antes de la segunda mitad de 2025, de producirse lastrarían las perspectivas de crecimiento.

Es casi seguro que veremos una ampliación de las rebajas de impuestos que se aprobaron en la primera administración Trump, muy probablemente en el primer trimestre de 2025. Esta ampliación tendrá poca incidencia en el impulso fiscal, que ya está a punto de mostrar una leve contracción en 2025. Los tipos del impuesto de sociedades en EE. UU. podrían reducirse, aunque la propuesta de rebajarlos del 21% al 15% podría tropezar con algún obstáculo para ganar suficiente impulso.

La reducción del impuesto de sociedades no reforzará sustancialmente el crecimiento (aunque la Ley de Reducción de la Inflación, a través del código tributario, ha ayudado a redirigir la inversión hacia proyectos de energía limpia). La teoría sostiene que un tipo impositivo más bajo activa la inversión, pero esto no sucede en economías con abundante capital, como se ha visto en episodios anteriores de reducción de impuestos. Las economías en desarrollo no carecen de acceso al capital, pues ya tienen los medios para emprender proyectos que son económicamente productivos. Sin embargo, unos impuestos más bajos aumentarán los beneficios después de impuestos y desempeñarán un papel importante al trasladar la riqueza a los propietarios del capital.

El efecto de los aranceles es sumamente variable, ya que depende de si los costes repercuten o no a los consumidores, así como de las fluctuaciones de los tipos de cambio y del grado de represalias. Un arancel del 60% a las importaciones chinas y del 10% al resto del mundo podría mermar entre un 1% y un 2% el crecimiento chino y entre un 0,4% y un 0,8% el crecimiento de Estados Unidos y del resto del mundo hacia 2026.1

Como los aranceles son fácilmente reversibles, no suelen fomentar proyectos caros a largo plazo para crear empleos en el país. Gran parte del miedo, y de su impacto potencial, se exagera, pues es improbable que las previsiones más extremas se materialicen en su totalidad.

Inflación: gravedad débil

La inflación ha ido siguiendo una tendencia constante a la baja. Los cuellos de botella en el suministro fueron los primeros en disiparse tras la pandemia. Luego vinieron los precios de los bienes y luego los alquileres. Estos últimos pueden moderarse aún más, pero las buenas noticias podrían acabarse ahí. Los precios de los servicios se mantienen persistentemente altos y ahora se mueven al alza. Cuando la inflación de los alquileres deje de disminuir en los próximos dos o tres meses, podría surgir un nuevo desafío a medida que la economía pierda su conveniente contrapeso a los precios persistentes de los servicios. Los aranceles agravarían aún más la tendencia.

La Fed ha expresado su confianza en que la inflación retroceda a su objetivo del 2%. Esto se debe en gran parte a la arraigada tendencia de su métrica preferida: el gasto en bienes de consumo personal (PCE) subyacente. La confianza de la Fed podría estar fuera de lugar, porque el PCE puede que esté subestimando el ritmo subyacente de las subidas de precios. Es probable que las fricciones comerciales y los aranceles impulsen la inflación del país y la mantengan por encima del objetivo del 2%.

El tipo de interés neutral (R-asterisco o R*)

R* se define como el tipo de interés real que no es ni expansivo ni contractivo. Si R* es del 1% y el objetivo de inflación el 2%, en teoría, los tipos de interés oficiales deberían situarse en el 3% para que la economía esté en equilibrio. La idea es alcanzar la órbita del satélite con pleno empleo y luego hallar el tipo neutral adecuado. En el caso de un satélite, una velocidad demasiado alta (la que se necesita para viajar en línea recta) lo desplaza hacia el espacio;  si es demasiado baja, lo estrella contra la tierra. Con los tipos de interés, si son demasiado altos corremos el riesgo de entrar en recesión, mientras que si son demasiado bajos, corremos el riesgo de inflación.

El problema que presenta un tipo neutral es que no es observable, aunque sí sabemos que ha subido. La Fed ha estimado que los tipos de interés oficiales neutrales han subido, aunque no sabe realmente cuánto, por lo que ha elevado sus expectativas sobre los tipos de los fondos federales (a largo plazo), desde aproximadamente un 2,5% hace cinco años al 2,9% en los últimos años. R* tocó fondo tras la crisis financiera mundial de 2008/2009, pero ha subido como consecuencia de factores a largo plazo, como la demografía y el aumento de la productividad. El excedente de ahorro mundial, que durante mucho tiempo ha sido un obstáculo para los tipos globales, está menguando a medida que más economías recurren al desahorro (es decir, los déficits presupuestarios). Los factores cíclicos también influyen.

Si el R-asterisco se estima recientemente en el 1,22% y la inflación objetivo en el 2%, esto sugiere un tipo oficial neutral del orden del 3%-3,5%. Con el tipo de interés de los fondos federales situado en el 4,5%-4,75% en noviembre de 2024, ¿significa esto que la política monetaria de EE.UU. es restrictiva? ¿Y cómo se concilia esto con una economía relativamente sólida?

Hay tres posibles conciliaciones: 1) los desfases implican que la economía aún no refleja el nivel restrictivo de los tipos; 2) el crecimiento del PIB ha sido aceptable, pero la política restrictiva se manifiesta a través de la tasa de desempleo, que ha ido tendiendo al alza; 3) la política fiscal ha sido estimulante y ha compensado parte de la política monetaria restrictiva. Este último punto es otra razón por la que la Fed probablemente recorte los tipos a un ritmo moderado.

La relajación monetaria de los bancos centrales prestará un apoyo importante a los bonos, pero nuestra opinión es que los tipos seguirán siendo más altos que en el pasado. La inflación ha tocado fondo, los aranceles están a la vuelta de la esquina y los flujos internacionales de capital son cada vez menos favorables. Los niveles de deuda pública y la oferta de crédito aumentan inexorablemente. Todo esto justifica que los tipos se mantengan altos, pero no debemos confundirlo con las razones de que los tipos sigan subiendo. Los bonos del Tesoro estadounidense a diez años ofrecen una rentabilidad del 4,3%, y los bunds alemanes a 10 años un 2,4%.3 Creemos que los inversores deberían estar sobreponderados en duración de tipos de interés.

También creemos que deberían diversificar sus posiciones de renta fija, aprovechando los atractivos rendimientos. El papel de la renta fija como diversificador de carteras debería reafirmarse y proporcionar un contrapeso a las carteras en este nuevo entorno. En nuestra opinión, es importante pensar con amplitud de miras en lo que respecta a la asignación de activos. Los activos titulizados parecen especialmente atractivos, al igual que las bolsas de deuda de mercados emergentes. A medida que los diferenciales se estrechen, nos saldrá a cuenta tener una mayor variedad de activos. La dispersión debería mantenerse alta y la selección de valores seguirá siendo crucial.

 

 

Tribuna de Jim Cielinski, director global de renta fija de Janus Henderson

La Fundación Kemper lanza becas para apoyar escuelas bilingües

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Fundación Kemper y becas
Pixabay CC0 Public Domain

La Fundación Kemper, el socio filantrópico de Kemper Corporation, ha anunciado las becas Read Conmigo School Impact Grants para apoyar la educación en español e inglés en escuelas primarias Título I.

El programa otorgará hasta 22 subvenciones anuales de 10.000 dólares cada una a escuelas elegibles en Los Ángeles, Broward, Miami-Dade y Dallas con el objetivo mejorar el bilingüismo, avanzar en el rendimiento académico y promover la comprensión multicultural.

Las escuelas elegibles incluyen escuelas primarias públicas y charter Título I en condados específicos de California, Florida y Texas. Los fondos se pueden usar para recursos de doble inmersión, mejoras tecnológicas, capacitación para educadores y actividades de participación comunitaria.

Las solicitudes estarán abiertas en el portal de subvenciones de la Kemper Foundation del 8 de enero al 9 de marzo de 2025.

Esta iniciativa se basa en el éxito de las subvenciones Read Conmigo Educator Grants y refuerza el compromiso de la Fundación Kemper de cerrar brechas de oportunidades y preparar a los estudiantes con habilidades esenciales para un mundo globalizado, concluye el comunicado.

Para obtener más información puede acceder al siguiente enlace.

La Fed, el mercado laboral y la inflación agitan el mercado de bonos a ambos lados del Atlántico

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La FED y el mercado de bonos
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El comportamiento de los bonos acapara la atención de inversores y firmas de inversión, en un inicio de año que podría tildarse de movido para la renta fija. En concreto, y para ponernos en contexto, los rendimientos del treasury estadounidense a 10 años han subido casi 50 puntos básicos, mientras que los bunds alemanes y gilts británicos a 10 años lo han hecho en unos 40 puntos básicos.

Los analistas de Banca March explican que el giro en las expectativas de la Fed tras la reunión de diciembre y unos buenos datos de empleo en Estados Unidos están empujando la parte larga de la curva americana hasta los niveles más altos desde octubre de 2023. Sin embargo, matizan que el movimiento ha sido más contenido en los últimos días pues los inversores se mantienen a la espera de la cifra de inflación de diciembre que saldrá hoy.  Los bonos se mantienen en calma a la espera de los datos de inflación en EE.UU. Pocas novedades en una nueva sesión volátil, pero que terminó en tablas en Estados Unidos y con algo más de ventas en Europa”, indican en su análisis diario. 

 

Por otro lado, los bonos ingleses reaccionaron bien a las palabras de Reeves ante el parlamento inglés y, esta mañana, el dato de inflación por debajo de lo esperado abre la puerta a nuevas bajadas del Banco de Inglaterra, lo que aporta cierta calma. Además, según Luke Bartholomew, economista jefe adjunto de abrdn, un pequeño descenso de la inflación será recibido con gran alivio tanto por el Ministerio de Hacienda como por el Banco de Inglaterra. 

“Si los datos hubieran vuelto a ser decepcionantes, los rendimientos de los bonos habrían seguido subiendo, lo que habría aumentado la presión sobre el Ministro de Economía. La economía británica sigue enfrentándose a importantes riesgos de crecimiento e inflación, y los responsables políticos están muy centrados en la respuesta de las empresas al aumento de las cotizaciones a la seguridad social y del salario mínimo que se producirá en primavera. Pero por ahora, este dato ligeramente más moderado debería ayudar a tranquilizar a los inversores respecto a la posibilidad de que el BoE continúe con su ciclo de relajación gradual, y esperamos que la próxima bajada de tipos se produzca en febrero”, señala.

Ante estos movimientos en el mercado de bonos, BlackRock espera que los rendimientos de los bonos sigan aumentando a medida que los inversores exijan una mayor prima de plazo por el riesgo de mantener bonos. “La prima de plazo está subiendo desde niveles negativos y se encuentra en su punto más alto en una década, según los datos de LSEG Datastream. El aumento de los rendimientos de los bonos del Reino Unido (gilts) muestra cómo las preocupaciones sobre la política fiscal pueden impulsar tanto la prima de plazo como los rendimientos de los bonos al alza. La refinanciación de la deuda corporativa a tipos de interés más altos es otro riesgo, ya que podría poner a prueba los modelos de negocio de las empresas que asumieron que los tipos de interés se mantendrían bajos”, explican. 

Teniendo esto en cuenta, BlackRock señala que se mantendrá infraponderada en bonos del Tesoro a largo plazo, aunque “estamos atentos a desencadenantes que podrían cambiar nuestra perspectiva”, matizan.

Implicaciones para la inversión

Para algunas gestoras, es un buen momento para apostar por los bonos con vencimientos medios. En concreto, esta es la clase de activo preferido de Vera Fehling, directora de Inversiones para Europa Occidental de DWS, ya que tienden a funcionar bien durante un ciclo de recorte de tipos. Sus favoritos siguen siendo los bonos corporativos en euros con grado de inversión, que siguen teniendo una gran demanda y se ofrecen en una amplia gama de diversidad. 

Sin embargo, Fehling se muestra algo más cauta con los bonos de alto rendimiento de baja calificación. Es cierto que los bonos de alto rendimiento europeos y estadounidenses habían sido inversiones extremadamente rentables en 2024, con un rendimiento de aproximadamente el ocho por ciento. Mientras tanto, sin embargo, los diferenciales frente a los bonos soberanos han caído a un nivel tan bajo que es muy posible que se amplíen, ejerciendo presión sobre los precios.

Por su parte, Florian Späte, estratega senior de renta fija de Generali AM, parte de Generali Investments, y Paolo Zanghieri, economista senior de Generali AM, parte de Generali Investments, ponen el foco en los bonos italianos y españoles. Según sus consideraciones, a la hora de hablar de rendimiento ajustado al riesgo, para los bonos a corto plazo (3 años), los bonos españoles son la primera opción en términos de rentabilidad ajustada al riesgo. 

“No sólo ofrecen rendimientos comparativamente altos, sino que también tienen la volatilidad más baja de todos los bonos cubiertos en este segmento de vencimiento. Los bonos italianos pueden ofrecer un pequeño aumento del rendimiento, pero con una mayor volatilidad. Los Bunds a 3 años se han vuelto muy poco atractivos, ya que su volatilidad se ha disparado desde finales de septiembre. El rendimiento ajustado al riesgo de los bonos franceses a corto plazo se ha deteriorado en términos interanuales, lo que los hace menos atractivos”, explican.  

Para Späte y Zanghieri, en general, el rendimiento ajustado al riesgo de los bonos a 10 años ha aumentado en términos interanuales. “Un nivel de rendimiento ligeramente inferior se ve más que compensado por una menor volatilidad. Mientras que los OAT franceses a 10 años eran una parte esencial de una cartera de bonos hace un año debido a su excelente relación rendimiento/volatilidad, los Bunds a 10 años son actualmente atractivos para los inversores orientados a la seguridad debido a su baja volatilidad. Los bonos españoles e italianos son adecuados como potenciadores del rendimiento”, indican en su análisis.

Fuerte actividad del mercado

En opinión de Felipe Villarroel, gestor de TwentyFour AM (Boutique de Vontobel), el martes fue uno de los días más activos en los mercados primarios desde hace algún tiempo. “En el sector financiero europeo, hubo emisiones en toda la estructura de capital, incluidas tres operaciones de nivel 1 adicional (AT1) de Standard Chartered, BBVA y Allied Irish Bank, un par de operaciones de nivel 2 de BPCE y Assicurazioni Generali, y algunas operaciones más de bonos preferentes y garantizados. En cuanto a los bonos corporativos, hemos contabilizado cerca de 1.500 millones de euros en tres operaciones de alto rendimiento, incluido un bono híbrido de Lufthansa. En cuanto a investment grade, los inversores recibieron en sus carteras cerca de 7.000 millones de euros en nuevos bonos. En la mayoría de los casos, las suscripciones fueron varias veces superiores y las primas de nueva emisión brillaron por su ausencia”, destaca. 

Ahora bien, el panorama fue similar en Estados Unidos. “La emisión de bonos corporativos totalizó 18.000 millones de dólares el martes, con lo que la cifra de la semana hasta la fecha asciende a 55.000 millones de dólares. Los préstamos apalancados no se quedaron atrás, alcanzando cerca de 33.000 millones de dólares de nuevas emisiones en lo que va de semana. El Tesoro de EE.UU. también participó en el mercado con una subasta de 39.000 millones de dólares que se liquidó con una rentabilidad del 4,68%, después de que las sólidas cifras del ISM de servicios hicieran subir la rentabilidad unos puntos básicos por la mañana”, añade el gestor.

Teniendo en cuenta estas cifras de volúmenes, Villarroel considera que estamos ante un mercado saludable en el que los emisores no se desaniman por el hecho de que los rendimientos sean algo más altos que hace unas semanas, mientras que los inversores no parecen especialmente temerosos de que los estrechos diferenciales o nuevas ventas de tipos afecten demasiado a sus rendimientos totales en el futuro. “Los datos sugieren que los inversores disponen de abundante liquidez para poner a trabajar, dado que los flujos hacia la renta fija no han empezado a repuntar hasta hace relativamente poco, tras varios trimestres de sequía en este sentido”, argumenta.