Cuatro principios para un enfoque multiactivos del gran cambio verde

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El paso a un mundo descarbonizado ofrece uno de los momentos más emocionantes para los inversores que he encontrado en todos los años que llevo gestionando dinero. Sin embargo, la magnitud de la transformación es tal, que es fácil sentirse abrumado por las opciones disponibles para participar en esta megatendencia.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que invertir en la transición energética tiene que ver tanto con el crecimiento como con la preservación del capital a largo plazo. He aquí cuatro ideas para asegurarse de que está captando ambas cosas cuando construya una cartera de activos múltiples en torno a este tema.

1.- Recuerde: la diversificación genera resiliencia

La transición es una miríada de subtemas superpuestos. Por ejemplo, la próxima década requerirá una amplia modernización de la red para apoyar nuestra creciente dependencia de la electricidad.

Para los inversores, esto podría implicar dirigirse a las empresas de servicios públicos, a los mineros que producen el cobre para el cableado, o incluso a las empresas que fabrican los cables o que participan en el diseño y desarrollo de subestaciones.

La disponibilidad de estos subtemas debería ser positiva para cualquier estrategia, ya que ayudan a lograr la diversificación a través de un amplio conjunto de características temáticas y a crear resiliencia en una cartera.

La asignación a grandes temas de transición energética como las soluciones climáticas, los materiales de transición y el agua y los residuos es un buen comienzo. Pero ampliar su alcance para incluir subtemas más específicos de la transición puede proteger una cartera de una concentración excesiva en valores que puedan estar cobrando una prima verde, que podría ser sensible a los movimientos de los tipos de interés.

Explorar nuevas industrias que encajen en una estrategia de transición es importante, pero no siempre es sencillo. Tomemos el posible subtema de las empresas tecnológicas que apoyan las iniciativas de descarbonización. Podría tratarse de compañías que desarrollan sistemas basados en la inteligencia artificial para optimizar el mantenimiento de las infraestructuras de red, los emplazamientos de generación de energía o simular el clima y las condiciones meteorológicas. Sin embargo, la IA es especialmente complicada para la transición: ¿cómo pueden estas empresas seguir siendo sostenibles cuando su demanda de energía es tan alta, y va en aumento?

2.- Mantener la mente abierta en cuanto a productos y lugares

Sea agnóstico respecto a la diversificación geográfica. En su lugar, busque las mejores empresas que ofrezcan rendimiento en torno a un tema. Puede que haya determinadas empresas que se beneficien de la evolución de la transición o de la regulación en un país o región concretos, pero tenga cuidado de sobreponderar sólo un puñado.

Sea flexible también en lo que respecta a las clases de activos: construir una cartera de transición con una mezcla de renta fija, renta variable y crédito alternativo, como la deuda de infraestructuras, añade resistencia y una diversificación natural del rendimiento. La maduración de los mercados de bonos verdes y azules significa que hay opciones cada vez más atractivas en renta fija directamente vinculadas a la transición energética, mientras que las participaciones en renta variable pueden permitir un mayor nivel de compromiso con los emisores.

Sin embargo, el objetivo principal debe ser encontrar los emisores adecuados que apoyen el tema y, a continuación, seleccionar las opciones que mejor se adapten a la estrategia. La transición energética no es un proyecto a corto plazo y muchas de las opciones tienen horizontes de inversión de décadas. Diversos textos legislativos mundiales -incluida la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en Estados Unidos y otros regímenes de desgravación fiscal- apoyan un planteamiento a muy largo plazo, fomentando ahora las inversiones en empresas que tendrán un impacto a lo largo de toda la trayectoria hacia el cero neto.

Para los que buscan rendimientos más inmediatos, ya estamos viendo beneficios en determinados sectores. El mundo está llevando a cabo una construcción masiva de infraestructuras de energías renovables y un apuntalamiento de las redes eléctricas. Más adelante, esperamos que las tecnologías ecológicas incipientes hoy en día -las centradas en el hidrógeno, los materiales catódicos y el almacenamiento de baterías en general, por ejemplo- sigan apoyando esta tendencia.

3.- Sea riguroso al explorar los ETFs

Junto a las opciones de inversión tradicionales, los fondos cotizados (ETFs) pueden ofrecer a los inversores una forma rentable de centrarse en un tema específico, manteniendo al mismo tiempo la liquidez de sus participaciones al poder negociarse intradía. Estos índices de seguimiento siguen una serie de reglas, por lo que los inversores deben sentirse cómodos con la propiedad intelectual que conlleva la creación de un índice y los principios que sigue. Aunque la mayoría de los ETFs tradicionales devuelven la beta de la estrategia subyacente que siguen, las carteras centradas en temas específicos querrán reglas que maximicen el alfa que persiguen.

Hay muchas opciones. Sea minucioso en la selección. Un ETF puede ser muy diferente de otro, incluso contradictorio. Los construidos en torno a un tema de hidrógeno pueden tener participaciones que contrastan significativamente con los construidos para el clima o la energía limpia. Hay muchos más ETFs que se centran en sectores específicos como la energía solar, la energía eólica y otros subsectores. Combinarlos puede ser eficaz, pero la diligencia debida garantiza la exposición correcta. Aun así, en un ETF pasivo es probable que aparezca una cola de nombres que le interesen menos. Los ETFs activos pueden ser preferibles y ofrecen otra opción que da a los inversores más control y permite a los gestores aprovechar su propio análisis sectorial y regional, pero una vez más, la investigación exhaustiva es vital.

4.- No perder nunca de vista los riesgos

Con la transición llegan los riesgos físicos y financieros que plantea el cambio climático. Sea cual sea la estrategia, es importante que las empresas a las que los inversores decidan exponerse gestionen esos riesgos. Las empresas que están haciendo la transición ahora están, en teoría, reduciendo sus costes futuros. Las que no, están acumulando problemas para los años venideros.

Los riesgos normativos también son importantes. Aunque muchas políticas -como la IRA en Estados Unidos y las iniciativas de financiación verde en Europa- están consagradas en la ley, siempre puede haber cambios en la forma de aplicarlas. También podría producirse un cambio en la frecuencia con la que se introducen nuevas iniciativas, aunque dado que la transición energética es cada vez más esencial tanto para el crecimiento económico como para la seguridad energética, esto parece poco probable, especialmente en Europa desde la invasión rusa de Ucrania.

De hecho, la transición se ha convertido en uno de los temas centrales del panorama inversor y, aun reconociendo los riesgos, su fuerte crecimiento estructural a largo plazo resulta especialmente atractivo. El impulso en torno a la descarbonización es sólido; el número de estrategias de inversión disponibles para explorar el tema es enorme. Es hora de aprovecharlas.

Análisis elaborado por Julie-Ann Ashcroft, gestora de carteras y Sustainability de Fielity International.

Invertir en el futuro de la tecnología: la IA y mucho más

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Foto cedidaAnjali Bastianpillai es Senior Client Portfolio Manager en Pictet Asset Management.

Desde su creación en 1956, la inteligencia artificial (IA) ha experimentado varios ciclos de optimismo a los que, con frecuencia, ha seguido rápidamente la decepción. En 2023, el entusiasmo ha alcanzado un nivel máximo con la aparición de la IA generativa.

Aunque gran parte de esta tecnología aún es nueva, cada vez es más evidente que la IA en general podría abrir las puertas tanto del crecimiento económico como del aumento de la eficiencia en una gran variedad de industrias.

Se prevé que la IA genere en torno a 7 billones de dólares de crecimiento económico mundial en diez años gracias a un crecimiento de la productividad de 1,5 puntos porcentuales al año1.

¿Cómo podrían beneficiarse del crecimiento de la IA nuestras estrategias de inversión temática en tecnología?

Es probable que prácticamente todas las empresas en las que invierten nuestras estrategias se beneficien de la expansión de la IA en tres áreas clave:

  • Facilitadores: entre ellos se incluyen los semiconductores que impulsan el software o los vehículos eléctricos y los proveedores de informática en la nube que ofrecen infraestructuras vitales a industrias de rápido crecimiento.
  • Desarrolladores: las empresas utilizan la IA para introducir mejoras de amplio alcance, desde el aumento de la productividad mediante la automatización de procesos manuales hasta la utilización de análisis predictivos para configurar la demanda de sus productos.
  • Usuarios: las empresas tecnológicas están desarrollando productos basados en IA tales como asistentes virtuales, así como software empresarial innovador para sectores como los de la seguridad, la sanidad y las finanzas.

¿Por qué creemos que la inversión temática es el mejor enfoque para la tecnología?

La inversión en tecnología basada en sectores o índices de referencia puede obligar a los inversores a sobreponderar o infraponderar determinadas empresas de un índice. En cambio, nuestro enfoque temático deja de lado las limitaciones de los índices de referencia y, en su lugar, trata de crear un universo de inversión único y sin restricciones basado en megatendencias.

Esto elimina las decisiones de inversión “forzadas” y permite que nuestros equipos de inversión puedan seleccionar libremente los mejores títulos posibles.

En Pictet Asset Management somos pioneros de la inversión temática, con 70.000 millones de USD de activos bajo gestión en 17 estrategias2. 

Acerca de nuestra gama de inversión temática en tecnología

La gama se remonta a 1997 y abarca tres estrategias: Digital, Security y Robotics. Además de ofrecer exposición a la megatendencia de la IA, las tres son temáticas diversificadas con su propio enfoque:

Robotics: Invierte en empresas que están revolucionando las tecnologías de la robótica y la automatización, así como en compañías de software que impulsan la automatización industrial y empresarial.

Para obtener más información sobre nuestro fondo de Robótica, por favor haga clic aquí.

Digital: Invierte en empresas que aprovechan los datos, la tecnología y las plataformas en línea para ofrecer productos y servicios innovadores en la economía digital, y las empresas que los permiten.

Para obtener más información sobre nuestro fondo de Digital, por favor haga clic aquí.

Security: Invierte en los productos y servicios de seguridad necesarios para proteger a particulares, empresas y gobiernos en un panorama de amenazas en rápida evolución.

Para obtener más información sobre nuestro fondo de Seguridad, por favor haga clic aquí.

 

¿Cómo pueden utilizar los inversores nuestras estrategias de inversión temática en tecnología?

Cada estrategia puede utilizarse como un motor de crecimiento dentro de una asignación global de renta variable y tiene un enfoque a largo plazo basado en una gestión activa y experta. En el sector tecnológico en particular, la gestión activa ayuda a mitigar los problemas relacionados con la sincronización del mercado, las valoraciones y el sesgo de capitalización.

 

 

Para obtener más información sobre las oportunidades dentro de nuestro fondo de Robótica, haga clic aquí.

 

Las personas con estudios superiores ahorran de forma más sofisticada

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En el marco del Día Mundial del Ahorro, el Observatorio Caser pone el foco sobre el perfil del ahorrador español y la relación que tiene la satisfacción del ahorro con el nivel de estudios y el tipo de hogar. En este sentido, el estudio “Situación del ahorro y la inversión en España” llevado a cabo por la entidad, revela que el nivel de estudios juega un papel clave en las decisiones financieras de los ciudadanos.

Entre las principales conclusiones destacan que los encuestados con estudios superiores no solo ahorran más, sino que también tienden a optar por herramientas más avanzadas, como fondos de inversión, mientras que aquellos con estudios básicos se inclinan hacia métodos más tradicionales, como el dinero en efectivo.

Los resultados del estudio muestran que, del 69% de la población española que ahorra cada mes, solamente el 15% está satisfecho con las cantidades que consigue ahorrar. Sin embargo, este porcentaje de personas satisfechas con sus ahorros varía de un 11% de los encuestados con estudios básicos, al 21% con estudios superiores.

Además, entre los ahorradores, el 38% de las personas con estudios superiores elige cuentas de ahorro o depósitos como su principal herramienta para gestionar sus finanzas, seguido de un 26% que utiliza cuentas corrientes y un 14% que invierte en fondos de inversión. En contraste, entre quienes tienen estudios básicos, solo un 18% opta por cuentas de ahorro, mientras que el 38% se inclina por cuentas corrientes y el 33% sigue utilizando métodos más tradicionales, como una hucha con dinero en efectivo, una alternativa que solo utiliza el 9% de los encuestados con estudios superiores. Esta diferencia sugiere que, a mayor nivel educativo, mayor es el acceso y confianza en productos financieros más complejos.

En este sentido, los datos muestran cómo la tendencia a adoptar herramientas digitales de ahorro automatizadas, como pueden ser las aplicaciones móviles, servicios de redondeo de compras o robo-advisors, ha aumentado y es utilizada por un 32% de los ahorradores, aunque varía considerablemente según el nivel de estudios, habiendo un 37% de ahorradores con estudios superiores que las han utilizado, en comparación al 16% de españoles con estudios básicos.

La importancia de la cultura del ahorro

El estudio también manifiesta que ahorrar por cultura es el principal motivo entre los españoles, con un 22% que así lo considera, un aspecto que destaca en todos los perfiles de nuestra sociedad, aunque las personas con estudios superiores tienden a ahorrar más por este motivo (24%) que aquellas con estudios básicos (18%). Respecto al tipo de hogar, destaca que los españoles que viven con sus padres presentan una mayor tendencia a ahorrar para la compra de una vivienda (21%) en comparación con los hogares con hijos (7%) o que viven en pareja (14%).

Por su parte, a nivel de obstáculos que encuentran para ahorrar, el mayor problema para las personas que viven con sus padres es la falta de ingresos suficientes, con un 68% de ellas mencionándolo como su principal barrera. Esto contrasta con quienes viven con hijos (53%), con sus parejas (53%), o en hogares unipersonales (57%), que enfrentan este obstáculo en menor medida.

Sin embargo, el nivel de estudios también está relacionado con la falta de ingresos suficientes, ya que un 66% de las personas con estudios básicos indican que es un problema, en contraposición al 50% de personas con estudios superiores. Igualmente, los gastos imprevistos son señalados por un 33% de los españoles como la principal barrera para ahorrar, siendo un obstáculo más importante entre personas con estudios superiores (35%) que entre personas con estudios básicos (26%), así como entre los hogares con hijos (35%), que se posiciona como el único segmento según el tipo de hogar que supera la media.

Entre el 90% de los ahorradores que confía sus ahorros a instituciones financieras, los bancos tradicionales son la opción más popular (78%), independientemente del nivel de estudios y la situación laboral. No obstante, las aseguradoras ganan popularidad, con un 11% de los encuestados que optan por ellas, una cifra que aumenta al 13% tanto entre quienes tienen estudios superiores como los que viven con hijos. Además, las firmas de inversión independientes son las preferidas para el 10% de los encuestados, con una mayor proporción entre los que cuentan con estudios superiores (13%) que los que cuentan con estudios básicos (4%).

Estos resultados ponen de relieve la necesidad de mejorar la educación financiera en España. Quienes tienen un nivel educativo superior muestran una mayor confianza en productos financieros avanzados y tecnologías que facilitan el ahorro, mientras que los menos formados se ven limitados a métodos más tradicionales y carecen de acceso a opciones más rentables.

Sin embargo, destaca que tan solo el 5% de los encuestados considera que su principal obstáculo para ahorrar es la falta de conocimiento sobre opciones de ahorro, una cifra sin cambios destacados según cada perfil, que demuestra el desconocimiento general de la población en todas las soluciones de ahorro que tienen a su disposición.

Eva Valero, directora del Observatorio Caser, ha destacado que “los resultados del estudio reflejan la importancia de insistir en la necesidad de profundizar en nuestros conocimientos financieros, de cara a tomar decisiones más informadas y seguras respecto al futuro económico. Vemos a través de estos datos cómo la situación académica y el entorno familiar influyen directamente en la capacidad de ahorro de los españoles”.

La importancia de invertir el ahorro privado

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El UBS International Pension Gap Index analiza la parte obligatoria de 25 sistemas de jubilación, centrándose en las prestaciones que puede esperar un trabajador y el ahorro adicional necesario para mantener un nivel de vida acostumbrado durante la jubilación. El estudio compara los sistemas de jubilación en función del compromiso personal exigido a una mujer ficticia, con una edad de 50 años, ingresos medios y que vive en una gran ciudad para cerrar su brecha de pensiones, es decir, la diferencia entre los ingresos previstos y los gastos en la jubilación. El estudio utiliza la edad de 50 años porque es un momento de la vida en el que la mayoría de los trabajadores empiezan a pensar, «a veces demasiado tarde», según recoge el informe, en su situación financiera en la jubilación.

En la mayoría de los 25 regímenes que analiza el estudio, la jubilada ficticia -Jane- necesita un ahorro privado, ya que las pensiones básicas o complementarias de los regímenes obligatorios no cubren su estilo de vida habitual. Su tasa de ahorro obligatorio oscila entre el 0% de cuatro ciudades -Ámsterdam, México, Milán y Barcelona- y el 93% de Tokio.

«Nuestros resultados muestran que el ahorro privado es una necesidad para mantener el estilo de vida habitual en la mayoría de los sistemas de jubilación. Además, incluso en los sistemas que no requieren ahorro, la incertidumbre relacionada con los resultados de las prestaciones o la sostenibilidad de los regímenes sugiere que es prudente ahorrar más», recoge el informe, que resalta la importancia de invertir los ahorros acumulados para la jubilación.

Aunque los autores del estudio calculan el esfuerzo de ahorro necesario a partir de los 50 años, resaltan que cuanto antes se empiecen a ahorrar los trabajadores, menos gravoso resultará. Empezar antes reduce las tasas de ahorro exigidas debido al mayor periodo de ahorro y a la mayor contribución de los intereses compuestos. Además, el análisis no tiene en cuenta los planes de jubilación voluntaria incentivados fiscalmente. «Cuando existen, su utilización puede reducir la tasa de ahorro obligatorio de los trabajadores2, aseguran.

La estrategia de inversión

El estudio también desvela que la estrategia de inversión también influye en la tasa de ahorro exigida. «Cuanto mayor sea el rendimiento esperado y, por tanto, el riesgo asociado, menor será la tasa de ahorro exigida, ya que el capital crece a un ritmo más rápido, aunque de forma más volátil», y, además, en igualdad de condiciones, «los trabajadores que estructuralmente acumulan riqueza -es decir, tienen una tasa de ahorro positiva- tienen una mayor capacidad de riesgo que los jubilados que estructuralmente agotan la riqueza -es decir, financian sus gastos con su riqueza-«, concluye.

El informe pone como ejemplo que su jubilada ficticia invierte sus ahorros con una estrategia «equilibrada» en su fase de acumulación de riqueza y con una estrategia de «rendimiento» en la fase de desacumulación. La primera se refiere a una cartera diversificada con aproximadamente un 50% de renta variable, mientras que la segunda tiene una menor proporción de renta variable y, por tanto, menor riesgo y rendimiento esperados.

Invertir los ahorros durante la fase de acumulación de la vida laboral y la fase de desacumulación de la jubilación puede conducir a resultados mejores o peores que mantener los ahorros en efectivo. La probabilidad ex-ante de que las inversiones superen al efectivo depende de múltiples factores, siendo los más importantes la duración de la fase de acumulación y desacumulación, y el riesgo y rendimiento esperados de las distintas estrategias de inversión en comparación con el efectivo.

Si Jane viviera en suiza y mantuviera sus ahorros en efectivo en lugar de invertirlos, «necesitaría ahorrar 10 puntos porcentuales más de sus ingresos para alcanzar sus objetivos financieros». Las estimaciones del informe muestran que, en la situación de la suiza Jane, las inversiones superan al efectivo nueve de cada 10 veces.

Es decir, las inversiones proporcionan mayores beneficios la mayoría de las veces en comparación con lo que produciría un hipotético tipo de efectivo sin riesgo y único durante todo el periodo. En el resto de los casos, se enfrenta a peores resultados financieros, lo que puede conducir a una reducción de su estilo de vida. En resumen, los futuros jubilados deberían considerar seriamente las ventajas de invertir sus ahorros.

La industria de la inversión pone el foco en los jóvenes por el Día Mundial del Ahorro

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Cada 31 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ahorro, que tiene como finalidad concienciar a la población sobre la importancia de tener una cultura del ahorro, en tanto que la acumulación de capital es fundamental para tener seguridad financiera. Según el Banco de España, cuando un ciudadano ahorra, está guardando parte de sus ingresos para necesidades que pueden surgir en el futuro, «y eso permite hacer frente a gastos imprevistos, planificar la compra de bienes que se desean o necesitan en el futuro y, pensando más a largo plazo, disponer de una cantidad de dinero para la jubilación».

La industria pone en el foco de la promoción del ahorro a los jóvenes. Según una encuesta de ING, la propensión a ahorrar varía significativamente según la edad. Los jóvenes de entre 25 y 35 años lideran esta tendencia, con un 85% que ahorra de manera constante. Este segmento acumula, de media, 15.311 euros en ahorros. Sin embargo, los adultos de entre 36 y 55 años son quienes menos lo hacen, con tres de cada diez viviendo al día y sin un ahorro regular.

La encuesta también muestra que más del 76% de la población ahorra de manera regular, mientras que solo uno de cada diez asegura no poder hacerlo nunca y que las mujeres son más ahorradoras que los hombres: el 68% de ellas asegura ahorrar habitualmente, frente al 58% de los hombres. Sin embargo, ellos reportan tener un ahorro acumulado casi tres veces mayor que el de las mujeres.

Fomentar el ahorro entre los jóvenes supone poner unos sólidos cimientos de cara al futuro. De hecho, Jordi Martínez, director de Educación Financiera en IEF, cree que uno de los principales errores que comenten los jóvenes a la hora de ahorrar es «esperar a ahorrar lo que queda a fin de mes, que suele ser poco o incluso nada», por lo que considera necesario «establecer el hábito de ahorrar automáticamente cuando llegan los ingresos, haciendo un traspaso a otra cuenta y de forma sistemática».

Otro hábito esencial que cita Martínez para ahorrar es llevar un control detallado de los ingresos y gastos, «lo que permite identificar en qué se está gastando el dinero y dónde se puede reducir para generar ahorro».

Martínez también pone cifras al ahorro de los jóvenes y recomienda que suponga, al menos, entre el 10% y el 15% de sus ingresos, «pero si no se puede, hay que empezar aunque sea con cantidades menores, ya que es importante establecer el hábito. Poco a poco ya se irá aumentando. La ventaja de los jóvenes es que el tiempo juega a su favor y el interés compuesto les puede ayudar», asegura.

Y, cuanto antes se empiece, mejor, puesto que Martínez es partidario de establecer una paga semanal desde el momento que los niños ya saben hacer pequeños cálculos aritméticos, sobre los 7 años. «Esta paga conlleva también traspasar la responsabilidad de una serie de gastos, por ejemplo los cromos, las chuches, etcétera».

Pero adoptar hábitos de ahorro que garanticen el bienestar económico futuro de los jóvenes, pero hoy ya no basta con ahorrar, hace falta invertir para batir a la inflación para mantener el poder adquisitivo. Según aseguran desde Scalable Capital, antes de dar cualquier paso, hay que preguntarse por qué o para qué se invierte; qué cantidad se quiere alcanzar y para cuándo. Las respuestas ayudarán a decidir qué asignación de capital aportar y cuál es la solución que mejor encaja con nuestras necesidades, realidades y expectativas.

Productos

Entre los productos orientados al ahorro de los más pequeños, en la firma recuerdan la tradicional cuenta de ahorro infantil, tal vez la más conocida en nuestro país, pero que, con una remuneración muy baja y en un contexto de subida de precios como el actual, hace que la hucha vaya perdiendo valor.

Los planes de inversión infantiles son otra herramienta que pone la mirada en el largo plazo, según Scalable Capital: a través del mercado de valores generan rendimientos que pueden compensar la inflación y permiten iniciarse en la educación financiera.

Otra opción muy popular en España son las Letras del Tesoro para menores, que, debido a la escasa probabilidad de que el Estado no devuelva la deuda, presentan un riesgo bajo, «pero también lo es su rendimiento».

En los últimos años ha empezado a popularizarse otro producto de inversión que también resulta interesante para el ahorro de los hijos: se trata de los planes de ahorro en fondos cotizados, o ETFs, por sus siglas en inglés. El concepto es sencillo: se invierte regularmente una cantidad fija, sin necesidad de disponer de un gran capital inicial, y permite reducir el riesgo inherente a los mercados financieros mediante la promediación de costes. Es decir, comprando más acciones cuando los precios son bajos y menos cuando son altos.

«Se trata de un producto muy flexible que se adapta a la capacidad de ahorro de cada persona y que, además, permite reinvertir las ganancias acumuladas, generando así más beneficios en el futuro», aseguran desde la firma.

Adrián Amorín, country manager para España de la plataforma europea de inversión Scalable Capital, propone algunos ejemplos de cómo puede beneficiar al futuro económico de nuestro hijo la decisión de empezar a invertir desde su nacimiento. “Supongamos que se destinan 150 euros al mes durante sus primeros 20 años de vida: el total ahorrado será de 36.000 euros. Si ese dinero lo invertimos, por ejemplo, en un ETF mundial ampliamente diversificado, como puede ser el índice MSCI World -que tiene unos costes que apenas suponen el 0,2% anuales y ha rendido una media del 7% anual en los últimos 20 años- al final del periodo obtendremos un total de 76.700 euros, es decir, habremos tenido un beneficio de 40.700 euros netos de gastos”, explica.

Sin embargo, añade el experto, “si la misma cantidad la invertimos en un fondo con un coste anual en comisiones del 2%, la cantidad que conseguiremos será de 61.912 euros, es decir, casi un 24% menos. Y si decidimos dejar los 36.000 euros en una cuenta corriente sin intereses, teniendo en cuenta el 2% de inflación media de los últimos 20 años en España, nuestro poder adquisitivo se reduciría en más de un 30%”.

Estrés financiero: cuando la falta de ahorros perjudica la salud mental

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La economía española cerrará 2024 con una previsión de crecimiento del 2,7%, según datos oficiales del Gobierno. Es casi el triple del crecimiento esperado para el conjunto de la Unión Europea. Pero las cifras microeconómicas no parecen tan favorables: casi 1 de cada 4 españoles asegura no tener capacidad para ahorrar dinero a final de mes, según un estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), y el 26 % considera que su situación económica personal es mala o muy mala, según datos del barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

«El estrés financiero es el sentimiento de preocupación que experimenta una persona debido a problemas económicos, que pueden ser tanto presentes como futuros», destaca Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en educación financiera. Este sentimiento de preocupación puede surgir ante situaciones de dificultades económicas, ya sean reales o percibidas.

«El estrés financiero en sí no es ninguna variante de estrés», subraya Enric Soler, psicólogo relacional y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. «En todo caso, podemos decir que una situación de preocupación por la situación económica personal que sea grave y persistente en el tiempo en un contexto como el nuestro, en el que el dinero es imprescindible, es un factor de riesgo de peso para sufrir un trastorno de ansiedad», añade.

No es una enfermedad, sino más bien una consecuencia de una mala situación económica personal o familiar que impacta en la salud mental del individuo y le genera síntomas relacionados con la ansiedad o la depresión. «Hay que ser cuidadosos y no considerarlo una enfermedad. Las enfermedades se describen por criterios científicos y estamos muy lejos de eso», matiza el profesor Soler.

Las consecuencias de una mala economía

Lo que sí está claro es que una mala situación económica puede tener un impacto real y directo en la vida de las personas. Y aunque hay un consenso más o menos generalizado sobre que el dinero no da la felicidad, la realidad es que la sociedad está orientada al consumo y eso genera unas exigencias que estresan a las personas en grados distintos. «El contexto en el que nos desarrollamos es exageradamente productivo, todo tiene un precio. Tanto tienes, tanto vales. Hemos depositado todo nuestro valor personal en la economía. Y ahí tenemos el resultado», subraya Soler.

El esquema consumista aguantó más o menos bien hasta aproximadamente la crisis de 2008, momento en el que perjudicó seriamente a la clase media. Pero esta tendencia viene de lejos: según datos del Pew Research Center, la clase media ha menguado 11 puntos en Estados Unidos en los últimos 50 años. Así, pasó de ser un clúster que aglutinaba al 61% de los adultos en 1971 a aglutinar al 50% en 2021. En paralelo, las clases con mayor porcentaje de ingresos crecieron un 7%, hasta situarse en el 21% de la población.

En España, el 55 % de la población pertenece a las clases medias, frente al 61 % de los países de la OCDE. Un porcentaje que, en comparación con otros países de Europa, como Finlandia, República Checa o Eslovenia, supone cerca de 15 puntos menos. España ha perdido alrededor de un 4% de población en este segmento desde los años 80, en línea con una tendencia decreciente mundial de en torno al 1% por década, según datos de la OCDE.

«La clase media va desapareciendo. En la economía sí que hay dinero y se ha creado mucho dinero durante los años en los que hemos tenido tipos de interés muy bajos, pero está mal repartido. Cada año hay nuevos ricos, pero también hay muchos más nuevos pobres», destaca Elisabet Ruiz-Dotras. «Pocos son los que suben a una clase más elevada», añade, «porque tal y como está montado el sistema, se excluye a los más pobres. Si lo más básico está cada vez más caro y los salarios no suben al mismo nivel, lo único que se consigue es expulsar a estas personas. La mayoría no puede alcanzar este ritmo de vida».

El resultado es una tensión que se crea sobre las personas en forma de presión para que alcancen unas expectativas presentadas como normales, pero que requieren un esfuerzo que cada vez es más difícil hacer. «Hemos descuidado por completo la relación con uno mismo y las relaciones con los demás. Preferimos tener que ser. Hemos comprado —nunca mejor dicho— la creencia irracional de que se nos va a querer por lo que tenemos en vez de por lo que somos», advierte Enric Soler.

Volver a lo esencial

Aunque no parece que el panorama vaya a solucionarse a corto plazo, la sociedad sí que puede evitar el estrés financiero haciendo equilibrios entre la obvia necesidad de ganar dinero para subsistir y la participación en un modelo de consumo llevado al extremo. «Hoy en día, todas las personas quieren tener de todo y hacer de todo: restaurantes, viajes, etc. Estamos ante un cambio hacia una sociedad mucho más consumista», recuerda la profesora Ruiz-Dotras, también investigadora del grupo DigiBiz de la UOC.

Aunque esto no necesariamente quiere decir vivir en la austeridad, sí que implica utilizar el dinero con una visión a largo plazo. «Cuando hay planificación financiera, se ve la necesidad de ahorrar. Si no hay una planificación, se genera estrés, porque hay imprevistos, pasan cosas. Pero cuando tenemos una planificación financiera correcta, podemos prever la mayoría de los pagos y eso da una sensación de control que reduce mucho el estrés financiero», asegura.

En este sentido, se hace imprescindible reorganizar los gastos para alinearlos con los ingresos que se tienen e intentar ajustar el estilo de vida a las expectativas reales. «Mientras sigamos instalados en la creencia irracional de que valemos por lo que tenemos, estaremos ante un problema de autoestima que, si no se aborda, acabará en una dependencia de la posesión de lo material. Y si esta dependencia no logra ser satisfecha, derivará en ansiedad por conseguir un objetivo inalcanzable e incluso en una depresión por el desmoronamiento de las expectativas imposibles de lograr. Todo ello por no haber cultivado mínimamente el valor personal», relata Enric Soler.

«Los estudios científicos demuestran que el materialismo tiende a tener una relación negativa con la felicidad. Las personas enfocadas en el materialismo suelen experimentar menor complacencia con la vida, más ansiedad y relaciones menos satisfactorias, aparte de que, evidentemente, muchas veces gastan mucho más de lo que se deberían permitir», añade la profesora Ruiz-Dotras.

La planificación financiera puede ayudar a reducir e incluso evitar el estrés financiero. Será necesario hacer un análisis de los gastos del último año, buscar dónde se puede recortar y, después, intentar guardar ese excedente que hayamos conseguido retirar de los gastos habituales. «El ideal de ahorro sería del 20 % de los ingresos, pero es importante que, sea lo que sea, se intente ahorrar lo que se pueda cada mes y justo cuando se recibe la nómina», matiza la profesora.

La voracidad de los gastos fijos —como el de la vivienda, que destruye la capacidad de ahorro de las familias— y la falta de cultura financiera son riesgos reales. «El ahorro es visto como el excedente de dinero que nos queda después de haberlo pagado todo. Si lo que pretendemos es ahorrar lo que nos sobra, nunca nos va a quedar suficiente dinero», concluye Dotras

Acciones temáticas: Creando un espacio en la cartera para los ganadores seculares

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Foto cedidaSteve Freedman es Jefe de Investigación y Sostenibilidad de Renta Variable Temática de Pictet Asset Management.

No podemos culpar a los lectores de la prensa financiera por pensar que la inversión activa no vale la pena en términos de tiempo y esfuerzo. A menudo se les dice que, dado que los precios de las acciones capturan toda la información disponible de manera precisa, los inversionistas deberían abandonar por completo su búsqueda de alfa, es decir, el rendimiento activo de la inversión.

Es un argumento contundente: la inversión pasiva es una propuesta inherentemente atractiva, especialmente porque los inversionistas acogen con agrado las comisiones bajas y una mayor transparencia. Sin embargo, sería incorrecto afirmar que la inversión activa en acciones ha perdido su propósito.

Una buena proporción de las estrategias activas de inversión en acciones se distinguen con el tiempo. La investigación muestra que cuando los gestores de inversiones se mantienen fieles a sus convicciones más sólidas y evitan mantener acciones simplemente para alterar el error de seguimiento de una cartera, dichos enfoques pueden tener éxito.[1]

Todo esto ayuda a explicar por qué Pictet Asset Management sostiene que asignar capital a la renta variable temática, caracterizada por su enfoque intensivo en investigación e independiente de los índices, presenta una vía hacia rendimientos potencialmente más altos.

El objetivo principal de una estrategia de renta variable temática es invertir en empresas que se benefician de fuerzas estructurales que evolucionan independientemente del ciclo económico. En otras palabras, busca transformar megatendencias de largo plazo, como la urbanización, la globalización y el cambio climático, en oportunidades de inversión.

Implementado de manera correcta, el enfoque temático puede ofrecer a los gestores de inversiones un mayor número de oportunidades para generar alfa en comparación con las estrategias de renta variable convencionales. Esto se debe en parte a que precisa de una comprensión profunda de fenómenos económicos y no económicos complejos que requieren recursos a gran escala no disponibles para todos los gestores de activos.

En Pictet Asset Management, nuestros equipos temáticos han trabajado durante muchos años con consultoras estratégicas, académicos y líderes empresariales para diseñar un marco que rastrea tanto la evolución como los efectos de 21 megatendencias en la economía.  Utilizando este modelo, detallado a continuación, hemos identificado 16 universos de inversión distintos, compuestos por empresas con perspectivas de crecimiento superiores al promedio.

Marco analítico de megatendencias de Pictet

Fuente: Pictet Asset Management, 2024

 

Entre estos se encuentra la robótica. Aquí, los avances en inteligencia artificial permiten que los robots se estén convirtiendo en parte de la vida cotidiana, ya sea en el hogar, en la oficina o en plantas industriales.

Las empresas de atención médica también están viendo mejorar sus perspectivas gracias a poderosas tendencias estructurales. Por un lado, el progreso tecnológico promete mejorar los diagnósticos y acelerar el desarrollo de medicamentos. Por otro lado, se espera que una población cada vez más longeva y el crecimiento de las clases medias en los mercados emergentes impulsen la demanda de servicios de atención médica y diagnóstico en los próximos años.

Según nuestros pronósticos, los rendimientos de cada uno de estos dos universos temáticos podrían superar en un 20% a los del índice MSCI World en los próximos cinco años.[2]

Si bien las acciones temáticas pueden ser una fuente de alfa, el análisis también permite concluir que pueden servir como complemento de una asignación pasiva en renta variable. Según nuestros cálculos, hay casi tantas acciones temáticas como empresas representadas en los índices de renta variable convencionales. Esto significa que resulta igual de fácil diversificar una cartera de renta variable con un enfoque temático que con una tradicional referenciada a un índice de renta variable mundial estándar. Además, la composición de una cartera de renta variable temática tiene poco parecido con los índices de acciones globales más tradicionales.

Esto no significa que el enfoque temático sea adecuado para todos. Aquellos que invierten en horizontes de inversión cortos o que no pueden tolerar desviaciones significativas de los índices de referencia de vez en cuando pueden encontrar que las acciones temáticas no son adecuadas. Sin embargo, para los inversionistas dispuestos a adoptar una visión a más largo plazo, este enfoque ofrece la oportunidad de obtener rendimientos superiores en renta variable.

Muchos inversionistas consideran que la gestión activa de carteras de renta variable es costosa y que tiene pocas posibilidades de añadir valor después de los costos. Sin embargo, aunque las matemáticas simples indican que el inversionista activo promedio debe tener un rendimiento inferior, existen políticas de inversión que pueden añadir valor de manera consistente a lo largo del tiempo.

Creemos que las estrategias de renta variable temática activa de Pictet Asset Management se encuentran entre ellas, por varias razones:

  1. El diseño de las estrategias temáticas incorpora una visión más amplia de alfa, que va más allá de simplemente superar a un índice. La inversión temática adopta una perspectiva holística, comenzando con la selección de un universo de inversión apropiado y superior.
  2. Permitimos a nuestros equipos de inversión una completa libertad para seleccionar sus acciones, eliminando decisiones de inversión «forzadas» o «desinformadas».
  3. Nos centramos en la selección de acciones, que generalmente es más prometedora que las apuestas sectoriales/regionales o de “timing” del mercado.

 

 

 

Tribuna de Steve Freedman, director de research y sostenibilidad para renta variable temática de Pictet Asset Management. 

 

 

 

Para obtener más información sobre las oportunidades dentro de nuestro fondo de Robótica, haga clic aquí.

 

 

[1] Mira, por ejemplo, https://www.aqr.com/Insights/Research/Alternative-Thinking/Active-and-Passive-Investing-The-Long-Run-Evidence

[2] Consulta el Panorama Secular 2024 de Pictet Asset Management para obtener más detalles: https://am.pictet/es/globalwebsite/global-articles/2024/pictet-asset-management/secular-outlook

Las Afores invertirán en infraestructura, piden certeza jurídica

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Afores invertirán en infraestructura
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Las Afores en México están listas y dispuestas para invertir en infraestructura, acorde con los cambios impulsados en su régimen de inversión, anunciados recientemente por el agente regulador del sistema de pensiones en México.

«Hay un tema de coincidencia en lo que busca el sector para invertir y de lo que habla el gobierno en sus planes para los próximos años. El ahorro futuro de los trabajadores tiene un horizonte de largo plazo, por lo que hay inversiones que son consistentes, como los proyectos de infraestructura, los cuales son una buena clase de activo y al mismo tiempo una buena combinación de riesgo y rendimiento», explicó Guillermo Zamarripa, presidente de la Amafore, la institución que agrupa al gremio de las Afores, durante una reunión con medios de comunicación.

El titular de la Amafore saludó los cambios al régimen de inversión anunciados previamente por la Consar, el regulador del mercado y se refirió a los resultados favorables de las Afores a lo largo de este año y recordó que en 27 años de vigencia del sistema de cuentas individuales los periodos anuales de minusvalías son mínimos respecto a los que se registran con plusvalías.

Por ejemplo, todo indica que este año será un periodo favorable para los rendimientos de las administradoras, es decir, se esperan plusvalías. Según datos de la Consar, entre enero y septiembre las Afores acumularon plusvalías por 630.655 millones de pesos (30.763,65 millones de dólares), cifra que ya supera las plusvalías de todo el 2023 cuando se obtuvieron beneficios por 464.680 millones de pesos (22.637,46 millones de dólares).

Zamarripa señaló que también debe existir certeza jurídica en las inversiones para evitar poner en riesgo los ahorros de los trabajadores mexicanos y recordó lo sucedido con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en la pasada administración. Expuso que si bien se pudo recuperar una buena parte de la inversión inicial que hicieron las Afores en el proyecto del NAIM, al final sí hubo un impacto negativo para los inversionistas, es decir, para los trabajadores.

«Hoy el sector necesita certidumbre para poder hacer estas inversiones; estamos en un contexto y hay muchas opiniones respecto a múltiples temas y ése es como que un reclamo que mucha gente hace, la parte de certidumbre jurídica es algo que está en la mesa», dijo el dirigente de las administradoras de fondos de ahorro para el retiro.

Todo listo para el Encuentro Amafore 2024

El evento «Encuentro Amafore 2024», que se llevará a cabo los días 13 y 14 de noviembre, está listo y se espera que sea además de todo un éxito una oportunidad más para exponer los temas que preocupan y ocupan al sector en México.

«Sin duda, esta actualización al régimen de inversión de las Afores abonan al análisis y debate que surgirá en el evento, al contar con la asistencia de expertos del sector», dijo Jorge Sánchez, vicepresidente financiero de la Amafore.

ETFs activos vs fondos mutuos activos: ¿cuál es la gran revolución?

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ETF activos: perspectiva actual
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En los últimos años, el panorama de las inversiones ha visto el auge de los fondos cotizados en bolsa (ETFs), particularmente los ETFs activos, como un vehículo popular para los inversores. Si bien estos vehículos se asociaban inicialmente con la inversión pasiva, ofreciendo a los inversores exposición a índices de mercado con bajos costes, la aparición de los ETFs activos representa una combinación de estrategias de gestión activa dentro de la estructura del ETF.

Los ETFs activos están creciendo rápidamente en términos de activos bajo gestión (AUM), creando competencia con los fondos mutuos activos, que llevan muchos años establecidos en el mundo de las inversiones. Este articulo explora el concepto de los ETFs activos, resalta sus ventajas y desventajas, y las diferencias con los fondos mutuos activos, con el objetivo de proveer una perspectiva integral de su papel en las carteras de inversión.

ETFs activos: definición y crecimiento
Los ETFs activos son una innovación relativamente reciente dentro del mercado de los fondos cotizados en bolsa. A diferencia de los ETFs pasivos, que siguen un índice de referencia como el S&P 500, los ETFs activos permiten que los gestores de cartera seleccionen y gestionen activamente una cesta de valores en tiempo real.

El objetivo es superar un índice de referencia o lograr un objetivo de inversión específico en lugar de simplemente replicar los rendimientos de un índice de mercado. La flexibilidad de los ETFs activos permite a los gestores hacer ajustes basados en las condiciones del mercado o en información específica sobre valores, de manera similar a los fondos mutuos activos.

El crecimiento del mercado de ETFs activos ha sido notable. Según datos de TrackInsight y PwC, los ETFs activos han crecido a una tasa compuesta anual del 51% en la última década, superando significativamente a los ETFs pasivos en términos de entradas de capital.

Ventajas de los ETFs Activos

1. Menores Costes en comparación con los Fondos Mutuos Activos: una de las principales ventajas de los ETFs activos sobre los fondos mutuos activos es su menor relación de costos. Mientras que los fondos mutuos suelen tener comisiones de gestión, tarifas 12b-1 y otros costos operativos, los ETFs activos ofrecen menores costes totales a los inversores. Según la investigación de JPMorgan, esta ventaja de costos es un motor clave de la popularidad de los ETFs activos.

2. Flexibilidad de operación: otra ventaja significativa de los ETFs activos es la flexibilidad que ofrecen en la negociación. A diferencia de los fondos mutuos, que se valoran al final del día de negociación, los ETFs se negocian en una bolsa durante todo el día, como las acciones. Esto permite a los inversores reaccionar a los eventos del mercado en tiempo real, ingresando o saliendo de posiciones en función de los movimientos de precios intradía.

3. Eficiencia fiscal: los ETFs activos suelen ser más eficientes fiscalmente que los fondos mutuos, debido a su estructura única y al proceso de creación y redención en especie. Este proceso permite a los ETFs evitar la necesidad de vender valores para cumplir con las solicitudes de reembolso, lo que a menudo genera impuestos sobre las ganancias de capital en los fondos mutuos.

4. Transparencia: la mayoría de los ETFs activos están obligados a publicar sus tenencias diariamente, lo que proporciona a los inversores una transparencia total en la cartera del fondo. Este nivel de transparencia es superior a la de los fondos mutuos activos tradicionales, que generalmente divulgan sus tenencias de forma trimestral.

Desventajas de los ETFs Activos
1. Posibilidad de bajo rendimiento: a pesar de la flexibilidad y el potencial de la gestión activa para superar al mercado, los ETFs activos, al igual que cualquier producto gestionado activamente, conllevan el riesgo de bajo rendimiento. Los gestores de fondos pueden no generar alfa, particularmente en mercados volátiles o altamente eficientes.

2. Costos más altos que los ETFs pasivos: si bien los ETFs activos suelen ser más rentables que los fondos mutuos activos, tienden a tener costes más altos que los ETFs pasivos. Esto se debe a que la gestión activa requiere más investigación, operaciones y supervisión.

3. Historia limitada y opciones reducidas: en comparación con los fondos mutuos y los ETFs pasivos, el mercado de ETFs activos aún es relativamente joven. Aunque hoy en día existen cientos de ETFs activos, representan una pequeña fracción del universo más amplio de ETFs, y su historial de rentabilidad es sensiblemente más corto que el de los fondos mutuos.

4. Due dilligence: seleccionar un ETF pasivo requiere un cierto nivel de análisis para comprender qué técnica de replicación se utiliza para rastrear la exposición a su respectivo índice; sin embargo, el objetivo es relativamente simple: una buena técnica de replicación busca minimizar el error de seguimiento y reproducir el comportamiento del índice.

Para los ETFs activos, el objetivo es diferente: al igual que los fondos mutuos activos, su meta es generalmente superar al índice de referencia, lo que implica un cierto grado de TE y participación activa, lo que requiere que el inversor alcance un alto nivel de comprensión de lo que hace el algoritmo detrás de él, cuáles son sus fortalezas y, lo más importante, sus debilidades.

En el siguiente gráfico, se muestra el TE para una muestra de 195 ETFs activos domiciliados en EE. UU., organizados por estrategia (capitalización, factores, temática y sector), con una clara diferenciación en términos de participación activa y TE: la mayoría de los ETFs activos con referencia a la capitalización de mercado estaban en el extremo inferior del TE (algunos menos del 2%).

La mayoría de los ETFs con referencia a factores tenían un TE en el rango del 2% al 8%. Los ETFs activos con referencia a temáticas mostraron los TE más altos. El nivel general alto de TE de estos ETFs activos sugiere que proporcionaron riesgo activo fuera de su estilo de inversión clave.

Una consideración adicional a tener en cuenta es la distribución de ambos tipos de producto (fondos y ETFs activos). A diferencia de los fondos mutuos, los ETFs activos no requieren un acuerdo de distribución, lo que reduce el tiempo y el costo desde el descubrimiento hasta la implementación en las carteras, y generalmente no proporcionan retrocesiones a los asesores que los utilizan. Esto puede tener implicaciones indirectas en su uso dependiendo del tipo de licencia que el distribuidor elija.

Para los asesores en los EE. UU. con una licencia de RIA (Asesor de Inversiones Registrado), suponiendo que no haya ventajas en los rendimientos ajustados por riesgo entre ETFs activos comparables y fondos mutuos, los ETFs activos pueden ser preferidos sobre los fondos mutuos si efectivamente presentan menores comisiones de gestión. Esto se debe al hecho de que la compensación por gestionar las carteras de los clientes bajo una licencia de RIA se basa típicamente en un porcentaje de los activos bajo gestión (AUM, por sus siglas en inglés), y no se pueden cobrar tarifas adicionales o comisiones, incluidas las retrocesiones. En contraste, bajo un modelo de corretaje en los EE.UU., el formato de fondos mutuos puede ser preferido, ya que esta licencia permite comisiones basadas en operaciones y retrocesiones.

Una consideración final para los clientes no residentes (NRC) en los EE.UU. es el hecho de que, a diferencia de los ETFs pasivos, que pueden tener doble registro y cotización en diferentes bolsas (por ejemplo, el Nasdaq y el SIC), los ETFs activos no tienen actualmente permitido un registro dual, lo que elimina una importante ventaja fiscal frente a los vehículos pasivos.

Smart beta vs. gestión activa: diferencias clave

Mientras que los ETFs activos representan la intersección entre la gestión activa tradicional y los beneficios de los ETFs, las estrategias de smart beta ofrecen un enfoque híbrido que es distinto tanto del seguimiento pasivo de índices como de la gestión activa completa. Los ETFs de Smart Beta buscan capturar los beneficios de la inversión basada en factores, apuntando a factores de inversión específicos como el valor, momentum, el tamaño o la calidad.

Estas estrategias tienen como objetivo mejorar los rendimientos o reducir el riesgo ajustando los pesos de la cartera en función de ciertas reglas o criterios, en lugar de basarse en la ponderación por capitalización de mercado típica de los ETFs pasivos.

Enfoque basado en reglas vs. discreción del gestor

Una de las principales distinciones entre smart beta y la gestión activa es el grado de discreción humana involucrada. Las estrategias de Smart Beta son típicamente basadas en reglas y siguen una metodología predeterminada que selecciona y pondera valores en función de factores como la volatilidad o el rendimiento de dividendos. Si bien estas estrategias ofrecen el potencial de mayores rendimientos que los índices pasivos tradicionales, no se gestionan activamente de la misma manera que los ETFs activos, donde los gestores toman decisiones discrecionales sobre qué valores comprar o vender según las condiciones del mercado.

Estructura de costes

Los ETFs de smart beta tienden a ser más eficientes que los ETFs completamente activos, ya que no requieren el mismo nivel de investigación activa, operaciones y rotación de la cartera. Sin embargo, a menudo son más caros que los ETFs puramente pasivos, ya que implican una construcción de cartera más sofisticada y un análisis de factores. En contraste, los ETFs activos suelen tener tarifas más altas debido a la necesidad de una gestión y supervisión continuas.

Transparencia

Los ETFs de smart beta son altamente transparentes, ya que siguen un conjunto consistente de reglas para la construcción de la cartera, lo que hace que sus posiciones y estrategia sean predecibles. Los inversores pueden comprender fácilmente los factores que impulsan el rendimiento. Por otro lado, los ETFs activos son menos predecibles, ya que el gestor de la cartera tiene la discreción de cambiar las posiciones con frecuencia, dependiendo de las condiciones del mercado.

Potencial de superación del benchmark

Tanto los ETFs de smart beta como los ETFs activos tienen como objetivo superar un índice de referencia, pero el enfoque es diferente. Las estrategias de smart beta se basan en sesgos hacia ciertos factores para lograr una mayor rentabilidad, mientras que los ETFs activos dependen de la habilidad y el juicio del gestor.

El potencial de superación del benchmark en los ETFs activos es mayor si el gestor puede identificar consistentemente activos mal valorados o anticipar tendencias del mercado. Sin embargo, las estrategias de Smart Beta ofrecen un enfoque más sistemático y disciplinado para capturar rendimientos excedentes.

Conclusión

Los ETFs activos y las estrategias de Smart Beta ofrecen alternativas innovadoras tanto a los ETFs pasivos como a los fondos mutuos activos tradicionales. Los ETFs activos proporcionan los beneficios de la gestión activa, la liquidez y la eficiencia fiscal, lo que los convierte en una opción atractiva para los inversores que buscan flexibilidad y potencial de superación. Sin embargo, también implican mayores costos y el riesgo de bajo rendimiento. Por otro lado, el Smart Beta representa un punto intermedio entre la inversión activa y pasiva, ofreciendo un enfoque basado en reglas que apunta a factores de inversión específicos, manteniéndose más rentable que la gestión completamente activa.

Al decidir entre ETFs activos, Smart Beta y fondos mutuos activos, los inversores deben considerar cuidadosamente sus objetivos de inversión, tolerancia al riesgo y preferencias en cuanto a costos, transparencia y flexibilidad. Cada vehículo tiene sus ventajas y limitaciones únicas, pero el auge de los ETFs activos y las estrategias de Smart Beta refleja la creciente demanda de soluciones de inversión personalizadas y rentables en el dinámico entorno de mercado actual.

Este es el impacto fiscal de los ETFs, según Vanguard

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Impacto fiscal de los ETFs según Vanguard
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El tratamiento fiscal de los ETFs también es importante a la hora de invertir en este tipo de instrumentos, el desconocimiento puede llevar a cometer errores en las inversiones o bien en la información financiera que se debe proporcionar a la autoridad fiscal de cada país.

Vanguard elaboró un análisis en el explica cuál es el impacto fiscal de las inversiones en ETFs, con el fin de mantener informados a los inversionistas.

La gestora de fondos explica que siempre los administradores de cartera venden valores dentro de fondos mutuos y fondos cotizados en bolsa (ETF) por muchas razones, desde cubrir reembolsos hasta reequilibrar o reposicionar sus tenencias. Esas ventas pueden tener implicaciones fiscales. Si la venta genera ganancias netas de capital, el fondo o ETF normalmente distribuirá estas ganancias a los accionistas al final del año calendario.

Para explicar mejor el impacto de las inversiones en los ETFs, Vanguard detalla en el análisis un poco más el tratamiento fiscal de este tipo de inversiones.

Factores que contribuyen a la eficiencia fiscal

Muchos fondos mutuos y ETF siguen índices ponderados por capitalización de mercado. Es una estrategia de inversión que tiende a conducir a compras y ventas mínimas, particularmente para fondos indexados de acciones y ETF. Eso, combinado con la base de inversores a más largo plazo, ayuda a reducir la rotación de la cartera y, como tal, los fondos indexados suelen distribuir menos ganancias de capital.

De igual forma, para los fondos mutuos y ETF que emplean estrategias de inversión activa, una menor rotación de cartera generalmente conduce a menos ganancias de capital.

El análisis de Vanguard explica que los ETF tienen ventajas fiscales adicionales. Debido a que los ETF se negocian en bolsas de forma muy similar a como lo hacen las acciones individuales, la mayor parte de la negociación de los ETF se realiza entre inversores en el mercado secundario, sin ningún impacto en los valores subyacentes de los ETF.

Una proporción mucho menor de las transacciones de ETF se produce en el mercado primario, donde las acciones de ETF se intercambian mediante transacciones con instituciones financieras conocidas como participantes autorizados, generalmente por una canasta de valores en lugar de efectivo. Estas transacciones “en especie” no se consideran hechos imponibles y, por lo tanto, también contribuyen a la eficiencia fiscal de los ETF.

Impuestos eficientes, pero no exentos

Sin embargo, incluso los fondos mutuos y ETF más eficientes desde el punto de vista fiscal pueden ocasionalmente distribuir ganancias de capital a medida que sus tenencias se aprecian en el largo plazo. Las acciones globales han disfrutado en general de ganancias significativas, con sólo breves interrupciones, durante más de una década. Como resultado, muchos fondos mutuos y ETF mantienen valores con ganancias de capital no realizadas previamente que pueden realizarse mediante el curso normal de las operaciones de cartera, como cuando un reequilibrio de índice requiere la venta de valores apreciados.

Así, la forma en que se gravan las distribuciones de ganancias de capital está determinada por cuánto tiempo el fondo mutuo o ETF ha mantenido los valores.

Las distribuciones por fondos y ETF se consideran ganancias de capital a corto plazo si el fondo o ETF mantuvo los valores durante menos de un año. Estas ganancias se gravan al mismo tipo que los ingresos ordinarios de un inversor, que podrían llegar hasta el 37%.

Mientras tanto, las distribuciones de valores que se han mantenido durante más de un año se gravan más favorablemente como ganancias de capital a largo plazo. Estas ganancias se gravarán al 0%, 15% o 20% en 2024, según el nivel de ingresos imponibles del inversor.

Cuando un fondo mutuo o ETF mantenido en una cuenta sujeta a impuestos distribuye ganancias de capital a los accionistas, los impuestos sobre esas ganancias se deben pagar para ese año fiscal y no en un momento futuro cuando un inversionista vende las acciones.

Las distribuciones de ganancias de capital generalmente no tienen ningún impacto en el rendimiento de un fondo o ETF. Una vez que se distribuyen las ganancias de capital, el precio del fondo o ETF generalmente se reduce en el monto de la distribución.

Vanguard también señala que existen algunas formas de ayudar a mitigar el impacto de las ganancias de capital, en este sentido las distribuciones pueden brindar una oportunidad para reequilibrar eficientemente la asignación de la cartera, satisfacer necesidades futuras de flujo de efectivo, completar sus ahorros o cumplir con las donaciones.

También destaca que si los inversionistas reinvierten sus distribuciones, pueden esperar ver un efecto compuesto en esa inversión a largo plazo.

Más allá de las cuentas sujetas a impuestos, las ganancias de inversiones (incluidas las distribuciones de ganancias de capital) pueden beneficiarse de un tratamiento con impuestos diferidos o libres de impuestos cuando se mantienen en IRA, planes 401(k) y Roth IRA, siempre que se cumplan ciertas condiciones.